Rinaldo Fabris
Los am贸 hasta el extremo Lectio divina sobre el Evangelio de Juan
Introducción «Tú solo tienes palabras de vida eterna» El diálogo entre Jesús y Simón Pedro, como conclusión del debate sobre el pan de la vida en la sinagoga de Cafarnaún, traza las coordenadas para un encuentro fructífero con la Palabra de Dios, que se ha hecho visible en Jesucristo. Frente al abandono de muchos de sus discípulos, desconcertados por el discurso sobre el pan de la vida, que es su carne que se ha de comer, Jesús pregunta a los doce si también ellos quieren irse. Simón Pedro responde: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,67-68). La palabra de Jesús, para los discípulos que se van, es demasiado dura de escuchar. Para los doce, que optan por quedarse con Él, su palabra ofrece la vida plena y definitiva. Jesús mismo dice cuál es la razón de este diverso desenlace en el encuentro con la palabra. Sólo quien se deja atraer por el Padre, a través de la enseñanza interior del Espíritu, entra en sintonía con Jesús, el Hijo, el único que puede ponerse en contacto con Dios, a quien nadie ha visto ni oído. La condición para encontrar la Palabra que da la vida, consiste en dejarse atraer por el Padre 5
por medio de Jesús, el único que viene de Dios y que lo ha visto. Para preparar esta experiencia de encuentro se proponen siete textos del evangelio de Juan, en los que se entrevé de modo paradigmático la distancia que media entre la búsqueda inicial y la plena comunión de fe. En la página del «prólogo» se contempla el drama de la Palabra que viene de Dios y entra en la historia humana para derramar, sobre cuantos la acogen, la abundancia de la vida. El diálogo entre Jesús y la mujer de Samaría junto al pozo de Sicar, pone de manifiesto el deseo que fomenta toda búsqueda humana: la sed de amor, que es deseo de vida. Con otra imagen –la del pan para comer– se reconstruye el dinamismo de la vida, desafiada continuamente por la precariedad y amenazada por la muerte. Con la imagen de la luz se percibe la pregunta de la vida bajo otra perspectiva, la de quien encuentra la dirección y el sentido de su existencia como un don que le revela su auténtica identidad. Agua, pan y luz son metáforas del deseo de vida enfrentado por la limitación y la muerte. Jesús tiene una experiencia anticipada de su muerte a través del rostro angustiado de Marta y las lágrimas de María por la muerte de su hermano. En la muerte de su amigo Lázaro Él entrevé la amenaza de la muerte, pero también la posibilidad de traspasarla dando la vida por sus amigos. En la cena final, antes de su muerte, con el gesto de lavar los pies, Jesús acoge a los discípulos como invitados 6
a la mesa del amor. Sólo tras su paso de este mundo al Padre podrán encontrarlo y reconocerlo como el Señor que da el Espíritu para una nueva vida. La lectio sobre el Evangelio de Juan se ve facilitada por el hecho de que el texto es fruto de un proceso de relectura y escucha, de interiorización y contemplación de la Palabra. Las páginas propuestas para la lectio son una invitación a acercarse al cuarto evangelio en su integridad, para encontrar la Palabra que da la vida. Údine, 13 de enero de 2008 Rinaldo Fabris
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