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Asociación Argentina de Carreteras
Por una mejor red vial para nuestro país
Como cada año, nos encontramos llegando a un nuevo Día del Camino y es un momento que nos tomamos para hacer un balance de lo acontecido, pero siempre mirando hacia el futuro de la actividad vial.
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La Asociación Argentina de Carreteras es una entidad sin fines de lucro que fue fundada el 21 de julio de 1952, como resultado de las inquietudes de un grupo de instituciones y profesionales interesados en fomentar el uso racional de los caminos y plantear a la sociedad los beneficios de un sistema de rutas que vincule a todo el país.
Con ese espíritu, desde su creación ha trabajado para fomentar el desarrollo de una red vial de calidad que una a todo el país de forma ágil y segura. Y lo ha hecho colaborando con las autoridades del país presentando planes y proyectos en diversas áreas; cooperando con los distintos organismos públicos y privados interesados en los problemas viales; presentando estudios y trabajos para el adecuado desarrollo y conservación de las carreteras; y generando una gran actividad de difusión y transferencia tecnológica a través de la realización de simposios, seminarios, conferencias y congresos nacionales e internacionales.
Por ello, y como entidad pionera del sector vial, sabemos que la inversión en infraestructura vial es una de las variables fundamentales que contribuyen al crecimiento y desarrollo de un país, la productividad, la integración y el bienestar de la población.
La pandemia que estamos atravesando ha revolucionado al mundo entero y debido a las medidas de confinamiento y restricciones hubo una caída de economía mundial, de la que Argentina no ha estado exenta.
En este contexto, consideramos que la inversión en obras de infraestructura en general, y en las carreteras en particular, debe ser una parte fundamental en la reactivación y recuperación económica y del empleo.
Sabemos que es mucho lo que se está haciendo y que la situación es compleja, pero el patrimonio vial exige muchos recursos y ahora, más que nunca, debemos priorizarlos por todos los beneficios que este tipo de inversiones genera.
El transporte carretero es y seguirá siendo el eje fundamental del sistema de transporte en Argentina, por lo que nuestro país tiene la necesidad de desarrollar un sistema de infraestructura vial moderno que sirva de base para genera mayor crecimiento. Si bien mucho se ha hecho, mucho nos queda por recorrer.
Las inversiones en infraestructura no solo facilitan el transporte de los bienes e insumos y la provisión de los servicios, sino que hacen que su prestación se realice de manera más eficiente y sea beneficiada por la disminución de los costos.
Por eso, ahora más que nunca es necesario planificar ese desarrollo como una política de Estado, generar un plan vial de crecimiento de largo plazo, con nuevos proyectos, con recursos específicos y que se adapte a la realidad de cada momento sin perder el objetivo final.
Ese plan debe incluir además un adecuado mantenimiento de la red vial del país que nos permita no solo recuperar el patrimonio vial existente, sino mantenerlo en condiciones óptimas de servicio, poniendo fin al déficit estructural en la conservación de las carreteras que cíclicamente afecta a nuestro país.
Si la inversión en mantenimiento no se realiza en forma constante, el costo para los ciudadanos termina siendo muy superior. La insuficiencia en la conservación se traduce en una disminución del valor patrimonial de las carreteras y, tanto directa como indirectamente, de la riqueza de la nación.
El mal estado de los pavimentos y de todos los elementos constitutivos del camino genera aumento del riesgo de accidentes, incomodidad en los viajes y mayores costos operativos de los vehículos de carga, lo que se traduce además en el incremento de emisiones contaminantes y un aumento del costo de transporte.
Asimismo, una carretera en buen estado es absolutamente necesaria para la comodidad y seguridad de sus usuarios. Disponer de una mejor red vial impactará de lleno en una mejora de la seguridad vial, aspecto sobre el cual debemos trabajar aún mucho más concientizando a la sociedad.
A pesar de todos los esfuerzos realizados, cada año miles de personas siguen siendo víctimas de siniestros viales que podrían haberse prevenido. Por eso debemos seguir trabajando para ello, generando nuevas campañas de sensibilización, creando políticas públicas específicas, y utilizando todas las herramientas disponibles.
Aunque queda mucho por hacer, nuestro país está transitando ese camino. Pero debemos acelerar los tiempos y avanzar más rápidamente para dar respuesta al problema de la seguridad en las carreteras.
Está claro que es posible. Existen iniciativas exitosas como por ejemplo Visión Cero, que parte de la premisa de que ninguna muerte es aceptable y por lo tanto el sistema vial debe estar diseñado para proteger a los seres humanos en todos los escenarios de desplazamiento.
Este modelo, desarrollado en Suecia y replicado en otras partes del mundo, ofrece una mirada integral que incluye planes educativos, sistemas de control vial y soluciones a nivel de infraestructura. El resultado es que hoy Suecia tiene una tasa de dos víctimas por cada cien mil habitantes, una de las más bajas del mundo.
En ese sentido, hay algunos de los aspectos que no debemos descuidar como la planificación del transporte; el adecuado diseño de las carreteras; la implementación de auditorías independientes en materia de seguridad vial para los nuevos proyectos de construcción y remodelación; el control eficaz de la velocidad y del uso del cinturón de seguridad, del casco y de los sistemas de retención para niños; la imposición de límites de alcoholemia a los conductores; el mejoramiento de la respuesta inmediata y la atención que reciben las víctimas de los accidentes de tránsito; y la mejora de las características de seguridad de los vehículos y su interacción con la carretera.
Otro tema clave es la necesidad del desarrollo de nuestros caminos rurales que son el soporte fundamental para trasladar a la producción primaria de nuestro país. Estos caminos son el eslabón inicial de la red vial y es imperioso que estén preparados para poder circular por ellos a diario, no solamente para el transporte de la producción sino también por la función social que cumplen los caminos como desarrolladores de la comunidad.
Es necesario generar una política activa con recursos específicos y compartidos entre todos los estamentos, que asegure un nivel de gestión y calidad homogéneas para los caminos rurales de todo el país. Si bien todo el sistema de transportes requiere mejorar su eficiencia, el caminero en general y el de caminos rurales en particular resultan ser los puntos vitales.
Por eso es necesario ubicar el tema en lo que creemos debe ser la apertura a una nueva etapa de desarrollo vial argentino, tendiendo a impulsar una solución definitiva para los caminos secundarios y terciarios del país.
Somos conscientes de las urgencias de la coyuntura, pero estas deben balancearse para no desviarse del objetivo común de generar para el país una mejor red vial con un nivel de servicio de calidad.
Por todo esto, y como lo hemos hecho innumerables veces en nuestros 69 años de vida, desde la Asociación Argentina de Carreteras nos ponemos a disposición para colaborar con las autoridades y organismos competentes para trabajar en estos temas y acompañar en el desarrollo de un plan plurianual para la construcción y el mantenimiento de nuestras carreteras, que impacte positivamente en el patrimonio vial del país y al mismo tiempo sea uno de los pilares para la recuperación, la reactivación económica y el crecimiento del empleo post pandemia.