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El estrés en los centros veterinarios
from Argos 244
by Grupo Asís
Todos los trabajadores de las clínicas veterinarias son susceptibles de padecer estrés, ya sea por motivos personales o profesionales. Además de saber detectarlo, conocer las claves para prevenirlo es fundamental para mejorar el ambiente de trabajo y el bienestar de las personas del centro.
Mike Valera. Veterinario & coach www.mikevalera.es
No conozco a ningún veterinario que no sufra estrés. Y no solo veterinarios: cualquier trabajador de un centro veterinario lo padece en mayor o menor medida.
Pero, ¿qué es el estrés? A mí me gusta esta definición: estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal, y que provoca trastornos físicos y mentales. Así pues, estamos hablando de una enfermedad, y no de un síntoma.
Gerentes, veterinarios senior y junior, auxiliares, recepcionistas, peluqueros, etc. todos tienen estrés por causas comunes, pero también por las específicas de su puesto de trabajo y por las responsabilidades asociadas: • Entre las causas comunes podríamos citar los horarios laborales y la conciliación con la vida personal, la comunicación, los conflictos, o hablar de dinero con los clientes sin tener formación en ventas, por ejemplo. • Entre las causas específicas, los gerentes pueden estar más preocupados por cumplir los objetivos económicos, todo lo relativo a los recursos humanos (contrataciones, despidos, bajas) o la acumulación de tareas por no saber delegar. Los veterinarios pueden estar estresados por la falta de tiempo para la formación, la inestabilidad laboral, o la falta de confianza y sensación de soledad en los más noveles.
Por el contrario, el personal auxiliar suele estar más afectado por la carga de trabajo y la multifuncionalidad de su puesto, además de la falta de formación específica para estos profesionales.
¿Cómo detectarlo?
Es difícil saber si el origen del estrés de un trabajador está en el ámbito laboral o en el personal, ya que ambos están interconectados. Teniendo en cuenta que pasamos más horas trabajando que descansando, las repercusiones en el centro veterinario son evidentes, así que nos debemos fijar en ciertos síntomas.
Que una persona que siempre es puntual se retrasa sistemáticamente, que está de mal humor a pesar de ser una persona amable, o que pida una baja por ansiedad, son síntomas que nos ponen en la pista de que algo no va bien.
También recibir reseñas negativas en las redes sociales, de forma repetida, nos dice que los empleados no están contentos y el cliente lo nota. O ver que la tasa de deserción de nuestros trabajadores aumenta. puede necesitar un psicoterapeuta. Habríamos llegado tarde. Si ya hemos visto signos de estrés en nuestros trabajadores y no son aislados, sino generalizados, es tarde para prevenir pero podemos reaccionar.
En la mayoría de los casos la ayuda de un coach puede ser definitiva para reconducir la situación, tanto a nivel colectivo como individual. Analizando, en una jornada de coaching en la sombra, los comportamientos de cada miembro del centro, los horarios y la carga de trabajo, la comunicación con los clientes y dentro del equipo, el coach puede plantear diferentes dinámicas para mejorar el ambiente del grupo y ofrecer herramientas y técnicas que ayuden a revertir la situación.
Pero hay cosas que podemos hacer por nosotros mismos sin ayuda externa. Y está
¿Necesito un psicólogo o un coach?
En el caso de una sola persona con estrés, si este degenera en una fatiga por compasión o en burnout, tendrá que ponerse en manos de un profesional y tante que la agenda de un día cualquiera. Merece la pena hacer una reunión para ello y está en nuestras manos conseguirlo.
relacionado con un concepto simple, que todos sabemos pero que no siempre aplicamos: nuestro cliente más importante no es el que entra por la puerta, sino el que trabaja con nosotros, tanto si es nuestro jefe como si es nuestro empleado. Si no estamos bien dentro, no podemos trabajar bien con los de fuera.
Hacer un esfuerzo por conciliar los horarios de todos (¡los jefes también tienen que tener tardes libres!), reservar tiempo para formación o para hacer deporte es algo que se puede hablar, y es más impor-
Nuestro cliente más importante no es el que entra por la puerta, sino el que trabaja con nosotros, tanto si es nuestro jefe como si es nuestro empleado. Si no estamos bien dentro, no podemos trabajar bien con los de fuera. Saber manejar las emociones propias y la comunicación con los demás compañeros y los clientes es clave en el éxito de un centro veterinario que desee tener un bajo nivel de estrés.
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¿Prevenir o curar?
Vamos a ser positivos y a pensar que hemos detectado que hay estrés en nuestro equipo. Hay muchas cosas que podemos hacer para prevenirlo. Algunas de ellas pueden parecer una pérdida de tiempo al principio, pero ahorran muchísimos quebraderos de cabeza cuando se aplican.
Reuniones eficaces
No nos referimos a esas reuniones interminables, sin orden del día, de las que sales sin soluciones para todo lo que se habló, sino a reuniones exprés cada vez que surja un “incendio”. Si tenemos el hábito de solucionar los problemas sobre la marcha, cada vez que aparecen, no se enquistan ni se acumulan.
Recibir formación en ventas
Los veterinarios nos llevamos mal con el dinero, probablemente por falta de autoestima, por no valorarnos como debiéramos, y eso se traduce en una baja habilidad en ventas.
Aprender a delegar
“Lo hago yo, que así estoy seguro de que se hace bien”. “Que esperen a que acabe de poner la vía, luego le llamo por teléfono”. “Lo quiero revisar yo, dale cita para otro día que ahora no me da tiempo a verlo”. Si te suena alguna de estas frases, debes aprender a delegar. Es más fácil decirlo que hacerlo, y está relacionado con la confianza. Si confías en tu equipo -y deberías poder hacerlo- puedes delegar. Inviertes tiempo durante el proceso, pero luego lo ganas para dedicarlo a tus tareas más valiosas.
Facilitar la conciliación de todos los miembros del equipo
Que todo el mundo disponga de algo de tiempo libre entre semana, y fines de semana completos, aunque sea una vez al mes, será más útil para retener el talento que trabajar todos sin descanso. Es más rentable tener contento a tu personal que estar haciendo entrevistas continuamente porque tienes una gran rotación de empleados.
Asesoramiento profesional
Finalmente, no puedo dejar de recomendar el coaching, tanto personal como de equipos, especialmente si tu centro veterinario tiene una alta carga de trabajo. Saber manejar las emociones propias y la comunicación con los demás compañeros y los clientes es clave en el éxito de un centro veterinario que desee tener un bajo nivel de estrés.