La iglesia su fundamento y su sagrada misión

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Lecturas de la

Semana de Oraci贸n La Iglesia, su Fundamento y su Sagr ada Misi贸n

Viernes 3 - s谩bado 11 de diciembre de 2010


Introducción Un día, después de preguntar a los discípulos quién creía la gente que Él era y al oír la confusión que existía en sus mentes, Jesús preguntó directamente a sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Una respuesta fue: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Esta confesión reconoció a Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios, sin la hipótesis y suposiciones de otros individuos. Ésta no fue la conclusión del razonamiento humano. Al discípulo que lo reconoció de este modo, Jesús le dijo: “… no te lo reveló carne y sangre, sino mi Padre que está en los cielos” Mateo 16:1517. Fue en este momento que Jesús comenzó a hablar a sus discípulos sobre la iglesia y su desarrollo, y sus palabras tuvieron gran peso a lo largo de toda la historia. Con referencia a sí mismo, dijo: “… sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Jesús iba a construir su iglesia sobre la roca que era Él mismo, y daría tal naturaleza a la iglesia de modo que en las épocas subsiguientes ni siquiera las puertas del Hades podrían prevalecer contra ella. Esto era también una profecía que indicaba que el futuro pondría a prueba y zarandearía la iglesia a fondo. El odio, la prohibición, la persecución, la dispersión, la herejía, y tentaciones de toda índole han probado a la iglesia y la han puesto en peligro de apostatar. Todo esto se ha dado a través de los siglos, y aunque muchos de los seguidores de Cristo se debilitaron, negaron la verdad, cayeron en la apostasía y hasta se volvieron sus peores enemigos, hoy los fieles seguidores permanecen y testifican sobre la verdad y sobre el mensaje que el Señor ha confiado a su pueblo para el mundo. Han surgido muchos movimientos y organizaciones, “todo viento de doctrina” ha soplado por el mundo “por estratagema de hombres” (Efesios 4:14), y muchas de ellas muy confusas. Influenciados por las teorías humanas, algunos han perdido su confianza en las Sagradas Escrituras; otros declaran que no hay verdad absoluta y todo es relativo y humano; mientras que otros dicen que no hay verdadera iglesia visible, de modo que eligen permanecer sin conectarse con niguna organización y se consideran a sí mismos “cristianos interdenominacionales.” Sin embargo, la profecía de Jesús no falla: “…las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” El poder del maligno no puede destruir la iglesia. “Desde el principio,” afirma el Espíritu de Profecía, “las almas fieles han constituido la iglesia en la tierra. En todo tiempo el Señor ha tenido sus atalayas, que han dado un testimonio fiel a la generación en la cual vivieron. Estos centinelas daban el mensaje de amonestación; y cuando eran llamados a deponer su armadura, otros continuaban la labor. Dios ligó consigo a estos testigos mediante un pacto, uniendo a la iglesia de la

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tierra con la iglesia del cielo. Él ha enviado a sus ángeles para ministrar a su iglesia, y las puertas del infierno no han podido prevalecer contra su pueblo” (H.Ap. pág. 11). Hoy, después de siglos de conflictos espirituales, experiencias de todo tipo, progreso y desventuras, la iglesia aún existe con su identidad y misión divinas. “El resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12:17). De sus adherentes que continúan predicando el mensaje de salvación, se dice: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder” (Mateo 5:14). Son privilegiados por formar parte de una institución indestructible y santa y al mismo tiempo estar encargados de la misión más noble: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo...” Marcos 16:15, 16. Las lecturas para la Semana de Oración presentan el maravilloso tema de la iglesia, su fundamento y su sagrada misión. Dios ha hecho de ti un precioso instrumento en sus manos para propagar luz y esperanza en este mundo de tinieblas y confusión. Déjate usar por Él. El Señor nos ha dado otro año de vida, otra posibilidad de recibir más conocimiento y de dar testimonio a otros con tiempos, otro año de gracia. ¿Estás agradecido por todas sus bendiciones? Tenemos otro año por delante, ¿cómo planeas usar las oportunidades que el Señor te dé en el año entrante? Leámos estos artículos con el ferviente deseo de que el Espíritu Santo hable a nuestros corazones y a nuestras mentes. Reunámonos en cada encuentro durante esta semana especial con hambre y sed de justicia, con el profundo deseo de ser llenos del Espíritu Santo para ser conscientes de los privilegios y de la sagrada misión que tenemos. Queridos hermanos, hermanas, jóvenes y amigos de la verdad, asistid a cada reunión y buscad la comunión con todos los que sirven al Señor e imploran sus bendiciones. Tomáos tiempo para visitar a los enfermos, a los que están aislados o desanimados, y animad a todas las personas que conozcáis a reunirse, como lo hizo la iglesia apostólica en el comienzo de la era cristiana. Sed de una mente y un corazón y la bendición celestial descenderá sobre vosotros. El sábado, 11 de diciembre será un día de ayuno y oración. Haced de éste un día especial de reunión y bendición. Después de la última lectura, se recogerá la ofrenda para la Semana de Oración. Las donaciones que se reúnan serán usadas para gastos de administración y para la apertura de nuevos campos de la Asociación General. Amados en Cristo, estemos agradecidos por este pasado año de vida y gracia. Estemos agradecidos por la gracia recibida y no

olvidemos que todo nos ha sido dado por la mano amorosa de Dios. Hagámos esfuerzos especiales en el año venidero para ser fieles y activos, y para estar atentos al progreso de la iglesia de Dios. Seamos también mensajeros y luces al mundo, donde sea que el Señor nos haya colocado, y hagamos uso de cada oportunidad que nos conceda en este nuevo año de vida. Si somos seguidores dedicados, fieles mayordomos y activos portadores de la luz, seremos una gran bendición para el cielo, para la iglesia, para los que nos rodean y para nosotros mismos. Es a tales siervos que el Señor pronto extenderá su bienvenida: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34). Que el Señor conceda a cada cual ser uno de ellos.

Contenido: 1. LA IGLESIA,

EL OBJETO MÁS PRECIOSO PARA DIOS Ellen G. White

2. LOS PODERES TERRENALES, NO PUEDEN DERRIBAR LA IGLESIA DE DIOS Parmenas N. Shirima, Tanzania

3. TESTIGOS VIVOS EN EL MUNDO Pablo M. Hunger

4. PROPAGANDO LUZ EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS Joel N. Barnedo, EE.UU.

5. JESÚS, LA PIEDRA DE ÁNGULO Alfonso Reto, Perú

6. LA IGLESIA MILITANTE Dai Ch. Kang, Corea del Sur

7. LA IGLESIA TRIUNFANTE Idel Suárez, Jr., EE.UU.

Publicadas por la Asociación General Sociedad Misionera Internacional Iglesia Adventista del Séptimo Día “Movimiento de Reforma” 625 West Avenue, Cedartown, GA 30125 Tel: (1) 770 748 0077 - Fax: (1) 770 748 0095 eMail: info@sda1844.org / Internet: www.ims1914.org

Lecturas de la Semana de Oración


Lectura No. 1–Viernes, 3 de Diciembre, 2010

LA IGLESIA,

EL OBJETO MÁS PRECIOSO PARA DIOS

Ellen G. White Un Fundamento Sólido y Divino

Porque nadie puede poner otro fundamento fuera del que está puesto, que es Jesucristo (1 Co. 3:11). “Sobre esta piedra –dijo Jesús,– edificaré mi iglesia.” En la presencia de Dios y de todos los seres celestiales, en la presencia del invisible ejército del infierno, Cristo fundó su iglesia sobre la Roca viva. Esa Roca es Él mismo, su propio cuerpo quebrantado y herido por nosotros. Contra la iglesia edificada sobre ese fundamento, no prevalecerán las puertas del infierno. Cuán débil parecía la iglesia cuando Cristo pronunció estas palabras. Se componía apenas de un puñado de creyentes contra quienes se dirigía todo el poder de los demonios y de los hombres malos; sin embargo, los discípulos de Cristo no debían temer. Edificados sobre la Roca de su fortaleza, no podían ser derribados. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 382). Los apóstoles edificaron la iglesia de Dios sobre el fundamento que Cristo mismo había puesto. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 476).

El poder humano no estableció la iglesia de Dios ni puede destruirla. La iglesia no fue fundada sobre la roca de la fuerza humana, sino sobre Cristo Jesús, Roca de la eternidad, “y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt. 16:18). La presencia de Dios da estabilidad a su causa. Las instrucciones que nos llegan son: “No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre” (Sal. 146:3). “En quietud y en confianza será vuestra fortaleza” (Is. 30:15). La gloriosa obra de Dios, fundada en los principios eternos de la justicia, no será nunca anonadada. Irá de fortaleza en fortaleza, “no con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zac. 4:6). (Profetas y Reyes, pág. 439).

Fundamento, Organización y Perspectiva

Con el llamamiento de Juan, Andrés, Simón, Felipe y Natanael, empezó la fundación de la iglesia cristiana. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 115). Al ordenar a los doce, se dio el primer paso en la organización de la iglesia que después de la partida de Cristo habría de continuar su obra en la tierra... Más adelante en la historia de la iglesia primitiva, una vez constituidos en iglesias muchos grupos de creyentes en diversas partes del mundo, se perfeccionó aun más la organización a fin de mantener el orden y la acción concertada. Se exhortaba a cada uno de los miembros a que desempeñase bien su cometido, empleando útilmente los talentos que se le hubiesen confiado. Algunos estaban dotados por el Espíritu Santo con dones especiales: “Primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero doctores; luego facultades; luego dones de sanidades, ayudas, gobernaciones, géneros de lenguas” (1 Co. 12:28). Pero todas estas clases de obreros tenían que trabajar concertadamente. (Los Hechos de los Apóstoles, págs. 19, 76). Año - 2010

La iglesia militante no es todavía la iglesia triunfante; pero Dios ama a su iglesia, y describe por medio del profeta cómo Él se opone y resiste a Satanás, quien está vistiendo a los hijos de Dios con las ropas más negras y contaminadas, y está reclamando el privilegio de destruirlos. Los ángeles de Dios los protegen de los asaltos del enemigo. (Testimonios para Ministros, pág. 19). …Pero la iglesia es muy preciosa a su vista. Es el estuche que contiene sus joyas, el aprisco que encierra su rebaño, y anhela verla sin mancha, tacha ni cosa semejante. Siente por ella anhelos de amor indecible. (Dios nos Cuida, pág. 188). …el Señor mismo se regocija con cánticos por su iglesia. (El Ministerio de la Bondad, pág. 99). Para Dios, el objeto más caro en la tierra es su iglesia. “Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó. Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo.” “Porque así dice el Eterno Todopoderoso: Después de la gloria me envió a las naciones que os despojaron, porque el que os toca, toca a la niña de su ojo.” (The Signs of the Times, 13 de julio de 1904).

Objeto de la Suprema Consideración de Dios

Dios Ama a su Iglesia

¿No tiene Dios una iglesia viva? Tiene una iglesia, pero es la iglesia militante, no la iglesia triunfante. Dios tiene una iglesia, un pueblo escogido; Cristo se identifica con su iglesia. (Testimonios para Ministros, pág. 17). Dios tiene un determinado pueblo que espera y confía en Él. (The Paulson Collection, pág. 109). Dios ama a su iglesia con un amor infinito. (Testimonios Selectos, tomo 5, pág. 275). El cuidado de Dios por su herencia es constante. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 419). El Padre ama a su pueblo hoy así como amó a su propio Hijo. Algún día tendremos el privilegio de verlo cara a cara. (Mensajes Selectos, tomo 2, pág. 460).

Testifico ante mis hermanos y hermanas que la iglesia de Cristo, por debilitada y defectuosa que sea, es el único objeto en la tierra al cual Él concede su suprema consideración. (Testimonios para Ministros, pág. 12). …Dios ha hecho de nosotros un pueblo para que sea su tesoro peculiar, propiedad suya. Ha determinado que su iglesia en la tierra permanezca perfectamente unida en el Espíritu y el consejo del Señor de los ejércitos hasta el fin del tiempo. (La Iglesia Remanente, pág. 104). No hay en este mundo nada que sea tan caro para Dios como su iglesia. No hay nada que Él custodie con cuidado más celoso. (Recibiréis Poder, pág. 304). La iglesia, aunque es débil y defectuosa, y necesita ser reprobada, amonestada y aconsejada, constituye el único objeto en la tierra al cual Cristo otorga su suprema consideración. (Testimonios para Ministros, pág. 47). 3


Los hombres necesitan comprender que la Deidad sufrió y se hundió en las agonías del Calvario. Sin embargo, Jesucristo, a quien Dios dio por el rescate del mundo, compró a la iglesia con su propia sangre. La Majestad del cielo sufrió a manos de los fanáticos religiosos, que pretendían ser el pueblo con mayor luz en toda la faz de la tierra. (A fin de Conocerle, pág. 73).

Depositaria de un Deber Sagrado

Muchos tienen la idea de que son responsables ante Cristo solo por la luz y experiencia, y que no dependen de sus seguidores reconocidos en la tierra. Jesús es el amigo de los pecadores, y su corazón simpatiza con el dolor de ellos. Tiene toda potestad, tanto en el cielo como en la tierra; pero respeta los medios que ha dispuesto para la iluminación y salvación de los hombres; dirige a los pecadores a la iglesia, que Él ha puesto como un medio de comunicar luz al mundo. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 101).

Cuando Cristo ascendió al cielo, dejó la iglesia y todos sus intereses como cometido sagrado a sus seguidores. Y la obra de la iglesia no es dejada al predicador solo, ni a unos pocos dirigentes. Cada miembro debe sentir que tiene parte en un solemne pacto hecho con el Señor de trabajar para promover los intereses de su causa en todas las ocasiones y circunstancias. Cada uno debe tener alguna parte que desempeñar, 4

alguna carga que llevar. Si todos los miembros de la iglesia sintiesen una responsabilidad individual, se lograría mayor progreso en las cosas espirituales. La solemne carga de la responsabilidad que recae sobre ellos los induciría a buscar a menudo a Dios para obtener fuerza y gracia. El verdadero carácter de la iglesia se mide, no por la elevada profesión que haga, ni por los nombres inscriptos en sus registros, sino por lo que hace en realidad por el Maestro, por el número de obreros perseverantes y fieles con que cuenta. El esfuerzo personal y abnegado logrará más para la causa de Cristo que lo que pueda hacerse por medio de sermones o credos. (Obreros Evangélicos, pág. 211).

Confiada con una Misión Sagrada

La iglesia de Cristo fue organizada para servir. (The Ministry of Healing, pág. 148). La iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo. Desde el principio fue, el plan de Dios que su iglesia reflejase al mundo su plenitud y suficiencia. Los miembros de la iglesia, los que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria. La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo; y mediante la iglesia se manifestará con el tiempo, aún a “los principados y potestades en los cielos” (Ef. 3: 10), el despliegue final y pleno del amor de Dios. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 10). Todo miembro de la iglesia debe empeñarse en alguna manera de servir al Maestro. Unos no pueden hacer tanto como otros, pero todos deben esforzarse cuanto les sea posible por hacer retroceder la ola de enfermedad y angustia que azota al mundo. Muchos trabajarían con gusto si se les enseñara cómo empezar. Necesitan instrucción y aliento. (El Ministerio de la Curación, pág. 108). Tan pronto como se organice una iglesia, ponga el ministro a los miembros a trabajar. Necesitarán que se les enseñe cómo trabajar con éxito. Dedique el ministro más de su tiempo a educar que a predicar. Enseñe a la gente a dar a otros el conocimiento que recibieron. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 83). Hermanos y hermanas que habéis aseverado durante largo tiempo creer la verdad, os pregunto individualmente: ¿Han estado vuestras prácticas en armonía con la luz, los privilegios y las oportunidades que os concedió el Cielo? Esta es una pregunta grave. El Sol

de justicia ha amanecido sobre la iglesia, y a ésta le incumbe resplandecer. Es el privilegio de cada alma progresar. Los que están relacionados con Cristo crecerán en la gracia y en el conocimiento del Hijo de Dios hasta llegar a la plena estatura de hombres y mujeres. Si todos los que aseveran creer la verdad hubiesen sacado el mejor partido su capacidad y oportunidad de aprender y obrar, podrían haber llegado a ser fuertes en Cristo. Cualquiera que sea su ocupación –agricultores, mecánicos, maestros o pastores,– si se hubiesen consagrado completamente a Dios habrían llegado a ser obreros eficientes para el Maestro celestial. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, págs. 57, 58). Los mensajeros celestiales están haciendo su obra: ¿pero qué estamos haciendo nosotros? Hermanos y hermanas, Dios os pide que redimáis el tiempo. Acercaos a Dios. Desarrollad el don que hay en vosotros. Que aquellos que hayan tenido la oportunidad de familiarizarse con las razones de nuestra fe, usen ahora este conocimiento con algún propósito. (Servicio Cristiano Eficaz, pág. 115). Hay una obra que debe ser hecha en favor de los que no conocen la verdad, precisamente la misma obra que fue hecha por vosotros cuando estabais en tinieblas. Es demasiado tarde para dormir, demasiado tarde para ser un indolente inactivo. El dueño de casa ha dado a cada uno una tarea. Avancemos; no retrocedamos. Necesitamos convertirnos de nuevo diariamente. Necesitamos que el amor de Jesús lata en nuestros corazones, para que seamos instrumentos en la salvación de muchas almas. (Servicio Cristiano Eficaz, pág. 116). Trabajando en favor de la predicación de las buenas nuevas de salvación es como nos acercamos al Salvador. (The Ministry of Healing, pág. 102).

Iglesias que Trabajan son Iglesias Bendecidas

Cada miembro de iglesia es responsable por los talentos confiados; y con el fin de cumplir sus resposabilidades debe ser instruido en forma diligente, paciente y con el Espíritu de Cristo. Esta obra descansa mayormente sobre el ministro, pero a menudo su labor es tan mediocre que no puede ser aceptada por Dios o cumplir su propósito. Los talentos deben ejercitarse, de modo que el mejor servicio pueda ser rendido por cada miembro individual de la iglesia. Cuando las iglesias lleguen a ser cuerpos vivos y activos, el Espíritu Santo será enviado en respuesta a su pedido sincero. Entonces la verdad de la Palabra de Dios será considerada con nuevo interés, y explorada como si fuera una revelación directa de los atrios celestiales. Cada declaración de Lecturas de la Semana de Oración


la inspiración con respecto a Cristo se apoderará de lo íntimo de cada creyente que lo ama. Cesarán la envidia, los celos, y las suspicacias. La Biblia será considerada como una carta constitucional del cielo. Su estudio absorberá la mente, y sus verdades serán un festín para el creyente. Las promesas de Dios ahora repetidas como si nuestro espíritu nunca hubiera gustado su amor, brillarán entonces sobre el altar del corazón y caerán como palabras ardientes de los labios de los mensajeros de Dios. Ante la gente suplicarán entonces con un fervor que no puede ser rechazado. Así, las ventanas de los cielos se abrirán para dejar caer la lluvia tardía. Los seguidores de Cristo estarán unidos en amor. (The Review and Herald, 25 de Febrero de 1890). Cada persona verdaderamente convertida estará intensamente interesada en llevar a otros de las tinieblas del error a la maravillosa luz de la justicia de Jesucristo. El gran derramamiento del Espíritu de Dios que ha de alumbrar toda la tierra con su gloria, no sobrevendrá hasta que tengamos un pueblo esclarecido que sepa por experiencia lo que significa ser colaboradores juntamente con Dios. Cuando tengamos una consagración completa y sincera al servicio de Cristo, Dios lo reconocerá derramando su Espíritu sin medida; pero esto no ocurrirá mientras la mayor parte de la iglesia no trabaje juntamente con Dios. Dios no puede otorgar su Espíritu cuando el egoísmo y la complacencia propia se manifiestan en forma tan notoria, cuando prevalece un espíritu que, si se lo tradujera en palabras, constituiría la respuesta de Caín: “¿Soy yo guarda de mi hermano?” (Gn. 4: 9). (Recibiréis Poder, pág. 313). Cristo ha prometido el don del Espíritu Santo a su iglesia, y la promesa nos pertenece a nosotros tanto como a los primeros discípulos. Pero como cualquier otra promesa, se da condicionalmente. Hay muchos que creen y profesan aferrarse a la promesa del Señor; hablan acerca de Cristo y acerca del Espíritu Santo, y, sin embargo, no reciben beneficio alguno. No entregan su alma para que sea guiada y regida por los agentes divinos. No podemos emplear al Espíritu Santo. El Espíritu ha de emplearnos a nosotros. Por el Espíritu obra Dios en su pueblo “así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Pero muchos no quieren someterse a eso. Quieren manejarse a sí mismos. Esta es la razón por la cual no reciben el don celestial. Únicamente a aquellos que esperan humildemente en Dios, que velan para tener su dirección y gracia, se da el Espíritu. El poder de Dios aguarda que ellos lo pidan y lo reciban. Esta bendición prometida, reclamada por la fe, trae todas las demás bendicioAño - 2010

nes en su estela. Se da según las riquezas de la gracia de Cristo, y Él está listo para proporcionarla a toda alma según su capacidad para recibirla. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 609).

Fidelidad, Trabajo y Triunfo

“Cristo dio grandes facilidades a su iglesia, a fin de recibir gran tributo de gloria de su heredad redimida y comprada. Su iglesia revestida de la justicia de Cristo, es su depositaria, en la cual se han de revelar plena y finalmente las riquezas de su misericordia. La declaración hecha en su plegaria de intercesión, de que el amor del Padre es tan grande hacia nosotros como hacia Él mismo, el unigénito Hijo de Dios, y de que seremos uno con Cristo y el Padre, es una maravilla para la hueste celestial, y es su gran gozo. El don de su Espíritu Santo, precioso, pleno y abundante, ha de ser para la iglesia como una muralla de fuego que la rodee, y ante la cual no podrán prevalecer las potestades infernales. En su inmaculada pureza y perfección sin tacha, Cristo considera a su pueblo como recompensa de todo su sufrimiento, humillación y amor, y como suplemento de su gloria, la gloria de Cristo, el gran centro de donde irradia toda gloria. “Bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero.” (Testimonios Selectos, tomo 1, pág. 208). Hay una iglesia en el mundo que en el tiempo presente se encuentra en la brecha, reparando los portillos y reconstruyendo los antiguos lugares desolados. (The Faith I Live By, pág. 305). Los que oyen y obedecen caminan por senderos seguros, bajo la protección del Señor del cielo. Por medio del poder de Cristo son victoriosos sobre el enemigo. Los que prestan un servicio fiel y carente de egoísmo al Señor serán bendecidos en su unidad mientras trabajan en obediencia a Jehová... Todos los que aman a Jesús escudriñarán las Escrituras para saber y obedecer su voluntad. Cristo será para ellos una ayuda presente en tiempo de necesidad ya que el poder de Dios es prometido a los fieles. Él cumplirá su palabra en todos los que son sinceros. Cristo triunfa en el triunfo de su pueblo; por lo tanto, preparad su camino a fin de que pueda otorgar a la iglesia sus más ricos dones. (The Review and Herald, 8 de abril de 1902).

Contemplando la bondad, la misericordia, la justicia y el amor de Dios revelados en la iglesia, el mundo ha de obtener una representación de su carácter. Y cuando la ley de Dios quede así manifestada en la vida, aun el mundo reconocerá la superioridad de los que aman, temen y sirven a Dios sobre todos los demás habitantes de la tierra. Los ojos del Señor se fijan en cada uno de sus hijos; tiene planes acerca de cada uno de ellos. Es propósito suyo que aquellos que practican sus santos preceptos sean un pueblo distinguido. (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 367).

Dios tiene un pueblo fiel sobre la tierra. No todos los que forman parte de la compañía de los seres preciosos de Dios pueden ser vistos, distinguidos y contados ahora. Se encuentran escondidos, pero cuando se lleve a cabo la proclamación del mensaje del tercer ángel, saldrán a la vista, en poco tiempo. (Manuscript Releases, tomo 20, pág. 10). El fin se acerca; avanza sigilosa, imperceptible y silenciosamente, como el ladrón en la noche. Concédanos el Señor la gracia de no dormir por más tiempo, como otros lo hacen, sino que seamos sobrios y velemos. La verdad está a punto de triunfar gloriosamente, y todos los que decidan ahora colaborar con Dios triunfarán con ella. El tiempo es corto; la noche se acerca cuando nadie podrá trabajar. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 353). Amén. 5


Lectura No. 2–Sábado, 4 de Diciembre, 2010

LOS PODERES TERRENALES

NO PUEDEN DERRIBAR LA IGLESIA DE DIOS Parmenas N. Shirima, Tanzania Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a Él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová (Is. 2:2,3)

afrontar en el futuro. El siguiente testimonio inspirado presenta la gravedad de este tema: “El mundo caído es el campo de batalla donde se lleva a cabo el mayor conflicto que el universo celestial y los poderes terrenales hayan observado jamás. Fue designado como el escenario donde se pelearía la batalla colosal entre el bien y el mal, entre el cielo y el infierno. En este conflicto cada ser humano tiene una parte que desarrollar. Nadie puede mantenerse en un terreno neutral” (Exaltad a Jesús, pág. 248).

Definición de Iglesia

Todo cristiano que ama a Dios se interesa en gran manera por estudiar los hechos concernientes a su iglesia. La palabra del Señor y la profecía muestran claramente que Él tiene una iglesia – y solamente una – que en todas las generaciones ha sido el blanco de los ataques del diablo. Si estudiamos la historia desde la creación del mundo hasta nuestros días, vemos que Satanás ha hecho una guerra mortal para aniquilar la iglesia. Pero la poderosa protección de nuestro Dios infalible ha frustrado los planes del maligno. De acuerdo con su gran propósito y promesa, la mano de Dios no ha permitido que “las puertas del Hades” prevalecieran contra su pueblo (Mt. 16:18). Su palabra nos dice que desde que el gran adversario fue arrojado del cielo ha desplegado su fuerza destructiva para destruir a la iglesia. “Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado luz al hijo varón” (Ap. 12:13). Consideremos esta gran lucha para comprender mejor lo que está afrontando la iglesia de Dios ahora y lo que deberá 6

“La iglesia’ en sentido espiritual es el conjunto de creyentes en Cristo que profesan y viven la misma fe y están unidos en un cuerpo. Incluye todos los creyentes de todo el mundo; así es también llamada la iglesia mundial. Además, el término ‘iglesia’ se refiere a una única congregación–la iglesia local” (Manual de Iglesia, pág. 15). La definición concuerda con la enseñanza de Cristo “habrá un rebaño, y un pastor” (Jn. 10:16). También, como dijo el apóstol Pablo, “un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” (Ef. 4:4-6). La enseñanza que todas las iglesias cristianas y grupos constituyen la iglesia universal de Dios no es bíblica y por lo tanto falsa. Es un engaño satánico bien calculado que distrae la atención de la gente de la enseñanza bíblica, pues Dios tiene una iglesia peculiar que puede ser identificada por las siguientes características: • Observa los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús (Ap. 14:12). • Predica el triple mensaje angélico y santifica el sábado (Ap. 14:6-11). • Sostiene la unidad de la fe enseñando los principios fundamentales de la verdad presente, como son presentados en la Biblia y en el Espíritu de Profecía (Ap. 12:17). • Subraya la importancia de la reforma pro-salud y del vestuario con el fin de conservar los poderes espirituales, mentales y físicos para la

gloria de Dios (1 Co. 10:31; Col. 3:17). • Sostiene un nivel moral elevado por medio del mensaje de Cristo nuestra Justicia (Ro. 3:23-26; 5:1, 2; Ef. 2:5-10). • Se opone a la participación en la guerra y a la política del mundo como contrarias a la ley de Dios (Jn. 17:14-17). • Enseña en contra de la cooperación con el movimiento ecuménico o alianza con las iglesias apóstatas, los sindicatos, o grupos adventistas independientes y otros. Hace esto conscientemente, teniendo en consideración la peculiaridad, responsabilidad y privilegio que Dios le ha confido a su iglesia (1 P. 2:9, 10; 2 Co. 6:14-18). Las características arriba mencionadas son la fuente de fuerza espiritual para el pueblo de Dios y al mismo tiempo armas poderosas contra los ataques del gran adversario. “Dios tiene en la tierra una iglesia que está ensalzando la ley pisoteada y presentando al mundo el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo…. “En el mundo existe solamente una iglesia que esté actualmente en la brecha, reparando el muro, reedificando las ruinas… “Sean todos cuidadosos de no levantar un alboroto contra el único pueblo que cumple la descripción dada de la iglesia remanente que guarda los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús, y que exalta la norma de justicia en estos últimos días. “Dios tiene un pueblo diferente, una iglesia en la tierra, que ocupa el primer lugar, pero superior a todas en sus facilidades para enseñar la verdad, para vindicar la ley de Dios” (Testimonios para Ministros, pág. 55).

Armas Diabólicas para Atacar a la Iglesia de Dios

Satanás tiene varios modos y armas sofisticadas con las cuales ataca a la iglesia y a sus miembros. Aquí se presentan algunas que ha usado con éxito para atrapar a sus víctimas: • Apostasía abierta transgresión de la santa ley de Dios (He. 3:12,13; 1 Jn. 3:4). Lecturas de la Semana de Oración


• El amor al dinero, la jactancia, el orgullo, la blasfemia, la desobediencia, la ingratitud, la negligencia en la santificación, la falta de amor a Dios y al prójimo, la incapacidad de perdonar, la difamación, la falta de dominio propio, la brutalidad, el desprecio de lo que es bueno, la traición, y la apariencia de piedad mientras se niega su poder (2 Ti. 3:2-5). • La persecución, la aflicción y el ocasionar todo tipo de sufrimiento (2 Ti. 3:11,12). • La inmoralidad sexual, que es la maldición de esta generación (1 Ts. 4:3-6). • Conflictos en la iglesia, en el área del trabajo, en el hogar y en la socie dad (Stg. 4:1,2).

expresa del Dios Todopoderoso y de su iglesia. Cuando transgredimos sus mandamientos o cometemos al menos uno de los pecados en la lista presentada –a menos que nos arrepintamos, confesemos y busquemos a Dios con todo el corazón somos ciertamente enemigos de Dios al condonar prácticas satánicas.

Poderosa Seguridad de Protección

“No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” Lc. 12:32. “Deberíamos recordar que la iglesia, aunque débil y defectuosa, constituye el único objeto en la tierra al cual Cristo otorga su consideración suprema. Él la observa constantemente lleno de solicitud por ella, y la fortalece mediante su Espíritu Santo (Manuscrito 155, 1902). “Confiad en la vigilancia de Dios. Su iglesia debe ser enseñada. Aunque es débil y defectuosa, constituye el objeto de su consideración suprema” (Mensajes Selectos, tomo 2, pág. 458).

• El odio, los celos, la envidia, la ira, la malicia, el libertinaje, la idolatría, la hechicería, la disensión, la herejía, el homicidio, la borrachera, y todo tipo de egoísmo, todo lo que las Escrituras llaman las obras de la carne (Gá. 5:19-21). • La fornicación, la idolatría, la homosexualidad, el sodomismo, el robo, la codicia, y la injuria (1 Co. 6:9,10). • La hipocresía y el fingimiento (Jud. 4). • El orgullo farisaico y el espíritu de ingratitud, falta de sinceridad y formalismo (Mt. 23:13,15). • Los pecados de presunción (Sal. 19:13, 14; Dt. 17:12, 13). • La moda y los adornos mundanos, las joyas y los atavíos lujosos (Is. 3:1624; 1 Ti.2:9, 10). • La herejía, las doctrinas falsas y erróneas, y rebelión contra el orden y la organización de la iglesia (Ef. 4:14). Como vimos en las declaraciones del Espíritu de Profecía mencionadas, cada individuo está involucrado en la gran controversia entre el bien y el mal, entre Cristo y Satanás. Un punto que generalmente no se considera seriamente antes de tomar una decision o proceder a la acción, es que la mayoría de nosotros, de una manera u otra, toma parte activa con el enemigo ofreciendo resistencia a la voluntad Año - 2010

“No hay nada en este mundo que sea tan querido para Dios como su iglesia. Con celoso cuidado Él guarda a los que lo buscan” (La Iglesia Remanente, pág. 105). “La iglesia de Cristo es el instrumento de Dios para la proclamación de la verdad. Está autorizada por Él para efectuar una labor especial, y si es fiel a Dios y obediente a todos sus mandamientos, morará en ella la excelencia del poder divino. Si honra al Señor Dios de Israel ningún poder podrá oponérsele. Si mantiene su fidelidad, las fuerzas del enemigo ya no podrán subyugarla más de lo que puede la paja resistir al remolino de viento” (Alza tus Ojos, pág. 264). “El Señor tiene sus agentes señalados, y una iglesia que se ha abierto paso a través de la persecución, el conflicto y las tinieblas. Jesús amó a la iglesia, y se dio a sí mismo por ella, y Él la henchirá, la refinará, la ennoblecerá, y la elevará, de manera que permanezca firme en medio de las corruptoras influencias de este mundo. Hombres designados por Dios han sido escogidos para velar con celoso cuidado, con vigilante perseverancia, a fin de que la iglesia no sea derribada por los malvados ardides de Satanás, sino que permanezca firme en el mundo para promover la gloria de Dios

entre los hombres” (Testimonios para Ministros, pág. 50). “Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará Él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo” Zac. 2:8.

Nada que Temer

“No tenemos nada que temer en lo futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido y sus enseñanzas en nuestra historia pasada” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 443). El pasado confirma nuestra confianza en el futuro. La precisión con la cual se ha cumplido cada evento en la profecía y se está cumpliendo en nuestros días nos asegura que los eventos que aún están en el futuro seguramente se darán. La forma maravillosa en que Dios ha guiado y protegido a su pueblo a través de los siglos, anulando los propósitos de las fuerzas del mal, indica que la iglesia que es ahora militante continuará siendo guiada hasta que pronto se transforme en la iglesia triunfante. Pasará por un severo proceso de ajuste y poda. Antes del gran día final de liberación de este mundo y antes de que termine el tiempo de gracia, mientras los hombres todavía puedan aceptar las provisones del evangelio, los siguientes sucesos profetizados tendrán lugar: El sellamiento de los 144.000, la caída de las lluvia tardía, el sonido del fuerte clamor, el zarandeo, la imposición del domingo, la finalización de la obra de Dios, y el cierre del tiempo de gracia, que será seguido de las siete últimas plagas. Esto no implica que estos eventos deban ocurrir en la secuencia en que han sido mencionados. Algunos de ellos se pueden dar simultáneamente. Durante estos eventos, el pueblo de Dios pasará por grandes pruebas y tribulación. Estos eventos darán lugar al primer tiempo de aflicción y persecución. En Ap. 13:11-17 se da una descripción profética de la persecución que ocurrirá antes del fin del tiempo de gracia bajo la imposición de la ley dominical; y éste se volverá más intenso después, durante el tiempo de la angustia de Jacob. “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumidor de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” He. 12:1, 2. 7


El pueblo de Dios será fortalecido al: (1 P. 5:6-10; Stg. 4:7, 8) • Observar los estatutos sagrados (Dt. 4:5-8). • Ejercitar amor genuino por su voluntad expresa (Dt. 6:4,5; Mr. 12:30). • Ser fiel y honesto con Él (Jn. 4:24; Ef. 6:16). • Dedicarse y someterse a Él (Ef. 6:13, 14). • Ser diligente y celoso en dar testimonio (Ef. 6:8). • Orar y meditar sin cesar (1 Ts. 5:17, 18; Ef. 6:18). Debemos recordar que en la guerra con el diablo necesitamos utilizar las armas celestiales. Jesús, en su batalla con Satanás, nunca, ni siquiera una vez usó las armas del enemigo o su espíritu. Luchó contra Satanás en el cielo, en el desierto, y también cuando estaba en la cruz del Calvario. En cada instante, venció al diablo. Pero, ¿qué armas usó para derrotarlo? La respuesta es: la palabra de Dios, la oración, y palabras de misericordia. También dijo: “Sea hecha tu voluntad.” En nuestra guerra espiritual, debemos practicar, usar las armas, el espíritu y la actitud celestiales.

“Se cumplirán a la letra las palabras de San Pablo: ‘Todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución’ (2 Ti. 3:12). Cuando los defensores de la verdad se nieguen a honrar el domingo, unos serán echados en la cárcel, otros serán desterrados y otros aún tratados como esclavos. Ante la razón humana todo esto parece ahora imposible; pero a medida que el espíritu refrenador de Dios se retire de los hombres y éstos sean dominados por Satanás, que aborrece los principios divinos, se verán cosas muy extrañas. Muy cruel puede ser el corazón humano cuando no está animado del temor y del amor de Dios. “Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe, e irán a engrosar las filas de la oposición” (El Conflicto de los Siglos, pág. 666). “El potente zarandeo ha comenzado y proseguirá de suerte que aventará a cuantos no estén dispuestos a declararse por la verdad con valentía y tenacidad ni a sacrificarse por Dios y su causa” (Primeros Escritos, pág. 51).

Esto nos dará una victoria decisiva sobre el diablo. Podemos decir con confianza, de acuerdo a las palabras del profeta al rey Josafat: “Oíd, Judá, todos, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú; rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros” 2 Cr. 20:15, 17.

“Los miembros de la iglesia serán probados individualmente. Serán puestos en circunstancias donde se verán obligados a dar testimonio por la verdad. Muchos serán llamados a hablar ante concilios y tribunales, tal vez por separado y a solas…. “Pronto los hijos de Dios serán probados por intensas pruebas, y muchos de aquellos que ahora parecen ser sinceros y fieles resultarán ser vil metal. En vez de ser fortalecidos y confirmados por la oposición, las amenazas y los ultrajes, se pondrán cobardemente del lado de los opositores” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 32).

La Persecución y el Poderoso Zarandeo

“Se están aproximando rápidamente los días en los cuales habrá gran perplejidad y confusión. Satanás, vestido de ángel de luz, engañara, si fuese posible, a los escogidos. Habrá entonces muchos dioses y muchos señores. En ese tiempo soplará todo viento de doctrina” (Maranata, pág. 199).

“Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” 2 Ti. 3:12. “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”Mt. 5:10-12. 8

“Los que han rendido homenaje supremo a la falsamente llamada ciencia no serán líderes entonces. Los que han confiado en el intelecto, el genio o los talentos no estarán a la cabeza de las filas. No han vivido de acuerdo a la luz. A los que han demostrado ser infieles no

se les confiará el rebaño” (Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pág. 80). “En la última obra solemne se ocuparán pocos hombres grandes. Ellos son orgullosos, independientes de Dios, y el Señor no puede usarlos. Dios tiene fieles siervos, que en el tiempo del zarandeo y de prueba aparecerán en escena” (Servicio Cristiano Eficaz, pág. 64). “Vi que ya estamos en el tiempo del zarandeo” (Maranata, pág. 429). “Dios está ahora zarandeando a su pueblo, probando sus propósitos y motivos. Muchos serán como el tamo – no como el trigo, sin ningún valor en sí” (Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pág. 51).

“Los que han tenido gran luz y privilegios preciosos, pero no los han aprovechado, con un pretexto u otro nos abandonarán. No habiendo recibido el amor de la verdad, serán arrebatados por las seducciones del enemigo; prestarán oído a espíritus seductores y doctrina de demonios, y se apartarán de la fe. Pero por otro lado, cuando la tormenta de la persecución estalle realmente sobre nosotros, las verdaderas ovejas oirán la voz del verdadero Pastor. Harán esfuerzos abnegados para salvar a los perdidos, y muchos que se han extraviado del redil volverán a seguir al gran Pastor. El pueblo de Dios se unirá, y presentará al enemigo un frente unido. En vista del peligro común, cesará la lucha por la supremacía; no habrá disputas acerca de quién debe ser tenido por el mayor” (Testimonios Selectos, tomo 4, págs. 430, 431).

Experiencia de la Reforma Profetizada en la Iglesia de Laodicea

La Reforma de 1914, que produjo un gran zarandeo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, nos da un ejemplo de lo que experimentará la iglesia del remanente en el futuro. • El pueblo de Dios debe ser probado, examinado y la prueba principal será la lealtad a los mandamientos de Lecturas de la Semana de Oración


Dios en contraste con los mandamientos de los hombres. • El pueblo de Dios no estará capacitado para soportar la prueba a menos que experimente un reavivamiento y una reforma. La apostasía que fue tolerada en la iglesia causó una apostasía abierta y la violación de los mandamientos de Dios. • Con el fin de tener un verdadero y fiel remanente que constituyera la iglesia de Dios, el Señor permitió una primera fase del zarandeo en la iglesia del período de Laodicea en 1914; el resultado fue que 98 % apostataron de los principios de fe originales mientras que el 2 % permaneció fiel. • Sin embargo, como el remanente está todavía en lucha con el gran adversario y sus agentes, la profecía de Ap. 12:17 muestra que el dragón está furioso con el remanente de la simiente de la mujer pura, cuya iglesia somos hoy nosotros. Esta guerra dará lugar a otro zarandeo final y los que permanezcan en pie serán llamados verdaderos y fieles. Esto nos lleva a donde estamos hoy. Es de suma urgencia que nos dediquemos y sometamos completamente a Dios en vista de los terribles eventos y desafíos que tenemos por delante. Solamente una total entrega de la vida a Dios y un constante crecimiento en la gracia nos protegerá del enorme peligro en el horizonte y mantendrá a los hombres y mujeres consagrados a Dios unidos para el triunfo glorioso, cuando aparezca Jesús. El profeta Amós profetizó: “Porque he aquí yo mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la tierra” Am. 9:9. En un momento muy crítico, Jesús le dijo a Pedro: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte;...” Lc. 22:31,32. Todo hijo de Dios individualmente y la iglesia como un todo tendrán que pasar por una prueba muy especial de su fe. Esta prueba se llama “el zarandeo”. Tuvo lugar en el pasado y se repetirá al fin con un zarandeo final. El enemigo, que sabe que tiene poco tiempo, trabajará con creciente malignidad para hacer que la mayor cantidad posible pierdan la fe. En la etapa final de la historia de la iglesia, tendrá lugar un gran zarandeo entre los miembros de la iglesia. Las razones básicas para esto serán las siguientes: Año - 2010

• La negligencia religiosa, la indiferencia y la apostasía general. • El temor a hacer frente a la persecución durante la imposición de la ley dominical. • El hecho que algunos no han aceptado el mensaje de Cristo a los de Laodicea, que llama al arrepentimiento, a un reavivamiento y a unareforma. • El haber elegido seguir enseñanzas falsas y doctrinas pervertidas. • Ponerse de lado de los enemigosde la verdad presente. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Co. 10:12). El pueblo de Dios vencerá. Pero esta solamente será la experiencia de aquellos que son sinceros y están dedicados a Dios. “Vi que algunos, con fe robusta y gritos acongojados, clamaban ante Dios. Estaban pálidos y sus rostros demostraban la profunda ansiedad resultante de su lucha interna. Gruesas gotas de sudor bañaban su frente; pero con todo, su aspecto manifestaba firmeza y gravedad. De cuando en cuando brillaba en sus semblantes la señal de la aprobación de Dios, y después volvían a quedar en severa, grave y anhelante actitud” (Primeros Escritos, pág. 270). “Satanás llevará a cabo sus milagros para engañar y establecerá su poder, por encima de todo lo demás. Puede parecer que la iglesia está por caer, pero no caerá. Ella permanece en pie, mientras los pecadores que hay en Sión son tamizados, mientras la paja es separada del trigo precioso. Es una prueba terrible, y sin embargo tiene que ocurrir” (Maranata, pág. 202).

caído sobre nosotros si estos fingidores corruptos hubiesen permanecido en nuestro medio” (Testimonies for the Church, tomo 1, pág. 99). “Dios tiene en reserva amor, gozo, paz y un triunfo glorioso para todos aquellos que le sirven en espíritu y en verdad. Su pueblo que guarda sus mandamientos debe estar siempre listo para servirle. Debe recibir una medida siempre mayor de gracia, de poder y del conocimiento de la obra del Espíritu Santo. Pero muchos de los hijos de Dios no están listos para recibir los preciosos dones que el Espíritu de Dios está dispuesto a concederles. No se esfuerzan por obtener de lo alto un poder cada vez mayor para que, siendo ricos en dones celestiales, sean reconocidos como el pueblo peculiar de Dios, celoso en las buenas obras” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 252). “Ha llegado la hora para una completa reforma. Cuando esta reforma principie, el espíritu de oración animará a cada creyente, y el espíritu de discordia y de revolución será desterrado de la iglesia. Aquellos que no hayan vivido en comunión con Cristo, se acercarán unos a otros.

Re examen de Nuestra Condición Espiritual

“¿Dónde está la espiritualidad de la iglesia? Dónde están los hombres y mujeres llenos de fe y del Espíritu Santo? Mi oración es: Purifica tu iglesia, oh, Dios... “Dios está zarandeando a su pueblo. Tendrá una iglesia limpia y santa. No podemos leer el corazón de los hombres. Pero el Señor ha provisto medios para mantener la iglesia pura. Ha surgido un pueblo corrupto que no puede convivir con el pueblo de Dios. Desprecia las amonestaciones y no se corregirá. Tuvieron oportunidad de saber que la suya era una guerra injusta. Tuvieron tiempo para arrepentirse de sus errores, pero el yo era demasiado precioso para morir. Lo alimentaron y se fortaleció y se separaron del confiado pueblo de Dios al cual Él está purificando para sí. Todos tenemos razones para agradecer a Dios que se haya abierto un camino para salvar a la iglesia, porque la ira de Dios hubiese

Un miembro que trabaje en una buena dirección invitará a otros miembros a unirse a él para pedir la revelación del Espíritu Santo. No habrá confusión, porque todos estarán en armonía con el pensamiento del Espíritu. Las barreras que separan a los creyentes serán derribadas, y todos los siervos de Dios dirán las mismas cosas. El Señor trabajará con sus siervos. Todos pronunciarán de una manera inteligente la oración que Cristo les ha enseñado: ‘Venga tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra’ (Mat. 6:10)” (Testimonios Selectos, tomo 5, págs. 114). Quiera Dios en su misericordia concedernos esta experiencia. Este es mi deseo y oración. Amén. 9


Lectura No. 3–Domingo, 5 de Diciembre, 2010

TESTIGOS VIVOS EN EL MUNDO Pablo M. Hunger, EE.UU.

Jesús ha resucitado de los muertos! Los ángeles lo anuncian con gozo a las mujeres llegadas al sepulcro; y la noticia no debía permanecer allí: “... id presto, decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos” (Mt. 28:7). ¿Qué hicieron ellas? “... saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos” (Mt. 28:8). Lo mismo pasó con los discípulos en el camino a Emaús. Tan pronto se dieron cuenta que el viajero desconocido que había caminado con ellos era Jesús, se levantaron, se apresuraron hacia Jerusalén y anunciaron a los discípulos: “Ha resucitado el Señor verdaderamente” (Lc. 24:34).

Al presentarse ante los once Jesús anuncio: “vosotros sois testigos de estas cosas” (Lc. 24:48) y así fue en realidad. El día de Pentecostés el apóstol Pedro predicó: “A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hch. 2:32). Anunciar la buena nueva del evangelio, era exactamente lo que Jesús había declarado a muchas personas durante su ministerio, que debía hacerse. A un hombre sanado que deseaba permanecer con Él, “Jesús no le permitió, sino le dijo: ‘Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti’. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuan grandes co10

sas Jesús había hecho con él: y todos se maravillaban” Mr. 5:19, 20. El testimonio de un testigo veraz es algo que no puede olvidarse. Es por eso que el testimonio personal y tu experiencia con Dios es un medio muy poderoso. Es un privilegio que el Señor ha concedido a cada cristiano. Nadie puede negar lo que has visto, oído y menos lo que has vivido en tu vida personal con el Señor. ¡Cuéntalo, compártelo!

El Poder de una Experiencia con Dios

¡Podemos imaginarnos qué gran canto de júbilo se oyó al ver como Dios con su poder abrió un camino en el Mar Rojo para permitir el paso del pueblo completamente libre después de años de sufrimiento y esclavitud y después cerró las aguas para destruir al ejército egipcio! ¡Israel ahora podía continuar su viaje a Canaán estando completamente libre! Fue una experiencia inolvidable, recordada muchas veces al pueblo para animarlo y fortalecerlo en su confianza en el Todopoderoso. “Vosotros habéis visto todo lo que el Señor vuestro Dios hizo con todas estas naciones por vuestra causa. Porque el Eterno vuestro Dios ha peleado por vosotros” (Jos. 23:3). El testimonio de las obras de Dios fue transmitido por generaciones, animando padres e hijos a confiar en el gran poder del Señor. Recordar la experiencia de liberación de nuestra vida es una bendición que fortalece nuestra fe como la fe de nuestros hijos. ¡Cuán triste es que el pueblo de Israel, a pesar de haber sido bendecido con tantos milagros en el desierto, no apreció el hecho de haber sido testigo de tantas maravillas y de esa generación, solo dos hombres de fe, Josué y Caleb, pudieron entrar en la tierra prometida! Muchas veces, tal como sucedió al pueblo de Israel, vemos solo nuestras limitaciones y nos desanimamos. No estamos listos para avanzar con fe y nos avergonzamos de nuestra experiencia con Dios. Aprendamos a confiar constantemente en la dirección de Dios. Debemos resaltar que la noticia de los milagros del desierto llenó de temor a los pueblos de Canaán al ver como Dios dirigía a su pueblo hasta algunos como Rahab en Jericó reconocieron el poder de Dios y pidieron su misericordia. Ella declaró: “Sé que el Señor os ha

dado esta tierra, porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los habitantes de esta región están desmayados por vuestra causa. Porque hemos oído que el Eterno secó el agua del Mar Rojo ante vosotros, cuando salísteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes amorreos que estaban del otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, que habéis destruido. Al oír esto ha desmayado nuestro corazón. No ha quedado aliento en ninguno por causa de vosotros; porque el Eterno vuestro Dios, es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra” (Jos. 2:9-11). Dios escuchó este sincero reconocimiento y liberó a esta mujer y Rahab tuvo hasta el privilegio de llegar a ser parte del linaje del Salvador. De la misma manera muchos que observan desde afuera admiran las bendiciones que hemos recibido de Dios y desean escuchar más nuestro testimonio, pues desean un cambio para experimentar dichas bendiciones en sus propias vidas.

En Busca de una Experiencia Diferente

¡Cuántos están buscando poder satisfacer la sed del alma pero sin resultado! Caen una y otra vez y en cada ocasión más profunda y devastadoramente en las trampas de Satanás y sin encontrar una solución. Muchos buscan un camino diferente y desean escuchar el testimonio de liberación. Éste fue el caso de la mujer samaritana: “Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad, y dijo a los hombres: ‘¡Venid a ver a un hombre que me dijo todo cuanto hice! ¿No será el Cristo?’ Entonces salieron de la ciudad, y fueron adonde estaba Él. Y muchos samaritanos de esa ciudad creyeron en Él por el testimonio de la mujer, que decía: ‘Me dijo todo lo que hice’” (Jn. 4:28-30, 39). ¡Qué gran bendición fue para los habitantes de esta ciudad escuchar el testimonio y el llamado de la mujer samaritana! Aprovecharon la oportunidad y el sincero deseo de encontrar un Salvador fue hallado. Estoy seguro que también a nuestro alrededor hay muchos que están deseosos de escuchar el testimonio de nuestra vida y recibir un llamado a conocer a Aquel que es el camino, la verdad y la vida. Así fue con los habitantes de esta ciudad samaritana, los cuales testificaron: “Ya no creemos sólo por Lecturas de la Semana de Oración


tu palabra, sino porque nosotros mismos la hemos oído, y sabemos que en verdad éste es el Salvador del mundo” Jn. 4:42. Recuerdo lo ocurrido durante el terremoto en Chile a principios de 2010. Una niña de 12 años que vivía en una isla a cierta distancia del continente, después de haber escuchado la noticia de parte de su abuelo, vio por la ventana como se sacudían las pequeñas barcas en la costa. Sin demorar salió corriendo a la plaza y, por iniciativa propia, tocó con todas sus fuerzas las campanas del pueblo avisando del peligro. Pocos minutos después un fuerte maremoto sacudió la isla, pero muchos salvaron sus vidas gracias al llamado de la niña. No dejemos pasar las oportunidades que Dios nos da de compartir la experiencia que hemos hecho con Cristo. A través de nuestro testimonio podemos ayudar y rescatar muchas vidas.

sacerdote, y presenta la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio’” Mt. 8:4. De esta manera ― hace notar el Espíritu de Profecía ― “Los mismos sacerdotes que habían

Lo que hemos oído. El apóstol Pablo escribe que la fe es por el oír la palabra de Dios (Ro. 10:17). Esto implica que el mensaje primeramente debe ser compartido ya que si no es anunciado, no habrá audiencia ni conocimiento. El conocimiento de la verdad de Dios debe ser compartido a través de diversos medios disponibles: de forma verbal por medio de la palabra, por carta, a través de un correo electrónico y hoy también por medio de mensaje SMS. Cada uno de nosotros debe compartir lo que ha aprendido de las Sagradas Escrituras y tenemos varios medios a nuestro alcance para alcanzar a los que nos rodean.

Glorificaron a Dios

Cada liberación de Jesús realizada en pecadores sufrientes fue un motivo de gran gozo tanto para aquellos que habían experimentado el milagro como también para los que habían sido testigos de lo acontecido. “Entonces el paralítico se levantó en el acto, tomó su camilla, y salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: ‘¡Nunca hemos visto cosa semejante!’” Mr. 2:12. Otro caso en el que Cristo sanó a un paralítico “... todos quedaron asombrados. Glorificaban a Dios, y llenos de temor, decían: ‘¡Hoy hemos visto maravillas!’” (Lc. 5:26). La misma experiencia vivirá en nuestros días toda persona que vea la obra de Dios, reconocerá y glorificará el nombre del Señor. Por esta razón Jesús, cuando Juan el Bautista estaba preso y confuso sobre el ministerio del Maestro, ordenó a sus discípulos compartir el testimonio de las maravillosas obras que estaban viviendo. Esto le fortaleció y confirmó su fe en el Redentor del mundo. Entonces Jesús les dijo: “Id, y contad a Juan lo que habéis visto y oído, que los ciegos ven, los lisiados andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres es anunciado el evangelio” Lc. 7:22.

Un Testimonio que no Pudieron Negar

Uno de los medios más poderosos que Jesús utilizó para poder llegar al corazón de los endurecidos sacerdotes fue el testimonio de un leproso que había sido sanado. “Entonces Jesús le dijo: ‘Mira, no lo digas a nadie. Pero ve, muéstrate al Año - 2010

y nosotros la vimos, y os anunciamos la vida eterna, lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos también a vosotros, para que tengáis comunión con nosotros. Pues, nuestra comunión es real con el Padre y con su Hijo Jesucristo” (1 Jn. 1:1-3). Como podemos observar su mensaje está basado en un conjunto de experiencias que deben ser parte también de nuestro testimonio personal.

condenado el leproso al destierro, certificaron su curación. Esta sentencia, promulgada y registrada públicamente, era un testimonio permanente en favor de Cristo. Y como el hombre sanado quedaba reintegrado a la congregación de Israel, bajo la garantía de los mismos sacerdotes, de que no había en él rastro de la enfermedad, venía a ser un testigo vivo a favor de su Benefactor. Con alegría presentó su ofrenda y ensalzó el nombre de Jesús. Los sacerdotes quedaron convencidos del poder divino del Salvador” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 231). Quizá también hoy pensemos que este método de compartir las obras de Dios a través del testimonio personal no esté dando el resultado que esperamos, pero tal como lo fue en el tiempo de Jesús, el testimonio es una de las formas más efectivas para alcanzar el corazón. Como hay solo dos opciones ser aceptado o rechazado, debemos confiar que la semilla colocada en el corazón, en su momento, a través de la obra del Espíritu Santo traerá frutos para la eternidad.

Testificando lo que Nuestras Manos Palparon

El apóstol Juan nos da claves importantes para que nuestro testimonio sea vivo. “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo hemos contemplado y lo palparon nuestras manos, acerca del Verbo de la vida, porque la Vida que estaba con el Padre, se manifestó,

Lo que hemos visto. La vista produce una impresión mayor que lo que oímos y queda más grabado en la mente. Si compartimos el testimonio de lo que Dios ha obrado en la vida de otros, la verdad queda más confirmada: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo el que cree; primero al judío y también al griego.” Ro. 1:16. Lo que hemos contemplado. Mirar no es lo mismo que contemplar. Cuantas veces durante un largo viaje miramos señales de tránsito sin darnos cuenta de lo que realmente hemos visto. Contemplando una flor observamos los detalles maravillosos de la creación de Dios, nos damos cuenta del poder de Dios. De la misma manera, al tomar tiempo para meditar en un texto bíblico llegamos a comprender la profundidad y vitalidad de las palabras, vemos la hermosura del mensaje y llegamos a contemplar a Dios más claramente. Esto nos llevará a expresar el regocijo y la seguridad de David: “Una sola cosa he demandado al Señor, ésta buscaré: Habitar en la casa del Eterno todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, e inquirir en su templo” Sal. 27:4. Lo que palparon nuestras manos.

Dentro de nuestro mensaje lo que tiene más valor es nuestra experiencia personal con Dios. Más allá de lo que hemos oído, de lo que hemos visto y contemplado, compartir lo que hemos vivido y palpado con nuestras manos es algo maravilloso. Es un gozo para el que lo vivió como también una motivación especial para el que lo escucha. Si no hemos obtenido una experiencia personal con el Señor, debemos buscarla de corazón y 11


pedirla con sinceridad en oración, porque Él nos ha prometido “pedid y se os dará”. Compartir el conocimiento de la verdad es de gran valor, pero compartir la experiencia de la verdad es una confirmación aun mayor del mensaje. El Señor desea una experiencia personal y una comunión constante con cada uno de sus hijos. Desea que podamos palpar cada día sus bendiciones en nuestra vida. No dejes, por lo tanto, que pase un día sin tomar tiempo para reflexionar en lo que has escuchado de Dios, y en lo que Él te ha querido mostrar. Reflexiona sobre lo que has experimentado y vivido de su mano durante el día. ¿Qué hubiera sido si no hubiera estado Dios a tu lado? No creas que todo ha sido automático o el fruto de tu capacidad. La gracia de Dios ha estado contigo. Sus manos te han cargado y debemos darle gloria por ello. Confieso que en mi vida personal al descuidar mi relación diaria con Dios puse varias veces mi experiencia en riesgo. Es necesario tomar tiempo para leer los escritos inspirados y relacionarnos con Dios y así no perder la seguridad y obtener fuerzas para enfrentar las situaciones del día con gozo y paz. Un testimonio parece insignificante, pero es la sal que da el sabor, la luz para el que anda en la oscuridad, el agua para el sediento, es un testimonio vivo para el mundo. No perdamos la oportunidad de testificar con gozo y seguridad.

El Gozo de Compartir

“Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto, y oído” (Hch. 4:20). Considerando el bien que puede brindar el testimonio personal para la vida de otros, quisiera aprovechar esta oportunidad y animarte a que escribas tu testimonio y lo compartas con los que te rodean. Envíalo también a la oficina de la Asociación General en donde será seleccionado y publicado.

Un Testimonio sin Palabras

Reflexiona por un momento más en la siguiente experiencia. Fany Crosby, la famosa escritora de himnos que era ciega, estaba de visita en una misión cuando preguntó si había allí algún muchacho que no tuviera madre. Deseaba estar con él y poder abrazarle. Fue así que un pequeño huérfano vino a ella, puso sus brazos a su alrededor y tiernamente le besó. Cuando salió de ese lugar, ella escribió el maravilloso himno: “Rescue the perishing” (Rescata al que perece). Un día, cuando Ira Sankey lo cantó en Saint Louis, un hombre se le12

vantó entre el auditorio y dijo: “Yo soy el muchacho a quien Fany Crosby besó aquella noche. Nunca puede borrar de mi mente la impresión que me hizo el toque de aquella mano cariñosa y de aquel corazón que latía de amor por los hijos abandonados, hasta que vine a ser cristiano, tal como ella nos recomendó”. Estimados hermanos y hermanas, en cada momento damos un testimonio, aun sin palabras, de nuestra relación con Cristo. Es importante que experimentemos las bendiciones prácticas de vivir con el Señor. Los momentos a solas con Dios y su palabra son multiplicados al ser fortalecidos de lo alto y al compartir lo que hemos contemplado y palpado. Recuerda que muchos obtendrán una imagen de Dios y del cristianismo a través del testimonio de tu vida. “En la conducta de los hijos fuera del hogar, los extraños pueden leer, como en un libro abierto, la historia de la vida que se lleva allí. Leen la historia de deberes descuidados, de la falta de meditación detenida, de la carencia de abnegación, de una disposición a la riña, a la irritabilidad y a la impaciencia; mientras que aquellos que revelan que tienen el temor del Señor ante ellos, darán un testimonio, en su carácter y en sus palabras, de un hogar donde se atesora el amor, donde hay paz, donde se cultiva la paciencia, donde se presta atención a las pequeñeces de la vida, donde todos están preocupados de su deber de hacer felices a los demás” (Hijos e Hijas de Dios, pág. 116).

Testigos Vivos en el Mundo

Otro mensaje inspirado nos recuerda: “La vida de los que profesan ser cristianos sin vivir la vida de Cristo, es una burla para la religión. Cualquiera que esté inscrito en los registros de la iglesia tiene el deber de representar al Salvador llevando el adorno interior de un espíritu manso y apacible. Debe ser su testigo y hacer conocer las ventajas que hay en vivir y trabajar conforme al ejemplo de Cristo. La verdad presente debe manifestar su potencia en la vida de aquellos que creen en ella, para que de este modo se comunique al mundo. Los creyentes deben representar en su vida su eficacia santificadora y ennoblecedora… “Debe demostrarse en ellos el poder de la gracia que Cristo quiso impartirnos por su muerte… Deben ser hombres de fe, llenos de valor, íntegros,

que pongan toda su confianza en Dios y en sus promesas” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 291). No sea que nos pase como al abogado que guardó silencio y perdió el juicio. El distinguido abogado Samuel Hoar (1778-1856) estaba representando a su defendido. Cuando llegó el momento de presentar su caso, declaró al jurado que los hechos que favorecían a su cliente eran tan evidentes que no insultaría su inteligencia argumentándoles. El jurado se retiró a deliberar y regresó pocos minutos después con un veredicto de culpabilidad. Samuel Hoar se asombró “¿Cómo,” preguntó, “han podido llegar a un veredicto tal?” El portavoz replicó, “todos estuvimos de acuerdo que sí se podía decir algo acerca de un caso, lo hubiera dicho. Pero, como no presentó ninguna evidencia, decidimos proceder en contra.”

El silencio perdió el caso.

Cuantas veces guardamos silencio ante la oportunidad de testificar por Cristo. Aquellos que necesitan escuchar el mensaje concluirán que hablar sobre la fe en Cristo es algo de menor importancia para dedicarle tiempo. ¡No permitamos que concluyan así! Cada oportunidad para compartir lo que hemos experimentado es un momento dorado. “Todo testigo para Dios ha de trabajar ahora inteligentemente en los ramos que Dios le ha señalado. Debemos obtener diariamente una experiencia viva y profunda en el perfeccionamiento del carácter cristiano. Debemos recibir diariamente el aceite santo, para que podamos impartirlo a los demás. Todos pueden ser portaluces ante el mundo, si quieren. Hemos de ocultar el yo, fuera de la vista, en Jesús.” (Testimonios para Ministros, págs. 519, 520). Lo mismo encontramos escrito en varios versículos de la Palabra de Dios: “Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas (Sal. 9:1). “Recordaré las obras del Eterno. Recordaré sus antiguas maravillas. Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hazañas. Oh Dios, santo es tu camino. ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que obra maravillas. Diste a conocer tu poder a las naciones. Con tu brazo redimiste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José” (Sal. 77:11-15). “Cantad al Eterno canción nueva, cantad al Eterno, toda la tierra. Cantad al Señor, alabad su Nombre, anunciad día tras día su salvación. Proclamad entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas. Porque grande es el Eterno, digno de suprema alabanza…” (Sal. 96:1-4) Quiera Dios concedernos esta experiencia y el gozo, tal como lo expresa el salmista, de ser sus testigos vivos ante un mundo necesitado. Amén. Lecturas de la Semana de Oración


Lectura No. 4–Martes, 7 de Diciembre, 2010

PROPAGANDO LUZ

EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS

Joel N. Barnedo, EE.UU.

Eventos trascendentales están teniendo lugar en nuestro mundo; hay gran agitación; los crímenes aumentan rápidamente. Las inundaciones, las hambrunas, las guerras y los terremotos se suceden unos a otros con gran rapidez. Al comienzo de este año, se dieron dos grandes terremotos en el breve plazo de dos meses, uno en Haití, el 12 de enero y el otro en Chile el 28 de febrero, con grandes sacudimientos posteriores y maremotos; hubo una desvastación terrible. Seguramente estamos en el umbral de grandes y solemnes eventos. Sólo nos queda un momento para que cumplamos con la comisión del Señor de predicar el evangelio a toda criatura. Mientras las tinieblas cubren la tierra y oscuridad las naciones, los profetas dan a nuestro mundo una profecía maravillosamente gloriosa: “Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” Hab. 2:14. La hermana Elena G. de White vio, en visión, la gloria de Dios y rayos de luz rodeando al mundo. ¿Cómo brillará la gloria de Dios? ¡En gran medida, por medio del agente divino de la obra de publicaciones! La próxima pregunta es: ¿Cómo avanzará la obra de publicaciones? Refiriéndose a la cooperación de cada uno de nosotros que ha sido llamado a la salvación, el profeta Isaías declara: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti” Is. 60:1. En el libro de Apocalipsis, una maravillosa profecía declara: “Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria” (Ap. 18:1). Al respecto el Espíritu de Profecía comenta: “En gran grado, por medio de nuestras casas publicadoras se cumplirá la obra de ese otro ángel que desciende del cielo con gran poder y que ilumina la tierra con su gloria” (Testimonios para la Iglesia, tomo 7, pág. 140). Cuando Dios tiene una obra que hacer sobre esta tierra, llama a hombres y mujeres a su servicio; y su gloria brilla a través de ellos. Jesús, al mirar a la multitud de gente que no estaba salva, “tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.” Dijo: “A la verdad, la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envie obreros a su mies” (Mt. 9:36-38). ¡Qué escena se presenAño - 2010

ta aquí! Los hijos de Dios están dispersos como ovejas sin pastor. La gente sufre hoy; muchos están enfermos y desalentados, solos y temerosos. Viven en pueblos y aldeas y muchos están atrapados en grandes ciudades. Para llegar a ellos se hace un llamado pidiendo obreros.

Como las Hojas del Otoño

En nuestro tiempo se han provisto mensajeros particulares para propagar la luz; estos mensajeros son las publicaciones. “Las publicaciones,” escribe el Espíritu de Profecía, “han de multiplicarse y esparcirse como las hojas de otoño. Los silenciosos mensajeros están iluminando y modelando las mentes de miles de personas en todos los países y climas” (El Colportor Evangélico, pág. 15).

• lleven el amor de Jesús a cada hogar • se involucren en la causa de Dios • vayan adelante independientemente de las circunstancias.

Una Obra Importante

“Si hay una obra más importante que otra, es la de presentar al público nuestras publicaciones, induciéndolo así a escudriñar las Escrituras. La obra misionera –que consiste en introducir nuestras publicaciones en el seno de las familias, conversar y orar con ellas– es una obra buena que instruirá a los hombres y mujeres acerca de cómo realizar la labor pastoral” (El Colportor Evangélico, pág. 18). Distribuir publicaciones no es una tarea secundaria, según los Testimonios, “la importancia de esta obra se equipara plenamente a la del ministerio” (El Colportor Evangélico, pág. 19). “No hay obra superior a la del colportaje evangélico; porque entraña el cumplimiento de los deberes morales más elevados. Los que se dedican a esta obra necesitan estar siempre bajo el control del Espíritu de Dios. No deben ensalzarse a sí mismos. ¿Qué tiene cualquiera de nosotros que no haya recibido de Cristo? Debemos amarnos como hermanos y revelar nuestro amor ayudándonos unos a otros” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 548).

No os Demoréis y no Descuidéis esta Obra Esta es la obra que el Señor desea que realicemos–distribuir la luz del Evangelio. “Los colportores deben ser impresionados por el hecho de que la obra del colportaje es la misma obra que el Señor desea que hagan. Deben recordar que están en el servicio de Dios…. “Ojalá que millares más de nuestros hermanos tuvieran la comprensión del tiempo en que vivimos, y de la obra que ha de ser hecha en el campo, de casa en casa. Hay muchos, muchísimos que no conocen la verdad. Necesitan oír el llamado a acudir a Jesús. Los tristes han de ser alegrados, los débiles fortalecidos, los que están de duelo consolados. Ha de predicarse el Evangelio a los pobres” (Colporteur Ministry, págs. 88, 41). La gran necesidad de esta hora entonces es tener obreros que: • estén consagrados • deseen hacer la obra de Dios

“No retrocedamos ahora. Lo que se debe hacer para advertir al mundo, debe ser hecho sin demora. No dejéis que languidezca la obra del colportaje. Que los libros que contienen la luz de la verdad presente sean colocados ante tantas personas como sea posible” (Testimonios para la Iglesia, tomo. 6, pág. 329). “No debe descuidarse por más tiempo la obra del colportaje. Muchas veces se me ha revelado que debe manifestarse un interés más extenso en nuestra obra de colportaje. La circulación de nuestras publicaciones es un medio muy importante para presentar a los hombres la luz que Dios le ha confiado a su iglesia para que la dé al mundo. Los libros que nuestros colportores venden revelan a muchas personas las riquezas inescrutables de Cristo” (El Colportor Evangélico, págs. 29, 30). Que cada colportor y el dirigente de obra misionera en cada iglesia, asociación y unión salga con los fieles 13


todos los domingos y trabajen por lo menos dos horas de casa en casa. Mientras unos miembros colportan, los miembros de Departamento de Dorcas pueden prepararles el almuerzo. Esto unirá a los creyentes y resultará en una maravillosa cosecha de almas. Luego, el sábado por la mañana, se debe dar tiempo a los colportores para que cuenten sus experiencias del domingo anterior en la obra de colportaje.

¡No Perdáis ni siquiera un Día!

Esta es nuestra misión urgente y el Espíritu de Profecía lo confirma: “No podéis permitiros perder un día. Proseguid la obra que habéis descuidado. Abandonad vuestra quejosa incredulidad, vuestra envidia y malos pensamientos, e id a trabajar con fe humilde, y con la ferviente oración de que el Señor os perdone los años en que os faltó consagración. Pedid a Dios ayuda. Si lo buscáis con fervor, con todo el corazón, lo encontraréis, y Él os fortalecerá y bendecirá” (El Colportor Evangélico, pág. 73). Este tipo de esfuerzo evangelístico debe ser hecho lo más pronto posible. “Dios ha ordenado el colportaje como un medio de presentar a la gente la luz contenida en nuestros libros, y los colportores deben comprender cuán indispensable es presentar al mundo tan pronto como sea posible los libros necesarios para su educación e ilustración espirituales. Esta es en verdad la obra que el Señor quiere que su pueblo haga en este tiempo. Todos los que se consagran a Dios para trabajar como colportores están ayudando a dar el último mensaje de amonestación al mundo. No podemos estimar demasiado altamente esta obra; porque si no fuese por los esfuerzos del colportor, muchos no oirían nunca la amonestación” (El Colportor Evangélico, págs. 17, 18). Años atrás, cuando los hermanos Carlos Kozel y Raúl Escobar, junto con el hermano y la hermana Augusto y Lydia Pizarro fueron por primera vez a las Filipinas en servicio misionero, comenzaron a colportar en Manila. La hermana Pizarro no hablaba nuestra lengua y ni siquiera hablaba inglés. Lo que ella hizo, al igual que los demás, fue confiar en que Dios los guiaría a alguien que aceptaría la Reforma y el mensaje de salud. Encontraron a un maestro filipino que hablaba inglés y español y que ayudó a traducir el libro del hermano Kozel al idioma filipino. Un día, el hermano Escobar encontró a una jovencita de diecisiete años y la instruyó sobre 14

cómo hacer obra de colportaje. Después de haber terminado con el seminario de colportaje, fue enviada a diversas provincias. Fue a través de esta hermana que mi familia recibió el mensaje. Cuando yo tenía 14 años, dicha hermana me pidió que cargara su maleta que contenía libros de salud, y fuimos a nuestros vecinos a vender nuestra literatura. Hasta el día de hoy recuerdo cómo me dijo que la obra de colportaje era la profesión más importante a los ojos del cielo. Ella falleció hace 20 años y nunca supo que la semilla que plantó en mi corazón germinaría un día. Fue una semilla bendita, y ahora tengo el privilegio de servir al Señor como dirigente de colportaje de la Asociación General. Espero encontrarme con esa hermana en el cielo y agradecerle por haber llamado a la puerta de la casa de mi padre. También quiero agradecer a todos los hermanos que vinieron a Asia como pioneros. Ahora, en Filipinas, tenemos más de mil miembros y un buen número de colportores. Todavía hoy, la misión de la iglesia es llevar el mensaje del evangelio a diferentes partes del mundo. Vietnam del Sur recibe también misioneros para extender la obra allí. El Comité de la Asociación General ha hecho del año 2010 el año para alcanzar Asia. Oremos para que la luz del evangelio brille más y más en esta populosa región del mundo.

El Señor te llama

“Jóvenes, señoritas, el Maestro os llama a realizar su obra. Hay hambre en el campo por el Evangelio puro. “Esta obra ha de continuar sin que nadie la estorbe. Las almas están pereciendo lejos de Cristo. Sean ellas amonestadas acerca de su próximo aparecimiento en las nubes del cielo. “Por medio de la obra del colportaje se presenta la verdad a miles de personas que de otra manera nunca la podrían oír” (Colporteur Ministry, págs. 41, 40, 20). En el año 2008, la Unión Filipina envió a una colportora a Malasia, quien fue instruida como médico-misionera. El resultado fue que el año pasado realizamos el primer bautismo en Malasia. Ahora, gracias al Señor, tenemos más de 6 miembros allí. ¿No es alentador que nuevas almas sean ganadas para la verdad por medio de la cooperación de hermanos y hermanas que ponen sus talentos al servicio del Señor?

El Privilegio de cada Iglesia y de cada Creyente

Queridos hermanos y hermanas, tengo muchas cosas en mi corazón que quisiera compartir con vosotros, pero todos sabemos que Dios ha hablado y dado a cada creyente invitaciones inspiradas. Permitámos que éstas hablen a nuestros corazones y respondámos a su llamado. “Necesitamos Calebs hoy... que con palabras valientes induzcan poderosamente a la acción inmediata” (El Colportor Evangélico, pág. 164). “Una importante y gran obra está ante nosotros. El ene-

migo de las almas lo comprende y está empleando todo medio de que dispone para inducir al colportor a emprender algún otro ramo de trabajo. Debe cambiarse este orden de cosas. “Dios invita a los colportores a que vuelvan a su trabajo. Pide voluntarios que dediquen todas sus energías y entendimiento a la obra y ayuden dondequiera que haya oportunidad” (El Colportor Evangélico, pág. 26). “Dios llama a obreros de todas las iglesias para que entren en su servicio como colportores evangélicos. Dios ama a su iglesia. Si los miembros hacen su voluntad, si luchan por impartir la luz a los que están en tinieblas, Él bendecirá grandemente sus esfuerzos. “Esparza todo creyente folletos y libros que contengan el mensaje para este tiempo. Necesitamos colportores que salgan a hacer circular nuestras publicaciones por doquiera. “En esta obra final del Evangelio hay un vasto campo que ocupar, y, más que nunca antes, la obra debe alistar ayudantes de entre el común del pueblo. Tanto jóvenes como mayores serán llamados del campo, del viñedo y del taller y enviados por el Maestro para dar su mensaje” (El Colportor Evangélico, pág. 35).

Mensajeros de Luz

Pronto otro año llegará a su fin para no volver. Proclamemos la luz entre nuestros conocidos, amigos, parientes por medio de la palabra hablada y escrita. Acerquémonos a la gente con necesidades. El Señor nos ha dado un poco más de tiempo de gracia y su obra debe ser terminada. En vista de esta gran misión, los siguientes mensajes inspirados son un llamado a cada uno de nosotros. “No hay descanso para alguien que tenga talentos y capacidades. Se les pide que sean los instrumentos del Señor, que cooperen con el Señor Jesús para difundir la luz del cielo por este mundo entenebrecido por el pecado. “Mientras dure el tiempo de gracia, habrá oportunidad para que el colportor trabaje. Cuando las denominaciones religiosas se unan con el papado para oprimir al pueblo de Dios, lugares donde existe libertad religiosa serán abiertos por medio del colportaje evangélico. Si en un lugar la persecución se hace severa, procedan los obreros como Cristo enseñó. ‘Mas cuando os persiguieron en esta ciudad, huid a la otra’” (El Colportor Evangélico, págs. 34, 24). Sobre Jesús está escrito: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con Él” (Lc. 8:1). Hagámos lo mismo, con el poder del Espíritu Santo. Hoy, Jesús está llamando a hombres y mujeres a dar el último mensaje de misericordia a un mundo que perece. En este momento está hablando a tu corazón. En tus horas de silencio e intimidad con Dios, considera esta necesidad urgente. Cuando oigas su voz, mírale en el rostro y dale tu respuesta. Amén. Lecturas de la Semana de Oración


Lectura No. 5–Miércoles, 8 de Diciembre, 2010

JESÚS,

LA PIEDRA DEL ÁNGULO

Alfonso Reto, Perú Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra de ángulo Jesucristo mismo. Ef. 2:20. La piedra de ángulo de un edificio es una piedra suficientemente grande y sólida para soportar enorme peso y presión medioambiental, que se coloca en la esquina de un edificio para unir o entrelazar dos paredes. El tamaño de la piedra se escoje según la dimensión y altura del edificio. Durante la construcción del templo de Salomón, se había traído de la cantera a Jerusalén una enorme piedra que fue rechazada por los edificadores y la tenían como un tropiezo. Después de largo tiempo descubrieron que era la mejor piedra, la más resistente al peso. Si bien era una piedra reprobada, era la más apropiada para la estructura del edificio, así fue que la colocaron en la base del esplendente edificio. Esa piedra angular es una representación de Jesús. De esta piedra figurativamente hablaron el salmista David y el apóstol Pedro cuando dijeron: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo” Sal. 118:22; 1 P. 2:7.

“Esta esperanza de redención por el advenimiento del Hijo de Dios como Salvador y Rey –recuerda el Espíritu de Profecía–, no se extinguió nunca en los corazones de los hombres. Desde el principio hubo algunos cuya fe se extendió más allá de las sombras del presente hasta las realidades futuras. Mediante Adán, Set, Enoc, Matusalén, Noé, Sem, Abrahán, Isaac, Jacob y otros notables, el Señor conservó las preciosas revelaciones de su voluntad. Y fue así como a los hijos de Israel... Dios hizo conocer los requerimientos de su ley y la salvación que se obtendría mediante el sacrificio expiatorio de su amado Hijo” (Profetas y Reyes, págs. 502, 503).

Tenemos un hermoso mensaje de los patriarcas, quienes creyeron en Jehová, el fundamento y piedra angular de su fe, y de acuerdo con sus revelaciones anunciaron al Mesías como la Roca, o el Salvador que había de venir.

Año - 2010

El Ángel que tiene el Nombre de Dios

De Jesús se habla como del “Ángel” que guiaba al pueblo: “He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de Él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque Él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en Él. Pero si en verdad oyeres su voz, e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo a tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren. Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo...” Ex. 23:20-23. Fue por medio de su “Ángel”, el Señor Jesús, que Dios dio libertad a su pueblo: “Y clamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras” Nm. 20:16.

La Piedra Angular en la Era Patriarcal

El patriarca Abraham creyó en Dios y Padre nuestro, y esperó la bendita promesa de un hijo y de una gran descendencia en la tierra prometida donde fluye leche y miel (Gn. 15:1-5), y a su debido tiempo Dios cumplió esta promesa. Por inspiración el patriarca Jacob, pronunció profecías referidas a su descendencia, específicamente por la línea de uno de sus hijos: “No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a Él se congregarán los pueblos” (Gn. 49:10). Otro versículo refuerza: “De Judá saldrá la piedra angular...” Zac. 10:4. Pues así sucedió; de la tribu de Judá nació el Salvador del mundo, la piedra angular que une al hombre con el hombre, a la tierra con el cielo y al hombre con Dios.

El apóstol Pablo refiriéndose a los patriarcas dijo de ellos: “... son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cuál es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén” Ro. 9:4, 5.

Todos los patriarcas fueron fortificados y fundados sobre la roca eterna que es nuestro Salvador Jesucristo, e hicieron experiencias personales con Él. La pluma inspirada dice: “Mediante símbolos y promesas, Dios ‘evangelizó antes a Abrahán’ (Gá. 3:8) y la fe del patriarca se fijó en el Redentor que había de venir. Cristo dijo a los judíos: ‘Abrahán vuestro padre se gozó por ver mi día; y lo vio, y se gozó’ (Jn. 8:56). El carnero ofrecido en lugar de Isaac representaba al Hijo de Dios, que había de ser sacrificado en nuestro lugar. Cuando el hombre estaba condenado a la muerte por su transgresión de la ley de Dios, el Padre, mirando a su Hijo, dijo al pecador: ‘Vive, he hallado un rescate’” (Patriarcas y Profetas, pág. 150).

“A través de todas las páginas de la historia sagrada, donde está registrada la relación de Dios con su pueblo escogido, hay huellas vivas del gran YO SOY... “En todas estas revelaciones de la presencia divina, la gloria de Dios se manifestó por medio de Cristo. No sólo cuando vino el Salvador, sino a través de todos los siglos después de la caída del hombre y de la promesa de la redención, ‘Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a sí.’ (2 Co. 5: 19.) Cristo era el fundamento y el centro del sistema de sacrificios, tanto en la era patriarcal como en la judía. Desde que nuestros primeros padres pecaron, no ha habido comunicación directa entre Dios y el hombre. El Padre puso el mundo en manos de Cristo para que por su obra mediadora redimiera al hombre y vindicara la autoridad y santidad de la ley divina. 15


“Toda comunicación entre el cielo y la raza caída se ha hecho por medio de Cristo. Fue el Hijo de Dios quien dio a nuestros primeros padres la promesa de la redención. Fue Él quien se reveló a los patriarcas. Adán, Noé, Abrahán, Isaac, Jacob, y Moisés comprendieron el Evangelio. Buscaron la salvación por medio del Substituto y Garante del ser humano. Estos santos varones de antaño comulgaron con el Salvador que iba a venir al mundo en carne humana; y algunos de ellos hablaron cara a cara con Cristo y con ángeles celestiales. “Cristo no sólo fue el que dirigía a los hebreos en el desierto –el Ángel en quien estaba el nombre de Jehová, y quien, velado en la columna de nube, iba delante de la hueste–sino que también fue Él quien dio la ley a Israel. En medio de la terrible gloria del Sinaí, Cristo promulgó a todo el pueblo los diez mandamientos de la ley de su Padre, y dio a Moisés esa ley grabada en tablas de piedra” (Patriarcas y Profetas, págs. 381, 382).

La Piedra Angular en el Éxodo

La piedra angular, sirviendo de apoyo al pueblo de Israel durante el cautiverio en Egipto, es la maravillosa historia de la liberación del pecado. Dios llamó a Moisés como su representante para liderar, aunque éste se resistió en un inicio, disculpándose: “… soy tardo de habla y torpe de lengua” (Ex. 4:10). Pero Dios le dio seguridad, diciendo: “Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar” Ex. 4:12. Moisés fue el instrumento humano en la liberación del pueblo de Egipto, pero él dependió en toda circunstancia de Jehová y de su “Ángel” y así condujo al pueblo a la libertad. De allí que se dice de Moisés: “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” (He. 11:27). El Señor era su ayuda constante, era la Roca en la cual se apoyaba. Luego, empezó el éxodo rumbo a la tierra prometida; cruzaron el Mar Rojo y porque rehusaron entrar en la Canaán tuvieron que peregrinar durante 40 años en el desierto. “No era voluntad de Dios – refiere la pluma inspirada – que Israel peregrinase durante cuarenta años en el desierto; lo que Él quería era conducirlo a la tierra de Canaán y establecerlo allí como pueblo santo y feliz. Pero ‘no pudieron entrar a causa de incredulidad’ (Heb. 3:19.) Perecieron en el desierto a causa de su apostasía, y otros fueron suscitados para entrar en la tierra prometida” (Conflicto de los Siglos, pág. 511). Pues bien, al regresar los diez espías de explorar el país dieron un infor16

me negativo y la reacción inmediata de los hebreos fue lamentarse, llorar por haber sido puestos en una situación que para ellos no tenía solución y por temor a los juicios de Dios. Otros intentaron tomar Canaán por sus propias fuerzas, a pesar de que Moisés les advirtió que no lo hicieran. Fueron severamente derrotados. Hubo otros después que, dirigidos por Coré, Datán y Abirán, increparon la autoridad de Moisés, adularon al pueblo y ganaron el apoyo de 250 príncipes. “Acusaron a Moisés de simular estar actuando bajo la dirección divina para afianzar su autoridad; y declararon que ya no se someterían a ser dirigidos como ciegos, primero hacia Canaán, y luego hacia el desierto, como mejor convenía a sus propósitos ambiciosos. Así se le atribuyó al que había sido como un padre tierno y paciente pastor, el negrísimo carácter de tirano y usurpador. Se le imputó la exclusión de Canaán que el pueblo sufriera como castigo de sus propios pecados” (Patriarcas y Profetas, pág. 422).

hermanos delante de Jehová! ¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias?” Nm. 20:3, 4. Frente a esta gran protesta “Moisés y Aarón salieron de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos. Y Habló Jehová a Moisés diciendo: ‘Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás agua de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias’. Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ‘¡Oíd ahora rebeldes! ¡Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?’ Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas…” Nm. 20:6-11.

El destino de aquellos rebeldes y sus seguidores fue la muerte. “Moisés ordenó al pueblo por instrucción divina: ‘Apartaos ahora de las tiendas de estos impíos hombres, y no toquéis ninguna cosa suya, porque no perezcáis en todos sus pecados.’… “Cuando terminó de hablar, la tierra sólida se partió, y los rebeldes cayeron vivos al abismo, con todo lo que les pertenecía, ‘y perecieron de en medio de la congregación.’ El pueblo huyó, sintiéndose condenado como copartícipe del pecado. “Pero el castigo no terminó en eso. Un fuego que fulguró de la nube alcanzó a los doscientos cincuenta príncipes que habían ofrecido incienso, y los consumió” (Patriarcas y Profetas, pág. 424). Allí 14.700 personas perdieron sus vidas en la rebelión y levantamiento. A pesar de todas estas malas actuaciones, Dios, siempre compasivo, los llamaba “mi pueblo”. “Y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo” (Lv. 26:12). Él los amaba, los protegía, les puso un líder, los organizó en tribus con su sacerdocio y aún así fueron ingratos. Después de la rebelión de Coré, buscaron cada motivo para levantarse en protesta, como sucedió en el desierto de Zin; leemos: “Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón. Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros

Moisés, el hombre más manso de la tierra, en esta ocasión perdió la paciencia y les dijo “rebeldes.” Realmente estaba diciendo lo correcto, pero con un espíritu incorrecto. Decir la verdad es bueno, pero no con un espíritu alterado. La orden de Dios era “hablad a la Roca” no golpear la Roca, porque la Roca o la Piedra representaba a Cristo. Otro error que cometió Moisés fue cuando dijo: “¿Os hemos de hacer salir aguas?” Moisés habló en forma apasionada, él sabía que era Dios y no él ni su hermano los que tenían ese poder; él no podía sacar agua de la roca sino sólo Dios podía hacerlo. Lecturas de la Semana de Oración


La obra de salvar almas sedientas es sólo prerrogativa de Dios y no de la ayuda humana; por eso se le dijo “hablad a la Roca”. Comentando esta memorable experiencia, el Espíritu de Profecía afirma: “De la roca que Moisés hirió, brotó primeramente el arroyo de agua viva que refrescó a Israel en el desierto. Durante todas sus peregrinaciones, doquiera fuese necesario, un milagro de la misericordia de Dios les proporcionó agua... Dondequiera que les hacía falta agua en su peregrinaje, fluía de las hendiduras de las rocas y corría al lado de su campamento. “Cristo era quien, por el poder de su palabra, hacía fluir el arroyo refrescante para Israel. ‘Bebían de la piedra espiritual que los seguía, y la piedra era Cristo.’ Él era la fuente de todas las bendiciones, tanto temporales como también espirituales. Cristo, la Roca verdadera, los acompañó en toda su peregrinación. ‘No tuvieron sed cuando los llevó por los desiertos; hízoles correr agua de la piedra; cortó la peña, y corrieron aguas.’ ‘Abrió la peña, y fluyeron aguas; corrieron por los secadales como un río’ (1 Co. 10:4; Is. 48:21; Sal. 105:41). “La roca herida era una figura de Cristo, y mediante este símbolo se enseñan las más preciosas verdades espirituales” (Patriarcas y Profetas, pág. 436). ¿Cómo podríamos hoy hablarle a la Roca? ¿Nos damos cuenta de quién es la Roca? “… porque bebían de la Roca espiritual que los seguía y la Roca era Cristo” (1 Co. 10:4). Hablar a la Roca, piedra angular, o piedra viviente, es orar y entregarse. El buen cristiano no herirá la Roca porque de hacerlo no entrará en la tierra prometida. El Señor dice en su Palabra: “Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere le desmenuzará” Mt. 21:44.

La Piedra Angular en el Nuevo Testamento

Jesús dijo a Pedro: “Y yo también te digo, que tu eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt. 16:18). La iglesia edificada sobre la Roca o piedra angular, aunque perseguida, maltratada, calumniada, no será destruida. “Cuán débil parecía la Iglesia cuando Cristo pronunció estas palabras. Se componía apenas de un puñado de creyentes contra quienes se dirigía todo el poder de los demonios y de los hombres malos; sin embargo, los discípulos de Cristo no debían temer. Edificados sobre la roca de su fortaleza, no podían ser derribados. Año - 2010

“Durante seis mil años, la fe ha edificado sobre Cristo. Durante seis mil años, las tempestades y los combates de la ira satánica han azotado la roca de nuestra salvación; pero ella sigue inconmovible” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 381, 382). Esta Roca, piedra de ángulo, escogida y preciosa ha unido los corazones de los hombres alejados el uno del otro y enemistados el uno contra el otro; ha unido dos pueblos, judíos y gentiles en uno solo, y por eso estamos ahora caminando confiadamente sobre la misma plataforma de esa verdad, seguros que por su gracia se cumplirá la Escritura que anuncia: “He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en Él, no será avergonzado” 1 P. 2:6. “Los apóstoles edificaron la iglesia de Dios sobre el fundamento que Cristo mismo había puesto. Frecuentemente se usa en las Escrituras la figura de la construcción de un templo para ilustrar la edificación de la iglesia” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 475). “Los apóstoles trabajaron en las canteras del mundo judío y gentil, para extraer piedras que iban a colocar sobre el fundamento. En su carta a los creyentes de Efeso, Pablo les dice: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. Ef. 2:19-22.

queridos hermanos y hermanas, el fin está cerca! ¡Llegará el momento que la iglesia militante se tornará en la iglesia triunfante! Si nos proyectamos a un futuro cercano, veremos al Cordero con los redimidos, que tienen el nombre de Él y de su Padre escrito en sus frentes; escucharemos el sonido de las arpas y voces incomparables entonando un cántico nuevo por la redención recibida. Hablando de los 144.000, Juan dio el bello testimonio: “Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios” Ap. 14:4. Si permanecemos firmes sobre la piedra angular, que nos perdona todos nuestros pecados confesados, nosotros también estaremos allí, porque Él es el que nos mantendrá hasta el día de nuestro encuentro en el monte de Sión. Amén.

“Uno tras otro los principales edificadores cayeron a mano del enemigo. Esteban fue apedreado; Santiago, muerto por la espada; Pablo, decapitado; Pedro, crucificado; Juan, desterrado. A pesar de ello, la iglesia creció. Nuevos obreros ocuparon el lugar de los que caían, y piedra tras piedra se añadía al edificio. Así, lentamente, se levantaba el templo de la iglesia de Dios” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 477). También nosotros, al igual que ellos, tendremos que afrontar dificultades en nuestra iglesia y en forma personal. Es más aún, cuando estamos a las puertas de Canaán seremos zarandeados y probados. Si resistimos las pruebas hasta el final y por la gracia de Dios salimos limpios en el juicio investigador, entonces, con el poder de la lluvia tardía iremos adelante en la obra y nos veremos en la nueva tierra prometida. ¡Ánimo, 17


Lectura No. 6–Viernes, 10 de Diciembre, 2010

LA IGLESIA MILITANTE Dai Ch. Kang, Corea del Sur

El Plan de Dios

Y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas, para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales. Ef. 3:9, 10. Dios tenía un plan desde la fundación del mundo. Él revela su sabiduría y amor al mundo entero y a los poderes en los lugares celestiales. Estableció su iglesia en la tierra para cumplir su plan. “Desde el principio, el plan de Dios fue que su iglesia reflejase al mundo su plenitud y suficiencia. Los miembros de la iglesia, que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria. La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo; y mediante la iglesia se manifestará con el tiempo, aún a ‘los principados y potestades en los cielos’ (Efe. 3:10), el despliegue final y pleno del amor de Dios” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 11). La iglesia es la comunidad de todos los que son redimidos por la sangre de Jesucristo. Él es la cabeza, la iglesia es su cuerpo, y cada individuo en el cuerpo forma parte de Él. De esa manera, en la conclusión del plan de redención, Cristo y su iglesia tienen el mismo objetivo y comparten el mismo destino.

con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.” “Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos” 1 Co. 12:12, 26; Ef. 5:30. Necesitamos comprender que si la iglesia no hubiere de ganar la victoria en la controversia entre el bien y el mal, todos los sacrificios, la muerte de Cristo, y el plan de Dios serían en vano.

sino por toda la iglesia (toda la comunidad). Y además, “el plan de redención tenía un propósito todavía más amplio y profundo que el de salvar al hombre. Cristo no vino a la tierra sólo por este motivo; no vino meramente para que los habitantes de este pequeño mundo acatasen la ley de Dios como debe ser acatada; sino que vino para vindicar el carácter de Dios ante el universo” (Patriarcas y Profetas, pág. 56).

Hay veces en que es necesario amputar un brazo o una pierna debido a alguna enfermedad, como medio de preservar la vida que se ve amenazada. Pero no es posible separar la cabeza del cuerpo en tal caso, ya que tal cosa causaría la muerte inmediata. Del mismo modo, es absolutamente imposible separar a Cristo de la iglesia, en lo que tiene que ver con el plan de salvación, porque Él es la cabeza y la iglesia su cuerpo. Cristo y su iglesia forman un cuerpo una comunidad.

¡Qué grandioso sería si todos comprendieramos que la iglesia fue organizada por un propósito mayor y más profundo que la simple salvación del hombre! La iglesia tiene un llamado muy solemne, el de vindicar la ley de Dios y revelar su carácter a todo el mundo. ¡Qué maravilloso es que nosotros, como miembros de la iglesia, hayamos sido comprados con su preciosa sangre! Y recordad que de igual modo que una cabeza tiene sólo un cuerpo, Dios tiene solamente una iglesia.

“La relación de Cristo y su iglesia es muy íntima y sagrada; Él es el esposo y la iglesia la esposa; Él la cabeza, y la iglesia el cuerpo. La relación con Cristo entraña, pues, la relación con su iglesia” (La Educación, pág. 269). “Cristo y su iglesia son inseparables” (Testimonies for the Church, tomo 3, pág. 418).

“Dios tiene una iglesia en la tierra que está elevando en alto su ley pisoteada, y presentando al mundo el Cordero de Dios que quita los pecados de la humanidad. La iglesia es la depositaria del tesoro de las riquezas de la gracia de Cristo, y por medio de ella finalmente se hará manifiesta la revelación postrera y plena del amor de Dios al mundo que ha de ser iluminado con su gloria. “Considerad, mis hermanos y hermanas, que el Señor tiene un pueblo, un pueblo escogido, su iglesia, que debe ser suya, su propia fortaleza, que Él sostiene en un mundo rebelde y herido por el pecado; y Él se ha propuesto que ninguna autoridad sea conocida en Él, ninguna ley reconocida por ella, sino la suya propia” (Testimonios para Ministros, págs. 48, 14).

Un Cuerpo y una Iglesia

“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.” “De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen 18

La iglesia de Dios en la tierra fue comprada con la sangre de su querido Hijo. “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual Él ganó por su propia sangre” (Hch. 20:28). Cristo dio su propia vida por la iglesia. “Así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” Ef. 5:25. Es privilegio de la iglesia saber que Cristo no murió sólo por individuos,

La Iglesia Militante

La iglesia de Dios en la tierra es todavía militante, no una iglesia triunfante. “¿No tiene Dios una iglesia viva? Él tiene una iglesia, pero es la iglesia militante, no la iglesia triunfante” (Eventos de los Últimos Días, pág. 54). ¿Qué significa una iglesia militante, o luchadora? Al leer Apocalipsis 12:7 comprendemos que hubo una lucha en el cielo entre Cristo y Satanás; la batalla entre el mal y el bien se originó allí. Pero por la transgresión de Adán y Eva, Lecturas de la Semana de Oración


el campo de batalla fue transferido a la tierra y continúa aquí y la iglesia está en gran manera involucrada en esta lucha. Sabemos que la guerra que comenzó en el cielo fue sobre el tema de la ley de Dios. Satanás se rebeló contra el amor, la sabiduría y el reino de Dios y presentó acusaciones contra su carácter ante los ángeles y los habitantes del universo. Declaró que la ley de Dios, que es una transcripción de su carácter, es imperfecta y no puede ser observada a menos que se la cambie. “Desde el principio, el gran conflicto giró en derredor de la ley de Dios. Satanás había procurado probar que Dios era injusto, que su ley era defectuosa, y que el bien del universo, requería que fuese cambiada. Al atacar la ley, procuró derribar la autoridad de su Autor” (Patriarcas y Profetas, pág. 56). “Satanás había aseverado que era imposible para el hombre obedecer los mandamientos de Dios; y es cierto que con nuestra propia fuerza no podemos obedecerlos. Pero Cristo vino en forma humana, y por su perfecta obediencia probó que la humanidad y la divinidad combinadas pueden obedecer cada uno de los preceptos de Dios” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 256).

Adherirse a la Guerra

La iglesia desempeña un papel fundamental en esta controversia entre el bien y el mal. Cristo vino a esta tierra, tomó la naturaleza humana y obedeció la ley viviendo una vida sin pecado y de victoria. Por esta razón le fue posible declarar: “¿Quién de vosotros me redagüye de pecado?” “Porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí” Jn. 8:46; 14:30. La iglesia de Dios sobre la tierra debería poder decir lo mismo. Esta es la voluntad de Dios y la esencia del plan de salvación. “No había en Él nada que respondiera a los sofismas de Satanás. Él no consintió en pecar.

Ni siquiera por un pensamiento cedió a la tentación. Así también podemos hacer nosotros. La humanidad de Cristo estaba unida con la divinidad. Fue hecho idóneo para el conflicto mediante la permanencia del Espíritu Santo en Él. Y Él vino para hacernos participantes de la naturaleza divina…. “La vida de obediencia del Salvador sostuvo los derechos de la ley; probó que la ley puede ser guardada en la humanidad, y reveló la excelencia del carácter que la obediencia desarrollaría. Todos los que obedecen como Él obedeció, declaran igualmente que el mandamiento de la ley ‘es santo, y justo, y bueno.’ Por otro lado, todos los que violan los mandamientos de Dios, sostienen el aserto de Satanás de que la ley es injusta y no puede ser obedecida. Así secundan los engaños del gran adversario y deshonran a Dios. Son hijos del maligno, que fue el primer rebelde contra la ley de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 99, 276) Hoy, la iglesia debe ofrecer una fuerte resistencia a la idea pesimista de que la ley de Dios no puede ser obedecida. ¡Qué sorprendente es que la mayoría de los cristianos – sí, los que profesan creer en Cristo–tomen en efecto esta posición y se pongan así del lado de Satanás!

Luchando en una Generación de Iniquidad

La iglesia de Dios debería verdaderamente comprender lo que significa obtener poder divino para elevar su ley – el nivel moral. “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Ap. 14:12). Vivimos en una época en la que abunda la iniquidad. La observancia del sábado es particularmente atacada por los poderes de las tinieblas; y en este punto, la iglesia debe contender con ellos. “El sábado tiene un carácter mucho más sagrado que el que le atribuyen muchos de los que profesan observarlo. El Señor ha sido grandemente deshonrado por aquellos que no han guardado el sábado de acuerdo con el mandamiento, en la letra y en el espíritu. El pide una reforma en la observancia del sábado” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 20). “Se me mostró una hueste que aullaba de agonía. Sobre sus vestiduras estaba escrito en grandes caracteres: ‘Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.’ Pregunté acerca de quiénes formaban esta hueste. El ángel me dijo: ‘Estos son los que una vez guardaron el sábado y lo abandonaron.’ Los oí

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clamar en alta voz: ‘Creímos en tu venida, y la proclamamos con energía.’ Y mientras hablaban, sus miradas caían sobre sus vestiduras, veían lo escrito y prorrumpían en llanto. Vi que habían bebido de las aguas profundas, y hollado el residuo con los pies, pisoteado el sábado– y que por esto habían sido pesados en la balanza y hallados faltos” (Primeros Escritos, pág. 39). La sierva de Dios vio una gran multitud aullando porque habían perdido la salvación, y la razón era que habían sido declarados faltos porque habían pisoteado el santo sábado; esta es una advertencia a la iglesia de hoy. Ésta debe ser diligente en instruir al pueblo sobre la observancia del santo sábado de acuerdo al perfecto testimonio de la palabra y del Espíritu. Recordemos que la santa ley de Dios es completa y perfecta contribuyendo a la felicidad y bienestar de la humanidad. “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Mr. 2:27). La iglesia debe ser muy valiente para oponerse a esta generación presente donde prevalece la iniquidad.

Luchando contra la Falsedad

Satanás es el padre de la mentira. “Satanás ha obrado con poder engañador produciendo una cantidad de errores que oscurecen la verdad” (El Evangelismo, pág. 429). “Por medio de falsas teorías y tradiciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar normas falsas, tuerce el carácter” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 625). La iglesia debe enseñar la verdad presente con claridad, incluso las doctrinas básicas del triple mensaje angélico, la justificación por la fe, Cristo nuestra Justicia, el santuario celestial, el juicio investigador, el sellamiento de los 144,000, el mensaje del ángel de Apocalipsis 18, la lluvia tardía y el fuerte clamor, etc. “Las doctrinas deben ser correctamente comprendidas. Los hombres que son aceptados para enseñar la verdad deben estar anclados; entonces su barco soportará la tormenta y la tempestad, porque el ancla los mantiene firmes. Los engaños aumentarán” (Mensaje Selectos, tomo 2, pág. 67). Satanás hará todo lo que pueda para ganar terreno por medio de falsas doctrinas, desviar el corazón de los hombres de la verdad, y engañar a los elegidos de Dios. La iglesia debe estar despierta y poner resistencia a la falsa doctrina por medio del poder de la palabra y del Espíritu Santo. 19


Iglesia de Amor

Antes de ascender al cielo, Jesús dio un mandamiento especial a los discípulos: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Jn. 13:34, 35. Jesús estipuló claramente que sus seguidores tienen que amarse los unos a los otros como Él los amó. Considerad cómo Jesús amó a sus discípulos. Pensad sobre el caso de Judas Iscariote, quien traicionaría y vendería a su Maestro a los enemigos. “A la verdad el Hijo del Hombre se va, según está escrito de Él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuere a ese hombre no haber nacido” Mt. 26:24. Jesús sabía lo que Judas iba a hacer y que no sería salvo. Pero Jesús lo amó hasta el fin y no escatimó ningún esfuerzo o sacrificio para salvarlo. Así es como debemos amarnos unos a otros y a cada alma que encontremos. En la iglesia, hay gente de diversas personalidades y con distintos defectos, el mismo caso se daba entre los doce hijos de Jacob y los doce discípulos de Jesús. Muy probablemente haya hermanos y hermanas por los que no sientas gran simpatía y que te ofenden repetidas veces; no sientes amor o deseos de amar a estas personas. Pero, ¿cuál es el mandamiento de Jesús? “Amáos los unos a los otros como yo os he amado.” 20

Queridos hermanos y hermanas: ¿Profesáis observar los santos mandamientos? Quizá consideréis, como lo hacía el joven rico en tiempos de Jesús, que no cometistéis jamás adulterio, no habéis asesinado a nadie, no habéis robado nada, o mentido, honráis a vuestros padres y observáis y santificáis el sábado. “Jesús, oyendo esto, le dijo: ‘Aún te falta una cosa (Lucas 18:22). Jesús nos dice que amemos al prójimo como Él nos amó. Muchas personas leen esto y piensan: ¿Cómo puedo amar a una persona a la que no quiero amar? ¡Oh, es difícil! Y se van tristes como lo hizo el joven rico. Pero considerad esto: Dios es amor. Su carácter es amor y su ley es amor. Y más aún, su obra de creación es amor, y su obra de redención es amor. Gobierna todos los mundos, y el plan de salvación para vencer el pecado testifica que Él es amor. El amor de Dios que dio a su único Hijo “siendo [nosotros] aún pecadores” (Ro. 5:8) y ese mismo amor que fue manifestado en la cruz “siendo [nosotros] enemigos “ (Romanos 5:10) es en realidad su ley y sus mandamientos. Solamente aquellos que posean tal amor son el pueblo que observa los mandamientos de Dios. ¿Somos nosotros parte de ese pueblo?

Batallando con la Armadura de Justicia

“Revestida de la armadura de la justicia de Cristo, la iglesia entrará en su conflicto final. ‘Hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden’ (Cnt. 6: 10), ha de salir a todo el mundo, vencedora y para vencer” (Profetas y Reyes, pág. 536).

lestiales de que Dios es amor y de que su santa ley puede ser obedecida. “El mundo está envuelto por las tinieblas de la falsa concepción de Dios. Los hombres están perdiendo el conocimiento de su carácter, el cual ha sido mal entendido y mal interpretado” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 343). No olvidéis el propósito de Dios al establecer la iglesia. “Desde el principio fue, el plan de Dios que su iglesia reflejase al mundo su plenitud y suficiencia…. La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo; y mediante la iglesia se manifestará con el tiempo, aún a ‘los principados y potestades en los cielos’ (Ef. 3:10), el despliegue final y pleno del amor de Dios” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 10). Entonces la cabeza de Satanás será herida y la muerte abolida. “La iglesia verá todavía tiempos angustiosos. Profetizará vestida de saco. Pero, aunque debe arrostrar herejías y persecuciones, aunque debe batallar con los infieles y los apóstatas, por la ayuda de Dios está aplastando la cabeza de Satanás” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 591). Con este propósito, resistamos el mal hoy –individual y colectivamente– y practiquemos el amor para iluminar a todo el mundo con la gloria de Dios. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc. 10:27). Oremos fervientemente y trabajemos para que la iglesia a la cual pertenecemos realmente refleje el amor del Dios infinito, algo que sólo se podrá lograr por el gran poder del Espíritu Santo. Amén.

La última iglesia remanente estará revestida con la armadura de la justicia de Cristo. El espíritu de Cristo, quien oró por sus enemigos, se manifestará en el espíritu de cada cristiano. De esta manera, un testimonio final será dado al mundo y a los poderes en los lugares ceLecturas de la Semana de Oración


Lectura No. 7–Sábado, 11 de Diciembre, 2010

LA IGLESIA TRIUNFANTE Idel Suárez, Jr., EE.UU. Dos Señores pero un Corazón

Alejandro Magno estaba en guerra con Darío, el último emperador del Imperio Persa. Darío, viendo que se acercaba su fin, le ofreció una tregua a Alejandro y le mandó el siguiente mensaje: “Reinemos juntos sobre todo el mundo.” Alejandro le contestó: “Del mismo modo que dos soles no reinan en el cielo, tampoco pueden dos señores reinar sobre la tierra.” Avanzó para derrotar a Darío y luego tomó a su hija como esposa. De igual manera, dos señores no pueden gobernar nuestros corazones y nuestras mentes. Jesús dijo: “Ninguno puede servir a dos señores, porque aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” Mateo 6:24. Cuando cada uno de nuestros tres mayores enemigos –el pecado, el mundo, y el diablo–nos tientan a hacer una tregua, debemos contestar como lo hizo Alejandro: “Dos señores no pueden reinar en mi corazón.” No puede haber compromiso con el pecado, con el mundo o con los demonios. “Hay victoria para todos los que luchan legítimamente en perfecta armonía con la ley de Dios. Ellos triunfarán sobre toda oposición. Mientras realizan la obra de Dios en medio de sus enemigos, recibirán la protección de los santos ángeles.… “Aferrémonos a la Palabra de vida. La tempestad de la oposición se agotará en su propia furia. El clamor se desvanecerá. Llevemos adelante la obra del Maestro alegremente y con valor. El Padre, que desde arriba observa a sus escogidos con la más tierna solicitud, bendecirá los esfuerzos hechos en su nombre. Su obra nunca cesará hasta que se complete en medio del grito triunfal: ‘Gracias, gracias a Él’” (Recibiréis Poder, pág. 375).

El Jinete Triunfante sobre el Caballo Blanco

Los historiadores nos dicen que muchos grandes guerreros cabalgaban sobre caballos blancos. Ciro de Persia tenía un caballo blanco; Alejandro tenía un caballo blanco; Napoleón tenía un Año - 2010

caballo blanco; Jorge Washington galopaba sobre un caballo blanco. Quizá el caballo blanco era símbolo de majestad y triunfo. De forma similar, el apóstol Juan vio en visión los triunfos de la iglesia apostólica simbolizada por un jinete con una corona y un arco, sobre un caballo blanco. En cierto sentido, esos primeros cristianos prefiguran a los últimos cristianos que formarán la iglesia triunfante. Los primeros cristianos recibieron la lluvia temprana, llevaron el mensaje del evangelio a toda nación, en sólo una generación. Pudieron revelar la gloria de Dios al mundo conocido de entonces. “Y miré, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer” Ap.6:2.

Pablo escribió claramente que en sus días, “el evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro” Col. 1:23. “Los discípulos cumplieron la comisión que Cristo les dio. A medida que esos mensajeros de la cruz salían a proclamar el Evangelio, se manifestaba tal revelación de la gloria de Dios como nunca antes habían visto los mortales. Por medio de la cooperación del Espíritu divino, los apóstoles realizaron una obra que conmovió al mundo. El Evangelio fue llevado a toda nación en una sola generación. “Gloriosos fueron los resaltados que acompañaron al ministerio de los apóstoles escogidos por Cristo” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 475). De la misma manera, la última generación de cristianos, conocidos como reformadores y miembros de la iglesia

militante, están destinados a recibir la lluvia tardía. Predicarán el evangelio a toda nación y criatura. “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” Mt. 24:14.

Estandarte de la Iglesia Militante y Triunfante

Mirando a los últimos cristianos, el autor del Cantar de los Cantares describió a los creyentes como a un hermoso ejército en orden. “¿Quién es esta que se muestra como el alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden?” Cnt. 6:10. El estandarte de la iglesia militante y de la triunfante es Jesucristo. Es un estandarte manchado con sangre–la sangre del Calvario. Es un estandarte que dice, “Jehová Nissi–El Señor es mi estandarte” Como todo ejército, la comisión de la iglesia es agitar el estandarte hacia adelante y hacia arriba, alzar la bandera de la verdad, ganar más terreno para el Rey y Señor del cielo y la tierra. Cuando los americanos llegaron a la luna en ese día memorable de 20 de junio de 1969 con el Apollo 11, cuyo modulo lunar se llamaba Águila, Neil Armstrong colocó la bandera americana en la luna y la reclamó para su país. Considerad este interesante versículo en Abd. 1:4: “Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová.” Pero nosotros tenemos un estandarte diferente en el reino espiritual. La bandera de Jesús debe ser enarbolada en los corazones y las mentes de hombres y mujeres. Jesús debe ser el primero y lo más importante para los que quieren ascender a niveles más altos, a otros mundos, a otras galaxias, a una dimensión distinta que está más allá del primer y segundo cielo y llegar al tercer cielo, donde Dios tiene su residencia. ¡Qué alegría fue para América cuando los astronautas llegaron a la luna! Sin embargo, ¡cuánto mayor será la alegría en el universo cuando los elegidos lleguen al Paraíso, más allá de Orión, en el tercer cielo! 21


Pablo, al igual que Juan fue llevado en visión al Edén celestial. “… pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al Paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar” 2 Co. 12:1-4. No hay palabras que describan la gloria, el gozo, el esplendor y el éxtasis que experimentarán los santos vivos en el tercer cielo, más allá de la Vía Láctea. El ejército misionero del Señor será guiado en carros de fuego, junto con los santos ángeles ministradores, a través de la expansión del universo a otra dimensión – al Paraíso. ¿Qué estas haciendo para llevar el estandarte de la verdad, compartir el evangelio con cada criatura y así entrar a formar parte de la iglesia triunfante? ¿Eres parte del ejército del Señor que está marchando a la Sión celestial?

La Iglesia Triunfante Definida

La iglesia triunfante es presentada como la iglesia del cielo porque “cuando esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: ‘Sorbida es la muerte con victoria’” (1 Co. 15:54). Aquellos pertenecientes a la última generación de la tierra reflejarán ante el mundo la gloria de Dios en sus caracteres. Son los fieles, obedientes, perfectos seguidores de Jesús. Antes de estar ante Él en gloria habrán recibido el sello del Dios viviente en sus frentes. Se los presenta con Jesús en la Sión celestial. Son redimidos para morar con Dios por la eternidad, pues han vencido estando aún sobre la tierra. “El pueblo remanente ha de vencer por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio. Algunos esperan vencer solamente por la sangre del Cordero, sin hacer ningún esfuerzo especial por su cuenta. Vi que Dios ha sido misericordioso al darnos la facultad del habla. Nos ha dado una lengua, y somos responsables ante Él por el uso que le demos. Debemos glorificar a Dios con nuestra boca, hablando en honor de la verdad y de su misericordia ilimitada, y vencer por la palabra de nuestro testimonio mediante la sangre del Cordero” (Primeros Escritos, pág. 115). “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de Él y el de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico 22

nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por doquiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios” Ap. 14:1-5. Algunos ya han cruzado el umbral del Paraíso. Enoc, Moisés, Elías y los 24 ancianos son muestras de todos los redimidos que un día vivirán en la santa presencia de Dios. Con nuestro Salvador crucificado y resucitado esperan el día cuando todos los demás miembros de la iglesia triunfante se les unirán junto con las huestes angélicas que siempre sirven a Dios y llevan a cabo su santa voluntad en las alturas. Pero ahora estos centinelas celestiales que han sido declarados como miembros de la iglesia triunfante intentan acercarse a nosotros. ¿Con qué propósito? “A los miembros de la iglesia triunfante, la iglesia en el cielo, se les permitirá acercarse a los miembros de la iglesia militante para ayudarlos en sus necesidades. Recordemos siempre que somos colaboradores de Dios” (The Southern Watchman, 8 de sep. de 1903). Los que han levantado el estandarte de Jesús, han vivido su vida en la tierra y compartido su mensaje con otros en este planeta, son candidatos para la iglesia triunfante. Sólo los que son fieles en vivir el mensaje de los tres ángeles vivirán para ver a Cristo regresar o serán resucitados durante la resurrección especial para ver la nube blanca y al Hijo del hombre viniendo en gran gloria para glorificar a los que han vivido y trabajado para compartir el evangelio. “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Oí una voz que desde el cielo me decía: ‘Escribe. Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.’ Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda” Ap. 14:12-14.“La obra pronto ha de terminar. Los miembros de la iglesia militante que han demostrado ser fieles integrarán la iglesia triunfante” (El Evangelismo, pág. 513). “La iglesia sobre la tierra no es perfecta. La iglesia militante no es la iglesia triunfante. La tierra no es el cielo” (The Ellen G. White 1888 Materials, pág. 249).

El Secreto del Triunfo

El apóstol Pablo escribió que todo triunfo se obtiene sólo en Cristo. Cris-

to Jesús es el secreto del triunfo. “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento” 2 Co. 2:14. Cuando escribió esas palabras a la iglesia de Corinto el apóstol tenía una imagen vívida de los ejércitos romanos que regresaban de la conquista a la ciudad de Roma. Cuando entraban en la ciudad, traían esclavos y prisioneros. Algunos eran dejados en libertad, y otros sacrificados. Vírgenes elegantemente vestidas y llevando incienso corrían en medio de los soldados. Para los soldados y centuriones romanos, el incienso era un sabor de vida para vida. Pero el mismo incienso era un sabor de muerte para los cautivos. El incienso es un símbolo de Jesús. Su vida fue una vida de oración. El incienso que le fue presentado a Él por los hombres sabios prefiguraba que su vida sería una vida de oración pública y privada, oración de vida. También recibió oro. Sabemos que el oro simboliza la fe y el amor. Es oro espiritual el que Jesús ofrece a la iglesia de Laodicea. Su vida fue una vida de servicio por amor a los pobres de espíritu, a los marginados de la sociedad, a los prisioneros, a los enfermos, a los olvidados. Su vida fue una vida de fe que hizo milagros para bendición de la sociedad y para la gloria de Dios. El secreto del triunfo en esta vida, que es una preparación para la vida futura, es la oración secreta de fe. Esto nos prepara para compartir el evangelio y obtener la victoria. “No descuidéis la oración secreta. Suplicad con tanto fervor como lo haríais si vuestra vida mortal estuviera en peligro. Permaneced ante Dios hasta que inexpresables deseos de salvación broten de vuestro interior y obtendréis la dulce evidencia del pecado perdonado. No depongáis vuestra armadura ni abandonéis el campo de batalla hasta que hayáis obtenido la victoria y podáis triunfar en vuestro Redentor” (Signs of the Times, 1 de mayo de 1884). ¿Recordáis lo que hizo Josué antes de cruzar el Jordán, antes de entrar en la tierra prometida? Se apartó para orar secretamente a Dios. Oró fervientemente, creyendo que Dios le oiría y le ayudaría. ¿Cuál fue el resultado? El Señor condujo al ejército israelita alrededor de Jericó y Lecturas de la Semana de Oración


las murallas se desmoronaron. Triunfaron sobre sus enemigos y consagraron el primer fruto de su conquista a Dios. ¡Fueron victoriosos! Del mismo modo, debemos dedicar más tiempo a la oración en secreto para estar preparados para compartir el evangelio y vencer el mal. La oración secreta preparará a la iglesia militante para que sea la iglesia triunfante. “La oración que procede de un corazón serio y creyente es la oración ferviente que alcanza mucho. Dios no siempre contesta nuestras oraciones como esperamos, puesto que podríamos pedir lo que no sería para nuestro supremo bien; pero en su amor y sabiduría infinita nos dará aquellas cosas que más necesitamos. Feliz debe ser el ministro que dispone de un fiel Aarón y Hur para fortalecer sus manos cuando se cansan, y mantenerlas en alto por medio de la fe y la oración. Un apoyo tal es una poderosa ayuda al siervo de Cristo en su labor, y generalmente llevará la causa de la verdad a triunfar gloriosamente” (Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pág. 531). Mirad a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. Lloró e incluso derramó gotas de sangre para obtener la victoria. “Pesaban sobre Él los pecados del mundo. Sufría en lugar del hombre, como transgresor de la ley de su Padre. Allí se produjo la escena de la tentación. La divina luz de Dios desapareció de su vista y Él pasó a manos de las potestades de las tinieblas. En su angustia mental cayó postrado sobre las frías piedras. Se percataba del ceño de su Padre. Había desviado la copa del sufrimiento de los labios del hombre culpable, y se proponía beberla Él mismo, para dar al hombre en cambio la copa de la bendición” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 221). Se transformó en nuestro sustituto, nuestro garante y nuestro ejemplo. ¿Si Jesús necesito luchar en oración secreta para obtener la victoria, cuánto más necesitamos nosotros hacer lo mismo hoy al finalizar otro año y prepararnos para entrar en un nuevo año de vida? “En los días de su vida terrenal, Cristo ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte. Y fue oído por su reverente sumisión. Aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia. Y perfeccionado, vino a ser una fuente de eterna salvación para todos los que obedecen” He. 5:7-9.

Una Vislumbre de la Iglesia Triunfante

Mi padre me cuenta que cuando era niño, recuerda el día en que finalizó la II Guerra Mundial. Recuerda haber oído los trenes pitar y las campanas de las Año - 2010

iglesias; en todas partes había una atmósfera de gozo. La gente saltaba de alegría, aplaudía y reía. Todos parecían felices, pues finalmente había llegado la paz y los poderes en pugna se habían sometido a los aliados. ¡Oh, qué alegría ocasionará a los mundos no caídos, la noticia del final de la gran controversia entre Dios y Satanás! ¡Qué himnos de alegría serán entonados por ambos – los redimidos y las huestes angélicas! ¿Por qué no espiamos para ver el futuro, como a través del agujero de una cerradura y observamos a la iglesia triunfante? ¡Qué día de gozo será ese! En las Escrituras se le compara con una alegre fiesta de bodas – una enorme celebración.

La esposa de un ministro dijo una vez que cuando todos vayamos al cielo, habrá tres grandes sorpresas. La primera sorpresa será notar que personas que nunca pensamos que lo lograrían, estarán entre los santos triunfantes. La segunda sorpresa será ver que gente que esperábamos que estuvieran allí, no estarán. Y la última y más grande de las sorpresas será que nosotros nos encontremos en ese lugar glorioso. Imaginad a los santos vestidos con túnicas de un blanco inmaculado, coronados con una mitra de oro, llevando hojas de palmera en una mano y arpas en la otra. Miradlos literalmente caminado sobre el agua por encima del mar de cristal y en filas ordenadas para cantar el himno de Moisés y del Cordero. Cada uno arrojará su corona a los pies de Jesús. Cada uno declarará que Él es digno de recibir todo honor, adoración y alabanza. Luego, Jesús los conducirá al árbol de la vida y degustarán la misma fruta que Adán y Eva comieron en el jardín del Paraíso. Los santos redimidos gustarán del maná escondido. Cada uno recibirá una piedrecita con un nuevo nombre. Quedarán extasiados al contemplar las praderas verdes, las colinas onduladas, los prados llenos de flores que nunca se marchitan. ¿Qué más verán? El cielo tendrá un color especial. No habrá noche. Ante ellos estará la Sión celestial con la Nueva Jerusalén, donde cada uno de los santos tiene una residencia especial. Cada santo tendrá un asombroso trono en la gran sala del trono de Dios.

Las puertas de la ciudad son hechas con perlas gigantescas. Las paredes son de oro transparente. Las calles son hechas de oro más rico que el oro de Ofir. El apóstol Pablo, al observar la eternidad y la recompensa de la iglesia triunfante, citó al evangelista Isaías, diciendo: “Antes, como está escrito: ‘Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón humano, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos lo reveló por el Espíritu, porque el Espíritu lo explora todo, aun lo profundo de Dios’” 1 Co. 2:9, 10. Lo mejor está aún por venir. Tenemos tan maravillosas promesas dadas por Jesús, nuestro Señor y General. ¿Por qué no comprometernos ahora mismo para convertirnos en un pueblo de oración? ¿Por qué no nos consagrarnos a compartir el evangelio con todos los que se encuentran a nuestro alrededor? ¿Por qué no alistarnos en el ejército del Señor, entregándole nuestros corazones y permitiendo que plante la bandera de Cristo nuestra Justicia en nuestros corazones y mentes? Oro para que así lo hagamos. Repitamos la oración del salmista: “¡Sálvanos, oh Eterno Dios nuestro, y reúnenos de entre las naciones, para que loemos tu santo Nombre, para que nos gloriemos en alabarte! ¡Alabad al Eterno, Dios de Israel, desde la eternidad y por la eternidad! Y diga todo el pueblo, ¡Amén! ¡Alabad al Señor!” Sal. 106:47, 48. Amén. “Miré, y vi al Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él 144.000 que tenían el Nombre del Cordero y el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Y oí una voz del cielo como el estruendo de muchas aguas, como el estampido de un gran trueno. Sin embargo, era el sonido de arpistas que tañían sus arpas. Cantaban un canto nuevo ante el trono, ante los cuatro seres vivientes y ante los ancianos. Y ninguno podía aprender ese canto sino los 144.000 que fueron redimidos de entre los de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres, porque son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron comprados de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero. Y en sus bocas no se halló engaño, porque son sin mancha” Apocalipsis 14:1-5. 23


“Jóvenes, señoritas, el Maestro os llama a realizar su obra. Hay hambre en el campo por el Evangelio puro. Esta obra ha de continuar sin que nadie la estorbe. Las almas están pereciendo lejos de Cristo. Sean ellas amonestadas acerca de su próxima aparición en las nubes del cielo. Por medio de la obra del colportaje se presenta la verdad a miles de personas que de otra manera nunca la podrían oír.” (Colporteur Ministry, págs. 41, 40, 20).


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