Prefacio Los mejores compañeros de viaje en la vida son los libros: hablan cuando se necesita, callan cuando se quiere silencio. Hacen compañía sin pecar de entrometidos. Dan muchísimo sin pedir nada.
Diría que esta definición de Tiziano Terzani es de lo más pertinente para este nuevo texto del padre Amedeo Cencini, que retoma y desarrolla algunas propuestas de reflexión para él muy queridas y, al mismo tiempo, propone una nueva serie de input que seguramente han sido provocación e incentivo para una reflexión vocacional en el II Congreso vocacional de América Latina y el Caribe, que tuvo lugar del 1 al 5 de febrero de 2011, en Cartago, Costa Rica. Quien, como yo, está acostumbrado, por una larga frecuentación de estudios y de amistad, a conocer al padre Amedeo, reencuentra aquí un fil rouge interesante y nunca dado por supuesto de la docta obra de mediación para la pastoral vocacional, que él ha sabido realizar en tantos años de encuentros, congresos y textos publicados, abriendo nuevos horizontes tanto para la teología como para la espiritualidad y la pedagogía vocacional. 5
Sin embargo, puede ser útil introducir la belleza de estas consideraciones a la luz de un evento importante para la Iglesia italiana, como ha sido la publicación de las Orientaciones Pastorales para el próximo decenio: Educar a la vida buena del Evangelio. Uno de los códigos de lectura y de actualización de estas reflexiones de A. Cencini es, sin duda, el lugar de la «vocación cristiana» en el ámbito de todo servicio y compromiso educativo, eclesial y pastoral. Creo que las Orientaciones Pastorales que los obispos han entregado recientemente a la Iglesia italiana, pueden constituir una excelente rampa de lanzamiento, una especie de mítico resistente Cabo Cañaveral desde el cual poner en órbita la navecilla espacial vocacional, con sus programaciones, sus expectativas, sus ideales, unidas a la concreción de tantas experiencias significativas y creativas, presentes en varias comunidades cristianas. La acogida del don del Espíritu lleva a abrazar toda la vida como vocación. En nuestro tiempo, es fácil para el hombre considerarse como el único artífice del propio destino y, por tanto, concebirse «sin vocación». (…) Nuestra acción educativa debe «replantear a todos con convicción esta «alta medida» de la vida cristiana ordinaria: toda la vida de la comunidad eclesial y de las familias cristianas debe encaminarse en esta dirección1. Conferencia Episcopal Italiana, Educare alla vita buona del Vangelo, Roma 2010, n. 23. 1.
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Cuanto está aquí trazado como resistencia –el hombre sin vocación de nuestro tiempo– y como perspectiva –el replantear a todos con convicción la alta medida de la vida cristiana ordinaria–, es el horizonte del desafío que se espera y se convierte en punto de referencia para todo anuncio y propuesta vocacional. Recordando el documento Nuevas vocaciones para una nueva Europa2 debemos seguir repitiéndonos, como el padre Cencini afirma con fuerza e intuición en este texto, que el objetivo último del anuncio del Evangelio de la Vocación, es el crecimiento de una nueva cultura vocacional, que es la única que puede convertirse en terreno fecundo, en el que el Sembrador va a sembrar, sin encontrar ni un terreno árido, ni un camino pedregoso, ni plantas espinosas que sofocan en un abrazo de muerte la semilla, sino más bien un terreno bueno, donde cada vocación puede ser acogida, valorada y amada. Precisamente en este ámbito conviene incluir algunos pasos interesantes de las actuales Orientaciones pastorales. • Volvamos a la escuela Clemente de Alejandría en el siglo II, usa estas espléndidas palabras de exhortación para los cristianos de su tiempo: «¡Oh alumnos de la divina pedagogía! 2. Pontificia Opera per le Vocazioni Ecclesiastiche, Nuove vocazioni per una nuova Europa (In verbo tuo), Roma 1997.
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El hombre es ciudadano de los cielos, mientras es educado en la tierra; y recibe allá arriba por el Padre, a aquel que en la tierra aprende a conocer» (n. 1). • Es tiempo de discernimiento. El «mundo que cambia» es mucho más que un escenario en el que la comunidad cristiana se mueve: con sus urgencias y sus oportunidades provoca la fe y la responsabilidad de los creyentes. Es el Señor que, pidiéndonos que valoremos el tiempo, nos pide que interpretemos lo que sucede en profundidad en el mundo de hoy, que acojamos las preguntas y los deseos del hombre (n. 7). • No estamos destinados al nihilismo y al fatalismo. En el interesante ensayo El huésped inquietante, el filósofo Umberto Galimberti plantea un problema crucial para la cultura en que vivimos y, de modo particular, para el resplandor que este tiene en la aproximación a la comprensión de la realidad juvenil3. La ética del peregrino es el único camino que puede ser proyectado como propuesta positiva, capaz de volver a dar un código de lectura ético y positivo del mundo y de la vida, donde «espera y esperanza» son mensajes que todavía tienen un significado existencial y proyectivo. U. Galimberti, L’ospite inquietante. Il nihilismo e i giovani, Feltrinelli, Milán 2007. 3.
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A menudo, la fuerza creadora de la experiencia se enfrenta con la impotencia de la fragilidad humana; la voluntad de poder choca violentamente contra la resignación y la indecisión del hombre contemporáneo; el hombre total, capaz de imponerse a todo y a todos, se aniquila en el hombre sin calidad, que nos describe el novelista contemporáneo Robert Musil4. ¡Que sombría es la noche de la vida, no rasgada por el resplandor de una lámpara! Es necesario llevar consigo una reserva de aceite para que nuestras lámparas resplandezcan. Es necesario tener dentro de sí mucho amor, para calentar nuestras noches frías.
Y esta es la respuesta que François Mauriac da al hombre frío y aterido de Bernard Thomas, que se vuelve una metáfora más eficaz que el nihilismo. Lo que el padre Cencini propone en su texto, está en estrecha sintonía con la perspectiva del desafío educativo. Educar, en el sentido etimológico del verbo, es una acción mayéutica, generadora de vida: es un sacar (e-ducere), un llevar a la luz la verdad profunda que cada uno tiene en el corazón, incluso lo que no sabe ni conoce de sí mismo –debilidades y aspiraciones– para favorecer la libertad de la respuesta vocacional. Dos palabras-clave pueden resumir de manera incisiva el sentido de la reflexión aquí propuesta: la sabiduría y la parresía de la profecía. 4.
R. Musil, L’uomo senza qualità, Einaudi, Turín 2005.
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• La sabiduría, como capacidad de mirarnos en torno pero, sobre todo, de saber filtrar dentro de nosotros los acontecimientos que pueden ayudarnos a ir al ritmo con los tiempos y con las personas a las que debemos ayudar; en nuestro caso, a los jóvenes tan frenados frente a las oportunidades del decidir y del decidirse. • La profecía, para poder anticipar, con propuestas significativas e incisivas a la vez, la que puede ser una educación global y en nuestro caso espiritual y vocacional, que no «persiga» siempre los acontecimientos, sino que consiga ir a su paso.
El filósofo y escritor estadounidense Henry David Thoreau (1817-1862), en su escrito autobiográfico Walden, o bien La vida en los bosques, utiliza una expresión de lo más significativa para acercarnos, con corazón abierto y libre, a la fuerza persuasiva y provocativa de esta propuesta: «Las cosas no cambian; somos nosotros los que cambiamos». Es más, nosotros sabemos bien que no tenemos ningún poder sobre los demás, ni podemos pretender que sean ellos los que cambien; tenemos solo un poco de poder sobre nosotros mismos y sobre nuestro camino individual de crecimiento. El deseo para cada lectora y lector de este texto es que cada uno se sienta profundamente involucrado y proyectado hacia el propio… cambio personal, para un anuncio transparente del Evangelio de la Vocación. 10
Ser铆a la revoluci贸n vocacional. Una revoluci贸n de la que habla el padre Amedeo en este texto. Y de la que en la Iglesia sentimos verdaderamente una gran necesidad. Nico Dal Molin Director del Centro Nacional de Vocaciones
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Índice Prefacio.................................................................. 5 Introducción........................................................... 13 CULTURA............................................................. Mentalidad............................................................. Sensibilidad............................................................ Praxis.....................................................................
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CULTURA CRISTIANA....................................... Nueva Evangelización............................................ Proyecto cultural de la Iglesia Italiana................. Cultura vocacional.................................................
27 27 30 33
MENTALIDAD VOCACIONAL (Teología vocacional)............................................ El eternamente lla-amante: El pequeño misterio en el gran Misterio............ Contenido (y objetivo) de la llamada..................... Entre creación y redención..................................... El primado de Dios y la obediencia del llamado... Vocación, punto de encuentro entre Dios y el hombre ....................................................... Pistas de reflexión y preguntas..........................
35 35 39 40 43 45 48
SENSIBILIDAD VOCACIONAL (Espiritualidad vocacional)................................... 51 115
Principio general: de la Teo-logía a la Teo-fanía y a la Teo-patía ............................... Espiritualidad como relación (Teo-logía).............. Conversión de la sensibilidad (Teo-fanía)............. De la gratitud a la gratuidad, de la libertad a la responsabilidad (Teo-patía)............................. Al principio, la contemplación............................... De la gramática a la dramática . .......................... La confianza de la obediencia (o lo imposible humano y el posible divino)......... Pistas de reflexión y preguntas............................... PRAXIS (Pedagogía de las vocaciones).............................. Emergencia vocacional.......................................... Clandestinidad vocacional..................................... Urgencia vocacional............................................... Desafío vocacional................................................. Crisis vocacional.................................................... Riesgo vocacional.................................................. Mandato............................................................. Propuesta........................................................... Llamamiento...................................................... Alianza educativa................................................... Pedagogía vocacional............................................. Sembrar............................................................. Acompañar........................................................ Educar............................................................... Formar............................................................... Discernir............................................................ 116
52 53 56 59 60 62 66 68 71 75 79 81 83 84 87 88 89 91 93 95 97 99 100 102 103
Pastoral vocacional................................................ Mediación eclesial................................................. Mediación pedagógica........................................... Mediación psicológica........................................... Cultura vocacional................................................. Hacia una revolución (vocacional)........................ Pistas de reflexión y preguntas............................... Lo que cuenta no son los números.........................
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