Instituto Santa Familia
T Nuestro Fundador, consagrado a María desde niño por toda la vida, ha tenido una devoción filial a la Madre de Dios. Su gran afecto a la Virgen está expresado en la coronita dedicada a la Reina de los Apóstoles.
A
sí se dirigía a ella: Oh nuestra tierna Madre María, puerta del cielo, fuente de paz y de alegría, confianza de los moribundos y esperanza también de los desesperados (...) también yo en el fango de mis culpas me atrevo a unir la voz de un culpable indigno, pero arrepentido, para alabarte y bendecirte. „Oh María, conviérteme de una vez. Dame una vida penitente, para que pueda tener una muerte santa y pueda un día confundir mi voz con la de los santos y alabarte para siempre en el paraíso”. El P. Alberione quería que también sus hijos e hijas espirituales tuviesen una gran devoción a María. Por ello les invitaba a conocer, amar 10 Alégrate
imitar, rezar y hacer todo lo posible para que la Virgen fuese amada y conocida por todos. Sabía muy bien que la devoción a María es uno de los medios más eficaces para llegar a la santidad de vida, tanto personal como en familia, Decía que la Virgen es la madre celestial que forma un nuevo ejército de nuevos apóstoles y santos. Por esto le pedía: „Oh María, aumenta el número de los apóstoles, misioneros, sacerdotes y consagrados. Resplandezca en ellos la santidad de vida, el testimonio de las virtudes, un profundo espíritu de oración, humildad sincera, fe firme, amor generoso. Que todos seamos santos, sal de la tierra y luz del