A experimentar, con el Quijote y con Cervantes Por Graciela Melgarejo
Está por comenzar el hermoso mes de abril, y ya la Feria del Libro (www.el-libro.org.ar) anuncia su presencia, entre el 23/4 y el 11/5, con escritores locales y extranjeros invitados, con jornadas para docentes y visitas para alumnos de escuelas de todo el país. La Feria que conocemos pero siempre renovada; basta entrar al sitio en Internet y recorrerlo para una información más completa. Pensar en la Feria del Libro nos remite a la lectura, esa ``acción de leer``, como define el Diccionario de la RAE en la primera acepción; la segunda, ``obra o cosa leída``, está acompañada de un curioso ejemplo en la versión en línea: Las malas lecturas pervierten el corazón y el gusto, esa situación placentera tantas veces representada no sólo en la literatura, en la que alguien sostiene un libro entre sus manos (puede ser también un e-book), absorto y apartado del mundo, aunque esté en medio del bullicio de un lugar público. En Línea directa de la semana pasada se mencionaron las virtudes de la poesía y de la lectura en voz alta para adquirir nuevas palabras y para ampliar así, con ellas, nuestra visión del mundo. Sigue siendo un tema para explorar. En un artículo publicado en el sitio elcastellano.org, el filósofo y ensayista español José Antonio Marina escribe sobre "¿Cómo afecta el bilingüismo nuestra inteligencia?" (http://bit.ly/1Nop2i5). Es extraño saber que en algún momento se pensó que ser bilingüe suponía "una ejecución inferior en una diversidad de pruebas intelectuales", y que esto ocurrió hasta los años sesenta del siglo pasado. Hoy sucede todo lo contrario y se acepta, además, que ser bilingüe "no sólo no era un impedimento, sino que se asociaba a puntuaciones más elevadas en test de inteligencia, y correlaciones positivas entre rendimiento académico y bilingüismo". En el artículo, Marina también cita a Goethe: "Al aprender una lengua extraña, conocemos mejor la nuestra".
Ahora bien, el tema de hoy sin embargo no es el bilingüismo, sino por qué existe la tendencia, aun entre académicos de la lengua, de creer que los lectores no son capaces de aprender muchas más palabras de su propio idioma que aquellas con las que se manejan habitualmente. Veamos este ejemplo, muy reciente. La agencia EFE anuncia una versión, una más, del Quijote. En el artículo "Andrés Trapiello «traduce» al castellano actual Don Quijote de la Mancha" (http://yhoo.it/1D0fyIU), se cuenta que el escritor, un especialista de la obra cervantina, ha hecho efectivamente esa "traducción" para la editorial Destino, que saldrá en junio próximo con prólogo de Mario Vargas Llosa, para captar más lectores. Es decir que, por ejemplo, "lanza en astillero, adarga antigua" se traduce como "lanza ya olvidada, escudo antiguo". Así está en la transcripción que hace EFE, y hay algunas más como para orientar a los lectores de qué se trata. Es una prueba ambiciosa y como toda prueba habrá que esperar un tiempo para comprobar si tuvo los resultados esperados. Ojalá así sea y haya después una suelta de lectores que de esta versión quieran pasar inmediatamente a la original, para experimentar por sí mismos la maravillosa música que es el español de Cervantes como Cervantes lo escribió.