Adicciones

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Los Libros de

mamรก y papรก


En el transcurso de nuestra vida aprendemos que no sólo la escuela educa, sino también lo hacemos en la casa. La familia es por excelencia la que forma a las niñas y a los niños. Por ello es importante que los hábitos, actitudes y valores que fomentemos diariamente en nuestros hijos se enriquezcan para ayudarles a entender y enfrentar mejor el mundo en que viven. Los libros de Mamá y Papá fueron elaborados por profesionales y especialistas en los temas que tratan; asimismo, se consideraron opiniones y sugerencias de madres y padres de familia. Estos libros son parte de los esfuerzos que la Secretaría de Educación Pública lleva a cabo para poner en sus manos información que los ayude a enriquecer los conocimientos y experiencias que ustedes aplican todos los días en la educación de sus hijas e hijos. Las madres y los padres de familia, mediante su enseñanza y ejemplo son los primeros responsables de la formación de sus hijos, ya que influyen fuertemente en la visión que éstos tienen del mundo. La información que se ofrece en estas páginas busca apoyar a las madres y a los padres en su gran responsabilidad respecto a la educación de sus hijas e hijos.


Los Libros de

mamรก y papรก


Este libro fue elaborado por el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL). RDINACIÓN GENERAL ESPECIALISTA

Juan Francisco Millán Soberanes Elena Trejo

DINACIÓN EDITORIAL

Graciela Galindo Orozco y Marta Covarrubias Newton

DIRECCIÓN DE ARTE

Rafael López Castro

NACIÓN EDITORIAL Y DISEÑO GRÁFICO

Marta Covarrubias Newton

ILUSTRACIÓN POYO INSTITUCIONAL

Cecilia Lemus y Emilio Watanabe Lilian Álvarez Arellano, SEP / Carlos López Díaz, SEP /Carmen Bulos Méndez Jesús García, Instituto Mexicano de la Juventud

D.R. © Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe, Pátzcuaro, Michoacán ISBN 968-5341-03-6 Impreso en México por la Comisión Nacional de los libros de Texto Gratuitos en los talleres de Imprentor, S. A. de C. V. con domicilio en Salvador Velasco 102, Parque Industrial Exportec 1, Toluca, Estado de México. Agosto de 2000.


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PARA EMPEZAR 1. ¿POR QUÉ UN JOVEN SE HACE ADICTO? 2. PODEMOS PREVENIR 3. LA FAMILIA AMOROSA 4. PARA REDONDEAR IDEAS SI TIENEN DUDAS

C

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P A R A

E M P E Z A R

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scribimos este libro pensando en

las inquietudes que ustedes pueden tener acerca del consumo de alcohol, de tabaco y de otras sustancias que causan adicción. Este consumo ha aumentado entre los niños, niñas y jóvenes de manera importante en los últimos años. Muchos padres y madres de familia desconocen las causas que pueden llevar a sus hijas e hijos a consumir drogas, las posibles soluciones y las medidas de prevención que pueden tomar. En este libro podrán encontrar información sobre cómo prevenir el problema, qué hacer si sospechan que alguno de sus hijos está en riesgo de adquirir una adicción, y a dónde acudir para ser orientados sobre cómo manejar el problema. En el primer capítulo «¿Por qué un joven se hace adicto?» se proporciona información sobre las principales causas que promueven el consumo de alcohol, de cigarro y de drogas en los niños, las niñas y los jóvenes. Estas causas pueden ser tanto familiares como sociales. En el segundo capítulo «Podemos prevenir» se dan recomendaciones para prevenir el consumo de alcohol, de cigarro o de drogas, destacando el papel tan importante que tienen los padres y las madres de familia en la prevención de las adicciones. En el tercer capítulo «La familia amorosa, el mejor frente contra las drogas» se presentan las principales señales de alerta que pueden indicar que un niño o un joven ya está en el camino de la adicción; así como qué hacer en caso de requerir ayuda profesional. Se indican los tipos de tratamiento que existen y


cómo la familia, los amigos y los maestros pueden apoyar la rehabilitación del adicto. En el cuarto capítulo «Para redondear ideas» se brinda información técnica general sobre las principales drogas que consumen los niños y los jóvenes y cuáles son los principales daños que produce su consumo. Por último, en «Si tienen dudas» se proporcionan las principales direcciones y teléfonos a los cuales ustedes pueden acudir para recibir mayor orientación sobre este tema. En los capítulos encontrarán una historieta y algunas preguntas que los ayudarán a reflexionar sobre su contenido. Los invitamos a comentarlas con sus hijos y con otros padres y madres de familia para compartir experiencias y así conocer más acerca de este asunto. El camino más eficaz en la prevención de las adicciones es estar atentos e informados para orientar a nuestras hijas y nuestros hijos sobre cómo resistir la presión que los conduce al consumo de alcohol, de tabaco y de otras sustancias que causan adicción; así como interesarnos por lo que les sucede y mantener una relación de afecto y amor con ellos. Mamá y papá: junto con ustedes deseamos formar generaciones de niños y jóvenes sanos y sin adicciones.








1. ¿POR QUÉ UN JOVEN SE HACE ADICTO?

¿Se hace o lo hacen? Cada persona tiene su propia historia y una familia diferente a las demás. Las adicciones son un problema social tan amplio que cada vez existen más familias en las que alguien sufre de esta enfermedad: hay alcohólicos, fumadores, consumidores de tranquilizantes u otro tipo de medicamentos como los que quitan el hambre para bajar de peso. Si una niña o un niño crece en un hogar donde hay algún adicto, es probable que aprenda esta manera equivocada de resolver problemas. Por ello, es muy importante formarlos con seguridad, con afecto, con respeto para que tengan fortaleza y confianza en sí mismos de manera tal que en una situación difícil sepan decir «no», resistir a las presiones y rechazar las drogas. Lo importante es buscar soluciones responsables y adecuadas a sus problemas, no falsas salidas que atenten contra su salud y pongan en riesgo sus anhelos. Ustedes se preguntarán: ¿cómo haremos para que nuestros hijos e hijas tengan confianza en ellos mismos? No hay recetas, pero el mejor ingrediente es el amor y se aplica cada vez que les demostramos nuestro cariño, les reconocemos sus éxitos y capacidades y les respetamos sus diferencias. También, cada vez que sin ofenderlos y sin humillarlos les hacemos ver sus errores o los ayudamos a entender que tienen que esforzarse en lo que hacen; cuando confiamos en ellos y les hacemos sentir que cuentan con nosotros en las buenas y en las malas; y cuando les damos información para entender sus problemas y tratar de resolverlos.


El amor también consiste en ponerles límites, cuidar lo que hacen, saber dónde están y con quién andan. Sin embargo, no podemos evitar que nuestros hijos vivan sus vidas y enfrenten sus propios riesgos, ni imponerles tal cantidad de normas que los ahoguen. Recordemos que para las niñas, los niños y los jóvenes no es difícil conseguir cigarros, alcohol y drogas. Desafortunadamente en ocasiones es bastante fácil, pues se los pueden vender hasta en las paradas del camión o en puestos callejeros. Por ello es apropiado decirles que aunque puedan conseguir las drogas, es importante que rechacen consumirlas. Por otro lado, si nuestros hijos no tienen confianza y seguridad en sí mismos, probablemente harán todo lo que les pidan con tal de pertenecer a un grupo de amigos o a una «banda» para sentirse aceptados. Si les exigen fumar, beber o consumir alguna droga, es probable que lo hagan. Fomentar y contribuir a desarrollar la autoestima y la confianza en nuestros hijos es una tarea muy importante de los padres. Las adicciones pueden iniciarse con una invitación o con la curiosidad por experimentar nuevas sensaciones. Algunos niños, niñas y jóvenes pueden ser más propensos que otros a consumir alcohol, tabaco o algunas drogas, cuando se encuentran en una o varias de las siguientes situaciones: Son maltrados Carecen de atención y comprensión. No estudian o dejan la escuela. Son tímidos y con poca confianza y seguridad en sí mismos. Son hijos de madres o padres alcohólicos o adictos a las drogas. Son hijos de madres o padres rígidos y sordos a sus necesidades e inquietudes.


Si nuestros hijos están en alguno de estos casos, lo que debemos hacer es reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos; aceptar que los podemos estar afectando; comprender que podemos cambiar la forma en que los tratamos; acercarnos a ellos con paciencia, sinceridad y respeto para mejorar las relaciones familiares y así disminuir el riesgo de que busquen drogas.

Además de los problemas emocionales, económicos y sociales que pueden provocar que ciertas personas se vuelvan adictas, también existen otros factores, por ejemplo algunos programas de televisión en los que aparecen personajes que fuman o beben sin medida para adoptar un estilo de vida; toman pastillas para tranquilizarse, para dormir o para divertirse. En estas situaciones se están proponiendo modos de vida. Por lo regular, el consumo de alcohol y de tabaco se liga con falsas ideas de poder, sexo, prestigio o éxito. Pocas veces se informa abiertamente sobre la relación que puede haber entre el consumo de alcohol, tabaco y drogas y el deterioro de la salud, la violencia, la infelicidad, el fracaso y la incapacidad de relacionarse, así como la pérdida de la libertad esencial del ser humano: su capacidad de decidir.


No todos los casos son iguales, hay unos más graves que otros. La violencia familiar y las limitaciones económicas a veces empujan a niñas y niños a abandonar el hogar. Actualmente se les llama «niños de la calle». Su vida es muy dura y algunos consumen drogas. Otros se convierten en víctimas de «enganchadores» que les ofrecen una vida en apariencia sin complicaciones a cambio de consumir drogas. Una vez que son adictos los hacen distribuidores y nuevos enganchadores, los explotan y prostituyen ampliando la violencia y la degradación en que viven. En todos los casos, sean niños de la calle o cuenten con una familia, jóvenes estudiantes, trabajadores, hombres y mujeres adultos, ricos o pobres, la adicción es una enfermedad porque daña la salud física, mental y emocional de quien la padece, y afecta a la comunidad. Hablar de adicción o dependencia al alcohol, al tabaco o a las drogas es hablar de una enfermedad progresiva y que puede ser mortal. La persona adicta sufre y difícilmente puede controlar su adicción. Es necesario entenderla y ayudarla.

PENSEMOS OTRO POCO

¿Qué favorece el consumo de alcohol, de tabaco y de drogas en niñas, niños y jóvenes? ¿Cómo podemos proteger a nuestros hijos de las adicciones? ¿Cómo podemos estar alerta a sus cambios de comportamiento? ¿Han pensado en cómo reaccionarían sus hijas o hijos frente a algún «enganchador»?








2. P O D E M O S

P R E V E N I R

¿Qué podemos hacer? Sin duda, lo más importante es prevenir que nuestros hijos e hijas consuman drogas. ¿Cómo evitarlo? Ya dijimos que el principal ingrediente es el amor, lo segundo es hablar con ellos y explicarles qué son las drogas, por qué son peligrosas y cuáles son los daños que nos hacen. Se trata de hacer una plática agradable e incluir el tema en la vida cotidiana de la familia. Es necesario escuchar a nuestros hijos, tomar en cuenta los comentarios que ellos y ellas hacen, y buscar juntos información en los libros o con otras personas que nos puedan ayudar. Podemos mirar de manera crítica los programas de televisión que tratan el tema o comentar casos de enfermos conocidos para que ellos puedan comprender el dolor, los problemas y la destrucción que afectan a esas personas y a sus familias. Las familias unidas que dan atención a sus hijas e hijos hacen un frente contra muchos riesgos sociales. Si ellos crecen en un ambiente de seguridad, adquirirán una fuerza interna que les ayudará a tomar decisiones, a resolver problemas y a darle sentido a sus vidas; también tendrán la libertad de expresarse, de desarrollar sus habilidades, de sentir comprensión y estímulo, de saberse reconocidos y aceptados. Con esa seguridad probablemente aprenderán a rechazar lo que daña su cuerpo y su mente, no harán uso del alcohol, del tabaco o de las drogas y serán capaces de negarse cuando se los ofrezcan.


Hay quienes no hablan con los niños y jóvenes sobre el consumo de alcohol, de tabaco y de drogas porque no saben qué decir o cómo hacerlo, o porque tienen miedo de proporcionarles información que los lleve a interesarse en las drogas. No esperemos hasta sospechar que alguno de nuestros hijos tiene el problema. Muchos jóvenes que están en tratamiento dicen haber consumido alcohol, tabaco y drogas por lo menos dos años antes de que sus padres lo supieran. Comencemos hoy a hablar con nuestros hijos e hijas sobre adicciones. Mantengamos abierta la comunicación. No tengan miedo de confesarles que no conocen todas las respuestas. Háganles saber que juntos pueden encontrarlas. Hay instituciones que ofrecen orientación profesional, les recomendamos acudir a ellas.

Las familias que fomentan la comunicación entre sus miembros y se tratan con cariño y respeto, son el mejor frente contra las drogas. Las madres y los padres somos modelos para nuestros hijos, quienes creen en nosotros. Es importante ser sinceros, honestos y no defraudarlos. No hagamos lo que no queremos que ellos hagan.

Es probable que a partir de los once o doce años los niños sean invitados a fumar o a probar el alcohol. Por ello, desde antes debemos reforzar el diálogo preventivo y darles toda la información que nos sea posible. Nunca es demasiado temprano para empezar esta plática. Los adolescentes desean encontrar su propia manera de ser. En este periodo pueden acercarse al alcohol, al tabaco y a las drogas porque sus amigos lo hacen y requieren aceptación del grupo, o por curiosidad, casi siempre sin tomar en cuenta el riesgo que corren.


Aquí también son indispensables las pláticas de prevención, los valores familiares que les den seguridad en sí mismos y la confianza que ellos necesitan. Es necesario que ustedes y sus hijos comprendan: Qué es una adicción. Cuáles son sus causas. Cuáles son las drogas más comunes y cómo dañan la salud. Cuáles son las maneras más comunes de introducir a niños y jóvenes al consumo de drogas. El efecto mortal que pueden tener las adicciones. La destrucción personal y familiar que generan. Los problemas sociales que provocan. La responsabilidad de hablar en familia de todo esto cuantas veces sea necesario. La importancia de informar a nuestros hijos respecto a este tema, pero sobre todo de formarlos y prepararlos para que los jóvenes hagan un frente común contra las drogas.

Lo más importante que una persona puede alcanzar en su vida es la capacidad de decidir con libertad su rumbo, y esto es lo primero que pierde cuando se vuelve adicta, pues su incontrolable necesidad de consumo la atrapa. Las adicciones no respetan edad, sexo, condición social o etnia.


Ciertos programas y anuncios comerciales de la radio y de la televisión, algunas películas, revistas y canciones imponen modas y modelos de hombres y mujeres, supuestamente exitosos, quienes adoptan actitudes y estilos de vida basados en la superficialidad, el consumismo y las adicciones. Nuestros hijos están en riesgo potencial de convertirse en personas adictas, si a esta influencia externa agregamos: La falta de comunicación y diálogo con la familia. La falta de información sobre el tema. La facilidad con que las niñas y los niños pueden ser engañados. La actitud de búsqueda de nuevas experiencias de los adolescentes, que puede estar mal encaminada. El maltrato físico, emocional o sexual en la familia. Madres o padres adictos. La facilidad para consumir alcohol, tabaco y drogas con los amigos. Soledad, ocio o malas compañías.

Para que las niñas, los niños y los jóvenes

rechacen la droga Con las siguientes sugerencias ustedes pueden ayudar a sus hijas e hijos a rechazar las drogas:

Hablen con ellos del alcohol, del tabaco y de las drogas como lo harían sobre deportes, ciencia u otros temas. Si saben que pueden hablar con ustedes acerca de cualquier cosa, se sentirán en confianza para platicar cuando algo les preocupe. Por ejemplo, si les comentan: "A Juan su papá le permite beber una cerveza los domingos"


ellos desean saber qué piensan ustedes. Aprovechen la ocasión para dejar que expresen lo que les preocupa. Pregunten: «¿Tú qué harías si el papá de Juan te ofreciera una cerveza?». Oriéntenlos para que reflexionen sobre el daño que les producirá el consumo de alcohol a su edad, y que la moderación fortalece nuestra libertad. Enséñenles a tomar sus propias decisiones y a resistir la presión de la invitación. Permítanles asumir su responsabilidad. Fortalezcan su capacidad para tomar decisiones que no los pongan en riesgo Establezcan las reglas de la familia. Éstas deben ser claras, conciliadoras, de respeto mutuo y firmes. Constrúyanlas con ellos Elógienlos cuando se esfuerzan y no sólo cuando tienen éxito. Háganles saber que lo importante es el empeño que han puesto. Estimulen su creatividad, no los ofendan con sus críticas. Denle importancia a sus estudios y establezcan y respeten horarios para hacer sus tareas. Denles ánimos. Las niñas y los niños, como cualquier persona, tienen sus altas y bajas. Impúlsenlos a encontrar algo que disfruten hacer y para lo que tengan destreza. Compartan las responsabilidades. Participar en los quehaceres, de acuerdo con su edad, hará que se sientan útiles en la familia. Siempre transmitan mensajes claros. Cuando les hablen sobre el consumo de alcohol, tabaco y drogas, utilicen las palabras que ellos usan para asegurar que la comunicación se establezca.


Juntos

lo hacemos

mejor ¿Sabían ustedes que en la escuela se trata el tema de las adicciones? Platiquen con los maestros de sus hijos y conozcan qué les están enseñando. El trabajo conjunto de ustedes con los maestros será de gran ayuda para prevenir el consumo de tabaco, alcohol y drogas. Organicen pláticas sobre estos temas. Por ejemplo, un médico puede hablar sobre cómo el alcohol, el tabaco y las drogas afectan la salud de las niñas y de los niños, de los jóvenes y de la población en general; un promotor comunitario puede dar información sobre la gravedad del problema en la comunidad. Formen un grupo con otros adultos con quienes puedan conversar. Incorpórense a las organizaciones de padres de familia y platiquen del tema. Intercambiar experiencias les ayudará a saber que otros padres y madres han enfrentado situaciones parecidas y a dialogar sobre cómo prevenir o solucionar problemas.

A pesar de las historias desalentadoras que llenan los periódicos, la mayoría de jóvenes no consume drogas ni está de acuerdo con que sus amigas o amigos las usen. Seguramente, encontrarán que sus hijas e hijos comparten su preocupación sobre los peligros de consumirlas.







Recuerden que . . . Hay que evitar consumir bebidas que no vengan selladas o no tengan envase original, ya que pueden estar adulteradas. AdemĂĄs, si ustedes saben que hay alguna persona desconocida y sospechosa que trata de hablar con los alumnos, denĂşncienla a las autoridades de la escuela: puede estar ofreciendo drogas.


3. L A F A M I L I A A M O R O S A.

EL MEJOR FRENTE CONTRA LAS DROGAS

Señales de

alerta

Como madres y padres de familia no olvidemos tener siempre presentes las señales de alerta que indican ¡cuidado!, tales como cambios repentinos en la conducta, nerviosismo, agresividad, insomnio, irresponsabilidad, bajas calificaciones, ausentismo y abandono de la escuela, inestabilidad emocional, incomodidad o enojo cuando se habla del tema. Puede ser propio de la edad, pero también pueden ser señales de alerta si de manera muy notoria e intransigente sus hijas e hijos se alejan de la familia, hacen nuevas amistades que no compartan con ustedes, mienten, adoptan nuevas maneras de hablar y de vestir y cambian la hora de llegar a casa. Otras señales de adicción pueden ser la demanda excesiva para gastos personales, el robo de dinero u objetos que puedan ser vendidos, la presencia de un olor especial en la ropa o en el cuerpo, el empleo de anteojos oscuros, la lectura de revistas y el uso de ropa con mensajes relacionados con alcohol, tabaco y drogas, o de camisas de manga larga para esconder marcas de inyecciones.


¿Cuándo se requiere ayuda profesional? En el momento en que nos damos cuenta de que la señal de alerta confirma nuestra sospecha de adicción en nuestro hijo o en nuestra hija es necesario: primero, reconocer el hecho; segundo, buscar ayuda profesional, y tercero, actuar. El tratamiento puede variar según el tipo de droga empleada y el tiempo que la persona lleva consumiéndola. Básicamente existen tres tipos de tratamiento: el prestado por médicos y psicólogos, a éstos últimos también se les conoce como terapeutas, el de grupos de autoayuda (enfermos adictos en recuperación que brindan apoyo), y el mixto, que incluye los anteriores.


Existen centros de tratamiento abierto donde sólo se brinda ayuda en consulta externa, y centros de tratamiento residencial donde los enfermos adictos pueden permanecer internados por periodos de 30 a 90 días. Para que un adicto pueda recibir tratamiento y rehabilitarse necesita: aceptar su enfermedad, reconocer que él solo puede hacer poco y que requiere ayuda profesional, convencerse de que es capaz de rehabilitarse como muchos lo han logrado, saber que existen centros de tratamiento y personas a las que puede acudir, realizar alguna actividad que lo discipline y lo mantenga ocupado, que estimule su creatividad y su realización personal.

¿Cómo podemos apoyar? La participación de los familiares es clave para que el adicto logre su rehabilitación. En la familia todos nos relacionamos unos con otros y lo que le pasa a uno afecta a los demás. Si ya hay problemas, la presencia de un adicto los agrava. El ambiente familiar se vuelve muy difícil y todos resultan dañados. Por lo general, la atención se centra en el enfermo y la situación se empeora porque se descuida al resto de la familia. Por esta razón, cuando una persona está siendo atendida en un centro de tratamiento abierto es necesario que la madre, el padre, las hermanas y los hermanos platiquen con los terapeutas para saber


cómo pueden apoyar y reforzar el tratamiento en casa. También, si el joven adicto fue internado, es necesario que la familia reciba capacitación para saber qué hacer y cómo comportarse cuando regrese a casa. EN CASA. Cuando un joven adicto asiste a un centro de tratamiento, los terapeutas lo hacen hablar de sí mismo y de sus problemas. Esto no es fácil. Él o ella tiene que enfrentar su realidad: hablar de sus sentimientos, de lo que considera como sus fracasos, de sus temores, de que no se acepta y de los problemas que le ocasiona la adicción. Cuando el enfermo regresa a su hogar necesita un ambiente tranquilo y acogedor que le permita continuar con su rehabilitación.

Si su familia está en ese caso, es importante que traten a su hija o hijo con cariño constante y fortaleza. Con su ayuda podrá aprender a enfrentar su realidad de la mejor manera. No olviden que probablemente tendrá nuevas tentaciones, y sólo el apoyo de la familia y el que los buenos amigos le brinden logrará mantenerlo en abstinencia prolongada y duradera, es decir, dejará de consumir la droga.


Les sugerimos proponerle tareas y responsabilidades en casa como el cuidado de su ropa, la preparación de los alimentos o la limpieza de su cuarto; pero también, volver a sus estudios o trabajo, hacer deporte, coleccionar objetos que le gusten o aprender un oficio. Si cumple con esas tareas, será una señal de que está en etapa de recuperación.

LOS AMIGOS Y SU MAESTRO. Si su hijo o hija está en tratamiento, el terapeuta les pedirá que platiquen del problema con las personas más cercanas para que le ayuden a mantenerse en abstinencia. Éste es el caso de las amistades, la novia o el novio y los maestros. Hablen con ellos, pues serán un gran apoyo. El cariño que le tienen a su hija o hijo le ayudará en los momentos difíciles.


A veces, un adicto puede enfrentar problemas como los siguientes: «se le hace el feo», se le aleja «porque es vicioso», la gente se burla o lo pone como ejemplo que no se debe seguir. Esto afecta mucho al enfermo y puede echar a perder su proceso de rehabilitación. Anteriormente se consideraba que un adicto tenía pocas oportunidades de rehabilitarse; hoy sabemos que esto no es así. Existe una variedad de alternativas y modalidades de tratamiento que le ayudan a recuperarse, aunque requieren voluntad y esfuerzo de todos. Expliquen a los amigos y maestros lo importante que es para la rehabilitación del enfermo recuperar su seguridad y quererse a sí mismo, confiar en la gente que lo quiere y que desea ayudarlo.

Hasta ahora hemos hablado de situaciones en las que la familia se preocupa y participa en la rehabilitación de niños o jóvenes adictos, pero ¿qué sucede cuando también la madre o el padre son adictos? Hemos dicho que lo que le pasa a uno de los miembros de la familia afecta a los demás. La madre o el padre adictos son un mal ejemplo para sus hijas e hijos. Si alguno de ustedes está en ese caso, es importante buscar apoyo y orientación. No sólo existen tratamientos para personas adictas sino también para sus familiares, independientemente de que el enfermo decida rehabilitarse. Al final de este libro se presentan algunas direcciones que pueden ser de utilidad. Vivir con una adicta o con un adicto es difícil; sin embargo, podemos encontrar soluciones para que no destruya nuestra vida.


Las recaídas Cuando el adicto está en tratamiento es posible que sufra una recaída. Ésta no ocurre a propósito, sucede ante una urgencia irresistible de consumir alcohol, tabaco o drogas. La adicción es una necesidad que no es fácil de controlar y a veces es más fuerte que la voluntad. A menudo la recaída se presenta después de un buen tiempo de tratamiento en el que todo iba bien. «¡Ya la hice, así que si me tomo una copita o me doy un toque no me va a pasar nada!». De ahí a volver al consumo de alcohol, tabaco o drogas, sólo hay un paso. La mayoría de las recaídas se presenta como resultado de una falsa confianza en sí mismo, por sentirse desprotegido del apoyo que se le brindaba cuando estaba internado o por el rechazo y las recriminaciones de la familia, vecinos, amigos y compañeros de trabajo. La recaída no es un fracaso ni una señal de que los esfuerzos fueron en vano, sino un momento a veces inevitable de la rehabilitación. No hay que darlo todo por perdido, pero sí insistir en continuar el tratamiento. Ustedes pueden apoyar a sus hijos en ese camino tan difícil.

RECUERDEN QUE: Hay que prevenir la recaída desde que empieza el tratamiento. La abstinencia, es decir, no volver a consumir alcohol, tabaco o drogas por ningún motivo, es la señal más clara de la recuperación. No se dejen convencer cuando les diga que "sólo era una probadita para ver cómo se sentía" o "te prometo que no lo vuelvo a hacer". Recuerden que el enfermo no tiene el control y que es mejor enfrentar el problema. Cuanto antes, recurran al terapeuta.


Señales que alertan de una posible

recaída SEÑALES QUE DA EL ENFERMO

Trabaja demasiado para recuperar el tiempo perdido

QUÉ HACER

¡Cuidado! El cansancio lo puede llevar a pensar que con un trago o un poquito de droga se sentirá mejor.

Comparta con ella o él su tiempo libre. Inventen actividades que le diviertan.

Explíquele que aún es joven, que tiene la vida por delante. La recuperación lleva su tiempo y es necesario tomarlo con calma.

Se desespera o impacienta. Su recuperación no es tan rápida como quisiera.

No caigan en la tentación de cortar el tratamiento. Manténganse firmes en la necesidad de continuarlo hasta el final.

Explíquenle que en la vida no hay soluciones fáciles, y que sólo su voluntad y entusiasmo le ayudarán a salir del problema. Miente, inventa problemas y discute sin razón con el fin de buscar pretexto para volver a consumir drogas.

No caigan en su juego. Platiquen sobre las consecuencias de

Se entristece, se enoja y se deprime.

Es lógico, sucede en cualquier tratamiento. Anímelos a seguir

Se compadece de sí mismo y le echa la culpa al mundo de lo que le pasa.

Háganlo sentir que es importante para ustedes. Que la culpa y

su adicción, sobre lo que ha ganado y lo que ha perdido. Si no está convencido de que necesita ayuda para continuar, seguirá diciendo mentiras. adelante. la compasión no llevan a ningún lado.








4. P A R A R E D O N D E A R I D E A S

¿Qué son las drogas? Llamamos droga a toda sustancia tóxica que altera la actividad mental, estimulándola o deprimiéndola, que causa adicción y daño físico y psicológico. Existen varios tipos de drogas: algunas son medicamentos como los tranquilizantes y los estimulantes, otras provienen de plantas como la mariguana, los hongos o la coca, también sustancias de uso industrial como el tíner o el cemento, que se inhalan, compuestos químicos como los llamados tachas, crack, y diversos productos que causan adicción y dañan la salud.

Las drogas son sustancias que producen cambios en la capacidad de sentir, percibir la realidad y pensar. Alteran la forma de ser y de comportarse y crean la necesidad de continuar consumiéndolas sin control, aumentando cada vez más la cantidad y la frecuencia. A esto le llamamos dependencia o adicción. La adicción produce angustia. Las drogas dañan en grado variable y con frecuencia en forma irreparable el funcionamiento del cerebro, del corazón y del hígado, entre otros órganos. Todo esto transforma la vida de quienes sufren la adicción y afecta su relación familiar, escolar, laboral y social.


Por lo general, los adictos consumen al mismo tiempo varios tipos de droga, son inestables, inmaduros, no quieren tener responsabilidades, están atormentados por problemas internos y externos, y se concretan en la medida de sus posibilidades sólo a resolver sus necesidades inmediatas. Algunas drogas producen placer al inicio. Los jóvenes ignoran y no creen en los graves problemas que les causarán en sus vidas, pues suponen que las pueden controlar.

El alcohol y el tabaco, puertas de entrada al mundo de la adicción Sabemos que el consumo de alcohol y de tabaco es aceptado por la mayoría de las personas y por lo general se consumen en fiestas y reuniones. Así, estos productos con frecuencia se encuentran al alcance de niños, niñas y jóvenes, lo que muchas veces convierte estas sustancias en puertas de entrada al mundo de la adicción. Sabemos que en muchas ocasiones su consumo es visto como natural. El problema no está en su consumo sino en la frecuencia y en el abuso o en la falta de moderación. En general, quienes son adictos se iniciaron entre los 10 y 12 años, mediante el consumo de tabaco y de bebidas alcohólicas. Posteriormente, algunos de ellos, entre los 16 y 20 años, exploraron otras drogas como la mariguana, la cocaína y las pastillas estimulantes o tranquilizantes.


¿Qué efectos nocivos tiene

el alcohol? Poco a poco y sin darnos cuenta nos hace perder el control, los reflejos y el equilibrio. El alcoholismo produce desnutrición, pérdida de la memoria, cirrosis hepática y alteraciones en el sistema nervioso, entre otros daños físicos y mentales. Cuando una persona desnutrida consume alcohol, sus efectos destructivos son todavía más rápidos, ocasionando la afectación de órganos tan importantes como el hígado. Por desgracia, esto también sucede con frecuencia en comunidades rurales o suburbanas muy pobres donde, además, se consume alcohol producido localmente de muy escasa calidad, como el aguardiente. Otros efectos dañinos son los que causa en la personalidad del individuo, aislándolo de los demás o fomentando la compañía de alcohólicos con quienes comparte la misma adicción. El abuso en el consumo de alcohol aleja a las personas de sus actividades cotidianas, así como de las responsabilidades que tienen para consigo mismas y con los demás. El alcoholismo está relacionado con las causas más frecuentes de muerte entre los jóvenes: accidentes automovilísticos, suicidio y violencia. Vivir en una familia donde las relaciones son difíciles, provoca que una persona busque la solución a sus problemas en el consumo de alcohol y que con esto aumenten la violencia, el maltrato y la falta de comunicación. La adicta o el adicto y su familia caen en un círculo vicioso de rechazo e intolerancia del que sólo pueden salir con ayuda profesional.


Se estima que en México casi cinco millones de jóvenes tienen problemas relacionados con el consumo de alcohol. Los jóvenes que consumen alcohol a temprana edad tienden a beber cada vez más y esto aumenta el riesgo de que consuman drogas. Los jóvenes alcanzan una concentración de alcohol en la sangre más rápida que la de los adultos y permanecen alcoholizados más tiempo. Algunos alumnos, hacia el último año de secundaria, consumen regularmente bebidas alcohólicas, al menos los fines de semana. FUENTE: Encuesta Nacional de Adicciones, Secretaría de Salud. 1998.

¿Qué efectos nocivos produce

el cigarro? El tabaco puede producir dependencia física y psicológica en cualquier persona. Los fumadores tienen mayores posibilidades que los no fumadores de desarrollar con el tiempo enfermedades cardiacas, respiratorias y cáncer. Los hijos de madres fumadoras pueden nacer con bajo peso e inmadurez y tienen muchas probabilidades de enfermarse en los primeros años de su vida. Las madres fumadoras o en contacto con fumadores tienen riesgo de parto prematuro.


Los no fumadores también se ven afectados en su salud al respirar el humo del cigarro. Por eso, cada vez más se prohíbe fumar en lugares públicos como escuelas, hospitales y oficinas públicas.

El 20% de los alumnos del último año de secundaria fuman en promedio once cigarros por día. Los niños, niñas y jóvenes que fuman tienen una mayor probabilidad de consumir drogas. FUENTE: Encuesta Nacional de Adicciones, Secretaría de Salud. 1998.

¿Qué efectos nocivos tienen

los inhalantes? Su consumo produce desorientación, dificultad para hablar, pérdida de contacto con el ambiente, desnutrición, falta de coordinación, debilidad y fatiga muscular que pronto impide a los adictos caminar y valerse por sí mismos; también, visión borrosa, náusea persistente, hemorragia nasal, alucinaciones y sentimientos de persecución, así como deterioro irreparable del sistema nervioso. Además, provocan alteraciones importantes en la conducta y en las emociones, pues causan daño a las neuronas. La inhalación de cementos, disolventes, tintas, barnices, «activo» (mezcla de varias sustancias de desecho que se utilizan en la producción de tintes y pinturas), entre otros, se ha convertido en los últimos años en el segundo tipo de droga de mayor consumo entre las personas de recursos económicos más bajos. El uso repetido de inhalantes crea una dependencia incontrolable en corto tiempo y sus daños son casi inmediatos e irreparables.








¿Qué efectos nocivos produce

la mariguana? El consumo de mariguana produce dependencia física y psicológica con alteraciones importantes en el comportamiento y el afecto. A los consumidores les acelera el corazón, les pone rojos los ojos, les seca la boca y la garganta, les deforma la percepción de la realidad, les puede producir alucinaciones, les disminuye progresivamente la memoria y la comprensión, les altera el sentido del tiempo y los incapacita para realizar tareas que requieren coordinación y concentración. Como pasa con todas las drogas, la adicción a la mariguana puede ser una puerta falsa de escape de una persona ante un problema para el que no encuentra solución. Al igual que sucede con el alcohol, la familia entra en un círculo vicioso, es decir, de regaño-disculpa-regaño-promesa-recaída-regaño, del que no puede salir, por lo que todos necesitan ayuda profesional.

¿Qué efectos nocivos tiene

la cocaína? El consumo de cocaína produce dependencia física y psicológica con alteraciones importantes en el comportamiento y el afecto. Acelera el corazón y el sistema nervioso en general, por lo que la mente de quien la consume se agiliza y se mantiene despierta en exceso, más allá de su capacidad natural. Cuando el efecto pasa, la persona presenta temblores, suda mucho, se angustia y necesita física y psicológicamente volver a drogarse.


La dependencia a esta droga es tan brutal que los enfermos hacen cualquier cosa por conseguir dinero para comprarla: robar, corromperse, prostituirse o vender objetos domésticos, con lo que, además del daño emocional al resto de la familia, afectan su capacidad económica. Para la atención del enfermo es indispensable la combinación de la familia, el médico, el terapeuta u orientador y el centro de atención. La cocaína es una droga muy peligrosa. Su uso repetido y en sobredosis puede producir la muerte repentina provocada por hemorragia cerebral, convulsiones, paro respiratorio o infarto del corazón. Una variedad de la cocaína es el crack. Es muy tóxico y causa daños muy serios desde el primer consumo, principalmente alteraciones del ritmo cardiaco. Su uso frecuente puede llevar a la muerte.

¿Qué efectos nocivos provocan

los estimulantes? Algunos estudiantes y personas que trabajan de noche erróneamente los toman para mantenerse despiertos. Pasado el efecto, se presenta dolor de cabeza intenso, visión borrosa, mareos, taquicardia y presión alta.


Como todos los medicamentos, éstos deben tomarse sólo por prescripción médica, pero en algunos lugares todavía los venden sin receta contraviniendo la ley. Esto permite que muchas personas se automediquen. Su consumo crea dependencia física y emocional. Su empleo es muy peligroso. PENSEMOS OTRO POCO

¿Se podrían dar cuenta si alguna persona es adicta? ¿Han pensado qué hacer si descubren que uno de sus hijos o hijas consume alcohol, tabaco o drogas?

Las drogas de mayor consumo entre niños, niñas, y jóvenes son el tíner, el activo, la mariguana, la cocaína y las anfetaminas, además del alcohol y el tabaco. Los enfermos sufren el rechazo familiar y la marginación social. Los expulsan de las escuelas, los despiden de sus trabajos, los encarcelan, los sobornan, los chantajean y los prostituyen. Las redes del narcotráfico los atrapan. El problema de la adicción no sólo afecta a la persona enferma sino también a la familia y a la sociedad.


Recordemos que... Es importante platicar sobre este tema con nuestros hijos e hijas. Si nos informamos, estamos en mejores condiciones para reconocer si ellos o ellas presentan signos de problemas relacionados con el alcohol, el tabaco y las drogas. Si, por ejemplo, los oyen hablar de Juanita, hierba, cartucho, blanca, roca, pastel, solventes, spid, cristal, éxtasis y tacha, probablemente están hablando de drogas. Platiquen con ellos y manténganse comunicados. Es preciso: Favorecer la salud física y mental de sus hijas e hijos aprovechando el tiempo en acciones de estudio, deporte, esparcimiento y, sobre todo, de convivencia familiar.

Aceptar que todas las drogas causan daños irreparables. Aprender a identificarlas por su apariencia física y lo que se usa para su consumo (papel arroz para envoltura de cigarros, jeringas, ligas para presión). Conocer los nombres populares de las drogas que se usan en el lugar donde ustedes viven. Reconocer los signos de una intoxicación para conducir a la persona a un centro de urgencias. Para prevenir que sus hijas e hijos consuman alcohol, tabaco o drogas ¿cuál sería el mejor ejemplo o la mejor sugerencia que ustedes les podrían dar?








Hay mucho que hacer En el problema del consumo de alcohol, tabaco y drogas no todo está perdido. A pesar de que nuestros hijos y nuestras hijas estén expuestos a la invitación permanente a probarlas, podemos: platicar con ellos, allegarles información, apoyar los esfuerzos de sus maestros, ganarnos su confianza, ayudarlos a que sean seguros de sí mismos, se quieran y se respeten, enseñarlos a reconocer las situaciones de riesgo y a tomar decisiones acertadas en sus vidas.

A lo largo de su convivencia, las familias pueden aprender a comunicarse positivamente, a relacionarse con respeto y a tenerse confianza para resolver problemas y compartir éxitos. Estas familias favorecen un desarrollo afectivo y emocional en los niños y en las niñas que evita que caigan con facilidad en el consumo de tabaco, alcohol y drogas. Si desde pequeños los niños y las niñas aprenden a controlar sus emociones y a ser disciplinados y seguros de sí mismos, probablemente adquirirán la seguridad adecuada y suficiente para controlar las situaciones y las tentaciones que se les presenten en la vida.


Cuando decidimos ser padres o madres, la responsabilidad que tenemos sobre nuestras propias vidas aumenta en la medida en que debemos cuidar más nuestra manera de ser y de relacionarnos con el mundo, ya que de éstas aprenderán nuestros hijos. Si nosotros no tenemos control sobre lo que hacemos, ellos actuarán de la misma manera. Es importante que cada día los ayudemos a que no pierdan el control de sus vidas. Debemos estar alerta a que cualquier signo, por insignificante que parezca, puede estar diciéndonos que alguno de nuestros hijos o hijas está en peligro y necesita ayuda. En ese caso, debemos redoblar esfuerzos para que se sientan amados, aceptados y acompañados, y puedan recuperar el control de sus vidas.

Seguramente algunas veces ustedes se preguntaran: ¿Por qué parece tan complicado educar a mis hijos y a mis hijas ? ¿Soy el padre o la madre que quiero ser? Estas respuestas tienen que ver con la forma en que se ven y se sienten los hombres y las mujeres que son padres y madres, así como con la manera de comunicar y demostrar el afecto entre padres, madres, hijos e hijas. Es importante destacar que las formas autoritarias de relación en las familias ponen a sus hijos e hijas en riesgo de consumir alcohol, tabaco y drogas, afectando su desarrollo personal. Por eso es importante que cada persona que convive con jóvenes reflexione y revise cómo es su relación con ellos, y si lo considera necesario, inicie un proceso permanente de cambio hacia maneras más disfrutables de convivir y educar a niños, niñas y jóvenes. Leamos la historia de Luis, y reflexionemos sobre cómo su mamá y su papá lo están ayudando a vivir mejor su vida.








Las niñas y los niños tienen derechos:

Es nuestro derecho que se nos proteja del consumo, producción y distribución de cualquier droga Artículos 19 y 34 de la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en noviembre de 1989.


Si tienen dudas Algunas dependencias han establecido una línea telefónica para orientarlos en el manejo de situaciones delicadas, sobre los signos de alerta frente a un posible adicto y la manera en que puede recibir tratamiento. El Consejo Nacional Contra las Adicciones Teléfono 5524-8742 Centros de Integración Juvenil Teléfono 5568-1212 Locatel Teléfono 5658-1111 (Módulo de Toxicología) Vive Sin Drogas Teléfono 01800 911 2000 En cada ciudad capital del país existe un Consejo Estatal Contra las Adicciones, que agrupa todas las instituciones que dedican sus esfuerzos a la prevención y al tratamiento del alcoholismo, del tabaquismo y de la farmacodependencia. En el siguiente listado encontrarán los teléfonos a los que pueden dirigirse para solicitar orientación profesional. Puesto que dichos teléfonos pueden cambiar, busque el del Consejo Estatal Contra las Adicciones (CECA), y el de Alcohólicos Anónimos (AA).


AGUASCALIENTES CECA Tel. (01 49) 12 17 42, Fax 18 66 21 AA (9149) 5- 7497 BAJA CALIFORNIA CECA Tel. (01 65) 57 15 60, 57 20 84 Fax 57 36 81 AA ENSENADA (91 617) 7- 0330 TIJUANA (9166) 80-5425 BAJA CALIFORNIA SUR CECA Tel. (01 112) 287 84, 274 69 Fax 247 01, 286 12 AA (91 112) 2-9313 CAMPECHE CECA Tel. (01 981) 123 15, 683 91, 610 00 Fax 654 97 AA (91 981) 6- 0476 COAHUILA CECA Tel. (01 84) 15 93 49, 15 92 89,15 62 68 Fax 15 69 98 AA Saltillo (91 84) 14-8026 Torreón (91 17) 16-6638 COLIMA CECA Tel. (01 331) 246 73, 251 67 Fax (01 331) 236 55, 414 42 AA ( 91 331) 4-5893 CHIAPAS CECA Tel. (01 961) 313 09, 312 57 Fax 312 58 AA Tuxtla Gutiérrez (91961) 3-3898 Tapachula (91962) 6- 4131 San Cristóbal de las Casas ( 91 967) 8- 4450 CHIHUAHUA CECA Tel. (01 14) 26 64 66 Fax 26 64 67 AA Cd. Juárez (91 16) 17- 7052 DISTRITO FEDERAL CECA Tel. (01 5) 55 34 73 04, 55 34 75 68, 55 34 78 91 Fax 55 34 90 24, 55 34 73 23, 55 34 78 51 AA 512-0317, 512-3268

DURANGO CECA Tel. (01 181) 711 38, 748 80 Fax 717 37 AA Durango( 891 181) 2-0799 Gómez Palacio (91 17) 14-752 GUANAJUATO CECA Tel. (01 473) 210 82, 253 01 Fax 245 73 AA León (91 47) 7-6147 Irapuato (91 462) 7- 1516 Salamanca (91 464) 8 35-99 GUERRERO CECA Tel. (01 747) 272 73, 271 27 Fax 272 73 AA Acapulco (91 748) 3-7382 Zihuatanejo (91 753) 4-4770 Taxco (91 762) 2-2936 HIDALGO CECA Tel. (01 771) 377 98 Fax 364 88 AA Pachuca (91 771) 5- 0444 JALISCO CECA Tel. (01 3) 613 48 01, 613 48 02 Fax 614 03 82 AA Guadalajara (91 3) 613-2640 Puerto Vallarta (91 322) 2-5659 Ciudad Guzmán (91 341) 2-4300 MÉXICO (ESTADO DE) CECA Tel. (01 72) 15 19 26, 15 19 32 Fax 14 98 46 AA Toluca (91 72) 17-3886 Los Reyes La Paz (91 5) 855-0191 MICHOACÁN CECA Tel. (01 43) 12 25 20, 12 25 21 Fax 12 07 14 AA Morelia (91 43) 2-4488 Lázaro Cárdenas (91 753) 2-1910 Pátzcuaro (91 434) 3-0831 La Piedad (91 352) 2-5179


MORELOS CECA Tel. (01 73) 14 30 13, 12 34 32 ext. 105 Fax 18 77 34 AA Cuernavaca (91 73) 12-8607 NAYARIT CECA Tel, (01 321) 344 27, 441 73 AA Tepic (91 321) 261-30 NUEVO LEÓN CECA Tel. (01 83) 45 14 72, 44 59 86 Fax 59 12 43 AA Monterrey (91 83) 45-2707 OAXACA CECA Tel. (01 951) 464 02, Fax 463 94 AA Oaxaca (91 951) 6-4184 Puerto Escondido (91 958) 2-0802 PUEBLA CECA Tel. (01 22) 46 62 59, 42 32 66 Ext. 122 Fax 32 09 38, 32 10 89 AA PUEBLA (91 22) 41-6103 y 46-5559 TEHUACÁN (91 238) 3-1223

SONORA CECA Tel. (01 62) 12 20 86, 12 06 58 Fax 12 47 32 AA Hermosillo (91 62) 14-2471 Navojoa (91 642) 2-5953 TABASCO CECA Tel. y Fax (01 931) 215 98 AA Villahermosa ( 91 931) 4-0918 TAMAULIPAS CECA Tel. (01 131) 211 81, 296 11 Fax 208 14 AA Tampico (91 121) 2-5634 Reynosa (91 89) 2-4850 Cd. Mante (91 123) 2-4977 Matamoros (91 891) 6-1548 TLAXCALA CECA Tel. (01 246) 233 87, 912 46 Fax 236 58 AA Apizaco (91 241) 7-5029

QUERÉTARO CECA Tel. (01 42) 12 14 78, Fax 12 03 34 AA Querétaro (91 42) 16-8777

VERACRUZ CECA Tel. (01 28) 15 48 12, Fax 15 90 33 AA Jalapa (91 28) 12-7693 Orizaba (91 272) 5-6977 Córdoba (91 271) 2-8444

QUINTANA ROO CECA Tel. (01 983).200 40, 275 42 Fax 220 06 AA CHETUMAL (91 983) 2-5784

YUCATÁN CECA Tel. (01 99) 21 09 23 Fax (01 99) 24 70 54 AA Mérida (91 99) 24-9238

SAN LUIS POTOSÍ CECA Tel. (01 48) 12 75 09, 12 49 83 AA San Luis Potosí (91 48) 2-9405 SINALOA CECA Tel. (01 67) 16 91 20 AA Culiacán (91 67) 2-4700

ZACATECAS CECA Tel. (01 492) 225 09, 212 02 Fax 226 13 AA Fresnillo (91 493) 2-3461


Los libros de Mamá y Papá es una colección que invita a las ma dres y a los padres a reflexionar respecto de las relaciones en las parejas y en las familias actuales, haciendo hincapié en el cuidado, la educación y el amor que los hijos y las hijas necesitan para tener un buen crecimiento y desarrollo afectivo, físico e intelectual. Sugiere medidas preventivas y alternativas de solución a diferentes problemas que se pueden presentar en la vida cotidiana. La colección está integrada por ocho libros que se complementan entre sí y cuyos títulos son los siguientes: El amor en la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Brinda información para apoyar la formación de niños y niñas durante las principales etapas de su crecimiento y desarrollo físico, emocional y afectivo. La sexualidad de nuestros hijos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Plantea la importancia de considerar la sexualidad de nuestros hijos como un proceso natural y de disfrutar de una vida sexual plena y con responsabilidad. Su realización satisfactoria y amorosa contribuye al bienestar de las personas, las parejas, las familias y de la sociedad. Violencia en la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Rechaza la violencia como forma de vida y promueve un proceso de búsqueda de relaciones armónicas en la familia, en las que prevalezcan la confianza, la comunicación, el afecto y la seguridad. Propone la cultura del respeto y el rechazo de la violencia. Cuidado con las adicciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Propone a madres y padres permanecer alerta ante posibles cambios de comportamiento de sus hijas e hijos y les ayuda a prevenir que los niños y jóvenes caigan en la adicción. La nutrición de la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Promueve la reflexión respecto de los hábitos alimentarios de las personas y proporciona información a madres y padres para revisar la dieta diaria de su familia y mejorarla de acuerdo con sus necesidades y posibilidades. La salud de nuestros hijos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Proporciona información a madres y padres sobre aspectos de prevención de accidentes y enfermedades en sus hijas e hijos, así como acerca de la vacunación y las prácticas higiénicas mínimas para tener una vida sana. Los medios masivos de comunicación y la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Contiene información para ayudar a madres y padres a intensificar la comunicación con sus hijas e hijos a partir de la reflexión y el análisis conjunto de los mensajes que transmiten los medios masivos, sobre todo a través de la televisión. La escuela y la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ofrece sugerencias a madres y padres para lograr una mejor comunicación entre la escuela y el hogar, de modo que los niños y las niñas aprovechen y disfruten más sus estudios.


La escuela y la familia ofrece algunas ideas para mejorar el desempeño de sus hijos en la escuela, así como para propiciar que vayan con más gusto y que saquen mayor provecho de ella. La comunicación entre la familia y la escuela impulsa la educación de las niñas y los niños. La familia puede ofrecer ambientes seguros, afectuosos y estimulantes; la escuela debe educar para la vida.


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