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Manos a la obra
from Isleño 195
más retadoras que han enfrentado últimamente las islas, puesto que sus causas tienen origen en el sistema y no en fallas humanas, ni en fenómenos naturales, ni en las políticas locales, bien conocidas por la opinión pública. Lo que supone desde luego un riesgo significativo para la recuperación del turismo en el corto plazo.
Por eso, la reciente Vitrina de Anato que tuvo al Archipiélago como Destino Invitado, fue una feliz ocasión para sumar esfuerzos y formular alianzas con los más de 32.000 empresarios que asistieron, enviando al mundo un mensaje esperanzador y cautivante desde la Secretaría de Turismo, cargado de cultura y naturaleza, además de la tradicional oferta de sol y playa.
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No obstante, es razonable no hacer- se falsas expectativas porque recuperar la capacidad aérea y asegurar la pronta revitalización del flujo de visitantes, no es cuestión de un par de días. El difícil entorno económico mundial y nacional, que incluye precios de tiquetes aéreos por las nubes, agravados por el alza de los combustibles y la volatilidad del dólar, amenazan cualquier intento. negador, tiene la necesidad de omitir algún asunto que lo hace sufrir, puede además por ejemplo, racionalizar el evento proponiendo explicaciones que en principio suenan lógicas buscando una experiencia tranquilizadora que justifique el incidente.
Pero además, y tan importante como las anteriores consideraciones: hay que poner la casa en orden, comenzando por la –única– puerta de entrada de pasajeros de San Andrés: el aeropuerto. Una edificación vetusta, ineficiente y sobre diagnosticada, que lleva largos años postergando su remodelación, a pesar de existir planos, maquetas y hasta atractivos videos, todos engavetados en las dependencias oficiales.
Claro está que dicha puesta en orden debe continuar al interior de la casa mejorando básicamente la infraestructura territorial, el cuidado del medio ambiente y la biodiversidad, ofreciendo atractivos y espacios públicos amigables con el paisaje y en concordancia con la oferta eco turística y sostenible que supone un destino declarado Reserva Mundial de la Biosfera hace más de 20 años.
Esta es una tarea que requiere de la sólida unidad de voluntades y criterios de los sectores público y privado, congresistas y líderes sociales, para poder afrontar con la debida fuerza la situación; encontrar fórmulas de solución de largo plazo, y evitar sucumbir a los estragos socioeconómicos que ya se vislumbran a causa de la caída del flujo de pasajeros.
Si todo esto no funciona, podría además reprimir cualquier intento de poner a flote el conflicto, decidiendo, esta vez en una forma sutilmente consciente “no hablar” de eso.
Mientras se presente, la negación no permite evacuar el problema, en cambio lo encapsula y lo defiende de cualquier forma de solución. Si no pasa, no se resuelve, si no se habla no se hace real.
Pero lo que se niega no se va, solo se le permite un ambiente húmedo, pro- picio para el crecimiento, y con cada nueva agresión que haya que negar, el dolor solo prospera. Se deja bajo la alfombra como un monstruo parásito que vive en las sombras, y empieza a consumir desde el interior al huésped.
La negación no habla solamente del negador, también habla del evento desencadenante; y aunque se reconoce subjetividad en el procesamiento del dolor, hay que plantear la responsabilidad que trae el agresor, sobre todo cuando ya informado, persiste en producir el daño, cuando hay un goce narcisista en la construcción de este malestar y en su persistencia.
Todos tenemos mecanismos de defensa, todos necesitamos formas ingeniosas para lidiar con la realidad, existen quienes hacen de esto humor, o quienes dedican su vida al altruismo que propone evadirse para buscar soluciones que mitiguen el padecimiento, pero todos sin excepción percibimos una mejora en la exploración consciente de eso que muy en el fondo sigue menoscabándonos.
La palabra es aquí, la única respuesta, es el único alivio que puede desencadenar procesos de sanación. Verbalizar el dolor, permitirse desglosarlo, encontrarle adjetivos, enmarcarlo en el tiempo, hallar responsables.
Hablemoslo...
Sea algo individual o algo colectivo, hagamos catarsis juntos o por separado, encendamos luces donde la oscuridad se ha hecho ley y protege al enemigo.