Catequesis Paulina
El milagro del perdón
Dice Jesús: “Os digo que, si no superáis a los maestros de la Ley y a los fariseos en hacer lo que es justo delante de Dios, no entraréis en el Reino de los cielos” (Mt 5,20).
A
nte la perspectiva que Jesús nos ofrece, no es baladí tomar en serio el tema más importante de nuestro ser cristianos: el amor. Y en el amor es básico el perdón. Es quizá la enseñanza importante que nos ha dejado la Cuaresma recién celebrada pero que se prolonga a lo largo de toda nuestra vida si queremos vivir en la vida nueva del Resucitado. Cristo nos ha dado el máximo ejemplo del valor del perdón. La primera palabra que pronuncia en la cruz es esta: “Padre, perdónalos; porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34). Este es el culmen del perdón 4 Alégrate
y del amor; no solo perdonar a los que le infringen muerte tan atroz, sino buscar la forma de excusarlos ante su divino Padre: “no saben lo que hacen”; pues la sabiduría divina que supera a la humana, fue desconocida para “los príncipes de este mundo, porque si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de gloria” (1Cor 2,8). Por esta amplitud de amor y perdón, Cristo podía decir a sus discípulos: “amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre celestial que hace salir el sol sobre buenos y malos, y envía la lluvia sobre justos e injustos. Pues si amáis sólo a los que os aman ¿qué mérito tenéis? Eso también lo hacen los paganos” (Mt 5,44-46). Después de reflexionar en la enseñanza de Jesús e interiorizarla, entremos en algunos detalles del