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Esos pequeños compañeros INDESEABLES

rOsa rOldÁn - perrygatOs técnico en comportamiento canino y Felino. eDucaDora canina

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Los parásitos, tanto internos como externos, suponen un peligro para el bienestar de los gatos y para quien convive con ellos.

Aunque no los veamos, los parásitos tanto internos como externos suponen un peligro oculto para el bienestar de los gatos de casa y, en cierta medida, también para sus propietarios. Si un cliente te cuenta que de repente su animalito se rasca, pierde pelo, tiene vómitos, diarreas o parece más apático y despeluchado, adviértele de que no demore la consulta con el veterinario para confirmar o descartar la presencia de estos pequeños e incómodos huéspedes no deseados para tratarlo en caso de que sea necesario.

En estos casos no hay que dudar ni un instante: que un gato esté raro o se rasque, no es normal. Que se rasque hasta hacerse heridas compromete su bienestar pero también la salud de los que conviven con él, pues muchos parásitos son contagiosos para el ser humano.

La importancia de un programa

Así como la mayoría de los gatos de casa tienen sus vacunas al día, son menos los que siguen un programa de desparasitación periódico que mantenga a raya a los parásitos internos (tipo gusanos) y a los externos (pulgas, garrapatas, etc.).

Los parásitos son mucho más comunes de lo que los propietarios creen y, por ello, es muy importante mantener el calendario de desparasitaciones al día. Muchas veces se piensa que como el animalito no sale a la calle, o sale a lugares “muy limpios”, no corre peligro de coger parásitos pero esto es falso. Muchas veces, incluso son los mismos propietarios quienes pueden llevarlos a casa en la ropa o el calzado.

Las pautas de desparasitación varían en función del producto elegido y de la época del año. Normalmente, a partir de la primavera se aumenta la frecuencia ya que, con la llegada del buen tiempo, los parásitos se “activan” y se incrementa la incidencia de patología asociadas a estos desagradables bichitos.

La importancia de desparasitar no radica únicamente en preservar la buena salud de las mascotas, sino como una forma de proteger también a sus propietarios y a su familia, ya que algunos parásitos pueden ser transmisibles al ser humano. Y recuérdale a tus clientes que para poder tener un buen control antiparasitario, es necesario seguir las recomendaciones del veterinario y conseguir una prevención eficaz y completa.

¿Qué son los parásitos?

En esencia, un parásito es un organismo que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de él y aunque no suele matarlo sí es la causa de un fuerte deterioro físico.

Los parásitos externos como los ácaros del oído, las pulgas y las garrapatas pueden verse a simple vista y conviene eliminarlos tan pronto como se detecten.

Los parásitos internos son los viven en el interior de otro ser vivo que actúa como huésped. Son muy comunes, sobre todo en cachorros, y pueden invadir diversas zonas del cuerpo, como el tubo digestivo, el corazón, los pulmones, ojos, vías urinarias, piel, músculos e incluso el cerebro. Los parásitos gastrointestinales suponen un problema muy común en los gatos y según estudios, se sospecha que hasta el 45 % de los gatos puede tener algún tipo de parásito gastrointestinal. En algunas ocasiones pueden detectarse a simple vista en las heces del gato, como los áscaris que miden varios centímetros y tienen forma de fideo, o las temidas tenias, que tienen forma de cinta y cuyos últimos segmentos repletos de huevos dispuestos a continuar el ciclo biológico del parásito pueden aparecer alrededor del ano del animal. Que el animal vomite gusanos no quiere decir que esté eliminando la infestación, por lo que debe tratarse como un problema grave y consultar con el veterinario. Otros tipos de parásitos, más pequeños, pueden resultar indetectables a simple vista.

Los parásitos pueden tener ciclos de vida muy complejos y migrar por el cuerpo del animal a medida que maduran. Algunas especies parasitan a animales distintos en función de su estado de crecimiento.

“Mi gato está raro...”

Muchas veces un animal puede estar parasitado, aunque el propietario no note nada y el gato no manifieste ningún signo.

Ácaros

Si un cliente te dice que su gato se rasca, se hace heridas, le huelen las orejas y presentan unas manchas marrones que claramente le molestan, y mucho…. la razón más común por la cual presenta estos síntomas son los ácaros. Las infecciones bacterianas, las infecciones por hongos y los parásitos son conocidos por producir síntomas como picazón, inclinación de la cabeza y e inflamación del oído. Dado que las orejas del gato son muy sensibles y propensas a las infecciones, es necesario examinarlas periódicamente para identificar cualquier anormalidad y, sobre todo, para identificar por qué se rasca las orejas. Los ácaros de las orejas son unos parásitos que se adhieren al cuerpo del animal y se alimentan de los aceites y el tejido presentes en el canal auditivo. El gato se rasca las orejas excesivamente y se causa heridas en ellas. Estas heridas conducen a infecciones en las orejas que a menudo son de naturaleza grave.

Pulgas

En principio, un gato dará pistas inequívocas de que algo anda mal: hay que fijarse fundamentalmente en si se rasca más de lo habitual. Además, puede reconocerse la presencia de estos parásitos en las deposiciones que dejan pegadas al pelo del animal o bien ver las pulgas directamente corriendo por encima de la piel del animal. Las pulgas pueden ser peligrosas en individuos muy jóvenes e inmunodeprimidos, y en caso de infestación masiva son capaces de causar anemia. Además, aparte de los problemas que la parasitación por pulgas pueden causar en un gato, la situación puede agravarse si por desgracia es alérgico a determinadas sustancias presentes en la saliva del parásito. En cualquiera de los casos son ciertamente incómodas. El continuo rascado causa molestias e inquietud.

Ermolaev Alexander

Los síntomas de una parasitosis pueden ser muy variados, incluyendo picazón, vómitos, diarreas, pelo en mal estado, apatía y falta de interés, mucosidad, heces sanguinolentas, pérdida de apetito, vientre abultado, etc.

En estos casos, el veterinario puede recomendar la realización de un análisis coprológico o, lo que es lo mismo, un estudio de heces, independientemente de si el animal estaba o no desparasitado. Si los resultados arrojan positivo a alguno o varios tipos de parásitos, es necesario desparasitar inmediatamente.

Parásitos externos

Las pulgas y garrapatas son parásitos externos que causan malestar a los gatos y pueden llegar a transmitirles enfermedades que, si bien no revisten gravedad, ciertamente son incómodas. El continuo rascado causa molestias e inquietud. Las pulgas pueden transmitir un parásito que causa anemia en gatos. Por otra parte, el gato puede tragarse la pulga o sus huevos y generar la presencia de lombrices intestinales. En el caso de las garrapatas, éstas pueden transmitir enfermedades de consecuencias graves en los animales y también a las personas.

Sin embargo, todo esto puede evitarse haciendo un seguimiento de la presencia de parásitos, en el animal y, llegado el caso, utilizando correctamente los productos destinados a esta función. La aplicación continuada de métodos de prevención de pulgas y garrapatas, depende del estilo de vida del animal y de las características de su entorno.

Si el propietario de un gato quiere garantizar su bienestar, es imprescindible prevenir las pulgas y garrapatas, y recordarle que es un aspecto que debe tenerse en cuenta durante todo el año y especialmente con la llegada de las temperaturas más agradables. La convivencia con estos parásitos puede ser frustrante para el animal y también para los miembros de la familia. Por ello, es importante darse cuenta de su presencia.

La mejor protección

Actualmente existen a disposición de los propietarios muchos métodos antiparasitarios, aunque a grandes rasgos pueden resumirse en insecticidas o bien repelentes. Ambos grupos de productos pueden encontrarse en forma de espray pipeta o collar, y su aplicación dependerá de la fórmula magistral y de la presentación utilizada.

Para que un cliente se decida por una u otra de estas técnicas primero ha de valorar muchos factores, como el enbuena idea aprovechar el sobrante del collar adquirido para el gato mayor de la casa. Actualmente, existen productos que pueden utilizarse a partir de los cuatro días de edad. También hay productos específicos para cachorros, normalmente a base de repelentes.

Generelmente, la desparasitación interna se consigue aplicando pipetas externas de amplio espectro (desparasitan interna y externamente) o administrando pastillas específicas por vía oral.

Si se trata de un gato de exterior, es decir que sale a la calle, estará más expues-

La prevención resulta fundamental para garantizar el bienestar de los gatos de nuestros clientes.

torno del animal, la edad o el peso del mismo, ya que la salud del gato y la efectividad del método dependen de ello. En todo caso, la mejor opción es dejarse aconsejar por un experto, ya sea el veterinario habitual o bien en el comercio especializado. Y, sobre todo, nunca aplicar, sin consultar, antiparasitarios específicos para perros en un gato, puesto que pueden ser tóxicos.

Si se está hablando de gatitos de corta edad, recálcale a tu cliente que es importante fijarse bien en la etiqueta, porque no todos los productos son adecuados para ellos. Del mismo modo, no es to a los parásitos externos en las épocas del año estivales (primavera y verano), que el animal que vive en el interior de un apartamento o casa. Pregunta a los propietarios para conocer este tipo de detalles y adaptar, de esta forma, la protección al estilo de vida de su gato.

En resumen: la prevención resulta fundamental para garantizar el bienestar de los gatos de nuestros clientes. Para hacerlo bien, lo ideal es contar con la ayuda de un especialista que conozca bien los productos y que aconseje de forma personalizada según las características del animal, su entorno y sus hábitos.

Garrapatas

Las garrapatas son miembros de la familia de las arañas, y son parásitos succionadores de sangre capaces de transmitir una gran variedad de enfermedades (babesia, anaplasmosis, hemobartonelosis, fiebre de las montañas, ehrlichiosis, tularemia, borreliosis), además de provocar desórdenes dermatológicos, parálisis y anemia. La infestación por garrapatas es menos preocupante que las enfermedades que transmiten, y depende de varios factores, incluidos la temperatura ambiental, humedad y disponibilidad de huéspedes. La garrapata se sujeta por sí misma al animal huésped, clavando su mandíbula profundamente en los tejidos para alimentarse. En el sitio de la mordedura se produce una reacción inflamatoria, quedando una costra después de extraer la garrapata. Estos incómodos parásitos pueden causar un sinfín de problemas además de irritación, y en algunas ocasiones reacciones alérgicas. Dependiendo del número, del tamaño del animal y de su estado general de salud, las garrapatas pueden succionar una gran cantidad de sangre causando anemias. La pérdida de sangre puede advertirse en un pelaje empobrecido y en pérdida de peso, llegando incluso a la muerte. Aun sin llegar a causar anemia, la picadura de la garrapata es irritante y puede generar el desarrollo de reacciones de hipersensibilidad.

Un cliente debe valorar muchos factores para elegir el producto más adecuado a su gato. Muchas veces un gato puede estar parasitado, aunque el propietario no note nada y el animal no manifieste ningún signo.

Parásitos internos: el peligro oculto

Una gran barriga puede ser una señal de que el estómago de un gato está lleno de parásitos. Los cachorros son más propensos a padecer parásitos en su intestino, sobre todo si tienen acceso al exterior, por lo que conviene vigilar las salidas del gatito. Largos, redondos, planos o microscópicos, los parásitos que se alojan en el intestino del gato pueden tener distinto aspecto, pero todos resultan perjudiciales para la salud del felino. La mayoría de gatos, especialmente gatos adultos, pueden no presentar signo alguno de enfermedad. Por el contrario, los gatos jóvenes parasitados pueden manifestar signos clínicos graves de vómitos, diarrea, adelgazamiento y retraso en el crecimiento.

El Toxocara canis es uno de los parásitos intestinales más comunes en gatos. Tienen aspecto alargado y por eso son comúnmente conocidos como espaguetis. Pueden producir diarreas y en algunos casos vómitos. Este parásito puede contagiarse a las personas y, por ello, se deben seguir medidas de higiene básicas como lavarse las manos tras jugar con el gato y, sobre todo, después de recoger las heces. En el caso de los niños, hay que educarlos para que adopten este tipo de medidas de higiene como una rutina más.

Otro parásito muy común es el Lphylidium caninum. Son cortos y planos, por lo que son conocidos popularmente como granos de arroz. Estos parásitos completan su ciclo vital a través de los huevos de las pulgas. Por esta razón, se hace especialmente importante, controlar los parásitos externos mediante un producto específico. Cada vez que un gato presenta pulgas, probablemente tendrá también parásitos intestinales.

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