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Published by Acción Latina
eltecolote.org
Mayo 5-18, 2016
Vol. 46 No. 9
Eyewitness refutes SFPD explanation of Amilcar shooting Testigo refuta versión del SFPD sobre tiroteo contra Amilcar PÉrez-López
“They didn’t even talk to him. They just shot him.” Eyewitness to fatal SFPD shooting of Amilcar Pérez-López
Editor’s Note: This report was produced in collaboration with KQED. Alex Emslie, Alexis Terrazas and Nicole Reinert
I
n the 14 months since two plainclothes police officers shot and killed a 20-year-old Guatemalan immigrant carpenter in San Francisco’s Mission District, the local landscape of police use of force has begun to shift. The district attorney’s decision on whether to file criminal charges against the two police officers who shot Amilcar PerezLopez six times from behind, is expected any day. That decision will land in a city that’s been the scene of a series of controversial police shootings of black and Latino men, and it will either launch a criminal prosecution or allow a federal civil lawsuit to proceed. Perez-Lopez’s name was rarely mentioned at the protests, press conferences and meetings over the past year of Police Department controversies and halting reforms and growing public anger. The city was more focused on two other fatal police shootings—of Alejandro Nieto on Bernal Heights in 2014, and the 2015 slaying of Mario Woods in the Bayview. “For many months after he [Perez-Lopez] was killed, it wasn’t really addressed,” said the Rev. Richard Smith, a Mission District priest and vicar of the Episcopal Church of St. John the Evangelist. “He’s an immigrant. He didn’t grow up here. He doesn’t have a history of being a classmate of other people in the neighborhood. In some ways, it can be harder to connect with his story, because he’s an outsider.” It was the Mario Woods shooting, caught on cell phone
video from multiple angles, that propelled the police department into a federal review and a rewriting of the rules governing all use of force, from control holds to firearms. A jury cleared the officers involved in the Nieto shooting after a highly publicized federal civil rights trial. With few notable exceptions, the investigation of Perez-Lopez’s death was a whisper amid the roar of those calling for police reform. But over the past year, a small network of advocates, attorneys, investigators and neighbors have worked behind the scenes to facilitate a complex investigation involving witnesses fearful of retaliation from police and immigration authorities. Shifting Stories “The neighbors started gathering our own evidence and started doing our own investigation,” said Florencia Rojo, a former neighbor of Perez-Lopez, who discovered the homicide scene when she tried to return home on Feb. 26, 2015, the night he was killed. Her house, just one door south from where Perez-Lopez lived, was blocked off by police, so she went around the corner and tried to climb into her neighbor’s backyard. That’s where she met one of the dead man’s roommates, whose account of the shooting differs significantly from the multiple versions offered by Police Chief Greg Suhr. At a town hall meeting four days after the shooting, Suhr said that two officers responding to a 911 call about a man with a knife came upon Perez-Lopez and another man he was allegedly chasing on Folsom Street, See SFPD, page 9
Nota del Editor: Este reportaje fue elaborado en colaboración con KQED. Alex Emslie, Alexis Terrazas and Nicole Reinert
E
n los 14 meses desde que dos policías encubiertos acribillaron a muerte a un carpintero inmigrante guatemalteco de 20 años en el distrito de la Misión en San Francisco, el uso de la fuerza policial local ha comenzado a cambiar. La decisión del fiscal de distrito, en cuanto a si presentará cargos criminales en contra de los dos oficiales de policía, quienes acribillaron a Amilcar PérezLópez seis veces por la espalda, se espera cualquier día de estos. Esa decisión aterrizará en una ciudad que se ha convertido en la escena de una serie de controversiales incidentes en los que la policía ha baleado a hombres negros y latinos, y lanzará o bien, un enjuiciamiento criminal, o permitirá se proceda con una demanda civil federal. El nombre de Pérez-López raramente fue mencionado en las protestas, conferencias de prensa y reuniones durante un año de controversias para el Departamento de Policía, por la obstaculización de reformas y creciente ira pública. La ciudad se encontraba más enfocada en otros dos tiroteos con resultados fatales en los que se vieron involucrados elementos de la policía —los de Alejandro Nieto en Bernal Heights en 2014, y el asesinato de Mario Woods en Bayview, en 2015. “Muchos meses después de que [Pérez-López] murió, esto realmente no se abordó”, dijo el Reverendo Richard Smith, un sacerdote y vicario de la Iglesia Episcopal de San Juan Evangelista. “El es inmigrante. El no creció
aquí. No tiene un historial de ser conocido de otras personas en el barrio. De cierta forma, puede ser difícil estar conectado con su historia, porque era alguien externo”. Fue el tiroteo en contra de Mario Woods, captado en video con teléfonos celulares desde múltiples ángulos lo que condujo a una revisión federal del departamento de policía, y la reescritura de los reglamentos que gobiernan el uso de fuerza, en cuanto al procedimiento para la detención física y el uso de armas de fuego se refiere. Un jurado absolvió a los oficiales involucrados en el tiroteo de Nieto tras un altamente publicitado juicio federal de derechos civiles. Con algunas notables excepciones, la investigación en la muerte de Pérez-López fue apenas un suspiro entre los rugidos de aquéllos exigiendo una reforma policial. Pero durante el año pasado, una pequeña red de defensores, abogados, investigadores y vecinos, han trabajado tras bambalinas para facilitar una compleja investigación involucrando a un testigo temeroso de represalias policiales y autoridades de inmigración. Historias alternas “Los vecinos empezamos a reunir nuestra propia evidencia y comenzamos a hacer nuestra propia investigación”, dijo Florencia Rojo, vecina de Pérez-López, quien descubrió la escena del homicidio cuando regresaba a su casa el 26 de febrero de 2015, la noche en que éste falleció. Su casa, tan sólo a una puerta al sur de la de Pérez-López, fue bloqueada por la policía, así que Rojo viró en la esquina e intentó trepar por el patio trasero de su vecino.
Photo Dhoryan Rizo
Es ahí donde conoció a los compañeros de casa del fallecido, cuyo relato del tiroteo difiere significativamente de las múltiples versiones ofrecidas por el jefe de policía, Greg Suhr. Durante una reunión comunitaria cuatro días después del tiroteo, Suhr dijo que dos oficiales, respondiendo a una llamada de emergencia al 911 que alertaba sobre un hombre portando un cuchillo, se encontraron con Pérez-López y otro hombre a quien presuntamente perseguía por la calle Folsom, entre las calles 24 y 25. Pérez-López se lanzó sobre los oficiales a cinco pies de distancia con el cuchillo “elevado por encima de su cabeza”, según Suhr. También durante la reunión, Daniel Perea, capitán de la estación de policía de la Misión, dijo que el segundo hombre, después identificado como Abraham Pérez, le dijo que los oficiales le salvaron la vida. Después de que una autopsia independiente demostrara que Pérez-López recibió seis disparos por la espalda, Suhr cambió sus declaraciones previas. Durante una aparición en el programa Forum de la estación KQED en julio pasado, el jefe de policía dijo que Pérez-López “se aproximó a los oficiales con un cuchillo y después los oficiales le dispararon y él se dió la vuelta, lo cual explicaría porqué no todos los disparos entraron por el frente”. “En la escena del crimen esa noche, la discusión fue sobre Amilcar López avanzando”, Suhr clarificó en febrero. “Más adelante, en conversaciones con los oficiales, hubo discusión de que se dió la vuelta para ir detrás del hombre a quien originalmente perseguía con un cuchillo”. Los oficiales Craig Tiffe y Vea AMILCAR, página 10