El Creacionista #20

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N ú m e ro 2 0 . J u n . 2 0 2 0

ISSN: 2683-2283

EL CREACIONISTA Rev i s t a l i t e ra r i a d i g i t a l

Poesía - Laura Leyva . Narrativa - GEORGINA MEXÍA - AMADOR. ensayo literario - ADÁN ECHEVERRÍA. filosofía - carlos ryuten.


ELCREACIONISTA, año 1. No. 20, Junio 2020, es una publicación electrónica mensual, editada por Alma A. C. Carbajal Guzmán, calle 42 Poniente , Tel. (222) 9455332, Puebla, Puebla, México, https://issuu.com/elcreacionistarevista/docs/el_creacionista, elcreacionista_@hotmail.com. Editor responsable: Alma A. C. Carbajal Guzmán. Reserva de Derechos: En trámite. ISSN: 2683-2283. Autor. Responsable de la última actualización de este Número, EL CREACIONISTA, Alma A. C. Carbajal Guzmán. Fecha de última modificación, 3 Diciembre 2020. El contenido y las opiniones expresadas por los autores no necesariamente ref lejan la postura del editor de la publicación, citando invariablemente la fuente sin alteración del contenido y dando los créditos autorales. El propósito de esta publicación es contribuir a la divulgación efectiva de las nuevas incursiones de la literatura y escritores contemporáneos de México y de otros países de habla hispana. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos o imágenes de la publicación sin previa autorización del autor y editora Alma A. C. Carbajal Guzmán.

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Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de El Creacionista. Al igual que licenciado bajo una Creative Commons AtribuciónNoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional que permite a otros compartir el trabajo con un reconocimiento de la autoría. Portada: ("Por qué no?" © Alexis Caballero). 2012

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Si buscas compartir de forma literaria o artística puedes mandarnos un correo y estaremos gustosos de sumar tu trabajo a nuestra versión digital, así como en nuestro sitio web Ante todo queremos que artistas e inquietos literarios, busquen crear, imaginar y que se dejen llevar por todo aquello que las letras pueden ofrecer. El Creacionista extiende esta invitación a todas las artes. Si buscan otro espacio para darse a conocer y compartir información no dejen de escribirnos a: elcreacionista_@hotmail.com No aparentes, tienes mucho por escribir. Coordinador Editorial Responsable: Alma A.C. Carbajal Guzmán

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NOTA DEL EDITOR

Que no se pierda nuestra capacidad de articular historias, que los sucesos – nefastos – que mueven al mundo, puedan mover – aunque dificultosamente – las propias raíces de la creación. No nos quedemos en silencio; que se levante la palabra, la voz, las tonalidades a color, la expresión que duerme en la lejanía de la habitación, del encierro; aun el sol alejado de nosotros nos invita a comenzar otro día, puesto que la historia(s) no han terminado.

ALMA A. C. CARBAJAL GUZMÁN.

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CONTENIDO: NOTA DEL EDITOR P5

ESPEJISMO: REFRACCIÓN DE GUERRA Laura Leyva. P7

LA DOBLE Georgina Mexía - Amador P 10

LO QUE HAY DETRÁS DE LA VERGÜENZA Adán Echeverría. P 15

LA DIALÉCTICA AMO-ESCLAVO, Y EL ACERCAMIENTO A LA EXISTENCIA HUMANA VÍA LA “FENOMENOLOGÍA DEL ESPIRITU” Carlos Ruyten. P 18

MICROFICTION DROPS P 27

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ESPEJISMO: REFRACCIÓN DE GUERRA Laura Leyva Crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos? Platón.

Canta la noche con voz de grillito su silencio, su oquedad.

Relámpago vibrante el que pernocta y se ve, desde la caverna, adentro y a través. De las paredes…

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Y asusta Y cimbra todo.

Tuerca a tuerca erosiona la mente, la locura, con sus larvas incuba su tendencia al aleteo

Aletarga aprisiona despedaza

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Como afuera, internamente el in erno está esperando. Laberintos, altos muros con cuñas, rupestres, RASGUÑO de engaño. Fija bien la vista Para un momento el paso Y observa, ¡atento! A L D I A B L O E N L A G R I E T A, M U E C A D E P A R E D.

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LA DOBLE Georgina Mexía - Amador Sola. Distante. Muda. Demetrio miraba a Julia en la cubierta del barco. Ella llevaba los aretes de cuentas rojas que él mismo había dejado para ella en un sobre en su buzón. Demetrio había dejado a Natasha en Moscú. Cuando vio a Julia por primera vez, en la clase de gramática, creyó estar ante cada uno de los gestos de Natasha: el parpadeo lento, ausente, la sonrisa involuntaria, el fruncimiento de la nariz. Para Demetrio, la casi-niña que ocupaba el primer pupitre a la izquierda, junto a la ventana, era una versión de Natasha en sus años más jóvenes. Pocas veces la veía distraerse de la clase, pero cuando ella lo hacía, su ensimismamiento llegaba a ser inquietante y él aprovechaba esas ocasiones para contemplarla desde el fondo del salón: sí, era Natasha, la de manos pequeñas y largas pestañas arqueadas. La luz descendía suavemente sobre Julia en una diagonal que semejaba a la que trazaban las cortinas del sencillo apartamento en Moscú, cuando Natasha se sentaba en el sillón de raso verde y acariciaba a Boris, el gato. Ella se volvía hacia la ventana con Boris entre los brazos; la pálida luz que se ltraba por entre el follaje de los castaños iluminaba su rostro, y él sólo alcanzaba a ver las pestañas que asomaban por encima de los lóbulos. Natasha semejaba entonces una visión diáfana, inaprehensible. Demetrio la observaba y sabía en ese momento que no habría deseado estar en ningún otro lugar, hasta que Boris ronroneaba y huía, escabulléndose entre las patas de las sillas.

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Demetrio acabó por proyectar la imagen de Natasha en Julia, y ante la imposibilidad de desasociarlas acabó por enamorarse de Julia. De Julia-Natasha. Julia pronto se dio cuenta de las insistentes miradas del ruso. Era muy delgado y alto, con la cabeza coronada de rizos castaños largos y descuidados. A Julia siempre le pareció un héroe romántico, un Lord Byron, un Novalis. Hasta que un día Julia decidió permitirle a Demetrio que entrara a su vida para regodearse en el hecho de que él no podía dejar de mirarla. Pero él no quería otra cosa más que hablar y depositar en ella, en Julia-Natasha, el amor intenso y absurdo que era capaz de sentir por la mujer adorada y ausente. Demetrio no olvidaría la primera vez que habló con Julia, en unos sillones dispuestos como sala de estar, a unos pasos de la cafetería. Hablaron de poesía inglesa, de los sonetos de John Donne, de las primeras canciones de DepecheMode. En un arrebato de emoción, tras su primer descubrimiento de las oquedades en el alma de Julia, Demetrio salió a recorrer las tiendas del centro de la ciudad en busca de un par de aretes que hicieran juego con la mascada que ella siempre llevaba al cuello. Si él hubiera sabido que Julia la usaba para esconder las marcas que le dejaban los dientes de Ángel, no le habría dado la menor importancia. Al hacerse de los aretes, Demetrio fue a la recepción del dormitorio a inquirir por el número de habitación de Julia y depositó en su buzón el sobre que los contenía. Un detalle mínimo, sutil, como la sensación del raso verde del sillón guardando el calor del cuerpo de Natasha.Transcurrieron varios días para que Demetrio descubriera el resultado de su atrevimiento: Julia abrió en la mañana la puerta del salón de clases (había llegado tarde como era su costumbre), llevando puestos los aretes de cuentas rojas. Demetrio sintió cómo el triunfo lo recorría en silencio, y no se sabe si lo torturó o alivio el no poder compartirlo con nadie.

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Julia camina en la cubierta del barco, sola, lejos de Ángel. Demetrio la ve detenerse en la popa y mirar el mar. El sol famélico apenas suspendido sobre la línea del horizonte es el indicio inequívoco de que las noches han vuelto a ser oscuras. Las noches blancas quedan poco a poco atrás. Demetrio aspira de su pipa y desecha el impulso por acercarse a Julia, aprovechando que está sola. Pre ere mirarla desde lejos como lo ha venido haciendo desde la primera vez que la vio. Demetrio la ve atravesar la cubierta, hacia la proa, donde está Ángel. Pero al tenerla junto a él, no se voltea a mirarla. Demetrio aspira de su pipa una vez más y desvía su mirada hacia otra parte: es evidente que el hombre al que Julia quiere no siente el menor interés en ella. Pero cuando bajan del barco y el autobús los regresa al hotel en medio de la espesura, Demetrio ve a Julia y a Ángel caminando juntos hacia su habitación. Sabe lo que eso signi ca. No quiere morti carse. En lugar de volver a su cuarto sale a rondar por las calles del pueblo hasta que escucha música en la lejanía. Se propone seguir el rastro, anhelando apartar de su mente la imagen de Julia entregándosele a Ángel en la habitación del hotel. JuliaNatasha extendida en ese lecho como una e gie pura, inmaculada. Al llegar al lugar de donde proviene la música, Demetrio permanece afuera y se contenta con observar la esta: hay luces de colores en un jardín amplio y frondoso, rodeado por una cerca de madera. Además de la carne asada y del pan que aguarda en el horno se percibe el perfume del césped recién podado.

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Demetrio no era más que un espectador de las vidas ajenas, hasta que una noche se atrevió a revelarle a Julia que él había depositado el sobre con los aretes en su buzón. Ella no dijo nada. Sabía que estaba equivocado. No era ella por quien se sentía atraído sino por el recuerdo que le incitaba aquella mujer que había dejado en Moscú, que quizá en ese momento acariciara a Boris, sentada en el sillón de raso verde junto a la ventana. Ese fue el error de Demetrio: confesar su amor por esa Julia-Natasha que sólo existía en su mente. Ni aun al ver a Julia esa última noche en el escenario, Demetrio quiso abjurar del ídolo que había erigido. La esperó entre la multitud antes de que comenzara el espectáculo, pero sólo pudo verla desde lejos. No se atrevió a acercársele, ni siquiera hubiera podido hacerlo por la cantidad de cuerpos y rostros que se interponían entre ella y él. En un momento distinguió a Ángel: su gura enclenque y espigada sobresalía por encima de las demás cabezas. Demetrio deambuló por el vestíbulo hasta que vio aparecer a Julia. Al llegar, ella pareció ofuscada, como si se hubiera equivocado de fecha y de lugar, pero enseguida se repuso y caminó hacia los camerinos. Demetrio no la vio saludar a nadie ni mostrarse interesada en la presencia de los demás.

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Un par de horas después sonarían en el escenario las notas de una música desconocida, y Julia bailaría al compás de ellas durante un minuto y cuarenta y dos segundos exactamente. Los aplausos serían los de costumbre: sin euforia, más bien por hábito. Demetrio pudo ver a Ángel uniéndose a los aplausos con la misma indiferencia que mostraba con todo aquello que tuviera que ver con Julia. Pero a pesar de la ovación ngida, Julia permanecería mirando al público como si intentara decir algo más y sólo se lo impidiera saber que estaba ante una pared tosca y sorda. Demetrio reconoció en ese gesto el ímpetu que siempre había tenido Natasha al no dejarse vencer por el régimen comunista ni las amenazas de arresto. Así se había puesto de pie Natasha cuando gritaba consignas de apoyo al derrumbe del muro de Berlín. Sí: ahí estaba JuliaNatasha, desa ando una fuerza en apariencia más grande que la suya. Y la amó, desesperadamente. Quiso asirla aunque eso signi cara profanar la distancia que siempre había guardado al mirarla desde lejos. Pero fue imposible. El espectáculo continuó y las sombras tras bambalinas engulleron a Julia.

Y esa fue la última vez que la vio.

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Lo que hay detrás de la vergüenza Adán Echeverría. “el poder de la Bestia de la vergüenza no puede ser contenido mucho tiempo en un solo marco de carne y sangre, porque crece, se alimenta y se hincha, hasta que su recipiente estalla.” Salman Rushdie. Vergüenza es una novela de Salman Rushdie (escritor indio-británico nacido en Bombay en 1947), y fue publicada en 1983. En ella el escritor reúne la vida de tres familias, que en diversos momentos toman el poder/gobierno de Pakistán o viven cercanos a él. “Sabido es que el término Pakistán, un acrónimo, fue ideado originalmente en Inglaterra por un grupo de intelectuales musulmanes. P por los punjabíes, A por los afganos, K por los cachemiros (kashmiris), S por Sind y el ‘tan’, según dicen, por el Beluchistán., señala Rushdie dentro de la obra. Sin embargo, al leer la novela uno cae en cuenta de la similitud que se tiene con todos los países que con el tiempo se han ido liberando del colonialismo europeo, para caer ante gobiernos que lo único que han perseguido es obtener riquezas al ostentar el poder, países de África, de América Latina, regiones de Asia, la Europa oriental

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Si hacemos a un lado la violencia, los arrebatos, el machismo, los fanatismos religiosos, podemos observar el punto central de la narración. Esta cae sobre Su ya Zinobia, el milagro que salió mal, “era el bebé más pequeño que nadie había visto jamás”; al que con el tiempo denominaron Vergüenza; la idiota cuyo cuerpo crecía más rápido que su mente (algo limpio, en un mundo sucio, comenta el narrador). Todo debido a la encefalitis. Ella siendo bebé era capaz de quemarle las manos a quienes les tocaban la piel, se “sonrojaba” y hacía que todo ardiera, la temperatura en su piel aumentaba a tal grado que hacía hervir el agua cuando la bañaban. Sus padres avergonzados de ella decidieron tener otro hijo y abandonarla al cuidado de la ayah. “Su madre le decía a los parientes congregados: ‘Lo hace para llamar la atención. Ay, no saben lo que es esto, el jaleo, la angustia, ¿y para qué? Para nada.’ (…) Los idiotas pueden darse cuenta de esas cosas.” Y la chica fue creciendo así, bajo el cuidado de su ayah, en el abandono de sus padres. Su madre cada vez sintiéndose más avergonzada de su presencia decide dedicarse a su segunda hija, consintiéndola en todo, al grado de que la hermanita se vuelve otro personaje que injuria y maltrata a Su ya Zinobia. Su padre luchando como el general que era, y buscando tomar el poder del país, hace oídos sordos, ha tenido dos hijas, ningún varón que perpetuara su sangre.

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Rushdie nos cuenta como, desde la pequeña prisión de su mente de tres años en un cuerpo de niña de 12 años, se desató la furia, al percatarse que su madre se sentía indispuesta por las aves domésticas que caminaban todo el día haciendo escándalo alrededor de su casa; la niña escapa de casa y castiga a las aves: “les había arrancado la cabeza y luego había hundido las manos en sus cuerpos para sacarle las entrañas por el cuello con sus manos diminutas e inermes.” Estas dos primeras escenas de la violencia de la pequeña Su ya Zinobia se presentan como esa metáfora de la opresión constante sobre las minorías. Ésas que son ofendidas todos los días por el racismo, el clasismo, la intolerancia. Recientemente hemos sido testigos del asesinato de George Floyd en los Estados Unidos, y vimos por la televisión como la furia del oprimido se fue levantando para reclamar, para romperlo todo, para quemarlo todo. Lo hemos visto en la CDMX, luego de que publicaron las fotografías de una joven desollada en la prensa de nota roja. Las mujeres salieron a romperlo todo. ¿Y qué esperaban? Vivir sumido en la vergüenza, vivir soportando la opresión del poderoso, de los gobiernos sobre sus gobernados, no es más que abono para hacer que todo termine por explotar. Esa es la gran metáfora que Rushdie nos presenta en esta obra. La violencia de Su ya Zinobia, una niña que nació con encefalitis y que fue abandonada por todos. Incluso por aquella nana que decía quererla, y cuidarla. Una niña, todo niño, que desde el nacimiento es lastimado, abandonado, violentado, abusado, acusado siempre, al que se le dice todo el tiempo “no sirves para nada”, va creciendo gracias a su instinto de supervivencia, haciéndose bestia para sobrevivir, cargados de violencia, ajenos a la re exión de sus actos, que jamás les fue enseñada. ¿Y pretenden que sean responsables de sus actos? 17


LA DIALÉCTICA AMO-ESCLAVO, Y EL ACERCAMIENTO A LA EXISTENCIA HUMANA VÍA LA “FENOMENOLOGÍA DEL ESPÍRITU” CARLOS RYUTEN

La fenomenología del espíritu no puede comprenderse más que a condición de contemplar sus articulaciones dialécticas. Alexandre Kojeve. Cuando pensamos en el ser humano de nuestra actualidad, debemos observar una realidad que se nos muestra únicamente por su función dialéctica, es decir: por una función que, de suyo, implica una lucha de contrarios para implicar la supremacía o victoria de uno de los términos antagónicos.

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Esta lucha de contrarios la podemos observar en tres dimensiones especi cas -aunque, por supuesto se da en muchas dimensiones más, sin embargo, a efectos del presente ensayo, solo nos remitiremos a los siguientes tres-, de las cuales mencionaremos en orden cronológico; en primer lugar, la dialéctica “amo-esclavo”, la cual determina la mayoría de nuestras relaciones interpersonales, ya sea desde una función social, o sea desde la dimensión clínica, con el paciente. En segundo lugar, debemos hablar de la dialéctica “bien-mal”, con lo cual se pretende abordar, grosso modo, la manera en que nos situamos ante esta condición, lo cual determina, de alguna manera, nuestra forma de actuar. En tercer lugar, observaremos, rápidamente, un esbozo que implique la dialéctica naturaleza-sujeto.

Por supuesto, cada “dialéctica” implica sus propias reglas y, por consiguiente, sus propias preguntas. Esto implica que el presente escrito sirva como manera de introducción a una posible profundización en los temas precedentes, pues, de suyo, implican un enorme trabajo que bien podría situarse en una tesis. El pensamiento de Hegel es sumamente profundo y abstruso, lo cual nos abre un amplio abanico de posibilidades de ser pensado, así entender la característica de “negatividad” pasa a ser un elemento primordial en la clínica psicoanalítica. 19


CARLOS RYUTEN

La dialéctica “amo-esclavo”. El ser humano se encuentra en una formación constante, la cual lo lleva siempre a desenvolverse en su devenir, donde intenta encontrar un sentido a su misma existencia. Este proceso lo encamina en todo momento a ser un sujeto de acción, un sujeto que se intenciona a la creación de su mundo. Es en el sentido de creación donde encontramos la primera clave para entender el signi cado de “amo”, a saber: el sujeto que se otorga su propia realidad y libertad por medio de su autoconciencia. Entonces, el amo es un movimiento teleológico hacia el n ultimo de la razón. Sin embargo, el hombre no ha nacido libre, y esto es lo que lo encamina a buscar este proceso de liberación como fundamento de su propia existencia y para autodeterminarse como ser << absoluto >>.

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CARLOS RYUTEN

Si decimos que el ser humano no nace libre, es porque se encuentra determinado en la condición de esclavo. Esto se hace evidente en el proceso social, ya que todos nacemos en un mundo dado, en una realidad donde impera el dominio de otros y en el cual debemos desenvolvernos para poder encontrar aquello que somos nosotros mismos. Piénsese, en este sentido, que nuestro primer contacto intersubjetivo es con nuestra familia. En ese instante, somos sujetos a la autoridad de nuestros padres, lo que implica claramente un estadio de sumisión. Este estadio de sumisión se hace evidente desde esta dimensión, pero esto nos implica a llevar una vida que llegue a su desenvolvimiento teleológico como emancipación, es decir, de pasar de amo a esclavo. El esclavo, en ultima instancia es quien se puede movilizar hacia la esfera de amo, mientras que el amo jamás puede regresar a ser esclavo. Entonces ¿podría decirse que ha cumplido su telos? Si esto se niega ¿podría ser que existan diferentes esferas de la dialéctica y que a cada momento pasamos de una a otra esfera? Esta pregunta, al igual que las formuladas en cada intuición de los distintos aspectos antagónicos aquí mencionados, se intentarán resolver en la conclusión. La dialéctica bien-mal.

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Cuando pensamos en dos posiciones antagónicas clásicas, lo primero que nos viene a la mente es el con icto entre el bien y el mal. Más allá de hacer una suposición de características morales o éticas, esta dialéctica se puede pensar desde un sentido del derecho, a saber: como una manera que intenta dar cuenta por las formas de legislación conllevadas por distintas sociedades a lo largo de la historia. Lo anterior se puede entender de mejor manera si comprendemos la manera de pensar sobre la historia que tiene Hegel. Para el autor oriundo de Stuttgart, la historia debe pensarse como un devenir progresivo cuyo telos, es decir, su n último, esta determinado por la razón. Esto implica a pensar en los cambios ocurridos en cada civilización y época histórica, con lo cual supone que los progresos acaecidos hasta su época determinan el << n de la historia >> por lo que, en adelante, la civilización solo continuara en una constante repetición hasta que todos los pueblos alcancen este progreso. Por supuesto, lo que nos importa en este momento es la condición dialéctica de bien-mal. En su “Historia de la losofía”, Hegel hace mención sobre la condición de Europa y su responsabilidad ante el continente americano, donde determina que Europa, al encontrarse en un proceso de madurez histórica puede aceptar su condición de amo para liberar a América, en lo que incide en la dialéctica “amo-esclavo”. Sin embargo, la situación se encuentra allende a esta dialéctica, pues determina la imposición de un marco legal sobre nuevas sociedades, lo que deriva, necesariamente en la implementación de aspectos legales que puedan contener los impulsos de los ciudadanos. 22


CARLOS RYUTEN

Entonces, el bien deriva en las acciones adecuadas a la legalidad y cuya acción descansa en la razón. Por otro lado, el mal se determina como aquello que rompe los vínculos sociales y los marcos legales, pues se encuentra únicamente en el egoísmo de la persona y no en una teleología racional que busque la unidad social como con rmación del ser. La dialéctica naturaleza-sujeto. El sentido que damos a nuestra existencia nos llevaría a pensar en una posible identi cación entre la naturaleza y los seres humanos. Esta identi cación debería darse por un uso responsable y adecuado de los recursos naturales, de tal manera que el ser humano, en su “libertad”, pueda tener un provecho racional y determinado a satisfacer las necesidades de la sociedad en su conjunto. Sin embargo, esto no sucede de esta manera, y, para Hegel, esto se debe a que la identi cación con lo negativo, es decir, con el sujeto, no se ha dado de manera adecuada por vía de la razón.

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CARLOS RYUTEN

Hegel piensa que el absoluto debe contener, necesariamente, la negatividad, es decir, el sujeto. Y el sujeto es negatividad en el sentido de que es un proyecto a futuro, en su devenir existe la libertad, pero solo puede encontrarla por medio de la razón, que es su telos, y superando las contradicciones, de ahí que Kojeve nos diga que, “el hombre es negatividad por estar en contra de lo dado”. << Esta negatividad, asociada en el Ser a la identidad del Ser, divide este Ser en Sujeto y Objeto al crear al hombre opuesto a la naturaleza (Kojéve A., Introducción a la lectura de Hegel, Ed. Trotta, 2013, p. 588). Por ello no cualquiera puede volverse en sujeto-histórico o sujeto-derazón >>.

Entonces, la contradicción entre naturaleza-sujeto es la dialéctica que enfrenta lo dado con lo transformador. El hombre al emanciparse de su tiempo, época, sociedad, conocimiento, en n, todo aquello que signi ca la cultura, puede movilizarse al punto del amo para ejercer una acción transformadora de su realidad.

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Esta separación a la que se alude no es una escisión simple que rompe con toda la sociedad sin más. Lo que busca es observar desde “afuera” a su cultura, es decir, objetivamente, separado de la vorágine social para poder captar la realidad que se mani esta de manera inmediata, y hacer esto signi ca separar nuestra volitividad y nuestros sentimientos para lograr un n teleológico dictaminado por la razón, que, seria para Hegel la dominación o el acceso a la forma “amo”. Sin embargo ¿Cómo podemos pensar que la condición del humano descanse en una teleología de dominación? ¿Podría pensarse que Hegel se encontraba de acuerdo con la idea de dominación para validar una supuesta hegemonía social? Conclusiones. En la primera pregunta realizada en el cuerpo del presente ensayo se cuestiona si acaso existen distintas esferas dialécticas, y si podemos movernos entre ellas. La respuesta, a mi entender es concreta. Si las hay. Y esto se debe a que las contradicciones aumentan conforme se avanza en el estadio de la libertad, pues el movimiento que se realiza para superar alguna contradicción implica que se piense en la síntesis como una nueva tesis que pueda ser refutada por una antítesis. Este movimiento tiene un nal en la liberación absoluta que signi ca la unidad entre la esfera negativa (el sujeto que niega lo dado), y la esfera positiva (lo dado) para crear, entonces, una legalidad que mantenga un orden. 25


CARLOS RYUTEN

En las preguntas siguientes, donde se cuestiona si la teleología humana se da en una esfera de dominación, y si acaso Hegel lo uso para justi car la supremacía de Europa ante el mundo. Bien, la respuesta a ambas condiciones es ambigua, pues de suyo jamás podremos comprender los motivos, las intenciones o lo que ocultaba Hegel en su seno íntimo. Sin embargo, podemos intuir que Hegel aspira a una sociedad ideal donde el hombre supere sus contradicciones sociales por medio de la razón, donde la libertad sea pensada como un apéndice de la razón. Así, el ejercicio del derecho y de las leyes sitúa al humano fuera de la esfera de la naturaleza, pero creando una nueva naturaleza que podemos denominar como social, y la cual necesita de una legislación. En el fondo, es probable que Hegel siga el pensamiento platónico de la tiranía del sabio, pero, para Kojeve, la situación va más allá, pues se trata del trato con el prójimo y de como la sociedad ha condicionado al humano a mantenerse en una cárcel donde se encuentra esclavizado por la sociedad misma, y, para Kojeve, el dialogo, la palabra, el << logos >> esencial permite realizar este movimiento dialectico hacia la verdadera libertad al entrar en el estadio de la autoconciencia y el autoreconocimiento como condición intima del ser humano, pero que, gracias a ello puede crear un puente de comprensión a su prójimo. BIBLIOFRAFÍA Hegel. G. W. F. Fenomenología del espíritu. F. C. E. 1985 Kojéve A. Introducción a la lectura de Hegel. Ed. Trotta. 2013

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MICROFICTION DROPS

WEird Andrés es mi nombre y medio. Tengo 32 y medio. No tengo novia, pero supongo a estas alturas, ella no seria ni la mitad. Han pasado varios días, donde todo se ha reducido a la mitad; películas, amistades, música, noticias, afectos. Pero lo que no ha reducido es la ansiedad, sigue in ándose, igual que mi renta, igual que mis complejos. Y ahora que no podemos tocarnos igual, temo, que uno de los días siguientes, seremos como armas atómicas, listos para volar por los aires, en una nube de baja comunicación. Que nalmente hará lo que hacen todas las guerras, confundirnos entre malos y buenos ¿Vale la pena seguir encerrado? 27


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EL C EACIONISTA

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Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Alma A. A. C. Carbajal Guzmán. El Creacionista ©. Al igual que licenciado bajo una Creative Commons AtribuciónNoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional que permite a otros compartir el trabajo con un reconocimiento de la autoría. .2020.


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