El Creacionista #5

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2019. Mar.

El Creacionista

La perfecta proporción entre Poesía y Narrativa.

Poetry: Mirjam Laminak César Romero

Narrativa : FELCICIDAD Marcela P. Vélez NO ES LA CAMA LUGAR SEGURO PARA QUE EL AMOR ANIDE Aleqs Garrigóz

La disciplina más importante que la musa

Photo by Mahrael Boutros on Unsplash

Todos los escritores admiran el estilo de otros escritores, sus pasiones, sus manías, hasta buscan padecer los mismos síntomas en vida – adicciones o emocionalidades – buscando en vano a una musa, que ya ha muerto con su progenitor. Pero más allá de la idolatría exacerbada por los consagrados escritores, hay un elemento que pocos se han atrevido a salvaguardar para personalizarlo a la propia labor literaria

La disciplina esta entre el valor y la habilidad, pero también está entre la pasión y el empuje del escritor por llevar a la realidad lo que acontece en su imaginación por medio de las letras

No. 5

En la creación, lo que sobreviene en las cercanías de lo absurdo – porque no todo lo que crece ahí tiene una forma definida – es por ello, el creador tiene que darle cuerpo y voz a los acontecimientos, personajes y a la pieza primordial, el alma de lo escrito. No basta con buscar a la musa por las callejuelas del ocio, o del hastío, para algunas es imprescindible la fuerza que motiva a los creadores, a saltar lejos de la nube para poner las letras sobre la tierra. Que de mortales es la literatura, pero la inmortalidad solo puede darse con la disciplina. Alma Carbajal G.


2 GRAN RESERVA Mirjam Laminak

Hubo un tipo al que yo quise era vino y era incienso, era agua, poesía y pensamiento, por si fuera lo primero bebí un sorbo pequeño pero me inundó la boca Photo by Jenny Marvin on Unsplash

y poco a poco el cesó…


Ya no pude yo quitarme ese sabor tan sutil tan amargo y tan espeso como la uva en su lecho; de la cava celestial, ¡gran reserva de deseo!

En exceso lo bebí me embriagué con tal locura sin disfrute y en despojo sin sentido concluí: “A ese vino no probé pues su dulzura me agobia pero no lo saboree como aquel beso a su boca"

Ahora no recuerdo ya el sabor de esa cosecha sólo sé que era buen vino de esos que se tardan años amalgamando el sabor y madurando su color.


Photo by Andy Falconer on Unsplash

Tanto me embriagué con él tantas cosas no pasamos y en sus influjos luché contra la pena y la gloria que hacia un nuevo amanecer me dolía hasta la piel de tanto sorber la copa…

…acabé con ese alcohol pero guardo la botella y el tapón para encerrar el espíritu del vino que debiera recordar las palabras que dijimos y aquel día en que brindamos, brindamos por nuestro olvido…


FELICIDAD Marcela P. Vélez

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¿Existe la felicidad?, preguntó Margarita a su amiga Rosa al salir de clases, mientras caminaban con sus pantalones vaqueros y su mochila al hombro. Les habían dejado escribir sobre este tema que parecía tan difícil de alcanzar. Rosa guardó silencio y Margarita insistió en que era una utopía. Le señaló los mendigos con su mano extendida, los rostros de tristeza o seriedad de los que pasaban a su lado, de la prisa que tantos llevan como muñecos veloces que vagan por las calles sin sentido, le habló del miedo a los asaltos, de los accidentes, las enfermedades, le mostró la gente que busca llamar la atención con su vestuario y apariencia como si fuera un carnaval de máscaras, comentó sobre las tiendas llenas de objetos que pocos pueden comprar, y de esa tarde tan gris que amenazaba tormenta. Su amiga escuchaba sin responder y Margarita seguía quejándose de sus propios problemas, del calor, de sus carencias en casa, hasta que en un alto, volteó a ver a su amiga y le preguntó por qué no opinaba nada. Rosa se limpió sus labios y con una gran sonrisa respondió: Tenía la boca llena de mi delicioso helado, para mí, esta es la felicidad: te besa, se puede lamer, te regala sabores y aromas, y te quita la sed. Por eso que me perdonen los tristes, los pobres y los amargados, pero en este momento quería disfrutarla plenamente antes de que se deshiciera en mi paladar y la perdiera a la vuelta de la esquina

Photo by Amy Shamblen on Unsplash


POETRY César Romero

* Solo el herido cura has dicho, y en el paso del sueño a la piel rodaron tus manos la brisa entonces giró sobre la aurora. Buscabas quizá la más tenue línea. Pero allí estaba: La implacable ausencia, la certeza de saberse uno con antelación, y esa certeza en ambos dignificaba el silencio. ¿Curas desde tu herida? ¿Podrás devolverme al tiempo de lo increado, vaciar los ojos de la memoria?

Photo by Pedro Mamoré on Unsplash


Photo by Tertia van Rensburg on Unsplash

* La luz miente. El día se prolonga en tus ojos, allí descienden el ibis y la garza azul, a nado tantean la profundidad. Filamento, hebra, esquirla. Quien puede llegar a puerto con las alas intactas o reconocerse después del terror. La mirada nos precede. No aciertas, no sabrías. La mirada precede al habla * Habla la estrella en tu entrecejo cuando este sueño tan oscuro. Las traineras vacías, la niebla tendida en la marisma. ¿Qué habla? Todas las fronteras en una constelación. El camino se ofrece pero quédate.


NO ES LA CAMA LUGAR SEGURO PARA QUE EL AMOR ANIDE Aleqs Garrigóz

Coincidimos por accidente en la mesa de una cantina de mala vida. Me sentí atraído como sólo se es atraído por un victimario. Cuando él se fijó, finalmente, en mí, me reconoció: una presa tan fácil que incluso se puede congeniar con ella. Yo participé en ese juego tal como se está concebido. Le invitaba las libaciones, lo mantenía interesado. Fui aproximándome sutil pero seguramente a su forma más profunda de practicar la camaradería. Perro al fin, reconoció mis bajos instintos. Primero fue una parte del cuerpo, luego la otra. Habiendo hecho la amistad, hicimos durante meses la lascivia.

Photo by Azamat Zhanisov on Unsplash


NO ES LA CAMA LUGAR SEGURO PARA QUE EL AMOR ANIDE Aleqs Garrigóz

Nos divertía el rito de los cuerpos que se rinden a la ligereza del alcohol y lo que éste gana para los sentidos los días de descanso. Yo lo buscaba con un ímpetu feminoide. Conquisté así su frágil probidad. Pero nunca un buen beso en la boca. Su corazón, tosco, aunque con algunas fibras nobles, no estaba hecho para contenerme: ese lugar lo ocupaban los vicios, la calle, el riesgo. Luego de hacerlo eyacular, empezamos a bostezar estando juntos. La última noche, porque es más fuerte la cocaína que la virtud, me robó los últimos billetes que estaba dispuesto a apostar por él. Fue casi un acuerdo mutuo. Su lugar en mi cama quedó a la espera de un nuevo advenedizo. ¿Cómo podría ser de otra manera a mis veintiséis años?

Photo by kilarov zaneit on Unsplash


El Creacionista 2019 Alma Carbajal ©


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