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Cría de psitácidas: diseños de nidos Los loros necesitan diferentes tipos de nido, y elegir bien estas instalaciones es clave cuando se trata del
Rafael Zamora Padrón Lic. Ciencias Biológicas Esp. Zoología Loro Parque y Loro Parque Fundación
Un elevado número de personas se introduce en el mundo de la avicultura atraído por la imagen de ver crecer pichones en las instalaciones de algún otro criador. Las sensaciones que se perciben tienen que ver con la participación directa en la creación de vida. En el caso de aves como canarios o las múltiples especies de pinzones exóticos mantenidas en cautividad, la reproducción se centra en torno a nidos con una base prefabricada donde, mejor o peor, el criador puede mirar lo que va ocurriendo en el interior. Pero en las psitácidas, esta fase se convierte en oculta por realizarse en cavidades de troncos o cajones donde las inspecciones por parte del criador están limitadas y el proceso está lleno de interesantes complejidades que hay que conocer para lograr el éxito deseado. Los loros necesitan, según la especie, diferentes tipos de nido. En muchas ocasiones no se puede llegar a deducir cuál es el más adecuado según la forma o tamaño que puedan tener en la naturaleza. Se tienen que tomar como ejemplos los resultados óptimos que se hayan logrado en la avicultura. Lo más importante es comprender que el nido no se trata sólo de las medidas de un mueble que debe permanecer todo el año a disposición de la pareja. Los nidos tienen un efecto sobre un territorio concreto y debemos comprender los conceptos que involucra para darle el uso apropiado. Diseños Los cajones pueden ser tan variados como la imaginación alcance, basándo-
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se en lo que hacen los loros en la naturaleza. Sin embargo, muchos centros de cría obtienen buenos resultados con nidales que no tienen nada que ver con lo que se podría encontrar en un hábitat natural ya que, siendo aceptados por las parejas, cumplen con las necesidades reales de los animales y con las expectativas del criador. El diseño es clave en especies difíciles, puesto que se consiguen vencer problemáticas típicas, pero igual de importante lo es en especies más comunes, ya que muchos huevos y pichones no prosperan por fallos en el diseño básico del nido. Si se comienza desde esta base, controlando algunos matices, el resto de nidos más complejos se apoyan en este diseño inicial. Pero el nido básico debe estar bien hecho. Los principales defectos Es aún frecuente ir a criaderos donde los nidos son cajones mal terminados con defectos que afectan directamente a la pareja. Entre los defectos más frecuentes están: • El diámetro de la entrada no es el adecuado. • La profundidad del nido es escasa. • Sin escalera interna para que las aves puedan salir al exterior. • Escaleras internas con mala fijación o con defectos que pueden hacer que las aves queden enganchadas en su anilla. • Maderas de escasa calidad, muy blandas o muy rugosas que predisponen a la formación de hongos o acumulación de parásitos.
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mantenimiento de estas aves.
Los nidos tienen un efecto sobre un territorio concreto y debemos comprender los conceptos que involucra para darle el uso apropiado. • Maderas o aglomerados que incluyen tóxicos. Es el caso de los materiales hidrófugos con componentes que, ingeridos por el ave, pueden causar trastornos de diferente nivel. • Accesos o puertas que usa el criador que permiten la entrada de luz en el interior del nido. Esto provoca el nerviosismo de muchos ejemplares, que se traduce enroturas de huevos, incubaciones incompletas o reducción de la tasa de éxito de reproducción de una pareja. • Tamaños inadecuados, no acordes con la especie o el número de ejemplares que puedan usar ese nido. Tipos de nido La posición del nido influye directamente en el éxito reproductor en muchos casos concretos y los diseños deben estar específicamente pensados para que puedan ser útiles y manejables. Ejemplos claros son los nidos en diagonal (figura 1), que dan mejores resultados con especies como la cotorra dorada Guaruaba guarouba y el loro halcón Deroptyus accipitrinus. Los nidos en forma de Y o V son interesantes para especies agresivas que necesitan doble entrada de nido para que la hembra pueda salir al exterior si el macho entra de forma agresiva. La doble entrada no tiene porque ser necesariamente en forma de V. Si el avicultor tiene problemas para armar un tipo de estos nidos, tiene varias alternativas, como puede apreciarse en la figura 2. También pueden usarse esas mismas formas pero con acceso central en medio de la bifurcación, cómo ocurriría en
la naturaleza cuando una rama se cae dejando una oquedad. En este caso el diseño influye en el estímulo. Nidos en L Son siempre muy útiles en los casos en los que los nidos convencionales no funcionan o no son aceptados por la pareja y, especialmente, por la hembra. En muchas ocasiones veremos que los ejemplares se encuentran incómodos con el nido. No lo defienden convenientemente, el macho no quiere entrar a dar de comer a la hembra, hay rotura de huevos frecuente o puestas de huevos en el exterior. En todos estos casos el criador suele pensar que algún miembro de la pareja no funciona bien o no es bueno para la cría y, simplemente, estamos fallando con el nido en algún aspecto. Y esto es difícil de detectar. En muchos casos, con los años, la pareja puede llegar a acostumbrarse a la situación y prosperar gracias a su instinto. En otros, el fracaso de cría les lleva incluso a no entrar nunca en el nido, como puede ser el ejemplo de algunos loros australianos pequeños cuyas hembras evitan entrar en un nido muy grande o con mucha luz en su interior. Una de las primeras causas de uso de este tipo de nidos es la de evitar que los parentales se tiren directamente encima de los huevos en los casos en que alguno de los pájaros no usa la escalera interna. Realmente evita el contacto directo con los huevos pero no es el motivo principal para usar este tipo de nidal. El nido en forma de L (figura 3) permite menor entrada de luz en el punto donde se hace la puesta de los huevos y