Revista Alégrate Nº 179

Page 1

AlĂŠgrate

nĂşmero 179

abril-junio 2017


Intenciones de oración

Sumario Editorial: Laicado y misión 3 Catequesis Paulina: «Estoy a la puerta y llamo» (Ap 3,20) 4 Como lo hizo san Pablo: Los cristianos seguimos a una persona: Cristo 6 Instituto Virgen de la Anunciación: Los primeros pasos 8 Instituto San Gabriel: El nacimiento del Instituto 10 Instituto Santa Familia: El papel de san José en la Sagrada Familia 12 Instituto Jesús Sacerdote: Cuaresma: tiempo de revisión 14 Páginas Marianas: María, Madre del Señor 16 Antonietta Guadalupi 17 Evangelio Vivido: El estudio del Evangelio y los Ejercicios Espirituales 18 Centenario de Fatima 21 Noticias: 24 Calendario: 27 2 Alégrate

(Propuestas por la Conferencia Episcopal Española) Julio Abril Por los que son bautizados o reciben la Eucaristía por primera vez y la confirmación; para que sean miembros vivos de la Iglesia y colaboradores activos de su misión.

Julio Mayo Por las familias cristianas; para que sean como iglesias domésticas donde se vive y trasmite el evangelio de Jesucristo.

Julio Junio Por el Papa Francisco, Obispo de Roma y sucesor de Pedro, y por todos los obispos en comunión con él; para que el Señor les asista en su misión de ser pastores del pueblo de Dios.

LAICADO Y MISIÓN Todos los bautizados –no sólo los obispos, sacerdotes y pertenecientes a institutos de vida consagrada– estamos llamados a tomar parte activa en el anuncio del evangelio. Por ello, también los laicos o simples fieles del pueblo de Dios están llamados a dar su aportación específica para que el mensaje de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres y en toda la tierra. Es más, hay lugares y ambientes donde el laico debe comprometerse de manera prioritaria y muy directa, por estar vetados o ser de muy difícil acceso a obispos, sacerdotes, consagrados. Gracias a Dios, la llamada a la misión ad gentes no es cosa exclusiva de sacerdotes y consagrados, sino que afecta también a los laicos. Y este convencimiento está creciendo de manera inequívoca en la Iglesia, sobre todo a partir del Vaticano II. Según datos de las Obras Misionales Pontificias (OMP) en España se constata ese claro crecimiento. En efecto, de 2012 a 2015, la proporción de laicos misioneros aumentó un 3,30%. Poco a poco, va aumentando el número de jóvenes solteros, familias con hijos y matrimonios jubilados que deciden entregar su tiempo y sus fuerzas para entregarse a la misión de forma estable, con una estancia de, al menos, un año. Con el convencimiento de que esta grata realidad debe seguir creciendo, organizado por la Pontificia Unión Misional –una de las OMP, centrada en la formación– del 13 al 18 de febrero pasado, se ha celebrado en Roma un seminario sobre laicado y misión, con finalidad de ofrecer sugerencias y propuestas concretas a las diócesis para que ellas puedan orientar y acompañar más eficazmente a los laicos que se sienten llamados a la misión. ¡Óptima iniciativa! Antonio Maroño Pena, SSP

Alégrate 3


Catequesis paulina

Sumario

E

n la reflexión del artículo anterior quedó en el aire una frase que hoy queremos retomar: la búsqueda en el hallazgo. Nos referíamos al anhelo constante -búsqueda-, que rezuman las páginas del Antiguo Testamento por ver el rostro de Dios: “tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro” (Sl 26,8); con el hallazgo que se hace realidad en el Nuevo Testamento, en el que encontramos ese rostro divino en Cristo Jesús.

4 Alégrate

«ESTOY A LA PUERTA Y LLAMO» (Ap 3,20)

Él mismo lo dice: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14,9). Hoy damos un paso más deteniéndonos en una frase del Apocalipsis: “Estoy a la puerta y llamo” (Ap 3,20). Ese Jesús que anhelamos encontrar, conocer y seguir, está a las puertas de nuestro corazón constantemente, y ¡llamando!; sólo es necesario caer en la cuenta de ello, y abrir. Cuando los discípulos del Bautista (Juan y Andrés) siguieron a Jesús, invitados por las palabras de aquel: “He ahí el Cordero de Dios”(Jn 1,35-37), Jesús les pregunta: “¿qué buscáis?” Ellos responden: “¿Dónde moras, Maestro?” Jesús les invita: “Venid y lo veréis” (Jn 1,38-39). Fueron y se quedaron con Él aquél día. Ese primer encuentro debió ser im-

pactante para ellos, porque Juan, cuando lo narra en su Evangelio muchos años después, recuerda incluso la hora: “era como la hora décima” (Jn 1,39). Y es que los encuentros con Jesús, siempre dejan huella profunda. En este diálogo se manifiesta de nuevo la búsqueda. Y la respuesta –hallazgo-, por parte de Jesús, es inmediata. En verdad, Jesús está siempre a la puerta de nuestro corazón, de día y de noche. Aún cuando no le estemos escuchando, aún cuando dudemos de que pueda ser Él, estará esperando la más pequeña señal de respuesta, hasta la más pequeña sugerencia de invitación que le permita entrar. Y cada vez que le invitamos Él viene siempre, sin falta. Viene en silencio e invisible, pero con un poder y un amor infinitos, trayendo los muchos dones de su Espíritu. Viene con su misericordia, con el deseo de perdonar y de sanar todas nuestras dolencias, especialmente las espirituales; con un amor hacia nosotros que va más allá de nuestra comprensión. Es lo que ha tratado de hacernos entender la Iglesia al dedicar todo un año a la Misericordia divina. Amor suyo, en cada detalle, tan grande como el amor que ha recibido de su Padre: "Yo los he amado como el Padre me ama a mí..." (Jn. 15,10). El viene deseando consolarnos y darnos fuerza, levantarnos y vendar todas vuestras heridas. Esa invitación está

contenida en sus palabras: “Venid a Mi, todos los que estáis cansados, agobiados; y yo os aliviaré” (Mt 11,28). Con mi presencia os traigo Mi luz, para disipar vuestra oscuridad y todas vuestras dudas; mi poder y mi gracia, para tocar vuestro corazón y transformar vuestra vida; Mi paz, para tranquilizar vuestra alma. Estas podrían ser las palabras que Jesús nos dice y que tienen su reflejo en las del Evangelio. Y seguimos escuchando su voz en nuestro corazón -entresacada de la Escritura-: Te conozco como la palma de mi mano, sé todo acerca de ti, hasta los cabellos de tu cabeza he contado. No hay nada en tu vida que no tenga importancia para mí. Te he seguido a través de los años y siempre te he amado, hasta en tus extravíos. Conozco cada uno de tus problemas. Conozco tus necesidades y tus preocupaciones y, si, conozco todos tus pecados. Pero te digo de nuevo que te amo, no por lo que has hecho o dejado de hacer, te amo por ti, por la belleza y la dignidad que mi Padre te dio al crearte a su propia imagen. Yo he entregado mi vida y derramado mi Sangre para rescatarte. Si sólo me lo pides con fe, mi gracia te dará todo lo que necesitas para cambiar tu vida. Maite Ballesteros , ISF

Alégrate 5


Como lo hizo san Pablo

Los cristianos seguimos a una persona: Cristo

N

os sorprendió, al preparar la reflexión del trimestre pasado, observar con cuanta insistencia san Pablo repite en sus Cartas la referencia a Cristo Jesús. Jesucristo es su palabra más frecuente: hasta trescientas ochenta veces menciona este santísimo nombre. Lo que viene a decirnos que el Apóstol centra toda su doctrina y enseñanza en Cristo a quien Dios ha puesto como único camino y salvación de la Humanidad. Y así dirá san Pablo al comienzo de su Primera Carta a los Corintios: “nunca me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado” (1Cor 2,2). Como guía –a propuesta del Fundador–, san Pablo nos anima a profundizar en Cristo, como bien decía nuestro recordado papa Benedicto XVI: “los cristianos seguimos a una Persona”: a 6 Alégrate

Cristo; y si le seguimos a Él debemos vivir cómo y lo que vivió Él. San Pablo, tomando un pasaje del profeta Jeremías, aclara su pensamiento: "El que se gloríe, gloríese en el Señor" (1 Co 1, 31; Jr 9, 22 s); o también: "En cuanto a mí ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!" (Ga 6, 14). En otras ocasiones, el Apóstol invierte los términos y escribe que "Cristo está en nosotros/vosotros" (Rm 8, 10; 2 Co 13, 5) o "en mí" (Ga 2, 20). Esta compenetración mutua entre Cristo y el cristiano, característica de la enseñanza de san Pablo, completa su reflexión sobre la fe. Ciertamente, por la fe nos unimos íntimamente a Cristo; y así, la vida del cristiano tiene

también un componente que podríamos llamar "místico", puesto que implica ensimismarnos en Cristo y Cristo en nosotros. En este sentido, el Apóstol llega incluso a calificar nuestros sufrimientos como los "sufrimientos de Cristo en nosotros" (2 Co 1, 5), de manera que "llevamos siempre en nuestro cuerpo por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo" (2 Co 4, 10). Todo esto debemos aplicarlo a nuestra vida cotidiana siguiendo el ejemplo de san Pablo, que vivió siempre con este gran horizonte espiritual. Por una parte, la fe debe mantenernos en una actitud constante de humildad ante Dios. Más aún, de adoración y alabanza en relación con Él. En efecto, lo que somos como cristianos se lo debemos sólo a Él y a su gracia. Por tanto, dado que nada ni nadie puede tomar su lugar, es necesario que a nada ni a nadie rindamos el homenaje que le rendimos a Él. Ningún ídolo debe contaminar nuestra vida espiritual; de lo contrario, en vez de gozar de la libertad alcanzada, volveremos a caer en una forma de esclavitud humillante. Por otra parte, nuestra radical pertenencia a Cristo y el hecho de que "estamos en él" tiene que infundirnos una actitud de total confianza y de inmensa alegría. En definitiva, podemos exclamar con san Pablo: "Si Dios está

por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?" (Rm 8, 31). Y la respuesta es que nada ni nadie "podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rm 8, 39). Por tanto, nuestra vida cristiana se apoya en la roca más estable y segura que pueda imaginarse: Cristo; de él sacamos toda nuestra energía, como escribe precisamente el Apóstol: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Flp 4, 13). Así podemos afrontar nuestra existencia, con sus alegrías y dolores, sostenidos por estos grandes sentimientos que san Pablo nos ofrece. Si los vivimos, podremos comprender cuánta verdad encierra lo que el mismo Apóstol escribe: "Yo sé bien en quién tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día", es decir, hasta el día definitivo (2 Tm 1, 12) de nuestro encuentro con Cristo nuestro Salvador. SALVEDAD: La mención constante a san Pablo para buscar a Cristo como lo vivió él, no significa que el Apóstol suplante al Maestro, sino que, al recurrir insistentemente al pensamiento paulino, seguimos las indicaciones del Fundador, Bto. Alberione, que nos pone a san Pablo como ejemplo para identificarnos con Cristo. José Lozano, ISF

Alégrate 7


Instituto Virgen de la Anunciación

Los

“Almas fuertes, personas que son verdaderas heroínas en el mundo” (Beato Alberione).

primeros pasos

† †

E

l Instituto Virgen de la Anunciación –Agregado a la Sociedad de San Pablo– comienza en 1958. Pocos años antes, Pío XII, con la Constitución Apostólica Provida Mater Ecclesiae (1947), había dado el reconocimiento oficial a la nueva forma de vida consagrada secular: “Estos Institutos ayudarán… a renovar cristianamente a las familias, las profesiones, la sociedad civil con el contacto íntimo y cotidiano de una vida perfecta y totalmente consagrada a la perfección”. El beato Alberione, siempre dispuesto a acoger los signos de los tiempos, atento a la voz de la Iglesia, funda el Instituto Virgen de la Anunciación. El 8 de abril de 1960, sólo dos años después 8 Alégrate

de la fundación, el Instituto obtiene la aprobación de la Santa Sede, gracias a la que “quienes emiten la profesión son verdaderos consagrados, aunque vivan en el mundo”. Las primeras Anunciatinas entran en el Instituto en 1958. Con el pasar de los años, su número se multiplica. Provienen de ambientes sociales y culturales diversos y ejercen varias profesiones y actividades. Les une la misma vocación y misión: vivir a Jesucristo y anunciar a los hombres de hoy, con los medios de hoy, el inagotable amor de Dios a toda criatura. Consagradas con los votos de pobreza, castidad y obediencia, las Anunciatinas viven su con-

sagración en el contexto de la secularidad, esto es, en su ambiente de familia, de trabajo y de compromiso apostólico. No se aprecia en ellas, externamente, nada de particular; no visten hábito que las distinga. No viven en comunidad, pero se reúnen a menudo en encuentros de oración, de formación y de fraternidad. Permaneciendo en el mismo ambiente de vida, tienen la posibilidad de llevar a Cristo a todas partes: a las casas, a las oficinas, a las escuelas, a los hospitales, a los tribunales, a la política, etc. La fuerza para vivir su vocación y misión la reciben de la Palabra de Dios, de la Eucaristía, de la íntima unión con la Virgen María y con san Pablo Apóstol.

Se preparan para vivir la consagración en el mundo recorriendo las siguientes etapas de la formación: postulantado, noviciado, cinco años de profesión temporal y la profesión perpetua. Gracias a la formación continua y a una oración viva y constante, pueden afrontar con valentía los desafíos de su tiempo, sin perder nunca de vista la meta que el Fundador les ha indicado: la plena configuración con Cristo Maestro, hasta poder decir con san Pablo: “Ya no soy yo el que vive, sino que es Cristo quien vive en mí”.

Folleto Anunciatinas / Italia

Alégrate 9


Instituto San Gabriel Arcángel

El nacimiento del Instituto

E

l beato Santiago Alberione, Fundador de la Familia Paulina y el Instituto “San Gabriel Arcángel”, que hace parte de la misma, ha estado siempre movido por la revelación divina recibida, siendo adolescente, en la Catedral de Alba (Piamonte, Italia). En efecto, la noche que marcaba el paso del siglo XIX al XX, en el curso de una prolongada adoración eucarística, el Espíritu Santo le concedió una más clara comprensiòn de la invitación de Jesús “Venid a mí todos” (Mt 11,28): el joven Alberione se hizo consciente de que tenía que prepararse para que todos [hombres y mujeres] pudiesen conocer y acoger la invitación divina, y sintió con fuerza la urgencia de prepararse para hacer “algo” por el Señor y por los hombres con los que iba a vivir. No solo se trata de que aquella invitación de Jesús pueda llegar al mayor número posible de personas, sino que implica al mayor número posible de personas en aquella misión. Así se explica que el P. Alberione, en torno al 10 Alégrate

1930, hablando del estado religioso, estuviera convencido de que “incluso son posibles condiciones especiales para las personas casadas [los esposos] y para el secular [quien vive en el “siglo”, o sea, en el mundo], siempre que esté en grado de poder cumplir los deberes”. Esta perspectiva fue para él como un sueño durante varios años. Finalmente, en 1947, Pío XII, con la Constitución Provida Mater Ecclessia, permitía a hombres que vivían en sus habituales ambientes de vida profesar los votos o consejos evangélicos para conseguir la perfección cristiana y para ejercer el apostolado: nacían los Institutos Seculares. El P. Alberione, siempre abierto a los signos de los tiempos, esperaba alguna luz del Señor en aquella dirección. Y he aquí que, en 1955, llamó a su puerta un joven, Odo Nicokletti, el cual le dice que deseaba ligarse al Señor con los votos pero que no se se sentía llamado a entrar en un Instituto religioso. El P. Alberione comprende que el Señor lo llama

La fecha del 12 de septiembre de 1958 se considera como la fecha de fundación del Instituto «San Gabriel Arcángel».

a poner en práctica a lo que hacía ya tiempo que llevaba en el corazón. En una anotación que se remonta a 1957, expresa a María, Madre, Maestra y Reina de los Apóstoles, el compromiso de poner en marcha tres Institutos como complemento de la Familia Paulina. “Yo, indigno hijo vuestro, acepto de corazón la Voluntad de vuestro Jesús: completar la Familia Paulina. Pondré en marcha tres Institutos: “Jesús Sacerdote”, “Nuestra Señora de la Anunciación”, “San Gabriel Arcángel”. En el mes de enero de 1958, el P. Alberione se encontraba con Odo Nicoletti al menos por ocho veces. El 16 de febrero le confiesa que él será el primero en hacer parte del Instituto Secular masculino, que la Providencia está preparando en la Familia Paulina. En mayo tiene tres coloquios con él;

posteriormente, lo recibirá también en julio y en agosto. El 8 de septiembre de 1958 comienza, en la casa de los Escritores, de Albano, un curso de Ejercicios Espirituales para algunos jóvenes, bajo la dirección del P. Alberione. Termina el 12 de septiembre con la entrada en el Noviciado de Odo Nicoletti, con otros seis jóvenes. La fecha del 12 de septiembre de 1958 se considera como la fecha de fundación del Instituto “San Gabriel Arcángel”. Pasan solo dos años. Ya el 8 de abril de 1960 la Santa Sede emite el decreto de aprobación para el Instituto “San Gabriel Arcángel”, juntamente con el Instituto “Jesús Sacerdote” (para sacerdotes) y el Instituto “Nuestra Señora de la Anunciación” (para mujeres jóvenes). P. Guido Gandolfo, SSP. Delegado Provincial ISGA Italia

Alégrate 11


Instituto Santa Familia

E

El papel de san José en la Sagrada Familia

n el evangelio de Mateo, que tiene como destinatarios a los hebreos, la figura de san José aparece situada en el contexto vivo de la tradición religiosa de Israel. El primer evangelista ve a san José en la línea de la descendencia davídica, que inserta por derecho al Niño Jesús en la historia del pueblo bíblico. Su matrimonio con María respeta la doble cadencia que tiene en el hebraísmo. 12 Alégrate

-

El primer momento es el de la promesa (o formalización del noviazgo), equiparado en todo al matrimonio (menos en la cohabitación). El segundo momento está constituido por la celebración verdadera y propia, que supone la total asunción de los compromisos y la cohabitación. Dado que es en el momento de la promesa cuando María aparece encinta, José no echa

-

mano del repudio, aunque en su situación la ley mosaica se lo permitía (cf Dt 22,2021; 24,1), y se prescribía la lapidación como castigo. Él, en cambio, como hombre “justo”, trata de seguir el camino que mejor se acomoda al horizonte de amor que lo liga a María. En la Biblia, en efecto, el “justo” es la persona que busca y cumple la voluntad de Dios, dejándose guiar por su Palabra. Esto lo lleva a aceptar plenamente la voluntad de Dios y el proyecto pensado por él respecto de su unión con María, que se va realizando con el nacimiento de Jesús: “José, hijo de David, le dirá el ángel, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo” (Mt 1,20). Con esta actitud, José se convierte en modelo para la vida de fe y de oración para el mismo Niño Jesús. Esta fidelidad de José a la voluntad de Dios, la reflejará Jesús en la petición que constituye el corazón de la oración del “Padre nuestro”: “Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt 6,10). Por lo tanto, la oración cotidiana de toda la familia reunida ha venido a ser en el cristianismo el “Padre nuestro”, tal como ha sido trasmitido y vivido por Jesús, contemplando a sus Padres José y María.

En el Talmúd se lee esta prescripción: “Todo padre está obligado a enseñar un oficio a su hijo: el que no enseña a su hijo un oficio, le enseña a convertirse en un ladrón”. El ambiente de la casa de Nazaret, donde José ha fijado la residencia con su familia, constituye el trasfondo de la formación y del crecimiento de Jesús. Jesús es llamado “el hijo del carpintero” (cf Mt 13,55), porque ha sido iniciado en tal oficio por el mismo José, experto en este trabajo de precisión en el que Jesús, como aprendiz, lo veía comprometido todos los días. Hombre de oración y de fe, hombre entregado al trabajo y en plena aceptación de la voluntad de Dios, José crea, junto con su esposa María, un ambiente familiar que favorece el crecimiento de Jesús “en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2,52). En este perfil humano y espiritual, que el evangelio de la infancia de Mateo traza, y no en la exuberante fantasía de los evangelios apócrifos (que la Iglesia no reconoce como inspirados), radica la grandeza de José. Igual que su actualidad para la familia de nuestros días.

Don Primo Gironi, SSP

Alégrate 13


Instituto Jesús Sacerdote

Cuaresma: tiempo de revisión de nuestra identidad El sacerdote está puesto en el centro mismo del misterio de Cristo, que abraza constantemente a la humanidad y al mundo, la creación visible y la invisible.

14 Alégrate

V

ivimos un tiempo en que cada sacerdote debe renovar, es decir encontrar de nuevo, en algún modo, sobre todo el propio "ser cristiano", la identidad que brota de pertenecer a Cristo, primeramente, mediante el bautismo. El sustrato fundamental de nuestro sacerdocio es el "ser cristiano"; nuestra "identidad sacerdotal" hunde sus raíces en la "identidad cristiana": El cristiano es otro Cristo; el sacerdote es otro Cristo. Este tiempo es una preparación para renovar nuestras promesas sacerdotales en la liturgia del Jueves Santo, el día de los sacerdotes. Todo el tiempo de Cuaresma debe servir para tal preparación. El concilio Vaticano II ha expuesto de modo claro y preciso la esencia de la santidad propia de los sacerdotes. Debemos buscar las formas concretas de tal santidad, ejercitando los muchos deberes que pertenecen a nuestra vocación y a nuestro ministerio pastoral. Si se nos pregunta cuáles son los elementos que caracterizan la santidad a la que está llamado el sacerdote, los elementos que constituyen, por así decir, lo específico, es legítimo individuarlos, en dos aspectos estrictamente complementarios, que formularía así. En primer lugar, es el hombre totalmente poseído

por el misterio de Cristo y, en segundo lugar, hombre que edifica de una manera muy particular la comunidad del Pueblo de Dios. El sacerdote está puesto en el centro mismo del misterio de Cristo, que abraza constantemente a la humanidad y al mundo, la creación visible y la invisible. Efectivamente, él actúa in persona Christi, particularmente cuando celebra la Eucaristía: Mediante su ministerio Cristo continúa desarrollando en el mundo su obra de salvación. Por lo tanto, con razón puede exclamar cada sacerdote con el apóstol Pablo: “Es preciso que los hombres vean en nosotros a los ministros de Cristo y a los administradores de los misterios de Dios”. Si el fin del ministerio es la santificación de los otros, es obvio que el sacerdote deba sentirse implicado en un compromiso de santidad personal. El no puede “quedarse aparte”, no puede “dispensarse” de tal deber, sin condenarse con esto mismo a una vida “inauténtica” o, por usar las palabras del Evangelio, sin transformarse de “buen pastor” en "mercenario”. “Si es verdad que la gracia de Dios puede realizar la obra de la salvación aun por medio de ministros indignos, a pesar de esto Dios prefiere, de ley ordinaria, manifestar sus maravillas por medio de quienes, haciéndose más dóciles a los impulsos y a las mo-

Alégrate 15


ciones del Espíritu Santo, gracias a la propia unión con Cristo y a la santidad de vida, pueden decir con el Apóstol: "Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí” (núm. 12). En fin, aquí encuentra su lugar el problema del "estilo" de la vida interior del sacerdote. El Concilio lo afrontó con claridad valiente: “Los presbíteros —señala—, envueltos y distraídos en las muchísimas obligaciones de su ministerio, pueden preguntarse con verdadera angustia cómo hacer para armonizar la vida interior con la acción externa. Y efectivamente, para lograr esta unidad de vida no bastan ni la mera ordenación exterior de las actividades pastorales, ni la sola práctica de los ejercicios de piedad, aunque sean de gran utilidad. En cambio, los presbíteros pueden conseguir la unidad de vida siguiendo en el cumplimiento de su ministerio el ejemplo de Cristo Señor, cuya comida era cumplir la voluntad de Aquel que lo había enviado para realizar su obra” Estas palabras constituyen una reinterpretación específica de muchas y preciosas reflexiones, maduradas durante siglos, sobre las relaciones entre vida activa y vida contemplativa. Una cosa es cierta: Si la conciencia del sacerdote está penetrada por el inmenso misterio de Cristo, si está totalmente poseída de El, 16 Alégrate

entonces todas sus actividades, incluso las más absorbentes (vida activa) encontrarán raíz y alimento en la contemplación de los misterios de Dios (vida contemplativa), de los que él es "administrador". Debemos guardarnos mucho de "dividir" nuestra personalidad de sacerdotes. Debemos guardarnos mucho de permitir que nuestro sacerdocio deje de ser para nosotros la cosa "más esencial", el elemento "unificador" de todo aquello en que nos ocupamos. Nunca debe convertirse en algo "secundario" o "suplementario". Nos formamos "para" desarrollar la actividad sacerdotal y nos formamos "a través de" la actividad sacerdotal. En este campo debemos tener una auténtica ambición sana. Debemos tener mucho interés en realizar del modo más eficaz el servicio de la palabra. Nuestro afán debe ser llegar a las almas, para ayudar a los hombres en sus problemas de conciencia: confesión, dirección espiritual, particularmente de las personas consagradas a Dios.

Antonio Díaz Tortajada, IJS

ANTONIETTA GUADALUPI Anunciatina italiana muerta en olor de santidad

A

ntonietta Guadalupi nace en Brindisi (Italia) el 22 de noviembre de 1947 y muere en Milán el 31 de julio de 2001 a causa de una enfermedad incurable, que se le ha revelado cuando ya no había nada que hacer. Formada en una familia profundamente cristiana, a los veinte años se sintió llamada por el Señor a consagrarle toda su vida como Anunciatina. Hizo la primera profesión el 15 de agosto de 1967. Vivió su vida profesional de misión apostólica como enfermera, totalmente volcada al servicio de los enfermos y de sus familias. Son

realmente conmovedores los muchos testimonios que de ella han dejado muchos enfermos y el personal del hospital donde ha trabajado. Con su sonrisa luminosa, la bondad y dulzura de su carácter, supo transmitir amor, serenidad y esperanza a todos los que se le acercaban. Se acaba de publicar en Italia su primer perfil biográfico titulado “Una estrella de bondad y esperanza”.

Alégrate 17


Páginas Marianas

María, Madre del Señor

L

a anunciación del Señor. Consciente o no, toda la humanidad había suspirado por este momento que la Virgen Madre vive en la plenitud del don de Dios. Pobre como “esclava del Señor”, María acepta su maternidad con plena conciencia de la elección recibida, ensanchando inmensamente en el pasado y en el futuro su pequeña historia, hasta ahora encerrada en la pequeña aldea de Nazaret. En María, que en la totalidad de su ser se hace acogida, todos podemos descubrir el sentido de nuestro camino y de nuestra nostalgia de la Casa del Padre, porque en ella nos encontramos con aquel que, no sólo señala el camino, sino que se hace Camino de salvación: Cristo Jesús. La historia del mundo tiene ya una orientación definitiva. María en la vida de la Iglesia:

La palabra del Dios viviente, anunciada a María por el ángel, se refería a ella misma: “vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo” (Lc 1,31).

18 Alégrate

“Cuando Dios revela hay que prestarle la obediencia de la fe” (Rm 16,26: cf Rm 1,5; 2Co 10,56), por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, como enseña el concilio. Esta descripción de la fe encontró una realización perfecta en María. El momento “decisivo” fue la anunciación, y las mismas palabras de Isabel: “Feliz la que ha creído”, se refieren en primer lugar a este instante. En efecto, en la anunciación

María se ha abandonado en Dios completamente, manifestando “la obediencia de la fe” a aquel que le hablaba a través de su mensajero y prestando “el homenaje del entendimiento y de la voluntad”. Ha respondido por tanto, con todo su “yo” humano, femenino, y en esta respuesta de fe estaban contenidas una cooperación perfecta con “la gracia de Dios que previene y socorre” y una disponibilidad perfecta a la acción del Espíritu Santo, que “perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones”. La palabra del Dios viviente, anunciada a María por el ángel, se refería a ella misma: “vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo” (Lc 1,31). Acogiendo este anuncio, María se convertiría en la “Madre del Señor” y en ella se realizaría el misterio divino de la encarnación: El Padre de las misericordias quiso que precediera a la encarnación la aceptación de parte de la Madre predestinada”. Y María da este consentimiento, después de haber escuchado todas las palabras del mensajero. Dice: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Este fíat de María –“hágase en mí”- ha decidido, desde el punto de vista humano, la realización del misterio divino. Se da una plena consonancia con las palabras del Hijo que, según la Carta a los Hebreos, al venir

Alégrate 19


al mundo dice al Padre: “Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo… He aquí que vengo… a hacer, oh Dios, tu voluntad” (Hb 10,5-7). El misterio de la encarnación se ha realizado en el momento en el cual María ha pronunciado su fíat: “hágase en mí según tu palabra”, haciendo posible, en cuanto concernía a ella según el designio divino, el cumplimiento del deseo de su Hijo. María ha pronunciado este fíat por medio de la fe. Por medio de la fe se confió a Dios sin reservas y “se consagró totalmente a sí misma, cual esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo”. Y este Hijo –como enseñan los padres- lo ha concebido en la mente antes que en el seno: precisamente por medio de la fe. Justamente, por ello, Isabel alaba a María: “¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas por parte del Señor!” Estas palabras ya se han realizado. María de Nazaret se presenta en el umbral de la casa de Isabel y Zacarías como Madre del Hijo de Dios. Es el descubrimiento gozoso de Isabel: “¿De dónde a mí que venga a verme la Madre de mi Señor?”. (Redemptoris Mater, n. 13) Para la reflexión personal: -¿Soy consciente de las innumerables visitas que me hace Dios? -¿De qué pretensiones con 20 Alégrate

respecto a él necesito convertirme? -¿Acojo el don de Dios en toda su realidad? -La disponibilidad incondicional de María es punto de referencia para nuestra disponibilidad mutua y para nuestro celo apostólico.

La palabra del Dios viviente, anunciada a María por el ángel, se refería a ella misma: “vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo” (Lc 1,31).

CENTENARIO DE LAS APARICIONES DE FÁTIMA Este año se celebra el Centenario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima, en Cova de Iría (Portugal), a los pastorcitos Jacinta, Francisco y Lucía, que tuvieron lugar entre el 13 de mayo al 13 de octubre de 1917. Con tal motivo se va a desarrollar un extenso programa cultural que incluye varias exposiciones, conciertos de música sacra, performances alusivas a las apariciones, conferencias, cursos de verano y el Congreso Internacional “Pensar Fátima”, que tendrá lugar en el mes de junio. El papa Francisco peregrinará a este famoso santuario los días 12 y 13 de mayo, en conmemoración del centenario de la primera aparición.

José Antonio Pérez, SSP

Alégrate 21


El Evangelio Vivido

El estudio del Evangelio y los Ejercicios Espirituales

E

ste año doy, de nuevo gracias, a Dios por los Ejercicios Espirituales que he podido hacer con la Familia Paulina. La Casa de Espiritualidad “Las Rosas”, en Collado Villalba, nos ha ofrecido un lugar excepcional para ello, con el Tema “Jesús Vida, para una mentalidad evangélica”. Cada día venía encuadrado por una frase y un texto del Evangelio que daba sentido a todo el contenido de las meditaciones y a toda la jornada. En su totalidad, estos relatos han configurado los Ejercicios. 22 Alégrate

Recuerdo que en el Estudio del Evangelio normalmente nos quedábamos con aquellos versículos más significativos, que nos llamaban más la atención, y sobre ellos reflexionábamos y orábamos. Son estos, y no todo el texto, lo que quiero compartir. Día 1º: “Amar al Señor con toda la mente” (Mc 12, 28-34). “Jesús respondió: El primero es: «Escucha Israel: el Señor, Dios nuestro, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma,

con toda tu mente y con todas tus fuerzas…»” (Mc 12, 29-30). Hace tiempo, en un Estudio de Evangelio igual a éste, recogía en mi cuaderno: “Él se ha adelantado a amarnos con todo su corazón, su alma, su mente, su ser de Dios. El Señor ama de esta manera a la Humanidad, y ésta no existe como un ser abstracto. Existo yo, y cuando le amo es la Humanidad quien le ama”. En esta Palabra, el Señor nos acoge al empezar los Ejercicios para mostrarnos quién es y nos invita a volver nuestra mente hacia Él, para corresponder a tanto Amor, sabiéndonos sus hijos y hermanos de nuestros prójimos. Todo en Cristo Jesús. Día 2º “Conocer los pensamientos malos” (Mt 7,14-23). “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestido de oveja y por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7,15-16). Tener una mente sana para mí es muy difícil. He relacionado varios de los falsos profetas con las enfermedades de la mente tratadas en los Ejercicios. Entre ellas se encuentran: -La ignorancia, no solo de las verdades de la fe, sino a veces también respecto a algunos principales deberes de la ley natural. La ignorancia se remedia con la instrucción. -La irreflexión, por la que

muchas veces las cosas oídas no se reflexionan, ni se meditan, ni se asimilan. Se opone a la reflexión la custodia de la mente, meditar lo bueno y aplicarlo a la vida práctica. Las demás enfermedades sólo las enumero, el olvido, la testarudez, el error, el prejuicio, la perversión intelectual (falsos sistemas que trastornan la mente, naturalismo, cientificismo, mecanicismo, materialismo, criticismo, voluntarismo, …). Mucho de lo que nos puede parecer muy bueno, pueden ser los falsos profetas de los que nos habla el Evangelio, y por ello lo del vigilar y orar a que nos invita el Señor, varias veces, en otros lugares. Es muy importante saber discernir y la ayuda de los Hermanos para ello.

Mari Muñoz, ISVA

Alégrate 23


Noticias

DESCANSEN EN PAZ

ANTONIO DE ARRÓYABE

P. JULIO BAYÓN GONZÁLEZ

P. AGAPITO ALIENDE PALMA

Hno. ARTURO GUINEA BARREDO

agrá n (Á lava) 4.02.1934 nder 20.08.2013

* Veneros (León) 20.07.1937 + Madrid 28.09.2013

* Barcina de los Montes (Burgos) 5.02.1940 + Madrid 20.10.2013

* Pobes (Álava) 5.08.1936 + Madrid 03.03.2014

Ejercicios Espirituales

SIMÓN RUIZ RUIZ

Hno. MANUEL PÍO MARTÍNEZ

Hno. PABLO URIARTE LAFUENTE

P. JESÚS ÁLVAREZ GARCÍA

os de Riopisuerga gos) 2.09.1942 drid 15.04.2016

* Sabuz (Orense) 22.12.1932 + Madrid 07.01.2017

* Sarría (Álava) 2.03.1920 + Santiago de Chile 20.01.2017

* Narahio (A Coruña) 9.01.1931 + Madrid 10.03.2017

Entre el 26 de enero y el 12 de febrero, en la localidad de Collado Villalba (Madrid), en dos tandas de 41 participantes la primera y 29 la segunda, un total de 70 miembros de la Familia Paulina de España hemos hecho los Ejercicios Espirituales correspondientes al presente año. En el grupo había representación, más o menos numerosa, de la Sociedad de San Pablo, Hijas de San Pablo, Pías Discípulas del Divino Maestro, Instituto Jesús Sacerdote, Instituto Santa Familia, Instituto Virgen de la Anunciación y un sacerdote diocesano. El animador de ambas tandas ha sido el Paulino P. José Antonio Pérez, Postulador General de la Familia Paulina, y el tema central, en torno al que giraron las meditaciones y la oración de estos días tan especiales, fue el siguiente: “En Jesús Verdad: para una mentalidad evangélica”.

Tres hermanos nuestros, los Hermanos Manuel Martínez y Pablo Uriarte, y el P. Jesús Álvarez, se nos adelantaron, en el espacio de apenas dos meses, en el camino hacia la casa del Padre. Los tres, cada uno a su estilo y a su manera, han sido auténticos pioneros de la misión paulina en Hispanoamérica. El Hno. Manuel Martínez, nacido en Sabuz (Orense), falleció en Madrid a la edad de 84 años; el Hno. Pablo Uriarte, nacido en Sarría (Álava), falleció en Santiago de Chile a la edad de 96 años; y el P. Jesús Álvarez, nacido en Narahío (Coruña), falleció en Madrid a la edad de 86 años. ¡Descansen en paz!

24 Alégrate

Alégrate 25


Calendario

Noticias

Abril

Arriba, varios momentos de la celebración eucarística en el día de la Anunciación del Señor, Fiesta Titular del Instituto Virgen de la Anunciación, en Madrid. Abajo, las Anunciatinas de Sevilla han celebrado también su Fiesta Titular, con la solemnidad que se merece. En las fotos, el P. Juan Antonio Carrera con las Anunciatinas Dolorcitas y Loly, con otras amigas.

26 Alégrate

02. 1874, nacimiento del venerable Francesco Chiesa, en Montà d’Alba (Italia). 04. 1884. Nacimiento del beato Santiago Alberione, en San Lorenzo di Fossano (Italia). 06. 1967, aniversario de la muerte de la Hna. Francisca Antón, PDDM. 07. 1999, aniversario de la muerte de la Hna. Mari Carmen Cabezas, HSP. 08. 1960. Aprobación Pontificia de los Institutos Agregados a la Sociedad de San Pablo: Jesús Sacerdote, San Gabriel Arcángel y Virgen de la Anunciación. 15. 2016, aniversario de la muerte del Hno. Simón Ruiz, SSP. 22. 1999, aniversario de la muerte del Hno. Arturo Bolaños, SSP.

Mayo

Junio

06. 1904, nace el venerable Maggiorino Vigolungo, en Benevello (Italia). 07. IV Domingo de Pascua, del “Buen Pastor”, Titular de las Pastorcitas. 54 Jornada Mundial de Oración por las vocaciones. 18. 1996, aniversario de la muerte de la Hna. Rosita Díez, PDDM. 26. 1989, aniversario de la muerte de Maite Alcíbar, ISF. 28. Solemnidad de la Ascensión del Señor. 51 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

01. 2008, aniversario de la muerte del P. Estanislao Conde, SSP. 03. Fiesta de la Reina de los Apóstoles. Titular de las Apostolinas y del Santuario “Reina de los Apóstoles”. 03. 2012, aniversario de la muerte del Hno. Eusebio Navarro, SSP. 13. 1986, nace el beato Timoteo Giaccardo. 15. 1915, “dies natalis” de las Hijas de San Pablo. 27. 1949, aprobación pontificia de la Sociedad de San Pablo. 27. 2010, aniversario de la muerte de la Hna. Inmaculada García, PDDM. 29. 1959, aprobación pontificia de las Hermanas Pastorcitas. 29. 1986, aniversario de la muerte del P. Jesús Fuente, SSP.

Alégrate 27


INSTITUTOS PAULINOS DE VIDA SECULAR CONSAGRADA

El sacerdocio encienda en vosotros [sacerdotes] una nueva y ardiente llama de amor y de inmolación, como la encendida en el corazón del Maestro eucarístico que tenéis en las manos (San Paolo, agosto-septiembre, 1949).

El fervor está en amar al Señor con todo el corazón, no a mitad; con toda la mente, no a mitad; con todas las fuerzas, no a mitad (P. Alberione a las Apostolinas, 1959, p. 55).

Hay que sentir gran pena, reparar y orar para que se oponga prensa buena a prensa mala, y lo mismo película a película, radio a radio, televisión a televisión, disco a disco, etc. (UPS, IV, 196).

Tenemos el apostolado de la humildad, del sufrimiento, del trabajo. Para el Señor es bueno quien reza, mejor quien trabaja, óptimo quien sufre (P. Alberione a las Hijas de San Pablo, 1932, p. 456).

Protasio Gómez, 15 28027 MADRID +34 917 425 113 institutos@sanpablo.es


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.