Gaby Mena - La construcción de la realidad

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Gaby Mena

LA CONSTRUCCIÓN DE LA REALIDAD

Editorial Subpoesía


La construcci贸n de la realidad Gaby Mena Tapa por Aldana Antoni Editorial Subpoesia Buenos Aires, Mayo 2013 editorialsubpoesia@gmail.com


Acto I: LLuvia



-Dijiste: Llueve. Llueve, repetĂ­. Y me puse a llorar despacito.

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-Dijiste: y ahora, ¿Por qué llorás? Por qué llorás, repetí. Y el miedo me cerró el pecho y estranguló mi garganta hasta quedar agazapado en mi cerebro.

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-Dijiste: No te entiendo. No te entiendo, repetí. Te salió tan fácil que era imposible no creerte, no te entiendo, tres palabras , pero cómo no se te destroza la boca, cómo no te cuesta escupir semejante tristeza, cómo no pensás lo que me estás diciendo.

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-Dijiste: ¿Estás triste? Estás triste, repetí. Y el miedo de perderte se derritió de repente, me resbaló aceitoso por las piernas; por un segundo me sentí vacía, hueca. Pero sólo fue un segundo, no más, porque el otro golpe de miedo me dobló de un trompada perfecta que me dio en la boca del estómago. (Hay miedos que duelen en todo el cuerpo, como una gripe fuerte y mal curada. Pero este miedo era preciso: no era un miedo que se pudiera llorar. Este miedo sólo podía ser gritado). Miré a mis pies pero nada quedaba del miedo a perderte. El miedo de estar sola lo había reemplazado. 8


-Dijiste: ¿Te pasa algo? Te pasa algo, repetí. Claro que me pasa algo, me pasa casi todo y de repente. Me pasa que te acabo de perder para siempre y ahora sé que no hay retorno a la ignorancia. Pasa que te me moriste de golpe. Pasa que te quiero como siempre, como una enfermedad, como un castigo. Pasa que ahora qué hago con tu lado de la cama, con todas las costumbres y recuerdos y los años y los mese y los días. Pasa que sos un pedazo mío que pierdo. Pasa que ya no te quiero y acabo de saberlo.

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-Dijiste: Vení, no llores, zonza. Vení, no llores, zonza, repetí. Claro que voy. Con quién llorar por nosotros sino con nosotros mismos. Esta privada ceremonia también nos pertenece, como nos han pertenecido los abrazos, las promesas, los hijos, las tristezas. (No llores, por favor, no llores más que no te creo, no llores más que no me importa). No llores y yo lloro más fuerte; te obligo a consolarme porque así está establecido: hemos jugado este juego infinitas veces, se nos ha vuelto maniqueo con el tiempo.

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Cuándo habrá sido la primera vez que me consolaste porque ese era tu rol en vez de consolarme a puras ganas. Cuándo fue que lloré por los dos y acepté mi papel de llorona estable en el elenco. (Cómo será verte llorar, quién consolará tu dolor. Quién calmará tu miedo. Quién recibirá tu tristeza). Qué extraño monstruo de dos cabezas puede generar el tiempo; qué terrible mutación de dos en uno. (Ese gesto que era tuyo ahora es mío, esa idea que era mía ahora es nuestra). No llores, me pedís, y yo lloro bien fuerte mi mejor llanto, con hipos, con mocos, con sollozos (no vaya a ser que te distraigas y veas tu propia tristeza).

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-Dijiste: ¿No sabés que yo te quiero mucho?

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No sabés que yo te quiero mucho, repetí. No, no sé, si lo supiera no preguntarías. ¿Qué quiere decir para vos te quiero mucho? ¿Qué parte abarca de mí? ¿Cómo llegamos a no saber qué significa para cada uno la misma palabra? Si “te quiero mucho” quiere decir saber lo que el otro va a querer, o va a elegir o va a pensar. Si “te quiero mucho” quiere decir resignar, aflojar, dejar pasar. Si “te quiero mucho” quiere decir tener recuerdos, tener acuerdos, tener hijos. Si “te quiero mucho” quiere decir bancar las malas, compartir las buenas, gozar de los beneficios, cumplir con las obligaciones. Si “te quiero mucho” quiere decir respetar, comprender, escuchar, compartir, perdonar. 13


Si “te quiero mucho” quiere decir valorar lo que se tiene, saber que no es fácil, pensar en los hijos, volver a intentar. Si “te quiero mucho” quiere decir pelear, odiar, traicionar, pifiar, mentir. Darse tiempo, darse permisos, darse treguas, darse besos, darse palos. Si todo eso es querer, yo también te quiero mucho, ¿sabés?. Los dos sabemos querer y ser queridos, los dos sabemos que si se tratara de convencer a los que miran de afuera, nuestro amor dejaría boquiabierto al más exigente, al más romántico, al más desprejuiciado. A cualquiera. Hemos luchado tanto para alcanzar cosas que no nos importan. Como este “querernos mucho” tan atroz, inexpugnable como una cárcel.

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-Dijiste: Paró de llover, ¿Estás mejor? Sí, paró de llover. No me hagas caso. Ya deberías saber: la lluvia me pone triste. Por eso, la próxima lluvia, si me ves llorar, no me preguntes. Es la lluvia, nomás.

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Acto II: La construcci贸n de la realidad



I A José Luis Mangieri

Él se fue con la poesía a otra parte me dejó libros y más libros y se fue. Yo a veces pienso en él un buen tipo un lindo tipo el tano. Yo pienso en él cómo en todos mis muertos conocidos un aliento entre la nada y la nada.

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II Una piedra en la nuca las palabras casi todo el pasado ayer detrĂĄs acumulado en letras cajones carpetas una piedra en la nuca mi poesĂ­a.

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III Él cree que todo transcurrirá plácidamente. Duerme con el huracán y no lo sabe desconoce de mí casi todo. Yo trato de gritarle alguna pista que lo lleve hasta mi centro. Él cree que no pasa nada que son cosas de mujeres 21


que puede seguir haciendo eso que hace conmigo y con su vida. Yo me duermo llorando después de que la furia implosiona en mi pecho y me desgarra. Él me hace el amor y cree cree doblegar el animal rabioso que hay en mí con el puro y solo con el pobre y simple deseo de los cuerpos.

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IV la voz de la sombra mi sombra proyectada sobre el limpio suelo del presente la voz de la sombra mi equipaje de oscuridad mi ayer en penumbras la casa a la que no voy a volver el incinerado camino que me antecede la sombra de los muertos ante mĂ­ los tantos ayeres partidos y paridos el espejo roto de mi sangre la siembra de mi propia muerte 23


V Y los muertos… Los muertos cada vez son más cada vez están más cerca… Cada vez más muertos y el espejo que traen entre las manos…

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VI Hubo un momento en que el único objetivo era la muerte. Ah qué tranquilizador era todo entonces. Solamente deshacer desbaratar desandar Ibamos desde y hacia la muerte cada día y había compañeros de ruta en todas partes.

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No necesitabas hacerte preguntas sólo destruir un poco más cada día sólo desbaratar los planes de tus padres y los tuyos propios. La única pregunta era si había suficiente o dónde se podía conseguir más y luego otra vez los paréntesis hacia la nada. Añoro la certidumbre de entonces todo acabaría pronto y moriríamos jóvenes y hermosos todos los que recuerdo querían morir igual que yo. Se rompían a pedazos ante mis ojos.

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Ah recuerdo la muerte como era entonces yo caminaba hacia ella sin dudarlo no había preguntas entonces la respuesta siempre era nunca más tarde después otro día. Todo era fácil y sencillo entonces lo hacíamos todo al revés todo sin pensarlo demasiado tan sólo tengo lo suficiente tendré que conseguir más dónde y con quién dormiré hoy.

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Ahora la muerte es una cama de hospital frascos y frascos de pastillas que no pegan que no se pueden convidar ni vender agujas buscando venas cansadas no hay trip no hay nadie a quién preguntarle siquiera si son buenas sólo unos ojos desesperados confirmándome que todo es una mierda como entonces. Ya no moriremos fácil habrá que esperar y la muerte llegará no como una certidumbre sino como una visita inesperada. 28


Entretanto las preguntas son tantas que sólo puedo ponerme a un costado y mirar morir mientras añoro la muerte añoro mi único objetivo. Hoy la respuesta es morir como perros en el medio de la noche sobre sábanas que orinamos sin darnos cuenta. ¿Pueden creerlo? Hay quienes están tranquilos y conformes con eso.

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Dicen que todos moriremos pero no saben lo cierta que es la muerte una mañana en un cuarto vacío. Ah recuerdo la muerte como era entonces una presencia más entre nosotros y nosotros girando sin sentido a su alrededor. No había demasiadas preguntas entonces sólo un susurro de muerte todo el tiempo.

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Ah quĂŠ tranquilizador era todo entonces. El hoy es este abismo de preguntas sin respuesta.

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VII La construcción del afuera es apenas una fachada tranquilizadora de imbéciles. ¿Quién puede creer que el huracán está guardado en una botella? ¿Acaso eso les basta? Yo creo que no quieren saber lo que hay en mi cabeza… y lo bien que hacen. He aprendido que los monstruos vivirán dentro mío mientras soy esta domesticada mujer que se construye a sí misma como un castillo de arena. 32



Este pliego se terminó de armar e imprimir en Taller Subpoesía en Mayo del año 2013


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