El Tecolote Vol. 52 Issue 10

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PUBLISHED BY ACCIÓN LATINA

May 19-June 1, 2022

Vol. 52 No. 10

International

WAR IN UKRAINE ILLUSTRATES UNEQUAL TREATMENT OF REFUGEES Iván Molina

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El Tecolote

IJUANA—As a result of the Russian war in Ukraine that began in mid-February, Tijuana, Mexico has received thousands of Ukrainian citizens seeking humanitarian refuge in the United States. Although displaced Russians also arrived with them, it was those who proved Ukrainian nationality who were given preferential treatment compared to migrants from Central America, Haiti and Mexico. Migrants from these Latin American countries have had to set up a makeshift camp at the Chaparral checkpoint, where they were forced to wait to be attended by U.S. immigration authorities. One morning in March, an operation by the Tijuana municipal government evicted the Chaparral Camp with heavy machinery and riot po-

lice. Located right at the Chaparral checkpoint, this port of entry was the only one along the entire border between the U.S. and Mexico that was still closed. The perfect pretext for the eviction of those at the Chaparral camp was to reopen this important gateway to the U.S. However, to the surprise of many, neither the eviction nor the reopening of the gate relieved the excessive waiting time at the busiest border crossing in the world, but rather it was exclusively used to process asylum seekers from Ukraine. This special treatment for Ukrainian refugees caused controversy among the migrant community mainly affected by Title 42, which forces migrants seeking refuge to remain in Mexico during the resolution of their applications, which can take months or even years. The difference in how Latino migrants are treated also caused outrage among locals,

José Ulloa, inmigrante de Honduras, llegó hace cuatro años a Tijuana con su familia durante la administración de Donald Trump. Tras huir de la violencia de las pandillas, Ulloa sigue en espera de una resolución a su petición de asilo. José Ulloa, a migrant from Honduras, arrived in Tijuana with his family four years ago during the Donald Trump administration. Fleeing gang-related violence, Ulloa has yet to receive an answer on his asylum application. Photo: Luis Gutierrez who have noted the preference for European migrants, which some consider racist and discriminatory. Judith Cabrera de la Rocha, Co-director of the Border Line Crisis Center, dedicated to defending the rights of migrants, says she feels joy every time people obtain the long-awaited refugee status in the U.S., but that the difference in the process and the discourses that ac-

companies certain refugees seeking asylum is worrying. “We know that Ukrainians are escaping this terrible war in their country, but (Latino) migrants are also escaping another kind of war. Of course it is not an official war, but their lives are threatened, they suffer rapes, murders and all kinds of difficulties,” said Cabrera. “One of the problems is that the U.S. government has con-

structed two different narratives. On the one hand, one type of migrant is perceived as a hero and another as a criminal, when both groups are fleeing from places where their lives are threatened.” In countries like Honduras, the homicide daily average during the first nine months of 2021 was 9.95 See REFUGEES, page 10

Internacional

LA GUERRA EN UCRANIA REVELA TRATO DESIGUAL ENTRE REFUGIADOS Iván Molina

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IJUANA—A raíz del conflicto armado entre Rusia y Ucrania que inició a mediados de febrero, Tijuana, México recibió a miles de ciudadanos ucranianos que buscaban refugio humanitario en los EEUU. Si bien con ellos llegaron también desplazados rusos, fue a aquellos que comprobaran la nacionalidad ucraniana a quienes se les brindó trato preferencial en comparación, por ejemplo, con los migrantes centroamericanos, haitianos y mexicanos, quienes tuvieron que instalar un campamento improvisado en la garita de El Chaparral para esperar a ser atendidos por las autoridades migratorias de este país. En una madrugada de marzo, un operativo del gobierno municipal de Tijuana desalojó el Campamento del Chaparral con maquinaria pesada y policía antimotines. Ubicado justo en la garita de cruce internacional El Chaparral, dicho cruce era el único de toda la frontera entre los EEUU y México que continuaba cerrado. El pretexto perfecto para el desalojo fue reabrir esta importante entrada fronteriza.

Sin embargo, para sorpresa de muchos, ni el desalojo ni la reapertura de la garita desahogaron el excesivo tiempo de espera que implica el cruzar la frontera más activa del mundo, sino que fue para procesar exclusivamente solicitudes de asilo de los ucranianos. Este hecho causó controversia entre la comunidad migrante principalmente afectada por el Título 42, que obliga a los migrantes en busca de refugio a permanecer en México durante la resolución de sus solicitudes, la cual puede tomar meses, incluso años. La diferenciación en el trato hacia los migrantes latinos también causó indignación entre los habitantes locales, quienes han notado la preferencia por los migrantes europeos, lo que algunos consideran racista y también una discriminacion geopolítica. Judith Cabrera de la Rocha, Codirectora de Border Line Crisis Center, dedicada a la defensoría de los derechos de los migrantes, dice sentir alegría cada vez que las personas obtienen el tan ansiado estatus de refugio en los EEUU, pero que es preocupante la diferenciación en los procesos y discursos que acompañan a los solicitantes de refugio humanitario o político.

“Sabemos que los ucranianos están escapando de esta terrible guerra en su país, pero los migrantes (latinos) también están escapando de otro tipo de guerra. Claro que no es una guerra oficial, pero sus vidas están amenazadas, sufren violaciones, asesinatos y toda clase de dificultades”, indicó Cabrera y agregó, “uno de los problemas es que el gobierno de los EEUU ha construido dos narrativas diferentes. Por un lado, un tipo de migrante es percibido como un héroe y otro como criminal, cuando ambos grupos huyen de lugares donde su vida está siendo amenazada”. En países como Honduras la media diaria durante los primeros nueve meses de 2021 fue de 9.95 asesinatos por cada 100 mil habitantes, los cuales son atribuidos a la violencia ocasionada por las pandillas y el crimen organizado. José Ulloa, hondureño, llegó hace 4 años a Tijuana, durante la administración de Donald Trump; desde entonces ha esperado junto a su familia por la resolución a su solicitud de asilo. Su principal motivo para migrar: la violencia relacionada con las pandillas. “La guerra siempre ha existido en nuestro país, pero para las personas

humildes porque no se pueden defender. Ellos (las pandillas) saben con quién hacerlo, no lo hacen con otras personas que se pueden defender. Se aprovechan, haciendo y deshaciendo con la vida de uno como si fuera la de un animal”. José relató cómo fue baleado por tratar de alejar a su hijo de un grupo de pandilleros que intentaban reclutarlo. Debido a esto tuvo que emigrar con su familia e integrarse a la primera Caravana Migrante en 2018. “Tenemos 4 años peleando el asilo con mi familia y nada. Solo queremos cumplir el sueño de ayudarles a mi mamá, a mis hermanos y a la familia. No tengo nada contra ellos (ucranianos) porque todos tenemos derecho, pero así como les dieron una oportunidad a ellos, por qué a nosotros nunca”. Discriminación económica y racial de la migración a los EEUU y su interés electoral El activista de la asociación civil y refugio de migrantes AGAPE, el pastor Alberto Rivera Colón, originario de Puerto Rico, señaló que hay una clara diferenciación entre el trato a estos dos grupos, pero que, además del

origen étnico, también existe el factor de intervención o participación directa de ciudadanos estadounidenses de origen latino o en este caso, ucraniano. El pastor dijo, por ejemplo, que el Título 42, obliga a los migrantes latinoamericanos a permanecer en México por cuestiones relacionadas a la salud y al COVID-19, una clara demostración de esta disparidad: “El mensaje nos dice que se considera a los europeos ‘inmunes’, y los que están enfermos, los que contagian, los que tienen el virus y los que pueden dañar la salud pública son los hispanos. Hay un desbalance profundo, la política migratoria es ciega y hay excepciones por raza o país. A mí no me gusta hablar de temas así (racismo) pero es muy notorio”, señaló. Si bien las penurias de los migrantes centroamericanos y mexicanos son distintas a la guerra en Ucrania: al no poder obtener un pasaje de avión deben recorrer varios países, lo cual, según Rivera, acarrea problemas psicológicos que los deja con una profunda sensación de desconfianza en las autoridades mexicanas, de las cuales temen pudieran tener nexos con el Vea REFUGIADOS, página 10


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