El Creacionista #50

EL CREACIONISTA, año 4 No 50, Diciembre 2022, es una publicación electrónica mensual, editada por Alma A. C. Carbajal Guzmán, calle 42 Poniente Tel (222) 9455332, Puebla, Puebla, México, https://issuu.com/elcreacionistarevista/docs/el cr eacionista, literaturacreacionista@gmail com Editor responsable: Alma A. C. Carbajal Guzmán. Reserva de Derechos: En trámite ISSN: 26832283. Autor. Responsable de la última actualización de este Número, EL CREACIONISTA, Alma A C Carbajal Guzmán Fecha de última modificación, 3 Diciembre 2020. El contenido y las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación, citando invariablemente la fuente sin alteración del contenido y dando los créditos autorales. El propósito de esta publicación es contribuir a la divulgación efectiva de las nuevas incursiones de la literatura y escritores contemporáneos de México y de otros países de habla hispana. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos o imágenes de la publicación sin previa autorización del autor y editora Alma A C Carbajal Guzmán

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Portada: "Amenaza y sosiego II" Acrílico y óleo sobre tela 90 x 114 cm. (© Carlos Larracilla). 2022.

Si buscas compartir de forma literaria o artística puedes mandarnos un correo y estaremos gustosos de sumar tu trabajo a nuestra versión digital, así como en nuestro sitio web Ante todo queremos que artistas e inquietos literarios, busquen crear, imaginar y que se dejen llevar por todo aquello que las letras pueden ofrecer.

El Creacionista extiende esta invitación a todas las artes. Si buscan otro espacio para darse a conocer y compartir información no dejen de escribirnos a: elcreacionista @hotmail.com No aparentes, tienes mucho por escribir.

Coordinador Editorial Responsable:

Alma A C Carbajal Guzmán

Nota del Editor

PODEMOS SATISFACERNOS EN EL NOBLE ARTE DE LA CREACIÓN. Y EN ESTE HUMILDE SUBE Y BAJA LE CONCEDEMOS LA GRACIA AL ETERNO SÍSIFO PARA NO RENDIRNOS, PARA CONTINUAR EL CAMINO TRAS LA LARGA E INFINITA PÁGINA BLANCA, EMERGIENDO DE LA TINTA, LA INEVITABLE TRANSICIÓN (SALVACIÓN) DE NUESTRA ALMA. Adán Echeverría MÉTALICA JUSTICIA

Lorena Avelar PUNTO ESCARLATA: RENACER EN NAVIDAD,

Juan Carlos Pérez Castro ENAJENACIÓN Y EL OLVIDO DEL OTRO.

DEL EDITOR

La multiplicidad de las formas, referente a la creación, pone en jaque las habilidades del creador. Constatando que hemos de residir de alguna manera, siempre de ambos lados de la balanza, lejos del mal, o cerca del bien; para el escritor u artista plástico, la bendición o maldición al exponerse en la ambivalencia, puede tener un reconocimiento – muy alejado de lo fantástico y cercano hacia la nada – trascendental de su propia obra y de las significaciones que subyacen dentro de la misma

Estamos a pocos días de terminar otro mes, otro año. En ocasiones vislumbramos la faz de la muerte, pero eso no nos derrota, no nos detiene para encontrarnos con nuestro creador, de la forma más incólume que al ejercer el oficio del que ya somos obra (ya sea de una fuerza superior, o por los designios ocultos de la naturaleza) suponemos que elevando nuestra interioridad a los cielos lánguidos del día a día, podemos satisfacernos en el noble arte de la creación. Y en este humilde sube y baja le concedemos la gracia al eterno Sísifo para no rendirnos, para continuar el camino tras la larga e infinita página blanca, emergiendo de la tinta, la inevitable transición (salvación) de nuestra alma.

A. C. CARBAJAL GUZMÁN.

ALMA

MÉTALICA JUSTICIA

ESCRITO POR: ADÁN ECHEVERRÍA

No podía creerlo. A lo que había llegado. Ella tiene la culpa, desde luego. Lo intenté; por muchos días lo intenté, pero todo tiene un límite. Al menos ella supo que yo lo tenía. Quise que lo supiera, incluso le advertí. No soy de andar amenazando. Le dije lo que pensaba, quise dialogar; ella decidió que era mejor insultarme y cerrar la puerta en mis narices. En verdad creyó que se lo permitiría. Desde luego que llamé a la policía, redacté oficios para el ayuntamiento. Tuve que tolerar a todos esos burócratas y su falta de atención Es acá, démelo ¿La ventanilla de control ? Dos pisos arriba. Necios. Sé que nada harían, pero hay que dejar rastros, siempre es mejor Algunos piensan lo contrario, que las cosas deben hacerse con más sigilo. Lo cierto es que cada acto tiene su propia técnica, su necesaria puesta en escena Yo decidí que dejaría rastros. Me reuniría con ellos, intentaría convencerlos de hacer justicia. En el ofició que llevé expuse algunos artículos, normas, cité los testimonios de otras personas del vecindario, generé tablas que indicaban las veces que se violaban las reglamentaciones. Nada. ¿Qué otra cosa podía hacer? Era necesario. Yo lo sé, ella debió preverlo. Hoy ya es demasiado tarde.

Cuando se dio cuenta yo estaba detrás de ella. Meterme a su casa fue sencillo, y actué con rapidez. Encinté su boca y sus ojos con cinta vinílica gris mientras la empujaba una y otra vez con mi cuerpo sobre la pared. Amarré sus manos por detrás, a la altura de sus nalgas, y sus pies uno sobre otro. La puse de rodillas y atrapé con otro tanto de cinta las ataduras de pies y manos para mantenerla hincada. Luego cogí su cabeza y la encinté a la bocina casera con la que todas las mañanas atormentaba mi vida. Medí muy bien que su oreja quedara a la altura adecuada. Y puse casi al máximo el groove metal de Five Finger Death Punch. Dejé correr las 6 horas de su discografía. La encontraron sorda y casi muerta. El esposo fue quien la halló al volver del trabajo. No hubo duda que había sido yo. La policía tuvo la decencia de no ir por mí. Esperaron que volviera a casa. El tipo me gritaba, y yo no podía quitarme la sonrisa de la cara. Abordé la patrulla sin ofrecer resistencia.

ESCRITO POR: YOSVANY DOMÍNGUEZ RODRÍGUEZ.

Las ofensas y algunos golpes ponen sobre aviso a la madre, que sale disparada rumbo a la sala. Cuando llega descubre a las dos. Una, todavía tirada en el piso, con la blusa rota y el pelo todo desaliñado. La otra, de pie, con el ceño fruncido y una mueca de ira contenida a punto de mutar en llanto.

¡¿Pero Claudia, será posible que vuelvas a hacer lo mismo!? pregunta su mamá mirándola fijamente.

¡Pero es que ella no quiere seguir jugando! le dice la niña sin alzar los ojos del suelo.

¿Y acaso eso te da derecho a maltratarla y gritar así? ¿O es que no te das cuenta que es mucho más pequeña que tú? ¡Ahora mismo vas para tu cuarto, ella para el mío y se acabó el juego por hoy!

Llorando y casi corriendo se aleja Claudia, mientras su madre va y recoge a la muñeca del piso.

NOTICIAS

YOSVANY DOMÍNGUEZ RODRÍGUEZ.

Llego a casa y no encuentro a nadie. Encima de la mesa, un papel anuncia que están todos para el hospital. Marco al móvil de mi esposa, pero está apagado. Me embarga una repentina preocupación, mas logro disiparla cuando pienso que si se tratara de algo grave, ya ella habría llamado. Me tiro entonces en el sofá y prendo la televisión para ver el noticiario de la tarde, que justo empieza. La conductora da como primicia un lamentable accidente de tránsito ocurrido hace solo pocas horas en una de las avenidas de la ciudad. Dice no haber sobrevivientes. Las cámaras revelan imágenes horribles del suceso. Tan absorto estoy que ni siquiera siento el timbre de la puerta. Casi corriendo voy y abro. Es Roberto. Le invito a entrar y vuelvo a la sala rápido. De pie, frente a la pantalla, hago señas a mi amigo para que preste atención, pero no hace caso. —Vengo a darte dos malas noticias. — me dice, bajando el volumen al televisor.

¿Qué pasa? pregunto, todavía enganchado con la trasmisión.

Estoy muerto. suelta Roberto con un tono tan ceremonial que me arranca una carcajada estridente que retumba por toda la casa y así, riendo todavía, se me ocurre decirle:

¡¿Tú querrás decir muerto de ganas por darte un trago, no!?

Caminó hasta donde estaba, puso una mano en mi hombro y serio, como nunca lo vi, confesó por lo bajo:

Yo era el conductor de uno de esos dos autos que colisionaron en el accidente.

¡No jodas, Robe, que esa no es manera de jugar, ¡hombre! respondo estupefacto, confundido y hasta un poco tembloroso

Nunca he hablado tan serio, te lo juro.

Y le creo, porque no veo en sus ojos ni una pizca de broma.

¡Pero coño, no entiendo nada! doy unos pasos cortos, lo miro de arriba abajo y pregunto a rajatabla ¿Y qué haces aquí, hablándome a mí, que nunca he creído en fantasmas? Dime...

Él me mira de soslayo primero, para luego encararme con decisión:

Esa es justamente la noticia que falta por darte hace una pausa, alisa su pelo y prosigue después. Tampoco estás vivo, Juan. Tú eras el chofer del otro auto.

Semblanza

del Autor

Yosvany Domínguez Rodríguez, (La Habana, Cuba) Guionista de Radio y Televisión y Profesor de Ajedrez. Tiene terminados dos libros de microrrelatos, uno de ellos en vías de publicación con la Editorial Primigenios, de Estados Unidos. Actualmente trabaja en un libro de narrativa y otro de cuentos hiperbreves.

EL GUARDÍAN DEL BIEN ESCRITO POR: RUSVELT NIVIA CASTELLANOS.

Al comienzo de aquel día; un duende salió temprano de su cabaña. En diversión, cogió por el sendero que estaba rayado de sol. Entre saltos, se fue adentrando en el bosque. Anduvo por entre piedras y plantas. Regocijado, disfrutó el olor de las margaritas, de la naturaleza. Cada vez más, fue yendo hacia los árboles frondosos.

Luego de un rato de caminata, él profundizó la mirada y a lo lejos advirtió la choza del campesino, Jeremías. Aquel hogar, se hallaba recubierto por bejucos tupidos, por cigarras, grillos. Y el dueño resultaba estar allí, pobre con su sombrero, llorando como sin consuelo, durante esa mañana, colmada de calor Así lo supo el duende Darwin, quien había acabado de subirse a una acacia amarilla para espiar a Jeremías.

Entre tanto, Darwin al advertir su tristeza, se bajó del tronco y corrió hasta donde este hombre campestre, vivo de piel morena. Se le acercó con sagacidad al hombre. Al tenerlo al frente, lo saludó con humor, cogiéndose la barba, después le preguntó:

-¿Por qué lloras; amigo, qué te ha pasado?

-Mira, mi única hija, Carla, se perdió ayer en la laguna encantada-Dijo el señor entre lágrimas-. En tan sólo un instante, ella se desapareció de mi presencia. Al no verla conmigo, yo pues la llamé a gritos, perseguí su perfume y la he buscado durante noche y día, sin descanso, pero nada que la encuentro.

-Oye, amigo y será que es por casualidad esa niña, la que viene por aquella pradera.

El campesino entonces volteó la cabeza para ver hacia su derecha y supo que era ella, su hija, la inocente Carla

En cuanto al duende; rápido se escabulló por entre los arbustos, más siguió haciendo su trabajo por el bosque, el cual era darle sorpresas a los desamparados.

DEMENCIAS

RUSVELT NIVIA CASTELLANOS.

Aquel viernes; el policía llegó a su domicilio por la noche. Muy desconfiado, cruzó el sendero de la marquesina por entre la niebla azul y mientras avanzaba, una llovizna caía sobre los almendros. Acto seguido, pasó él a la entrada y abrió la puerta con angustia. Se sufría en lo íntimo maniático. Desde su posición, sentía palpitar los sentidos furiosamente. El hombre, dio a la vez unos cuantos pasos trémulos por la sala del hogar, que oscilaba en penumbras. Luego, sacó el revólver suyo del estuche del pantalón. Lo hizo con leve ruido. Pensó asimismo sobre la criminalidad en medio del instante agónico De hecho, quería matar a su esposa hacía semanas La suponía como un desespero para su corazón. Ella era una mujer de perfidia y era una rubia grosera. Pero lo peor del caso, fue que esta amante nunca dejó de acostarse con los vecinos del distrito, siempre procuraba tener sexo con ellos, toda fresca los cautivaba, se disfrutaba insaciable en lo pasional.

De modo que el hombre, por su resentimiento, fue ingresando al cuarto nupcial Dio varias pisadas hacia adentro con sigilo Sabía de este lugar con recuerdos. Generalmente, allí la mujer se divertía, viendo películas de misterio, lo hacía durante los nocturnos. Por esta credulidad, siguió andando hasta la cama, cuando entonces, yo pude observar desde el jardín, lista a la mujer con una pistola. Ella de por cierto estaba esperándolo hacía rato. Y obvio, apenas descubrió su silueta, primera soltó tres disparos contra la humanidad del policía. Eso los estruendos sonaron muy horrorosos. Se elevó ahí grave el pánico. Todo el espacio se puso tétrico. Más de súbito, fue cayéndose el señor como un muñeco gordinflón, quedando ya desparramado en el piso, chorreado de sangre.

Tras el otro sin final; yo volví a entrar en la casa y tuve que abrazarla a ella Siendo precavido, la apreté contra mi pecho, subiendo cada vez más la fuerza y cuando fui solo furia, tuve que matarla a ella, tras una desnucada, forjada con mis propias manos.

Por tanto, debido al asesinato cometido, ahora estoy preso y aquí entre las rejas, purgo la condena, donde en las noches, deliro todo este drama.

RUSVELT NIVIA CASTELLANOS

Poeta y cuentista de la ciudad musical de Colombia. Es al mérito, Comunicador Social y Periodista, graduado por la Universidad del Tolima. Y es un especialista en Inglés, reconocido por la Universidad de Ibagué. Tiene cinco poemarios, un libro de ensayos, una novela supercorta y ocho libros de relatos publicados. Es creador del grupo cultural; La Literatura del Arte. Sobre otras causas, ha recibido varios galardones literarios y ha escrito para revistas nacionales y de América Latina

PUNTO ESCARLATA: RENACER EN NAVIDAD

ESCRITO POR: LORENA AVELAR.

En medio de la ciudad iluminada, camino despacio, tropiezo con las hojas secas que se amontonan en los bordes de las banquetas,me gusta como suenan mis pisadas, me agrada como se disipa mi mirada en los faroles y en las procesiones que danzan con la música de viento que las acompaña No me siento perdida, ni disminuida, ni trágica, ni nada. No me percibo solitaria, ni eufórica, ni pequeña, ni diminuta, ni diáfana. Renazco en los soportales sin miedo, poco después de que las picas han devorado los restos del festín navideño.

No reconozco el rostro de los que me condenaron al exilio y al olvido, de aquellos que silenciaron sus brazos confundidos en atolones de mares perdidos, para la libertad y el ensueño. Los cristales de la ventana se han roto y los significados oníricos revelan la traición de lo que ya no importa, porque su valor se perdió en tantas horas de esperar escritos.

Ya es hora de que en esta Navidad renazca y no reniegue de la voz que me hace libre; es tiempo de que no impreque de la piel que revuelca pasiones; que no maldiga la luz que me acompaña ahora, que me hace brillar sobre todas las multitudes

Existen sentimientos que siguen flotando en el embrujo de las palabras, que no se han muerto aún. Las risas de espejos curvos, los mensajes sin promesas sólo persisten en la mirada torva de aquellos silencios fingidos con sabor a alquitrán y a sebo sucio de las envidias. Y camino, y sigo caminando y lloro porque llorar es parte de los ojos que tiemblan amaneceres en infinitos.

El silencio retoma las amarras y el ruido me hace bajar de los escenarios deslucidos por el cansancio. Recobro fuerza en los amaneceres continuos, en esta terraza medio carcomida, que es tan familiar para todos Aquí hago cabriolas y guiños a las nuevas ilusiones, a la nueva vida que tiembla y renace como un amanecer que se balancea en asombros, con los pensamientos ausentes de dudas. Descubro lo que enreda la música de los besos que siguen acunando el aire. Renazco en este Punto Escarlata; soy libre y feliz, a pesar de las tristezas de los recuerdos.

J U A N C A R L O S P É R E Z C A S T R O

Nuestra realidad presente, nos exige interpretar el mundo desde una visión más completa, menos lineal de lo que pueden manifestar los distintos saberes en su característica particular en cuanto que formas de entender la realidad, ya sea desde las ciencias o, desde la filosofía. Esto quiere decir, concretamente, que no existe una única vía de acceder a la comprensión de nuestro acontecer, pues es evidente que distintas disciplinas tratan de dar una explicación más o menos final, que se ajuste a lo que se espera de ellas, a saber: que el conjunto de conocimientos del cual el ser humano hace uso para explicar sus condiciones existenciales (en la extensión más amplia de esta palabra), intenta condicionar la verdad a su campo y objeto especifico de estudio para dar con una respuesta contundente a la interpretación de nuestra actualidad El problema, por supuesto, va más allá, pues manifiesta de suyo una adecuación con los intereses capitalistas, que un afán verdadero por comprender nuestro devenir actual.

El alcance que las ciencias han tenido en nuestra actualidad, maravillan por las grandes

Cuantificación y abstractificación..

El humano, al haber perdido su dignidad en cuanto que tal, ha pasado a ser, como dijimos, un engranaje más en la gran maquinaria social, y, como una pieza cualquiera, debe ser cuantificado en su devenir existencial. Podemos decir que ha pasado a ser una simple cifra más. La manera escandalosa en que los noticiarios hacen eco del número de muertos en las guerras; de la cantidad de personas que se encuentran infectadas o sufren de alguna enfermedad; de todos los desplazados, los cuales han sido forzados a abandonar sus hogares por conflictos que ellos jamás pidieron; el incremento en la hambruna y un creciente y larguísimo etcétera es una manera de poder medir el alcance real del sistema económico imperante. Todas estas cifras sirven para impedir el acceso a la confirmación real, a saber: que existe dolor y sufrimiento en el mundo, que hay seres menos afortunados, que en “el otro”, encontramos también un espacio sufriente en la dimensión de todo humano. Por supuesto, esto causa malestar, y siempre será preferible hablar de números antes que de humanos sufrientes y víctimas.

En otro sentido, también se trata de cuantificar la idea de progreso, felicidad y bien vivir en el humano. Encontramos explicaciones “científicas” en los procesos de enamoramiento, amor, felicidad, derivados de segregación de substancias en el cerebro, condicionando los estados de ánimo a un nivel que pueda ser medible. Ahora sabemos (siempre en el sentido de un supuesto saber), que todas estas emociones son una combinación de segregaciones de dopamina, serotonina y endorfinas. De esta manera, se puede suponer una sintetización de estas sustancias para poder ser aplicada en forma de pastillas, trayendo a nuestra mente el control ejercido con las píldoras de soma a la población de la novela “Un mundo feliz”, de Aldous Huxley. Escuchamos que se intenta cuantificar el nivel de felicidad de las naciones, realizando encuestas basadas en “opiniones” de personas comunes de países concretos, para saber cuál es su nivel de progreso y como este se encuentra emparejado con la idea de felicidad. Por supuesto, sabemos que esto no es más que un falso concepto, que solo es una determinación “abstracta” para mantener una falsa ilusión de progreso y de bienestar. Se trata, en el fondo, de eludir y rehuir a nuestra responsabilidad con nuestros semejantes, anteponiendo la idea de felicidad y de placer como “bienes” deseables, y sujetos a nuestro alcance únicamente por nuestra voluntad.

Entonces, podemos lanzar preguntas concretas ante estas circunstancias ¿para qué cuantificar nuestra existencia? Por supuesto, la respuesta parece bastante evidente, para poder otorgar una calificación a las acciones, bienes, servicios y mercancías que se nos ofrecen, pero ¿por qué cuantificar todos los aspectos humanos? ¿Qué ganancia se obtiene de otorgar grados de calidad medibles a nuestra vida? Bien, estas preguntas son las que se encuentran ocultadas a la mirada común, y su respuesta tiene que ver con el control social. De lo que se sigue, necesariamente, el ejercicio de un biopoder hacia la población. Ahora, de lo que se trata, es de manifestar un grado de abstracción que invisibilice el biopoder ejercido, y el control al cual se encuentra sometida la población. Nos perdemos en una sobresaturación de la información, en un mundo de cifras, de números, de cálculos, donde el hombre se encuentra enajenado y abstraído de su condición vivencial. Un mundo que se preocupa de medir, calificar, distribuir, redistribuir, reproducir y volver a reproducir, es un mundo “ocupado”, un mundo que no tiene tiempo que perder en explicaciones por el sentido y el alcance de lo que significa nuestra existencia. Un mundo donde el pensamiento crítico no tiene lugar, aunque sea de mayor importancia para nosotros mismos. La pregunta, entonces, por el sentido y la significación de nuestro existir carece de importancia, pues tenemos técnicas del saber que pueden responder a esto con las mediciones arbitrarias basadas en un orden social que cada vez olvida al ser humano mismo. Tenemos ciencia y tenemos científicos y técnicas y tecnócratas que nos dan las respuestas, aunque en ello oculten la verdad de nuestro vivir. Así, la abstractificación llega a sus consecuencias ultimas al dividir el trabajo y el saber, especializando el aparato social en estructuras cuantificables y cualificables, así lo dirá Fromm: Es indudable que sin la cuantificación y la abstractificación la producción moderna en masa sería inconcebible. Pero en una sociedad en que las actividades económicas se han convertido en la principal preocupación del hombre, este proceso de cuantificación y abstractificación ha trascendido el campo de la producción económica e invadido la actitud del hombre hacia las cosas, hacia las personas y hacia sí mismo. (Fromm Erich. Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. F. C.E. 1964).

Enajenación y desesperación.

La característica más común de nuestra sociedad se da en los términos de enajenación y desesperación. La primera, Fromm la entiende de esta manera: Entendemos por enajenación un modo de experiencia en que la persona se siente a sí misma como un extraño. (Ibid.). Pero ¿qué nos significa que la persona se sienta a sí misma como un extraño? Bien, en primer lugar, debemos entender que no existe un saber o conocimiento absoluto del “sí-mismo”, pues, la persona, al carecer de un telos original, se encuentra en una constante construcción de su propio ser. Este aspecto manifiesta una constante insatisfacción con la pregunta por uno mismo. Damos como un supuesto ya valido el conocimiento por nuestro propio ser, y, sin embargo, cuando se nos pregunta por ello, fruncimos el ceño o lanzamos una sonrisa irónica como increpando a quien nos pregunta por esta cuestión harto valida. ¿Por qué se da esta situación? Bien, porque en realidad no nos conocemos. Damos por sentado que el conocimiento y el saber, sea este científico o filosófico, ya nos da una seguridad por quienes somos, cuando lo que tenemos solo es una asíntota que nos impide cuestionarnos por lo oculto de nuestro ser. El psicoanálisis y la filosofía tratan de mostrarnos, por medio de la pregunta, la incapacidad lingüística y objetiva de alcanzar este saber. Incapacidad por la circunstancia especifica de la falta de lenguaje para denominar aquello que se nos oculta de nosotros mismos, es decir, nuestro inconsciente y nuestros deseos verdaderos. Lo que tenemos, entonces, es una racionalización de los deseos instaurados en mi persona por el otro, pero jamás accedemos a la conciencia de aquello que deseamos en realidad. A lo mucho, aspiramos a reconocernos como deseantes, donde, a la manera de Lacan, observamos un “petit objet a” siempre mutable, siempre inalcanzable.

Entonces, lo que tenemos es una intuición de nosotros mismos, nos captamos de manera empírica y racional, pero esto no agota nuestro ser. La insatisfacción producida por este no-reconocimiento de nuestro ser, nos lleva a buscar un refugio de seguridad. Es entonces que caemos en la trampa, a saber: constreñir nuestra vida a la reproducción vivencial determinada por el sistema capitalista. Compramos cada vez más cosas, objetos y mercancías que no nos son esenciales para el desenvolvimiento de nuestra vida, pero que nos permite crear un velo de maya (ilusión transitoria que sirve para no encarar nuestro sufrimiento) ante los demás. Buscamos de manera grotesca y exagerada nuestra individualidad, como si con ello se respondiera de una buena vez y por todas a la angustia de la pregunta por uno mismo. Despreciamos la condición de los demás como una forma de satisfacer la histeria provocada por no reconocernos a nosotros mismos, y en esto va la condición de histeria, pues creamos condiciones de evasión que solo implican un grito desesperado para manifestar que existimos, que estamos vivos, aunque, como consecuencia de este acto de búsqueda de ser reconocido por “el gran otro”, destruyamos todo aquello que manifiesta nuestra vida intersubjetiva. Podríamos decir, entonces, que el paciente histérico buscara por todos los medios auto sabotear su bienestar, pues, al sentirse el centro de atención, exige la dominación de los demás, y, para ello necesita boicotear su felicidad para sentirse el único sufriente. De esta manera anula la condición del otro en cuanto que humano, y lo vuelve en un objeto cosificado. Por ello, el paciente histérico se halla en una jouissance continua y debe destruir todo lo que amenace su ego.

Y con esto observamos el segundo aspecto de la enajenación, que es la desesperación. Pero esta desesperación se da como un síntoma de reconocernos como garantes de nuestra seidad, de nosotros mismos. La desesperación de la cual nos hacemos patentes no es la misma desesperación filosófica por el sentido que debemos otorgar a nuestra existencia, de crear a cada momento un fundamento de nuestro devenir y de nuestras acciones personales, en realidad, se trata de una angustia por hallarnos fuera de nosotros mismos, de auto intuirnos como desplazados del único refugio que nos pertenece realmente como salvaguarda del exterior. Entonces, aunque intuimos que somos algo distinto de lo que realizamos en la cotidianidad, también intuimos, necesariamente, que no somos lo que pensamos ser, parafraseando a Sartre, que no somos lo que queremos ser, pero tampoco somos lo que aspiramos, entonces ¿qué es lo que somos? Entonces, la angustia produce un efecto devastador. Pues nos impele a buscar seguridad en cualquier lugar, y por ello decidimos desconocer nuestras volitividades para dejarnos engullir por la aceptación y tomamos una postura de identificación y pertenencia, pero cayendo en un círculo vicioso de separación con la masa. Buscamos escindirnos de la sociedad, sin siquiera saber lo que realmente deseamos.

Conclusiones.

La enajenación, como producto de una realidad capitalista, es la condición original que permite encadenar a los sujetos a una imposibilidad de conciencia sobre su realidad existencial. El capitalismo, entonces, busca desesperadamente nuevas técnicas para enajenar la conducta de los sujetos, sumiéndolos únicamente en meros reproductores de saberes y acciones determinadas para el consumo.

Muchos de los dispositivos que ha creado el sistema capitalista, guardan una estrecha relación de la satisfacción momentánea de placeres con la inmediatez y la rapidez de la mutación de los deseos. Lo que observamos en nuestra actualidad, es como los productos cambian de formas, tamaños, sabores, colores y sensaciones, con el fin último de mantenerse como objetos visuales y lingüísticos que saturen de información nuestra existencia. De esta manera, lo que alcanzamos a observar solo es el aspecto fenoménico que encubre las condiciones reales de deshumanización de nuestros tiempos.

La cosificación como escape a las responsabilidades de nuestras acciones, es una de las formas más grotescas con que se presenta la enajenación, pues impide un ejercicio pleno de nuestra libertad instaurando, a su vez, un control determinado no por instituciones legitimadoras del poder, sino por el mismo constructo social al cual pertenecemos.

Con todo, debemos tener siempre presente que las diversas manifestaciones del saber nos sirven para poder discernir sobre las condiciones de nuestra realidad. La filosofía y el psicoanálisis nos muestran un panorama instaurado en la pregunta, en el cuestionamiento por nuestros acontecimientos existenciales y privados. Estas formas del conocimiento nos permiten tomar conciencia por nuestras acciones y el devenir esencial de nuestros tiempos, no en un marco de superación a las ciencias, sino como una humilde mirada al abismo de nuestro ser, con la intención de manifestar que no lo podemos todo.

De esta manera, las ciencias se vuelven en transformadoras de nuestra realidad al permitirnos crear categorías de entendimiento que sirvan como puntos de partida para entender la pregunta por nuestra realidad, mostrándonos los atinos y desatinos que cometemos como sociedad. Bajo esta posición, podemos captar que la respuesta por el conocimiento esencial de quienes somos no está instaurada en los parámetros de la respuesta, que exigir una seguridad constante en nuestra existencia es una ilusión, pues, como diría el marxismo, el mundo es una constante revolución dialéctica, y, este cambio dialectico, permite la movilidad y la posibilidad de ser mejores.

Entonces, debemos estar siempre acechantes a nuestras acciones, para saber si las hemos elegido desde un libre ejercicio de nuestra elección, o solo es un producto de lo que el sistema espera que realicemos. Debemos tomar una postura siempre crítica hacia nosotros y hacia nuestra realidad, pues esto significa hacernos garantes de nuestras elecciones, de tal manera que seamos responsables ellas, y así intentar ser libres. Ante esta implicación, debemos pensar que nuestra movilidad nos permite ser mejores, pero también nos puede convertir en peores personas. Al final, cada uno de nosotros puede decidir si emanciparse, con todo el sufrimiento que esto implica, o permitir ser esclavizados bajo el yugo y la tiranía del sistema capitalista, buscando una falsa ilusión de seguridad.

Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Alma A. C. Carbajal Guzmán. El Creacionista ©. Esta licenciado bajo una Creative Commons Atribution – NoComercial – Compartir igual 4.0 Internacional que permite a otros compartir el trabajo con reconocimiento de la autoría. 2022.