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JUDÁ/YEHUD/JUDEA

1. Nombre bíblico de amplio espectro. Es el nombre propio de uno de los hijos de Jacob (Judá, hijo de Lía). Judá da nombre a un grupo étnico: la «tribu de Judá» o también «la casa de Judá». Con el tiempo, pasará a ser el nombre del reino hebreo del sur, «reino de Judá» (del 938 al 596), por contraposición al reino hebreo del norte o reino de Israel (del 938 al 722 a.C.). Después del destierro Judá, con el nombre arameo de Yehud, es el territorio al que regresan los deportados de Babilonia. Por último, Judá (con el nombre de Judea) es una de las provincias romanas, que conocemos por los evangelios (Galilea-Samaría-Judea).

2. Judá es hijo de Jacob y de su esposa Lía. Cuando Jacob bendice a sus hijos, antes de su muerte, anuncia la prevalencia de Judá sobre el resto de sus hermanos: «Judá […] los hijos de tu padre se inclinarán ante ti […], no se apartará de Judá el cetro […] hasta que venga aquel a quien pertenece, y a quien los pueblos obedecerán» (Gén 49,8-10).

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3. En la época premonárquica se identifican dos grupos fuertes entre las tribus hebreas. La «casa de Judá» se ubica al sur, mientras que la

«casa de José», se localizada en el centro y norte (Jos 18,5).

4. Tras la muerte de Saúl, el primer y débil rey hebreo, «ungieron a David como rey sobre la casa de Judá» (2Sam 2,4.7). David consigue unificar las dos casas, la de Judá y la de José; conquista Jerusalén y la convierte en la nueva capital de su reino. A la muerte de Salomón, el reino unificado se divide en dos: reino de Israel, en el norte, cuyo primer rey será Jeroboán; y reino de Judá, en el sur, cuyo primer rey será Roboán.

5. Dios no prefiere a ninguno de los dos reinos en detrimento del otro. En algún momento, cuando el reino del norte (Israel) está a punto de desaparecer, se puede pensar que Dios elige a la «tribu de Judá» y rechaza la «tienda de José» (Sal 78,67-68). Sin embargo, en los profetas, la salvación reúne a los dos reinos. El profeta Jeremías, cuando anuncia la nueva alianza para todo el pueblo sin exclusión, lo hace citando las dos casas: «Vienen días en que yo sellaré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva» (Jer 31,31; Heb 8,8). El profeta Zacarías anuncia la salvación refiriéndose a las dos casas: «Fortaleceré a Judá, y salvaré a los descendientes de José» (Zac 10,6).

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