El Creacionista #54

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ABRIL 2023

EL CREACIONISTA

Artes, Cultura y Literatura

ISSN: 2683-2283

OPEN YOUR HEART

POESÍA NARRATIVA

COLUMNA FILOSOFÍA CULTURA

EL CREACIONISTA, año 4 No 54, Abril 2023, es una publicación electrónica mensual, editada por Alma A. C. Carbajal Guzmán, calle 42 Poniente. Tel (222) 9455332, Puebla, Puebla, México, https://issuu.com/elcreacionistarevista/docs/el cr eacionista, literaturacreacionista@gmail.com. Editor responsable: Alma A C Carbajal Guzmán

Reserva de Derechos: En trámite. ISSN: 26832283 Autor Responsable de la última actualización de este Número, EL CREACIONISTA, Alma A. C. Carbajal Guzmán. Fecha de última modificación, 3 Diciembre 2020 El contenido y las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación, citando invariablemente la fuente sin alteración del contenido y dando los créditos autorales El propósito de esta publicación es contribuir a la divulgación efectiva de las nuevas incursiones de la literatura y escritores contemporáneos de México y de otros países de habla hispana. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos o imágenes de la publicación sin previa autorización del autor y editora Alma A. C. Carbajal Guzmán.

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Portada: "Desordenado" Acrílico sobre lienzo 120 x 100 cm. (© Alexis Caballero). 2023.

Si buscas compartir de forma literaria o artística puedes mandarnos un correo y estaremos gustosos de sumar tu trabajo a nuestra versión digital, así como en nuestro sitio web Ante todo queremos que artistas e inquietos literarios, busquen crear, imaginar y que se dejen llevar por todo aquello que las letras pueden ofrecer.

El Creacionista extiende esta invitación a todas las artes. Si buscan otro espacio para darse a conocer y compartir información no dejen de escribirnos a: elcreacionista @hotmail.com No aparentes, tienes mucho por escribir.

Coordinador Editorial Responsable:

Alma A C Carbajal Guzmán

Nota del Editor

"EL ESCRITOR DEBE ASIR LA VIRTUD COMO UN ESCUDO, COMO EL ESTANDARTE QUE REPRESENTA SUS CREENCIAS MÁS PERSONALES, MÁS AUTÉNTICAS"

Miguel Ángel Crespo J. BAJO LA PIEL CONTENIDO
8 Alma Carbajal OPEN LOVE . 9 Cinzia Demi Traducción: Yuli Cruz Lezcano POESÍA . 10 Adán Echeverría ALEJARSE 16 Juan Marcos Chávez C. EL SILENCIO RASGA LA NOCHE 28
7

Aleqs Garrigóz

Lorena Avelar

PUNTO ESCARLATA:

DÍAS AZULES

SOLO
CONEXIÓN
FUERZA 35
Juan Carlos Pérez Castro
Y
30 32

DEL EDITOR

La virtud en la escritura se manifiesta en la fidelidad de nuestras ideas, en la composición libre de toda opulencia por el reconocimiento. Los días pasan desarraigándose del ser humano, de lo volátil, porque aún los homenajes sobre las francas bocas de los hombres no son más que ecos que se pierden en la inmensidad de las masas.

El escritor debe asir la virtud como un escudo, como el estandarte que representa sus creencias más personales, más auténticas; no como una forma de mostrar la pretensión vacía que reside bajo el capricho de una multitud perversa adicta a la presunción, sino para recordar lo inevitable, el acercamiento veraz con la agonía imperante de la existencia, la presencia activa de la palabra y su lugar en el presente inmediato, donde solo a él, le compete la creación a partir de sus determinaciones, de sus anhelos, de aquel último aliento que deja en la perpetuidad del olvido, para volverse uno solo con la invisibilidad de los hechos, esos que resuenan en la nada, donde la eternidad retoma su verdadero significado.

ALMA A C CARBAJAL GUZMÁN

BAJO LA PIEL DE ANDREA

ESCRITO POR:

MIGUEL ÁNGEL CRESPO JIMÉNEZ.

Vestida únicamente con su desnudez apareció Andrea en la habitación. Mario la observaba seducido por el halo de belleza que desprendía su femenina figura a cada paso que daba hacia él. Sus firmes pechos, sus sinuosas caderas y sus largas piernas parecían cincelados por el más versado de los menestrales, mientras que su celestial rostro era iluminado por unos grandes ojos color verdemar que se clavaban más y más en el alma del muchacho. Andrea abrazó el vigoroso a la vez que tímido cuerpo de Mario, y con una suave caricia serenó al muchacho Los apetitosos labios color carmesí de la joven recorrieron el cuello de Mario hasta unirse a los suyos en un apasionante beso que detuvo el tiempo en esa estancia

El cuerpo de los dos jóvenes se fundió en una incandescente llama de amor y sexo que rezumaba erotismo en cada parte de su ser. Andrea y Mario se amaron toda la noche bajo la eterna mirada de la Luna.

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OPEN LOVE ESCRITO POR: ALMA CARBAJAL.

El día se cerró en un abrazo entre llamas y hielo. Ambas sintieron la muerte con el temblor en las rodillas, pero ninguna quiso despegarse hasta que los latidos del corazón se desaceleraran por la agonía del encuentro. Ojos, boca y pensamiento se abrieron cuando la noche se dilató suspirando luminosidad. Mucho tiempo fue lo que duraron los bocetos de la pasión entre ellas, en tanto, se daban cuenta de lo distintas que eran de los demás, tenían la palabra esperanza reflejada en las pupilas y la piel repartía un mensaje a susurros: "Soy tuya, solo tuya... por lo menos en estas horas oscuras".

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POETRY ESCRITO POR: CINZIA DEMI.

(TRADUCCIÓN: YULEISY LEZCANO CRUZ).

esperar mientras la abeja pasa a descansar sobre la flor y la sombra cumple su vuelta avanzando y menguando sin golpear ese oscuro rincón detrás de la arcilla del jarrón apoyado contra la pared.

allá donde una ligera brisa se hace aliento de la tarde y caricia que falta

La causa dei giorni - libro di poesia de Cinzia Demi(La causa de los díaslibro de poesía) (Interno Libri Edizioni di Andrea Cati).

aspettare mentre l'ape passa a posarsi sul fiore e l'ombra compie il suo giro avanzando e calando mancando quell'angolo buio dietro la creta del vaso poggiato a ridosso del muro

là dove una lieve brezza si fa fiato della sera e carezza che manca

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La causa dei giorni - libro di poesia (Interno Libri Edizioni di Andrea Cati).

la lluvia caía abundantemente esta noche el jazmín parece reverdecido como elevado en el tallo y también perfumado de sol hojas saciado en las fuentes de la abundancia

no sé nada de él de hecho, como de muchas cosas lo veo abrirse en las ramas cargas de gotas -en el cielo de nubes que se disipan mientras avanza el sereno

y aún pálida la mañana contrasta con la rosa roja al lado del jardín -que sola

parece dictar la línea del coraje -ese que busco en los riachuelos de las venas

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un abejorro zumba alrededor de los alhelí -me pierdo en su giro circular en su oficio ininterrumpido Quisiera el cielo que yo recuperase el mío -que encontrara

el impulso y ese sabor de miel de las horas de fiesta después de la tormenta de granizo y arena que ha cubierto las raíces de los sueños -cubierto la pureza del lirio

los deseos y los abrazos de madre de padre e hijo y sin embargo en esa franja de luz que avanza entre el melocotonero y las viñas se entrevén los frutos y una alondra que se apresura en el canto

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la pioggia è caduta abbondante questa notteil gelsomino sembra rinverdito come alzato nel fustoe profumato anche di sole foglie abbeverato a fonti di abbondanza

non so niente di lui in veritàcome di molto altro lo guardo aprirsi nei rami carichi di gocce nel cielo di nuvole che si diradano mentre avanza l’azzurro

è ancora pallido il mattino contrasta con la rosa rossa al lato del giardino che sola sembra dettare la linea del coraggioquello che cerco nei rigagnoli di vene

un calabrone ronza intorno alle violaciocche mi perdo nel suo giro circolare nel suo mestiere ininterrotto volesse il cielo che riprendessi il mioche ritrovassi

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lo slancio e quel sapore di miele delle ore di festa dopo la tempesta di grandine e sabbiache ha coperto le radici dei sogni ammantato la purezza del giglio

i bisogni e gli abbracci di madre di padre e di figlio eppure in quello spicchio di luce che avanza tra la il pesco e la vite si intravedono i frutti e un’allodola che si affretta nel canto

Textos de: La causa de los días (Interno Libri, 2022).

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Cinzia Demi, laurea de especialización en idioma italiano, nació en Piombino, vive en Bolonia. Dirige con G. Pontiggia la colección Cleide (Minerva), se ocupa de la columna Missione Poesia, Altritaliani Publicaciones con Pendragon, Prova d'Autore, Raffaelli, Fara, Puntoacapo, Carteggi Letterari, Minerva, Interno Libri: Incontriamoci all’Inferno; Il tratto che ci unisce; Incontri e Incantamenti; Caterina Sforza Una forza della natura fra mito e poesia; Ersilia Bronzini Majno Immaginario biografico di un’italiana fra ruolo pubblico e privato; Ero Maddalena; Maria e Gabriele L’accoglienza delle madri; Nel nome del mare; Voci Prime

Antologías: Tra Genova e Livorno: il poeta delle due città Omaggio a Giorgio Caproni; Amori d’Amare; Ritratti di poeta. Su obra poética ha sido traducida al inglés, francés, rumano, húngaro, árabe, español, es traductora de Puntoacapo. Entre los eventos: Un té con poesía, Bolonia; Piombino en Festival de Arte. Entre los premios: 2019, Académie Mihai Eminescu

Craiova: Médaille pour ses mérites dans la diffusion de la culture universelle y Prix Special pour l'excellence de sa création; 2020, Nombramiento como miembro titular de la Académie

Tomitane de Constanza; 2021, Premio Inter.le Camaiore a Corpo Impossibile de Attila F. Balás, traducido por ella; 2021, Premio INPS de Narrativa para Prime Voices y videos sobre Literatura Rai Cultura. Desde 2023 forma parte del jurado del prestigioso Premio Internacional de Poesía Camaiore - Francesco Belluomini.

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ALEJARSE ESCRITO POR: ADÁN ECHEVERRÍA.

Riana se detuvo frente al ventanal. Quería solazarse mirando a las afueras del hospital, y como los jardines desaparecían cincuenta metros adelante, en esa plancha pavimentada del estacionamiento que al amanecer permanecía vacío. Siguió con la vista el ulular de una ambulancia que en esos momentos corría hacia alguna emergencia. Sus ojos se prendieron del vehículo hasta perderlo en el resplandor del horizonte que se había blanqueado por el sol que caía sobre su rostro. Abrió la ventana para que la brisa y el trinar de los pajarillos golpearan las ansias que por momentos le amordazaban el deseo de seguir. Seis meses habían pasado desde la última vez que le había contestado los mensajes del móvil a Ricardo. Fue justo al momento que la médica le confirmara lo que ya esperaba. Apenas se quedó sola escribió: “Perdona el silencio”, y fue todo el mensaje.

Lo único que pudo escribirle. Y es que aquel mutismo se instaló en la garganta como una cicatriz interna. Seis meses de mensajes, llamadas, timbrazos, vibraciones intentando contactarla. ¿Cómo era posible que Ricardo no desistiera? Riana se sabía egoísta. ¿Egoísta? ¿Es en serio? ¿Yo soy la egoísta? Sólo no quería enfrentarlo. No había más que decir. ¿Somos egoístas por decidir apartarnos?

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Durante la relación que tuvieron había sido Riana la que siempre tomó la iniciativa Ricardo sabía estarse quieto, iba siempre despacio; todo con él era siempre a murmullos; su caminar pausado, era la tortuga del cuento de la liebre, pero lo era en todo lo que hacía, lo era a cada rato; y Riana era tal vez demasiado liebre y demasiado libre también, por supuesto, como para quedarse en esa pausa permanente en la que Ricardo era un experto.

No tiene caso. No era importante. Nada lo es. Nadie más que una misma. A los 24 años uno se repone de cualquier cosa que pareciera el fin del mundo. Y en esa ocasión, el fin de la historia quedaría de su lado del tablero. No había más que decir, ni siquiera adiós, ni siquiera…, o tal vez era que Riana no podía con las despedidas, los fracasos, los adioses, los abandonos, las distancias, las posibilidades, las esperas o las esperanzas No se trataba de una pausa. Todo sería diferente, y ella era consciente.

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Ricardo había insistido con los mensajes, pero siempre a su estilo. Moderado. Sin reclamos. Ni siquiera podía saber si se trataba de alguna angustia de parte del chico. Aquel juego de: No te diré a dónde viajaré, no te contaré de dónde soy, a que habían estado jugando desde que se conocieron en la fiesta de Maricruz, resultaron el cómodo refugio para desaparecer sin lágrimas; para pedir que la olvide sin haberlo acordado, para obligarlo a voltear la página. Habemos quienes nos decidimos por el silencio Ricardo no podría localizarla. Riana había desaparecido por decisión propia.

Riana deja abierta la ventana de su cuarto de hospital y camina hacia al baño. Mientras orina vuelve a leer los mensajes, e imagina a Ricardo, ensimismado, dudando siempre dudando si era adecuado escribirle. Los mensajes habían caído de a poco: “¿Estás bien?” era el mensaje que se había repetido la mayor cantidad de veces; sobre todo cada tres días durante las primeras dos semanas. Y la primera vez que llegó la pregunta fue cuatro días después del repentino silencio de Riana.

Riana miró las dos palabras, sintió el impulso de contestar de manera inmediata. Pero no se atrevió. Borró el párrafo que ya había comenzado a teclear. Se sintió patética. ¿Qué le diré? ¿Qué le estoy diciendo? ¿Acaso debo involucrarlo en lo que ahora me ocurre, en lo que he decidido? Luego los mensajes se habían espaciado. Dos semanas después llegó un: “Solo quisiera saber que todo está bien. Intento entender, solo es eso. No quiero molestarte”. Y el último mensaje había caído apenas en la madrugada, seis meses después: “Tal vez lo merezco, quizá hice algo que te haya enojado. ¡Lo siento, en verdad! Por favor, contesta”. Y luego del anuncio de la médica, Riana titubeó:

“Perdona el silencio”.

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A Riana le cuesta comprender que Ricardo sea tan pusilánime. Sin embargo, sabe que no tiene nada que decirle No hay disculpas, simplemente no tiene palabras para él. Todo lo que pudiera contarle sonaría a lástima, y para qué tenernos lástima; yo por él, él por mí, para qué construir algo semejante, sabe tan poco de mí, no puede tener siquiera idea de dónde estoy. Riana suelta la llave del inodoro. Ricardo tiene que olvidarse de mí, y lo hará. Se lava las manos en el lavabo, mira sus ojos, ¿secos?, en el espejo.

Nos divertimos durante cinco meses, y ahora no hay nada más que platicar, qué le contaría, que estoy enferma, que el tiempo es breve; ya sé, tal vez hablaríamos del dolor, de lo mucho que voy a sufrir y de las terapias que son necesarias y que aún estoy pensando si me decido a llevarlas a cabo. Cualquier cosa, cualquier futilidad.

Miraba las palabras en el móvil; Ricardo está escribiendo…, leía la fila de puntitos parpadeantes que se alargaba en la pantalla y luego desaparecía, volvía a parpadear, y a desparecer una y otra vez, pero no se concretaba ninguna oración. Riana decidió borrar la conversación completa. Borrar los seis meses. Se había arrepentido de haber contestado. Estaba frágil. Fue abrir la puerta a quien ya no deseas que pase a la sala de tu casa. El silencio era suficiente. Seguro Ricardo estaba por hartarse y ahora le he enganchado de nuevo.

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En seis meses había apenas 80 llamadas perdidas de Ricardo. Sabe ser discreto Ahora revisa sus redes sociales, nada raro, casi todo lo que hay en el muro de Ricardo son las fotos que ella le tomara durante aquellos cinco meses que pasaron juntos; algún dibujo que se había atrevido a hacerle, en esa divertida tarde de café, todas son imágenes en las que yo lo etiqueté. Si lo bloqueo, las fotos dejarán de aparecerle. Y estoy segura que Ricardo ni siquiera las ha descargado. Su muro estaría vacío sin ese color que le regalé, sin nuestra historia. Lo de él son los pocos libros que comparte: “El hombre unidimensional” de Herbert Marcuse era la obra más reciente, la portada invitaba al aburrimiento, no es nada raro que tenga apenas tres likes, seguro de otros freakies como el mismo Ricardo.

De qué le sirve ser un chico tan apuesto si es tan aburrido; entre sus apenas 200 contactos están sus compañeros del colegio, de la universidad, y sus familiares; el resto son y es la gran mayoría mujeres; desde luego, su físico, su porte, no suele pasar desapercibido. Pero no lo conocen. Les bastaría escucharlo hablar para aburrirse de él. Pobre chico, tan guapo y soporífero.

Aquella tarde en casa de Maricruz me lo topé cuando salí del baño, fue al atravesar la sala. Ahí estaba, revisando libros y los LP’s de Roberto, la pareja de Maricruz. Lo vi de espaldas, traía una botella de cerveza en la mano izquierda, mientras que con la derecha revisaba la funda de uno de aquellos discos de vinilo.

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Se oye bien.

—Perdona, no quise parecer entrometido. —dijo nervioso, dejando la funda del disco en el mueble, dando un sorbo a su cerveza y esquivando mi mirada. No te preocupes. No es mi casa. ¿Quién toca?

Fleetwood Mac, la canción se llama “Need your love so bad”. vi que sus ojos me miraron por vez primera, y ya no quise separarme de él esa noche. Y no quise alejarme de él las siguientes cinco semanas. Los siguientes 5 meses Hubiera deseado meterme dentro de su cuerpo, entre su ropa, habitar su armario, estar dentro de su lap top, vivir en su cabeza. No quería dejar de verlo. No podía dejar de tomarle fotos. Era tan tranquilo, tan silencioso, tan agudo para sus comentarios, cuando se atrevía. Yo me desternillaba de risa y él apenas esbozaba una sonrisa; sin embargo, sus ojos eran los que me inundaban de esa alegría con la que encantadoramente me miraba. Porque, y no sé cómo explicarlo: era un hombre que sabía mirarte. No intentaba quitarte la ropa, como tantos; ni te recorría, ni se quería meter a tus ojos e hipnotizarte. No era algo físico. Nunca lo fue. Era como si al mirarte te alegrara. Su mirada era casi una caricia a tu ser.

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Esa noche en casa de Maricruz nos sentamos a escuchar música hasta que todos fueron abandonando la fiesta. La misma Maricruz se acercó y cayó en el sillón frente a nosotros; yo para entonces ya tenía atrapado su brazo derecho con mis manos mientras me recostaba en su hombro y le dejaba contarme de una y de otra banda de rock, mientras prestaba atención a ciertos momentos de las melodías que me iba señalando para que prestara oído; la noche pasó y ni siquiera pudimos darnos cuenta, hasta que Maricruz se sentó frente a nosotros:

¡Estoy muerta! Ya Roberto se acostó, anda bastante bebido.

Ya nos vamos, gracias por todo se apuró Ricardo a ponerse de pie, apartado con tal delicadeza mi mano.

No se vayan; no, para nada; yo voy a reposar un momento acá con esa deliciosa música y Maricruz me lanzaba unas miradas entre extrañada y cómplice. Luego supe que Ricardo trabajaba en la misma empresa con Roberto, y que se conocían apenas hacía unos meses.

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Maricruz y yo nos habíamos conocido en la galería que ella tenía montada en el centro de la ciudad Había yo comprado unos bodegones para regalarle a mi tía, y entre plática y plática le conté que no conocía a nadie en la ciudad y comenzamos a frecuentarnos. Pasaba por ella a la galería y asistíamos al teatro, íbamos a tomar café, y esta noche apenas era la tercera vez que venía a su casa. Y ahí estaba yo tomando del brazo derecho a un chico que acababa de conocer, y del que Maricruz tampoco podría darme mucha información; reposaba la cabeza en su hombro fingiendo prestar atención a la música que me señalaba mientras intentaba aprenderme sus olores, el de su sudor, el de su cabello, el tono suave de su voz, siempre como un murmullo, el nivel de su respiración tan pausada, tan relajada Y su mirada con la que me mecía como si se tratara de una canción de cuna y yo fuera una nena de tres años que no dejara de reírse.

Muchas veces más, durante esos cinco meses en los que me costaba tanto separarme de él, fue su mirada la que calmó tantas veces mis apuros, alguna ansiedad, un pequeño nerviosismo de los que cotidianamente sentimos a lo largo de un día cualquiera. “Así ocurre, a veces”, me decía con algún pequeño parpadeo. Y eso era todo. Pasamos dos o tres noches juntos, pero jamás tuvimos sexo.

Ricardo solía acariciarme sobre la ropa, pero cada vez que yo intentaba abrirle el pantalón, me detenía con mucha ternura, y seguía besándome. Luego se detenía y me hablaba, me hablaba, de esa manera tan pausada, tan profunda, hasta que se hacía de día y entonces se levantaba, y entre sueños yo lo veía marcharse. ¿Qué es lo que ha pasado? Yo no me sentía frustrada ni nada por el estilo. Así era Ricardo, sumamente tierno, respetuoso, siempre con algo divertido que contarme, alguna anécdota, o se ponía profundo para hablarme de algunos temas que lo apasionaban como el senderismo, el acampar bajo las estrellas, la música y la poesía: “ya sabes lo que dicen: ‘hay pájaros color de azufre’; así ocurre” y se reía, o al menos su sonrisa suave era una especie de carcajada

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Alguna vez nos quedamos acostados en el jardín contiguo al edificio en donde tenía su departamento. Fue cuando alguien pasó y nos gritó: ¡Váyanse a un hotel, carajo! Y pude ver como Ricardo se puso colorado, tan apenado. “¡Ahí estará tu madre!”; le grité en respuesta a aquel pelmazo; Ricardo guardó silencio, lo miré cerrar los ojos. Luego se sentó sin mirarme, se levantó y me tendió la mano. Pensé que me pediría entrar a su habitación, pero no lo hizo; me jaló hacia él para decir:

Lo siento tanto, así ocurre con esta sociedad, no debí exponerte al escarnio

¡No, no, no es tu culpa! pero Ricardo tenía los ojos hechos de agua; dejó de mirarme y trataba de que su vista paseara por encima de mi cabeza; yo le jalé el rostro, y al no escuchar propuesta alguna de él, le pedí que nos fuéramos de ahí. Montamos en mi carro, y manejé hasta mi departamento mientras él, silencioso, miraba por la ventanilla, quizá nervioso, quizá temeroso; no es que hayan rodado lágrimas ni nada por el estilo, era sólo que se moría de vergüenza y podía yo notarlo.

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El silencio era intolerable, así que lo besé y lo besé en el automóvil apenas aparqué en el estacionamiento del sótano del edificio donde se encontraba mi apartamento; me estorbaba el volante, así que dejé que mi cuerpo cayera sobre Ricardo, estiré la mano hasta alcanzar la palanca que hizo que su asiento se reclinara hacia atrás; sentí que se asustó y abrió la puerta; seguí besándolo mientras caminábamos, y quise ponerme de rodillas y abrirle la bragueta cuando las puertas del elevador se cerraron con nosotros adentro, pero él no permitió que me arrodillara; me jaló hacia su cuerpo y me besó con tal ternura que creo que sentí unas ganas intensas de llorar ahí entre sus brazos. Brinqué para montarme en sus caderas, sentía sus manos que me atrapaban para que no cayera, pero la intensidad de sus besos era la misma Entramos a mi habitación, conmigo a horcajadas de él, yo sentía en mis nalgas sus manos y su lengua estaba llenándome la boca; me depositó sobre la cama, me fue besando las mejillas, sentía sus dientes en mi quijada, en mis orejas, en mi barbilla, luego se detuvo, y se acercó a mi oreja:

¡Riana, tengo que irme! Quedé petrificada. Qué podía decirle.

Me dio un beso en la nariz, estuvo unos segundos sentado dándome la espalda, quizá esperando que se le pasara la erección para poder caminar sin problema; luego se volteó y salió de la habitación sin decir más. De inmediato cogí el móvil y le escribí: ¿Qué pasa? ¿Estás molesto por lo que nos gritaron? Pero no tuve respuesta de su parte. Tal vez fue hasta una hora después que me escribió: Había dejado el móvil en silencio, siempre lo dejo en silencio cuando estoy a tu lado para no distraerme, disculpa. No, no estoy molesto. Pero me causa vergüenza que alguien piense que estoy abusando de tu confianza.

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Para nada pienso eso creí que tendríamos una charla al respecto. Me sentía extraña con lo que había pasado. Pero no tuve más mensajes de Ricardo. Tal vez él esperaba que yo le dijera algo, o que le diera pie para continuar Y justo cuando ya me disponía a preguntarle si había algo malo conmigo recibí un mensaje de él:

—Que pases buenas noches.

No me la podía creer. En parte me dio gusto el mensaje. Estuve a punto de volverme una chica patética, y tal vez lo era; pero lo cierto es que no tuve tiempo de escribir una estupidez y que Ricardo pensara que era yo una quejosa. Su mensaje de buenas noches de alguna forma me había desarmado.

Sigo mirando sus redes sociales Esta es la foto que le tomé por la mañana cuando salimos de casa de Maricruz, al día siguiente de haberlo conocido, trae la camisa roja que tan bien le queda. En esta estamos en un café, y él sostiene un bísquet con mantequilla en la mano derecha mientras me sonríe. Una taza humeante está en el primer plano, y tras la humareda se observa su bella sonrisa. Para qué decirle más palabras. Para qué explicarle lo que pasa ahora conmigo. Para qué contarle cualquier otra cosa si para mí solo es cosa de esperar. No tiene caso.

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EL SILENCIO RASGA LA NOCHE...

ESCRITO POR:

JUAN MARCOS CHÁVEZ CAJIGA.

El silencio rasga la noche, desgarra el día rompe el vacío, enciende la ira quema por dentro, por fuera, en rededor.

El silencio ofende, maldice, irrita es cobarde, se agacha, se justifica murmulla, habla grita.

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El silencio hiere el silencio de los hombres, de las mujeres el silencio de los idos, de los mudos el silencio el de los muertos, de los vivos el silencio de la carne, del espíritu el silencio de las palabras, de los libros el silencio del desierto, del cielo el silencio tuyo, el silencio mío.

¡Escupe una palabra! ¡Defeca una maldición!

Calla veinte y cuatro horas más, eternamente boca sin luz, rostro sin eco cuerpo sin entrañas, ente sin cauda acéfalo ser.

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SOLO ESCRITO POR:

ALEQS GARRIGÓZ.

¡Como gaviota herida que la bandada deja atrás. Como barco fantasma a la deriva que nunca alcanzará el horizonte. Como un faro sin luz a medio derruir que en un islote ignoto recibe la atroz embestida de las olas Como el océano ahogado en sí mismo.

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Catón de Útica

(95 AC-46 AC) Político romano.

“La primera virtud es frenar la lengua, y es casi un dios quien teniendo razón sabe callarse”.

PUNTO ESCARLATA: DÍAS AZULES

ESCRITO POR:

LORENA AVELAR.

Cesa el invierno, se esconden los pastizales secos, desciende el entumecimiento de mis huesos y las manos, el trigo germina, se olvidan los árboles quemados por el viento que arreció, hecho hielo; que caló e hizo daño, se pierden las doradas hojas que amontonaron las penas. Si, el invierno agoniza con sus plantas metidas en los tenues días de la primavera.

Siempre vuelve el sol Y los girasoles abren su sonrisa Los árboles se tupen de verde, verde olivo, verde hierva, verde vida. Los jardines florecen con destellos multicolores, sonidos de aves, barullo de gente, pequeños que corren tras de las palomas que llenan los parques y los atrios de iglesias de muchos siglos. Las mariposas revolotean por los alrededores y el sol, flamante, vestido con traje abrillantado se manifiesta glorioso. Crecen los girasoles. El día es diáfano, la cúpula celeste hospeda algunas nubes. El resplandeciente oro solar se vierte sobre las casas como un embriagante licor. Una silente geología de misterios vegetales, de colores entre la savia y las finas nervaduras de las hojas. Reviven los días de la prédica en filas interminables. La gente se sume en la ensoñación, en un ensimismamiento y, se refugia bajo sombras que mitiguen su estupor sofocante.

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Días azules de soleadas calles y bronceados cuerpos. Días de amaneceres bellos. La capital se excita con las altas temperaturas y los rayos feroces se reflejan en las molduras de aluminio de los autos aletargados con el calor del medio día. El cemento de la urbe ambiciona propagarse hasta las nubes. Son los edificios, los gigantes hastiados de la rutina. A sus pies, dentro de sus cuerpos, detrás de los transparentes ojos de sus ventanas, los habitantes viven su ensueño.

En los días soleados de la calle iluminada, el asfalto se agrieta, y esquivo la boca del dragón que lanza su llamarada desde el cielo. Su potente fuego alimenta la necesidad de desplegar alguna forma de huir de sus fauces de miedo; los puñales frívolos que desprecian el misterio de la luz.

Es el viento. El aire. Los huertos en mis pulmones. Entre las grietas de las baldosas cercanas surge una flor. La ciudad me regala sonidos profundos. A lo lejos diviso la curva rojiza del sol; allá, una angosta nube se desvanece; algunos pájaros reflejan sus alas sobre ventanas y arreboles donde arde el crepúsculo. Allá, vuelo sobre la urbe y sospecho el secreto que me mueve.

Sale el albor de una ranura etérea de origen misterioso, y se extiende hasta la lejanía, donde se erizan los volúmenes de las montañas. Desciende a la cima blanca, de las rocas altas y los vientos furiosos Una cadencia infatigable roza los pies del cielo. Y el sol se mueve a través de todas las cosas, a través de la amplitud, y deja tras de sí su línea ondulante.

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Estoy en la terraza de una localidad moderna, aquí, en la solana solitaria, todo se mueve con el equinoccio vernal que trae a cuestas el renacimiento, el júbilo de las emociones, los días más largos e interminables. La mutación de clima y horario hace que la noche se enoje con la luna y sostenga la luz por más tiempo. Los horizontes se pintan de anaranjado en medio de un crepúsculo poético y el alma revive con el sentimiento embriagador que me conmueve. Desde aquí observo al mundo que enloquece, bullicio de días añiles, que poco a poco en un Punto Escarlata desaparece para dejar la ciudad muda y quieta

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El arte es la manifestación más bella y pura de nuestro ser, ya que solo por medio del arte podemos mostrar la forma en que entendemos, pensamos, sentimos y experimentamos el mundo, pues es la volitividad e intencionalidad expresada como forma y acto.

El arte es una de las experiencias más plenas de nuestro existir, ya que nos permite identificar aquello que se encuentra oculto en nuestro ser, haciéndolo aparecer en una dinámica mística-creativa para encontrar nuevas interpretaciones en el espectador, de manera que este quede atrapado por la experiencia estética.

C O N E X I Ó N Y F U E R Z A J U A N C A R L O S P É R E Z C A S T R O .

LA PINTURA COMO VISUALIZACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN.

La conexión entre el creador y el observador debe ser un movimiento decisivo, un instante cargado de potencia para generar un sinnúmero de sentimientos. De esta manera, la carga sensitiva transferida entre dos formas artísticas nos evoca a pensar en la unión entre materia y espíritu, entre creador y creación.

Elaborar una obra de arte sobre otra obra artística siempre será un tema complicado, sin embargo, tomando en cuenta que ambas obras contienen, de suyo, excedentes de sentido, nos ofrece una enorme gama de posibilidades para interpretar las obras a la luz de un pensamiento que logra captar, las formas, movimientos, expresiones, sentimientos y evocaciones por parte de las actrices y actores involucrados. De esta manera, la artista “SWALLOW”, nos ofrece la mirada de un mundo distinto, de un mundo onírico que se abre ante nosotros.

LOS PERROS

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LA ACTUACIÓN COMO CATARSIS DEL MUNDO.

Es conveniente pensar en las obras de teatro como arte, pues en ellas se da un reflejoespejo de la sociedad, donde se puede denunciar los horrores de nuestra sociedad, o mostrar el grado más elevado del ser humano por medio de sus situaciones, ya sean limites o cotidianas.

Así, la actuación es una catarsis que permite despojarnos de nuestra cotidianidad, permitiéndonos entrar en una psique distinta a la nuestra, pero siempre con la condición de buscar elementos propios que nos permitan comprender mejor a los personajes y al autor. Así, “El método de actuación de González Caballero” nos exige pensar de una manera distinta la actuación para lograr un verdadero arte escénico, tal cual lo dice el mismo autor en las siguientes líneas: "El arte no puede tener fórmulas, puede tener apoyos, y en la manera en que el artista los utilice encontrará su arte. Cuando el actor inicia su trabajo se enfrenta, entre muchas otras cosas, a un problema fundamental: crear personajes y darles vida con un gran sentido de verdad. En ello me intereso y por eso he trabajado en perfeccionar una técnica que apoye al actor en su camino para lograr este importante objetivo” .

De esta manera, la presente exposición trata de mostrar al publico como el actor se vuelve en artista al crear las condiciones de su actuación, con la firme intención de lograr una conexión entre el teatro, la pintura, la poesía y la creación artística, mostrando siempre como la sutileza de los detalles esconden un sinfín de significados, símbolos e interpretaciones.

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Por ello, el arte es la condición primaria que nos permite acceder al reconocimiento del otro, es decir, a las condiciones por las que el prójimo intenta lograr una comunicación, pero, dicha comunicación no se constriñe únicamente a expresar emociones inmediatas, charlas banales o ideas superfluas. El arte, en realidad, busca que los códigos insertados en la obra puedan ser decodificados por el otro en un esfuerzo por comprendernos mutuamente. Esto significa que el arte siempre estará más allá de un discurso que pueda pensarse como profundo, aunque en el fondo oculte lo que le es carente en la obra.

Conclusión.

En efecto, lo que nosotros podemos pensar junto al arte es la manera en que nos exige a pensar. Mientras que, en nuestra época el arte es considerado únicamente por un pseudo discurso, o en relación con las condiciones económicas que puedan causar.

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La vida misma esta puesta en el sentido anterior. Con la falta de fundamento, la inmediatez simplista a la que nos arrastran las redes sociales, la imposibilidad de entender el sufrimiento del otro ser humano, lo que nos queda es una manera paupérrima de ver nuestra existencia. De ahí que se vuelva necesario dar cuenta por otra manera de ver y entender nuestro mundo, de buscar otro tipo de relaciones posibles con nuestros prójimos, y de entender la necesidad de profundizar en las condiciones cognoscentes de la alteridad, ya que expandir nuestra mente y alcanzar una mayor calidad de nuestro vivir.

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