ELLA Y ÉL MARÍA LUISA DELES Un lunes de quinta lo vio por primera vez. Todavía no eran las nueve y ella ya había perdido el camión y se había tirado el café sobre la falda. No tenía para acabar la quincena, debía dos litros de leche en la tienda de la esquina y le apretaban los zapatos pero estaba estrenando empleo a poco tiempo de navidad. Su suerte no era mala del todo. Había coincidido con decenas de hombres más guapos, aunque de lejos, porque todo apunta a que Ella no es el tipo de mujer que puede interesarles. Éste en particular era de la clase que más valía dejar pasar de largo. Visto de frente: buena estatura, brazos enérgicos y sonrisa cínica. Visto de espaldas: excelente trasero y un aviso en letra de molde sobre los hombros: “No voy a quererte y lo que es mejor, no va a importarme que me quieras”.
11