León Pereyra - El nudo

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El nudo Le贸n Pereyra

Editorial Subpoes铆a


El nudo Leon Pereyra Editorial Subpoesia Buenos Aires, Noviembre 2012 www.subpoesia.com.ar


La mutación del gran plan Que sea el sueño nuestra moraleja dulce, dulce sueño. Que abrace los instantes en este viaje, los abrace y nos proteja. Porque, a pesar de la consecuencia que hoy somos, en otro tiempo, fuimos consecuentes y arriesgamos. Ahora, de tanto en tanto, me asalta la idea de que ya de antemano nos sabíamos en la lona. Porque, a pesar del nido que construimos, tiramos de la soga hasta desconocernos. Es que no siempre sembrando amor se cosecha amor. A veces en su mundo las plantas se polinizan y pasan a ser otras distintas sobre la marcha. 5


Instructivo inĂştil para la subsitencia Al despertar, abrir las ventanas y dejar entrar la luz. Cambiar los muebles de lugar, desayunar. Mantener el orden y encontrarse a uno mismo. Escribir, fumar. Salir a la calle y romper con la repeticiĂłn del acto diario. Caminar o similar. Explotar el tiempo. Comer, no olvidarse de comer. Escuchar mĂĄs radio y menos consejos.

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Escuchar más radio y menos consejos. Subir a lugares de los que luego se pueda bajar. Escribir, fumar. En casos de soledad nivel Invierno encender el televisor del otro cuarto como en un simulacro de presencia tácita. Al encarar el sueño, tapiar las persianas y dejar fuera la nieve lunar. Abarcar la totalidad de la cama y cerrar rápido los ojos de la mente.

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El domo Centinela del ensueño ¿Has llegado a darte cuenta que eres la grieta en la tierra? Ábrete, portal, para que yo, el hijo de la búsqueda, alcance el domo de la noche para hacer y deshacer mi vida todas las veces necesarias. Porque no tengo el gran ojo de la mente aún dispuesto; sólo concedo como cierto el fruto de la experiencia vivida.

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La biblioteca de mi abuelo Mi vieja me prestó una pequeña biblioteca de madera que alguna vez, en su juventud, hizo mi abuelo. Sobrevivió mil mudanzas. En sucesivas casas durmió en baños, sostuvo plantas o adornos olvidados al azar. Yo siempre la quise. Ahora reposa triunfante en un rincón de mi living como Hermana Protectora de la poesía universal.

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El tango más maricón El hielo el hielo bajo los pies y en la cama sobre todo en la cama, tarde. Estar entre estas paredes pesa, pesan la ropa tibia y la cocina siempre haciendo juego combinada ahora con esta postguerra. En los estantes, en el polvo de los estantes hay unas fotos de personas que sonrien como si fueramos nosotros riéndonos de nosotros como si aún pudiéramos sentir y no ser. La realidad incesante no deja de caer en mí: tu lado del armario me muestra los huesos, las sábanas llaman tu nombre y me asfixian.

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En una ĂŠpoca fuimos felices o al menos hicimos el intento. Vimos las caras de lana y seda las de la patria chica, puertas adentro. Nos deshicimos hasta llegar a este presente en que somos nada, somos todo lo que no fue. Es de noche y el hielo estĂĄ ya por todas partes.

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Cuatro escalones de la conciencia 1 La lluvia moja la escena y cae sobre la letra chica. La lluvia ficticia, la que no moja entiéndase. 2 En la guantera del devenir un mapa arroja la certeza fulminante de que hay que adaptarse porque sino se puede morir. O, en mejores palabras, hay que adaptarse y también morir, pero luego, según la madeja del tiempo se deslíe. Porque cualquier Yo mutante se ataría a la punta del cordel buscando lleguar al vacío innominable del arraigo. Cualquier Yo mutante. Como este que soy cambiando a cualquier costo.

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3 Mi vida, debajo de la paranoia superficial, es así: puedo obviar el girar imperceptible de la tierra pero sé, en realidad sé que la esfera está dando vueltas y va a terminar deteniéndose justo cuando el sol más queme. No es que sea idea mía. El futuro ya está hecho y se espeja en las miradas de los que se fueron ahí donde la hierba crece a cada instante. 4 Sería cobarde repatriar mi voz para ocultarme tras el rol de algún personaje secundario en otra obra que no sea esta que escribo. Más fácil sería negar toda intención como hecho definitivo.

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Niño I Arriba las nubes tuercen el raso. ¿No ves las hormigas comiéndote? Ellas dan vida. Recuerda: el techo está escondiendo el cielo... ¡Cierra esa ventana niño! Corre, corre bajo el tren bebe la ambrosía mientras puedas; encarna el pan de las orgías. es igual, irás de la caja a la tierra y del espejo al papel.

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Niño II El cielo gris cubre los edificios y condensa el agua entre las pieles de los otros que asolan las veredas en esta urbe, la del cuerpo sucio, feroz personificación sombría con ansia de tu tiempo y tus sentidos. Niño, si no te ven no eres tangible. Existe, lo seguro puede fallar: desecha el elemento más confiable. Ten hambre niño, ten hambre y cuidado.

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En Ciudad de Plaza Italia a. La lluvia implacable cae de costado y se mete al puesto mientras el ulular del viento me estremece; frente a mi cara corre un mar perpetuo de autos que braman. Para la venta de libros es temporada baja y somos pocos resistiendo esta primavera alérgica y tropical. b. A mediatarde el sueño, como una enredadera, empieza a treparme el cuerpo y absorbe mi lucidez. La luz apenas se filtra a través de los lentes berretas que hacen de centinelas a mis ojos. “Es sueño sólo sueño” me repito mientras cae la hora de la siesta en Ciudad de Plaza Italia. 16


c. En la feria los días son felices. Los pajaritos cantan las viejas traen libros y tomamos un liquido que parece café. Hablamos de Proust, de Von Daniken y los aliens hablamos de fútbol y de mujeres. Si te piden Siddharta hablás de budismo, le ofrecés El lobo estepario si te piden el Ulises generalmente tocás de oído o nombrás la importancia de una traduccion argentina; un trabajo que oficia de tertulia eterna. Y asi pasamos las jornadas casi como impartiendo un servicio social pero para con nosotros mismos. Hasta que vendés un libro de Connie Mendez y la realidad te atrapa, te amasija, te escupe y te recuerda que por plata también sos un poco el diablo. d. No hay silencio; sólo se oyen motores cual ruido blanco. 17


Boulevard El termómetro marca un grado y la estufa sigue sin prender. Afuera, el aire gélido se impregna en las cosas. Afuera, sobre el boulevard y a un par de cuadras también.

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