Bizén d’o Río Martinez
El Estatal Laurentino
El
Estatal
Laurentino
Bizén d’o Río Martínez
1
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
2
La veneración de los santos tiene como elemento devocional el culto y reverencia a las reliquias que son una parte de los restos corporales o bien, los objetos que hubieran estado en contacto con el santo y que por ello conservan la virtud taumatúrgica que habían poseído en vida, pero no sólo estos se convierten en reliquias, igualmente, todo aquello que entraba en contacto con el cuerpo del santo tras su fallecimiento. Vemos pues como los restos de los santos, desde los primeros tiempos del Cristianismo fueron considerados como algo que protegía a la persona que era su poseedor e incluso a las personas que a ellos se acercaban o tocaban, ya que se atribuía a la reliquia una fuerza especial contra lo adverso, siendo esto lo que llevó a los reyes y señores, así como obispos y abades, al afán de poseer alguna de ellas, así es como intentan lograrlas a cualquier precio. Los cuerpos de los mártires y otros santos llegaron a ser lo mas precioso y digno de veneración para los cristianos de los primeros tiempos y posteriormente adquirieron mayor importancia, debido a que en la segunda mitad de siglo IV se comenzó a fragmentar los cuerpos de los santos para repartirlos. Fue este un momento en el que los teólogos apoyaron la teoría de que por muy pequeño que fuera el fragmento, estaba impregnado de la virtud terrena del santo y por lo tanto de sus facultades milagrosas.1 1
Boiron, S. “La Controverse née de la querelle des reliques à l’époque du Concile de Trente » Paris 1989
Bizén d’o Río Martinez
El Estatal Laurentino
3
Reliquias.De esta forma se multiplicaron las reliquias y se convirtieron en un instrumento de prestigio. No es de extrañar que la reliquia del cuerpo entero del santo cobrara una relevancia especial y allí donde se encontraba encaminaran los pasos los fieles en busca de protección. Desde el primer momento las peregrinaciones eran propiamente un itinerario devocional y como tal, el peregrino rendía visitas a los numerosos santuarios que en ocasiones guardaban veneradas reliquias y otros, que por sí mismos, eran centros de peregrinación al catalizar y atraer por una advocación determinada a peregrinos y romeros. Por otra parte, se originaron algunas traslaciones de reliquias con las cuales se dotan y enriquecen
los santuarios que adquieren la afluencia de gentes devotas que
acercarse pueden a alguna reliquia. En cuanto a las reliquias sagradas, noticias documentales nos aseguran que el rey Sancho Garcés logró sanar de grave enfermedad gracias a la reliquia del apóstol San Pedro custodiada en Siresa, monasterio levantado al pie de la calzada romana que atravesaba los Pirineos por el puerto de Palo, y que sería el primer itinerario del primitivo Camino de Santiago. En el castillo-abadía de Montearagón, se custodiaron numerosas reliquias entre las que se incluía pan consagrado por Jesús en la Ultima Cena que se salvó intacto del pavoroso incendio que asoló el convento en el año 1477. En el monasterio de San Andrés de Fanlo, a fines del siglo XI se custodiaban “in primis”: uno reliquiario de fuste, et habet intus in illo reliquiario VI alios reliquiarios petitos de fuste sigillatos cum reliquias”. Los rectores del monasterio de San Juan de la Peña lo convirtieron en uno de los centros mas importantes de la cristiandad como así lo atestiguan los cuerpos santos que llegaron a reunirse, entre ellos San Indalecio, discípulo predilecto de Santiago El Mayor, mas aparte, atesoraba en un arca de plata: una canilla entera el brazo de San Lorenzo, toda la canilla con el “ñudo” de la rodilla del Apóstol Pablo, una costilla de San Bartolomé, un hueso del espinazo de San Mateo Apóstol y Evangelista, el cuello de Santa Agueda, un diente de San Nicolás obispo, dos huesos de San Teodoro mártir y de San Albino obispo, un hueso de San Nazario, otro de Santa Eulalia Emeritense, de San Victorián y de San Gaudioso. Dentro de un brazo de Plata, de San Indalecio, además de reunir un dedo de San Benito, huesos de San Plácido, San Jorge, San Cosme y San Damián, de los Apóstoles Simón y Judas, y de San Acisclo. En este monasterio se llegaron a juntar en relicarios distintos: dos astillas del Lignum
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
4
Crucis, un fragmento de la túnica de Cristo, dos vasos con leche de la Virgen, tres piedras del Santo Sepulcro y dos del pesebre de Belén, y sobre todas estas reliquias, la mas importante mas codiciada, el Santo Graal, la copa en la que Cristo instituyó la Eucaristía consagrando la noche anterior a su crucifixión. La presencia de los santos, no sólo en sus templos y santuarios, sino en la misma vida cotidiana de las personas, el papel que desempeñaban dentro de la vida espiritual de los pueblos y sus gentes, será lo que provocó se produjeran abundantes acusaciones de paganismo ante lo que se consideraba utilización abusiva de la veneración de las reliquias. 2 Lutero y Calvino vieron en estas devociones una continuidad en forma cristiana de la ancestral adoración a los dioses paganos. Para el reformador alemán tanto las reliquias, como las peregrinaciones e indulgencias eran auténticas supersticiones tras las que se encontraba el demonio. 3
El Concilio de Trento.Este Concilio se encargó de debatir el fundamento de la doctrina sobre las reliquias, y fundamental es la enseñanza del Concilio Tridentino: “También los cuerpos de los santos mártires y de los demás que vivían con Cristo, que fueron miembros vivos de Cristo y santuario del Espíritu Santo, que serán resucitados en algún momento para vida eterna y glorificados, deben ser venerados por los fieles… Se rechaza, por tanto, cuando algunos opinan que no se debe prestar reverencia a las reliquias de los santos y que no sirve para nada que sean veneradas por los fieles como otros recuerdos. Estas opiniones han sido condenadas por la Iglesia que las condena de nuevo".. La Invocación, Veneración a las reliquias de los Santos, y de las Sagradas Imágenes: Manda el santo Concilio a todos los Obispos, y demás personas que tienen el cargo y obligación de enseñar, que instruyan con exactitud a los fieles ante todas cosas, sobre la intercesión e invocación de los santos, honor de las reliquias, y uso legítimo de las imágenes, según la costumbre de la Iglesia Católica y Apostólica, recibida desde los tiempos primitivos de la religión cristiana, y según el consentimiento de los santos Padres, y los decretos de los sagrados concilios; enseñándoles que los santos que reinan juntamente con Cristo, ruegan a Dios por los hombres; que es bueno y útil invocarlos humildemente, y recurrir 2
Erasmo de Rótterdam adoptó una posición de distancia y crítica respecto a la tradición ortodoxa católica y, a pesar de haber ido en peregrinación en algún momento de su vida, se quejaba de la utilización abusiva que hacía la Iglesia Católica de la veneración a las reliquias. 3 Joblin, A. “las actitudes de los protestantes ante las reliquias”, Bozaky, E. y Helvetius, A.M.(eds), “les reliques, Objts, cultes, symboles” Actes du Colloque Internacional du Litoral-Côte d’Opale, sept. 1997
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
5
a sus oraciones, intercesión, y auxilio para alcanzar de Dios los beneficios por Jesucristo su hijo, nuestro Señor, que es sólo nuestro redentor y salvador; y que piensan impíamente los que niegan que se deben invocar los santos que gozan en el cielo de eterna felicidad; o los que afirman que los santos no ruegan por los hombres; o que es idolatría invocarlos, para que rueguen por nosotros, aun por cada uno en particular; o que repugna a la palabra de Dios, y se opone al honor de Jesucristo, único mediador entre Dios y los hombres; o que es necedad suplicar verbal o mentalmente a los que reinan en el cielo”. Por otra parte, ordenan los padres reunidos que: Instruyan también a los fieles en que deben venerar los santos cuerpos de los santos mártires, y de otros que viven con Cristo, que fueron miembros vivos del mismo Cristo, y templos del Espíritu Santo, por quien han de resucitar a la vida eterna para ser glorificados, y por los cuales concede Dios muchos beneficios a los hombres; de suerte que deben ser absolutamente condenados, como antiquísima mente los condenó, y ahora también los condena la Iglesia, los que afirman que no se deben honrar, ni venerar las reliquias de los santos; o que es en vano la adoración que estas y otros monumentos sagrados reciben de los fieles; y que son inútiles las frecuentes visitas a las capillas dedicadas a los santos con el fin de alcanzar su socorro. Además de esto, declara que se deben tener y conservar, principalmente en los templos, las imágenes de Cristo, de la Virgen madre de Dios, y de otros santos, y que se les debe dar el correspondiente honor y veneración: no porque se crea que hay en ellas divinidad, o virtud alguna por la que merezcan el culto, o que se les deba pedir alguna cosa, o que se haya de poner la confianza en las imágenes, como hacían en otros tiempos los gentiles, que colocaban su esperanza en los ídolos; sino porque el honor que se da a las imágenes, se refiere a los originales representados en ellas; de suerte, que adoremos a Cristo por medio de las imágenes que besamos, y en cuya presencia nos descubrimos y arrodillamos; y veneremos a los santos, cuya semejanza tienen: todo lo cual es lo que se halla establecido en los decretos de los concilios, y en especial en los del segundo Niceno contra los impugnadores de las imágenes. Enseñen con esmero los Obispos que por medio de las historias de nuestra redención, expresadas en pinturas y otras copias, se instruye y confirma el pueblo recordándole los artículos de la fe, y recapacitándole continuamente en ellos: además que se saca mucho fruto de todas las sagradas imágenes, no sólo porque recuerdan al pueblo los beneficios y dones que Cristo les ha concedido, sino también porque se
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
6
exponen a los ojos de los fieles los saludables ejemplos de los santos, y los milagros que Dios ha obrado por ellos, con el fin de que den gracias a Dios por ellos, y arreglen su vida y costumbres a los ejemplos de los mismos santos; así como para que se exciten a adorar, y amar a Dios, y practicar la piedad. Y si alguno enseñare, o sintiere lo contrario a estos decretos, sea excomulgado. Mas si se hubieren introducido algunos abusos en estas santas y saludables prácticas, desea ardientemente el santo Concilio que se exterminen de todo punto; de suerte que no se coloquen imágenes algunas de falsos dogmas, ni que den ocasión a los rudos de peligrosos errores. Y si aconteciere que se expresen y figuren en alguna ocasión historias y narraciones de la sagrada Escritura, por ser estas convenientes a la instrucción de la ignorante plebe; enséñese al pueblo que esto no es copiar la divinidad, como si fuera posible que se viese esta con ojos corporales, o pudiese expresarse con colores o figuras. Destiérrese absolutamente toda superstición en la invocación de los santos, en la veneración de las reliquias, y en el sagrado uso de las imágenes; ahuyéntese toda ganancia sórdida; evítese en fin toda torpeza; de manera que no se pinten ni adornen las imágenes con hermosura escandalosa; ni abusen tampoco los hombres de las fiestas de los santos, ni de la visita de las reliquias, para tener convitonas, ni embriagueces: como si el lujo y lascivia fuese el culto con que deban celebrar los días de fiesta en honor de los santos. Finalmente pongan los Obispos tanto cuidado y diligencia en este punto, que nada se vea desordenado, o puesto fuera de su lugar, y tumultuariamente, nada profano y nada deshonesto; pues es tan propia de la casa de Dios la santidad. Y para que se cumplan con mayor exactitud estas determinaciones, establece el santo Concilio que a nadie sea lícito poner, ni procurar se ponga ninguna imagen desusada y nueva en lugar ninguno, ni iglesia, aunque sea de cualquier modo exenta, a no tener la aprobación del Obispo. Tampoco se han de admitir nuevos milagros, ni adoptar nuevas reliquias, a no reconocerlas y aprobarlas el mismo Obispo. Y este luego que se certifique en algún punto perteneciente a ellas, consulte algunos teólogos y otras personas piadosas, y haga lo que juzgare convenir a la verdad y piedad. En caso de deberse extirpar algún abuso, que sea dudoso o de difícil resolución, o absolutamente ocurra alguna grave dificultad sobre estas materias, aguarde el Obispo antes de resolver la controversia, la sentencia del Metropolitano y de los Obispos comprovinciales en concilio provincial; de suerte no obstante que no se decrete ninguna cosa nueva o no usada en la Iglesia hasta el presente, sin consultar al Romano
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
7
Pontífice..4 No obstante a todo lo anterior dispuesto, lo cierto es que, el ser humano, ha necesitado ver, oír, tocar, incluso poseer, algo de lo que configura su dimensión espiritual y religiosa. En su necesidad de hacer visible el diálogo con los seres superiores, se encuentra el origen de ritos, prácticas y devociones bien establecidos, bien autorizados, y en numerosos casos, simplemente tolerados por la Iglesia Católica a lo largo de los dos mil años pasados.
Cintas Medidas y Estadales.Testigos fehacientes de la práctica religiosa cotidiana de todas las generaciones de fieles, de sus sentimientos y devociones, son las medallas, estampas, gozos aleluyas, rosarios, cruces, relicarios, exvotos, agnus-dei, escapularios o “estadales”, siendo en estos objetos, en los que confluyen en ocasiones algunos valores artísticos, si bien en la mayoría, su valor es meramente devocional, como es el caso de las “Medidas” o “Estadales” cuyos orígenes se remontan a la Edad Media. Salvo algunos matices, se trata de términos sinónimos. El más antiguo parece ser Estadal, definido en el Diccionario Medieval Español como «medida de la estatura». Covarrubias en el año de l6ll insiste en la misma idea: «También es medida que se toma en el espacio existente de las puntas de los dedos de una mano a otra, que es la mesma que ay de pies a cabega, de manera que la estatura de un hombre se puede tomar de pies a cabega, o de mano a mano, estendiéndolas, y de aquí se llamó estadal de cera la hilada que descogiéndola tendrá comúnmente el largo de la estatura del hombre [...]». Un siglo más tarde, el Diccionario de Autoridades (1726-1737) precisa un poco más, al definir el estadal de cera: «Es la hilada, que descogiéndola suele tener de largo la estatura de un hombre: y aunque en lo antiguo se le dio este nombre a la hilada de cera, o torcido de cera ó cerilla, porque comunmente no excedía de la medida del estadal, A cerca de ellos, María Moliner dice que estadal, en su segunda acepción, es una «cinta bendita con la medida de la efigie de algún santo, que se lleva por devoción, por ejemplo al cuello». Según el Diccionario de Autoridades, «Medida se llama asimismo la cinta, que se corta igual a la altura de la imagen o estatura de algún Santo, en que se suele estampar su figura, y las letras de su nombre con plata ú oro. Usase por devoción». 4
Concilio de Trento. Sesión XXV celebrada el día 4 de diciembre de 1563, Taducción de Ignacio López de Ayala, 2ª ed. Madrid 1785
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
8
Su uso devocional .Tanto la “Medida” como el “Estadal” son objetos de devoción, cuyas diferencias entre ellos estriban en la forma de uso: el “Estadal” se lleva en la muñeca o al cuello, pues suele ser un cordón. La “Medida” se guarda en casa, se lleva plegada en la cartera, o bien sujeta a la ropa. En los últimos tiempos, con el aumento del parque automovilístico, son atadas estas cintas en el espejo retrovisor interior, dentro de un gesto o rito de invocación protectora. Tanto los santos, como las advocaciones Marianas de cuyas cintas y cordones se viene haciendo uso desde la antigüedad, ofrecen muy distintos niveles de especialización, unos son para uso protector continuado, otros son usados en caso de partos y embarazos. Un ejemplo lo tenemos con San Ramón Nonato, que fue sacado vivo del vientre de su madre muerta. Este hecho lo convirtió en el abogado por excelencia de toda parturienta sin distinción de clases sociales, cuyas cintas amparan a las embarazadas de la Sotonera y Somontano, aunque han sido solicitadas desde lugares y poblaciones muy distantes. Así, incluso Isabel II, con motivo de su cuarto parto, aceptó gustosa el ofrecimiento del traslado “de las reliquias del citado santo, junto con las medidas y velas del buen alumbramiento para lograrle feliz por la intercesión de tan glorioso santo”. Según los testimonios recogidos por Cortés Echanove, estas cintas medían el perímetro del cráneo de San Ramón. Igualmente, en el Altoaragón se cuenta con el Santuario de San Cosme y San Damián en las fragosidades de la Sierra de Guara, cuyo cordón tras la inmersión en agua bendita y haber tocado la piedra, preserva de enfermedades. El estadal o “Cordoné” de Graus que es bendecido y pasado por la imagen del Santo Cristo. Por otra parte, los santuarios o templos en los que se otorgan poseen un radio de acción muy diferente, estando determinado la mayor de las veces por una tradición que se sustenta de manera directa en el poder de convocatoria de cada imagen. Cabe mencionar en primer lugar las advocaciones de carácter local, intercesoras naturales e inmediatas ante toda situación conflictiva, vivida por los fieles del entorno más próximo. Es un ejemplo altoaragonés el caso de la Virgen de la Carrodilla, Otras veces las citas conducen a imágenes con influencia sobre una determinada comarca o región. En este grupo se encuentran, por ejemplo, Santa Orosia, patrona de la diócesis de Jaca; la Carrodilla, La Bella, La Blanca, La Alegría y El Pueyo en Somontano y Ribera del Cinca; Santa María de Salas en la Hoya de Huesca.
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
9
Aquí se advierte, por un lado, una efectividad mayor en sus intervenciones ante las desgracias y, por otro, una especialización contrastada en las situaciones comentadas. Por último, las cintas pertenecientes a santuarios de influencia nacional, bien sea debido al patronazgo universal ejercido por la advocación, tal es el caso de la Virgen del Pilar, o por su tradicional efectividad demostrada en partos conflictivos de la Virgen de la Cinta de Tortosa.
Uso de las Cintas y Cordones.Si existen distintas fuentes que mencionan la intervención milagrosa de las medidas, cintas y cordones en hechos y acontecimientos negativos de toda índole, tales como epidemias, sequías, plagas, guerras, redenciones de cautivos curaciones, accidentes, etc., algunos documentos informan de su estrecha y especial vinculación con las distintas circunstancias que rodean el inicio del ciclo vital. Una conexión de mayor complejidad supone poner en contacto las medidas con las personas sagradas a las que representan. En general, puede afirmarse que no resulta sencillo encontrar referencias a estas cintas, medidas y estadales. Se trata en la mayoría de los casos de noticias mas bien dispersas, las cuales aparecen en cánones de concilios, documentos de archivo, al igual que, a partir de los siglos XVI y XVII, en algunas Compilaciones o en historias relativas a santuarios y advocaciones en los que se citan en ocasiones las medidas, si bien solamente se citan como uno de los objetos de recuerdo que adquirían los peregrinos y romeros para mediante ellos, evocar las virtudes de la Virgen o del Santo de su devoción. En otras ocasiones son los estadales el comprobante o testigo de haber cumplido un Voto, participando en el cumplimiento de este mediante una romería. De todo el amplio conjunto de documentación consultada puede deducirse que, al menos desde el siglo XVI, a pesar de las disposiciones del Concilio de Trento, todo santuario con un mínimo prestigio contaba no solo con medallas y estampas propias, sino también con la correspondiente “medida” o “estadal”. Si bien, parece que paralelamente a la propagación de las cintas y cordones existió cierta cautela hacia ellas por parte de la jerarquía de la Iglesia en España. Conociéndose como se establece la prohibición del uso de medidas o estadales dos años después de Trento, ya que en 1565 en el Concilio de Valencia, que tras el Tridentino se celebra en nuestro país se dispone: «Que nadie mida las imágenes de los santos con hilos o cualquiera otra cosa, para llevar las medidas a los enfermos, pues esto respira superstición». Claro está, que al margen de prohibiciones, la costumbre y el uso de estas medidas continuó vigente,
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
10
buscando la protección con ellas en todo el país. Por otra parte, algunas fuentes mencionan la intervención milagrosa de las medidas o cintas en hechos y acontecimientos negativos, como epidemias, sequías, plagas, guerras, redenciones de cautivos, curaciones, accidentes, etc.….. Tiene su origen esta tradición en la práctica de medir iconos sagrados en los Santos Lugares, desde donde trajeron hasta Europa Occidental los peregrinos, las medidas del sepulcro de Cristo y de la columna de la flagelación. En una pieza del Museo Nacional de Antropología, con número de inventario 9360, figura la leyenda “Longitvdo Sanctissimi Sepulchñ Domini Nostñ lesuchtisti” . Ciertamente se trata de un tipo de medida menos frecuente, o bien la menos conocida. Estas medidas y estadales se adquirían, y se hace aún, en los respectivos santuarios. Su elevado poder evocador y, por tanto, su marcado carácter devocional, está en relación con dos circunstancias: por un lado, la cinta reproduce la dimensión de la imagen venerada; por otro, esa cinta o cordón, asume por contacto las virtudes de dicha imagen, es decir, se convierte en reliquia. Así es como, al tomar la “medida” o el “estadal”, el devoto adquiere por lo tanto, un símbolo divino, real y tangible, en el que están presentes, además, determinados poderes sobrenaturales. En este contexto, es posible pensar que las medidas fueran consideradas, en origen, como un vestigio material de la figura de la Virgen o de un Santo, y como tal, las cintas y cordones se acabaron apreciando como un modelo de reliquia, convirtiéndose en nuevo objeto de devoción. Desde el siglo XVII cintas, medidas y estadales se denominan en la bibliografía como «reliquias», consideradas por lo tanto, dignas de veneración al haber estado en contacto con la imagen sagrada. Mas si fueron consideradas «reliquias», podríamos estar ante el objeto que marca el estadio intermedio entre las reliquias de santos propiamente dichas y las medallas o estampas, unos objetos que igualmente reproducen la imagen venerada y que incluso podían haber tocado a la imagen, pero sin embargo, nunca se han denominado «reliquias». La evolución de las medidas no parece terminar en este punto, ya que las cintas que reproducen la altura de la imagen, las entregadas en algunos santuarios ahora no se ajustan sus dimensiones a ninguna de las de la imagen, incluso a veces llegan a sustituir a las primeras. Ciertamente en ellas figura siempre el nombre de la virgen, pero nunca la leyenda «medida de...», porque probablemente se trata de objetos de recuerdo que, aún perdiendo el sentido primitivo de medida, han mantenido sin embargo la forma de cinta, reconocida, asumida y venerada por los devotos.
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
11
Aspecto Con toda seguridad, en su origen más primitivo no fueron cintas o cordones tal y como hoy las entendemos, con toda seguridad debieron ser simples hilos o cordones, más o menos gruesos. Junto a la referencia del concilio, otras informaciones, nos hablan de distintos lugares de nuestra geografía, que conducen a la misma afirmación. El uso de los cordones no pertenece en exclusiva al pasado remoto, como indica el que aún hoy se bendigan los denominados «Cordones de la Virgen», “Cordón del Cristo”, “Cordones de San Blas”, y otros bajo diferentes advocaciones. En contra de lo que ha sucedido y sucede con medallas y estampas, las medidas siempre se han entregado en los propios santuarios, bajo la supervisión directa de los ermitaños o capellanes, y, en su caso, de los responsables de sus correspondientes cofradías. Sin embargo, en ciertos momentos se conoce como fueron los propios devotos y muy concretamente bien las mujeres, o las Mairalesas encargadas del culto, quienes realizaron esta práctica, preparando su particular medida o estadal que hacían llegar a las personas mas allegadas. Claro está que sin llevar leyenda alguna era difícil situar su identificación o procedencia fuera de su contexto.
Algunas Cintas y Estadales :
El Cordon de Santa Filomena.El Cordón de Santa Filomena ha sido aprobado por la Sagrada Congregación de los Ritos. Usualmente es llevado por dentro de la ropa. No se necesita una ceremonia especial pero debe de ser bendecido antes. Al ponerse el cordón, las personas que lo usan se proponen honrar a Santa Filomena y así merecer la protección de cuerpo y alma, vivir en perfecta castidad, con el espíritu de fe necesario para los tiempos en que vivimos y la gracia de no hacer violencia, para así poder vivir una vida verdaderamente cristiana.
Cordoné de Graus.Quizás sea la Villa de Graus donde mas se entienden los orígenes remotos del marcado carácter de baile de fertilidad de su dance, siendo en el contexto de una mudanza que se desarrolla en las Fiestas de Graus. El día 14 (día del Santo Cristo)
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
12
cuando los danzantes recorren el pueblo bailando al cadencioso son del “Amadruga”, y los disparos de los trabucos, acompañando a los hermanos de la “Cofradía del Santo Cristo y San Vicente Ferrer” (una de las mas antiguas de España) en la “Pllega”, convocan a la población. Antigua costumbre durante la cual, esta cofradía a cambio del donativo de los grausinos les ofrece los cordones bendecidos llamados “Cordoné”, que podrán llevar durante el año atados a sus muñecas y que los protege e identifica con el territorio Ribagorzano. El Cordón de San Blas.En el tercer día de febrero se celebra el día dedicado a San Blas, llamado en el Altoaragón “El Gargantero”, día en que las mujeres se han encargado de mantener viva la tradición del carácter protector de este Santo como abogado de los males de la garganta. En este día se suelen bendecir en distintos lugares de España los llamados “Cordones de San Blas” que protegerán a las gentes devotas. En el Altoaragón se llevaron a la iglesia cintas o cordones con los cuales el sacerdote enlazaba dos cirios bendecidos que eran colocados en forma de aspa en torno a la garganta del fiel que lo solicitaba, así se mantenían mientras se rezaba la bendición, luego, se deshacía el entrelazado y se entregaba la cinta para ser usada cuando se estuviera enfermo alrededor del cuello. Debido a la gran cantidad de fieles que acudían para la bendición se dejó de practicar esta costumbre que entretenía largamente, persistiendo la bendición de los alimentos que llegarán al resto de la familia, que de la otra forma no podían a veces acudir a la iglesia. Ritos que responden a un patrimonio etnológico que entronca con largas tradiciones, algunas milenarias que se pierden en la noche de los tiempos. Medida de Santa María del Pilar.No existen dudas acerca de esta cinta con anterioridad, si bien la referencia más antigua que hemos encontrado de la medida de la Virgen del Pilar nos llevan al año de 1759. Apareciendo la referencia en la crónica de la visita realizada al santo templo del Pilar para visitar a la Virgen por Carlos III, acompañado por Maria Amalia de Sajonia y los Infantes, en su primer viaje a España, siendo entonces cuando:«...el Capellán Mayor ordenó que mientras estuviese el rey en Zaragoza, a todos los cortesanos se les obsequiase con una estampa, una medalla de indulgencia y una Medida de seda».
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
13
Parece ser que en su origen la cinta, se consideró como sustituta de los mantos que se prestaban a los enfermos, ya que la demanda llegó a ser tan grande que se hizo necesario arbitrar esta solución para satisfacer las peticiones que llegaban desde todo el país y para todo tipo de casos médicos, partos incluidos. La medida era bendecida y se ponía y se pone durante la noche en contacto con la imagen. Se trata de una cinta de seda de unos 40 cms. X 2,5 cms, en la que va impreso un dibujo geométrico equivalente a la altura de la Virgen del Pilar 36,5 cms. En cuanto al color no existe significado alguno, ya que sólo es para gusto o predilección de los fieles, recomendándose llevarla en la muñeca, en el bolso, o tenerla siempre cerca de sí.
Estadal Laurentino.Con escasos datos sobre el origen de este cordón dedicado a San Lorenzo, parece ser fuera entregado para testificar el cumplimiento del Voto de los Siete Lugares en la romería a la cuna del Santo en su casa natal de Loreto, tras la epidemia de peste del siglo XVI, siendo una simple “ligarza” que se llevaba atada a la mano, no teniendo continuidad en el tiempo pues parece dejo de usarse como resultado de los aires renovadores llegados con la “Revolución Septembrina” que cambió durante algunos años el contenido religioso y devoto de esta concentración. Durante años, se ha realizado esta costumbre en la ciudad de Huesca, en la Basílica de San Lorenzo, a petición de algunos fieles que solicitaban les fueran pasadas o tocadas por el Santo, cordones y cintas verdes, si bien, este acto era realizado lejos de una forma general o institucionalizada. La Real Cofradía de San Lorenzo, mantenedora de la devoción Laurentina, ha deseado contribuir con la recuperación de las tradiciones locales, nostalgia del pasado, curiosidad ante determinadas creencias, etc. que, cómo no,
aparecen lógicamente
mezcladas de alguna manera con la fe en el poder taumatúrgico de esos pedazos de hilo torsionados que, a comienzos del siglo XXI pueden ser la renovada y enriquecida tradición con nuevos significados, ya que al fin y al cabo, es la expresión enhebrada de los requiebros y vivas a San Lorenzo. Mensaje de admiración y amor, de plegaria. Es el Cordón que esconde entre sus lizas los colores oscenses. Expresión de lo bueno del corazón humano y que por la bendición, se convierte en indumento oscense.
En
definitiva, investidura y expresión de un símbolo, materia y forma, de un “quasi” Voto Laurentino, convertido en atavío para la vida y escapulario de fervor y devoción al preclaro hijo de Huesca.
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
14
Su valor afectivo entra dentro de la categoría de signo de identidad, su gran valor deberá considerarse es, el que ha recibido por esa condensación simbólica que está asociada por el pueblo y sus gentes al Santo, adquiriendo por ello el carácter sagrado y pasando a ser además, signo de identidad y etnicidad.
Conclusiones.Por medio de cintas y cordones, tanto la figura de María como la de algunos Santos se vio reforzada a través de los tiempos en su dimensión más genuinamente protectora, porque a los ojos de los hombres, estas cintas y cordones apreciados como sagrados han supuesto durante siglos la oportunidad de poseer una representación tangible de las cualidades de la Madre de Dios y algunos Santos, y, por tanto, la posibilidad de resolver a través de ellas diferentes problemas, bien fueran individuales como colectivos, lo que ha favorecido el uso sin interrupción de las medidas y estadales que las han situado a medio camino entre la devoción y la superstición. Claro esta, que su interés antropológico deriva precisamente de la sugerente mezcla de sentidos que encierran los que pueden considerarse humildes fragmentos de cinta o cordón, que siempre han estado ligados sin excepción a todas las clases sociales. Aunque se asegura que su origen radica asociado en la Edad Media a los peregrinos, reaparecen, asociadas a los momentos de auge del culto de los respectivos centros religiosos a lo largo de los siglos XVI al XVIII en los santuarios Marianos o en estrecha vinculación con unos Santos determinados, experimentando esta práctica devocional un desarrollo en la práctica dentro del siglo XIX en cual, el conjunto de fieles acabó convirtiendo en tradicional la devoción hacia tales reliquias, asociándolas de manera especial con la salud y la fertilidad.
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
15
Bibliografía. ARÉVALO Y LLEDÓ, E. de. 1858. El Cíngulo de María. Leyenda tradicional y religiosa, escrita en verso. Tortosa: Imprenta de Vicente Miró. BEGUER PINYOL, M. 1964. La Santa Cinta de Tortosa. Breve historia documentada. Tortosa: Real Cofradía de Ntra. Sra. De la Cinta. BELTRÁN Y RIUS, J. 1784. Traducción en prosa de lengua castellana del poema heroico latino del Sagrado Cíngulo de la Virgen María, que entregó en Prenda de su Amor a los hijos de la Fidelísima y Exemplar Ciudad de Tortosa... Tortosa: Imprenta de Josef Cid. CHRIVSTIAN, W. A. 1976. «De los Santos a María: panorama de las devociones a santuarios españoles desde el principio de la Edad Media hasta nuestros días». Temas de Antropología Española: 49-105. Madrid: Akal. — 1991. Religiosidad local en la España de Felipe II. Madrid: Nerea. CORTÉS ECHANOVE, L. 1958. Nacimiento y Chanza de personas reales en la Corte de España. 1566-1886. Madrid: Escuela de Historia Moderna. FE Y JIMÉNEZ, L. 1903. Historía de Nuestra Señora de la Cabeza de Sierra Morena. Madrid: Establecimiento tipográfico de Ricardo Fe. GUTIÉRREZ LASANTA, F. 1975. Historía de la Virgen del Pilar. Tomo V. Las peregrínaciones. Zaragoza. LIMÓN DELGADO, A. y E. CASTELLOTE HERRERO (eds.). 1991. El ciclo vital en España (Encuesta del Ateneo de Madríd, 1901-1902). Madrid: Museo Nacional del Pueblo Español. LLOMPART, G. 1984. «Longitudo Christi Salvatoris». Entre la historía del arte y el folklore. Palma de Mallorca. MALDONADO OCAMPO, L. 1952. «Sobre fecundidad y esterilidad». Hoja folklóríca del Centro de Estudios Salmantinos, Sección de Costumbres Populares. Salamanca. MARES, F. 1882. Historía y miracles de la sagrada imatge de Nostra Senyora de Nuria. Barcelona: Estampa de la Ilibrería religiosa. MARTOREL Y DE LUNA, F. 1627. Historia de la antigua Hibera, con la milagrosa descensión de la Madre de Dios a su santo Templo, y la dadiua preciosa de la Santa Cinta,.... Tortosa: En la imprenta de Jerónimo Gil. MONTOTO, J. 1975. Tradiciones de Lora y Setefilla. Sevilla.
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
16
NOGUÉs SECALL, M. 1861. Reseña históríca acerca de la Virgen de Bótoa y su santuarío, sito á dos leguas y media de Badajoz. Badajoz: Imprenta y librería de Jerónimo Orduña. PAULÍ MELÉNDEZ, A. 1970. El Reial Monestir de Santa María de Jenisalem de Barcelona. Barcelona: Tipografía Emporium. PÉREZ SANJULIÁN, J. 1903. Historía de la Santísima Virgen María, del desarrollo de su culto y de sus principales advocaciones en España y en Améríca. Pamplona: Datafilm REAU, L. 1983. Iconographie de l'art chrétien. París: Presses Universitaires de France. SATUÉ OLIVAN, E. 1991. Religiosidad popular y romerías en el Pirineo. Huesca: Instituto de Estudios Altoaragoneses. W. AA. 1997. La romería de la Virgen de la Cabeza en una pintura del siglo XVII. Córdoba: Cajasur. W. AA. 1920. Virgen del Milagro de Balaguer. Certamen público para solemnizar el aniversario LVII de su instalación. Lérida: Imprenta Mariana. VALIMAÑA, M. 1948. Triduo en honor de la Virgen Santísima de la Cinta para implorar, por su poderosa mediación, un feliz parto, compuesto por el Rvdo. Sr. D. Mariano Valimaña, Pbro. Beneficiado de la iglesia parroquial de Caspe, en 1862, Tortosa: Imprenta Blanch.
Bizén d’o Río Martinez
El Estatal Laurentino
San Ramón Nonato
17
Bizén d’o Río Martinez
El Estatal Laurentino
Ntra Sra de las Minas
Ntra Sra de La Asunción de Elche
Ntra Sra de la Estrella , Jaen
18
Bizén d’o Río Martinez
El Estatal Laurentino
Ntra Sra del Pilar, Zaragoza
19
Bizén d’o Río Martinez
El Estatal Laurentino
Ntra Sra de la Cinta de Tortosa
Estadales de San Blas
20
El Estatal Laurentino
Bizén d’o Río Martinez
21