Paolo Curtaz
EL GRAN ABRAZO Via Crucis
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Epílogo Silencio. Todo calla, todo ha terminado, ¡volved a casa! Ha sido una hermosa historia, lo hemos seguido, nosotros esperábamos que él sería el liberador de Israel (Lc 24,21). Pero ya nada cambiará: el fuerte vencerá siempre, el mísero pobre será siempre arrojado fuera, los hombres religiosos pensarán siempre manipular a Dios, oprimiendo al justo. Vámonos: nos quedaremos con un Dios severo y lejano, juez imparcial pero frío. Jesús ha muerto, la piedra ha sido sellada. Pero la noche, esta noche, está llena de inquietud, y el silencio es estremecedor. Pasado mañana volveremos con los aromas, para embalsamarlo. Ya no tenemos lágrimas para lamentarnos por su desaparición, no tenemos asombro para decirnos cuánto nos ha amado. Y, sin embargo, esta noche llena de inquietud está rebosante de vida. 33