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Miércoles, 18 de febrero de 2009 La Opinión de Granada
Entrevista. Álvaro Pombo. Escritor –¿Y piensa que esa narrativa profunda está en crisis?
–No estoy al tanto de la última novela española. Además, la palabra ‘crisis’ me suena al PP y a los obispos. Cuando están en la oposición les gusta repetirla y cuando se encuentran en el poder te dicen que todo va sobre ruedas. No pienso que la narrativa ni los españoles estemos en una crisis moral, sino económica. Por culpa de los errores de unos y de otros. –Asegura que cuando muera se producirá un ‘revival’ de su poesía.
–Lo dije en broma, aunque espero que se lo tomen en serio para que el ‘revival’ tenga lugar antes de que me muera (sonríe). Es una declaración
“Escribo porque se me da bien y no sé hacer nada más. No existe ningún tipo de motivación metafísica” cómica. En mis libros me refiero a la muerte en un tono entre serio y humorístico. Soy una persona pesimista, pero mis novelas son muy divertidas. –Uno de los personajes de ‘Virginia’ se dirige a la muerte a través del espiritismo. ¿Cree en el más allá? Álvaro Pombo, ayer, en el Museo Casa de los Tiros, donde habló de sus dos nuevos lanzamientos literarios. RUIZ DE ALMODÓVAR
«Me preocupa más el paro que la literatura» El escritor recita en Granada su última colección de poemas y presenta su reciente novela, ‘Virginia’, de gran calado psicológico. Por Eduardo Tébar. Granada Álvaro Pombo es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y por el Birkbeck College de Londres, ciudad donde vivió entre 1966 y 1977. Su obra ‘La cuadratura del círculo’, (1999) recibió el Premio Fastenrath 2001, y ‘El cielo raso’ (2001) el I Premio Fundación Lara. Además, el escritor cántabro ha ganado certámenes como el Herralde de Novela (1983), el Premio de la Crítica de Narrativa Castellana , el Premio Nacional de Narrativa de España en 1997 y el Premio Planeta de Novela en el año 2006. Pombo es miembro de la Real Academia Española desde 2004, cuando ocupó el sillón del filólogo Pedro Laín Entralgo.
o avisó Gabriel Celaya: “La poesía es un arma cargada de futuro”. A Álvaro Pombo (Santander, 1939) le preocupa cada vez menos la supervivencia de la literatura. “Ella se defiende muy bien por sí sola”. Lo que de verdad le inquieta es la crisis económica. El ganador del Premio Planeta de Novela en 2006 presentó ayer en el Museo Casa de los Tiros de Granada ‘Virginia o el interior del mundo’, su última incursión en prosa. También leyó versos del flamante ‘Los enunciados protocolarios’, libro con el que retoma su actividad poética.
L
–Últimamente aparece más en la televisión, pero no para hablar de su libro.
–Estuve el año pasado en el programa de Susana Griso. Es normal que destaque en la televisión porque no se me ve en ningún otro sitio.
“La poesía y la prosa son lo mismo para mí. Mis novelas están marcadas por una visión poética” “En mis libros me refiero a la muerte en un tono entre serio y humorístico. Eso es divertido”
mócratas. Sería buena la aparición de un partido político que funcionara transversalmente. –Sin embargo, ahora representa al sector más progresista de UPyD. ¿Qué le atrae de la política?
–De la política no me atrae nada. Simplemente pensé que era mi deber ayudar a que Rosa Díez consiguiera presencia en el Congreso. Sólo participé con ese objetivo y me siento muy satisfecho de haber aportado mi visibilidad porque lo está haciendo muy bien. La política, como actividad, no me interesa nada. Y menos la española, que es muy cutre. –Entonces, ¿no siente la necesidad de cambiar las cosas?
–Yo no soy político ni aspiro a cambiar nada. Tampoco ellos pueden hacerlo. Con suerte, serán capaces de gestionar con honradez y buscando el bien común. Yo me limito a pagar mis impuestos.
–Así que le angustia el paro...
–¿Cómo ha resultado su vuelta a los poemarios?
–El desempleo es lo que más me aturde ahora mismo. No me extraña que sea la primera preocupación de los españoles. Al fin y al cabo, la literatura funcionará siempre con empleo y con desempleo. Con tiranos y con de-
–Nuca abandoné la actividad poética. La poesía y la prosa son lo mismo para mí. Lo único que cambia es el formato. Mis novelas están cruzadas de arriba a abajo por una percepción poética del mundo.
–Mi personaje se enfrenta a la muerte de los otros. La manera cristiana de hacerlo es mediante la resurección de los muertos, algo en lo que yo no creo. Esa tentación de desear que haya una trascendencia de la vida más allá de la muerte es muy común. El espiritismo se daba mucho a finales del siglo XIX y principios del XX. La transición de un mundo al otro es un deseo que se verá frustrado. No se cumplirá. –En esta novela aborda la exploración psicológica. O, como usted dice, la ‘psicología-ficción’.
–Es ficción porque los personajes no son reales, sino que están inventados por mi. Y, en efecto, hay una exploración psicológica en el contexto de una sociedad: Santander entre los años veinte y treinta. Un momento de relativo esplendor en la ciudad. Por entonces, la gente con dinero de allí tenía mucho. Utilizo un material narrativo a partir de lo que contaban personas de la época. –¿Por qué sigue escribiendo?
–No sé hacer nada más. Escribir se me da bien y vivo de ello. No existe ningún tipo de motivación metafísica. Mientras tenga la cabeza clara y las piernas fuertes para andar, continuaré haciéndolo. Debo seguir escribiendo libros hasta que me reviente el cerebro. La gente que los lee observa una serie de temas y una evolución. El caso es que nunca se acabará el circo. Nunca entenderemos el mundo. La literatura es una iluminación subjetiva. –¿Cómo ve el panorama literario granadino?
–No estoy muy al tanto. No soy profesor ni historiador ni crítico literario, por lo que me limito a leer lo que me apetece. Me dicen que hay mucha afición a la poesía en Granada. Conozco mucho a Pilar Mañas y a Luis García Montero, aunque no sabría decir cuál es la generación o el movimiento al que pertenecen.