QUIEN MATE AL CAIMÁN BLANCO, MORIRÁ Ángel Ortuño
Eso le dice el porteador a El Santo cuando van por la jungla amazónica que resulta ser idéntica a los lotes baldíos donde jugaba yo de niño a ser El Santo que desprecia el peligro justo en el Amazonas. Sin duda es otro triunfo del realismo cinematográ co y no salgo de mi asombro pero eso es justamente lo que hace siempre El Santo: maravillarnos e ignorar todas esas advertencias que serían prudentes para un luchador enmascarado mucho menos invencible que él o yo cuando era niño. Ese caimán blanco está condenado. Lo mismito que El Santo y yo también.
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