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El poder de la oración

Samuel Kopel

En torno a José giran las últimas cuatro partes del Génesis que es donde se da cuenta de su vida en torno al respeto a la tradición judía y la conservación de sus preceptos morales. Quiere decir que se sabe heredero de nuestra tradición y se compromete con la preservación de sus normas y principios. Ello bastó para que el Eterno lo justificara delante de Faraón y lo defendiera en el momento de la angustia. Esta es una gran enseñanza para nuestros jóvenes.

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Todos nosotros somos retados por José a conducirnos respetuosamente respecto de nuestras tradiciones. Resistir preservando nuestra cultura, sin asimilarse ni dimitir de ella.

Destacamos que José nunca dejó de rezar, pese a los problemas que José tenía. Es la fidelidad y oración la que permitió a José resistir en medio de la noche, en el hambre y la cárcel.

Una vez que sus hermanos se presentan ante su presencia, José comprende la misericordia de Eterno pues le regala la reconciliación al cumplir la profecía sobre su vida.

En efecto, sus hermanos se inclinan delante de José. Le presentan sus respetos pues reconocen en él a una distinguida autoridad a quien deben honrar. Se inclinan pero con ello muestran que la voluntad de Dios estaba sobre José.

Intento por todos los medios discernir si había desaparecido la impiedad en la vida de sus hermanos, por lo que exigió aclarar los hechos pasados. En ese sentido se entiende que José haya guardado la copa de plata en elas ropas de Benjamín, quien no había estado implicado en el ataque sus hermanos hicieran en contra de José. La respuesta de sus hermanos no podía haber sido mejor; Deciden defender a Benjamín, mientras

se culpan a ellos mismos por el pretendido “robo” de la copa.

Ellos piden perdón por las faltas terribles contra José; por las falta de su hermano Benjamin; se reconcilian. Lo lleva a reencontrarse con su padre, quien aguarda todavía el regreso de su hijo amado.

Cuando llegó la hora del encuentro con su padre, José estaba listo para recibir la bendición junto con su familia porque todos habían servido al Dios de su padre. Por eso el rezo de Jacov pronuncia sobre José es memorable por la poderosa bendición y su alcance:

“Ramo fructífero es José, ramo fructífero cerca de una fuente, cuyos vástagos se extienden junto al muro. Aunque lo amargaron y lo asaetearon y lo odiaron los diestros flecheros, sin embargo permaneció su arco en fortaleza y fueron sus robustecidos los brazos de sus manos; de las manos del Todopoderoso que te bendecirá con las bendiciones de los cielos de arriba, con las bendiciones del pecho y de la matriz. Las bendiciones de tu padre superan a las bendiciones recibidas de mis padres progenitores, más que las de los montes eternos; vengan éstas sobre la cabeza de José y sobre la coronilla del señor de sus hermanos.”

Sin duda se trata de una bendición que abarca a su descendencia. Por ello Jacov alcanza a integrar a sus nietos, Manases y Efrain, Hijos de José, en la bendición, reservada a las doce tribus. La justicia sobre José vino de Dios.

Si mantengo mi fe El Eterno pelea mi batalla.

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