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Cría de PSITÁCIDAS: diseños de NIDOS
from Especies 181
by Grupo Asís
Los loros necesitan diferentes tipos de nido, y elegir bien estas instalaciones es clave cuando se trata del mantenimiento de estas aves.
rafael zaMOra padrón lic. ciencias Biológicas esp. zoología loro parque y loro parque FunDación
Un elevado número de personas se introduce en el mundo de la avicultura atraído por la imagen de ver crecer pichones en las instalaciones de algún otro criador. Las sensaciones que se perciben tienen que ver con la participación directa en la creación de vida.
En el caso de aves como canarios o las múltiples especies de pinzones exóticos mantenidas en cautividad, la reproducción se centra en torno a nidos con una base prefabricada donde, mejor o peor, el criador puede mirar lo que va ocurriendo en el interior. Pero en las psitácidas, esta fase se convierte en oculta por realizarse en cavidades de troncos o cajones donde las inspecciones por parte del criador están limitadas y el proceso está lleno de interesantes complejidades que hay que conocer para lograr el éxito deseado.
Los loros necesitan, según la especie, diferentes tipos de nido. En muchas ocasiones no se puede llegar a deducir cuál es el más adecuado según la forma o tamaño que puedan tener en la naturaleza. Se tienen que tomar como ejemplos los resultados óptimos que se hayan logrado en la avicultura.
Lo más importante es comprender que el nido no se trata sólo de las medidas de un mueble que debe permanecer todo el año a disposición de la pareja. Los nidos tienen un efecto sobre un territorio concreto y debemos comprender los conceptos que involucra para darle el uso apropiado.
Diseños
Los cajones pueden ser tan variados como la imaginación alcance, basándose en lo que hacen los loros en la naturaleza. Sin embargo, muchos centros de cría obtienen buenos resultados con nidales que no tienen nada que ver con lo que se podría encontrar en un hábitat natural ya que, siendo aceptados por las parejas, cumplen con las necesidades reales de los animales y con las expectativas del criador.
El diseño es clave en especies difíciles, puesto que se consiguen vencer problemáticas típicas, pero igual de importante lo es en especies más comunes, ya que muchos huevos y pichones no prosperan por fallos en el diseño básico del nido.
Si se comienza desde esta base, controlando algunos matices, el resto de nidos más complejos se apoyan en este diseño inicial. Pero el nido básico debe estar bien hecho.
Los principales defectos
Es aún frecuente ir a criaderos donde los nidos son cajones mal terminados con defectos que afectan directamente a la pareja. Entre los defectos más frecuentes están: • El diámetro de la entrada no es el adecuado. • La profundidad del nido es escasa. • Sin escalera interna para que las aves puedan salir al exterior. • Escaleras internas con mala fijación o con defectos que pueden hacer que las aves queden enganchadas en su anilla. • Maderas de escasa calidad, muy blandas o muy rugosas que predisponen a la formación de hongos o acumulación de parásitos.
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• Maderas o aglomerados que incluyen tóxicos. Es el caso de los materiales hidrófugos con componentes que, ingeridos por el ave, pueden causar trastornos de diferente nivel. • Accesos o puertas que usa el criador que permiten la entrada de luz en el interior del nido. Esto provoca el nerviosismo de muchos ejemplares, que se traduce enroturas de huevos, incubaciones incompletas o reducción de la tasa de éxito de reproducción de una pareja. • Tamaños inadecuados, no acordes con la especie o el número de ejemplares que puedan usar ese nido.
Tipos de nido
La posición del nido influye directamente en el éxito reproductor en muchos casos concretos y los diseños deben estar específicamente pensados para que puedan ser útiles y manejables. Ejemplos claros son los nidos en diagonal (figura 1), que dan mejores resultados con especies como la cotorra dorada Guaruaba guarouba y el loro halcón Deroptyus accipitrinus.
Los nidos en forma de Y o V son interesantes para especies agresivas que necesitan doble entrada de nido para que la hembra pueda salir al exterior si el macho entra de forma agresiva.
La doble entrada no tiene porque ser necesariamente en forma de V. Si el avicultor tiene problemas para armar un tipo de estos nidos, tiene varias alternativas, como puede apreciarse en la figura 2. También pueden usarse esas mismas formas pero con acceso central en medio de la bifurcación, cómo ocurriría en la naturaleza cuando una rama se cae dejando una oquedad. En este caso el diseño influye en el estímulo.
Nidos en L
Son siempre muy útiles en los casos en los que los nidos convencionales no funcionan o no son aceptados por la pareja y, especialmente, por la hembra. En muchas ocasiones veremos que los ejemplares se encuentran incómodos con el nido. No lo defienden convenientemente, el macho no quiere entrar a dar de comer a la hembra, hay rotura de huevos frecuente o puestas de huevos en el exterior. En todos estos casos el criador suele pensar que algún miembro de la pareja no funciona bien o no es bueno para la cría y, simplemente, estamos fallando con el nido en algún aspecto. Y esto es difícil de detectar. En muchos casos, con los años, la pareja puede llegar a acostumbrarse a la situación y prosperar gracias a su instinto. En otros, el fracaso de cría les lleva incluso a no entrar nunca en el nido, como puede ser el ejemplo de algunos loros australianos pequeños cuyas hembras evitan entrar en un nido muy grande o con mucha luz en su interior.
Una de las primeras causas de uso de este tipo de nidos es la de evitar que los parentales se tiren directamente encima de los huevos en los casos en que alguno de los pájaros no usa la escalera interna. Realmente evita el contacto directo con los huevos pero no es el motivo principal para usar este tipo de nidal.
El nido en forma de L (figura 3) permite menor entrada de luz en el punto donde se hace la puesta de los huevos y
donde se realizará la incubación. Tengamos en cuenta que la posición de la L se podrá variar a voluntad según la especie que se esté tratando.
Nidos horizontales
Uno de los modelos más usados es el de este formato para la mayoría de loros de gran tamaño (figura 4). Casi todos los guacamayos necesitarán este tipo de nidal para tener un éxito ya demostrado en un gran número de criaderos. No por ser imitación de lo que realmente ocurre en la naturaleza, sino por lograr más efectividad en el manejo y el uso en general en unas instalaciones estándar.
Nido horizontal con división interna
Internamente, el nido horizontal puede llevar una división. Son los nidos horizontales con vestíbulo, muy útiles en las especies en que macho y hembra permanecen juntos dentro de la caja durante la incubación (figura 5). El vestíbulo evita que el macho irrumpa en la incubación provocando desplazamientos de huevos o aplastamiento de pichones recién nacidos. Este tipo de nido da buenos resultados a Psittacus e. erithacus y Psittacus serithacus timneh.
Nido horizontal con inclinación y fondo con aireación
Para los loris en climas cálidos y con alta humedad relativa, donde la proliferación de hongos es elevada en corto espacio de tiempo, existe la necesidad de darle ventilación a los nidos. Igualmente, es importante drenar los excrementos de estas especies cuya dieta, además de blanda, es rica en azúcares. Inclinar el nido permite que los pichones permanezcan en la zona más distal a la entrada y que, por gravedad, la suciedad también se pueda orientar hacia ese lado. Por ser parte del fondo de reja o de tela mosquitera, convenientemente protegida por tela metálica o madera perforada, se conseguirá el drenaje de las heces líquidas y una aireación del espacio. Estos nidos llevan material absorbente en su interior y, de todas maneras, deben ser renovados entre puesta y puesta sin que ello tenga que ser un inconveniente para los reproductores.
Nidos verticales El modelo básico se usa ampliamente con especies de pequeño y mediano tamaño, desde Forpus hasta Amazona. Éste es uno de los modelos que, junto con el horizontal, es más frecuente (figura 6). Los tamaños y las aperturas varían, pero también para algunas especies existen variantes a tener en cuenta.
Posadero de acceso lateral
Útil en aviarios donde conviven varias parejas. El posadero lateral evita irrupciones de otros machos o de otras aves que comparten el espacio. Igualmente, es efectivo para machos que se puedan mostrar agresivos con falta de sincronía con su hembra. Con un posadero lateral, el macho protege el nido pero da permiso a que la hembra pueda salir a voluntad
Con gaveta
Para especies sensibles, como puedan ser los Psittaculirostris o el género Opopsitta, son muy útiles los verticales con gaveta (figura 7). Esta gaveta permite inspeccionar huevos o pichones sin hacer ningún cambio que pueda ser motivo de desastre con estas especies respecto a su descendencia.
YK/shutterstock.com
Con vestíbulo
Para las especies más pequeñas que gustan de este tipo de nido, una entrada con vestíbulo permite más oscuridad en el interior, dando mayor tranquilidad a hembras de especies nerviosas.
Nidos con doble fondo
Usados especialmente para casos en los que la hembra o el macho rompen o se comen los huevos. Será importante identificar el problema, puesto que en el primer caso se puede solucionar con la madurez de la pareja. En el segundo caso, cuando alguno de los ejemplares se dedica a comerse los huevos casi recién puestos, es un vicio que se puede volver crónico y que en la gran mayoría de los casos es imposible de evitar sin acciones drásticas que pasan por: la sustitución de huevos artificiales, untar los huevos con repelentes o rellenarlos, previamente vaciados, con sustancias químicas que provoquen repulsa en los individuos o no tan químicas, como pueda ser la mostaza. Son sistemas que encierran el riesgo de provocar males mayores en especies tan complejas como puedan ser las cacatúas.
El nido con doble fondo (figura 8) dependerá muchísimo de la habilidad para el bricolaje que tenga el criador, puesto que la mayoría de los loros hacen lo imposible para romper o destruir el sistema. El uso de metales en los bordes de la rampa para evitar la acción roedora de un loro permitirá, junto a una elevada dosis de paciencia y no menos atención, la recuperación de un buen número de huevos que suelen tener como destino la incubadora, por ser poco habitual que la pareja que tiene este problema sea capaz de concluir una incubación de manera satisfactoria.
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Nidos en el suelo
Algunos ejemplares de las más diversas especies no logran reproducirse en los nidos convencionales que se les ofrece y, espontáneamente, crían en un nido que se les pone en el suelo. Es algo inusual pero que, ante el desespero del criador, puede llegar a funcionar con los riesgos que ello conlleva. Los nidos terrestres están expuestos a multitud de problemas, entre ellos los ratones o las ratas, que raramente faltan en un centro de cría. Este último punto hay que tenerlo en cuenta puesto que, cucarachas o incluso hormigas, pueden llegar a ser un problema serio.
Los Keas Nestor notabilis son quizás los más emblemáticos en cuanto a criar en el suelo. En Loro Parque Fundación se ha ido perfeccionando con los años el sistema de nido para esta especie. Los principales problemas que presentan los Keas consisten en la mortalidad de la descendencia por calor. Los nidos deben estar convenientemente ventilados y, para ello, nuestros nidos han evolucionado en un túnel que accede a una bóveda semiabierta en su cumbre. De tal modo que el aire refresca el interior, donde los pichones densamente cubiertos de plumón, pueden desarrollarse durante los meses más frescos. Hoy en día, el uso de cámaras acopladas a este sistema nos permite ver el interesante comportamiento durante la incubación y fase previa, cuando la entrada del macho en el nido queda vetada por la hembra de una forma tajante. Y, en el caso de que el macho llegase a entrar, será duramente castigado para que no se repita una nueva intromisión. El acople de las cámaras a los nidos permite elaborar el calendario de comportamientos esperados en esa fase.
Localización y posición
La forma de colocar estos nidos verticales influye en voladeras mixtas a la hora de contabilizar los resultados. Con los Agapornis se pueden evitar muchos conflictos si las entradas se ponen de modo que las parejas no se vean directamente. Igualmente, no darles posaderos de acceso evita muchas molestias que repercutirán directamente en los buenos resultados de cría y mayor número de puestas sin interrupción, algo frecuente en grupos de cría donde pueda haber una desviación de sexos en la población, donde los solteros/as comienzan a irrumpir en los nidos ocupados provocando incluso agresiones o caídas indeseadas de los pequeños aún sin independencia. Hay que evitar igualmente los nidos a mayor altura, puesto que serán motivo de discusión jerárquica en horarios de amanecer y atardecer. Agotan a la pareja que se hace con el nido más elevado y baja la efectividad en la cría.
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Nido en diagonal
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Nido en L
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Nido horizontal
Nido de doble entrada