EL CREACIONISTA
Artes, Cultura y Literatura ENERO 2022
ISSN: 2683-2283
OPEN YOUR MIND POESÍA NARRATIVA COLUMNA FILOSOFÍA CULTURA
EL CREACIONISTA, año 3. No. 39, Enero 2022, es una publicación electrónica mensual, editada por Alma A. C. Carbajal Guzmán, calle 42 Poniente. Tel. (222) 9455332, Puebla, Puebla, México, https://issuu.com/elcreacionistarevista/docs/el_cr eacionista, elcreacionista_@hotmail.com. Editor responsable: Alma A. C. Carbajal Guzmán. Reserva de Derechos: En trámite. ISSN: 26832283. Autor. Responsable de la última actualización de este Número, EL CREACIONISTA, Alma A. C. Carbajal Guzmán. Fecha de última modificación, 3 Diciembre 2020. El contenido y las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación, citando invariablemente la fuente sin alteración del contenido y dando los créditos autorales. El propósito de esta publicación es contribuir a la divulgación efectiva de las nuevas incursiones de la literatura y escritores contemporáneos de México y de otros países de habla hispana. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos o imágenes de la publicación sin previa autorización del autor y editora Alma A. C. Carbajal Guzmán.
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CONTENIDO Nota del Editor
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ESTAMOS EN EL PUNTO DE PARTIDA, EL AÑO NUEVO NOS ALUMBRA CON OTRA LUZ, DISTINTA, MENOS CAÓTICA; LA PRESENCIA DE LA INSPIRACIÓN SERÁ MÁS LATENTE EN EL 2022. LAS PALABRAS BUSCARAN OTRA VÍA, CORTA, O MENOS LARGA, PERO LA ALABANZA SERÁ GRANDE.
Rusvelt Nivia Castellanos
EL PEÓN DE LA LIBERTAD
Mingyar Andrei
ADVOCATUS DIABOLI
Nivek Rodríguez
VOS A MI VIDA
.
12
15 18
José Alberto Capa Verde/ El Seis
ELLA
Alejandro Mársico
EL EQUILIBRIO
Michelle Yazar
TE CONTARE UNA HISTORIA
.
24 26
20
Guillermo Macías M.
EL POLVO ROJO
Joel H. Orozco
SEQUÍA
Aylin Osiris López S.
LIENZO PÚRPURA
.
31 41 45
Juan Manuel Labarthe
PORQUÉ ODIO LOS PROPOSITOS DE AÑO NUEVO
Silvia Carus
AÑO NUEVO
Malejandro
LOS NARRADORES
.
47 53 56
Javier Alberto R. Ramírez
¿QUÉ ES LA VIDA SIN EMOCIONES?
Rolando Reyes López
PRÓPOSITO VITAL
Viviana Mendoza
CAFÉ PENDIENTE
.
59 66 69
81
Juanjo Cibaja
NUEVO AÑO, NUEVO 2022
Florencia Rodríguez
DICIEMBRE
Patricia Dimier
LAS CUATRO ESTACIONES
93 Cesco Ram
82
95
"ERES LO QUE ME HACE FALTA ESTE AÑO"
Alejandro Zapata
ANUALIDADES
.
97
Noé Vázquez
RESEÑA
99
DEL EDITOR Estamos en el punto de partida, el año nuevo nos alumbra con otra luz, distinta, menos caótica; la presencia de la inspiración será más latente en el 2022. Las palabras buscaran otra vía, corta, o menos larga, pero la alabanza será grande. Habrá romances entre párrafos – no de los que indigestan, sino de aquellos que convierten la literatura en leyenda – versos
que
contengan
más
espíritu
que
huecas
pretensiones;
argumentos que sostengan y enriquezcan nuestra razón. Abrimos el mes de Enero, con una cantata para la humanidad; la épica dentro de un nuevo inicio está a punto de conocerse, de llevarse en la piel y no sólo en tinta. A todos los escritores que conforman este espacio y han poblado de maravillas con el anhelo personal que tienen por la literatura – y sobre todo por la escritura – les agradezco infinitamente por otro año, en que ustedes son los principales héroes de que la página en blanco sea un mito más, han demostrado que en El Creacionista es posible mantener latente la escritura y la cultura por sobre todas las cosas. Gracias a todos los Creacionistas, les deseo de todo corazón un próspero año nuevo con creatividad renovada.
ALMA A. C. CARBAJAL GUZMÁN.
EL PEÓN DE LA LIBERTAD ESCRITO POR: RUSVELT NIVIA CASTELLANOS
Desde que tengo memoria, hace muchos años, me levanté del suelo de ajedrez. Soy un peón guerrero de los más legendarios. Llevo bastante tiempo en la insurgencia. Incluso ahora, libro una batalla iracunda contra los enemigos. Audaz, actúo con valentía con tal de defender a la reina negra. Durante la lucha he cometido varios homicidios. Me ha tocado degollar alfiles y jinetes blancos con azarosa gravedad. Por lo demás, descubro que mi destino es un poco curioso. En el instante, yo sigo con vida extrañamente y precisamente yo hago la diferencia en esta guerra civil. Por lo valioso, soy la ventaja de mi legión negra. Siempre me muevo con sigilo entre cada casilla de cristal. El peligro es que la reina blanca es muy fuerte. Ella tiene la mejor posición en su campo imperial. Por tal motivo, todavía no puedo asediarla, porque sé que me vencería con facilidad. Está de frente a mí. Por lo cual; debo ser fuerte y debo resistir hasta el final, así quizá
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sea el salvador de esta barbarie.
Ya de repente, se rompe el espacio compacto. Los centros se separan como agujeros. Mientras, yo subo con coraje de camino al castillo maligno. Al día de hoy los libertarios vamos unidos por la victoria. En efecto, queremos acabar con el terror. Nos duele el ver tantas muertes. Por eso como héroes vamos con las torres a conquistar el reino blanco. El rey nos acompaña con cautela. Juntos, corremos de marcha por la justicia humana. Añoramos un mundo nuevo. Más si al declive del sol ganamos, nuestros compatriotas por fin dejaran de ser esclavos y ellos volverán entonces a nuestro país. Todo esto tan revolucionario lo inspiramos, para luego irnos a rescatar la otra nación igual de humilde a nuestro pueblo. Y rebelde por mi ideología; yo sigo peleando en pie de ataque. Ahora sin temor, combato contra un peón adversario. Sufro un poco sus arremetidas. Es duro estar vivo en este tablero de indecencia. Sobre el furor, hiere mi brazo con su daga. Menos mal, lo cojo de la cabeza. Se siente angustiado. Acto seguido, le destrozo la garganta. Por ser cruel, lo acabo de matar a punta de cuchilladas. Era un terrorista de los racistas. Tras la acción, veo como él empieza a desangrarse horriblemente, cayendo despacio a un costado mío. Me acostumbré además a subsistir, entre cualquier cantidad de cadáveres esparcidos, por los diferentes cuadros. En verdad, son muchos los gladiadores quienes han agonizado durante esta inmunda matanza.
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Ante mi ruda destreza, por aquí dejo al soldado rezagado. Desde lo lógico, sé que como misión tengo que convertirme, por lo menos en un digno caballero. Por eso yo no retrocedo. Esto causal, para gestar bien pronto la independencia social. Al tanto, voy para arriba siendo sigiloso. De paso como prosigo, resurge la hecatombe tan arrasadora, sólo hay mortandad. Sobre lo colosal, me debato entre los espectros y la supervivencia. Así de dual, evidencio este ambiente. De resto, yo consigo ya avizorar el futuro cual tendré que encauzarlo. Para lo certero, parece venirse encima el acabose de esta masacre sin restricciones. Por ahí, quedan algunos enfermos moribundos. Aún ellos, siguen de brutos soportando nuestra arremetida, guerreada contra la dama aria. Pero ninguno nos podrá aguantar por más de cinco minutos.
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De sorpresa, sucede un sortilegio y es que logré llegar a la corona. Entonces, mejor escojo ser un alfilero antes que pedir ser un jinetillo. Más rápido, me alisto para comerme a la reina tirana. Y sí, victoria, sorprendente victoria; jornaleros, hoy somos los vencedores. Hasta cuando por fin pudimos derrotar a los ignorantes. Mientras; yo me quedo con la dama cautiva, ilustrándola a ella con ideas fraternas. Devoto; le ofrendo la dignidad y así con recanto, volvemos de a poco a la felicidad, ahora todos en paz.
Nivia Castellanos, Rusvelt Julián (1986, Colombia). Comunicador social y periodista.
Universidad del Tolima. Ibagué, Tolima, Colombia. Talleres
literarios en los cuales participa: Taller de cuento; Hugo Ruiz Rojas, Universidad del Tolima, además asiste al taller de Relata, Escribarte, Ibagué.
V ADVOCATUS DIABOLI ESCRITO POR: MINGYAR ANDREI
Niña, estrella negra, brama sólo tu olor reconozco sólo ese beso que nunca se estrecha entre el corazón y el falo presentimiento maldición: tener mucho conocer poco saber nada.
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Niña terciopelo, hilo que asfixia ajustado al punto deja que el oxígeno gotee a medio aire entre el yo y el ello.
Presentirte me provoca convulsiono hacia mí, fuera de mí, hacia las direcciones de la inmundicia ternura sin color, atestada de texturas. Me haces montar una criatura desfigurada, contagiosa, enferma de mundo: verdades de mentiras que engendran delicias adosadas a su muerte obesa, monolítica vibraciones del goce clarín de gato, piraña. Me desmiembro para asirte extiendo piel, músculos, tendones, venas te erijo un altar No incluso la carne de ese obelisco no te basta: poseerme a mí y no poder saborearte es un juego tu melodía favorita.
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Decido no arrancar lo que dejo a mi paso me beso en cada rugosidad me acaricio para derrocar el temor el presentimiento el goteo atroz del aire, la roca, el incienso el escupitajo en el que no te reflejas.
Acaso pueda arrancarme del aquí | ahora atildarme venderme por once almas y regalarme así agostada a todas tus putas.
Tu luz brama me usurpa en silencio me lleva sin quicio al castigo: falo de gato piraña en vientre padezco todos sus ángulos, me rebaso hasta el filo de los jugos. Cerceno huecos para caberme en ti, para aprehenderte con la punta en un corpúsculo; los viertes en las bocas del Grial, me excito para distender lo que no entiendo: el estallido que termina antes de comenzar. ¡Ay de mí que me consumo! ¡Ay de mí que soy de ti: volúmenes!
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¡Ay de mí que me mutilo!
VOS A MI VIDA ESCRITO POR: NIVEK RODRÍGUEZ
Nivek Rodríguez. (1995. Huancayo, Perú). Se inició a las letras en la secundaria. Egresado de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, Perú, por la especialidad de Lengua Española – Literatura. Actualmente, trabaja como docente en educación a distancia. Tengo poemas y cuentos, aún no publicados. Director de revista digital.
Vos a mi vida, hermosa moza serosa sirgas los míos pensamientos a tu nido; pues sabes, sentir sin ser alba mentirosa como pío de mi tierno, dulce chiquito.
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Viva alma mía, tú guías mi camino; conduces el ondulante sutil suspiro a tu boca rosa sin trances de retiro pues sabes que en ellos encuentro, cálido respiro.
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Espero contento siete días desde cero. La última chispa ampara tu tibio velo; mientras yo respire por nuevo año entero.
Por eso el último día de invierno quiero un deseo que abrigue único sueño: estar contigo por un amor eviterno.
Volviere y sesgare mi seducida dirección Por tuyo hálito floral una y mil veces más intentare, indujere a esta fiel vibración por seguir destilando usual latido, además.
ELLA ESCRITO POR: JOSÉ ALBERTO CAPA VERDE / EL SEIS
Ella estaba tan alta, que mis manos no la alcanzaban, y mis ojos se alegraban con verla, soñaba con poseerla, yo era un niño de ojos verdes y rulos rubios. Ella sabía que era mi tesoro, y el motivo de mis desvelos, y hasta la causa de mis temblores nocturnos. Ella cruzaba las piernas y mostraba un poco de su braga y como por arte de magia, convertía todo mi día en pura felicidad y plenitud. Ella se acercaba coqueta y sonriente, hasta que el vaho de su boca, bañaba mi rostro, y hacía que mi piel se erizará, y mi corazón golpeara mis costillas.
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Ella era mejor que el pan calentito de la mañana, y hasta que el paseo en bicicleta con mis compañeras de primaria. Ella algunas veces tenía que ir a la ciudad a las tiendas de ropa, pasaba con la peluquera, y visitaba la confitería; y me daba cuenta que no estaba, porque la casa estaba sombría, y había una quietud malsana.
Ella llegaba con esas mejillas coloradas, y su sonrisa que desafiaba al sol, llena de obsequios y palabras dulces y cariñosas, que todos los habitantes de la casa, se convertían en agradables personas. Ella me preguntaba por mis amiguitas, mientras movía su lengua, y mostraba sus perfectos dientes, siempre tardaba en contestar, porque veía como salían las letras de su boca, ahhhhh. Ella ponía mi cabeza en sus piernas ardientes, cuando mi padre se molestaba, porque no lo deseaba acompañar de pesca, y sus manos suaves, surcaban mi pelo ensortijado, mientras decía, está indispuesto, yo lo cuido... Ella era la única mujer que en realidad me importaba, y a la cual, estaba dispuesto de hacer mía, de tenerla para siempre, y jamás separarnos. Ella era el rocío de la mañana, el sol que alumbra, las nubes caprichosas, el cielo lejano, el universo en movimiento, pero... también era la carne palpitante que me hacía volar.
Era todo... Trataba de no pensar en que sería de mí, cuando se casara.
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Era algo así como la voluptuosidad misma. Era como una luz necesaria.
CURRICULUM VITAE
DE
EL SEIS
Cuando nací el cielo lloró sangre azul; y pintó los rostros enjutos, tristes, de todas las rameras del planeta. Las flores frescas y multicolores; al escuchar mi nombre se marchitaron de puro terror.
Todos los habitantes de la ciudad enferma; donde respiré por primera vez, observaron ciertos símbolos de maldad, en semejante suceso, y presa del pánico irreflexivo, pedían a gritos mi cabeza. Mi familia hubo de huir presurosa, hacía un punto geográfico desconocido, donde ocultó la existencia de mi complicada persona.
El tiempo voló con alas de buitre hambriento, sobre las testas de los infelices ciudadanos. Los humanos elevaban plegarias lastimosas para ser oídas por sus dioses ya muertos; y éstos se escondían en el cementerio del cosmos.
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Estudié en una escuela cualquiera; donde era temido por mis condiscípulos, y venerado por los profesores. Nunca mis actos fueron causa de conflicto; fue mi rostro de loco, el que trasmitía cierto miedo. Las compañeras preciosas y bellas veían en mí; a su príncipe dela demencia, y cual fieles devotas, me adoraban hasta el arrebato.
Mis progenitores sabedores de mi intrínseca sabiduría; se dedicaron a cultivar mi mente, hasta la excelencia. Argumentando que encontraban en mí (El Seis) todas las características de un genio excéntrico.
Inicié con la poesía; la escribía sobre la piel tersa y erótica de mis exquisitas amantes. He escrito mis mejores textos; los más geniales, bellos y sublimes, en los ardientes cuerpos, de cientos de damas que me han amado todo. Mi lengua ha sido la pluma, mi saliva la tinta; y los pechos henchidos, los glúteos maravillosos (de las féminas impetuosas), son mis hojas en blanco, donde lentamente, voy tatuando un verso, un cuento, una novela.
Me encantan también los elixires necesarios; para volar sobre los intestinos del universo. El hachís me otorga alas metafísicas; para surcar el mundo de las ideas, y el placer de la autorreflexión. La cocaína noble y necesaria, hace que olvide por algunos momentos mi misantropía, y así puedo relacionarme con los mortales.
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El licor (Dionisos); droga necesaria para soportar el vacío existencial de mi espíritu. Debo de manifestar que siempre he deseado ser un virtuoso alcohólico sin conseguirlo, hasta la fecha.
Esta historia de mi vida es mucho más importante [...].
Yo soy el arte/Yo soy el proxeneta de la parca/Yo soy el único camino a la literatura/Yo soy el supremo gurú de la poesía/Yo soy el artista universal.
EL EQUILIBRIO ESCRITO POR: ALEJANDRO MÁRSICO.
Hace un tiempo estuve mal. Muy mal. Pero no fue tan grave porque sabía que alguien, en alguna parte del mundo que no he tenido el placer de conocer, estaba bien. Desde ese punto en adelante no tuve dudas en lo que me debería concentrar, en qué usar mi energía y todo mi ánimo. Casi que podía escuchar su risa, me confortaba que mis penas no fueran en vano. Así que, cuando poco a poco la balanza se empezó a torcer, naturalmente me preocupé por esta personita ¿habría perdido su trabajo también? ¿habría terminado su relación? Más importante, pensaba si estaría pensando en mí, vivo recordatorio de que esto también pasaría. Quería reír más fuerte para que no perdiera de vista la circunstancialidad de lo que le sucedía, hasta que tuve que aceptar que tenía que atravesar ese camino por su cuenta.
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Afortunadamente, no tenía que ser su único modelo: todos los días niños nacen, estudiantes se gradúan, parejas se mudan juntas por primera vez y experimentan la compañía y el apoyo.
Todos ellos se igualan permanentemente a los que enferman, reprueban o se separan en ciclos que se repiten en ciclos. Todos ellos son ejemplos de algo que va más allá de nuestra camisa pero que está inserto en nuestra piel: la oportunidad. Si he descubierto algo a lo largo de mi vida eso es la resiliencia humana para superar cualquier adversidad, mas es el cómo sobrellevamos esos momentos lo que nos define. Si mi personita en China solo quiere sobrevivir, no tengo dudas de que lo logrará, pero es en la certeza de que todo mejora, una y otra y otra vez, donde percibimos el primer paso de que ya lo está haciendo. Supe que estaba comenzando a ser llamado para entrevistas cuando me tropecé con una baldosa, y me llené de alegría al verla observada con interés y hasta deseo cuando me ensució una paloma. Ahí es cuando supe que era el momento de dejarla, otra tomaría mi lugar. La vida es realmente mágica cuando pensamos en otros, y mucho más grande de lo que podemos imaginar.
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Alejandro Mársico nació en Capital
Federal, Argentina en 1990. Es Editor, Licenciado y Profesor en Letras por la Universidad de Buenos Aires.
TE CONTARE UNA HISTORIA ESCRITO POR: MICHELLE YAZAR.
Es el cielo más exorbitante que te puedes imaginar, cuantas nubes le adornan, acompañados de los más hermosos sonidos de los pájaros y árboles. Miro el rostro de las personas que pasan, y me detengo al ver las luces de muchos colo-res; ese aroma de los postres como del chocolate y la mora. Escucho acerca de la navi-dad: cuantas quejas, mientras otros se proponen lograr sus metas, otros miran la lista de los regalos. Don Carlos esta sonriente, regala unos cuantos panes a unos perritos y saluda muy gen-til a Doña Luisa, quien es la que vende los tintos a los comerciantes: —Tengo que llevarle a mis hijos un buen alimento —prosigue afanada. EL CREACIONISTA | PÁGINA 26
Otros corren por la mejor de las ofertas, mientras que por ahí dicen: —El pavo y las uvas no pueden faltar.
El policía que está en la esquina del parque, donde los niños están distraídos. —Habla mamá, no te preocupes que esta noche estaré en casa, me cuidaré, yo sé que te gustan los buñuelos y te compraré unos.
Esta el hombre que esculca en los talegos de la basura, como si lo que pasa a su alrede-dor no le importase, cuando tiene un gesto de agrado. Mira que fue lo que halló, sacan-do un pollo, lo limpia y lo guarda en una bolsa. Le advierte a su pequeño perro no tocar la comida: —Tobey, ¡estuvimos de buenas! La madre de Rafael habla con su vecina, y le cuenta: —Hoy no estará mi hijo, le tocó prestar guardia y lo veremos dentro de una semana. —Unas lágrimas en un suspirar de la señora.
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—Doña Isabel, está invitada a mi casa con su esposo. — Abrazándola al final.
Unos cuantos lechones roban la atención ¡que delicia! El que vende los tamales grita: “¡Son del Tolima!” —¿Cómo no perder la figura? —dice rosita, la señora que vende papel de navidad. La mujer guarda en su bolso, unos billetes y con voz enérgica ofrece: —¡A mil y de ñapa les regalo el moño! Unos chicos elaboran un muñeco hecho de ropa vieja, que lo acomodan en la puerta de una casa, con una botella junto a un letrero: “este es el año viejo”, comentan que lo quemarán a las 12. Se acerca más la noche, y salir por las calles es toda una maratón. La familia Gonzales deposita muchas cajas de diferentes motivos debajo de un gran árbol muy decorado. Miro y unos cuantos familiares empiezan a llegar, ¡qué elegantes están! Los chicos que corren y la pólvora asusta al gato de doña María. En la sala esta un pequeño pesebre; se reúnen algunos niños y algunos adultos, cantan do los villancicos en una pequeña cama EL CREACIONISTA | PÁGINA 28
de paja, esperando al rey. La noche se acerca y unas cuantas estrellas con la luna en su fulgor. Todos hablan de la navidad para algunos tan grata y otros sus recuerdos; sueños, la soledad y los viajes.
Son las doce de la noche, el mundo abre sus puertas y gritan, se estrechan entre abrazos y es cuando todos me invitan a entrar. Soy la navidad, esta celebración es lo que tu decidas que sea.
Bogotá, Cundinamarca, Colombia; 20 de septiembre de( میشێلیازەرMarlene Parra C en Kurdo ,1965). Es escritora colombiana creadora del podcast literario Escritos de un poeta
Es también llamada como "la escritora del Oriente" por su trabajo en redes sociales y seguida por miles de fans de Asia.
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Su vocación como autora y escritora comenzó cuando estudiaba secretariado comercial a la edad de los 15 años, aprendiendo a usar la máquina de escribir de forma autodidacta, siendo así como se figuró "joven promesa de la literatura" en su comunidad. La combinación entre la literatura y la vida misionera, la llevó a viajar a diferentes partes de Colombia hasta 1991.
El año 2009, Yazar comienza a escribir cuentos, poesía, novelas, artículos, en el portal español Artigoo colocándose en los primeros lugares del sitio web. Inicia la amplitud de su cosmovisión literaria en el año 2014, cuando conoce por primera vez el país semiautónomo Kurdistán en Irak, teniendo a su vez, la oportunidad de iniciar su enseñanza en Estambul y Izmir en Turquía, estableciendo conexiones laborales, es así como hasta el día de hoy, tiene el respeto de su "gente", como lo declara ella. En el año 2019, publica bajo la antología Entre 4 paredes, de la Editorial ITA su cuento corto titulado “María Isabel”, historia que relata el amor entre una gitana y un marinero español, cautivando al público durante su estreno en el año 2020. Participó en la revista digital Poetas amigos, del escritor español José Antonio Hervás. La antología Ecos del dolor, fue publicada en el año 2021 por la misma editorial. En este libro, Michelle participó con su escrito El dolor de Raquel, relato que trata la historia de una niña que vive en el barrio Jerusalén, en ciudad bolívar, y quien, por una desafortunada situación, su madre la vende a unos drogadictos del sector, abusando sexualmente de ella. Sin duda, en este relato se muestra la problemática que viven miles de niños y jóvenes en Colombia, a cos-tas de un abuso sexual y las drogas; historia que está basada en el caso de la vida real de una de sus protegidas.
Luego, Michelle publica su primer escrito de bruma negra, en la antología Crimen en soledad. Cual título "la casona", refleja el misterio, crimen y terror con cada uno de sus personajes, cuyo contenido es de clasificación B (solo para adultos). Fans de distintas partes del medio oriente como en Kurdistán, Turquía, Pakistán, Siria, Irán y Israel, inician la campaña "el amor en los tiempos del Covid", cuyo flujo reitero a Yazar, como la escritora del Medio Oriente de esta década. Actualmente, Michelle hace parte de varios proyectos para ayudar a fomentar la protección de los animales y el restablecimiento de los derechos de las mujeres ante cualquier abuso en su país natal. Escribe para varias revistas literarias de Iberoamérica, participa en charlas, entrevistas litera-rias y finalmente, dirige su programa radial. Es post-productora del Podcast en Spotify titulado Escritos de un Poeta, episodios que son lanzados una vez a la semana. Tiene un perfil muy amplio y activo en redes sociales, donde sus fans pueden estar más cerca.
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EL POLVO ROJO ESCRITO POR: GUILLERMO M. MACÍAS.
La tripulación FK16 entraba lentamente a la constelación de Monoceros en busca de la estrella variable V838 y su intrigante eco de luz. Llevaban el suficiente tiempo en la misión cómo para sentir la relatividad del tiempo mismo, estando en un lugar tan solitario y con un silencio abismal que recordaba a los momentos más oscuros de la vida de cada tripulante.
llegar a la cocina vió la taza en el suelo y a su madre también, había restos de su cerebro pegados a la taza aún y su padre estaba agitado en la esquina, cuando la vió para ahí como si nada decidió acercarse y decirle que odiaba aquella taza y necesitaba deshacerse de ella, a continuación arrastró el cuerpo de su madre y cuando terminó de enterrarlo suspiró diciendo que necesitaba una taza nueva. El suspiro de Robert la hizo volver a concentrarse en la navegación de la nave
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Sarah se había perdido en sus recuerdos, en unos segundos ya estaba en su habitación pintando un triste intento de dibujo inspirado en alguna obra famosa de museo, la hoja rota estaba sobre su escritorio lleno de orificios negros provocados por clavar constantemente el lápiz sobre él con intensidad en su ansiedad constante al escuchar los gritos de sus padres en la cocina, podían discutir y pelear en cualquier lugar de la casa pero su lugar favorito solía ser la cocina, Sarah odiaba la cocina y esa noche mientras clavaba su puntilla en el escritorio escuchó una taza caer y romperse en varios pedazos, fué a las escaleras y trató de no hacer ruido mientras baja escalón por escalón. Al
Robert soltó el suspiro al levantar la mirada y ver la oscuridad penetrante y desoladora a su alrededor, le recordaba a su armario, una tarde cuando jugaba a las escondidas con su vecino, un amigo tan cercano que parecía el hermano que siempre soñó tener, solo era otra tarde juego hasta tarde y sus padres estaban en una cena de navidad, ellos se sentían lo suficientemente mayores como para quedarse solos en la casa y esa noche ellos eran los reyes. Mientras su amigo contaba hasta diez con los ojos cerrados apoyado en una de las paredes blancas de la casa, él corrió hasta su habitación y cerró la puerta del clóset hasta quedar en completa oscuridad y escuchaba los pasos de su amigo, hasta que dejó de escucharlos y unos segundos más tarde se volvieron pasos fuertes y los cajones se abrían y cerraban rápidamente, los pasos seguían por toda la casa y la penumbra no ayudaba en nada, aquellos pasos se detuvieron justo delante del armario y él luchó por no hacer ruido pero el aire se agotaba, su corazón latía tan fuerte que los golpes lastiman el pecho y las lágrimas salían sin necesidad de ser llamadas.
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Pasaron los minutos y los ruidos se habían ido, todo era tan silencioso, salió del armario y se encontró con que todo estaba hecho un desastre, las cosas regadas en el piso y sus juguetes estaban por el pasillo. Bajó las escaleras y se percató que el pie de su amigo se asomaba en la sala detrás del sillón, se acercó rápidamente y el silencio era aún más abrumador, los ojos del niño reflejaban la soledad que ahora veía a su alrededor.
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Detrás de Robert y Sarah estaba el capitán Matthew que analizaba las características que buscaba en aquella estrella con ecos extraños de luz. Al ver una foto de de la V838 tomada por Hubble hace muchos años atrás, Matthew quedó hipnotizado por el centro rojo y el brillo que lo regresó a unos años atrás cuando vivía con su hijo Sam. Estaban en el jardín haciendo unos lanzamientos con el balón de fútbol americano, él recibió una llamada de parte del departamento que lo tenía ahora en la misión, mientras escuchaba la propuesta su hijo había lanzado mal el balón y terminó en la calle corriendo tras el ovoide. Matthew logró ver que su hijo tomaba el balón mientras una camioneta negra detrás de él abría su puerta y se llevaban a lo único que lo mantenía en este planeta.
Salió corriendo como si tuviera que ganar el maratón de su vida, la camioneta era negra y no tenía ninguna placa, los hombres dentro de ella tenían máscaras y se veía a través de la ventana trasera que sometían a su hijo con violencia, la cabeza de Matthew era un mar sin el control de la luna, las mareas eran tan altas que su mente se ahogó y dejó de correr. Los siguientes meses buscó en cualquier lugar que tuviera indicios de ser prometedor, pero como era de esperarse no había nada, el día que se terminó su búsqueda fue el mismo día en que la notificación de correo nuevo aparecía en la computadora. Había recibido un vídeo de casi una hora, el corazón se tomaba su tiempo para latir y el tiempo parecía correr lento y soso, el vídeo venía con un pequeño emoji de carita feliz y con un "que lo disfrutes" en la parte superior. Acercó el mouse y reprodujo el vídeo. Lo que vio a continuación fue lo más vil y perverso que jamás había tenido la oportunidad de ver, su hijo en medio de varios hombres desnudos, como si fuera la pequeña presa y los depredadores al acecho con la intención de hacer cosas que es imposible de descubrir sin tener un corazón en tinieblas.
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Durante todo el vídeo fué testigo a cosas horribles, su hijo era como el saco de basura de todos ellos y depositaban lo peor de la humanidad en él, simplemente era terrorífico el ver la sonrisa del que grababa las atrocidades y la tortura y violencia ejercida con brutalidad y ferocidad, todo mientras la luz roja de la cámara brillaba reflejada en los ojos de su hijo que ya ni siquiera tenía voz para seguir gritando por ayuda de su padre. Matthew sentía que su hijo estaba justo enfrente de un agujero negro y cuando aquél hombre llegó con aquella soga y la puso en su pequeño cuello, supo el que el agujero negro se lo había llevado todo y que lo único que quedaba era esa brillante luz roja. La pantalla de la tableta se había apagado y sólo así había regresado de sus recuerdos el capitán Matthew. Sarah rompió el silencio diciendo que se acercaban a NGC 2264 o mejor dicho, a la nebulosa de Cono, todos miraron asombrados lo majestuoso de aquella nebulosa. La nave tendría que pasar dentro de ella para poder llegar en menor tiempo a la estrella, el capitán accedió y comenzaron a adentrarse en aquel polvo ancestral.
trataron de encender todos los sistemas de nuevo, pero en vano intentarlo. Fuera de la nave la nebulosa comenzó a moverse y aquella forma de cono tan peculiar había desaparecido, hubo turbulencia por unos instantes y después la calma llegó abruptamente, el silencio permanecía sin importar lo extraño de la situación, polvo rojo comenzó a rodear la nave hasta que la visibilidad era nula.
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Cuando entraron a la nebulosa la nave se detuvo y las luces se fueron, preocupados por el oxígeno todos se pusieron los trajes y
Sarah estaba agitada, se fué a la cocina para tomar algo que la tranquilizara, sostenía la pastilla cuando vió en todo ese polvo rojo una taza rota flotando y cada pequeño pedazo venía pintado de rojo con cabellos pegados y material viscoso pegado a las piezas. La pastilla cayó al suelo y cuando se agachó para levantarla, la taza había desaparecido pero en su lugar había una hoja arrugada y rota pegada al vidrio de la nave, al ver su mano se encontró con que sostenía con fuerza una puntilla color amarillo con la punta chata. Sarah comenzó a picar el vidrio de la nave con la puntilla para poder terminar ese dibujo arrugado donde ella había puesto a su padre con aquella taza amarilla golpeando a su madre, golpeaba con tal fuerza el vidrio de la cocina que sus dedos comenzaban a sangrar y se había roto la muñeca, sin embargo la puntilla no se rompía. La grieta ya era grande, Sarah seguía a pesar de haberse roto dos dedos ella lo hacía con el afán de terminar aquel dibujo, se detuvo un momento y recordó los sesos de su madre impregnados en aquella taza, tomó fuerzas por última vez y se lanzó hacia el vidrio. La presión se la llevó rápidamente y Matthew y Robert corrieron de inmediato al escuchar el último golpe de Sarah, con esfuerzo lograron cerrar la puerta de la cocina y estabilizar la presión, la luz volvió y los sistemas estaban de nuevo en funcionamiento casi de inmediato. EL CREACIONISTA | PÁGINA 36
Matthew discutía con Robert acerca de la comida que habían perdido en la cocina, por alguna razón la muerte y circunstancias de Sarah eran ignoradas, aquél polvo rojo había entrado a la nave y Robert lo podía ver cerca de Matthew, como si lo buscara y como si lo necesitara. El capitán se quedó en la cabina revisando el curso y Robert decidió ir a los motores para hacer una revisión rápida de los mismos, ninguno de los dos mostraban mínimo interés en la situación actual, su mente había sido nublada. Mientras estaba en los motores, Robert escuchó que una voz cercana estaba contando lentamente hasta el diez y cuando terminaba de hacerlo, volvía a comenzar. Se acercó hasta dónde estaban los lockers de la tripulación y se percató de que uno de ellos estaba abierto al fondo, fué hasta ahí y al asomarse encontró el zapato de su amigo, lo miró con extrañeza y giró hacia un pasillo que estaba repleto de juguetes en pedazos, las luces brillaban con fuerza y el polvo rojo comenzó a ser tan visible que se veía borroso el final del pasillo, Robert comenzó a caminar deprisa hasta el final y cuando llegó había dos ojos tirados en el frío suelo, tomó uno y trato de mirar el iris pero estaba negro y dentro de él logró ver a su amigo encerrado en el mismo armario en el que estuvo él.
oxígeno sostenía razón de se agotó
en esa área y se sacó el casco de encima mientras el ojo y lo miraba fijamente tratando de encontrar la que su amigo estuviera en el armario y no él. El oxígeno y el polvo rojo lo rodeó por completo hasta dejar solo el
ojo con Robert en su interior de cuclillas en la oscuridad infinita y la incertidumbre del silencio perpetuo.
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Antes de que pudiera asimilarlo la puerta del almacén se abrió y como si fuera una polilla de dirigió directo al polvo rojo dentro del almacén, entró y cerró la puerta detrás de él, desactivó el
Matthew comenzó a ver el polvo rojo en sus manos y lo sacudió con calma, terminó de trazar el curso hacía V838 y su mente volvió en sí por un momento, pensó en Sarah y de dirigió a la cocina donde lo único que había sobrevivido era una taza amarilla, él no tenía idea de lo que pasaba y después pensó en Robert que había ido a los motores, pero al llegar no estaba ahí, siguió caminando pero el polvo rojo lo invadía, ya no estaba sólo en el aire, también estaba en su piel y sentía cómo comenzaba a fluir por su sangre, el polvo mostraba un camino que llevaba al almacén, la puerta estaba cerrada y el oxígeno inhabilitado, para Matthew la escena fue tan extraña como preocupante, una bola completamente negra y el traje de Robert carcomido por el polvo rojo.
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Corrió hasta la sala de control y revisó el tiempo estimado de llegada a la estrella, pero los sistemas fallaron, la pantalla estaba cubierta por el polvo y no transmitía nada. Trató de comunicarse por radio pero la línea estaba muerta, volteó a ver hacía el vacío y ya estaba fuera de la nebulosa, se sentía felíz por ello pero a la vez el sentimiento de soledad y tristeza eran más grandes, todo estaba pasando tan rápido y era tan extraño, su sangre sentía que fluía con rapidez, que quemaba como las brasas de una fogata a medio morir. La tos comenzó poco después y sólo salía polvo rojo de sus pulmones, alcanzó a sentarse delante de la ventana principal de la nave cuando logró ver la luz roja de la estrella variable, las ondas de luz eran enormes pero no solo eran ondas de luz, cómo decía el informe eran ecos de luz así que Matthew encendió la radio otra vez y una voz comenzó a hablar, era Sarah diciendo que logró terminar el dibujo, su voz era como cansada y con una risa levemente moribunda, Matthew estaba desconcertado y no te la idea de lo que hablaba. Después sonó la voz de Robert, estaba contando y se escuchaba un vacío a su alrededor, el eco era fuerte con cada número que decía, la radio se escuchaba cortada por la potencia del sonido. Por último se escuchó una voz infantil pidiendo por su papá, él se tiró a la silla y le costaba respirar, hubo un largo silencio, como si fuera parte
quebrar a cualquiera y hacerle saber que la maldad existe. Matthew con lágrimas rojas en el rostro aceleró la nave para llegar a la estrella, ya había atravesado cada eco de ella y ahora qué el agujero negro se presentaba ante él, sabía qué él sería el nuevo eco en aquella solitario y fría V838
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de una obra musical retorcida y horrida un grito estalló y los sollozos fueran de menos a más mientras la risa nefasta de hombres sonaba de fondo en la habitación, era suficiente para
SEQUÍA ESCRITO POR: JOEL H. OROZCO.
1 El ventilador se detuvo, el grifo del agua maúlla en la noche; y nuestros cuerpos desnudos se entrelazan en el sudor. Amanece; en el horizonte la sequía galopa llevándose el agua entre sus huellas mientras bebemos café en el peltre desgastado de los recuerdos, de los momentos, de los días. EL CREACIONISTA | PÁGINA 41
2 Polidipsia Llueve en la madrugada, el canto del agua arrulla los sedientos cuerpos con música liquida derramándose en los sueños. Hay caricias polidipsias, polvo de amantes en las ruinas de las camas que resucitan con el rocío del alba. EL CREACIONISTA | PÁGINA 42
3 El asfalto de la carretera se diluye entre las marcas de los neumáticos y al costado de ella el bosque crepita en un llanto de humo. La tierra se abre; entre sus cicatrices corre la sed del vacío. No hay lágrimas que proclamen la fuerza de la lluvia que venga a zurcir con sus manos de agua las grietas de esta sequía que nos socavan el barro de nuestros cuerpos.
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4 Tengo los pulmones llenos de polvo la garganta seca y las palabras son piedras, que lapidan, quiebran cristales llenos de sol. La piel se marchita por el aire asfixiante del concreto de las calles que se vuelven dunas de mortero. El calor se enreda haciendo crujir las láminas de las casas anunciando otro día en el cual no me llueves EL CREACIONISTA | PÁGINA 44
no me inundas no me ahogas no me mojas.
Joel H. Orozco González (Chihuahua. 1987) Es un autodidacta de la literatura. Ingresa al taller literario Encarnación Brondo White coordinado por el escritor José Luis Domínguez. Años más tarde en la ciudad de Cuauhtémoc, se adhiere al taller literario José Gorostiza asesorado por el escritor Raúl Manríquez, Ha publicado cuento y poesía en diferentes revistas literarias, coautor de una antología poética llamada “Palabras Circulares” por CONACULTA.
LIENZO PÚRPURA ESCRITO POR: AYLIN OSIRIS LOPÉZ S.
algo más r o m a n t i c o, i m p r e s i o n i s t a.
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Cada año nuevo es un l i e n z o, que voy a teñir de vibrantes experiencias.
El viejo año tiene apariencia de pintura a b s t r a c t a.
Pienso mucho en cuanto perdí y a m é.
Espero hacer
Este año, como siempre tengo f é de mejorar.
Tomaré la mejor tonalidad de p ú r p u r a; A ver si así me vuelvo más s a b i o, más f u e r te para confrontar lo que nos deparan los días siguientes.
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Para crear una pintura m a r a v i l l o s a en este nuevo l i e n z o.
PORQUÉ ODIO LOS PROPOSITOS DE AÑO NUEVO ESCRITO POR: JUAN MANUEL LABARTHE
Odio escribir listas de propósitos de Año Nuevo. Son engañosas e inútiles, nos dan esperanzas falsas y luego nos decepcionan. Pero no siempre pensé así, cuando era joven, digamos en mis veinte, me flipaba empezar cada año escribiendo una lista choncha, en la que volcaba en tinta mis mejores intenciones, mismas que, repetidamente, era incapaz de cumplir, debido a las altas metas que me había fijado. Lo peor de todo era que, a pesar de fracasar año con año, una y otra vez reemprendía la escritura de los propósitos con igual entusiasmo. Ahora pienso que aquello era como, ir a despedir con vítores y alegría a un barco que parte cada año, cargado de condenados a muerte, destinados a ser sacrificados en honor a un dios irascible.
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Hace unas semanas leí un artículo sobre el tema de los propósitos. Resulta que según una encuesta reciente, realizada en los Estados Unidos, el noventa por ciento de la gente no cumple con sus metas de Año Nuevo. Un dato que me llamó la atención fue que la mayoría, de las personas abandonó sus propósitos incluso antes de que terminar el mes de enero. Sorprende la facilidad con la que la voluntad se rinde. Primero fijamos nuestras intenciones con tinta, no sólo para que no se nos olviden, sino también para darles una cierta fuerza contractual, y luego, las desestimamos sin mayor problema. Somos como aquel joven, quien, loco de amor, le escribiera una apasionada carta a su amada en la que volcó sus más intensos deseos. La guardó durante varios días, hasta que finalmente arrepentido, arrojó la misiva en un estanque y contempló, con una mezcla de dolor y resignación, como el papel se reblandecía y la tinta se disolvía al contacto con el agua.
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Durante aquellos años en los que solía escribir mis metas, me abstenía de fijar con claridad los objetivos, por eso, más que metas, eran resoluciones del tipo: “A partir de ahora seré más ambicioso”, “me esforzaré más” o “no seré tímido”. Ahora aquellos dictados me parecen demasiado generales y sin ningún sentido práctico, pero en aquel momento la lógica era la siguiente: si lograba cambiar mi conducta y me volvía mejor persona, tendría las herramientas necesarias para adquirir todo lo que deseara como obtener un mejor empleo, viajar al extranjero, aprender de una vez por todas francés, remodelar la casa, asistir a un concierto, o leer, finalmente, de cabo a rabo, algunos de esos libros llamados esenciales, pero cuyas muchas páginas me desalentaban, como La guerra y la paz, La Biblia, El Ulises o El Quijote.
Escribía mis intenciones en una sola hoja, con letra apretada y en espaciado estrecho. Hacía esta labor con la misma fe y esperanza que empleaba cuando de niño les escribía una carta a los Reyes Magos pidiéndoles un set de Star Wars o una bicicleta chooper Luego doblaba la hoja en dos, y la guardaba con celo en algún lugar privado y, tan secreto, que lo más común era que olvidara
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donde la había puesto. En años recientes, siempre de forma inesperada me he ido topando con estas hojas sueltas: saltan intempestivamente como conejo de chistera entre las páginas de algún libro, o surgen en el fondo de un cajón, resguardadas en sobre amarrillo de papel manila con la leyenda MUY IMPORTANTE.
Mirar hacia atrás y repasar estas listas de propósitos de Año Nuevo me resulta un ejercicio fascinante. Son lo más cercano que tengo a un diario personal junto con mi vieja agenda. Esta libreta era mi herramienta práctica para llevar a cabo mis propósitos de año nuevo. No era para nada ostentosa: una agenda normal, de oficinista, con la cubierta de un color apagado, entre marrón y
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gris. Estaba dividida por meses y fechas, pero no por días, así que se podía usar en cualquier año. Entre la fiesta de Año Nuevo y Reyes la colocaba en mi escritorio para comenzar a usarla. Durante las primeras semanas de enero, anotaba con letra cuidada y ánimo escrupuloso todas mis reuniones y juntas. No eran muchas en realidad, por lo que las citas aparecían tristemente espaciadas entre muchas hojas en blanco. Para que aquello no se viera tan triste y estéril, anotaba también compromisos más nimios que realmente no tenían lugar en una agenda, como ir al supermercado, recoger la ropa en la tintorería, ver un programa de televisión o ¿por qué no? hablarle por teléfono a esa chica con la que había conversado brevemente en una fiesta hacía unos meses y cuyo número, por timidez, nunca me había atrevido a marcar. Esta última anotación solía aparecer varias veces en las páginas de la agenda, pues a pesar de mi firmeza de intención, aplazaba la llamada constantemente.
La primera vez que usé la agenda logré llenar las primeras semanas de enero, pero las páginas quedaron en blanco a partir de febrero. Una prueba más que confirma los resultados del estudio: no sólo abandonamos nuestras resoluciones, sino que lo hacemos con gran prontitud. Por el lado positivo, me ahorré un gran gasto: durante diez años nunca necesité una agenda nueva,
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simplemente, me bastaba reutilizar la que ya tenía realizando una modificación mínima: febrero pasó así entonces a convertirse en enero al siguiente año; luego marzo se volvió enero en el posterior, y así sucesivamente. Siempre sucedía lo mismo: lograba completar más o menos el primer mes del año y luego abandonaba mi labor. Lo que hasta el día de hoy no puedo explicarme, es porqué seguí escribiendo una lista de propósitos, y porque continué utilizando la agenda, si nunca me funcionó. Más aún, al reabrir la agenda y ver hacia atrás, tenía la mayor evidencia, de que nuevamente emprendía una labor inútil. Es así que la agenda, un instrumento de supuesta utilidad, devino en una broma, cementerio donde venía a morir las esperanzas aladas. .
Me tomó mucho tiempo, pero al final aprendí que una agenda sólo se vuelven importantes cuando la carga de trabajo es tan intensa que resulta imperiosa. Una agenda no nos organiza la vida, más bien se vuelve el testimonio de una vida que ya ha sido previamente organizada y que requiere algunos ajustes menores. Agendar es entonces como decorar una casa que ya está terminada para hacerla más habitable. No consiste en construirla. Mi vida nunca se volvió tan complicada y si alguna resolución he sido capaz de cumplir es la de nunca comprar más una agenda, con el añadido de no cometer la irreparable crueldad de regalarle alguna a un amigo o familiar como, hipócritamente llegué a hacer en más de una ocasión. Ahora me arrepiento ¿Cómo me atreví a poner esta carga en alguien más si yo mismo no era capaz de predicar con el ejemplo?
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Como dije al principio, para mi fortuna, hace tiempo que abandoné para bien los propósitos de Año Nuevo. Lo único que aprendí de toda mi experiencia es que escribir algo en un papel, calendario o libro de citas, no tiene ninguna relación con que los deseos se materialicen. Aun así, esta idea persiste, y está enraizada en nuestra sociedad. Después de todo, es con este espíritu que mezcla el autoengaño, el cinismo y las falsas esperanzas que se las escriben leyes y constituciones que pretenden el bien social, los tratados de paz y los acuerdos multilaterales por el cambio climático.
Juan Manuel Labarthe ha ejercido diversos géneros literarios, entre ellos el cuento, la poesía y la dramaturgia. He obtenido diversos reconocimientos por su obra, entre los más importantes se encuentran el Premio de Poesía Hispanoamericana Rostros en 2018 y el Premio de Poesía José María Mendiola en 2017. Su obra de teatro Hotel Alkar fue premiada como mejor obra de temporada en Microteatro México en 2015 y en Microteatro Veracruz en 2017, y representada en las ciudades de Lima y Barcelona. He colaborado con reseñas y ensayos en múltiples publicaciones entre las más destacadas se encuentran Chilango, Punto de Partida de la UNAM y la revista Mierda especializada en la difusión de teatro independiente. Su esfera de interés abarca las artes escénicas y la literatura.
AÑO NUEVO ESCRITO POR: SILVIA CARÚS.
Faltan poco para que acabe el año y por màs que lo intento no puedo dejar de pensar en todo lo que he vivido en los últimos tiempos. Esta a punto de acabar el año y mi corazón lleno de miedo me invita a hacer todas las tradiciones para poder tener una vida digna. ¿Qué me detiene? ¿Por què no lo hago?
En estos momentos mi vida esta un poco estancada con todo lo que estamos viviendo: por un lado, me siento insegura ante todo lo que se avecina, por el otro no quiero perder la esperanza sobre la raza humana.
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Creo que es por el hecho de que no confió mucho en esas cosas. Quiero creer que mi vida dará un giro inesperado si me sigo esforzando y trabajando como hasta ahora. Y no porque me puse lencería roja o me comí las doce uvas.
Es una esperanza que me lleva a creer que el año que viene todo va a ser mucho mejor, de que esta pesadilla que nunca acaba por fin dejara de acontecer.
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Definitivamente me gusta más este segundo pensamiento, me da paz, confianza y ahora solo quiero recibir al año nuevo saltando hacia una nueva página en blanco. Un nuevo capítulo de mi vida. un año completamente desconocido, pero voy a saltar con la entera seguridad de que este año va a ser genial para todos los que habitamos este planeta llamado Tierra.
Silvia Carùs. (1974, Madrid). A base de esfuerzo y disciplina consiguió poner fin a mis estudios en el instituto Gerardo Diego. Tiene realizados varios talleres literarios. Ø Descubre el poder de tus palabras Ø Taller creativo por la revista Colofón literaria. Ø Máster Class de ciencia ficción. Ø Taller de Contar Cuentos. Publicaciones v Articulo para el periódico ABC de Madrid. Drogas. v Colaboradora para el libro colectivo del taller de Medellín. Atrapado. v Madrina del libro portugués. Cuando el mundo perdió a cor. v Comunidad tus relatos. Premio. Publicación más video. Unas navidades diferentes. v Tertulia literaria internacional de concienciación. “No callemos ante la inocencencia robada”. Heridas. v Publicación en la revista Espíritu Creador. Poema. Maldito. v Antología Sendero del Amor. El conjuro ciego. v Antología Microterrores. Cuento. La Punción. v Antología letras enamoradas. Poema. Te Tendré. v Red Promo. Publicación y entrevista. Poema. Esperanza. v Obra seleccionada en el X concurso de “Pluma, tinta y papel”. Un invitado
Ganadora del concurso literario por la revista americana: Teender Age. El Control.
Ganadora del concurso literario de la antología Microrrelatos de terror del programa: Crónicas en llamas. El Nacimiento del Monstruo.
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inesperado.
LOS NARRADORES ESCRITO POR: MALEJANDRO
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Algo ha infectado a los narradores. Incluyéndome, nadie está exento del manto azul. Verán: empiezo a creer que se propaga mediante la red; todo hipertexto sufre o sufrirá el ataque, será corroído desde el núcleo primigenio. ¿Qué es, cómo detenerlo? En todo caso, son preguntas que aún no podemos responder. Sin embargo, conozco los síntomas: los bits llegan con una carga extraña, temible; nunca se vuelve a tener el mismo estilo. Comienza primero a caracterizarles la tristeza, la nostalgia y los matices de muerte. Hasta acérrimos contadores de esperanza caen indefensos a las fauces del nunca más. Todo lo que alguna vez tuvo luz se difumina.
¿Qué va a ocurrir cuando tome mayor fuerza, cuando ni el amor pueda ahuyentar a la epidemia, cuando inevitablemente caiga esta ciudad donde habitamos? Mira que ya ha tocado mi puerta. Pasó oculto entre ceros y unos. Es que al final siempre llega para arrasar lo construido. Pobre de mí y de todos aquellos que estamos infectados. ¿Sólo aquí, dentro de los computadoras se extenderá su condena? Tal vez sea necesario el evitar que llegue hasta alcanzar el papel y la tinta. Nuestra última esperanza está en los narradores que jamás se han fusionado con la máquina, pues ellos son puros, ajenos al mundo de códigos. No saben de la corriente incesable.
¡Yo los invito a que canten, que canten y no se cansen de cantar! para que con cada sentido articulado destrocen al inocuo invasor. Sólo ustedes pueden salvarnos de la enfermedad
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Pero más allá están los recónditos seres, tan mimetizados que no necesitan esconderse de nuestros ojos. Ellos son los que hablan, quienes utilizan la lengua para contar las historias de una vida fugaz. Son los originarios: Los Narradores. Van de oído en oído, cautelosos, mostrando el equilibrio entre vivir y morir. Es su voz la que no debe caer en el olvido. La que nunca caerá en el olvido.
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Miguel Alejandro Martínez Rivero (2004, Ecatepec de Morelos). Curso el bachillerato en el Colegio de Ciencias y Humanidades plantel Vallejo de la UNAM. Desde que tuvo la posibilidad dedico su fuerza a escribir. Ha participado en concursos literarios, consiguiendo un primer lugar en el Octavo Concurso Estatal Pensador Mexicano De Literatura Escrita Por Niños Y Jóvenes 2020 y la próxima publicación en antologías para Malinalco y Villa del Carbón, además de publicaciones en diversas revistas. Así mismo, forma parte de Chúumuk T’aan Escritores. Escribe, con algo de seguridad, para recordar
¿QUÉ ES LA VIDA SIN EMOCIONES? ESCRITO POR: JAVIER ALBERTO RUÍZ RAMÍREZ
¿Qué es la vida sin emociones? Los sentimientos son pasajeros y las emociones son duraderas, o las emociones son subconscientes y los sentimientos son racionalizados. Conceptos superfluos cuando la vida es única, que no se mide por años ni por logros o por el tener.
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La vida es enamorarte, salir a la aventura, viajar, conocer lugares y mirar el arte, tradiciones, costumbres, tener amistades de las buenas, esas que valen la pena.
Apasiónate de lo que haces, supera tus perspectivas, ten sueños grandes, prepárate, estudia, fórmate. Siente el viento en tu rostro, la arena del mar en tus pies, la lluvia en tu cuerpo, déjate abrazar y sentir una caricia. Huele tu perfume predilecto, olfatea tu comida favorita, aspira el olor de una azucena, respira la naturaleza.
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Ve a los ojos a las personas que amas, observa un paisaje hermoso, mira el cielo estrellado, ve tu película favorita. Escucha música y baila, el trinar de los pájaros, deja que te hablen al oído, escucha las palabras “te amo” de alguien más.
Come la comida que te deleita, prueba un platillo nuevo, saborea un dulce, una nieve, un vino, un café, ¡dale sabor a tu vida! Vive, solamente vive. No planees momentos, porque te decepcionarás, solamente disfruta lo que hay, y la vida te sorprenderá. Habla, extraña, exprésate, porque el día que quieras hacerlo será tarde. Recuerda que nada más hay un aquí y un ahora, el pasado ya se fue y el futuro aun no llega. Sonríe, ama, enamórate…
Por favor, ¡arriesgaste! Para que nunca te reproches el hubiera. La vida es una y no hay más, este es tu momento, toma las riendas de ella y haz lo que nunca harías. No prives a nadie de tu presencia, deja que te gocen, que te apapachen, déjate chiquear, para que el día que no estés no extrañen tu ausencia, sino tu presencia.
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Que no te va suceder nada mejor.
Lee, que nada te va a dar más poder; conócete, para que des lo mejor; infórmate, tendrás buenas conversaciones, que nada te hará más libre que conocer la verdad. Llora la ausencia de alguien, te hará sentir mejor. Enójate, siente celos, miedo, pero nunca te quedes con ellos. Los sentimientos no son malos, ni negativos. el error está en la interpretación que hacemos de ellos; así que sé inteligente con tus emociones, desarrolla la asertividad, la resiliencia y sé proactivo.
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La vida tiene una gran paleta de colores, no seas una persona con acromatopsia, sino disfruta cada uno de los momentos, buenos o malos, eso depende de ti. La vida te llama a ser feliz, tienes la oportunidad de hacerlo, están las herramientas a tu servicio, úsalas mientras haya vida.
Habrá un momento que te apagarás; vete feliz, con una sonrisa en la boca; despídete, y siéntete orgulloso de tu vida; porque es tu momento de dejar este mundo, la eternidad te llama, Dios te esperará con los brazos abiertos. Así que no pierdas tiempo, que es lo único que no regresa, nada más hay un día que puedes modificar y ese día es hoy.
No te vayas sin dejar un vestigio; toma fotos, siendo la más importante la tuya; escribe poesías, cuentos, novelas, cartas… pinta, dibuja, que esto te inmortalizará. Pero los mejores recuerdos son: el amar, respetar, dialogar, ¿valores, más o menos? Pero que resaltan la dignidad humana, trascendiendo el alma.
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¡Emociónate de que estás vivo! Que tienes mil oportunidades de dejar huella en tus seres queridos, escribiendo tu nombre con mayúsculas y con oro que estuviste aquí.
¡Cree! Que te dará esperanza, Dios no es un pretexto, es una realidad, alimentará tu espíritu. La vida es bella, agradece este don, porque estás aquí y aún hay tiempo de ser feliz. Sé tú mismo, tal cual sin máscaras, ponle tu personalidad como ingrediente especial, nadie es igual a ti, y no habrá otro tú. Gracias por ser tú y coincidir. La vida te subirá y te bajará, pero vale la pena estar aquí. Observa todo a tu alrededor y dime:
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¿Qué es la vida sin emociones?
estudios en Filosofía, Tanatología y otros diplomados y cursos en las áreas de ciencias sociales y humanidades. Se han publicado poesías de mi autoría en la antología El despertar de un poeta I, El despertar de un poeta II, ambas Editorial Amat, en el libro De palabras a poesía, por la Asociación Literaria y Cultural de Yucatán, Kóokay Ediciones, en el libro 360 días, en Buenos Aires, Argentina, en la Revista Literaria Pluma, en Buenos Aires, Argentina, cuentos en periódicos locales y artículos en revistas de publicación en la región de Los Altos de Jalisco, escribo una columna cultural y social en el periódico El Arandense
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Mi nombre es Javier Alberto Ruiz Ramírez, soy originario de la ciudad de San Miguel el Alto, Jalisco. Me enorgullece pertenecer a esta hermosa tierra, rica en tradiciones, cultura, historia, arquitectura y su principal riqueza que está en su gente. Pertenezco a una familia grande, donde se me ha inculcado una educación en valores que me trasciende para que cada día me vaya forjando para ser mejor ser humano. Egresado de la Universidad de Guadalajara por la facultad de Derecho, tengo
PROPÓSITO VITAL ESCRITO POR: ROLANDO REYES LÓPEZ
Mientras el mar palpita sobre el remolino del viento yo retorno, otra vez, a sumergirme en el fondo de la poesía. El océano tolera mis acciones, vuela junto a mí
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haciendo olas a ambos lados de mi piel; las semillas del tiempo despiertan sobre nuestra imagen consentida. Soy un barco con rumbo en la intrépida tonada de sus manos y me hago a la mar, enérgico, como un ganador pacífico. ¡Que sin mí estaría si no fuera por esa plenitud cuando escribe notas musicales en mi cuerpo! Tal vez el mar y el océano desconocen el sitio donde arrojaré el ancla; puedo asegurarles que va a ser donde un árbol de mar descubra la estrella que guía mis remos, justo donde la puesta de sol pone al desnudo
un cielo de líneas claras para los transeúntes que deseen volver. Puede que fulgure un astro; las gotas de rocío pueden ausentarse del amanecer; y los enamorados, estar en los andenes,
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descender hasta los ámbitos del abandono y avanzar hacia el desierto. Puedo poner atención a sus latidos, hacer que vayan a prisa; podrán unirse las aguas del firmamento, LOS PERROS caer precipitadamente sobre la Luna, limpiar el espíritu del bosque, pero nunca abandonar el rostro que suspira en las llanuras del tiempo.
Rolando Reyes López. (Pedro Betancourt. Matanzas, Cuba. 1969). Miembro del Taller Literario “Placido Valdez desde 1995.Reside desde el año 1971 en el Municipio de Jovellanos. Matanzas. Cuba Graduado de Bachiller. Actualmente es jubilado por Baja Visión. Numeroso relatos breves y poemas míos han sido publicados en revistas y antologías de varios países de Europa y Latinoamérica. - Primer premio en el CONCURSO INTERNACIONAL DE POESÍA "PAULINA MEDEIROS" Uruguay. 2020. -Tercer premio, con publicación en antología, en el II CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESÍA ALIAR. España. 2020. - Finalista, con publicación en antología, en el X CERTAMEN INTERNACIONAL "PICAPEDREROS" DE POESÍA, GUIÓN Y MICRORRELATO. España. 2020. - Premio Nacional de Poesía en Encuentro de Escritores de la ANCI. 1999 y 2000. Cuba. -Premio Nacional de Poesía en Concurso “Camilo, Imagen de pueblo”. 1998. Cuba. -Premio Nacional de Poesía en Concurso “Luis Braille”. 2012. Cuba. -MENCION ESPECIAL en el V Certamen Internacional de Poesía Social “Julia Guerra”. 2012. España. -ACCESIT en el V y VI Certamen Memoria de Poesía “María Pilar Escalera Martínez”. Internacional. 2012 y 2013, respectivamente. España. -Premio Internacional de Poesía “Roberto Peregrino Salcedo”. 2012. Argentina.
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-FINALISTA en el XII Certamen Poético “Luna Azul”. 2015. Zaragoza. España. - LA MENCION ESPECIAL en el Premio Anual de Poesía, de carácter Nacional, “América Bobia” (con publicación por la Editorial Vigía. Matanzas. Cuba) 2016.
CAFÉ PENDIENTE ESCRITO POR: VIVIANA MENDOZA
Amo ver que el vapor de la taza sube y se acerca a mi cara apenas lo suficiente para rozarla y desaparecer. Mis manos cálidas gracias al agua contenida en la porcelana no quieren separase a pesar de que necesito soltarla para poder escribir un poco más. Los primeros sorbos fueron violentos, quemaron mis labios y dejaron mi lengua en un lamento que no le permitió saborear si había exagerado con las cucharadas de azúcar. Estoy en "la cafetería de siempre" pero ha pasado tanto tiempo, que ya no recuerdo lo amarga de la mezcla de su marca o el punto del tostado que acostumbran usar. ¡Esta de veras amargo! Sabe a quemado y a un algo más, creo es el azúcar tratando de rescatar el alivio que sentí cuando vi esta cafetería abierta luego de tantos meses encerrados por miedo a
Tal vez me acostumbré al agua pintada que preparo en casa con el polvo barato que logro encontrar cuando salgo "a la carrera" para comprar mandado.
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llenar los hospitales de enfermos de COVID19.
Siempre me fue difícil estar entre mucha gente y los meses de compras quincenales forzada a estar "al pendiente" de no encontrarme demasiado cerca al agarrar los productos, alejarnos en las siempre eternas filas donde se platica hasta con los cubrebocas y las manos que no paran de moverse, lo mismo para hacer gestos que traduzcan lo que no permite la tela decir con claridad al tapar la voz y el aliento por donde escapan las emociones y los riesgos de contagio, que para acomodar los productos en las mesas de la caja esperando que esta vez sí haya quien ayude para el empaquetado.
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"Es por la seguridad de los ancianos" Repetían ante el peligro de un reclamo que venía lo mismo del cliente que del "cerillo viejito" encerrado en casa, aburrido y enfurruñado de sentirse exiliado.
Aprendimos que los mayores son veloces comparados a nuestras manos que apenas alcanzan a llenar una bolsa cuando ya todo lo demás está cobrado y el cliente empezó a sacar los productos que la cajera debe cobrar lo más pronto posible. Tardé semanas en confirmar que si era mejor las bolsas que se venden en lugar de las desechables. Son más rápidas de abrir, y no se desgarran a la primera que te equivocas cuando entre tus compras algo con esquinas o demasiado delgado.
Lo del beneficio ecológico es cosa aparte. Sabes que me gusta el tema a pesar de que no he conseguido reducir mi huella ecológica tanto como recomiendan para que el planeta siga funcional otros 50 años. Nosotros no estaremos para verlo, creo, espero. No quiero imaginarme tan vieja como y mi orgullo por las canas porque sale caro y al final este color que tan costoso paciencia para lograrlo. distinguirlo?
los años señalan que estaré. Con todo blanco y plateadas que dejé de pintar a nadie le importa si uso pintura para les sale a las que olvidan que basta la ¿Paciencia o terquedad? ¿Cómo
Lo sigo con la mirada mientras pienso si me arriesgo a comer algo dulce con lo que queda del café o apuesto lo que queda en mi bolsillo por un té de algo con una rebanada de ese postre festivo que lleva a la mesa de un señor que apenas y lo nota mientras lee algo en la laptop y habla con el celular a alguien que parece no escucharlo por cómo gesticula con una mano y su tono de voz sube como espuma.
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La taza se enfría conforme disminuye el agua y ya llevo la mitad. ¿Medio llena? ¿Medio vacía? ¿Optimista o pesimista? Hoy no tengo respuesta ni creo que te importe que lo diga mientras te espero sabiendo que no llegarás. El mesero me mira desde la barra donde acaba de recoger otro plato pequeño, cuchara y taza en una mano, platito y pastel en la otra. Sonríe, amable y hospitalario, pero sé que esa sonrisa es un recordatorio, su propina suele ser corresponder al consumo y una taza de café no es más que unos pesos de cambio si es que no traigo exactamente su costo.
Tal vez creas que me refiero a una cerveza, pero es un cappuccino el que llenó mi mente ahora que tengo el reto de pagar y huir, o quedarme y pedir algo extra. El último trago del café me convence de pedir el té y esa rebanada huérfana tras la vitrina de la barra donde el mesero ha regresado a calcular si se acerca a mi mesa con la nota o me manda otra sonrisa que desaparece de nuevo por el cubrebocas que cubre la mitad de su rostro y sirve de anuncio publicitario con el logo de la cafetería sustituyendo sus rasgos. El malabarista anota mi pedido, ve mis apuntes sin traducirlos y se lleva la taza sonora y danzante con el platito bajo ella mientras evita que la mano de otro cliente choque con ellas.
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El hombre de la laptop y la voz ascendente paga su cuenta directo en la caja, enjuaga con gel sus manos antes y después de pagar con una tarjeta de un banco importante antes de retirarse dando el paso a una pareja con las manos enlazadas. El rechinido de la puerta me recuerda el maullido de un gato del rumbo que me permitió acariciarlo hoy en la mañana mientras se asoleaba. Los dos recién llegados y el gato tienen en común esa idea suelta de querer comentarlo mientras me arrepiento de pedir el té por el tiempo que tardará en calentar el agua y como el espacio disminuye con cada llegada. Gel en las manos, la pareja elige antes de sentarse a unas mesas de la mía. La nueva precaución le desagrada a la chica porque sus manos quedaron resbalosas y le incomoda la duda sobre si la cafetería será tan higiénica como recomiendan. Él le señala a la empleada que está desinfectando la mesa donde estaba el hombre de la laptop sin saber de él más de un cruce de miradas cuando llegaron. Eso apenas la calma antes de besarlo ahora que no trae cubrebocas a pesar de que todavía se teme a los contagios.
Es complicado no juzgarlos. Condicionados como estamos a la distancia sana no soy la única que los mira con un toque de escándalo que no logra avergonzarla. Ha pasado demasiado desde esas primeras jornadas por la consciencia colectiva. Vuelve a maullar el gato en mi cabeza. Entra otra persona, el cubrebocas envuelve su creciente papada mientras habla por teléfono y mueve los pies en el tapete sanitizante. El recién llegado se despide y guarda el celular apenas a tiempo de ser emboscado por el mesero para recordarle las reglas de salubridad y señalarle el envase con gel en una repisa a un lado de la entrada. El mesero busca dónde llevarlo, pero el hombre señala la mesa donde ya lo esperaban sus amistades y la persona con quien hablaba. ¡Nos tocó compartir un cumpleaños con esos extraños!
Esas fueron sus palabras mientras le decía a la persona que lo citó en el café que al fin había logrado encontrarlo luego de algunas vueltas en los callejones cercanos a la avenida que divide la ciudad.
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Los enamorados sonríen con las manos unidas sobre la mesa mientras esperan sus bebidas; Una señora hace una mueca y pide la cuenta mientras critica con su amiga a "los irresponsables que salen sólo para infectar a los demás". El mesero vuelve a ser malabarista con el pastel "sorpresa" entre las manos activas y las sillas que rodean a un fastidiado cumpleañero preso del afecto en una emboscada cuando sólo quería descansar.
Me acuerdo que la primera vez que te invité a venir sucedió algo parecido y casi me cancelas hasta que viste el mural con la frase que describe el café en letras blancas sobre la pared negra en la esquina del hotel que le da nombre a la cafetería y que se ve como los muebles de segunda mano que dan identidad a este
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lugar. Ignoré el dolor de la mordida y continúe escalando hasta que llegué a la cima de montaña. Ahí encontré una civilización de Mi té se adelanta a los cafés de los y levanto el serpientes que estaba encabezada por enamorados el gigante, el cual tenía primer corte del pastel como fuera un brindis al pobre una enorme corona con unasi serpiente de plata en el hombre centro, semidormido que perdida mira con pero gratitud los anfitriones tenía la mirada muyy cansancio receptiva. aLas serpientes parlanchines, felices de acompañarlo en un año más de vivo podían sentir el calor de un humano porque la tierra estar cambiaba auna pesar la pandemia y todoEnseguida lo demás que ha pasado. vezde pisaban sus tierras. avisaron de mi llegada y corrí rápidamente para escabullirme entre los hoyos de tierra, "¡Feliz ti! ¡Feliz tiii! ¡Feliz cumpleaños pero elcumpleaños gigante mea sacó y mecumpleaños tomó de laa cintura como si fuese Francisco! ¡Feliiz cumpleaños a ti! "Corean en la mesa del un títere. Este comenzó a reírse de forma macabra, las festejo ondas de manera no dolo, tiene sumás oportunidad que sonoras de suque risa Francisco me causaban energía era tanta que levantarse en mí señal agradecimiento, a apagar la que vela una parte de se de debilitaba. Me dejoacercarse caer al suelo y dijo que prendieron comocon un las recordatorio época que sino se podía mi poder de hablar serpientesde nolaera un don una soplar pidiendo un deseo. maldición. — Tuvimos que usar sólo una ¡No queremos incendiar el local! — Dice de los amigos levantando su serpientes, vaso de soda. – Tu uno abuelo sabe que hablas con las pero aun así no pudo hacer nada para que evitarás llegar aquí. Tú magia puede Mientras demás una ríen,civilización la mujer con quien hablaba al llegar al al hacer de los nosotros reptiliana y así extinguir café levantó la para vela siempre para que– dijo Francisco la apagara y darle un mundo humano el gigante. beso. Cuando lo ve sonreír apenado porque ella también agarra un poco de betún del borde del pastel para embarrarle la cara cerca de los labios.
Estoy comiendo pastel y bebiendo té una tarde fría de invierno en el espacio donde celebran el cumpleaños de un desconocido y la idea de un cuento loco donde se festejan todos los días porque un sólo cumpleaños es aburrido aparece al pensar que debería irme y volver a la realidad. Incluso puedo verle cierta semejanza con un lirón al pobre celebrado. ¿Te acuerdas que esa escena en el libro es un enredo que se metieron con el tiempo por una amenaza de la Reina de Corazones al Sombrerero? Creo que todos estuvimos en algo demasiado parecido a esa reunión donde lo mejor que podías hacer era cambiar de asiento porque el tiempo los dejó atrapados en la hora del té. Hice el gesto al mesero para que me trajera la cuenta justo cuando los invitados empezaron a entregar los regalos y comentar los detalles de cada uno.
vernos. — Dijo antes de sentarse el hombre mayor con ayuda de otro que apoyó su mano a media espalda mientras alcanzaba el respaldo.
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— Perdón que no sea tan ingenioso como los demás y sólo te pueda dar esta tarjeta. — Comentó el de mayor edad mientras se acercaba queriendo dar un abrazó que Francisco rechazó cruzando los brazos mientras hacía una reverencia. — Pero espero que esto te sirva para darte un gusto hasta que volvamos a
Mientras eso sucedía Francisco tuvo la precaución de sacar sólo la parte decorada con el clásico pastel de colores y alguna frase gastada, comentó acerca de lo que escribió quien resultó ser uno de sus profesores de cuando era estudiante universitario y guardó el sobre abultado envolviéndolo con la tarjeta en el bolsillo superior de su saco. El mesero llegó con mi cuenta, al sacar el dinero que había presupuestado en el riesgo que tomé al pedir el pastel me encuentro con unos billetes pegados al fondo de mi bolsillo. Volteo al pizarrón donde tienen el menú a la vista de quienes llegan directo a la caja y veo el más pequeño con el dibujo de la taza rosa con un corazón arriba y los números con fechas. Casi siento el "click" de las ideas encajando dentro de mi cerebro.
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¿Te acuerdas que hace unos años se puso "de moda" dejar pagado un café para la gente sin recursos? Era la idea de poder compartir esa sensación de estar a salvo y ser valorado con ese calor que primero se extiende en las manos y va circulando por el resto del cuerpo al beberlo. Eso todavía estaba en el pizarrón del café y me pareció extraño porque poco a poco fue siendo abandonado el concepto. Le pregunté al mesero si esos números eran porque todavía estaba activo el "Café Pendiente" o sólo era un recuerdo de los tiempos previos al COVID.
— Ya habíamos dejado de participar. Pero poco antes de que tuviéramos que cerrar de nuevo a finales del año pasado ocurrió algo extraño. Alguien dejó un sobre en la entrada, con el mismo dibujo, pero diferente color, una carta y un montón de billetes. La carta nos explicaba que ese dinero era por los cafés que se quedaron "pendientes" para esa persona que ya no podría venir por la cuarentena. — Dijo mientras hacía una seña a otro cliente de dónde estaba el gel de manos. — Si alguien podía darnos algo semejante a los cafés que se hubiera tomado, nosotros podemos darles a los que se quedaron sin recursos los cafés que no habríamos podido preparar sin el apoyo de nuestros clientes antes y después de las cuarentenas.
Le pedí al mesero que anotara mi cooperación con lo que me alcanzara en cafés después de tomar su propina. Tuve que adivinar su sonrisa porque ya había vuelto a usar el cubrebocas, aunque sus ojos brillaban y casi desapareció entre las mesas cuando me distraje con las plantas de la ventana antes de salir.
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El maestro le dio a Francisco el dinero que podría servir para que él consiguiera algo que quería o necesitaba. La persona que dejó el sobre que seguramente se mezcló con anuncias de ofertas y cuentas pendientes en la entrada del café quiso compartirles el bien que había recibido ese tiempo. El dinero en mi bolsillo podría guardarlo para esperarte o compartir con alguien el "café pendiente" que tenemos desde hace un tiempo que se puede extender más de lo que mi bolsillo es capaz de conservarlo.
Ese era otro cambio importante entre las personas en todo el mundo, cuando no pudieron compartir su tiempo directamente con quienes formaban sus vidas, aprendieron a compartirlas hasta con las plantas, fue la "ola verde" en todas las ciudades con los
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jardines interiores y los huertos caseros. En el café están las ya conocidas: sábila con su listoncito rojo “para la protección” aunque la verdad es que sólo la considero una ventaja para cuando alguien se queme al sostener las tazas o se salpique de alguna bebida; las nochebuenas de la temporada, con sus variados colores, una de mis favoritas de cada invierno y que nunca he conseguido que viva el año entero como mucha gente me ha dicho que es posible; las julietas que pueden cortarse y tenerse en frascos de vidrio mientras crecen las largas tiras que has visto en tantos lugares, sus corazones y resistencia las han hecho famosas; trato de reconocer si también está la hierbabuena que en primavera podría ser un atractivo más y que este año se convirtió en uno de mis aromas favoritos luego del pasto recién cortado y el petricor. ¡Ya te puedes imaginar lo embobada que me quedé hasta que alguien pasó y me recordó que estorbaba! Salir me dio un golpe de realidad. El frío, las luces, las filas, el tránsito, los villancicos en las tiendas, las familias y sus carreras en las compras de regalos, los intercambios, la desesperada espera que todas las reuniones no signifiquen una nueva ola de la epidemia. Tu ausencia. Te escribo ahora en casa, viendo el árbol de Navidad y sus hipnóticas luces, extrañando al terco de mi perro que murió poco antes que "el mundo se detuviera" y sin saber cómo terminar esta carta que quiero enviar mañana por si acaso cierran las oficinas de nuevo por otra alerta sanitaria.
Tengo la fantasía de que leerás estas tonterías con esa media sonrisa de quien ya sabe lo que va a escuchar y aun así se queda. Tus manos sintiendo el papel, tu mirada atenta a mis garabatos, el olor del café acompañando los pensamientos que compartimos con la distancia que tenemos en espacio y tiempo. Detenidos en un pedazo de papel. Esos son sueños del milenio pasado. Ahora puedo mandarte esto en unos instantes luego de transcribirlo del cuaderno al correo electrónico. Mis dedos danzando sobre el teclado y mi rostro iluminado por la pantalla, mis pensamientos saltando con la tentación de usar el internet para algo más que la carta. Asomarme a Facebook, evadirme en la saturación que sentí al salir del café. Dejar la carta en un borrador que quede pendiente hasta que pierda el miedo a no tener respuesta porque ahora eso sucede rápido y sin dudas de la llegada del mensaje.
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El olor del café y el ruido del agua salpicando la estufa porque olvidé apagarlo me sacan de mis dudas. No me importa la falta de una respuesta, lo que quiero es que sepas que eres recordado, que alguien te espera y que sigo creyendo en lo que compartimos, aunque tu ausencia sea el trago más amargo de este año que termina en unos días.
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Viviana Yolotzin Mendoza Hernández es licenciada en Letras Españolas, egresó de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Participó en diversas actividades de difusión de la lectura en educación básica del municipio de Galeana Chihuahua. En la actualidad es voluntaria de la asociación civil “Amigos de los animales” y colabora en el medio digital “Voces de Mi Región”. Previo a eso colaboró en la sección cultural del periódico digital "El Devenir de Chihuahua" desde 2015; Ha publicado textos de narrativa y notas literarias en la revista "Metamorfosis" de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua de cuya editorial también publicó su primera novela “Buscando una vida normal” en 2007, resultado del “Concurso para publicar textos de Docencia, Creación y Divulgación”. En sus proyectos para 2022 están dos novelas y algunos cuentos con temática socioambiental.
NUEVO AÑO, NUEVO 2022 ESCRITO POR: JUANJO CIBAJA
Me gusta, caminar, siempre, adelante, amar cada día. Que es un siempre, aprender del atrás, ir a la nueva ventura. Vamos al Nuevo año, vamos a vivir, nueva vida, nuevo día.
Feliz 2022 a tod@s.
Juanjo Cibaja Peña, País: ESPAÑA, Seudónimo Artístico: Jj Argolla-Pañuelo, link FCB: Jj Argolla-Pañuelo, Formación: Licenciado, Universidades: Granada e Internacional de Cataluña (España), miembro Ateneo José Román de Algeciras, libros, publicaciones en revistas, antologías nacionales y internacionales, actuaciones en vivo y virtuales nacionales e internacionales. Cantautor, Escritor-Letrista-Poeta-Pintor, miembro Unión Nacional Escritores de España UNEE. Jj Argolla-Pañuelo
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Amar lo auténtico, las cosas sencillas, positivísmo de vida.
DICIEMBRE ESCRITO POR: FLORENCIA RODRÍGUEZ
La mañana, calurosa, comenzó con el sonido de la alarma del despertador. <<No puedo creer que deba levantarme, se supone que estaría de vacaciones, encima se cortó la luz otra vez y el ventilador pide cambio... 21 de diciembre recién>>. Este día, cada año inicia la temporada de verano, aunque desde septiembre ya empieza a hacer calor. Las altas temperaturas empeoran cada vez más, prácticamente ya no se puede distinguir el verano de la primavera, pero uno se acostumbra... aunque no por eso deja de quejarse. Lo bueno de este mes es que la gente anda con otras energías, puede que también algo más estresadas, pero todo se debe a que el año ya casi termina y el broche de oro son las festividades.
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También todo se relaja un poco en el plano familiar, los niños terminan las clases, comienzan las colonias de veraneo, se habilitan las playas... lo que hace perfecta a la ciudad ya que se vacía, queda casi desértica, sobre todo los fines de semana e incluso a la tardecita uno puede pasear plácidamente en bicicleta con un mínimo de tránsito.
No es justo, iba a pasar navidad acampando en uno de los diques de Córdoba y en año nuevo estaría caminando por los campos elíseos, mientras llamaba a mi mamá por teléfono para desearle feliz año y decirle que me encantaría estar ahí con ellos, pero como mi viaje se adelantó, bueno, ellos ya sabrían la historia. Pero ahora resulta que debo quedarme aquí a sufrir el calor y poner cara de buenos amigos cuando mi sobrino me pida armar el arbolito del frente de la casa de mis padres.
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. También está el hecho de que muchos se van de vacaciones y pasan las festividades con sus familias, o en Hawái. Y después estoy yo, que pedí casi un año adelantado esta fecha para no tener que pasar las fiestas en casa con mi familia, y resulta que a mi jefe se le pasó mi petición, y le dio vacaciones a mi reemplazo, que por cierto no se negó. <<Gracias Gloria por eso>>. Hermoso motivo por el cual debo quedarme trabajando y vacacionar cuando todo está atestado de gente, es decir, pleno enero.
Desearía dormirme hasta el año que viene y saltarme toda esta parte de las fiestas. Al llegar a mi trabajo me doy cuenta que me había olvidado las llaves del estudio sobre la mesa y en cuarenta minutos llegan las pinturas para exponer en navidad. <<No puedo creerlo, ¡qué más me puede pasar! Ya sé, voy a llamar a Teo, seguro aún no salió de casa, siempre llega tarde al trabajo y puede cruzar por el departamento y alcanzarme las llaves...
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¿Qué pasa que no atiende?, este gurí, siempre lo mismo...>>. - Mateo. - Si, ¿qué pasa? - Se escucha como si aún no se hubiese levantado. - ¿Aún estás en casa? -Si ¿por qué? ¿Qué hora es? - Van a ser las 8 y 30. - ¿¡Qué!?, me re dormí. - Para… para… escúchame. - ¿Qué querés? ¡Llego tarde! - Cruzate al depar y agarrá las llaves que están arriba de la mesa y tráelas al trabajo, porfa. - Tincho voy tarde. - Por favor, hacerme esa gauchada, venís para este lado, dale. Mañana invito las cervezas yo.
- Foo… qué pesado. Bueno dale en un ratito voy. ¡Ey! te tomo la palabra con lo de las cervezas, no te hagas el sota después. - Pero no, che, dale, gracias. <<Uy como me salve, si no otra vez ir hasta allá, ni daba>>. -
Acá están toma. Gracias hermanito ¿Qué haría sin vos? Te conseguirías otro sirviente supongo. Ahhhh que exagerado. Bueno me voy Che pará, hay que armar el arbolito con Luca ¿te prendes? ¿Para? sino va a haber nadie. ¿Como? Uh mira la hora que es, me voy. Pero decime... ¡Después hablamos...!
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<<No va a haber nadie ¿Cómo que no va a haber nadie? Si es navidad y ¡siempre pasamos en casa todos juntos! La voy a llamar a Sofía seguro ella me sabe explicar qué está pasando.>>
¡¡Rimmm!! (timbre)<<Uy las pinturas, cierto>>. - Buen día ¿Cómo va? - Te traigo un pedido. <<Siempre tan simpático>>. - Sí buenísimo, lo esperábamos para el dieciocho, creo. - Si bueno, mucho papeleo. <<Mucho papeleo, sí, ja ja ja contate otra, nos dejaron para lo último, como siempre>>. - Si, no hay drama, igual, no hace la diferencia. - ¿Dónde las pongo? - Déjalas ahí, yo las acomodó. - Ok, fírmame acá. - Dale, <<mala onda>>, ahora te firmo...Listo. - Gracias. - Gracias a vos y felices fiestas… -...
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¿Qué le pasa a la gente? Por favor, ¿le mataría decir igualmente, por cordialidad, aunque sea? Me voy a comprar un grillo para cuando vengan estos distribuidores tan simpáticos... <<A ver las pinturas... ¡Ah! Tengo que llamar a Sofi... pero primero las pinturas. ¡No te puedo creer! se corrió el cobertor, ahora a desarmar y armar de nuevo, ¡qué mala suerte! me pasa a mí nomás... ¿Ya es la una? no me la contés. Bueno, como acá al lado y después cruzo por lo de Sofi. Qué bueno que solo habrá de mañana la casa de arte durante esta temporada, porque sino...>>
- Buenas, ¿tenés tartitas de verdura? - ¿Qué haces Martín? me quedan de atún. - Dale, metele, igual es para picar algo rápido nomás. Me colgué con un cuadro y se me pasó la mañana. - Faaa ¿mucho laburo? - En esta época no tanto, pero hay que abrir igual, viste, por si a alguien se le antoja regalar una escultura o un cuadro en vez de un okm. - Ja ja ja! Pensé que te ibas de vacaciones... - ¡Vos sabes que yo pensé lo mismo, Luis! pero me durmieron. - ¡No! ¿y ahora?
-
Menos mal. Bueno che, me la llevo ¿Que te debo? Nada déjalo. Pero no, cóbrame.
- Esta va por la casa, aparte escuche por ahí, que vos pagas las birras así que quedamos a mano. - Como me acostaron, ja ja ja, bueno dale. Después nos vemos.
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- Me toca esperar hasta enero. - ¿Y te cambian los pasajes? -Sí, me reprograman, con unos pesitos de más, pero por lo menos no los pierdo. <<Deci que no alquilé hotel, ni nada>>.
Yo no te puedo creer. “Voy tarde… voy tarde” … pero tiempo para cruzar a jetear unas tortitas negras a Luis sí tenía el tipo. Qué bárbaro. <<Ay Mateo, ¡qué cosa con vos!>> No cambia más este pibito, y eso que según mami tener
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novia lo iba a enderezar ¡qué lo va a enderezar! a ese gurí no lo enderezas ni con un palo. Encima la minita esa, se borró todo el verano pasado con un chavón, según ella “un amigo” y después vino como si nada, y ahí estaba Teito, firme esperándola... pero claro, él no volvía ni loco con ella. -
Ey… ey Tincho. Eh ¿qué pasó? ¡Sofi! justo iba a cruzar por tu casa. Ah bueno, vamos. Pero ando en la bici Cargala atrás y subite que hace calor. ¿Vos decís? Raro en esta época tan fría. Dale, no te hagas el bufón ja ja ja. ¿A qué ibas a casa? Te iba a preguntar qué onda. ¿Qué onda con qué? Teo me dijo que no íbamos a armar el arbolito con Luca. Y no ¿para qué? ¿Cómo para qué? lo armamos todos los años. ¿Y vos no te ibas? Al final no. Jodeme que nos carcomiste la cabeza medio año con que no ibas a pasar
acá porque se habían confundido en la aerolínea y no te podían cambiar, y patatin patatán, y ahora resulta que te quedás... - Bueno che, es que me reprogramaron las vacaciones y justo la aerolínea me pudo solucionar todo. - Sos un zarazero vos… - No en serio. Pero decime ¿porque no va a haber nadie?
- Y porque, como vos te ibas, y Teo pasaba con María, aprovechamos la volada. Papá y mamá se van a Uruguay a pasar con los tíos y nosotros nos vamos a las termas de María Grande. - No me la contés, ósea que me quedo solo como perro malo. - Ay no hagas tanto lío, si siempre decís que las fiestas son algo comercial y que es puro capitalismo y bla bla bla. Ahí tenés, se te cumplió el deseo, vas a pasar navidad como el nene de la peli, que se lo olvidan los padres. Te falta la mansión y un par de lujos, pero por algo se empieza ¿te quedas a comer? - No, ya me compré comida en lo de Luis. - Ah bueno. Como en casa, así me pego un baño y me tiro un rato. Dale, descansá, nos vemos a la noche en la escuela. Eh ¿Cómo en la escuela? ¡La colación de Luca!
- Cierto… cierto… ya me acordé, nos vemos allá. <<¿Cómo me voy a olvidar de la colación? que tío colgado le tocó, pobre pibe. Ya sé, le voy a comprar algo. ¿Con qué juegan los gurises en estos días...? Más sí, le doy plata y que se compre lo que quiera. ¡Qué bárbaro, qué egoístas que son, me van a dejar solo! Porque, está bien, yo me iba a ir, pero ellos no se quedaban solos. Voy a cruzar a lo de mami, a ver r qué me dice. Capaz cambian de opinión si saben que me quedo.>>
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- Hola má. - ¿Qué haces nene, comiste?
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- Sí má, ya casi, ¿y papi? - Recién se acostó ¿qué haces tan temprano? Te hacía durmiendo la siesta. - Sí me iba a acostar, pero estuve con Sofía y me dijo que se van para las fiestas. - Si, ¿no te había dicho yo? - No que yo recuerde. - Ay, es que venís tan poco últimamente, ya hasta parece que ni madre tenés. - Mamá... - Y si mijo, vivís a dos cuadras. - Bueno, sí tenés razón, pero contame por qué se van. - ¿Como por qué? queremos ir a ver a tus tíos, hace rato que no los vemos. Ellos ya no vienen como antes, viste que después de lo que le pasó al tío Horacio como que no se animan. - Ay má se comió el cordón con la moto y se raspó un poquito, tampoco es para tanto. Aparte iba bastante copeteado. - ¡Che! no digas así, más respeto con los mayores Cuestión que nos vamos, no sé que te afligís si vos tampoco vas a estar... - Si, me quedo, al final pude cambiar el viaje para enero y reprogramar todo.
- El viejo ese te reprogramó las vacaciones, ¿no? - Bueno...algo de eso hay. - Y bueno querido, veni con nosotros si querés. - ¿A Uruguay? ¡pero me voy a pegar un aburrimiento allá!, los tíos viven en el medio de la nada. - ¡Che! que Campichuelo es hermoso y hay mucho que hacer. - Sí, pero los tíos viven a las afueras en medio del monte. - Bueno no compliques, si querés venite con nosotros y sino fíjate qué haces, igual a vos no te gusta mucho esta época. Anda acostarte un rato y a la noche la seguimos. - Bueno má, te quiero. - Yo también mi bebote.
me gustaban las fiestas, cómo no me van a gustar, si toda mi familia está conmigo...
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Que macana loco, una vez que si quiero pasar las fiestas con ellos, se van...No vamos a armar el arbolito con Luca, y capaz es el último año que lo quería armar. Está grande ese gurí, en breve aparece con novia, y Teo se va con Mari, ¡qué mina que no me cae!, capaz es por lo del verano pasado, igual. Y Sofía también. No vamos a poder hacer fondo blanco y tirar a mi cuñado a la pileta... Papá no nos va contar las pobres navidades de su niñez cuando vayamos a abrir los regalos, y mami no va a hacer garrapiñadas... Uh ¡no voy a tener las garrapiñadas de la vieja!, ¡qué bolú! Todo por hacerme el canchero con querer dármela de lobo solitario, que no
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Florencia Rodríguez (Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina) es una escritora principiante, con amor por la escritura y el mundo de los libros. Pertenece a un modesto taller de escritura creativa “Luna de Papel”, quién presentó este año su primera antología. Ejerce de manera remota la docencia (profesora de psicología). A sus 33 años ha tomado la decisión de incursionar en la rama del arte literario y perfeccionar sus saberes.
LAS CUATRO ESTACIONES ESCRITO POR PATRICIA DIMIER
Otoño, pintas de amarillo las calles con las caídas de las hojas, colchón crujiente que se rompe al pisar. Las plantas van perdiendo su color, algunas se secan, otras sobreviven. Es una hermosa estación, conjunción del verano y del invierno, una de mis preferidas. Es ideal con sus días frescos, para tomar mate en alguna plaza y disfrutar del cálido sol. Los días se van acortando y de a poco le van dando paso al invierno. Frio, lluvioso, con grandes heladas que cubren los campos como una gran manta blanca, eso lo hace poderoso. Días y noches de tormentas que derriban árboles y vuelan techos, lluvias que caen como cortinas provocando el desborde de ríos e inundaciones. El frio penetra la ropa hasta llegar a los huesos, los hogares y estufas se prenden para dar calor y aliviar a los cuerpos entumecidos.
Y de pronto, casi sin darnos cuenta, llega la primavera. Muy ventosa, con ella los arboles comienzan a vestirse, en los campos se ve como empieza a asomar la siembra, que trae toda una paleta de distintas tonalidades, las plantas se cubren de flores, mostrando lo infinito que pueden ser los colores, el perfume que emanan recorren todos los rincones. Los pájaros trinan, formando una orquesta con acordes melodiosos, las mariposas, con sus llamativos colores y su infinita belleza vuelan sin parar, anunciando que el verano Escríbenos al correo: asesorialiteraria@hotmail.com o WhatsApp: está por llegar.
2212801077 y resolveremos tus dudas con atención personalizada.
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Los días son cortos, y las noches largas, la temperatura es extremadamente baja, pero, aun así, la vida continua.
Los días son más largos, así viene asomando, caluroso y húmedo, el verano. Los ríos, arroyos, con sus suaves olas, como manos gigantes, nos invitan a disfrutar de sus cálidas aguas. Es la estación de la playa, de amigos, para disfrutar la familia, de historias de amores, algunas cortas otras por ahí continúan con el tiempo.
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Época de vacaciones, de las fiestas de navidad que anuncia que un nuevo año va a comenzar, y con él, llegara otra vez el otoño, para formar un nuevo ciclo, las cuatro estaciones.
Patricia Elizabeth Dimier. (Entre Ríos, Argentina). Una mamá como cualquiera, ama de casa, que ya pinta canas. Es participe de un taller literario modesto. También ha participado en algunas convocatorias literarias, al igual que antologías. Tiene pasión por la escritura y disfruta arduamente de la lectura.
"ERES LO QUE ME HACE FALTA ESTE AÑO" ESCRITO POR
Despido al día final. ¿Por qué la memoria dura toda la vida? Si fuera fácil dar paso a la retirada de mis tropas, ya te habría olvidado. En este nostálgico enero me siento nuevo, sereno y realizado, porque aún te recuerdo, pero ya no te quiero. El año viejo me ha soltado de sus manos; condicionado con dar por perdidas mis lágrimas de febrero. Solía sentirme cómo rompecabezas incompleto, pero ahora sé que, con piezas perdidas alguna vez estuve entero.
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CESCO RAM
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Armado con valentía me adentro al umbral del año nuevo, si esta vez encuentro la pieza que me hace falta, prometo no salarte con llanto prisionero. Porque solo necesito, a quien pueda decirle "te quiero".
Cesco Ram, nació el 7 de febrero del 2001.Originario Tlaxcalteca, es escritor de poesía, minificciones, cuentos de terror, ficción, suspenso, drama, entre otros. Ha publicado en el primer número impreso de la revista “El sexxxto día”, en la antología “Diversidad(es)”, así como en las revistas “Doble Voz”, “Polisemia”, “Cósmica fanzine”, “Alcantarilla”, “El morador del umbral”, “Poetómanos”, “Rito”, “Consejo Nocturno”, “Factótum” y “Fanzine Bipolar”.
ANUALIDADES ESCRITO POR ALEJANDRO ZAPATA
Necesitamos que el Año Viejo agonice y muera para envejecer y rejuvenecer —en menor medida con el paso del tiempo— con planes, rutinas de ejercicios, estudio sobre el estudio sobre el estudio, trabajo sobre el trabajo sobre el trabajo, familia, promesas («Este año es el Año»), súplicas de intersección al Divino para que dirija el timón de la ventura —de nuestra ventura.
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El año muere como mueren los cuerpos y mueren las mariposas. Solo que el año y los años que vivimos se repiten una y otra vez hasta que dejamos de presenciarlos. (Incluso con nosotros —quienes los inventamos, organizamos y distribuimos— fuera del conteo, no dejan de parar). El Año Nuevo es una ilusión merecida después de aguantar el Viejo —o después de que el Viejo nos aguantara—. Es una ilusión, digo, porque es una nueva puerta en el camino —sustantivo católico malogrado—, un nuevo aire en el reloj, una oportunidad —en mi municipio, básico sustantivo de propaganda—. Y, nada quede por decir, el Año Nuevo es un regalo: sobrevivimos y nos sobrevivieron: la tierra sigue girando —preciso: alrededor del sol—, con nosotros en ella.
En la víspera del Nuevo, abrazamos a los que están y pensamos en los que no están, ignorantes del futuro en el que nadie nos abrazará y nadie nos pensará. Funciona el ahora, lo más inmediato posible de lo inmediato, la cuenta regresiva de segundos para recibir, rancios y enfermos, o verdes y bobos, el Año Nuevo. Y seguimos la costumbre, augurando mejores tiempos, siempre con la idea de que sortear lo viejo, cumplir lo viejo, traerá algo mejor… Algo mejor… Pero siempre lo nuevo, los segundos, los abrazos, las promesas y los sollozos por repetir los segundos, los abrazos, etcétera; por repetir lo «nuevo».
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Cada Año Nuevo, en definitiva, es una oportunidad; y el Año Viejo una referencia de no repetición —no repetición para el cambio, como quien no desea volver a apretar el gatillo en la ruleta rusa porque fue el único sobreviviente, o para jugar de vuelta y, con la ayuda de experiencia (maña), volver a salir vivito y coleando; y volver, siempre volver, Sísifos del cansancio, Celestinas Abdéganos de la historia.
Alejandro Zapata Espinosa (Colombia, 2002), estudiante de Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana, escribe cuentos, poemas y columnas en Al Poniente. Ocupó el segundo puesto del XVIII Concurso de Cuento Tomás Carrasquilla del Tecnológico de Antioquia. Es parte de la antología Poemas del barrio a la ciudad, fruto del XX Encuentro de Poetas Comfenalco, Antioquia, 2020. Ha publicado en medios digitales y físicos.
RESEÑA ESCRITO POR NOÉ VÁZQUEZ.
A través de las páginas de El vértigo horizontal Juan Villoro describe su ciudad a partir de la crónica, la remembranza, el anecdotario, la vivencia, la nota periodística, la autoficción, el ensayo. Desde una de una serie de estampas y aproximaciones a esa turbamulta que representa la ciudad de México, Villoro abordará, a través de una serie de capítulos que son como estaciones del metro, la experiencia de la ciudad a partir de su historia. El autor saber que cada ciudad desprende otras, que hay ciudades escondidas, una debajo de la otra. Tampoco le son ajenas las ciudades invisibles de las que hablaba Italo Calvino, ni esas ciudades que se quedan en nuestra memoria, las fantasmagóricas que refería Patrick Modiano en una serie de novelas que reflejaban ese París brumoso de la posguerra luego de 1945. Para Villoro, hay vínculos afectivos que conectan las luces de la ciudad con las sombras que se proyectan. Villoro nos hace caminar las calles de esa ciudad como una operación de remembranza, una evocación que dinamiza los lugares y les otorga humanidad. La obra convierte la lectura en un paseo con aquellos lugares señeros.
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El vértigo horizontal de Juan Villoro Ed. Anagrama 2019
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Villoro hace una operación de rastreo, de arqueología. En el autor coinciden la visión del sociólogo y del cronista, pero también, del habitante de la ciudad, del hombre que sabe darle una lectura de primera mano, incluso desde sus circunstancia de escritor privilegiado. El libro es la visión del sujeto sentimental que ha padecido la ciudad en la lentitud de sus procesos, en la indiferencia de sus burocracias, en el extrañamiento que le provocan algunas actitudes. Los clásicos hablan de un «peregrino en su patria», de ese ciudadano que no sabe entender ni siquiera su propia sociedad y el autor sabe que, para cualquier mexicano, la mexicanidad ya supone un choque cultural: las costumbres, los protocolos, las usanzas tienen un dejo intrínsicamente kafkiano. Lo supo ver André Bretón, pero también, el infinito Ibargüengoitia en sus muchas crónicas: una de tantas, Instrucciones para vivir en México. La ciudad se convierte, en la obra de Villoro, en ese sitio separado y privilegiado en donde confluye las idiosincrasias, la estratificación social, los prejuicios de clases, las increíbles distancias sociales, los innumerables contrastes. Esa ciudad que nos seduce y nos abruma, también nos desgasta y parece tragarnos en un vértigo que lleva sus trenes metropolitanos de un lado hacia el otro. Un tráfico infinito que nos embrutece las ganas de vivir.
El vértigo horizontal quiere ser una respuesta a la sensación de estupor y desorden que nos inspira la macrocefalia de una urbe en la que es tan fácil perderse. Una distopía bien amada por sus habitantes que en la que solo cabe la resignación. «Aquí nos tocó vivir», se dice en La región más transparente de Carlos Fuentes. CDMX es una cifra inmensa y abrumadora capaz de desalentar a cualquiera, menos a sus estoicos habitantes. El narrador se adentra en las calles como observador, solo como eso. Mantiene una distancia disciplinada y prudente porque sabe que no se puede ser juez y parte, porque, por más que la ciudad nos indique la necesidad de participar de ella y confundirnos como la carne en la hostia, existen las distancias y no es posible conocerlo todo. La ciudad intriga, pero sabemos que no podemos ir más allá de las murallas que nos imponen. La ciudad es un misterio que se nos agolpa. CDMX también es la invitación de participar de ella y con ella en sus rituales, en la invitación a sus largas marchas en identidad caótica.
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Notamos que por momentos el ensayo villoriano se convierte en narración, y esta, en crónica: lo personal, que arrastra y se remonta a la memoria, deviene en lo anecdótico, lo excéntrico y lo curioso. Villoro decide remontarse a su niñez para contextualizar un evento, una calle, un suceso histórico, un recuerdo que ha cubierto el polvo y la noción incesante de que algo se pierde en el intento de rescatar las sombras de lo que fue una ciudad. Algo se quedó en el camino y no habrá de ser rescatado porque los protagonistas tienen la mala costumbre de morir o de no acordarse. El cronista recorre las calles como lo haría un Carlos Monsiváis al recuperar los visos de la cultura popular y crear estampas o pequeñas semblanzas. La ciudad «perra y famélica» que quiere ver Carlos Fuentes se abre como un horizonte de vivencias y personajes típicos que vibran en su momento como fantasmas y luego desaparecen porque la ciudad ser reinventa a cada momento y da lugar a lo nuevo. El autor aproxima su memoria a los lugares: las paradas del metro, los barrios como Tepito, Lagunilla; sitios como Parque Hundido, el mercado de El Chopo, el parque de Chapultepec; las distintas paredes del metro.
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El texto no desprecia la sabiduría del barrio, las mitologías del pancracio, la vida y obra de los luchadores enmascarados, el comic, la radionovela, los bazares y tiendas de viejo, las cafeterías y sus pláticas en donde se ventilan asuntos políticos importantes. Se relacionan los lugares obligados o musts que en toda ciudad deben visitarse: el parque, la plaza, la estación, el estanquillo, el puesto de memelas y tacos, las fruterías; los lugares sagrados de la casa como la cocina o la zotehuela; los sitios emblemáticos y problemáticos como el Ministerio Público y sus procesos laberínticos y desesperantes que ponen a prueba nuestra fe en la humanidad. Se viven las ceremonias impuestas o autoimpuestas como el grito de desahogo de la mexicanidad que empieza con un «Ay, mis hijos» y continúa con un «Hay tamales calientitos, tamales oaxaqueños» para concluir con un «Viva México, cabrones». También visitaremos el café del Vips o del Sanborns, lugar de reunión de los poetas y en donde Ulises Lima y Arturo Belano de Los detectives salvajes fueron a amenazar a Carlos Monsiváis. Escribir crónica supone ser un transeúnte con ciertas dotes de observación y de suspicacia. Me gusta el hecho de que El vértigo horizontal sea un libro personal y apasionado. Un texto que le incumbe al autor como una espina clavada. Algunos libros no tienen más remedio que ser personales. La ciudad, su noción de ella, su forma de gozarla y sufrirla, es íntima pero también, esa intimidad revela sus vastas extensiones, su excentricidad hacia los barrios más marginales, hacia las ciudades perdidas y los niños de la calle. Las ciudades, concebidas por los griegos como un juego de sinergias, codependencias y formas de subsistencias fueron concebidas como un sitio en donde es posible ejercer la vida pública. Política viene de polis, que es ciudad. En ese juego de sinergias, los habitantes encuentran confort y acomodo a través de los otros: alguien hace nuestro pan, alguien más, nuestro vestido y otro, construye un lecho para nosotros. Es por eso que, para los ciudadanos de la Hélade, el destierro era un castigo terrible porque tenían que vivir aislados, o bien, en comunidad con aquellos a quienes llamaban bárbaros y cuyas costumbres no entendían.
En El vértigo horizontal convergen un solo plano, distintos estratos temporales, distintas edades que parten desde el México prehispánico con templos enterrados y con el México moderno. Villoro nos habla del metro subterráneo de la ciudad a condición de saber que también hay un reino de las profundidades en donde habitan los muertos. La zona sepulcral del Mictlán adonde van las almas. Si hay un vértigo horizontal, debe haber también una agitación vertical de edificios modernos que se yerguen como moles gigantescas. Si hay un Polanco y Santa Fe, hay una Bondojito y una Lagunilla. CDMX, Chilangolandia, El Defectuoso, Chilangópolis es la urbe que no te dejará fallar porque de todos modos llegaste ahí bien fregado: «En Chilangópolis no hay pecados de origen. Todos tienen derecho a fallar en el presente».
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Villoro habla del chilango desde su unicidad, esa particularidad que tiene, tan hermética pero también tan estoica. El cuerpo como un cerco de púas que nos hace desconfiados y taimados. El chilango es ese personaje a las vivas de cualquier circunstancia: un posible asaltante, una bronca en el metro, un agente de tránsito mordelón. Desde las aglomeraciones, vemos al chilango, según Villoro, «como alguien que sobra». Para Gabriel Zaid, «chilango» viene de xilaan que significa «desgreñado». Así, tendremos a esos newcomers que vinieron para Acatlán desde Allatlán bajando de camiones atestados desde la comunidad rural y sin tiempo de haberse peinado. Para Villoro «Nuestro trato con la realidad es fácilmente esotérico». Un chilango vive la ciudad desde un naufragio de cosas. Los chilangos hacen la oda de su propia destrucción con un espíritu de sorna. Vivir esa mexicanidad chilanga requiere mitos fundacionales que la vuelvan soportable. Si Carlos Fuentes quiere que México sea «una nación de niños alegres y hombres tristes», y Octavio Paz nos ve como «hijos de una madre ultrajada». Para Villoro, México es «deficiente pero magnífico». No me extraña, la mexicanidad como vivencia entraña disciplinas ocultas que muchos de nosotros ni siquiera entendemos.
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