Los estudiantes del 28

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Los estudiantes del 28; la generación del 28. Bella, ¡cómo dudarlo!, esta palabra “generación”. Pero entendámonos. Más que haber nacido unos años antes y tener, cuando corría 1928, los ojos y el espíritu muy abiertos ; o que haberse nutrido de unas fuentes comunes por leer los mismos autores; o que creer, como grupo, en ciertas ideas inspiradoras, la generación del 28, en verdad, es lo que ese grupo de muchachos “generó” para el país que habría de venir. No nos despertaron de un sueño dogmático, como alguien dijo hace mucho tiempo. Más bien nos sacudieron del sopor de una horrenda pesadilla que era ya interminable. El dossier que se entrega versa precisamente sobre ellos, sobre sus símbolos, sobre su significación histórica, sobre sus testimonios íntimos, sobre ese episodio coetáneo que gira en torno a un barco llamado Falke. El lector, así lo sabrá apreciar estamos seguros, tiene en sus manos unos textos de gran factura y contenido. Pero aquí no termina este número de El Desafío de la Historia. La gran pluma de José Balza rescata unos “bohemios” de los siglos coloniales, y Manuel Donís Ríos hace lo suyo con un personaje, de esos tiempos, al que quisieron hacer rey. La descripción de los ritos funerarios que nos entrega Rosalba Di Miele es notable, por decir lo menos, y qué no decir de lo que ahora adicionalmente sabemos acerca de don Vicente Salias, por causa de Juan Carlos Reyes. Pero los lectores también se van a encontrar con un personaje asombroso: Alberto Lutowski. Préstenle unos minutos y no se sorprendan si terminan diciendo que la palabra “asombroso” se queda corta. En fin, las secciones de siempre: música, cine, humor, deporte, además de un simpático relato sobre la sempiterna cuestión de “la adulancia” y otro sobre la buena mesa como el espacio ideal para buscar convencer y persuadir.

Asdrúbal Baptista


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Cartas del lector Breves nacionales

Estampa Margot Boulton Pietri Historiadores Manuel Pérez Vila Música Percances de un pianista •Mariantonia Palacios

Humor Cipriano Castro y la caricatura

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28 34 78

Cine Aguirre, la ira de Dios •Rodolfo Izaguirre

Sodomía en la Real Cárcel de Caracas •Ana J. Vergara S

Vicente Salias. El propagandista de la Independencia •Juan Carlos Reyes Los riesgos de la adulancia •José Alberto Olivar

Los bohemios de la Colonia •José Balza


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La fábrica de arepas de Alberto Lutowski •Luis Lauriño

Aquí el Rey es Sedeño •Manuel Donís Ríos

Gastronomía La despensa del Capitán General •Katty Solórzano Vida cotidiana La suntuosidad de los funerales •Rosalba Di Miele

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Deporte 1951. Terceros Juegos Deportivos Bolivarianos •Carlos Irazábal Arreaza

Breves internacionales Libros, CD y DVD

La foto en la historia Llega a Maracaibo el primer hidroavión

• Dossier

40 Los estudiantes del 28 • Retratos de una generación

• Los símbolos del 28 •Manuel Caballero

• TESTIMONIO •Recuerdos de Tío Murciélago

• Los estudiantes de 1928 y el fulgor de las palabras •Rafael Arráiz Lucca

• El Falke. Un barco y un avión •Emilio Luis Berrizbeitia Aristeguieta

• De las aulas a la República del futuro:

el camino inesperado de 1928 •Elías Pino Iturrieta

• La Generación de los cambios •Ysrrael Camero


Editor Asdrúbal Baptista •

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Director general Crisanto Antonio Bello Vetencourt

Secciones Rosalba Di Miele • Vida cotidiana Carlos Irazábal Arreaza • Deporte Rodolfo Izaguirre • Cine Mariantonia Palacios • Música Katty Solórzano • Gastronomía

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El Desafío de la Historia reproduce en su portada una de las imágenes conocidas de la Generación del 28, en la que aparecen algunos de los líderes, entonces jóvenes estudiantes tocados con la característica boina azul, que darían forma a la vida política, social e intelectual de la Venezuela del siglo XX.


Colaboradores RAFAEL ARRÁIZ LUCCA • Abogado, magister en Historia de Venezuela y candidato a doctor en Historia (Universidad Católica Andrés Bello). Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua. Decano Director del Centro de Estudios Latinoamericanos Arturo Uslar Pietri. JOSÉ BALZA • Doctor Honoris Causa (Universidad Central de Venezuela). Narrador y ensayista. Sus más recientes publicaciones son el libro de ensayos Pensar a Venezuela y el volumen de relatos El doble arte de morir.

EMILIO LUIS BERRIZBEITIA ARISTEGUIETA • Abogado (Universidad Católica Andrés Bello). Actualmente cursa la Maestría de Historia de Venezuela en esa misma universidad, concentrando su línea de investigación en el Oriente de Venezuela.

MANUEL CABALLERO • Profesor titular (Universidad Central de Venezuela). PhD (Universidad de Londres). Premio Nacional de Periodismo (1979), Premio Nacional de Historia (1994), Premio Bienal Simón Bolívar por su trayectoria académica (2001). Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela. Autor y coautor de más de cincuenta libros. YSRRAEL CAMERO • Licenciado en Historia, tesista de la maestría en Historia de América Contemporánea (Universidad Central de Venezuela). Docente de la Escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela y de la Escuela de Estudios Liberales de la Universidad Metropolitana. ROSALBA DI MIELE • Magister en Historia de Venezuela y licenciada en Educación (Universidad Católica Andrés Bello). Profesora de Historia (Universidad Católica Andrés Bello).

MANUEL DONÍS RÍOS • Doctor en Historia (Universidad Católica Andrés Bello). Especialista en historia territorial y eclesiástica. Profesor titular, coordinador del doctorado de Historia y del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Católica Andrés Bello.

CARLOS IRAZÁBAL ARREAZA • Abogado (Universidad Central de Venezuela). Investigador de la historia del deporte y autor de diversas obras sobre la materia. Colabora con medios de comunicación.

RODOLFO IZAGUIRRE • Periodista, escritor, crítico e historiador del cine. Ha publicado libros sobre la historia del cine y colaborado en obras como Diccionario de Historia de Venezuela y Venezuela siglo XX. Visiones y testimonios.

LUIS LAURIÑO • Magister en Relaciones Industriales y profesor del posgrado en Gerencia de Relaciones Industriales (Universidad Católica Andrés Bello). Candidato a magister en Historia de Venezuela en la misma casa de estudios.

JOSÉ ALBERTO OLIVAR • Magister en Historia de Venezuela Republicana (Universidad Central de Venezuela). Profesor del Instituto Pedagógico de Caracas. Miembro del Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry.

MARIANTONIA PALACIOS • Pianista y compositora. Magister (Universidad de Costa Rica). Magister en Musicología Latinoamericana (Universidad Central de Venezuela).

JUAN CARLOS REYES • Licenciado en Historia con maestría en Historia Republicana de Venezuela (Universidad Central de Venezuela). Profesor de la misma casa de estudios e investigador de la Academia Nacional de la Historia.

KATTY SOLÓRZANO • Licenciada en Historia (Universidad Central de Venezuela). Ha trabajado con el Centro de Estudios Gastronómicos (CEGA), el Archivo del Libertador y colaborado en proyectos históricos relativos a la alimentación.

ANA J. VERGARA S. • Licenciada en Historia, mención Historia de América (Universidad Central de Venezuela). Diplomado en Conservación Preventiva del Patrimonio Documental (Instituto de Estudios Avanzado IDEA). Actualmente cursa la maestría de Historia de las Américas.


• Breves nacionales

La primera estrofa contra Bolívar Corre el año de 1814 y la República fracasa de nuevo en Venezuela. Los realistas salen de sus escondites para aclamar a los vencedores. También salen los versificadores a mostrar su antagonismo frente a la insurgencia. Entre ellos, el escritor del siguiente verso:

“Bolívar, ¿do están tus tropas? —No preguntes zoquetadas, Mis tropas son de mujeres Y andan hoy en retirada”. El lector observará cómo utiliza el género femenino para sugerir la cobardía del héroe derrotado. Se trata de un texto anónimo, seguramente el primero que se compone en verso contra el Libertador. De allí su interés.

Blanco White el canónigo liberal El español José María Blanco White fue tal vez el peninsular de mayor influencia entre los hombres que realizaron la independencia de América. Entre 1810 y 1840 redactó un periódico de gran prestigio, El Español, que de preferencia se ocupaba en la política de España e Hispanoamérica. Sus lectores fueron infinitos, así como sus imitadores. Departía con los masones en Granada y en Madrid. Fue compañero de andanzas y contertulio de Miranda. Conoció a Bolívar en 1810, durante su paso como diplomático en Londres, y estableció desde entonces una duradera relación con Andrés Bello. Era considerado como un oráculo por los jóvenes que viajaban desde ultramar, y gozó de gran reputación en el mundo británico de su tiempo. Había sido sacerdote católico y canónigo en Sevilla. Emigrado a Londres, abrazó el anglicanismo y llegó a ser canónigo de Westminster Abbey. No satisfecho en su angustiosa búsqueda de los caminos de Dios, adhirió a la fe unitaria de la que fue una figura de especial relieve. Ningún examen de la cultura y de la política hispanoamericanas de la primera mitad del siglo XIX queda completo sin referencias a la obra de este insólito personaje.

BOLÍVAR Y BELLO discuten de literatura

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En 1806, el joven Andrés Bello leyó dos de sus traducciones en una recepción efectuada en la casa del joven Simón Bolívar: las versiones castellanas del quinto libro de la Eneida, y la Zulima, tragedia de Voltaire. El trabajo del texto de Voltaire fue criticado por el anfitrión. Consideró que la traducción no estaba mal, pero que el traductor había perdido el tiempo ocupándose de una obra mediocre. Sin embargo, Bello justificó su labor desde una perspectiva profesional que condujo al silencio del bisoño censor. Realmente no era Zulima digna de atención frente a otras creaciones de Voltaire, concedió al interlocutor, pero era la única de las tragedias del gran autor que no se había traducido del francés. De allí el aporte que ahora ofrecía y lo injustificado de la reacción. Los pormenores de esta anécdota fueron suministrados por el propio Bello a uno de sus biógrafos más calificados, Miguel Luis Amunátegui.

EL DESAFÍO DE LA

historia


LA ORGANIZACIÓN DE LOS CABILDOS Entre los reinados del emperador Carlos I y de

eran los regidores y los alcaldes, pero la pre-

su hijo, Felipe II (1523-1630), las ordenanzas

sidencia de la institución estaba reservada al

sobre poblaciones determinaron la estructura-

Gobernador o a su lugarteniente. Los prime-

ción de los cabildos en las ciudades metropo-

ros regidores de la ciudad eran nombrados

litanas, en las villas y lugares. En cada caso,

por el fundador, y se renovaban al año median-

la importancia de la fundación se expresaba a

te elección efectuada por los vecinos princi-

través del número de integrantes de la corpo-

pales. El oficio de regidor se proveyó más tar-

ración municipal. Se fijó que las ciudades prin-

de por ventas en remate, en las cuales se pre-

cipales tuviesen doce regidores. Correspon-

fería como postores a los pobladores de ma-

dían seis a las villas y pueblos, en las cuales

yor antigüedad. Además del presidente, de

el número de alcaldes no podía pasar de dos.

los regidores y alcaldes, formaban parte del

Caracas, como urbe metropolitana, tuvo doce

cabildo: el Alférez Real, el Procurador o Síndi-

regidores, pero con el tiempo llegó a tener

co, el Fiel Ejecutor, el Alguacil Mayor y los es-

dieciséis. Los miembros principales del Cabildo

cribanos de Cámara.

EL TEATRO MUNICIPAL EN TIEMPOS DE CRESPO Tomasso Caivano estuvo en Venezuela durante la segunda presidencia de Joaquín Crespo. En su Venezuela, un libro de memorias acerca de lo que observa entre 1895 y 1898, escribe sobre el Teatro Municipal de Caracas: “El espectáculo verdadero y que mayor atractivo tenía para nosotros… era el gran salón del teatro, espléndidamente alumbrado con luz eléctrica, esbelto, festivo, elegante; era el conjunto alegre e imponente de un público numeroso, cuyo solo aspecto exterior bastaba a indicar que era de los más escogidos; eran los dos órdenes de palcos y las tres filas de butacas o sofás, como allí las llaman, que ocupan el lugar ordinariamente destinado al primer orden de aquéllos, en donde no se veía vacío alguno, y en donde lo primero que vimos desde nuestra butaca de platea fueron tres grupos, o mejor, tres bellísimas guirnaldas formadas

por hermosas y gentiles damas de blanca tez y grandes ojos negros, que brillaban mucho más que los diamantes que adornaban su opulento y fino cabello…; tres largas hileras semicirculares de elegantes damas, cuya natural belleza, tan en armonía con aquella indescriptible gracia tan exquisita y tan peculiar de las hijas de los trópicos, adquiría nuevos y mayores encantos entre la seda y los bordados de sus ricos y vaporosos trajes, bajo los poderosos haces de luz de la grande araña central, que como delgada y extendida filigrana de acero bruñido, se alargaba por todas partes bajo la artística bóveda, sin ofender en lo más mínimo las pupilas de los espectadores”. Si no exagera, Caivano ofrece evidencias de un remilgamiento distante de las formas bruscas o “bárbaras” que relacionamos generalmente con la sociedad venezolana del siglo XIX. Se re-

fiere apenas a un aspecto de la colectividad, o más bien a un elenco selecto de venezolanos, pero su testimonio es elocuente. Tal vez la urbanidad de Carreño y los empeños europeizantes de Guzmán Blanco no fuesen sólo asuntos superficiales, sino la fundación de una sensibilidad capaz de desenvolverse como pez en el agua en lugares como el Teatro Municipal, cuando la dominación del Liberalismo Amarillo está a punto de terminar en un país rural lleno de penurias.

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• Estampa

La influencia del cine y de sus actrices marcaron las nuevas pautas del juego de la seducción y de las apariencias. Figuras como Mae West, Vivian Leigh, Greta Garbo y Claudet Colbert se transforman en el objeto de deseo y en el modelo a imitar. El cine glamoroso del Hollywood de los años 1930 dejará su impronta en la sociedad caraqueña.

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• Historiadores

Manuel Pérez Vila

• Margot Boulton Pietri Fotografía de Alfredo Boulton (cerca de 1935) Colección Archivo Fotográfico de la Fundación John Boulton. Caracas

Nacido en Gerona el 3 de septiembre de 1922 y fallecido en Caracas el 8 de mayo de 1991, Manuel Pérez Vila es uno de los lúcidos historiadores que hacen de la investigación sobre el pasado un oficio profesional y convincente entre nosotros. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Burdeos y Profesor graduado en la Universidad de Tolosa, llega a Venezuela hacia finales de 1948 para comenzar una actividad de investigación, docencia y promoción cultural que lo convierten en pilar de la modernización de la historiografía nacional. Desde entonces mantiene una relación de amistad y trabajo con el maestro Pedro Grases, quien lo introduce en el medio intelectual y con quien realiza producciones fundamentales, entre ellas las que hace como colaborador de don Vicente Lecuna en torno a la obra de Simón Bolívar. El nexo produce uno de sus aportes de mayor utilidad: los tres volúmenes de Índices del Archivo del Libertador que circulan en 1956. En adelante resulta difícil el registro de sus obras debido a su cantidad, pero de ellas conviene llamar la atención sobre la compilación de los primeros tomos de los Escritos del Libertador y la antología sobre Pensamiento político venezolano del siglo XIX, ambas junto con el maestro Grases. Igualmente, textos individuales de gran proyección como: Vida de Daniel Florencio O´Leary (1957), Los libros en la Colonia y en la Independencia (1970), La formación intelectual del Libertador (1971), La caricatura política en el siglo XIX (1979), y El artesanado. La formación de una clase media propiamente americana (1986). Gracias a su disciplina en la investigación, la Fundación Polar lo encarga de coordinar una obra de referencia de consulta imprescindible y cuya primera edición en tres tomos circula bajo su guía entre 1988 y 1989: el Diccionario de Historia de Venezuela. Numerario de la Academia Nacional de la Historia y catedrático de Historia de Venezuela e Historia de las Américas en los cursos de licenciatura y postgrado de la Universidad Católica Andrés Bello, y en seminarios de Historia en los postgrados de la Universidad Central de Venezuela, pudo formar una legión de aprovechados discípulos. Manuel Pérez Vila es el inmigrante a quien más le debe la investigación histórica en Venezuela, afirmó sin vacilación Grases, el también prolífico historiador nacido en tierras catalanas.


pianista

• Música • Mariantonia Palacios

Percances de un

Una faceta poco conocida del compositor y pianista Heraclio Fernández fue la de cronista social del Diario de Avisos, actividad en la que se desempeñó con tanta gracia y habilidad como con el teclado. En una de sus crónicas alguien sale completamente burlado: el propio Heraclio Fernández

Percances de un pianista, así se titula un delicioso artículo escrito con agudo ingenio y fino humor por Heraclio Fernández (Maracaibo 1851-La Guaira 1886), en el periódico Diario de Avisos del 6 de junio de 1879. Heraclio Fernández fue un polifacético personaje del siglo XIX. Además de compositor (hoy aún gozan de mucha popularidad sus valses “El diablo suelto” y “Ecos del corazón”), fue taumaturgo, profesor, periodista y un reconocido pianista con excelente reputación como intérprete y, sobre todo, como improvisador. Sus colegas lo tenían en muy alta estima, no escatimando elogios hacia sus dones como innovador, y tomando sus composiciones como modelos de ritmos y de formas. Su padre, el capitán de navío y músico zuliano Manuel María Fernández, escribió sobre el estilo de su hijo: “‘La Bodeguita’ es un valse mercantil, pero es como todos los de Heraclio, cojeadores, de sic-sac, y con más mañas que una mula vieja”. Esa riqueza rítmica y su capacidad para improvisar, hicieron

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que Heraclio Fernández fuese muy solicitado para tocar en bailes, funciones teatrales y recitales, en una época en la cual no existía el tocadiscos y donde no todo el mundo podía pagar el costo de una orquesta de baile. Continuamente actuaba en las ciudades del interior del país, y en Caracas como solista y como acompañante.

Un profesor muy solicitado El repertorio de moda en toda fiesta o reunión de la época estaba conformado principalmente por valses, danzas, mazurcas y polcas. Era generalmente interpretado al piano por dos ejecutantes, es decir, tocando a cuatro manos. El que se ubicaba en la parte superior del piano tocaba la melodía y el que se ubicaba en la parte inferior improvisaba los ritmos y acordes del acompañamiento. Heraclio Fernández era un verdadero maestro en este asunto de la improvisación, siendo reconocido tanto por sus colegas compositores y pianistas, como por los aficionados.


• Reconocido en Venezuela como compositor de valses, Heraclio Fernández además de profesor de música, vendedor y afinador de pianos, fue cronista social. El polifacético Fernández era muy solicitado para animar al piano los bailes de sociedad. UNA SÚPLICA, PARTITURA DE HERACLIO FERNÁNDEZ EN EL ZANCUDO, CARACAS, 1876. COLECCIÓN HEMEROTECA, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

Esto lo convirtió en un profesor de piano muy solicitado. Sus clases no se limitaban únicamente a la técnica y repertorio tradicional del instrumento, sino que debían incluir esos acompañamientos de valses, danzas, polcas y mazurcas que lo convirtieron en una celebridad. Así lo evidencian los anuncios que publicó en la prensa local ofreciéndose para enseñar piano, teoría, solfeo, acompañamientos (y además para vender, reparar y afinar pianos). Heraclio Fernández era invitado a cuanta fiesta importante se ofreciera en las grandes ciudades venezolanas para que acompañara al piano las piezas de baile. Es con ocasión de una de estas veladas cuando narra en el Diario de Avisos “las peripecias en que se vio envuelto”, cuya descripción, agrega, “no será de las más chistosas que se hayan referido, ni su narración lucirá esas bellezas que ostentan plumas adiestradas en el difícil arte de escribir, pero tendrá sí, el indisputable mérito de ser cierta y muy cierta, por desgracia”.

Y sin bailar con Emeteria… La señora Indalecia, una dama de la sociedad caraqueña “como todas las de su especie”, lo invita a su casa a dar “unas vueltecitas con el piano para celebrar el natalicio de Aurorita (cuarenta años cumplía en ese día)”. Heraclio acepta gustoso la invitación porque sabe que Emeteria, su enamorada, concurriría al baile. Apenas llega a la fiesta, la señora de la casa le suplica que toque algo serio. “Concluida la pieza que tocaba, una salva de aplausos corona mis esfuerzos, y mis bondadosos admiradores me prueban así que, si era cierto que durante todo el tiempo que invertí en cansarme inútilmente por llamar su atención no hicieron otra cosa que charlar más y mejor, por lo menos al final quisieron demostrar lo contrario, para probarme así su amor al arte divino”, comenta Heraclio. “Dio principio el primer turno que, como podrá comprenderse, lo toqué yo en compañía de otro mártir, pero no el del Gólgota, sino colega mío”. Y de la misma forma concluye el segundo turno, y el tercero, y la fiesta, sin que Heraclio pudiese bailar con Emeteria, ya que a su

llegada “una turba de mozos imberbes la rodea, y veo con espanto desde mi patíbulo que la oportunidad de comprometer un turno con ella se me escapaba de las manos, en momentos en que ejecutaba con los dedos”. No sólo no logró bailar con Emeteria, sino que no pudo comer dulces ni helados, ni tomar cerveza ni refresco “por hallarme ocupado en enseñarle a Lidia, niña de la casa, el acompañamiento de unas piezas que quería tocar para que yo bailase”. Después de todos estos percances tan jocosamente narrados, Heraclio Fernández jura, no sin ironía, no faltar nunca a las reuniones de confianza, “donde tantos y tan agradables momentos de expansión, de solaz y de alegría pasan los que saben tocar bien el piano”.

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• Humor

Cipriano Castro y la caricatura Durante su gobierno (1899-1908), Cipriano Castro cultivó un estilo polémico que le valió muchos enemigos, tanto dentro como fuera del país. Un conflicto de proporciones internacionales lo colocó en la palestra mundial. El 9 de diciembre de 1902, potencias extranjeras bloquean las costas venezolanas para presionar al gobierno a cumplir la deuda que mantenía con estos países. Después de sus protestas y alardes antiimperialistas, Castro pide la intermediación de Estados Unidos en el conflicto para llegar a un acuerdo con las potencias.

Estas y otras actuaciones, contradictorias a veces y poco ajustadas a convencionalismos, unidas a la fama de muy dado a los placeres de la carne, a la bebida y a los bailes, a los que se entregaba hasta el amanecer, dieron argumentos a la prensa internacional, europea y norteamericana, para caricaturizarlo. No faltaron los apodos como el de “Mono tropical”. Así es presentado en esta caricatura publicada en Francia el 28 de diciembre de 1908, en la revista L’Assette au Beurre (Castro en la caricatura mundial. Caracas, FUNRES, 1980).



• Cine • Rodolfo Izaguirre

e r r i Agu ios D e d la ira

a por í s e v a r ónica t rio humano g a a n U l deli e d s a u las ag

El personaje de Lope de Aguirre tenía que resultarle fantástico a este Werner Herzog, quien con tanta tenacidad ha dedicado su autoría cinematográfica a encontrar no sólo personajes extraordinarios sino imágenes igualmente insospechadas y nunca antes vistas proyectadas en una pantalla. Herzog es un raro alquimista que, en el cine, transforma la realidad en presencias inexploradas y fantásticas. Al enfrentar al Tirano, Herzog enriqueció aún más la fascinante historia del psicópata y alucinado conquistador español de la villa vasca de Oñate que participó en la expedición de Pedro de Ursúa por el Amazonas. La expedición resultó ser una de las más extrañas e inverosímiles epopeyas que tuvieron lugar a mediados del siglo XVI en tierras americanas.

Un personaje a la medida de Herzog Desde Lima, Ursúa atravesó la sierra peruana y se aventuró a lo desconocido con el propósito de encontrar

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la portentosa ciudad de El Dorado en el corazón mismo del reino de los omaguas, sin saber que durante el accidentado viaje encontraría la muerte la noche de Año Nuevo de 1559, víctima de las intrigas de Lope de Aguirre. De inmediato, en lo más profundo de la selva amazónica, en un ímpetu irrepetible que anunciaba una mente desequilibrada y cruel, Aguirre proclamó al andaluz Fernando de Guzmán como nuevo jefe de la expedición y rey del Perú. Al firmar la proclamación escribió: Lope de Aguirre: “traidor”, desnaturalizándose así de la obediencia a que lo sometía Felipe II, rey de España. Se ha querido ver en este desconocimiento al rey el primer gesto libertario hispanoamericano; pero su rebelión desafiaba los ideales del derecho y de la justicia. Llamará marañones a sus soldados y someterá a garrote vil a buena parte de los expedicionarios. Seguirá luego hasta la isla de Margarita y buscará el rumbo del Perú viajando hacia el oeste en una de las aventuras más sangrientas y temerarias en tierras americanas. La insania y la ferocidad se detienen finalmente en Barquisimeto, donde Aguirre encuentra la muerte a manos de sus propios marañones.

Documentales delirantes y ficciones alucinadas Werner Herzog (Múnich, 1942), uno de los creadores del llamado Nuevo Cine Alemán, 1960-1980, junto a Volker Schlondorff, Rainer Werner Fassbinder y Wim Wenders, es un autor cinematográfico fuera de serie, y en su vasta filmografía se produce el raro y desconcertante caso de que sus filmes de ficción parecen documentales delirantes y los documentales ficciones alucinadas. Su obra se fundamenta en la búsqueda incesante de seres extraordinarios viviendo experiencias límite en situaciones excepcionales e irrepetibles como ocurre justamente con Lope de Aguirre. La Soufrière, para citar un ejemplo, es un film documental realizado en 1972, que ofrece una historia tan crispante y sorprendente que más bien pareciera una película de acción y suspenso. Los vulcanólogos determinaron que La Soufrière, el volcán de la Guadalupe, explotaría en cualquier momento con catastrófica intensidad. Aterrorizados, como si se reviviera el desastre de Pompeya con perros amarrados y fogones encendidos, los pobladores fueron evacuados de inme-


diato; pero Herzog se enteró en Múnich de que había un hombre, un isleño de cierta edad, que se negaba a abandonar su terruño. En cierto modo, aceptó el principio básico de la tragedia que considera más agónico y espectacular la situación límite de un minero atrapado en lo más profundo de la mina que cien de ellos en iguales circunstancias. La tragedia se agiganta no en el drama colectivo sino en la agonía individual. Herzog formó el equipo, fletó un avión, se adentró en la isla, encontró y entrevistó al obstinado personaje y llegó hasta una de las bocas eruptivas. El camarógrafo filmó a Herzog de cara a la cámara agitando los brazos y gritando que retrocediera porque había cambiado el viento y la nube de gases sulfurosos venía a su encuentro. El volcán no estalló, pero Herzog estuvo allí, a un metro de la peor catástrofe de las Antillas, viviendo una situación extrema como si fuese uno de los insólitos personajes de sus películas: porque también él resultaba un personaje extraordinario. Cuando supo en Múnich que Lotte Eisner, la célebre historiadora del cine alemán, estaba enferma en un hospital de París, se dijo a sí mismo: si comienzo a caminar en línea recta llegaré a París. Lo hizo. Caminó bajo el frío insoportable del invierno. Visitó a Lotte en el hospital y le dijo: “No puedes morirte ahora. Te necesitamos. El cine alemán carece de padres y tú eres nuestro único contacto con las anteriores generaciones. ¡Espera por nosotros!”. Lotte Eisner no murió entonces. Cuando años más tarde volvieron a encontrarse, ya el grupo del Nuevo Cine Alemán estaba consolidado. “¡Ahora puedes morirte!”, le dijo Herzog.

Aguirre, “la naturaleza en un coma prolongado” Es difícil olvidar las imágenes de Aguirre, la ira de Dios (Aguirre, der Zorn Gottes, 1973), particularmente la prime-

ra y la última. Francisco Peña en Cine visiones lo expresa de manera certera: “Desde la primera imagen podemos ver la conjunción plástica, musical y narrativa de lo que se desarrolla a lo largo del film. Esta escena es antológica y no hay cinéfilo que la haya visto que no la guarde en su memoria por su esplendor figurativo. Con el fondo de los Andes peruanos y en plena selva, desciende una larga fila de hombres, animales y equipos, que por la grandiosidad del paisaje parecen reducidos a hormigas. La cámara se mueve hasta captar en primer plano a los hombres que encabezan la expedición (...)”. Para remarcar la viva emoción que se infiltra en el cinéfilo y hacerle sentir la alucinación paulatina de los personajes, Herzog también recurre a la toma subjetiva. El uso de este recurso cinematográfico hace que el espectador se interne también en los laberintos mentales de Lope de Aguirre. Cuando llega al plano secuencia final, en el que Aguirre está solo en la balsa, Herzog une todos los elementos cinematográficos y narrativos en un brillante cierre. La cámara primero capta en cercanía el último monólogo del personaje y sus sueños de grandeza. Luego se va alejando mientras muestra la balsa invadida por los monos, y finalmente la observa en el ancho río en un movimiento circular. En esa secuencia se da un momento maestro de toda la cinta. “Tengo una profunda fascinación y una sensación muy precisa por los paisajes irregulares y alucinantes –expresó entonces Werner Herzog–. Los paisajes no entran en mi obra con una función decorativa o exótica. Por ejemplo, en los paisajes de Aguirre tienen

una vida profunda, una sensación de fuerza, una intensidad que no se encuentra en las películas hollywoodenses en donde la naturaleza tiene algo de artificial. Lo que muestro en Aguirre es el transcurrir del tiempo que pasa en relación con el transcurrir del agua, es la inmovilización del tiempo. Muestro a la naturaleza en un coma prolongado y una tierra que todavía no ha despertado. Muestro el delirio de todo un paisaje, que se infiltra poco a poco en el interior de los personajes y que termina en un delirio humano”.

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Cartas del lector

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Cuidado con los títulos • Felicitaciones por su revista tan bien lograda. Excelentes sus artículos. He aprendido mucho y me he enterado de cosas muy interesantes. Vale la pena que sigan así, ya que desde hace tiempo faltaba algo como esta revista en el mercado, porque lo que se ha publicado últimamente es más de lo mismo. Ustedes han tratado de salir de lo cotidiano y de verdad los felicito por eso.

De utilidad

JOSÉ VICENTE DÍAZ ROJAS

Felicitaciones, con observaciones • Estoy asombrado y emocionado ante la revista que acabo de leer, naturalmente, no en su totalidad. Dejaré material para el transcurso del mes. Me asombra la calidad gráfica, el respeto por las fuentes de donde son extraídos documentación y fotos, el detalle al indicar debidamente origen y naturaleza de cada gráfica. Algo desacostumbrado en el campo editorial de las revistas en este país. El cuidado de la edición y corrección de textos también me llama la atención, aunque haría un par de observaciones: es conveniente la confección de un manual de estilo y redacción que puedan hacer llegar a los colaboradores. Por ejemplo, los guiones para insertar frases explicativas no son homogéneos; deben ser largos y no cortos. Los títulos o cargos que no sean únicos jamás deben llevar mayúsculas, verbigracia secretario general. El enfoque amplio y en buena medida periodístico, con gran sentido de lo curioso, alejado del mamotreto tradicionalmente sólo-para-entendidos, es otro mérito. Excelente publicación. Estoy a las órdenes en lo que pueda ser útil. SEBASTIÁN DE LA NUEZ EL DESAFÍO DE LA

AIDA DUARTE

Una revista que ilustra y deleita

• Espero que se encuentren muy bien. Les escribo para felicitarlos por la excelente calidad de la publicación El Desafío de la Historia. Su diseño y diagramación son muy atractivos. El contenido resulta ameno e interesante. Sin duda me servirá de mucho, ya que soy periodista, escritor y guionista. Sigan adelante con este maravilloso proyecto, espero que vengan más números.

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Sólo una observación: en la edición 2 colocaron un título en la portada en el que se referían a la sexualidad indígena, pero cuando uno busca el mismo, es como un engaño ya que es sólo la traducción de un texto de muy pocas líneas. Ojo con eso, no coloquen títulos para engañar, eso es negativo. Pero por lo demás, es muy buena la revista. Éxitos.

historia

• Quisiera felicitarlos por la calidad de su revista. Por primera vez en mucho tiempo se dice y, sobre todo, se muestra nuestro pasado. Notable ejemplo de ello es la espléndida imagen de Nuestra Señora de Caracas de 1766, en el artículo sobre las esquinas capitalinas. En esa pintura puede verse claramente que la mayoría de las edificaciones en torno a la Plaza Mayor eran de dos pisos o “casas altas”. Lo cual le daba a Caracas ese aspecto hermoso, proporcionado y señorial que tanto comentaron los viajeros extranjeros, pero nunca se había podido ver como en esta imagen. Todo ello desapareció tras el Gran Terremoto, quedando como última reliquia de casas de altos, la del Conde de Tovar, en Carmelitas. Desde hace años sede principal del servicio de correos. Igualmente, el Fernando VII de Goya es una rara joya. El genial maestro plasmó perfectamente en esos pesados rasgos reales el declive intelectual borbónico que anunciaba los trastornos de ese siglo. Con mis mejores deseos por el futuro y apreciando su buena labor en ilustrar y deleitar, me place quedar, EDUARDO BLARI. CARACAS.



Cartas del lector

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También por la número 1 • Me gustaría saber donde podría adquirir el ejemplar número 1. La Revista la encuentro extraordinariamente bien realizada y me han entusiasmado los temas allí planteados. Ha sido una excelente recomendación para mis conocidos. Agradeciendo de antemano sus comentarios y orientación. LEVIS CANDIA

Un buen comienzo • La aparición de su revista es un hecho estupendo, mientras la mayoría de las publicaciones venezolanas se pierde en tonterías. Por lo tanto, debo felicitarlos, pero también hacer la observación de que pueden ustedes también perderse en banalidades. Por ejemplo, creo que gastaron demasiado espacio en hacer la crónica de los amoríos de Miranda para que quedaran sus hechos fundamentales en la penumbra. De todos modos, creo que estamos ante un buen comienzo, si tocan temas más fundamentales en el futuro. Y el diseño es muy bueno, por cierto. Atentamente, PROFESORA LUISA DE CENTENO. EL PARAÍSO, CARACAS.

Atención a la numismática • Antes que nada la siguiente es para felicitarlos por tan ardua y excelente labor emprendida, desde mi punto de vista ha sido un trabajo muy profesional y rico en temas de inmenso interés para todos. Haber empezado con el generalísimo Miranda me pareció espectacular y seguir con nuestras raíces indígenas maravilloso. Por otro lado, desde que compré el primer número de la revista me sentí motivado a sugerir que un espacio de la misma se dedicase a la numismática venezolana, la cual es muy rica y tiene muchos amantes y seguidores. ¡Mis mejores deseos de éxito en el largo camino que los espera! EDGAR ASCANIO 20 •

EL DESAFÍO DE LA

historia

¿Y la número 1? • Primero que nada felicidades. Hoy, al pasar por un sitio de costumbre, me detuve cuando en el suelo del lugar, entre revistas y diarios, llamó mi atención una portada sin igual: “Indígenas y conquistadores”. Supe de inmediato que debía leer el contenido de El Desafío de la Historia. Aunque al leer en detalle algo me frustró: ¿Es la número 2? ¡Acaso soy adivina! ¿Dónde está la primera? Bueno, no quiero convertirme en la suplente de alguien, a quien no quiero mencionar, pero a quien todos conocemos. Sí, claro, por el discurso. Como dije antes, a un primero, le sucede un segundo... Como respuesta a algunas cartas enviadas, cito: La Historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las ciencias sociales. También se denomina Historia al período histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad. El uso del concepto historia lo hace equivalente a cambio en el tiempo. Ahora bien, ¿en qué parte se perdió quien los acusó de fantasiosos? ¿Quién dijo que Bolívar es lo más importante de la patria? ¿En qué parte de la historia quedaremos, en los documentos o en las gorras? Sin más, me despido, esperando que me indiquen dónde puedo conseguir la número 1. ANAÍS GUZMÁN. CARIPE, MONAGAS

Caracas cara • Después de leer el número 1 de El Desafío de la Historia, quiero solicitarles que incluyan más temas relacionados con la economía, ya que el artículo “Caracas cara ¡Carísima!”, escrito por Asdrúbal Baptista, es muy interesante para entender que a veces los problemas que uno se encuentra en la vida cotidiana, también los padecían los ciudadanos de otras épocas. Parece increíble que en 1939 una docena de huevos era más barata en Washington que en Caracas. Esos datos son muy interesantes. GRACIELA SÁNCHEZ. VALENCIA


El Desafío de la Historia invita a sus lectores a expresar su opinión sobre acontecimientos históricos o de actualidad, sobre contenidos publicados, así como a formular preguntas o propuestas al correo electrónico redaccion@macpecri.com o a la dirección: Multicentro Empresarial del Este, torre Miranda, núcleo B, piso 15, Ofic. 154, Chacao, Caracas, Venezuela. Las cartas pueden ser modificadas por razones de extensión o claridad.

Incursiones poco conocidas • Pude conseguir un ejemplar de El Desafío de la Historia en el quiosco de la Clínica Metropolitana. Muchas felicitaciones a todos los involucrados. Me gustaría ver algún artículo de Inés Quintero sobre el 19 de abril de 1810, tal y como trató el tema en una entrevista con Diego Bautista Urbaneja. También me gustaría poder leer algo sobre la incursión de U-boats en las costas venezolanas durante la Segunda Guerra Mundial. Tengo un libro que trata sobre estas incursiones en el Caribe y me parece un tema poco conocido e interesante. También mostraría que mucho del combustible que movió la maquinaria de guerra aliada en la Segunda Guerra Mundial provenía del petróleo venezolano. Mucha suerte y éxitos. DAVID J. NIEVES

La Legión Británica • El fragmento del cuadro de Tito Salas que ilustra el artículo “El Rey no quiere a los blancos” (n.° 2, pág. 25), muestra uno de esos detalles que contribuyen a fijar el esparcido error de que la Gran Bretaña “ayudó” a Venezuela en la guerra por su independencia. La benemérita Legión Británica fue un cuerpo formado por mercenarios europeos, principalmente británicos, sin oficio luego de la derrota de Napoleón, reclutados por López Mendez en Londres y pagados (no siempre a tiempo) por nuestras escuálidas cajas. El Gobierno inglés jamás envió ni un solo miembro de sus Fuerzas Armadas a luchar en nuestro suelo. Como componente del Ejército Libertador, su bandera fue siempre nuestro tricolor; el “Union Jack” jamás estuvo presente. El único “favor” de Su Majestad Británica fue despojarnos luego, inicuamente, de nuestra Guayana Esequiba, en el más abyecto laudo arbitral que se haya visto. PEDRO MORENO. CHACAO

Sobre la muerte de Piar • A algunos guayaneses nos gustaría leer en El Desafío de la Historia otra opinión, distinta de la que ya tenemos, sobre el dictamen del Consejo de Guerra que asesinó al general Piar. Cada uno de los integrantes de ese infame Consejo hace mención a varios artículos de “las normas” vigentes. ¿Cuáles eran esas normas? ¿Quién las dictó? ¿Dónde se pueden conseguir? Las causas alegadas por el Fiscal del caso, y por las cuales se condena a fusilamiento al general, se pueden refutar una por una al leer la limitada bibliografía de la cual se dispone. Mientras más se lee sobre el tan vil asesinato más se tiene la certeza de que Bolívar fue el artífice de tal medida. Sólo que convirtió en show tanto la prisión de Piar como su fusilamiento y en esto se hizo acompañar, no hay dudas de que a la fuerza, por varios de sus incondicionales. ¿Por qué no fusiló a Páez o a Santander? ¿Merecía el Libertador de Guayana una muerte así? Esa herida está abierta aún, no hay forma de cerrarla. YLDEMARO MALAVÉ. PUERTO ORDAZ

Imprecisiones y erratas • Un cordial saludo. Aprovecho la ocasión para comentarles que dentro de las erratas que inevitablemente tendrán que hacer constar en los próximos números de El Desafío de la Historia, debe haber alguna referida al artículo sobre la negra Matea escrito por María García de Fleury. La autora afirma que el hato El Totumo, propiedad de Juan Vicente de Bolívar y Ponte, estaba ubicado al norte de San Mateo, estado Aragua. No. Es un error de bulto. En San Mateo no hay hatos sino haciendas y al norte sólo hay montañas que van a dar a costa de Maya, cercana a la Colonia Tovar; las haciendas de Bolívar, hoy son apenas un conuco privado. El hato El Totumo está ubicado al sur de San José de Tiznados, allí nació la negra Matea y pertenecía al citado coronel Bolívar y a sus antecesores. Más tarde será propiedad del general Joaquín Crespo, y luego del doctor y general Roberto Vargas, a quien, en tiempos de López Contreras, se lo quitó al Banco Agrícola y Pecuario. El hato todavía existe y es propiedad privada. OLDMAN BOTELLO EL DESAFÍO DE LA

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Sodomía

en la Real Cárcel de Caracas “Juicio contra José Ignacio Peti por el pecado de sodomía (1818-1819)”

• Vista de la Plaza Bolívar en la que aparece, a la izquierda, el edificio que durante la Colonia fue Cárcel Real y Casa Capitular de Caracas. ACUARELA DE RAMÓN BOLET. CASA DE GOBIERNO (C. 1870). COLECCIÓN FUNDACIÓN MUSEOS NACIONALES, GALERÍA DE ARTE NACIONAL. CARACAS.

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La represión de la práctica homosexual en los ámbitos carcelarios de la Venezuela de principios del siglo XIX podía acarrear los más severos castigos, inclusive el destierro y la muerte, como reflejan las siguientes líneas, crónica de un caso poco conocido de nuestra historia Ana J. Vergara S. Entre las 10:00 y 12:00 de la mañana del 7 de enero de 1818, un gran número de habitantes de la entonces Caracas realista fue testigo de cómo un reo de calidad parda, de unos cincuenta años de edad, era transportado por las principales esquinas de la ciudad sobre un asno, mientras recibía simultáneamente 150 azotes de vergüenza. En cada esquina, el verdugo y el escribano a viva voz pregonaban los delitos cometidos por José Ignacio Peti. No obstante, la crueldad del castigo no fue lo más escandaloso, sino el crimen por el cual era juzgado: sodomía. Sodomía era como se entendía al coito entre personas del mismo sexo o cualquier penetración en vaso indebido, también llevaba el nombre de pecado nefando o contra natura, debido a que era considerado como una de las tantas aberraciones sexuales que perseguía el placer carnal, negando el único y correcto fin reproductivo de la intimidad que debía ser, por tanto, entre hombre y mujer. Las denuncias de esta naturaleza eran poco frecuentes aun en tiempos de paz, y en vista de que las autori-

dades monárquicas pretendían recuperar la estabilidad social alterada por la revolución de Independencia, estos actos debían ser inmediatamente corregidos y castigados para evitarlos en lo sucesivo. Lascivia en la Real Cárcel Todo este acontecimiento surgió a la luz pública cuando el Alcaide de la Real Cárcel de Caracas, don Jacinto Martínez, sorprendió, de noche, oculto en un rincón detrás de la capilla de la cárcel, a uno de los presos. Cuando se le preguntó la razón de su ocultamiento, éste manifestó que no lo hacía con el propósito de fugarse, “… sino porque José Ignacio Peti le había sacado de entre los demás compañeros y lo había conducido a aquel sitio ofreciéndole real y medio para que con su mano le estimulase…”. El Alcaide, con el fin de comprobar la escandalosa justificación del recluso, llamó a Peti para un careo. Peti negó la versión del recluso; sin embargo, el jefe de la cárcel no creyó en su inocencia y le colocó unos grilletes como castigo. Peti, EL DESAFÍO DE LA

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• Recreación del hecho que se narra, ambientado en la Caracas de principios del siglo XIX. ILUSTRACIÓN: MARIVÍ FRÍAS, 2008.

aceptando a regañadientes la decisión, le suplicó al alcaide que ese incidente no se hiciese público, pues perjudicaba a su honor, y así se hizo. Pero el episodio de la capilla llegó a colarse entre los reos y reveló un escándalo de mayores proporciones que involucraba no sólo a Peti sino a varios presos en conductas lascivas; algunos ya puestos en libertad, otros todavía en prisión. Juan Francisco Pérez, un presidiario de quince años de edad, fue el primero en declarar y aseguró que por un poco de dinero accedió a actos deshonestos con Peti; éstos fueron más allá de simples tocamientos, ocurrie-

ron en más de una ocasión y se realizaron en la cocina y en el común. Afirmó que todo terminó cuando Peti no le dio suficiente dinero. De su declaración surgieron más nombres, como el de otro preso de la misma edad llamado Francisco Zarate, quien, citado a declarar, afirmó que la primera noche que pasó en dicha cárcel José Ignacio Peti se le acercó y le ofreció cuatro reales con la intención de que se los ofreciera al Alcaide para que le retirara los grillos que aprisionaban al joven, siempre y cuando éste se dejara seducir; sin embargo, no accedió, dijo, porque sabía que era algo



malo. A pesar de los continuos asedios de Peti, Francisco siempre se negó y durante ese período se enteró de que, por esas actitudes impropias, un antiguo reo le había dado una golpiza a Peti. Otro prisionero, José Centeno –soldado del Regimiento de Burgos, detenido en la Real Cárcel– expresó que numerosas veces fue perturbado por tocamientos y tactos impúdicos mientras dormía. Al principio creía que era obra de la ocurrencia de los presos, pero una noche Peti declaró la autoría de esos acercamientos y le ofreció un real para que continuasen. Centeno lo increpó, pero Peti no desistía de sus intenciones; al día siguiente el soldado refirió al Alcaide lo sucedido.

A pesar de los continuos asedios de Peti, Francisco siempre se negó y durante ese período se enteró de que, por esas actitudes impropias, un antiguo reo le había dado una golpiza a Peti

Los curiosos placeres de José Ignacio Peti eran un secreto a voces entre los mismos presidiarios, quienes, a suerte de burla, incitaban a los nuevos reos a que atendieran a los llamamientos de Peti a lugares ocultos con el pretexto de realizar mandados que en un principio parecían desinteresados, como el cargar agua para una bodega, con la sorpresa de que éste procedía a tocar sin miramientos al novato incauto. Santiago Hidalgo fue uno de ellos. Peti se le aproximó varias veces, entregándole dinero; al preguntarle la razón de ese

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• En tiempos coloniales, los castigos a los reos comprendían pena corporal, pena de muerte o mutilación de miembro, establecidos en la RECOPILACIÓN DE LEYES DE LOS REINOS DE LAS INDIAS, “DE LOS ALCALDES DEL CRIMEN”, TOMO II, IMPRESA EN MADRID EN 1681. COLECCIÓN DE LIBROS RAROS Y MANUSCRITOS, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

obsequio respondía que era porque lo quería bien, de esta forma continuó recibiendo el dinero y gastándolo; cuando José Ignacio reveló sus intenciones, Hidalgo se negó y todo termino en riña. Juicio y condena Frente a las numerosas y escandalosas acusaciones, José Ignacio Peti fue obligado a rendir declaración ante la Real Audiencia: su respuesta fue que había presos que le tenían mala voluntad por ser él quien informaba al capellán de la cárcel los nombres de los reos que se resistían a aprender la doctrina. Cuando se le preguntó con qué fin entregaba dinero a los reos, respondió que daba limosna, arepa y comida por acto de caridad, específicamente a aquellos presos que serían el reemplazo del ejército. Al momento de interrogarle sobre la disputa que tuvo con uno de los presos, relató que se debió a que éste intentaba seducirlo para que se incorporara al partido patriota y planear una fuga, a lo cual furioso se negó. Después de negar reiteradamente todas las acusaciones, el ministro comisionado por la Real Audiencia le preguntó si había tenido

relaciones íntimas con los reos que prestaron testimonio. Peti lo rechazó rotundamente, señalando que él mismo llamaba la atención a los presos cuando realizaban expresiones indecorosas, y que si alguna vez existió el roce o un toque indebido se hizo en calidad de chiste y jamás con la intención de llevar a cabo tan deplorables acciones. Igualmente, aseguró que el Alcaide estaba movido por el deseo de venganza después de creer que él era uno de los denunciantes ante el Tribunal de la Real Audiencia de los desórdenes que existían en la cárcel bajo su auspicio, como eran el juego de barajas, dados, ventas de guarapo y aguardiente y fornicación con las presas. Ninguna de sus palabras surtió efecto. El fiscal de la Real Audiencia consideró que los obscenos excesos de José Ignacio Peti fuesen sancionados y execrados de la Real Cárcel. Se le condenó a sufrir la pena de 150 azotes de vergüenza en las calles de la ciudad, y cincuenta azotes de dolor dentro de la cárcel; posteriormente debía ser trasladado al fuerte de Omoa, en Honduras, a cumplir una sentencia de diez años. Al enterarse de la resulta, el procu-


rador de la Real Audiencia imploró al tribunal que la pena fuese rebajada a un número menor de azotes, ya que la condición física de Peti había empeorado tras estar encadenado durante el tiempo que duró el juicio, y un castigo de esta magnitud lo conduciría a la muerte. De igual manera, pidió que no fuese trasladado a Omoa, pues esto equivaldría a la pena de muerte. La decisión fue eliminar exclusivamente los azotes de dolor y ordenar que todo lo demás se cumpla y ejecute inmediatamente a fin de evitar los males que se han anunciado. Se desconoce si el reo

Al momento de interrogarle sobre la disputa que tuvo con uno de los presos, relató que se debió a que éste intentaba seducirlo para que se incorporara al partido patriota y planear una fuga, a lo cual furioso se negó

logró sobrevivir luego de su remisión a Centroamérica. Mientras un funcionario del Capitán General de Venezuela se cercioraba del embarco de Peti a Omoa, Juan Francisco Pérez –el reo que admitió abiertamente la consumación del pecado de sodomía con Peti– recibía treinta azotes de dolor en presencia de los demás presos de la Real Cárcel, a fin de escarmentarlos por las “atrocidades” que allí sucedieron y todos ocultaron.

• A pesar de las muchas prohibiciones establecidas para erradicar su práctica, el juego de naipes continuó siendo una de las diversiones más populares; ocurría incluso ante la mirada cómplice de las autoridades carcelarias. CAMILE PISSARRO. JUGADORES DE NAIPES O JUGADORES DE CARTAS EN GALIPÁN, 1854, DIBUJO A LÁPIZ. COLECCIÓN BANCO CENTRAL DE VENEZUELA.

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• Una partitura del Himno Nacional de Venezuela, publicada en tiempos de Cipriano Castro. En su portada se indica que la música es de Juan Landaeta, con arreglos para piano de F. de P. Magdaleno. ARCHIVO HISTÓRICO DE MIRAFLORES. CARACAS.

VICENTE SALIAS

El propagandista de la Independencia El Himno Nacional de Venezuela ha hecho familiar el nombre de Vicente Salias. Sin embargo, más allá de lo merecido de ese reconocimiento hay un hombre, o mejor, una personalidad casi desconocida, en la que se integran la pasión por la patria y una percepción muy adelantada del uso de los medios gráficos en favor de la causa emancipadora Juan Carlos Reyes

“... Que por la misma razón sabe que Vicente Salias ha sido redactor de los papeles insultantes y sediciosos que salían de la imprenta de Caracas contra todos los buenos españoles, la nación y su Rey. Que ha sido de los más inhumanos traidores pues ha hecho una guerra infernal con su pluma peor que Bolívar con su espada”. [Declaración de uno de los testigos en el juicio contra Vicente Salias]

Los venezolanos escuchan, desde hace mucho tiempo en los medios de comunicación audiovisuales, las palabras que reafirman los aires del patriotismo actual: “A continuación las gloriosas notas del Himno Nacional de Venezuela, letra de Vicente Salias y música de Juan José Landaeta”. A pesar de que este recordatorio oficial suena varias veces cada día, muy pocos venezolanos saben quién fue Vicente Salias y cuál su obra, así como las vicisitudes que rodearon su vida. Por una de esas curiosas paradojas de la historia, Salias, uno de los más famosos y distinguidos luchadores en la batalla por la independencia de Venezuela, es también uno de los más desconocidos personajes estudiados por la historiografía posterior.

Fue él uno de esos seres humanos que, no obstante su trayectoria en los momentos más críticos de los inicios de la República, no tuvo a la fortuna enteramente de su lado, o sería preferible decir, a la fama. Por sus esfuerzos en el empleo de los medios de comunicación de la época para lograr la captación de la atención del pueblo a favor de la causa republicana, y por su inmolación posterior, su nombre y sus restos deberían haber reposado desde hace muchos años en el Panteón Nacional. Mas no ha sido así. Médico, editor y políglota Vicente Salias provenía de una numerosa familia de blancos, descendientes del matrimonio entre Francisco Salias Tordecillas y Margarita Sanoja y Cabeza de Vaca; español el primero y caraqueña la esposa. Doce hijos tuvo la prolífica señora Sanoja, de los cuales la mayoría

Por sus esfuerzos en el empleo de los medios de comunicación de la época para lograr la captación de la atención del pueblo a favor de la causa republicana, y por su inmolación posterior, su nombre y sus restos deberían haber reposado desde hace muchos años en el Panteón Nacional. Mas no ha sido así EL DESAFÍO DE LA

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• Vicente Salias estudió medicina en la Universidad de Caracas, pero al igual que otros individuos de su generación dedicó su talento y energía a divulgar las ideas políticas propias de la Ilustración a través de la escritura. Fundó y colaboró con Antonio Muñoz Tébar en El Patriota de Venezuela, órgano de la Sociedad Patriótica, de corta vida, y fue editor de la Gaceta de Caracas, medios desde los que apoyó con fervor la causa republicana.

participó en las refriegas de la guerra y no pocos de ellos quedaron en los campos de batalla. Entre las facetas más desconocidas de Vicente Salias sobresale su dominio de varias lenguas extranjeras –o extrañas como se les decía en la época–. Como funcionario de la Hacienda Real se encargaba de las traducciones de los documentos relativos a todos los negocios mercantiles que realizaban

Esa labor de propagandista de la República, que bien combinaba con la repartición de panfletos callejeros como mecanismo de agitación del pueblo, fue la que, al final, terminaría por comprometerle de manera irreversible con la causa que tanto defendió y que sería la razón fundamental tras la acusación de traidor que se le atribuyó en el juicio en su contra las autoridades de la provincia de Venezuela. Ese dominio era el fruto de su formación autodidacta, pues hasta 1810 no había salido nunca de la provincia. Y es de suponer, además, que tales facultades le permitieron leer y comprender textos europeos cargados de ideas ilustradas y revolucionarias, tan en boga entonces. 30 •

EL DESAFÍO DE LA

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Para completar su formación, el joven Salias se dedicó al estudio de la medicina, estudios que compartió con personajes que luego tendrían importante participación en los sucesos de la guerra de Independencia: José A. Montenegro, Francisco Javier Ustáriz, Ignacio Canivel, José Domingo Díaz y Santiago Limardo. Todos ellos compartieron las aulas de la Universidad de Caracas con Salias, y juntos dirigieron la campaña diseñada por el sabio español Francisco Javier Balmis para la inoculación de la vacuna antivariólica en Venezuela. Vicente Salias también incursionó en la poesía, pero pronto se dio cuenta de que su ser humano no era el de un poeta. Con todo, esta inclinación le permitió participar de las “tertulias” patrocinadas por el gobernador Manuel de Guevara y Vasconcelos, las cuales se fueron convirtiendo, sin que el alto funcionario se percatara de ello, en reuniones conspirativas. Algunas se realizaban en la casa de los hermanos Ustáriz; otras, en la misma casa de los Salias, ubicada en una de las esquinas de la plaza San Pablo. En esas reuniones, es justo suponer, no faltaron lecturas de los textos de la Ilustración europea denominados prohibidos, y en consecuencia, perseguidos por el Santo Oficio. Todo por la República En el mes de mayo de 1810, un mes después del 19 de abril de 1810, Simón Bolívar, Luis López Méndez y Andrés Bello parten para Londres, y simultáneamente también lo hacen Vicente Salias y Mariano Montilla, pero a las Antillas. Su misión era la de conseguir apoyo para el nuevo estado de cosas y la causa republicana. La misión de Salias y Montilla es exitosa, y consigue el apoyo de Jamaica y Curazao. No sólo se gana su respaldo a la nueva situación en Venezuela, sino que también consigue que envíen sendas misivas incitando a las rebeldes ciudades de Coro y Maracaibo a sumarse al movimiento independentista. Pero la labor fundamental de Vicente Salias a lo largo de toda su vida fue la de editor. Fundó la Sociedad Patriótica y, junto con Antonio Muñoz Tébar, tuvo a su cargo su órgano de difusión: El Patriota de Venezuela, de escasa duración. Posteriormente, y también con Muñoz Tébar, fue redactor de la Gaceta de Caracas, el más importante de los periódicos de la época, cuya dirección se disputaron por igual los dos bandos en pugna. Desde sus páginas –en los momentos cuando la Gaceta estuvo en manos de los republicanos– se emitía la propaganda más importante en apoyo a la Independencia. Esa labor de propagandista de la República, que bien combinaba con la repartición de panfletos callejeros como mecanismo de agitación del pueblo, fue la que, al


• Francisco Javier Ustáriz (en la imagen) compartió con Salias su vida estudiantil y la vocación por las letras y la música. Ambos integraron la Junta de la Vacuna, en 1804, con otros estudiantes de la Universidad de Caracas. Las casas de los hermanos Ustáriz y de los Salias fueron escenario de tertulias literarias que terminaron en reuniones conspirativas. DETALLE DE LA FIRMA DEL ACTA DE INDEPENDENCIA, DE JUAN LOVERA, 1838. COLECCIÓN MUSEO CARACAS. CONCEJO MUNICIPAL, ALCALDÍA BOLIVARIANA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR.

final, terminaría por comprometerle de manera irreversible con la causa que tanto defendió y que sería la razón fundamental tras la acusación de traidor que se le atribuyó en el juicio en su contra. Antes había sido apresado en La Guaira y trasladado al castillo de Puerto Cabello. El juicio se sabía de antemano que habría de ser condenatorio. Uno de los testigos declaró lo siguiente: “Vicente Salias ha sido cabeza principal de ambas revoluciones, que en la última que ha sido la más sangrienta y costosa, ha sido redactor general de la gaceta y papeles públicos de Caracas, que con ellos no sólo se han corrompido otras provincias de América sino insultado a toda la nación en general, vejado con los escarnios más groseros a todas sus autoridades, los individuos y lo que es peor ridiculizado la Real Persona del Rey, todo lo cual es público y notorio, y puede el que dudare de esta verdad tomar cualquier papel de los de Caracas, y allí verá comprobada esta verdad”. El 17 de septiembre de 1814 Vicente Salias y dos reos más fueron llevados a la plazoleta del castillo de Puerto Cabello y, una vez puestos de rodillas a la usanza militar para ejemplificar su traición a la patria España, fusilados. Quedó, para la historia, uno de los papeles que repartía en las calles y que denominó: “Gloria al Bravo Pueblo”. Su contenido habría de servir para componer un canto callejero, al que se le reconocería posteriormente como el Himno Nacional de la República.

• Por haber sido Vicente Salias cabeza principal de la revolución, las autoridades españolas lo condenaron a muerte. En 1814, en la plazoleta del castillo de Puerto Cabello, fue ejecutado por “traición a la patria España”. FERDINAND BELLERMANN. DETALLE DE VISTA DE PUERTO CABELLO, 1843. COLECCIÓN PARTICULAR. EL DESAFÍO DE LA

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El Himno Nacional El reconocido autor del texto del Himno Nacional de Venezuela es Vicente Salias, quien vivía momentos de efervescencia revolucionaria en 1810 cuando escribió la letra de esta canción nacional. El documento más antiguo de su música conocido hasta la fecha (en la imagen) se conserva en la Biblioteca Nacional y data de mediados del siglo XIX, según anotó el historiador José Antonio Calcaño. Se trata de una partitura para violín y en ella no se mencionan autores, tampoco se anota la letra, pero figura como título lo siguiente: “núm. 1º.- Violín. Canción Nacional. Gloria al bravo pueblo. Paso redoblado”. De forma tal que se tuvo como himno o canción nacional probablemente desde la Independencia, pero no sería sino en el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, cuando se emitiría el decreto que lo instituiría como Himno Nacional, expedido en Caracas el 25 de mayo de 1881. A partir de

entonces, fueron numerosas las ediciones oficiales de las partituras del Himno, como la impresa con ocasión de la celebración del Centenario del Libertador (1883), la editada para la conmemoración del Centenario de la Independencia encomendada a Salvador Llamozas (1911) o la nueva versión que realizó Juan Bautista Plaza (1947) en la que eliminó una estrofa apócrifa. El historiador de la música, Alberto Calzavara, localizó una partitura impresa del Himno Nacional editada como encarte del periódico El Americano del 16 de febrero de 1874, publicado en París, evento que a su vez reseñó en Caracas La Opinión Nacional el 10 de marzo de ese mismo año. Nótese que la edición se hacía años antes de su oficialización. Este documento fue el punto de partida de una duda sobre la autoría del Himno, pues en él se mencionan como autores de la letra y de la música, respectivamente, a Andrés Bello y a Lino Gallardo.



adulancia Los riesgos de la

En el recorrido inaugural por la carretera del Este, Guzmán Blanco fue objeto del agasajo de pobladores y habitantes de los pueblos aledaños. Nadie pudo prever las consecuencias que tendría una original demostración de adhesión al “Ilustre Americano. Regenerador de Venezuela” José Alberto Olivar

Un aspecto característico del primer período de gobierno presidido por el general Antonio Guzmán Blanco, conocido como el Septenio (1870-1877), fue el desarrollo compulsivo de un programa de obras públicas que buscaba dar una impresión favorable, a propios y extraños, sobre la ejecución de un proyecto liberal de corte civilizador. Entre las obras que centraron la atención del caudillo caraqueño estaba la construcción de caminos carreteros entre los principales estados de la federación venezolana, destinados, entre otros propósitos, a incentivar el comercio interior y a minimizar el costo de los fletes que los productores debían sufragar para el traslado de sus cosechas. Uno de los primeros caminos construidos durante aquella primera “gesta modernizadora” fue la carretera del este, extendida entre Caracas y los fértiles valles de Guarenas y Guatire, epicentros de importantes tablones de caña de azúcar, cuyos derivados: papelón, azúcar y aguardiente, eran objeto de gran demanda en la capital. 34 •

EL DESAFÍO DE LA

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Para apoyar los intereses económicos de los propietarios de dichas haciendas e incentivar en el corto plazo el establecimiento de una colonia agrícola en aquellas localidades, el “Ilustre Americano, Regenerador de Venezuela”, como había sido glorificado por sus acólitos mediante decreto del Congreso de la República de 1873, dispuso la creación de una Junta de Fomento encargada de ejecutar los trabajos. La nueva carretera estuvo lista durante los primeros meses de 1874 y se dispuso su inauguración para el sábado 10 de mayo de aquel año. Así pues, la mencionada Junta de Fomento dedicó el mejor de sus esfuerzos en fomentar la creciente egola-


tría que comenzaba a caracterizar al jefe liberal. Para ello elaboró un programa de estricto protocolo ceremonial que no escatimó el más mínimo detalle durante la fastuosa gira del presidente Guzmán Blanco, quien se desplazó en vistoso carruaje por la carretera hacia Guatire. Por hacer una gracia…, una tragicomedia Después de los espléndidos homenajes y calurosos recibimientos a lo largo de caseríos y pueblos situados en el trayecto, el presidente emprendió su retorno a Caracas en horas de la mañana del domingo siguiente. Durante el recorrido se produjo un curioso incidente,

• El carruaje tirado por caballos, también llamado landó, fue el medio de transporte personal más elegante y la manera más confortable y rápida de viajar durante el siglo XIX. Todavía a principios del siglo XX tales vehículos formaban parte del paisaje urbano, como esta reliquia de 1918 perteneciente a la colección del Museo del Transporte de Caracas.

según destaca una nota periodística publicada en el diario oficioso La Opinión Nacional en su edición del 13 de mayo de 1874. Refiere la nota que en el sitio de Mampote, don Benigno Romero, propietario de un fundo aledaño a las inmediaciones de la carretera, quiso manifestar públicamente sus respetos al “Ilustre Americano”, ofreciéndole EL DESAFÍO DE LA

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• La iconografía alegórica del período guzmancista es abundante y en ella se exaltan la figura y las acciones del presidente Guzmán Blanco, como en esta imagen donde se le muestra a punto de ser coronado por la Victoria tras vencer en la batalla de Apure. FOTOTECA, ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. CARACAS.

El ímpetu de las bestias arrastró el carruaje con tal violencia que lo desvió irremediablemente hacia la margen derecha del desfiladero que corría paralelo al curso del río Guarenas

a él y a sus acompañantes un lunch de cortesía. Sin embargo, los organizadores de la gira presidencial no habían previsto esta singular parada el día del regreso a Caracas. Pese a esto, don Benigno Romero dio instrucciones a su caporal de mantenerlo al tanto de los pormenores de la visita del Presidente, sobre todo de los detalles de su regreso a la capital. Al avistar a una distancia prudencial la polvareda levantada por los caballos que tiraban del landó donde viajaba Guzmán acompañado de una de sus hermanas y una de sus niñas, inmediatamente se le dio aviso al ferviente prosélito. Don Benigno había dispuesto la compra de una carga de cohetes para hacerlos estallar al paso del ilustre visitante y recibirlo con entusiasta profusión sonora. Atento al paso del Presidente, Romero se alistó junto a 36 •

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su familia a la entrada de su modesta residencia para saludar al caudillo y, al acercarse el lujoso vehículo, una señal aprobatoria hizo disparar al viento los artificios de pólvora en son de júbilo. Sin embargo, el sorpresivo recibimiento se tornó en consternación por la reacción desbocada de los caballos que, sorprendidos por el estruendo de las explosiones, se encabritaron y aceleraron su marcha sin obedecer a las riendas y a los gritos del cochero. El ímpetu de las bestias arrastró el carruaje con tal violencia que lo desvió irremediablemente hacia la margen derecha del desfiladero que corría paralelo al curso del río Guarenas. En medio de aquella pavorosa escena de muerte inminente, el adiestrado cochero Monsieur Leroux, en un arranque desesperado y a pocos pasos del abismo deci-


dió soltar la rienda de la diestra y concentrar todo su esfuerzo en doblegar el impulso del que se hallaba a la izquierda, para así forzarlo a impactar contra el macizo rocoso y evitar el fatídico despeñadero. La maniobra surtió efecto. Tal fue la magnitud del golpe que uno de los ejes de las ruedas se hundió en la roca y detuvo ipso facto el vehículo, rompiendo los tiros que lo mantenían unido a las bestias y dando al traste con las vidas de éstas. La integridad física del “Ilustre Americano” y sus acompañantes quedaron salvaguardadas. Superado el susto inicial, sólo quedaban ante la mirada atónita de los presentes los restos del landó despedazado, que era la única fuente de riqueza de su valeroso dueño, quien también, salvo algunas magulladuras, logró sobrevivir. Repuestos rápidamente, el general Guzmán Blanco y sus familiares continuaron su viaje haciendo un obligatorio alto en su hacienda Caucagüita, donde el tema exclusivo de la ocasión fue el incidente anteriormente relatado. Los concurrentes, luego de constatar el perfecto estado del Presidente, no dudaron en calificar el hecho como una revelación providencial que evidenciaba la protección divina que guardaba los días del “salvador de Venezuela”. El adulado se salvó. No se tiene noticia de lo que pasó con el adulante.

• En esta caricatura satírica de EL ZANCUDO (CARACAS, 1877) se muestra a un personaje viajando en landó y se alude, probablemente, a la actitud de suficiencia de aquellos que podían pagarse el lujo. “Se han suprimido los caballos porque no cabe en la lámina tanta grandeza”, dice el pie de gráfica. COLECCIÓN HEMEROTECA, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

• Con la recientemente inaugurada carretera se abrió un servicio de transporte de coches entre Caracas y Guatire. Llegar a la capital desde Guarenas tomaba de cuatro a seis horas. AVISO EN LA OPINIÓN NACIONAL (1874). COLECCIÓN HEMEROTECA, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA. EL DESAFÍO DE LA

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EL DESAFÍO DE LA

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Los estudiantes del 28 De la frivolidad de un carnaval a la plenitud de la participación política; de las búsquedas estudiantiles a la cárcel, a los exilios y a la transformación de las expresiones estéticas, tal es el tránsito del grupo de muchachos que pasa a la historia como una de las generaciones más influyentes de nuestra historia, o ¡cuidado!, como la de mayor trascendencia desde 1810. Sus orígenes, sus lecciones de activismo político, los símbolos que dejan a la patria, la huella de una deslumbrante aventura con los enemigos tradicionales del gomecismo y el recuerdo de una de sus figuras más eminentes –Isaac J. Pardo–, se recogen ahora con el objeto de mirarlos desde un prisma contemporáneo y respetuoso. Son numerosos los ejemplos de los ucevistas que pasan terribles trances en la prisión de Puerto Cabello después de coronar a su reina, o los que viven un exilio lleno de ilusiones, o los que participan en la famosa expedición del Falke, y que por fin regresan a hacer una sociedad que se quería más justa. A la memoria de su gesta se dedican las siguientes páginas de este dossier.

• Patio interior del Palacio de las Academias, antigua Universidad Central de Venezuela, escenario donde se gestó el movimiento estudiantil de 1928. FOTOGRAFÍA: LUIS FELIPE TORO. ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.


RETRATOS DE UNA

GENERACIÓN

• En la fila superior, de izquierda a derecha, destacados en la gráfica, Inocente Palacios, Guillermo López Gallegos y Miguel Otero Silva. Fila inferior: Carlos Eduardo Frías y José Antonio Marturet. ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

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EL DESAFÍO DE LA

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El nacimiento de una nueva élite política en el seno del régimen gomecista, surgida en las aulas universitarias y luego forjada en las cárceles y en el exilio, estuvo marcado por una clara conciencia de su protagonismo histórico como colectivo. El inquieto grupo de estudiantes se juntó en el mismo estudio fotográfico para dejar constancia de su juventud y de los símbolos que los identificaron como la Generación del 28. Tres fotografías documentan edades y rostros. La más divulgada se encuentra, salvo un “estudiante desconocido”, plenamente identificada y en ella mostramos a los personajes y su actuación posterior. Las otras dos presentan aún rostros desconocidos. La revista El Desafío de la Historia invita a sus lectores a identificar a los que faltan y así contribuir a la memoria de nuestra historia contemporánea.

JÓVITO VILLALBA (Pampatar, 1908-Caracas, 1989) Abogado y político. Como presidente de la FEV encabezó las manifestaciones del 14 de febrero de 1936. Fundador del partido Unión Republicana Democrática, fue durante varios períodos representante al Congreso Nacional.

RÓMULO BETANCOURT (Guatire, 1908-Nueva York, 1981) Político y escritor. Fundador del partido Acción Democrática. Presidente de la República en dos ocasiones, (1945-1948 y 1959-1964). Autor de importantes obras, como Venezuela, política y petróleo, y América Latina: democracia e integración.

• En la fila superior, de izquierda a derecha, destacados en la gráfica, Ramón Armando León, Rómulo Betancourt y Germán Suárez Flamerich; segunda fila (desde arriba): Jóvito Villalba, Germán Herrera Umérez y Arístides Gómez Rangel; tercera fila: Raúl Van Praaj, Enrique García Maldonado y Rafael Ángel Canejo; cuarta fila: Luis Manuel Palis y Ernesto Silva Tellería. COLECCIÓN COROTOTECA, EL UNIVERSAL. CARACAS. EL DESAFÍO DE LA

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ESTUDIANTE DESCONOCIDO

C ARLOS L ANDER

Foto: Archivo Maribel Espinoza / Fotos posteriores a 1928: Archivo El Nacional y colecciones privadas / Infografía: Patricia Caressi

B ENJAMÍN Q UINTERO S ILVA

EDGAR LOYNAZ

CLEMENTE PARPARCÉN

C ARLOS I RAZÁBAL

(Caracas,1908-¿?) Ingeniero Civil, Rector de la Universidad de Los Andes (1945-1949) y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Autor de varios artículos y conferencias.

Abogado. Autor de una obra jurídica relacionada con derecho de Bienes.

(Zaraza,1907-Caracas,1991) Abogado, político, diplomático y escritor. En su obra Hacia la democracia. Contribución a la historia económico-político-social de Venezuela realizó un análisis marxista de la historia de Venezuela.


FELIPE L ÓPEZ S IERRA Médico. El ambulatorio de la UD3 de la parroquia Caricuao, en Caracas, lleva su nombre.

G ONZALO GALINDO (Caracas, 1904-1967) Abogado. Desarrolló su carrera profesional en el sector bancario.

JOSÉ A NTONIO M ARTURET

M IGUEL O TERO S ILVA

A MÍLCAR P LAZA

(Macuto, 1911-Caracas, 1980) Abogado, hacendado y filántropo. Diputado al Congreso Nacional (1941-1945). Dirigió el semanario Carteles, junto a Carlos Eduardo Frías. Directivo del Centro Simón Bolívar y de la CANTV.

(Barcelona,1908-Caracas,1985) Periodista y escritor. En la novela Fiebre, editada en México en 1939, recoge sus experiencias y las de sus compañeros de la Generación del 28. Es uno de los fundadores de El Morrocoy Azul y de El Nacional.

(Ciudad Bolívar,1909-Caracas,1965) Médico, historiador y docente. Miembro fundador de Unión Republicana Democrática (1945) y de Integración Republicana (1958). Autor de Biografía de Manuel Palacio Fajardo y Las armas españolas en la conquista de Venezuela.

CARLOS P ÉREZ DE LA COVA

ISAAC J. PARDO

R AÚL LEONI

JOSÉ T. JIMÉNEZ ARRÁIZ

NELSON HIMIOB

JUAN JOSÉ PALACIOS

(Caracas,1904Washington,1996) Ingeniero Civil y de Petróleos. Diplomático. Miembro de la Comisión de Expertos que revisó el proyecto de la Ley de Hidrocarburos (1943). Ministro de Minas e Hidrocarburos (1958).

(Caracas,1905-2000) Médico, profesor universitario, escritor. Autor de obras como Esta tierra de gracia. Imagen de Venezuela en el siglo XVI y Fuegos bajo el agua. Colaborador de El Morrocoy Azul y El Nacional.

(El Manteco, 1905Nueva York, 1972) Abogado. Miembro fundador de Acción Democrática. Ministro del Trabajo, Presidente de la Cámara del Senado y del Congreso Nacional, y Presidente de la República de 1964 a 1969.

(Cumaná,1904Caracas,1981) Médico, escritor y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Individuo de número de la Academia Nacional de Medicina.

(La Guaira,1907Washington,1963) Abogado, escritor, periodista y diplomático. Sus obras, en parte autobiográficas, lo sitúan dentro de la llamada Generación de Élite.

Hacendado. Ministro de Agricultura y Cría bajo el gobierno de Raúl Leoni.

ISRAEL PEÑA

MANUEL JOSÉ ARREAZA

(Aragua de Barcelona,1907-Caracas,1979) Pianista, poeta y profesor universitario. Fue director de Cultura de la UCV, fundador y director de la revista Cultura Universitaria, columnista de El Nacional y autor del poemario Vísperas.

Gobernador del estado Anzoátegui bajo la administración de Marcos Pérez Jiménez


28

Los símbolos del

Una designación, el uso de un tocado y una percusiva jitanjáfora fueron tres de los símbolos adoptados por los estudiantes del año 28, empleados quizás por la intuición de su posterior protagonismo histórico, pero sobre todo para manifestar claramente su oposición al régimen personalista de Juan Vicente Gómez

• De jóvenes civiles a estudiantes revolucionarios: tres de los oradores de la Semana del Estudiante cuyos discursos marcaron época. RÓMULO BETANCOURT, JOAQUÍN GABALDÓN MÁRQUEZ Y JÓVITO VILLALBA (1927). ARCHIVO FOTOGRÁFICO DE JOSÉ AGUSTÍN CATALÁ, CASA DE ESTUDIO DE LA HISTORIA LORENZO A. MENDOZA QUINTERO. CARACAS.

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EL DESAFÍO DE LA

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• El uso de señas y símbolos por grupos de dogmas afines para identificarse abierta o encubiertamente ha sido práctica frecuente desde la Antigüedad. Los primeros cristianos emplearon el símbolo del pez (Ictius) para representar a Jesús. REPRODUCCIÓN DE CERÁMICA (DETALLE).

Manuel Caballero Las festividades de la Semana del Estudiante en los carnavales de 1928 tuvieron tres momentos culminantes en los discursos pronunciados por Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Joaquín Gabaldón Márquez. Por la importancia política que con los años llegaron a adquirir los dos primeros, se ha hablado, con intención descriptiva o interpretativa, de sus respectivos discursos. En relación con el de Gabaldón Márquez, aunque no se lo ha ignorado del todo, ha permanecido mayormente fuera de la mirada histórica. Betancourt ponía el acento en el número (rasgo distintivo de la democracia) de los integrantes de su “generación”; Villalba, por su parte, en su abolengo (el Libertador, Padre Nuestro). Gabaldón ofrecía el complemento, proponiéndole al movimiento una ubicación y sobre todo una significación que el futuro no desmentirá: el de una nueva Hégira, esto es, el comienzo de una nueva era en la historia de la República. En una cultura de dogmas y ritos Un movimiento de esa naturaleza buscó de inmediato, quizás de manera inconsciente y en apariencia casual, hacerse de unos rasgos materiales distintivos que contuviesen una carga simbólica suficiente como para perpetuar su recuerdo no sólo ante las generaciones futuras, sino ante las mismas presentes, dado el terror gomecista que podía hacerlas desaparecer en un santiamén. Es por ello que si no tuvieron la conciencia de presencia en el tiempo por venir, sí cabe hablar de una intuición de su permanencia en la Venezuela futura. Por otra parte, en un país inmerso en la cultura cristiano-católica, la creación de símbolos es casi tan sustancial como la imposición de dogmas y de ritos. La clandestinidad en la cual debían desarrollar sus activi-

dades los primeros cristianos, impuso más que propuso la creación de un sistema de señales para reconocerse entre correligionarios, ocultando a la vez su condición de la mirada del enemigo pagano. Así, para nombrar a Jesús y reconocerlo como el Cristo (o sea, el Ungido, el Mesías) se abreviaba su nombre y condición con unas siglas que formaban la palabra ICTIUS, que también quería decir pez. El símbolo nació casi por generación espontánea: uniendo el índice y el pulgar se formaba la figura de un pez, y con ello se reconocían los cristianos como mucho más tarde se reconocían los francmasones por ciertas formas de apretar la mano al saludarse. Puesta la mano en posición vertical, era una cruz lo que aparecía, como la cruz en la cual había sido sacrificado el Hijo de Dios. La transferencia puede haber sido inconsciente al inicio, pero fue ratificada cuando una emperatriz, Santa Helena, pretendió haber descubierto la verdadera cruz (la Vera Cruz) donde había sido martirizado Jesús. Fue así como la cruz se convirtió en el símbolo mayor del cristianismo. Con la aparición de movimientos políticos seculares, sobre todo en el siglo XX, floreció una nueva simbología: para los fascistas italianos, el lictor y el saludo a la romana; para los alemanes, la cruz gamada y también el saludo a la romana, así como el viejo grito germánico ¡Hail! Los comunistas adoptaron primero la bandera roja, la hoz y el martillo y, en tiempos del Frente Popular, el puño cerrado. Una designación, un tocado, una jitanjáfora El movimiento subversivo de 1928, con sus pretensiones fundacionales, no pudo o no quiso quedar fuera EL DESAFÍO DE LA

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• Ayer y hoy de los patios interiores del actual Palacio de las Academias, claustro universitario en los días de 1928.

de esa tendencia a dotarse de símbolos. Es posible que haya habido otros que les sirvieran de santo y seña. Pero hasta ahora son tres los que han permanecido intactos en la memoria colectiva: una designación, un tocado y un vocablo raro. Lo primero es su apellido colectivo: generación. Lo más interesante en este caso es que no se trató de una designación a posteriori de la historia, sino de una escogencia previa a la acción. Se ha señalado en esto la influencia de José Ortega y Gasset, cuyo libro El tema de nuestro tiempo acababa de llegar a las librerías caraqueñas. Pero el hecho de haber escogido para nombrarse el • La boina era popularmente utilizada en el sur de Francia y en España. Se le conoce también como boina vasca, pues emblematizó la lucha de los obreros vascos entre 1926 y 1927. Todavía hoy simboliza el orgullo ucevista. RAMÓN DE ZUBIAURRE. EL MARINERO VASCO SHANTI ANDÍA, 1924. DETALLE

término generación propone una interpretación diferente, una intención más profunda: el rechazo del personalismo, la escogencia de la acción colectiva, señalando al mismo tiempo su superioridad moral frente a la egomanía en la cual estaban empantanados por igual el tirano y sus rivales del viejo caudillismo decimonónico. No será casual entonces que sus líderes más destacados lleguen a ser los fundadores de las grandes colectividades (partidos, sindicatos, gremios) que darán el tono a la vida política a partir de 1936. Esa autodesignación será ratificada con su entrega en masa a la policía para acompañar a sus dirigentes encarcelados: no tenemos jefes, somos todos uno. El segundo y acaso el más famoso símbolo del movimiento estudiantil del 28 será la boina azul. Ella no será un atuendo carnavalesco, pero tampoco sólo “de pantalla”. Puede haber allí ya una inclinación intuitiva o una simpatía hacia las clases subalternas y en particular hacia la clase obrera. Valga la siguiente explicación adicional. En esos años, todavía subsistía en Europa la distinción vestimentaria de clase. Mientras que los burgueses se tocaban con un sombrero, los obreros lo hacían con una gorra de paño o una boina vasca. En el sur de Francia, y en España, era la boina lo más popular. Inocente Palacios,

Pero el hecho de haber escogido para nombrarse el término generación propone una interpretación diferente, una intención más profunda: el rechazo del personalismo, la escogencia de la acción colectiva, señalando al mismo tiempo su superioridad moral frente a la egomanía

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miembro de aquella generación contaba que en el año 26 o 27, el país vasco había sido sacudido por una ola de huelgas. Los estudiantes, quizás por haberlo visto en algunas revistas, podían imaginarse a los obreros huelguistas cubriendo sus cabezas con la clásica boina vasca, y la adoptaron como moda y acaso como una inconsciente manifestación de simpatía si no de solidaridad. Esta explicación del uso de esta prenda es, por supuesto, más verosímil que la propuesta, treinta años EL DESAFÍO DE LA

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• ILUSTRACIÓN DE FIEBRE DE MIGUEL OTERO SILVA (CARACAS, ÉLITE, 1939), novela en la que relata los oscuros días del gomecismo. El grabado condensa algunas de las imágenes de aquellos años que caracterizaron el fin de la década de 1920: la organización estudiantil con sus siglas F.E.V., las huelgas y manifestaciones, y el famoso vocablo: ¡Sacalapatalajá!

más tarde, por Rómulo Betancourt: que ella les recordaba los ancestros vascos del Libertador (pero era mucho más verosímil que aquéllos no se tocasen con boinas sino con el yelmo de los conquistadores) y que acaso también la usara el “abuelo” Miguel de Unamuno. Finalmente ¡sacalapatalajá! Una extraña y sonora expresión que bien debe llamarse una jitanjáfora. Ella recuerda las fórmulas esotéricas que, se decía, empleaban los francmasones para reconocerse. No se olvide que entonces se vivía en un país dominado por la ideología liberal guzmancista, y no sería raro que todos o la mayoría de esos muchachos estudiantes de la pequeña burguesía urbana fueran hijos de masones acostumbrados a los ritos de las logias. ¡Sacalapatalajá! Este espléndido vocablo bien podía tener una intención de asombrar o cuando menos un tono que buscaba encandilar a quien lo escuchara. Era también una forma de llamar a los suyos al combate, como un toque de corneta, una bandera, una simple voz de mando. Miguel Otero Silva dice que la copiaron de algo escuchado en un velorio judío. Pero no se puede descartar que tuviese algún significado oculto. Por una parte, “Saca la pata” podía oírse como una acusación a un gobierno o a un pueblo que tenían esa pata hundida hasta la rodilla en el pantano de la tiranía. Y no hay que olvidar que el estribillo final (¡Y ajá, y ajá, y ajá!) recordaba, acaso en burla, la interjección preferida del Benemérito.

Un movimiento de esa naturaleza buscó de inmediato, por lo general de manera inconsciente y en apariencia casual, una serie de rasgos materiales distintivos que contuviesen una carga simbólica suficiente para perpetuar su recuerdo ante la obligada ausencia de sus dirigentes No se crea que todo esto son conjeturas un poco en el aire. Las autoridades perseguían con rudeza hasta la más insignificante de las manifestaciones que sugerían un rechazo a la tiranía. Para ellos, la libertad de expresión no significaba sólo libertad de imprenta: el poeta Jacinto Fombona Pachano fue arrestado en 1928 acusado de ser


¡Sacalapatalajá! Este espléndido vocablo bien podía tener una intención de asombrar o cuando menos un tono que buscaba encandilar a quien lo escuchara

“conversador”. Los estudiantes podían marchar juntos en la calle con cierta tranquilidad mientras anduvieran con la cabeza desnuda o cubierta acaso con un sombrero de pajilla. Pero si sacaban de sus bolsillos la boina azul que los identificaba como estudiantes, eso ya era un gesto de rebeldía y como tal era perseguido. No hay que olvidar tampoco que era la consigna del silencio la más respetada bajo el gomecismo. Es bien conocida la anécdota de la revista de los jesuitas que publicó un artículo sobre “Los crímenes del bolchevismo”. El Benemérito los alertó con severidad: “A los muertos y a los enemigos no se les nombra”. Como todas las historietas referidas a Gómez, eso puede no haber sucedido así, pero retrata con fidelidad un clima: si no es verdad, bien vale la pena que lo hubiera sido.

• Rómulo Betancourt, primero a la izquierda, en Barranquilla, con tres personajes no identificados . COLECCIÓN PRIVADA. ARCHIVO DE VIRGINIA BETANCOURT VALVERDE. CARACAS

En las huellas de la pezuña El panfleto En las huellas de la pezuña fue escrito por Rómulo Betancourt y Miguel Otero Silva en Curazao, donde fueron a parar ambos estudiantes una vez fracasada la intentona militar del 7 de abril de 1928, en la cual participaron junto con otros jóvenes universitarios. En este escrito, la primera de las producciones políticas, ya sin simulaciones, de la Generación del 28, y que ahora se hallaba en el exilio, Betancourt y Otero Silva denuncian la dictadura gomecista. Exponen sus anhelos y aspiraciones de país; también se defienden de las acusaciones de comunistas que le hacían algunos funcionarios del Gobierno; el ministro Pedro Manuel Arcaya, entre ellos. En el texto relatan su versión de los sucesos de la Semana del Estudiante y dejan claro que su actuación en estos hechos no formó parte de un plan preconcebido; sostienen que no fueron manipulados por otros actores políticos, ya conocidos por el régimen, y que la inspiración del movimiento brotó de ellos mismos: “No ha habido manera de convencer a esos canallas de que la juventud venezolana de la cruzada ha obrado siempre por cuenta propia, asumiendo su personería y responsabilidad a plena conciencia, sin más ideal que la destrucción definitiva de un régimen que atropella y avergüenza la nacionalidad, para conquistarnos el derecho a vivir una vida ciudadana decente y digna, propia de los hombres libres”. El folleto fue publicado por primera vez en 1929 en la ciudad de Santo Domingo, lugar donde entonces se encontraba Rómulo Betancourt.

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Recuerdos de

Tío Murciélago Isaac J. Pardo, protagonista fundamental de los sucesos de 1928, evoca episodios de la épica estudiantil

Hace ya 32 años, el historiador Elías Pino Iturrieta tuvo la fortuna de sostener largas entrevistas grabadas con Isaac J. Pardo, dirigente de la Federación de Estudiantes de Venezuela, a quien sus compañeros de la Universidad Central llamaban cariñosamente Murciélago o Tío Murciélago. Quien fuera después médico eminente y escritor de obras de trascendencia para la cultura venezolana –Esta tierra de Gracia, Fuegos bajo el agua…– resucitó pormenores de 1928 que sólo conocían quienes los vivieron. En ésta y en la siguiente página se transcriben algunos.

Las ilusiones “Teníamos muchos deseos de adquirir conocimientos, de abrirnos a diversos horizontes. La cantidad de proyectos que hubo allí, que nos confiábamos en la prisión unos a otros, fue grandísima. Muy influido por Eugenio D’Ors, Luis Emilio Gómez Ruiz quería ir a estudiar Filosofía en Heidelberg. Nunca fue a estudiar Filosofía, estudió Derecho aquí en Venezuela. Pablo Rojas Guardia quería escribir una obra sobre Benvenuto Cellini. Pocos días después de llegar yo a París, en 1930, vi en una librería la Autobiografía de Benvenuto Cellini y, recordando ese propósito de Pablo, se la mandé inmediatamente a Venezuela. No la escribió. ¡Hicimos tantos proyectos!”

La primera prisión “Durante dos días nos sacaron a donde había una montaña de chatarra, a movilizar esa chatarra. Pero después no volvimos más. Fuimos dos días, nada más. De que aquello fuera trágico, no. Fue sucio, pero nosotros nos tomamos aquello como un fiestón. Hacíamos números de teatro y esto y lo otro. Recuerdo a José Tomás Jiménez Arráiz, aquella inmensidad de hombre, envuelto en una cobija cantando ‘La violetera’. No teníamos tristeza honda de ningún género, ni nadie estaba llorando. La familia, quizá, alguna mamá que estaba llorando”.

• ISAAC PARDO, S/F. COLECCIÓN OBRAS PLANAS, ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.


Araira y Palenque “Nos llevaron a un lugar a hacer un tramo carretero que después se abandonó. Había dos jefes: un jefe de la fuerza militar, que no era nuestro carcelero, y un llamado coronel Higinio Sandoval con un grupo de chácharos, que era nuestro carcelero. Él después hizo méritos suficientes como para ser alcaide de La Rotunda. Nos pusieron a hacer la carretera de Araira con picos y palas. Allí estuvimos hasta un buen día en que llegaron e hicieron una selección que nadie pudo explicar nunca. Allí escogieron a Inocente Palacios, por ejemplo, que no había tenido funciones directivas en la Federación; a Rafael Enrique Chirinos, que no era el presidente de la Federación; a Pedro Juliac, quien jamás se había destacado en la conspiración ni había hecho actividades de cabecilla. A ese grupo así, tan extraño, se lo llevaron a Palenque. Tal cosa nos produjo una ira espantosa y tuvimos una reacción violenta el día en que se los llevaron. Aquello fue una cosa tremenda, yo no sé cómo no pasó un desastre allí, porque ellos subieron en medio de una gritería de doscientos muchachos vociferando: ‘El coño de la madre de Juan Vicente Gómez y de toda la puta familia de Juan Vicente Gómez. ¡Abajo la tiranía de esos cabrones!’ Y se los llevaron para Palenque”.

• Presos políticos construyendo las carreteras del gomecismo. TEXTO EN LA FOTO: “EL PEÑÓN DEL SUSPIRO, CARRETERA DE CHIGUARÁ. FOT. CARMONA. MÉRIDA”.

Horrores en el castillo “Por fin nos mandaron al castillo. Allí estaban ya don Rafael Arévalo, el general Márquez, los hermanos Corao, Luis Enrique Pérez Alfonzo, Pío Tamayo, Manolo García Maldonado, Pepito Pichín y otras personas. Ahora sí nos trataron con rudeza, nos pusieron grillos y la alimentación era infame. Nos pusieron grillos a todos, y la comida era: en la mañana un agua sucia que llamaban guayoyo; ése era el desayuno, un poco de agua asquerosa. Luego pasaban una caja de plátanos sancochados y unas latas de gasolina donde traían la sopa. En el presidio lo que hacía el jefe, mi muy estimado general Paulino Camero, era comprar toneladas de frijoles. Los almacenaba allí y con eso le daba de comer al presidio durante seis meses. Mientras tanto, se pudrían los frijoles y los picaban los gorgojos; y seguían sirviendo frijoles podridos, frijoles picados, y flotaban en la sopa los gorgojos, los gusanitos del gorgojo, que era lo que nosotros llamábamos frijoles con carne… Un día nos levantamos y salimos al patio, y vi yo el par de grillos más monstruosos que se puede uno imaginar. En seguida me los pusieron y los remacharon con gran furor, al punto de que se desequilibraron en el yunque, se partió la chaveta, que es el perno con que se sujetaba el grillo y que era machacado a martillo, y por poco me fracturan los pies. No podía moverme y entonces me arrastraron los propios compañeros hasta la colchoneta y allí me eché boca arriba. Pocos momentos después se presentó el general Márquez… y me dijo: ‘No intente caminar, ni intente moverse, se lo dice un veterano de las cárceles de Gómez. Ese peso no lo aguanta ningún corazón’”.


Los estudiantes de 1928 y el fulgor de las palabras • La nueva literatura estuvo marcada, en un inicio, por las vivencias políticas de esta generación. ANTONIO ARRÁIZ. FOTOGRAFÍA: ALFREDO BOULTON, CORTESÍA DE RAFAEL ARRÁIZ LUCCA.

Rafael Arráiz Lucca

Cuando se hace mención de la generación de 1928 la primera imagen que emerge del reservorio de la memoria es política, no literaria. Sin embargo, paralelo al río de aquellos líderes juveniles emergentes, otros buscaban las aguas de la literatura. Ambos, eso sí, convergían alrededor de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV), institución que había sido fundada el 15 de marzo de 1927, y que había contado como primer presidente con un alumno-poeta: Jacinto Fombona Pachano. En noviembre del mismo año, Fombona fue sucedido en la presidencia de la FEV por un estudiante de Derecho, proveniente de Upata, que respondía al nombre de Raúl Leoni Otero. Fue a este joven interiorano al que le correspondió coordinar la célebre Semana del Estudiante, en febrero de 1928. 54 •

EL DESAFÍO DE LA

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Hacia la decada de 1920 se había iniciado la renovación artística y literaria que significaría la entrada a la contemporaneidad del pensamiento y la expresión creadora en la Venezuela del siglo XX. Movimientos literarios posteriores deben mucho a los indicios vanguardistas señalados por miembros de la Generación del 28

La vanguardia más allá de las aulas Un mes antes de la semana estudiantil, un grupo de jóvenes que comenzaban a escribir, y otros ya iniciados, publicaron la revista Válvula. El editorial, redactado por Arturo Uslar Pietri, constituye un documento central para el estudio de la vanguardia literaria de estos años. Ésta, por cierto, ya había levantado sus primeras banderas tiempo antes, cuando Antonio Arráiz y José Antonio

Ramos Sucre publicaron sus primeros textos vanguardistas. El primero con su poemario Áspero, de 1924, y el segundo con el texto “Granizada”, de 1925. Ambos, junto con otros autores y estudiantes, publicaban sus primeros textos en la revista La Universidad, que era órgano de la FEV. En ésta, prácticamente los mismos que crearon Válvula daban a conocer sus trabajos.

No será ocioso preguntarse por qué fundaron Válvula si en la La Universidad ya estaban todos ellos. La respuesta puede hallarse en el Editorial o Manifiesto de la revista. La nueva publicación vino así a representar una suerte de “vuelta de tuerca” en relación con la anterior, ya que en ella el aliento vanguardista no encontraba ningún freno, libre de la afiliación con la FEV y la Universi-

• Con sólo un número editado el 5 de enero de 1928, la revista Válvula marcó una ruptura con la tradición literaria. Su editorial-manifiesto, titulado “Somos” y escrito por Arturo Uslar Pietri (en la imagen), anunciaba “venimos a reivindicar el verdadero concepto del arte nuevo”. REVISTA VÁLVULA: COLECCIÓN HEMEROTECA UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA.

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• POEMAS SONÁMBULOS de Pablo Rojas Guardia. Caracas, Editorial Élite. 1931. • GARÚA (poemas) de Luis Castro. Caracas, Editorial Élite. 1935. • AGUA Y CAUCE de Miguel Otero Silva. México DF, Editorial Nuevo México, 1937. • ÁSPERO de Antonio Arráiz. Caracas, Imprenta Bolívar, 1924. • Revista VIERNES del Grupo Viernes. Caracas, mayo, 1939. LIBROS EN LA COLECCIÓN GENERAL DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

Desde el punto de vista del estudio de las élites se hace evidente que la generación de 1928 constituyó una camada de orden político que influyó determinantemente en la vida social del país

dad, por más que la mayoría de los de Válvula aún habitaba las aulas y presentaba exámenes. No quiero decir que la FEV hubiese colocado cortapisas a la expresión vanguardista, no es eso, pero evidentemente una publicación autónoma es más libre que otra que es órgano de expresión de una institución. En Válvula abogan por el poder de la sugerencia en la obra de arte; creen en la posibilidad del hallazgo, más allá de la máxima Nihil novum subsole (nada nuevo hay bajo el sol); refrendan a la imagen por su capacidad de síntesis y de ella se sienten tri56 •

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butarios. Abominan de las medias tintas y se profesan creyentes del silencio o del grito, siempre en los extremos. Afirman: “Válvula es la espita de la máquina por donde escapará el gas de las explosiones del futuro”. Como vemos, el nombre de la publicación constituye en sí misma un señalamiento de la importancia de la industria petrolera y de la modernidad con que atisban el porvenir. La industria, el progreso, las turbinas, los cambios son asumidos por estos vanguardistas con entusiasmo. El tono del manifiesto es juvenil, naturalmente arrogante, afir-

mativo, contundente. Es más una declaración de principios y de guerra que un análisis crítico del arte de su tiempo aunque, indudablemente, la crítica subyace por oposición. Al decir lo que se proponen, queda claro lo que rechazan. Dicen: “Venimos a reivindicar el verdadero concepto del arte nuevo, ya bastante maltratado de fariseos y desfigurado de caricaturas sin talento, cuando no infamado de manera fácil dentro de la cual pueden hacer figura todos los desertores y todos los incapaces”. Como puede colegirse, no eluden los juicios morales. Apuntan a los sujetos de su tiempo, a quienes adversan sin contemplaciones, con un lenguaje rudo. Todo esto, como es natural, debe analizarse en el contexto de la juventud que signó toda esta etapa de irrupción generacional. Cuando la vanguardia literaria fue convocada a la acción política, no todos atendieron el llamado. En particular, Uslar Pietri no participó


• El ímpetu renovador de los jóvenes del 28 no sólo confluyó en acciones políticas. Fueron también artífices de una vanguardia poética. En Áspero, Antonio Arráiz incorporó al verso libre un nativismo renovado como mito originario de la americanidad, recurso empleado también por Luis Castro en Yo soy América y en los vigorosos versos de Sangre entre sangres dispersa de Pío Tamayo. Otros destacados exponentes de la poesía fueron Miguel Otero Silva y Pablo Rojas Guardia, quienes participaron en el histórico número de Válvula y en otras revistas como La Universidad y Élite.

de la gesta estudiantil, circunstancia que aclaró varias veces a lo largo de su vida, explicando que no podía llevar, con sus acciones, a su padre a la cárcel de nuevo, ya que éste había sufrido prisión durante los primeros años del gomecismo, dado su confesado castrismo, y alzarse en contra del dictador habría supuesto un perjuicio grave para su progenitor. Algunos otros se sustrajeron, pero la verdad es que al revisar las nóminas se hace evidente que la mayoría de los jóvenes escritores respaldó al estudiantado que protestaba. Salvo excepciones, eran los mismos. Desde el punto de vista del estudio de las élites, se hace evidente que la Generación de 1928 constituyó una camada de orden político que influyó determinantemente en la vida social del país. Desde el ángulo literario luce menos diáfana la importancia del año 1928, ya que la vanguardia se venía expresando desde antes. Aunque, ciertamente, el

Manifiesto de Válvula aparece en enero de 1928, lo que también confirma que más que una eclosión inesperada de vanguardismo artístico, hubo un proceso paulatino que inició su andadura en los primeros años de la década de 1920. Después de 1928, ¿puede hablarse de una literatura estrechamente vinculada con los sucesos o con la experiencia derivada de los hechos? En el género de la poesía, poemarios de Pablo Rojas Guardia (Poemas sonámbulos, 1931), Antonio Arráiz (Parsimonia, 1932), Miguel Otero Silva (Agua y cauce, 1937), Luis Castro (Garúa, 1935), Pío Tamayo (“Homenaje y demanda del indio”, 1928) aluden a la aventura estudiantil y a la revolución anhelada. En el género de la novela sería imposible pasar por alto a Puros hombres (1938), de Arráiz, obra que recoge la escalofriante experiencia de siete años repartidos entre la cárcel de La Rotunda y la de las Tres Torres en Barquisimeto.

Rupturas, continuidades y nuevas combinatorias Después de esta promoción vanguardista emergió otra en 1936, ya sepultado el general Gómez y con el general Eleazar López Contreras en plan civil. Me refiero al grupo Viernes, que también alimentó una revista y abrió las puertas de la vanguardia completamente. Es justo señalar que sin los jóvenes de 1928, los de 1936 no hubieran podido ser tan libres y enfáticos en su prédica y realización vanguardista. Además de las rupturas, el corpus de nuestra literatura está hecho de continuidades y nuevas combinatorias, como bien lo demuestra esta secuencia in crescendo de la vanguardia literaria nacional. Esta evolución halla, en 1928, un punto de inflexión político importante, punto que imantó la escritura de experiencias límite como la pérdida de la libertad y la violación de los Derechos Humanos, pero insisto en que el proceso vanguardista EL DESAFÍO DE LA

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Como promoción literaria, la de 1928 no entraña la misma importancia que otras, como la de Viernes o la de los años 1960, pero ello no obsta para que muchos de sus integrantes hayan cumplido una tarea literaria completa y de notable significación se inició antes y no concluyó con la cárcel gomecista sino que esplendió durante la transición lopecista. Como promoción literaria, la de 1928 no entraña la misma importancia que otras, como la de Viernes o la de los años 1960, pero ello no obsta para que muchos de sus inte-

grantes hayan cumplido una tarea literaria completa y de notable significación. Es el caso de las obras de Uslar Pietri, Otero Silva, Arráiz y, en medida distinta, las de Julián Padrón, Carlos Augusto León, Ney Himiob, Pedro Sotillo y Carlos Eduardo Frías. Finalmente, más allá

de grupos y generaciones, destacan las obras individuales que cada quien, en su soledad, alcanza a completar, pero todos estamos signados por las líneas centrales de nuestro tiempo histórico.

• La Universidad Central de Venezuela, Patrimonio de la Humanidad y ejemplo del ideal de la integración de las artes, atesora en sus espacios un conjunto de obras de extraordinario valor artístico. Una de ellas, la obra de Ernesto Maragall que se reproduce en la imagen, evoca la histórica gesta de los estudiantes en 1928: “A la memoria de los desaparecidos integrantes de la Generación del 28. La Universidad Central de Venezuela”. FOTOGRAFÍA: VILMA LEHMANN.

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El Falke

• Las vueltas que da la historia: el Falke era un crucero de la armada alemana que, junto a la inglesa y la italiana, bloqueó las costas venezolanas en 1902 y 1903. Casi treinta años después, un grupo de venezolanos lo emplearía para invadir a Venezuela e intentar derrocar a Juan Vicente Gómez. COLECCIÓN OBRAS PLANAS, ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

Un barco y un avión

Emilio Luis Berrizbeitia Aristeguieta


• Román Delgado Chalbaud, aliado, socio y compadre de Gómez, estuvo preso catorce años en La Rotunda, entre 1913 y 1927, por conspirar contra él. Al salir de la cárcel viajó a Francia y organizó la expedición del Falke, a bordo del cual aparece en esta foto de la COLECCIÓN DE OBRAS PLANAS, ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

La primera vez que en Venezuela se usó militarmente la aviación fue en 1929, durante los sucesos ocurridos en la portuaria ciudad de Cumaná, a raíz del desembarco de los expedicionarios del Falke, quienes liderados por Román Delgado Chalbaud intentaron derrocar al general Juan Vicente Gómez. La presencia de las naves aéreas provocó verdadero terror en los pobladores, que en muchos casos se preguntaban si habría “gente adentro” de los ensordecedores aparatos

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A las seis de la mañana del día 11 de agosto de 1929, una hora después del desembarco y de las primeras escaramuzas en el muelle de Cumaná, Doroteo Flores le grita a Román Delgado Chalbaud, de un lado a otro de la Calle Larga que conduce a la ciudad, amparado detrás de unas ruinas: “Vamos a hacernos fuertes aquí, vamos a esperar a Pedro Elías”. Delgado le contesta “Yo no he venido a esperar a nadie, he venido a pelear”. Tras estas palabras, ordena el avance en las tres columnas –unos noventa hombres– dirigidas por los generales Francisco Linares Alcántara, Doroteo Flores y José María Carabaño. Román Delgado Chalbaud, Jefe de la Reserva, tomó él mismo el pabellón de la Revolución. Cumaná es un pueblo tranquilo que gusta de los cuentos, y éste de la invasión del Falke se narra aún como si los contertulios hubieran estado allí cuando Doroteíto le habló a Delgado y la impaciencia de éste se impuso, arrebatando el pabellón e irguiéndose en medio de la calle para recibir un tiro en pleno pecho: “¡Qué vaina, carajo!”, dicen que dijo,

• El autor de Memorias de un venezolano de la decadencia, José Rafael Pocaterra, tomó una decisión en la jornada del 11 de agosto que aún hoy es debatida por los historiadores.


y se desplomó. También cuentan cómo el general Emilio Fernández, un hombre de “tabaco en la vejiga”, defendiéndose con sus ochenta hombres y sus fusiles viejos desde el otro lado del puente Guzmán Blanco, al recibir un segundo tiro, también en el pecho, botó la plancha de los dientes y tuvo que ser trasladado moribundo a la casa de Casimiro Valderrama donde sólo alcanzó a pedir

Con la muerte de los dos jefes antes de las ocho de la mañana quedaba prácticamente sellada la suerte de esta Revolución que, sin embargo, y al decir de numerosos estudiosos, constituyó el “más importante movimiento insurreccional contra el régimen del general Juan Vicente Gómez”

• Protagonistas de la invasión del Falke: de izquierda a derecha, Emilio Fernández, Román Delgado Chalbaud, Atilano Carnevali, Pedro Elías Aristeguieta y Armando Zuloaga Blanco. Los dos primeros murieron en combate: Fernández, en defensa del gobierno de Gómez; Delgado Chalbaud, al frente de la invasión. Por su parte, Armando Zuloaga Blanco se convirtió en el modelo venezolano del joven que pierde su vida por ganar la libertad.

morfina y murió. Su hijo, Carlos Emilio, también cayó herido a sus pies pero salvó la vida y narra el episodio en su libro Hombres y sucesos de mi tierra. Mueren los jefes y se acaba la Revolución Con la muerte de los dos jefes antes de las ocho de la mañana quedaba prácticamente sellada la suerte de esta Revolución que, sin embargo, y al decir de numerosos estudiosos, constituyó el “más importante movimiento insurreccional contra el régimen del general Juan Vicente Gómez” que pudo unir bajo un solo comando a las fuerzas antigomecis-

tas más dispersas. Este movimiento contaba con una Junta Suprema para la Liberación de Venezuela, presidida por la figura de Santos Dominici e integrada por Alberto Smith, Pedro José Jugo Delgado, Rufino Blanco Fombona, Néstor Luis Pérez, Manuel Flores Cabrera, Pedro Elías Aristeguieta, José Rafael Pocaterra, Atilano Carnevali, y lo apoyaban estudiantes como Armando Zuloaga Blanco y Rafael Vegas; políticos como Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, y unos cuantos generales liderados por Román Delgado Chalbaud, entre los cuales estaban Leopoldo Baptista, Régulo Olivares, José María Carabaño, Francisco Lina-

res Alcántara, Doroteo Flores y Juan Pablo Peñaloza, quienes planeaban ataques por Occidente, Oriente y otros puntos. ¿Cómo se explica este rápido fracaso? Cuatro días antes, el 7 de agosto, todos los presidentes de estados con costas marinas habían sido advertidos de la llegada de un barco denominado Falke, de 213 pies de largo, con unos pocos expedicionarios al mando de Román Delgado Chalbaud. Gómez y su eficaz servicio de espionaje internacional, en este caso por vía del ministro de Venezuela en Berlín, doctor Eduardo Dagnino, ya estaba avisado de la aventura de Delgado, de sus dos mil EL DESAFÍO DE LA

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• Muchos de quienes planificaron o ejecutaron la invasión del Falke habían sido aliados de Gómez. Después de 1936 algunos de ellos, como Santos Dominici, Néstor Luis Pérez, Alberto Smith, Luis Rafael Pimentel y Rafael Vegas fueron, irónicamente, funcionarios de su lugarteniente, Eleazar López Contreras. A bordo del Falke, de izquierda a derecha, vemos a Rafael Vegas, Juan Colmenares, Armando Zuloaga Blanco, Carlos Delgado Chalbaud y Edmundo Urdaneta Aubert.

Todos los testigos coinciden en señalar que los cumaneses pedían armas para unirse a la Revolución y que el personalismo venezolano se impuso: muerto el jefe militar, para qué la Revolución fusiles, cuatro ametralladoras (sin trípodes), veinticuatro carabinas, veinticuatro revólveres y 1.286 cajas de municiones, según registra Carlos Emilio Fernández en su libro Hombres y sucesos de mi tierra. Por su parte el general Emilio Fernández, nombrado preventivamente por Gómez en la Presidencia del estado Sucre por su lealtad y combatividad, sabía de los movimientos de los Aristeguieta y, al encargarse en mayo de ese mismo año 1929, llama a Francisco de Paula, hermano de Pedro Elías, para comunicarle que tenía órdenes del general Gómez de “hacerlo preso a la menor sospecha”, pero que no quería inaugurar su mandato “prendiendo a un Aristeguieta, descendiente de la fa62 •

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milia del Gran Mariscal”, tal como cuenta Carlos Emilio Fernández en la citada obra. Develada estaba, pues, la invasión e identificado su apoyo en tierra. Pedro Elías Aristeguieta exiliado desde hacía diez años, pero presente a través de Francisco de Paula en el corazón de sus “hermanos”, los trabajadores en las faenas de pesca, negocio secular de los Aristeguieta, a quienes llamaba “mis guaiqueríes”, había convencido a la dirigencia militar de que Cumaná era el sitio indicado para iniciar la fase “oriental” de la Revolución. Mientras Juan Pablo Peñaloza, Régulo Olivares y Leopoldo Baptista debían atacar por Occidente, a más tardar el 10 de agosto, en una campaña que nunca se dio.

Una estrategia desafortunada El diseño de la estrategia de ataque resultó desafortunado: dos días antes,el 9 de agosto,el Falke, rebautizado General Anzoátegui, atracó en Peñas Negras, punto ubicado al norte de la península de Araya. Tras un rápido entrenamiento a la tropa de unos 225 bisoños “guaiqueríes”, en la tarde del 10 de agosto deciden a bordo atacar al día siguiente: tres chalupas desprendidas del General Anzoátegui atacarían por Puerto Sucre, mientras que en una maniobra pinza los Aristeguieta, los hermanos Gómez Rubio, Pedro María Yegres y el coronel Francisco Pimentel atacarían por Caigüire, después de atravesar la península en la noche, embarcarse en La Angoleta y atravesar el golfo de Cariaco. Hora de romper fuegos: las seis de la mañana, con una rigidez que resultó fatal. Francisco de Paula, desde tierra, formula objeciones y sugiere a Pimentel atacar al otro día; Pimentel y Pedro Elías se demoraron a bordo, la tropa se adelantó, pero los jefes conducidos por un “baquiano” se extraviaron y llegaron tarde.


• Después de la derrota, el Falke tomó rumbo a Granada y luego a Trinidad, donde permaneció hasta que fue recogido por sus dueños. El gobierno venezolano intentó infructuosamente que lo declararan nave pirata. En su borda aparecen, de izquierda a derecha, Edmundo Urdaneta Aubert, Carlos Julio Rojas, Rafael Vegas y Raúl Castro Gómez. COLECCIÓN OBRAS PLANAS, ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

Finalmente hacen su entrada en Cumaná cerca de la una de la tarde cuando, ya derrotados los primeros expedicionarios, el Falke había huido, botando el parque al mar en una conducta cuyo juicio aún resuena en los oídos de José Rafael Pocaterra, quien adujo que era por la actitud de la tripulación extranjera y para evitar que cayera en manos del gobierno. Todos los testigos coinciden en señalar que los cumaneses pedían armas para unirse a la Revo-

lución y que el personalismo venezolano se impuso: muerto el jefe militar, para qué la Revolución. En Cumaná se pelea los días 11, 12 y 13 de agosto. El general Tovar Díaz sustituye con entereza a Fernández, pero finalmente, gracias a la llegada desde Cumanacoa de los generales Agustín Rodríguez Córdoba y Pánfilo Castro, los rebeldes toman Cumaná. Poco dura la alegría ante la confirmación de la huida definitiva del barco con el parque. Se

• La primera vez que el cielo de Venezuela fue surcado por aviones ocurrió en 1912, en Caracas. En marzo de 1920, Juan Vicente Gómez se entusiasmó con el poder bélico que poseían y creó la Aviación Militar con tres aviones usados durante la Primera Guerra Mundial, comprados al piloto italiano Cosme Rennella. En 1929 el gobierno adquirió seis aviones Breguet 19, como el que se muestra en la fotografía. Ese mismo año fueron puestos a prueba contra el Falke. TOMADO DE J. BATCHELOR, C. CHANT, FLIGHT. THE HISTORY OF AVIATION (NY, GALLERY BOOKS, 1991)

retiran Pedro Elías y su gente, perseguidos por fuerzas del gobierno. Por primera vez en el país se hizo uso de la aviación con fines militares: “Los aviones vinieron varios días y llegaban entre las once de la mañana y la una y media de la tarde. La gente les tenía pavor y se encerraba en sus casas al escuchar su ruido o verlos pasar, y muchos se preguntaban si tendrían gente adentro. Más miedo le tenían a los aviones que al combate que se desarrollaba en la ciudad”, nos narra Tomás Torres en entrevista del año 1994. Años más tarde se sabrá que un avión fue alcanzado por cinco balas, hiriendo a su artillero Marcel Poussin y obligándolo a un aterrizaje forzoso. En Santa Ana, las montañas ubicadas sobre San Antonio, ambas fuerzas se sorprenden y salen derrotadas las del Gobierno, pero Pedro Elías es herido de muerte. Morirá dos día más tarde en Carúpano en medio de un gran reconocimiento popular. Con él enterraron la Revolución.

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• Vista de antaño del Palacio de Miraflores, construido por Joaquín Crespo en 1896. (DETALLE DE UNA POSTAL) OBRAS PLANAS, ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.


De las aulas a la RepĂşblica del futuro

El camino inesperado de 1928 ElĂ­as Pino Iturrieta


• La recientemente restaurada fachada del edificio ubicado en la avenida Universidad fue sede de la Universidad de Caracas, desde 1827 llamada Universidad Central de Venezuela por decreto del Libertador. En tiempos de Gómez, fue clausurada durante diez años (1912-1922), si bien algunas escuelas continuaron funcionando en otras edificaciones.

La agitación estudiantil en vísperas del Carnaval de 1928 fue vista por Gómez sin inquietud: tal vez lo consideró parte de la animación característica del festejo tradicional, pero aquel movimiento, con algo de ingenuidad y boinas azules, sería decisivo para la Venezuela de la contemporaneidad

Nada parece preocupar al Gobierno desde 1923, cuando es asesinado en su alcoba de Miraflores el general Juan Crisóstomo Gómez, hermano del tirano y Primer Vicepresidente de la República. El tirano ordena entonces muertes y suplicios, multiplica las patrullas en las ciudades, se distancia de su hijo José Vicente, Segundo Vicepresidente, a quien vinculan con el homicidio, y espera con paciencia la reforma de la Constitución. Estrena nueva cartilla en 1925, satisfecho porque el Congreso elimina las vicepresidencias convertidas en guerra familiar. 66 •

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Después no hay moros en la costa, según el servicio de espionaje. Que los estudiantes de la Universidad Central quieran hacer luego obras de misericordia, como informa la policía, no perturba el sueño del tirano. Acostumbrado a triturar alzamientos desde 1913, observa con ánimo apacible a los bachilleres que quieren llamar la atención sobre sus planes en el Carnaval de 1928. Ni siquiera los agentes más perspicaces del gomecismo pueden imaginar la gigantesca sorpresa en que se convertirán esos muchachos que cantan estribillos jubilosos y


cubren sus cabezas con una boina azul. Quizá tampoco ellos, jóvenes perplejos ante desafíos que jamás calculan cuando salen de las aulas a presentarse en sociedad. Planes modestos y metas próximas ¿Qué buscan los estudiantes de entonces? Cosas que no parecen extravagantes, ni siquiera en el seno de una oscura tiranía. Están insatisfechos por el barniz de cultura que les pasan con brocha gorda sus profesores, y quieren intentar nuevos rumbos en el campo de la expresión literaria. El empeño los conduce a la edición de Válvula, revista de vida efímera en cuyas páginas quieren estrenarse como cuentistas y poetas sin que nadie se escandalice por lo que escriben a la ligera. Tampoco provoca suspicacias un segundo propósito, que consiste en la reconstrucción de la Federación de Estudiantes de Venezuela, clausurada por el presidente Cipriano Castro a principios de siglo. Como vocero del organismo van a publicar otra revista, La Universidad, a través de la cual

pretenden ganar apoyos para un proyecto de mayor envergadura: la construcción de una edificación para actividades culturales y para albergue de los compañeros que viven en pensiones de mala muerte. La idea cuenta con una entusiasta vanguardia que explica sus planes ante el rector y llega a declarar en la prensa. Según los periódicos que circulan en enero, los primeros pasos son dirigidos por un elenco de bachilleres que apenas conoce la pequeña Caracas: Raúl Leoni, Jacinto Fombona Pachano, Isaac J. Pardo, Fernando Márquez, Elías Benarroch, Miguel Otero Silva, Joaquín Gabaldón Márquez, Rómulo Betancourt, Guillermo Prince Lara, José Tomás Jiménez Arráiz, Jóvito Villalba, Luis Villalba, Carlos Eduardo Frías y Carlos Irazábal. Son los líderes de la resucitada Federación de Estudiantes de Venezuela, quienes procuran metas lícitas sobre las que no aparece ninguna objeción. De allí que resuelvan aprovechar el carnaval para obtener recursos a la vista de todos mediante la realización de un programa

• La temida policía de Gómez, los “chácharos” o “lecheros”, también era llamada La Sagrada en alusión a que eran intocables y a que estaba integrada por los hombres más leales a las órdenes del Jefe. COLECCIÓN OBRAS PLANAS, ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

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• Los versos del poeta Pío Tamayo resonaron en el recinto del Teatro Municipal, durante la velada del 6 de febrero de 1928. Evoca las raíces aborígenes como fuente de identidad y rebeldía. COLECCIÓN LIBROS RAROS Y MANUSCRITOS, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

Algunas palabras inconvenientes en el Panteón Nacional, la lectura de un hermoso poema libertario que hace Tamayo en el teatro y el irrespeto del nombre del tirano en una noche de copas, provocan la captura de un trío de dirigentes que incluye un desfile patriótico hacia el sepulcro de Bolívar, un par de conferencias, un acto en el Teatro Municipal para coronar a su reina, un baile de gala y una becerrada. Así quieren ellos que sea la Semana del Estudiante en 1928, pesca desprevenida de óbolos antes de topar con la inclemente realidad. Vivencias y situaciones imprevistas No piensan ir más lejos, pero cuando empiezan las carnestolendas algunos resortes tuercen el camino. Quizás el menos consciente de tales resortes sea el coqueteo con la democracia, o el encuentro inesperado con sus métodos, pues comienzan a practicarlos sin que estuvieran en los planes. La propuesta de acciones conduce a la deliberación, fenómeno inusual entonces. La designación de directivos implica actividad electoral y al68 •

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ternativas de escogencia entre personas y tal vez entre ideas, fenómeno todavía más desacostumbrado. Es un entrenamiento vinculado a reflexionar sobre pareceres en torno a gobiernos o administraciones en pequeña escala, que obliga a una manifestación de opciones desterrada en cualquiera de las instancias del país desde 1913, por lo menos. Discusión y democracia inesperadas en el patio de la Universidad Central, mientras en el resto del país reina un asfixiante consenso. Los testimonios más confiables de la época aseguran la inexistencia de planes para levantarse contra la tiranía. Los estudiantes sólo hacen las cosas a su manera sin aproximarse de veras a la política. Un personaje recién llegado del exilio, José Pío Tamayo, poeta vanguardista y vocero del marxismo en Centroamérica, pretende adoctrinarlos antes de las fiestas, pero no tiene tiempo.


Sólo consigue que le permitan leer algo de sus poemas en la coronación de Beatriz I, para meterle altura de sentimientos al evento de mayor calado. La Semana del Estudiante comienza sin nexos políticos ni referencias de importancia sobre lo que significa una revolución. No obstante, de donde menos se espera salta la liebre. Algunas palabras inconvenientes en el Panteón Nacional, la lectura de un hermoso poema libertario que hace Tamayo en el teatro y el irrespeto del nombre del tirano en una noche de copas, provocan la captura de un trío de dirigentes. El resto se presenta a la prefectura –otra insólita actitud en un país agobiado por cárceles de tenebrosa reputación– y reclama en solidaridad con los detenidos injustamente. El Gobierno los complace, sin pensar en el terreno movedizo al que se aproxima. Aunque no han cometido ningún delito, remite a más de un centenar de universitarios al castillo de Puerto Cabello. En adelante las vicisitudes toman un rumbo inesperado. De la inexperiencia a la madurez La prisión es breve y benévola, pero señala el principio de un designio de gran importancia para Venezuela. Un trío de los que salen del castillo se asocia a un fracasado golpe que debe estallar el 7 de abril y que los lleva a un encierro distinguido por los horrores. El resto reclama la libertad de sus amigos y se atreve a hablar sin tapujos de la represión que caracteriza a la vida venezolana. El tirano les reclama silencio, no en balde se ha enterado de cómo la gente sencilla de Caracas aplaude cuando los atisba en la calle, cubiertos con sus boinas

• El 7 de abril de 1928, fue develada por Eleazar López Contreras una rebelión militar que contó con apoyo estudiantil. Los rebeldes se apoderaron del cuartel de Miraflores, pero fueron dominados al intentar la toma del cuartel San Carlos (en la imagen). COLECCIÓN OBRAS PLANAS, ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

azules o tarareando coplas indescifrables, pero debe encerrarlos otra vez cuando se niegan públicamente a obedecer. Un nuevo cautiverio en Puerto Cabello sin que nada los libre ahora de la carga de los grillos, del dolor de los azotes y de ver a los viejos políticos convertidos por los verdugos en seres fantasmales; la experiencia de trabajar en un tramo carretero como hacen entonces los delincuentes comunes y el traslado de algunos a Palenque, espeluznante campo de concentración, los lleva a descubrir lo que de veras sucede en Venezuela y a sentir la necesidad de buscarle remedio. Uno de los jóvenes más perspicaces de entonces, Joaquín Gabaldón Márquez, habla del fin de un histórico desencuentro. No habían

• El 31 de enero los estudiantes escogieron por votación a Beatriz Peña como su reina para los festejos de la Semana del Estudiante. Como Beatriz I tuvo hasta su corte y emitió dos decretos en los que estableció la ley seca durante las celebraciones y el uso obligatorio de la boina azul. En la gráfica, acto de coronación de la reina en el Teatro Municipal.


• Escritor, poeta, abogado, diplomático, historiador y académico, Joaquín Gabaldón Márquez tuvo una participación protagónica en los hechos del año 28. Fue uno de los fundadores de la Escuela de Historia de la UCV y profesor de Historia Colonial. COLECCIÓN JUAN MARTÍNEZ POZUETA. COLECCIÓN OBRAS PLANAS, ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

topado con la trama feroz del gomecismo, con el repertorio infinito de sus víctimas, con su molienda insaciable de sangre, y al sentirla en carne propia se aproximan a la madurez que les falta para jugar un papel decisivo en el destino de la sociedad. Seguramente los ayude a madurar la reacción de los dependientes de los comercios capitalinos cuando observan su desfile hacia el segundo cautiverio: los aclaman como héroes desde las aceras repletas de indignados espectadores, gritan contra las órdenes de prisión y se atreven a detener el paso del tranvía ante la estupefacción de los “sagrados”. Ya sumidos en la segunda experiencia de cárcel, los bachilleres se aventuran a consultar libros comprometedores en materia política, a atender la opinión de combatientes avezados contra el gomecismo, como José Pío Tamayo y Rafael Arévalo; a dar sus propias conferencias sobre historia patria y a pensar la sociedad que existirá cuando desaparezca la dictadura. Aprovechan ahora con creces un lapso de nueve meses de clausura riguro70 •

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sa, de la cual salen cuando el Gobierno prefiere echarlos del país para que disminuyan los reproches por tanto muchacho maltratado en jaulas apestosas. Cerca de 150 jóvenes marchan al exilio en febrero de 1929. Ya hombres, regresan después de la muerte del tirano, en 1936, a buscar cumplir el sueño de fabricar una vida más justa y hospitalaria. Del pasado al futuro Durante los siete años que viven en el ostracismo aprenden a leer y a escribir con propiedad, conocen a autores y maestros célebres de América y Europa, se aficionan al espectáculo del cosmopolitismo, se adentran en bibliotecas y archivos inimaginables, estudian con regularidad en las universidades hasta obtener sus diplomas; toman lo que quieren tomar de la escuela de la vida cuando se encienden las candelas de la guerra de España, cuando crecen los debates entre las organizaciones fascistas y los partidos democráticos, cuando las nuevas


• En 1929 tuvo lugar otro intento de invasión a Venezuela para derrocar al régimen, además del Falke. Fue el caso del asalto al Fuerte Amsterdam de Curazao y de la frustrada invasión por Coro, hechos en los que participaron José Tomás Jiménez Arráiz, Miguel Otero Silva, Pablo González Méndez y Guillermo Prince Lara. COLECCIÓN OBRAS PLANAS, ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

• En 1936 se inició el retorno de los estudiantes en el exilio y apenas llegar se organizaron de nuevo para oponerse al continuismo gomecista del presidente Eleazar López Contreras. Algunos de los protagonistas de la huelga de febrero de este año aparecen en la gráfica: Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Ernesto Silva Tellería (con boina), Jesús González Cabrera y Rodolfo Quintero. En primera fila, Hernán Portocarrero, J. A. Ibarra y Luis Herrera Solís. ARCHIVO DE JOSÉ AGUSTÍN CATALÁ, CASA DE ESTUDIO DE LA HISTORIA LORENZO A. MENDOZA QUINTERO. CARACAS

Los capítulos estelares de la historia contemporánea de Venezuela no se pueden entender sin la presencia de esos estudiantes que sólo querían jugar su carnaval en 1928. Fue rumbosa la fiesta que por fin hicieron

generaciones se deslumbran ante las conquistas de la Unión Soviética o frente al progreso material de los Estados Unidos. Nada se les escapa del mundo en ebullición, mientras Venezuela permanece postrada en las oscuranas del gomecismo. Disiparán la penumbra con sus linternas a partir del régimen de López Contreras como colaboradores de la tímida modernización que promueve la cúpula, como fundadores de los partidos clandestinos de oposición y como pioneros de una estética y una ciencia desconocidas. Muchos de sus voceros más importantes acceden al poder a partir de 1945, para que el país se oriente hacia destinos esencialmente diversos. Los capítulos estelares de la historia contemporánea de Venezuela no se pueden entender sin la presencia de esos estudiantes que sólo querían jugar su carnaval en 1928. Fue rumbosa la fiesta que por fin hicieron.

Lecturas complementarias • Acedo de Sucre, María de Lourdes y Carmen Margarita Nones de Mendoza. La generación venezolana de 1928. Estudio de una élite política. Caracas, Ediciones Ariel, 1967. • Castellanos, Rafael Ramón. La sublevación militar del 7 de abril. Caracas, Italgráfica, 1978. • Fernández, Carlos Emilio. Hombres y sucesos de mi tierra. Caracas, Tipografía Vargas, 1960. • Gabaldón Márquez, Joaquín. Memoria y cuento de la generación del 28. Caracas, Concejo Municipal del Distrito Federal, 1978. • Pino Iturrieta, Elías (coordinador). Juan Vicente Gómez y su época. Caracas, Monte Ávila Editores, 1985.

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La Generación de los cambios

En Venezuela, los estudiantes del año 28 serían los promotores de una nueva manera de entender la política instrumentada a través de organizaciones colectivas que los convertirían en agentes transformadores de la sociedad Ysrrael Camero Venezuela se encontraba en medio de una importante transición, la expansión de la explotación petrolera había empezado a cambiar la fisonomía de un país tradicionalmente caracterizado por ser un exportador de café, para convertirse en una economía minera. Con poco menos de tres millones de habitantes, de los cuales casi cuatro quintas partes residían en un campo depauperado y sometido al latifundio, al paludismo, a la malaria y al hambre, Venezuela era uno de los países más atrasados del continente, tanto política como socialmente. A pesar del profundo atraso de la sociedad, el tránsito del campo a la ciudad se había iniciado mientras

nuevos sectores parecían emerger en medio de los últimos años de la tiranía gomecista. La dictadura personal de Juan Vicente Gómez, convertida ya en un sistema político, tenía dos décadas de duración cuando los vientos del cambio llegaron a las aulas universitarias de la capital. La Semana del Estudiante de 1928 Provenientes de diversas partes del país, llegaron muchos jóvenes a las aulas del Liceo Caracas, dirigido por Rómulo Gallegos, donde, entre letras y números, fortalecieron una temprana conciencia política, un dolor cívico, respecto a la dictadura que sufría Venezuela.

Estos jóvenes ingresaron a la Universidad Central de Venezuela, una vez reabierta, entre 1923 y 1925. Desde allí promovieron la reconstitución de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV) en 1927, y Jacinto Fombona Pachano fue electo como su primer presidente. Debido a que un número importante de los estudiantes de la Universidad provenía del interior del país, era necesidad imperiosa la consecución de albergue. La FEV planteó la idea de recaudar fondos para la creación de la Casa de Andrés Bello, dedicada a la realización de actos culturales y a recibir a los estudiantes sin vivienda. Con este objetivo se planificó un conjunto de actividades. Se escogió la semana del 12 de febrero, en conmemoración de la batalla de La Victoria, para la realización de los eventos denominados la “Semana del Estudiante”. Entre los actos programados se encontraban un desfile desde la Universidad hasta el Panteón Nacional, la coronación de la reina, el recital de la juventud en un teatro, una concentración juvenil en La Pastora y la realización de una becerrada.


El 31 de enero los estudiantes eligieron a Beatriz Peña como reina para presidir las fiestas. A las 10:00 de la mañana del 6 de febrero se inició la marcha de los estudiantes, tocados con boinas azules, desde la Universidad hasta el Panteón Nacional, donde Jóvito Villalba pronunció su primer discurso público. En la plaza de La Pastora rindieron homenaje, con una ofrenda floral, a José Félix Ribas. Joaquín Gabaldón Márquez pronunció allí un discurso. En la noche del 6 de febrero se realizó en el Teatro Municipal una velada de exaltación de Beatriz I, que incluyó, además de varios actos musicales, los discursos de Juan Bautista Oropeza, Jacinto Fombona Pachano y Pío Tamayo, quien pronunció un incendiario homenaje a Beatriz I. El evento culminó con las notas del “Himno de los Estudiantes”, de Juan Bautista Plaza. El 8 se realizó un Festival poético, en el que intervinieron, entre otros, Miguel Otero Silva, Fernando Paz Castillo, Antonio Arráiz, Gonzalo Carnevali, clausurando el acto Rómulo Betancourt. Durante la noche se realizó un agasajo a Beatriz I en el danzing Lion Doré. El 9 se publicó el Decreto de Beatriz I sobre el uso obligatorio de la boina azul, Mientras el rector de la Universidad, Diego Carbonell, era destituido y reemplazado por Juan Iturbe, quien suspendió las actividades de manera temporal. El sábado 11 se designó un nuevo Rector, Plácido Daniel Rodríguez Rivero, quien impuso un régimen de vigilancia en la Universidad. El domingo 12 se clausuró el evento; al otro día fueron apresados Rómulo Betancourt, Pío Tamayo, Jóvito Villalba y Guillermo Prince Lara, quien había destruido una placa conmemorativa que se encontraba en la Escuela de Medicina.

El miércoles 22 los estudiantes enviaron un telegrama a Juan Vicente Gómez exigiendo “reducirnos a prisión”. Las calles del centro de Caracas amanecieron cubiertas con el texto del telegrama. Durante la noche se iniciaron los arrestos, los estudiantes se entregaron masivamente a la autoridad: más de doscientos desde el primer día. Dos días después 214 estudiantes fueron llevados al castillo de Puerto Cabello, donde permanecieron presos durante doce días. Hubo protestas masivas en Caracas, especialmente en el barrio San José, con cierre de comercios, huelga de los empleados de los tranvías y de los choferes, así como en la Universidad de Los Andes, y en otras ciudades. A su regreso a Caracas, los estudiantes fueron recibidos con amplias manifestaciones de apoyo.

La Generación del 28 en la historia de Venezuela La autodenominada Generación del 28 emerge en un momento crítico de la historia venezolana, y son tanto la evidencia como los catalizadores y propulsores de las grandes transformaciones de la Venezuela contemporánea. Emergen en el momento en que la Venezuela rural, la del latifundio y la de la economía del café, está viviendo su crisis terminal; es el fin decadente del proyecto liberal decimonónico. Mientras, con ellos emerge la Venezuela urbana, petrolera y moderna, la del proyecto liberal democrático. Siguiendo las reflexiones del historiador Manuel Caballero, las características novedosas de esta generación de ruptura histórica se tornan evidentes desde un primer momento, reivindican el “nosotros”

• Pío Tamayo (18981935), con su fama de poeta incendiario, viajero y político, influyó en la joven generación de estudiantes. Sufrió el presidio gomecista y falleció a los 37 años.


contra el “yo”, lo que le da un carácter colectivo al movimiento, como una oposición al tradicional personalismo de los caudillos, lo que se reforzará incluso en la adopción del símbolo proletario de la boina vasca, que pretende mezclarse en la multitud, no destacarse; por otro lado, son una generación orgullosa de su carácter intelectual, del uso de la palabra, bien sea en su forma hablada o escrita; reivindican el carácter urbano de la política democrática moderna en la Venezuela del siglo XX; la política se hace en la calle, desarmados, con las nuevas masas urbanas, por lo que la gran fortaleza de los movimientos democráticos generados a partir de esta movilización no radicará nunca en su poder de fuego, sino en su número. El nuevo liderazgo que nace en la Generación del 28 tiene un conjunto de características que lo diferencian del pasado venezolano. A pesar de constituirse finalmente en

los constructores del proyecto liberal democrático, son confesamente antiliberales, es decir, serán demócratas; su rechazo al liberalismo tiene menos un carácter doctrinal que un rechazo al liberalismo tradicional del siglo XIX venezolano; se encontrarán obsesionados por la honradez administrativa; tendrán un carácter civil y antimilitarista, anticaudillista. Su concepción de la política, al partir de un análisis más complejo de la realidad, supera la idea de una simple administración, para convertirse ésta en un instrumento de transformación de la sociedad, en la búsqueda de “la conquista de un Estado social y equilibrado”, utilizando como instrumento una de las grandes creaciones del siglo XX venezolano: la organización política moderna, el partido y el sindicato. Pero la transformación no se limitaba a Venezuela, la actuación pública de la Generación del 28, y gran parte de su formación política

e intelectual, coincidió con un profundo proceso de transformación mundial. El 24 de octubre de 1929 se derrumba la Bolsa de Nueva York, el impacto en Venezuela es sentido hacia mediados de 1930, a través principalmente de la depresión de los precios del café, así como una limitada entrada del café a los mercados; la industria petrolera reducirá su actividad, pero en una proporción mucho menor. La década de 1930 verá caer los paradigmas del liberalismo económico, emergiendo diversas formas de planificación de la economía. Esta década, con su debate político-ideológico, marcará las características del proyecto liberal democrático que la Generación del 28 concebirá, para luego, en las décadas posteriores, poner en práctica la construcción de la Venezuela democrática moderna.

• Rómulo Gallegos (primero a la izquierda) dirigió el Liceo Caracas, donde se formaron algunos de los representantes de la Generación del 28. A su lado, Rómulo Betancourt y Gonzalo Carnevali en 1947. ARCHIVO FOTOGRÁFICO JOSÉ AGUSTÍN CATALÁ. CASA DE ESTUDIO DE LA HISTORIA DE VENEZUELA LORENZO A. MENDOZA QUINTERO. CARACAS.


DISCURSO DEL UNIVERSITARIO JÓVITO VILLALBA EN EL PANTEÓN NACIONAL 6 DE FEBRERO DE 1928 • DÍA INAUGURAL DE LA SEMANA DEL ESTUDIANTE ¡Majestad! ¡Compañeros!: Desde la atalaya altísima de una tribuna, donde se forjó la redención todavía no cumplida de un pueblo, José Martí dijo cierta vez, como trompetazo de orgullo vidente, que al Libertador le faltaba mucho por hacer en América. Hoy, compañeros, en este día de la ofrenda, venimos ante el Libertador, porque ha llegado para él, precisamente, inminentemente, la hora de volver a ser. Ante la conciencia libre de América, surge íntegro, encendido de fuerza, el grito de una protesta unánime, el mismo ideal de fraternidad latinoamericano, que cien años antes cupo holgado en la mirada visionaria del Libertador; y en todos los espíritus de esta América española nuestra, ese ideal es lo bastante generoso, para servir de causa, donde se sostiene y donde se llena de horizonte, frente a la absurda pretensión imperialista de otra raza, el destino altísimo de nuestra raza sudamericana. Al propio tiempo, en tierras de Venezuela, reduciéndole al límite de la patria, la afirmación de que ha vuelto a sonar el momento del héroe se revela también, como nueva campanada para esta tumba gloriosa, en la inquietud de nosotros, que es la inquietud del gesto que ha de venir. Por eso lo buscamos aquí, donde se halla incontaminado del ambiente, como soterráneo hontanar de idealismo para las generaciones de la patria, a fin de incorporarle en la recia cruzada de que es lírica y juvenil anunciación esta fiesta; y a fin de que volviéndose luminoso su recuerdo, en la oscuridad de esta hora, les alimente la pupila a todos los que en la patria venezolana la conserven intacta, diáfana, transparente, después de haber estado de cara al sol durante veinte años. Incorporándola a nosotros, su obra, que es de todos. Él se difundirá en nuestras almas como un soplo siempre nuevo de juventud eterna, “divino tesoro” que a través de cien años se nos guarda incólume, sin que la extinga, en el eslabón de las generaciones patrias el brusco vacío de quienes renunciaron dolorosamente en la claudicación. Virtualidad de él es precisamente esa de poder renacer, sin resentirse de anacronismo, aquí, entre nosotros, en la Universidad como un súbdito más de Beatriz I. Porque en el fondo de su obra se encuentra como título de nacionalidad para nuestro venezolanismo (sic) reinado universitario, el mismo comprensivo amor hacia la patria, que todos los días diafaniza de ideal el alma lírica del estudiante, porque él no fue sólo el Libertador, el hombre que condujo invicto un ejército ante el asombro inédito de un Continente. Todo eso; y sobre todo eso algo más: un hijo de América, que forjó ese ideal que fue hasta ayer demasiado alto para contarse, como un número más, junto a doctrinas oportunistas en el programa teatral de conferencias panamericanas. Como tal, como verdadero hijo de América, supo comprender y sentir en honda belleza de sacrificio y de promesa, la angustia de esta raza americana nuestra, que había de buscar en la explicación de un siglo, el sentido total de su destino para el porvenir. ¡Libertador!: Ha llegado de nuevo la hora de tu acción, que coincide para nosotros con este momento de definirnos ante el destino y ante nosotros mismos. Sentado estás, como te vio Martí, en la roca de crear, con la Federación de Estudiantes, con esta fiesta de la Primavera Universitaria, con el reinado de esta reina integral. ¡Oh! Samaritana de la siembra, de cuya belleza trasciende hasta ti, como en una parábola de lirismo, el viejo dolor de tu pueblo: con todo eso, arraigo del futuro. Y propiciado el surco, pedimos a tu serenidad, con esta ofrenda, la palabra que ha de gestar el milagro bíblico de una nueva creación. Habla, ¡oh, Padre! ante la Universidad, donde se forjó la patria hace años. Pueda oírse otra vez tu voz rebelde de San Jacinto. En este sitio, cuando Beatriz Primera de Venezuela, te haya ofrendado la nueva ternura de estas flores; dinos el secreto de tu orgullo, que es el mismo secreto de trescientos años, revelado ayer por el Ávila, por el viejo monte caraqueño, a María de 1783. Padre nuestro, Simón Bolívar, Padre nuestro, Libertador, Cómo han puesto los esbirros Tu Santiago de León. Fuente: Documentos que hicieron historia. Siglo y medio de vida republicana, 1810-1961. Caracas, Presidencia de la República, tomo II, pp. 141-143.


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Los

bohemios

• Publicado parcialmente en Madrid en 1589, las Elegías de ilustres varones de Indias es quizás el más extenso poema escrito en lengua castellana. En él, Juan de Castellanos se propuso referir “la variedad y muchedumbre de cosas acontecidas en las islas y costas del mar del norte”, legando a la posteridad una sustanciosa fuente de datos para la historia. COLECCIÓN LIBROS RAROS Y MANUSCRITOS, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

Colonia de la

Hombres al servicio de las armas y de la cruz hicieron, durante los siglos XVI y XVII, las primeras composiciones poéticas en Tierra de Gracia

José Balza


Tenemos pruebas de escritores –venidos de España al comienzo y luego nacidos aquí– que, hacia 1540, en medio de aventuras y peligros, obedecieron casi de manera obsesiva a su inspiración de poetas. Alguno de ellos podía ser un monje o un soldado pero cada uno, como diría Cervantes, “tiene particular gracia en lo que llaman poesía”.

Un quinteto Aunque Pedro de la Cadena parece conocer bien el comercio y el lujo de Cubagua en 1524 (según su largo poema al capitán Diego Hernández de Serpa), y debió estar rodeado de cofrades, serán otros soldados quienes nos dejen la huella de su amistad literaria en la misma isla, dieciséis años más tarde. El testigo privilegiado es Juan de Castellanos, quien tiene veinte años para entonces y ni siquiera sueña con ser sacerdote. Los otros autores: Bartolomé Fernández de Virués, Fernán Mateos, Diego de Miranda y “el bien quisto” Jorge de Herrera. Un quinteto. Ellos, como el propio Juan de Castellanos, quien lo dice, unían a Polimnia y a Marte, y tenían “de número sonoro y verso grato (…) rara felicidad, suave trato y en la composición ingenio y arte”. Castellanos mismo describe las casas, los licores, las comidas, autóctonas o traídas de fuera, los trajes, la elegancia de los caballeros y la gracia de las mujeres, sin olvidar la música, ya que él también era cantor y ejecutante. Cuando décadas después Castellanos narre todo esto, no omitirá el trágico fondo donde se mueven los indígenas y la crueldad de los conquistadores. No es difícil imaginar la vida alerta de estos soldados poetas, los terribles trabajos con el mar, las islas y 80 •

EL DESAFÍO DE LA

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No es difícil imaginar la vida alerta de estos soldados poetas, los terribles trabajos con el mar, las islas y los indios. Tampoco las noches de estrellas puras, cálidas y encendidas del Caribe; su incesante sensualidad, los placeres los indios. Tampoco las noches de estrellas puras, cálidas y encendidas del Caribe; su incesante sensualidad, los placeres. Tal vez era entonces cuando el quinteto improvisaba o escribía (¿preferiblemente en latín?). Por ejemplo, las líneas que “en un alto pilar de la ribera” puso el “bien quisto” Jorge de Herrera ante la destrucción de Cu-

bagua por el maremoto en 1541: Aquí fue pueblo plantado / cuyo próspero partido / voló por lo más subido / mas apenas leventado / cuando del todo caído. Según la versión en español que rememora y conservó en sus Elegías (1589) Juan de Castellanos. Fueron los días vertiginosos de nuestros primeros escritores bohemios.

• Juan de Castellanos (1522-1607) escribió su obra en Tunja, actual Colombia. Llegó a América como conquistador y soldado, pero era versado en latinidad, artes, letras, música y pintura. COLECCIÓN LIBROS RAROS Y MANUSCRITOS, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.


• “Elogio de la isla Margarita, donde se da relación de la vivienda de la gente que allí reside y de los infortunios que ha padecido con otras muchas particularidades dignas de memoria”. CANTO PRIMERO DE LAS ELEGÍAS DE ILUSTRES VARONES DE INDIAS (1589). COLECCIÓN LIBROS RAROS Y MANUSCRITOS, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

Un terceto Desde el 26 de noviembre de 1593, la sombra de un soldado poeta atraviesa la ciudad de Caracas. Lo único cierto de él es que su apellido fue Ulloa. Alguien ha indicado que se llamaba Fernán de Ulloa: pura conjetura o ficción. En el acta del Cabildo de Caracas correspondiente a aquella fecha, consta que el gobernador y capitán general propuso que “por cuanto en esta ciudad está un soldado llamado Ulloa el cual es poeta y se ha ofrecido que conporná la corónica e historia de la conquista de estas provincias de Caracas y travajos hechos que en ella an subcedido”, le pagaran los vecinos y conquistadores tal tarea, a la vez que harían memoria de los sucesos para que él los contase. No hay duda de que Ulloa tenía “particular gracia en lo que llamaban poesía”, ya que el cabildo lo elige sin vacilaciones. Pero, aparte de sus funciones oficiales, ¿por qué son designados también, en el acta, Juan de Ribero y el capitán Garcí Gonzá-

lez de Silva para persuadir de su cooperación a los vecinos, de algún modo, para asesorar a Ulloa? Un tácito vínculo afectivo y estético circula tras del documento. Posiblemente son elegidos los más próximos amigos del poeta para que lo acompañen en la realización de la tarea. Soldados y artistas: un singular trío que combina el ejercicio de las armas con la bohemia. El grupo literario existió y por lo menos tres de sus adictos eran reconocidos como gente sensitiva en aquel medio social. Pero, ¿escribió Ulloa el poema?, ¿por qué no? En 1846, Arístides Rojas dice haber tenido en sus manos dos hojas que relataban hechos de la conquista. Francisco Tosta García, en 1893, confiesa haber tomado datos de un “romance antiquísimo” sobre la conquista, para una de sus leyendas. Y Enrique Bernardo Núñez se pregunta si tal romance no pertenecía a la crónica de Ulloa. Precisamente Núñez fantasea con la posible obra y la imagen de Ulloa: “Digamos que tiene 46 años.

Viste calzas a la española, muy gastadas”. Y tal vez se haya encontrado alguna vez en una fonda con Cervantes o combatido con él en una misma galera, en 1571. ¿Qué pudo decir el romance de Ulloa? En un magnífico ejercicio de imaginación, Núñez recorre la Historia que José de Oviedo y Baños escribirá más tarde y extrae de ellas las secuencias y las imágenes que pudo ceñir Ulloa en su texto. Concluye Núñez: “Ve el ganado de los vecinos que regresa de la vega con el atardecer. El Ávila cubierto de los bosques en medio de los cuales brillan los hilos plateados de los arroyos. Espesas nieblas descienden de la cima hasta el valle. Ve esclavos negros llevados al mercado. Ve indias que llevan en sus brazos niños que son hijos de blancos. Y Ulloa se detiene y considera que en aquel nuevo barro humano, en la ciudad recién fundada que tiene a la vista, nace también su espíritu. El espíritu de una ciudad que comienza a contar sus días…”.

Un octeto y tres anónimos Por lo menos ocho poetas convergen en la ribera del río Apure en 1647. Son parte de los soldados que comanda el capitán Miguel de Ochogavia y uno de ellos, el fraile Jacinto de Carvajal, de la orden de los Predicadores, resumirá esas jornadas náuticas en su diario o Relación del descubrimiento del río Apure. El texto del fraile bascula entre las más enrevesadas expresiones barrocas y súbitas precisiones estilísticas, motivadas tal vez por la novedad de los paisajes, el alimento acuático, el peligro que afronta la expedición. Sin duda el frather Jacintos cumple con su deber de cronista y con la misión evangelizadora; pero


no debió omitir citas y lecturas de pasajes clásicos durante las horas de guardia o de reposo. De tal modo que algunos de los soldados, ya porque conocieran fragmentos de ellos o porque se aficionaran a esas imágenes y narraciones, fueron improvisando o redactando versos a medida que el viaje transcurría. Como consta en el libro del fraile, tanto ellos como el capitán Ochogavia dejaron muestras, copiadas por el sacerdote, de su afición poética. Los soldados poetas eran Juan Pacheco Quiñones y Viloria, vecino de Margarita, como Felipe Colón, quien nos deja dos décimas; Alonso de Padilla, de Barinas, autor de una décima y un soneto; Juan Jaraquemada; Cristóbal de Vera; Pedro de

Padilla, de Guayana; el propio capitán Ochogavia y, desde luego, fray Jacinto de Carvajal. Sus temas son, obviamente, el elogio a la autoridad que los envió a esta aventura, a su capitán; también se comenta el mapa de los territorios y “un estornino”. La furia poética, en aquellas soledades y bajo “las explayadas ramas de una ceiba altiva” como apunta Carvajal, seduce además a otros tres soldados (anónimos hasta hoy), que escriben sonetos y décimas en los que dialogan el río Apure con el “explayado como arrogante y altivo Orinoco”. Un verdadero enjambre de escritores nuestros (¿casuales, fugaces o de larga obra extraviada?), cuya única noticia es la huella que de ellos

asentó el memorioso y culto fray Jacinto de Carvajal. El fraile, también, debe ser el autor de esta redondilla que aparece en el mapa de la relación; ella pudiera representar la más antigua copla escrita que surgió de los llanos:

Soy apure y aunque estoy eneste papel tan breve busco a quien mis aguas beve que es mi Orinoco y a el voy.

• Los paisajes del sur del actual territorio de Venezuela fueron inspiración para un grupo de poetas, frailes o soldados, que escribieron sus loas a la gesta conquistadora. En la imagen, MAPA DEL CURSO DEL ORINOCO EN LAS CERCANÍAS DE CABRUTA, POR BRUNO SALVADOR CARMONA Y JUAN DE DIOS CASTEL, 1758. COLECCIÓN REAL JARDÍN BOTÁNICO DE MADRID.



La fábrica de arepas de Alberto Lutowski

Hago saber que el Señor Alberto Lutowski se ha presentado declarando ser inventor de unas máquinas para producir la masa y pan de maíz, según el uso del país, y cuyos diseños, descripción y procedimientos corren en el expediente respectivo… Dado en Caracas a veinte y seis de Marzo de mil ochocientos cincuenta y siete. Año veinte y ocho de la Ley y cuarenta y siete de la Independencia. José T. Monagas

Por S.E. El Secretario de E. en los Despachos del Interior y Justicia. Francisco Aranda 84 •

EL DESAFÍO DE LA

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Luis Lauriño Varsovia. Allí nacía en 1809 Woyciech Alberto Lutowski. En el mismo sitio, pero en 1830, el personaje se había metido en una guerra por la independencia de su país. Pero lo cierto es que su verdadera vocación andaba por otros rumbos. Buscando “la libertad y el conocimiento”, inicia Lutowski una serie de aventuras que lo conducirán, de manera fortuita, a un país del todo desconocido para él: Venezuela. Antes, sin embargo, había estudiado arquitectura y geodesia en Varsovia, mecánica en París, química y mineralogía en ambos lugares y pintura en Londres. En esta última ciudad conoce los ferrocarriles, acerca de cuyo funcionamiento haría importantes sugerencias. En 1841 llega a Caracas, donde se le encarga dibujar el “plan del terreno entre Caracas y La Guaira”, del que ya existía un antecedente realizado por Juan Pérez en 1809. Al año siguiente, Agustín Codazzi le solicita dibujar el camino de Caracas a Valencia. En 1855, el padre capuchino María de Aguilar le pedirá dibujar el plano para la iglesia de Antímano. Tiempo después realiza el camino hasta el Tuy. Le presentó a Manuel Felipe Tovar un “modelo de 3 tablas como zig-zag locomotiva y tres vagones”, pero éste lo desaprobó. En 1864


A principios de la segunda mitad del siglo XIX un personaje de origen polaco, dibujante, inventor y aficionado a múltiples disciplinas técnicas concibió una admirable empresa: construir una máquina para hacer arepas; era un adelantado en su visión social, ya que su proyecto, de carácter “filantrópico”, sería gran auxilio para “establecimientos pobres, como cuarteles, cárceles, hospitales” • ALBERTO Z. LUTOWSKY. EL COJO ILUSTRADO, EDICIÓN DEL 1.° DE NOVIEMBRE DE 1895. LIBROS RAROS Y MANUSCRITOS, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

el Arzobispo lo invita a remodelar la iglesia metropolitana, y más adelante Juan Crisóstomo Falcón lo envía a Coro para que enseñara a construir “buques”. Posteriormente hace un “modelo de ferrocarril con curvas y con grandes caídas”, y el Gobierno lo envía en 1867 a la Gran Exposición Universal de París. Muchas otras obras se le atribuyen en Venezuela, pero hay una que por curiosa e innovadora se hace en especial interesante. Un negocio autóctono, lucrativo y filantrópico El 26 de marzo de 1857 firma el presidente José Tadeo Monagas una carta que señala a Alberto Lutowski como el inventor de unas máquinas para hacer la masa y el pan de maíz, otorgándole así el derecho exclusivo de su fabricación y uso por un lapso de doce años. Lutowski, hombre de modestos recursos, se ve en la necesidad de buscar dinero para sacar provecho de su invención, y en ese esfuerzo, el 14 de septiembre del mismo año escribe una carta a Manuel Felipe Tovar, futuro presidente de Venezuela, hombre acaudalado y con “ilustrada inteligencia en los negocios”. La carta en cuestión, incluida en la traducción dactilográfica de Biografía de un exiliado polaco (Sección Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Nacional de Venezuela), ya anunciaba un lucrativo negocio, además

de genuinamente autóctono, aunque el interés de Lutowski sólo era filantrópico, desinteresado y puesto al servicio de la sociedad venezolana. Basten sus propias palabras: “proporcionar el pan a precio más bajo que todos los demás, á los establecimientos pobres, como cuarteles, cárceles, hospitales”. Afirmaba el inventor que en otros tiempos “algunos industriales se propusieron sustituir en Venezuela al pan de mais, usado en ella por muchos siglos, por razón de que su confección era, como efectivamente es, sumamente cara y penosa para el presente estado del país, con otro pan, del mismo grano, pero cuya preparación había de efectuarse por medio de molinos mecánicos, similares a los que en el extranjero se usan para producir harina de trigo y de otros cereales”. Entendía Lutowski que este intento había fracasado, pues no se correspondía con el uso y costumbre del venezolano que gustaba de “la arepa tal como la conoció cuando empezó a alimentarse”. Hábilmente, pues, ya había identificado una oportunidad de negocio, toda vez que a pesar de los intentos fallidos de antaño seguían presentes las necesidades de abaratar los costos y de facilitar los procesos de fabricación de la arepa. Señalaba Lutowski que “muy distinta suerte habría tenido la innovación, si, respetando los usos y las EL DESAFÍO DE LA

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• Durante su período de estudios en Londres, Alberto Lutowsky conoció la locomotora. Inspirado por la novedad, diseñó un modelo que caracterizó como“zig-zag locomotiva” y luego el “ferrocarril con curvas y grandes caídas”. Arriba, planos de uno de los prototipos de Lutowsky NUEVO SISTEMA DE LOCOMOCIÓN. FERROCARRILES EN SERRANÍAS (1892). COLECCIÓN LUTOWSKI, LIBROS RAROS Y MANUSCRITOS, BIBLIOTECA NACIONAL. Izquierda, uno de los nueve modelos de locomotora Baldwin (Filadelfia,1926), que brindó prolongados y eficientes servicios en territorio venezolano. MUSEO DEL TRANSPORTE, CARACAS.

costumbres se hubiesen limitado a proporcionar los medios mecanicos y economicos, para confeccionar este alimento tal como se ha usado siempre en el país, pero con el indispensable ahorro de tiempo y de brazos”. Motivado entonces por las oportunidades que veía, se propuso el estudio y diseño de máquinas propicias para tal fin, admitiendo “que de todas las operaciones que constituyen la preparación del pan á la venezolana, las más penosas, difíciles y costosas (…) son: la de pilar y la de moler. Por tales razones consideró sustituir los brazos del hombre con maquinas movidas por motores mas fuertes, sea animados ó inánimes”. Al momento de escribir esta carta ya Lutowski tenía prácticamente concluidas las máquinas para hacer la “masa de mais”. Faltaban, desde luego, las pruebas de funcionamiento necesarias, las cuales haría con el apoyo del señor José Salvá, quien pondría a sus órdenes un “vapor” que era empleado en la molienda de la caña. De igual forma, “se han encargado por conductos seguros á las Islas Canarias y a Francia piedras propias para esta especie de molienda”. Y a pesar de que el proceso contemplaba otras operaciones, tales como la de “soplar o ventear, lavar, estregar y calentar” el maíz, no eran de su preocupación, pues las máquinas empleadas para tales fines eran de sencilla fabricación. 86 •

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Consideraba Lutowski que habiendo finalizado las operaciones para realizar la “masa de mais”, el trabajo estaría concluido, “pues el hacer el pan no presenta ningún trabajo fuerte y oneroso, en atención á que hasta los muchachos, y las manos más delicadas pueden ocuparse en él como por diversión”. Sin embargo, advierte el ingeniero que estaba entre sus planes “adaptar una ma-

Hábilmente, pues, ya había identificado una oportunidad de negocio, toda vez que a pesar de los intentos fallidos de antaño seguían presentes las necesidades de abaratar los costos y de facilitar los procesos de fabricación de la arepa quina ó a lo menos un aparato”, que ocupando poco espacio y ahorrando combustible pudiese hacer la arepa. Ya veía pues, en el año de 1857, las posibilidades que otros verían años muchos más tarde. Y era precisamente


• El proyecto de Lutowski, expuesto en coherente y fundamentada documentación, puede ser considerado hoy un estudio de mercado con énfasis en lo social. En la imagen, carta de Lutowsky donde expone su propuesta para la creación de una fábrica de arepas. COLECCIÓN LUTOWSKI, LIBROS RAROS Y MANUSCRITOS, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.


para la realización de esta máquina que requería ayuda mayor, pues estaba la máquina inconclusa y no contaba con los ahorros suficientes para terminarla. Por tal motivo le señalaba a Manuel Tovar, “veo que no me es posible seguir adelante por falta de recursos propios; y por lo tanto invito á V° para que, si lo tiene á bien, se sirva unir sus esfuerzos á los mios y ayudarme en esta laudable empresa, suscribiéndose con alguna cantidad luego que le sea presentada la lista que al efecto me propongo hacer”.

Ya veía pues, en el año de 1857, las posibilidades que otros verían años muchos más tarde. Y era precisamente para la realización de esta máquina que requería ayuda mayor, pues estaba la máquina inconclusa y no contaba con los ahorros suficientes para terminarla

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Más que máquinas, una fábrica La carta comentada consideraba incluso aspectos relativos a los costos necesarios para continuar el proyecto. En ella se estimaba que para completar la máquina o aparato que haría el pan se requerirían entre 1.500 a 2.000 pesos, monto que no consideraba algunos costos de fabricación que ya Lutowski había pagado. Sin embargo, las ideas del inventor no se quedaban allí, pues augurando los éxitos de su empresa proponía el “establecimiento en grande para el consumo de Caracas, es decir las máquinas y el edificio”. Las primeras habrían de costar, según las cuentas hechas, entre 25 y 30 mil pesos. Se trataba, en resumidas cuentas, de una fábrica para producir arepas. Sobra decir que los cálculos llevados a cabo por Lutowski para llegar a estos estimados también se hallaban en la carta referida. “La población de Caracas que es de 60 mil almas, entre habitantes y transeúntes, puede conformar por lo menos 35 mil personas que usan el pan de mais” (...) “Entre el pan y los demás productos de masa de mais (...) puede calcularse en término medio ½ real por individuo y por día. Se venderán pues como 17.500 reales de masa ó muy cerca de 2.200 pesos diarios”. “El costo de la materia prima se halla generalmente en proporción de 3 á 5 con la mano de obra y ga-


nancia, ó de otro modo con la ganancia en bruto: pues que estando el almud de mais á 3 reales en la plaza los panaderos sacan 8 reales de él. Según esta proporción el mais costaría 825 pesos diarios y el producto bruto seria 1375 pesos”. “Los gastos diarios para la mano de obra no pueden exceder, ni aun alcanzar á 375 pesos; y dejando, si se quiere, á favor de los que antes se ocupaban en pilar, moler & para que recuperen lo que han perdido, algunos 500 pesos diarios de regalia; quedaran siempre 500 pesos diarios de utilidad neta, y en poco mas de dos meses se devolveria el capital invertido en dicho establecimiento”. Consideraba Lutowski no sólo aquellos aspectos propios de la ingeniería y la invención. También contemplaba factores que cabe llamar con lenguaje moderno gerenciales, y que son necesarios para hacer realidad el sueño de una empresa. Sus sentimientos filantrópicos, acerca de los cuales no hay porqué dudar, habrían de justificarse por la contribución que sus acciones prestarían a la mejor evolución del país. Aunque las ideas de este polaco no encontraron asidero en aquella Venezuela que daba sus primeros pasos como República independiente, en el futuro será reconocida con justicia su buena inventiva.

• Entre los documentos de este emigrante polaco se encuentra también un prototipo de arma de 66 balas. Su gran capacidad de fuego podría alternativamente dirigirse a un “objetivo específico […] y a diversos objetivos espaciados”. COLECCIÓN LUTOWSKI, LIBROS RAROS Y MANUSCRITOS, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

AUGUSTO LUTOWSKI El general Augusto Lutowski es el segundo de los hijos de Alberto Lutowski y de su esposa Eulogia Pérez Cubillán. Fue una figura destacada en la política de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Nació en Valencia en 1852 y a los 12 años inició sus estudios en la Academia de Matemáticas de Caracas. Llegó a ser Gobernador del Distrito Federal en dos ocasiones, así como Ministro de Fomento durante el gobierno de Joaquín Crespo. Entre 1895 y 1897 fue Jefe de la Armada Nacional. Tuvo una vida muy activa en el comercio del estado Zulia. Después de haber explorado el lago, trazó un nuevo canal para facilitar el tránsito lacustre de los barcos. En 1902 fue hecho prisionero durante la Revolución Libertadora, en la que participó activamente junto con el general Luciano Mendoza. Posteriormente, durante el gobierno de Gómez, fue senador por el estado Apure.

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merideño

Un presidente

El general Ignacio Andrade fue presidente de Venezuela entre 1898 y 1899. Nació en la ciudad de Mérida y fue bautizado en su iglesia catedral en diciembre de 1836. Sus padres fueron doña Juana Troconis Gogorza y el general don José Escolástico de Andrade y Pirela, quien era un hombre de edad para el momento de su matrimonio: tenía 50 años. El padre de Ignacio Andrade nació en los Puertos de Altagracia, en la Costa Oriental del lago de Maracaibo, en 1872. La familia materna del presidente merideño también era de origen zuliano, pero se había establecido en Mérida. Doña Juana era nieta del prócer de la Independencia Manuel Gogorza, natural de La Guaira. Su bisabuela materna se vio envuelta en un caso escandaloso, conocido cuando el obispo Mariano Martí visitó la ciudad de Maracaibo. En aquella ocasión, los habitantes acudieron ante el obispo para denunciarla por tener relaciones sexuales con el padre San Just, presbítero de origen catalán, y se dijo que estuvo embarazada de él. Los hijos de doña Lucía y don Francisco amenazaron de muerte al padre San Just para que se alejara de su madre.

• Infografía: Patricia Caressi

Entre los parientes ilustres de Ignacio Andrade se encuentra el general Rafael Urdaneta. Destacan igualmente entre sus antepasados los fundadores y primeros pobladores de Maracaibo, El Tocuyo y Santo Tomé de Guayana, y de ciudades colombianas como Tunja y Santafé de Bogotá. También es descendiente directo del mariscal Gutierre de la Peña. Joaquín Crespo, líder del Partido Liberal Amarillo, escogió a Andrade en 1897 como candidato a la Presidencia y se le atribuye el siguiente comentario sobre el merideño: “A Andrade nadie lo quiere. No lo quieren los venezolanos porque dicen que nació en Colombia y no lo quieren los liberales porque es hijo de godos”. El padre de Andrade, José Escolástico, había sido además un acérrimo opositor y combatiente contra los liberales durante la Guerra Federal. El general Ignacio Andrade murió en Macuto el 17 de febrero de 1925.

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¡Aquí el Rey es Sedeño! En los inicios de la conquista las rebeliones ante la autoridad de gobernadores se habían hecho al grito de ¡Viva el Rey! En esta ocasión, cuando Sedeño fue intimado a rendirse en nombre del Soberano, sus hombres contestaron que ellos “no conocían Rey, ni tenían a otro por tal sino a Sedeño”. • ¿Por qué ese grito en los dominios del rey Carlos I? • ¿Quién era ese Antonio Sedeño?

• La isla de Santo Domingo, llamada en tiempos de Sedeño La Española, fue sede de la Real Audiencia de Santo Domingo, instancia jurídica que actuó sobre su caso. MAPA DE 1784 REALIZADO POR JUAN LÓPEZ. MUSEO NAVAL DE MADRID.

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• El poblamiento de la Tierra Firme se llevó a cabo desde las islas del mar Caribe, en lo que se denomina la etapa insular de la conquista de América. GRABADO DE THÉODORE DE BRY, MAPA DE AMÉRICA OCCIDENTAL, 1593. (Detalle).

Manuel Donís Ríos Para responder debemos retroceder al año 1517, cuando en España fallece Fernando el Católico. A su muerte, la política de penetración en América, llamada de “descubrimiento y rescate” y que tantas tierras había sumado a la Corona, disminuyó en intensidad dándole paso a otra orientación: el humanismo indígena, que ocupó la atención prioritaria del Regente, cardenal Francisco Jiménez de Cisneros. Con nuevos bríos, el sistema imperante continuó en el Nuevo Mundo de la mano de personas y grupos instalados en las islas de La Española, Cuba, Puerto Rico y Jamaica. Uno de estos hombres fue Antonio Sedeño. Llegado a Puerto Rico en 1512, con esclavos y con el título de Contador de la Real Hacienda, tres años después era Regidor. Además, tuvo tiempo y agallas para arrebatarle a una mujer soltera una dama sacada de un convento y que aquélla traía, amén de intentar hacerse con unos indios de la Real Hacienda. En 1518 se puso de acuerdo con los padres jerónimos, que habían sido enviados expresamente a La Española para reordenar el proceso de la conquista con la nueva orientación antes señalada, y despachó una expedición para buscar el paso al Mar del Sur (Océano Pacífico), que entonces se creía “estaba entre el cabo de Higueras e Yucatán”. Sedeño estuvo mezclado en el negocio de perlas en Cubagua, del que obtuvo remesas desde 1521. Preso este año por lo oscuro de sus cuentas, se enfrentó al licenciado Francisco Velásquez, celoso defensor de la hacienda real. El pleito le costó cinco mil pesos. Se ordenó su prisión pero logró escapar y partió EL DESAFÍO DE LA

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• El canibalismo fue uno de los argumentos esgrimidos por los conquistadores para ejercer la que ellos denominaron “justa guerra” contra los indígenas americanos. GRABADO DE THÉODORE DE BRY, 1593.

en una nao suya para España. El 12 de julio de 1530 celebró capitulación en Madrid para “la pacificación y población de la Isla de Trinidad”. Ubicada en la desembocadura del Orinoco, Trinidad era la vía natural para penetrar hacia el interior del territorio venezolano. La isla estaba ocupada por indios caribes y aruacas. Los primeros eran considerados “comedores de carne humana” y practicantes de “ritos y malos usos y vicios hasta ahora repugnantes a las cosas de nuestra santa fe católica”. Además, 94 •

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dificultaban la penetración hispana en la zona oriental. La capitulación se enlazó con la declaración del licenciado Rodrigo de Fonseca sobre los naturales. Éstos pasaron a ser “guatiaos” o pacíficos; o “comedores de carne humana” y sujetos por tanto a la “guerra justa”. Se le permitió al capitulante el derecho a esclavizar los indios que no quisieran hacerse cristianos, pero sólo con el conocimiento y autorización del Consejo de Indias. El procedimiento disgustó al conquistador.

Lucha por la tierra firme Sedeño incumplió la capitulación y se enredó en una guerra con Diego de Ordaz, que obtuvo una capitulación (1530) para conquistar y poblar las tierras y provincias desde el río Marañón hasta el Cabo de la Vela; y con Jerónimo de Ortal, quien recibió otra capitulación (1533) que abarcaba el golfo de Paria. Sedeño pasó a tierra firme, en territorio de Ordaz, y fabricó una casa o fortaleza de tapias, primer intento de establecimiento permanente en la costa fir-


• Diego de Losada (1511-1569) conoció a Sedeño. Fue el fundador de Nueva Segovia de Barquisimeto, Santiago de León de Caracas y Nuestra Señora de Caraballeda. DIEGO DE LOSADA, POR ANTONIO HERRERA TORO, 1909. COLECCIÓN ALCALDÍA DEL MUNICIPIO BOLIVARIANO LIBERTADOR, CARACAS.

me de Paria. Se produjo la discordia entre los dos jefes, como era de esperar. Se le declaró “intruso” y se le ordenó abandonar la península o quedarse allí como súbdito de Ordaz. No obedeció, y a través del capitán Agustín Delgado se hizo con la fortaleza. Pasó a Trinidad y retornó a Paria para rescatarla de manos de Alonso de Herrera, quien fue humillado en un cepo y llevado con alguno de los suyos a Trinidad. La Real Audiencia conoció la suerte de Herrera y despachó, en noviembre de 1533, a García de Aguilar con una Provisión ordenando a Sedeño que liberara a los prisioneros y les devolviera sus bienes. Sedeño trató de apoderarse de García mediante un ardid, pero éste escapó con Herrera a Paria. Subterfugio inútil, pues fue apresado por la gente que allí tenía Sedeño. El caudillo pidió refuerzos a Cubagua y Puerto Rico, pero no se le prestó oídos. Herrera redujo por fin a Sedeño, pero éste logró escapar y llegar a Puerto Rico. Envió hacia Maracapana a un soldado llamado Juan Bautista, quien fue derrotado por Ortal. Con el mote de los “pecadores de Sedeño” se conoció en adelante a sus soldados. Grande era el ascendiente que había conseguido Sedeño entre sus seguidores, al punto de que cuando Alonso Álvarez Guerrero y Álvaro de Seijas lo liberan de la prisión de San Miguel de Paria, ocurrió el siguiente hecho narrado por el cronista Fernández de Oviedo: “Luego le tomaron en brazos a Sedeño sus amigos e pusiéronle a una ventana para que hablase a la gente y cesase el escándalo, e así se asosegaron todos. Unos le abrazaban, otros con lágrimas daban gracias a Dios porque había librado a su Gobernador; otros decían que se debía proceder contra sus enemigos”.

“no había soldado que no lo tuviese en las entrañas, y le pareciese que era poco perder la vida por él” Sedeño el Rey En julio de 1536, Sedeño en persona cayó sobre San Miguel de Neverí. Desde esta base de operaciones y puerta abierta hacia el Llano, emprendió la entrada tierra adentro “tras el señuelo de las riquezas del Meta”, el fabuloso Dorado,

cometiendo en el camino infinidad de atropellos contra los naturales. La Audiencia de Santo Domingo despachó una Provisión para apresarlo, pero cuando el escribano Quincoces intimó la rendición en nombre del Rey, los hombres de Sedeño contestaron que “ellos no conocían otro EL DESAFÍO DE LA

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• Carlos de Habsburgo (Gante, 1500-Yuste, 1558) fue el rey a quien los seguidores de Sedeño pretendieron desconocer. Bajo su reinado entregó a los Welser (1528) la gobernación de Coro o Venezuela y se llevó a cabo la conquista de los dos grandes imperios americanos, el azteca y el inca, creando los virreinatos de Nueva España en 1535, y el del Perú en 1542. El retrato de Tiziano lo representa luego del triunfo en la batalla de Mühlberg, en la que derrotó a la Liga protestante de Smalkada el 24 de abril de 1547, victoria que, sin embargo, no fue definitiva. En 1556 abdicó la Corona de España en favor de su hijo Felipe, príncipe regente desde 1543, y se retiró al Monasterio de Yuste –en Extremadura–, donde murió. TIZIANO. CARLOS V A CABALLO EN MÜHLBERG. MUSEO DEL PRADO, MADRID.


• Armas de los siglos XV y XVI, usadas por los españoles durante la conquista de América. COLECCIÓN LIBROS RAROS Y MANUSCRITOS, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

Rey que a Sedeño”. El escribano fue víctima de la insólita monarquía: “lo cabalgaron encima de un caballo y lo pasaron a la otra banda del río medio desnudo, descalzo y sin jubón y sin bonete”. Lo condujeron con su gente ante el caudillo y luego les permitieron regresar a la costa. El ejecutor de la tropelía fue Diego de Losada. El cronista fray Pedro de Aguado dice en un bosquejo que hace del personaje: “Era tan largo y generoso Antonio Sedeño, que con la mucha y desmedida largeza que en el dar con todos generalmente usava, que no avía soldado que no lo tuviese en las entrañas, y le paresciese que hera poco perder la vida por él, porque le aconteció [que] un solo capote con que andava cuvierto, quitárselo dencima y dallo a un soldado que con necesidad le pedía una camisa o rropa vieja para cubrir y abrigar sus carnes de frío”. Pablo Ojer en La formación del Oriente venezolano lo retrata como un caudillo nato. Se extraña de que “nuestros ensayistas del caudillismo” no se hayan fijado en él. Este “caudi-

llismo personalista”, inmerso en el conflicto entre la ciudad con su Audiencia y el conquistador, sin duda “habría hecho añicos la empresa americana”. Por fortuna, “el fenómeno se fue en brotes” y la justicia terminó por imponerse. Rufino Blanco Fombona en El conquistador español del siglo XVI se detiene en el individualismo de estos hombres: “¿Qué es ello sino superabundancia de personalidad (...) un individualismo que desborda por su mismo exceso de las personas a las entidades de geografía política?”. Sedeño murió en 1538 a orillas del río Tiznados (estado Guárico), al pie de un árbol, supuestamente envenenado por una esclava que le introdujo la dosis letal en el plato del alimento. Se dice que en la corteza del árbol alguien grabó este epitafio:

Aquí de su brío falto reposa Antonio Sedeño, que fue de cuerpo pequeño y en el ánimo muy alto.

• Estampa del conquistador español de la época de Sedeño. DETALLE DE UN GRABADO DE THÉODORE DE BRY, 1593. EL DESAFÍO DE LA

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• Gastronomía • Katty Solórzano

• Manuel Guevara Vasconcelos, Capitán General de la Provincia de Venezuela a partir de 1799, utilizó en la defensa de la Corona española una excepcional y refinada estrategia que le dio muy buenos resultados: “la política del convite”, según sus propias palabras. Este estilo bélico –verdadero arte de la guerra– tenía como campo de batalla la mesa del banquete y por caballería, un variado ejército de vinos. BODEGÓN, POR ARTURO MICHELENA, 1891. COLECCIÓN MUSEOS NACIONALES. GALERÍA DE ARTE NACIONAL. CARACAS.

La despensa del Capitán General Venezuela tiene entre los tempranos enemigos de la epopeya libertadora al capitán general Manuel Guevara Vasconcelos, puesto bien ganado si se considera que acabó con la rebelión de Gual y España de manera sangrienta y luego repelió los intentos invasores de Francisco de Miranda. Guevara llegó en abril de 1799 a una Caracas convulsa y, con acciones férreas y finísimos vinos, mantuvo bajo control a los enemigos de la Corona durante poco más de ocho años. En 1998 el historiador de la alimentación José Rafael Lovera, al ingresar como individuo de número de la Academia Nacional de la His-

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toria de Venezuela, dedicó su discurso de incorporación a lo que él llama política del convite, el guante de seda de Guevara Vasconcelos para lograr retrasar las intenciones separatistas de la entonces colonia. Lovera sostiene que el hábito cotidiano del Capitán General de invitar a grandes banquetes a mantuanos, cabildantes, eclesiásticos y demás, no sólo pretendía recabar informaciones políticas, sino también ganar sus favores, manifestando una voluntad pacífica al son de tenedores y chocar de copas. El mismo Guevara reconocía sus intenciones en una carta dirigida en 1801 al Primer


Secretario, Mariano Luis de Urquijo: “... me apliqué seriamente a conseguir su efecto (pacificador) valiéndome de varios arbitrios (...) entre ellos, el de traer a mi mesa diariamente, tres o cuatro vecinos de todas las clases principales, para oírlos y observarlos personalmente, manifestándoles mi ánimo pacífico, y decidido por la justicia...“.

oficio para el obispo Mariano Martí, así como también la posibilidad de que fuese francés. Si ya el contenido de la despensa y su uso político causa admiración, no se compara con la bodega que contenía 1.300 botellas. Comenzando por los vinos españoles, se dividen éstas en 150 de Jerez, 132 de vino ordinario, 80 de Colmenar, 62 de Generoso andaluz, 72 de Clarete catalán, 72 de Reus, 39 de Vidueño canario, ¿QUIÉN ERA MANUEL GUEVARA VASCONCELOS? 18 de blanco sin denominación y 52 Manuel Guevara Vasconcelos era africano; su familia vivió de sidra, junto a un cuarto de tonel en Ceuta desde unos 300 años antes de su nacimiento en 1739. de tinto dulce. Respecto a los franInició la carrera militar a los 16 años, participó en combates ceses, serían 13 cajas o 156 botellas en la frontera entre España y Portugal, fue Director de la Escuela de Cadetes de la Corona y estuvo prisionero de champaña; 354 de vinos de Buren Montpellier. Antes de su nombramiento como Capitán deos, como Medoc, Graves, Côtes y General de la Provincia de Venezuela estuvo en Puerto Rico, Chateau Margaux, 24 de Lunel y 12 Santa Fe de Bogotá, Guayaquil y La Habana. de Frontignan, estos dos últimos moscateles del Languedoc. Por si fuera poco, existían además dos cajones de agua mineral de Spa, fuente situada en territorio belga, lugar que fue visitado por Francisco de Miranda, quien Un paraíso en Indias ¿A qué se enfrentaban los beneficiados por estas in- bebió de sus aguas y conservó un plano del lugar. De tales manjares disfrutaron amigos y enemigos. vitaciones? Si apartamos el temor que provocaba la inflexible figura de Guevara Vasconcelos, el resto del panora- Entre los famosos invitados a aquella mesa se cuentan ma era bastante alentador. De acuerdo con los autos de la Alejandro de Humboldt, Francisco Depons y Juan María testamentaría, para el momento de su muerte, en 1807, Romero. Respecto a los criollos, preguntaba José Dominla despensa de la casa del Capitán General, ubicada en- go Díaz en la Gaceta de Caracas en 1814: “¿De quién se tre las esquinas de Gradillas y Sociedad, era un paraíso compuso la numerosa comitiva del capitán general D. en Indias. Si bien es cierto que el gasto diario se dedicaba Manuel de Guevara Vasconcelos? ¿Fueron otros que los a comestibles presentes en todas las mesas coloniales sin Toros, los Ibarras, o por mejor decir los mantuanos? [...] distinción alguna, como caraotas, maíz, pan, huevos y al- ¿Quién lo dirigió sino D. Miguel Josef Sanz? [...]”. gunas legumbres, el resto de la despensa no era común al vulgo, ni siquiera a todos los mantuanos. Se inventariaron 25 jamones y aún había clavos para colgar 25 más, chorizos en tarros, barril y medio de atún salado, bacalao, carite “para el escabeche”, un barril de alcachofas, ¿CALIENTES O FRÍAS? azafrán, 25 kilos de sal, 236 botellas Ante la profusión de sidra y champañas, cabe preguntarse de aceite de oliva, por mencionar si éstas, en una época previa a la refrigeración eléctrica, sólo los rubros obligatoriamente imse tomaban calientes. Según Lovera la respuesta es negativa: portados o llamativos por su cantien el inventario de la casa se descubrieron 28 cubetas para dad. Respecto al encargado de conel vino y, según José de Acosta en su Historia natural y moral de las Indias, se enfriaba el vino sumergiéndolo en el mar, vertir los ingredientes en platos, Logracias a las cualidades refrigerantes del salitre. Tal vez esto vera asoma la posibilidad de que el explique la constante aparición de la “sal de nitro” en las “Bautista”, mencionado en el testalistas de compra de la casa de Guevara. mento del Capitán General como su cocinero, fuera el mismo Juan Bautista Botelle, quien había ejercido el EL DESAFÍO DE LA

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• Vida cotidiana • Rosalba Di Miele

La suntuosidad de los funerales

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El catolicismo aconseja el recato en la despedida de los fieles que dejan este valle de lágrimas, pero la modernidad trae entre sus cambios el invento del negocio de las funerarias. Con toda su parafernalia, estos recintos darían santa sepultura de una manera más elegante. Las primeras funerarias aparecen en Venezuela a mediados del siglo XIX. Las contratan las familias más adineradas del país para que se ocupen de resolver los asuntos prácticos que rodean a la ceremonia mortuoria. Esta nueva modalidad cambiará la manera tradicional de velar y enterrar a los muertos. Será en 1849 cuando aparezca la primera funeraria, fundada en Caracas por Antonio Echaíz. La agencia se ocupa de invitar a los amigos de los deudos al funeral, de ofrecer la urna para el cadáver, de adornar los espacios velatorios y disponer de los empleados necesarios para atender toda la ceremonia, mientras los familiares reciben las condolencias. Desde entonces las invitaciones se hacían “… por medio de anchas tarjetas impresas, muestra de la más severa artesanía del blanco y negro, donde la tipografía romántica llevó a sus máximas posibilidades expresiones el vasto repertorio de las orlas y viñetas alegóricas de la muerte”. Estas tarjetas serían repartidas por mensajeros que encargaba la funeraria y que además EL DESAFÍO DE LA

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ataviaban con “… calzón corto ceñido a la rodilla, chaleco y casaquín, todo de brillante seda como las medias y como el largo crespón que les caía del sombrero (...) Realzaba la luctuosa imponencia de la vestimenta por los cordones de plata que les fulgía en los bocamangas, en las costuras del calzón y en los bordes del sombrero…”. Toda esa gala va acompañada del acto de entrega de las invitaciones que consistía en ir en pareja con bastón en mano adornado con un crespón negro. El botánico y dramaturgo Gerónimo Pompa se refiere a este derroche funerario y detalla la suntuosidad que rodea el velatorio en El Mosaico de 1854: “Llega el luctuoso convoi [sic] a las puertas del templo entre dos filas de flamígeras antorchas que de antemano , y por evolución cuasi militar, se alinearon apoyando sus costados de la sagrada puerta (…). Pasa el féretro, y con él la impertérrita falange en columna cerrada, sombrero en mano (aunque se atrape un constipado), rostro cabizbajo y caminar pausado y silencioso (…). Una vez la urna en los umbrales, ocurren presurosos los ministriles del empresario a recoger las hachas, dejando aquel lugar en la más tenebrosa situación”. A Pompa le resultan tan exageradas las nuevas usanzas que puntualiza sobre las diferencias de las ceremonias antiguas con las de su época: “Oh ¡Qué diferencia! Entonces (…) sólo había velas de cebo y en vez de fósforos yesqueros, entonces no se tapizaban las casas mortuorias de negro, ni los blandones y demás objetos del mobiliario eran tan elegantes, ni los paños fúnebres tenían bordados en hilo de oro y galones y flecos, ni las urnas eran tan pulidas y costosas. Además, los difuntos iban a todo viento hasta el borde de la sepultura,

• Con la aparición de las primeras funerarias, las ceremonias de velatorio y entierro sufrieron algunos cambios en relación con lo establecido en el rito católico. Uno de sus servicios consistía en la elaboración de anchas y elegantes tarjetas, cuyo decorado constituyó una nueva iconografía mortuoria. Izquierda, OBITUARIO, 1927. Arriba, OBITUARIO SIGLO XIX. ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

donde le dirigían la última mirada sus deudos y amigos”. Más señas encontramos en el testimonio de Jenny de Tallenay, hija del cónsul general de Francia. Sus impresiones aparecen en una publicación francesa de 1884, Souvenirs du Venezuela, donde se describen los modos de los venezolanos entre 1878 y 1881. La joven observa que: “En Caracas como en Europa, suntuosos carros fúnebres reciben el cuerpo en la casa mortuoria, lo transportan a la iglesia, y de allí al cementerio, acompañados por una hilera de coches puestos a disposición de los parientes y amigos del difunto”. Pero el lujo no se limita a las capillas con sus mobiliarios, a las personas y sus trajes aparatosos y a los muchos coches. También los discursos fúnebres están repletos de ostentación. Jenny de Tallenay detalla cómo: “La manía de los discursos y de los panegíricos es sin embargo excesiva. No es raro ver un padre, un marido, un hermano, derramar públicamente su dolor en flores de retórica demasiado cuidadas que los periódicos locales publican al día siguiente

en su parte literaria. El silencio ante una tumba entreabierta sería tal vez menos elocuente pero seguramente más conveniente y digno”. En efecto, no bastaban las odas dadas en el funeral, las lisonjas aparecen en la prensa local como reseña El Tiempo, de Caracas, el 18 de septiembre de 1893: “Amables y virtuosas algunas damas llegan al invierno de la vida con esa entereza del espíritu que las hace centro de una veneración legítima. Los nietos, los adolescentes admiran las bellas prendas de aquella venerabilidad afectuosa, los hijos quisieran hacer imperecedero aquel ser que les recuerda tantas alegrías pasadas y les hace agradable el presente. ¡Cuando la muerte pone fin a estas alegrías puras, honda es la impresión que sufre el hogar! Semejante desgracia lamenta hoy una familia numerosa y distinguida de Caracas al llorar a la buena y virtuosa señora Dominga Manrique de Monserrat fallecida hoy a la avanzada edad de noventa y cinco años. Reciban los hijos y demás deudos de esta estimadísima señora, en estas líneas una prueba inequívoca de que sabemos comprender su sentimiento y lamentamos también la desgracia que sufren”. Como se ha visto, a partir de la segunda mitad del XIX, las costumbres para los rituales mortuorios son dispendiosas y en nada concuerdan con la solemnidad recatada que pregona la fe católica.

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• Foto en la historia

Llega a Maracaibo el primer hidroavión En 1923 los venezolanos fueron sacudidos por una impactante novedad: el arribo al país del primer hidroavión. El 2 de febrero de ese año llegaban a La Guaira, procedentes de Santo Domingo, los Junkers D-127 y D-128, tripulados por los pilotos alemanes Herman Müller y Bernard Junkers. Los hidroaviones realizarían un periplo por algunas ciudades, como Maracay y Maracaibo, donde se esperaba su llegada para el 21 de febrero, tal como lo anunciara el periódico local. Alertados, los marabinos se prepararon para presenciar el gran acontecimiento. Llenaron con entusiasmo los alrededores del lago, donde se posaría el pájaro de metal; pero los Junkers no llegaron. Decepcionados, los lugareños debieron irse a sus casas y posponer las celebraciones hasta el 27 de febrero, día en el que finalmen-

te llegaría el Junkers D-218, proveniente del lago de Tacarigua, en el estado Aragua. Las principales autoridades del estado presidían a una multitud expectante, como lo muestra la fotografía. A las 12:35 p.m., ante la conmoción general, se posaba en el lago de Maracaibo este primer hidroavión. Una multitud alborozada vitoreó al general Juan Vicente Gómez, “artífice de la paz”, quien posibilitaba que los venezolanos pudieran presenciar estas muestras del progreso. Embargados de emoción, algunos le compusieron poemas al hidroavión en ese mismo instante. Quedarían grabados para la posteridad los sentimientos de júbilo, sorpresa y esperanza en el futuro que inspiró este suceso.



• Deportes • Carlos Irazábal Arreaza

1951

Terceros Juegos Deportivos Bolivarianos La organización de los Terceros Juegos Deportivos Bolivarianos, realizados en 1951, correspondió a nuestro país. La primera edición se había escenificado en Bogotá (1938) y la segunda, en Lima (1942). Se trata de la justa que se lleva a cabo entre los seis países bolivarianos y que se compone de competencias de pista y campo, y de la mayoría de las disciplinas olímpicas, como fútbol, béisbol, bás-

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quetbol, voleibol, natación, tiro, tenis y equitación. En esa ocasión se compitió, además, en billar y ajedrez. Para el evento se construyeron dos estadios en la Ciudad Universitaria: el olímpico –para competencias de atletismo y fútbol– y el de béisbol, ambos con capacidad para más de veinte mil personas. También fueron construidos el Velódromo Teo Capriles en La Vega; un conjunto de

piscinas en la Escuela Militar, para competencias de natación y saltos ornamentales, y un polígono de tiro. A la ceremonia inaugural asistieron más de cincuenta mil personas, que corearon en su momento el Himno Nacional, así como los integrantes de la Junta de Gobierno, quienes declararon inaugurados los Terceros Juegos una vez que nuestro atleta Carlos Feo ingresó con la antorcha que en-


• Ceremonia inaugural de los Terceros Juegos Bolivarianos, evento de alcance continental en el que Venezuela tuvo una participación sin precedentes. ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

cendió el pebetero del estadio olímpico. Era la primera vez que en Venezuela se presentaba un evento deportivo internacional. Perú había sido el país con más victorias en estas lides y era el favorito del evento. Los venezolanos habíamos asistido a los juegos anteriores con actuaciones aceptables, sobre todo en béisbol, boxeo, tenis y ciclismo, en los cuales habíamos obtenido preseas doradas.

Buena cosecha en tierra propia Las competencias comenzaron el 6 de diciembre con los deportes de pista y campo, en los cuales obtuvieron medallas de oro los venezolanos Davis Bell, en salto alto y 110 metros con vallas; Asnoldo Devonish, en salto largo y salto triple; Mauricio Rodríguez, en lanzamiento de martillo; Rafael Trompis, en lanzamiento de bala; Sheila Leiva, quien se adjudicó la dorada en lanzamiento de jabalina, y Brígido Iriarte, en pentatlón moderno. Otros que obtuvieron preseas doradas fueron la tenista Andrea de Braun –en singles femenino, y en dobles en pareja con Cristina Egui de Machado– y los hermanos Ricardo y Carlos López, en dobles masculino. El ciclista Julio César León añadió otra presea en velocidad; Témilo Morán, en billar a tres bandas; Francisco Ayala, en la categoría mosca de lucha libre, y Edmundo López, en sable. También subieron a lo alto del podio el pesista José Guevara, en peso completo, y los boxeadores Sergio Gascue, Vicente Matute, Joaquín León y Rafael Agustín Tovar. La participación de Venezuela en béisbol fue grandiosa: su equipo ganó todos los partidos. En el primero, durante la inauguración oficial del Estadio Universitario, el lanzador Blas

• Los Juegos fueron inaugurados por Germán Suárez Flamerich, Presidente de la Junta de Gobierno en 1951. ARCHIVO AUDIOVISUAL, BIBLIOTECA NACIONAL DE VENEZUELA.

Para el evento se construyeron dos estadios en la Ciudad Universitaria: el olímpico –para competencias de atletismo y fútbol– y el de béisbol, ambos con capacidad para más de veinte mil personas Rodríguez propinó no hit no run a Colombia, con triunfo de cuatro carreras por cero. La selección de fútbol estuvo cerca, pero perdió la dorada con Colombia, que en la final derrotó a Venezuela dos goles a uno. La actuación de Enilde Matute Lander fue sumamente importante, pues su triunfo en los 400 metros libres significó la primera medalla internacional de oro para Venezuela, logro que revalidó como integrante del relevo de 4 x 100, haciendo equipo con Dalila Wilson, Luisa Teresa Silva y Ranghild Goetz, quienes también ganaron. Y para co-

ronar nuestra participación es justo mencionar el triunfo, en la jornada final de los Juegos, de Víctor Molina Vargas, quien se impuso en hípica en el Gran Premio de las Naciones. Con este brillante desempeño Venezuela se posesionó del primer lugar en el evento, y la organización de esta justa nos abrió el camino para otras muy exitosas, como los Juegos Bolivarianos de 1970, 1981 y 1989; los Centroamericanos de 1958 y 1998, y los Panamericanos de 1983.

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• Breves internacionales

Humboldt defiende a América

En autores como De Paw, Raynal, Robertson y Hegel, se encuentra una diatriba contra América y lo americano que gozó de amplia receptividad en Europa. Llenaron sus páginas de supuestos testimonios sobre la decrepitud del nuevo continente y de quienes lo habitaban, hombres y animales, hasta el punto de que sus lectores pensaban nuestras tierras como teatros de decaimiento y mediocridad. Humboldt reacciona de manera graciosa contra esos estrambóticos puntos de vista, en una carta que remite a un amigo el 1 de julio de 1817. Se puede leer en ella el siguiente fragmento: “Yo he organizado muy mal mi vida, y pronto estaré completamente chocho. Renunciaría de buena gana a esa carne de vaca europea que Hegel nos quiere hacer pasar como muy superior a la vaca americana, y me gustaría vivir al lado de esos cocodrilos suyos, débiles e inofensivos, pero que desgraciadamente tienen 25 pies de longitud”.

Un prelado ecuatoriano opina sobre Pichincha El Arzobispo quiteño Federico González Suárez, influyente en su época, escribió el siguiente comentario sobre la batalla de Pichincha y sobre el héroe que la ganó: “No siempre las victorias de las armas son triunfos de la justicia. El triunfo de Sucre en Pichincha debe celebrarse, porque la guerra de nuestra emancipación de España fue justa. Era llegado ya el tiempo en que las colonias españolas debían gobernarse por sí mismas; y la victoria de Pichincha fue el triunfo del derecho sobre la fuerza. Después de la batalla, Sucre, en la temprana edad de veintisiete años, descendió a esta ciudad, sin que los lauros de su espléndida victoria y el acatamiento de todo un pueblo, a quien acababa de sacar a nueva vida, fuesen parte para viciar su alma noble y generosa: triunfando fue feliz: usando bien de la victoria supo ser de veras grande”.

Los cargos de Colón La primera designación de gobernador para las Indias se hizo a favor de Cristóbal Colón, antes de que topara con América. En las Capitulaciones de Santa Fe, concedidas por los Reyes Católicos el 17 de abril de 1492, además del título de Almirante, se pidió “que vuestras altezas fazen al dicho don Cristóval su visorey e gobernador general en todas las dichas tierras firmes e yslas que, como dicho es, el descubriere o ganare en las dichas mares”. Al otorgársele el Privilegio del 30 de abril del mismo año, que confirmó la Capitulación, los reyes acuerdan a Colón lo siguiente: “después que fayades descobierto e ganado las dichas yslas e tierra firme en la dicha mar Océana, seades nuestro Amirante e Visorrey, e Gobernador en ellas”. 106 •

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El primer diplomático de Brasil En agosto de 1843 llegó a Caracas el primer agente diplomático del Brasil, don Manuel María Lisboa, quien se había desempeñado antes como agregado consular en Londres y como encargado de negocios en Chile. Traía la misión de suscribir un Tratado de Límites, para lo cual propuso un proyecto rechazado por la cancillería venezolana. También redactó un documento de extradición y un convenio de navegación que no fueron ratificados por nuestro gobierno. Fue un hombre muy agasajado en los círculos sociales de la capital. Su curiosidad por las costumbres del país lo llevó a escribir un libro de recuerdos, Relación de un viaje a Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, imprescindible para la reconstrucción de los hechos sucedidos entre 1843 y 1854, fecha de su partida.

Los mexicanos quieren pagar por Fernando VII

Primeras referencias sobre la coca Tres cronistas de la colonización ofrecen los primeros testimonios sobre la hoja de coca y sus efectos en los consumidores. Empieza José de Acosta, quien señala cómo “en tiempo de los incas no era lícito a los plebeyos usar coca. Es la coca muy preciada, es una hoja verde que nace en unos arbolitos; críase en tierras calentísimas y muy húmedas; da este árbol cada cuatro meses esta hoja”. El cronista Santillán sostiene que “se cogía la coca para el inca y para algunos señores en poca cantidad… era cosa preciada entre ellos, y con aquella imaginación comenzaron a darse a ella todos después de que los españoles entraron en la tierra”. Juan de Matienzo, por último, asegura que en 1573 a las ciudades de Chuquisaca y Charcas “traen la coca y con ella ciertos polvos que llaman cripta… y sienten [cuando la mastican] poca el hambre y la sed y se hallan con más fuerza”.

El 21 de julio de 1808, el Cabildo de México, por intermedio del Síndico Procurador del Común, se dirige al Virrey en los siguientes términos: “Suplico a V.A., a nombre del primer pueblo de la América solicite por la vía de la negociación secreta con la Nación inglesa el rescate de nuestro soberano; ofrézcanse seis millones de pesos al comandante de la fortaleza donde se halle y seguridad en estos dominios para que lo pase a Viena y acompañe a Inglaterra, y ofrézcanse además a esta Nación otros seis millones pagaderos en Veracruz por su conducción hasta este puerto”. ¿Pueden encontrarse mayores pruebas de lealtad a la monarquía?

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• Libros, CD y DVD LIBROS

• ESTELA ROSELLO SOBERÓN ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO. MANIFESTACIONES COTIDIANAS DE LA CULPA EN LA NUEVA ESPAÑA. SIGLOS XVI Y XVII MÉXICO, EL COLEGIO DE MÉXICO, 2006. Búsqueda de las influencias del sistema religioso en las rutinas del hombre común, profundiza en el proceso de construcción y experimentación del sentimiento de culpa en sentido cristiano, que prevalece en dos siglos medulares del México colonial. También analiza los aprendizajes del mecanismo del perdón, a través de los cuales se permite una vida imperfecta desde el punto de vista de la ortodoxia, pero capaz de salir a flote sin los apremios del infierno y sin una excesiva presión de la sociedad y las autoridades. Novedosas de veras, sus páginas abren horizontes poco advertidos por nuestros historiadores de las mentalidades.

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• RAMÓN GUTIÉRREZ Y RODRIGO GUTIÉRREZ VIÑUALES. AMÉRICA Y ESPAÑA, IMÁGENES PARA UNA HISTORIA. INDEPENDENCIA E IDENTIDAD 1805-1925. MADRID, INSTITUTO DE CULTURA, FUNDACIÓN MAPFRE, 2006. El Instituto de Cultura, Fundación Mapfre, sorprende una vez más con esta extraordinaria publicación. Se trata de una impresionante muestra iconográfica realizada por dos estudiosos del tema, padre e hijo, quienes luego de una exhaustiva investigación en archivos y colecciones privadas en España y América Latina, organizaron una variadísima selección de grabados, pinturas, documentos, esculturas, objetos cotidianos y mapas. Las imágenes están organizadas en tres períodos que remiten a diferentes momentos de la historia común de España y nuestras naciones. Para cada período se recogen representaciones iconográficas que remiten a problemas tan disímiles como los imaginarios de la Conquista, las primeras monedas republicanas o las alegorías de la patria, entre otros aspectos. La obra pretende realizar una primera reflexión sobre la historia de España y América, a partir de una valoración de su universo iconográfico, en el marco de la próxima conmemoración de los doscientos años de las Independencias.

• EDDA O. SAMUDIO A. HISTORIA Y SIMBOLISMO: EL EDIFICIO CENTRAL DE LA

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES MÉRIDA, EDICIONES DEL RECTORADO DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES, 2007. En tres extensos capítulos, Edda O. Samudio expone la historia de lo que hoy es la Universidad de Los Andes, exposición que es mucho más que la cronología de una institución, pues como bien apunta la autora «La historia de las universidades frecuentemente refleja la historia de sus ciudades». El proceso del nacimiento de pequeños planteles educacionales hasta la fundación de la Real Universidad de San Buenaventura de Mérida de los Caballeros, se refleja en el primer capítulo. El segundo está dedicado a todo el ulterior desarrollo de este centro con detalles del perfeccionamiento académico, de su entorno socioeconómico y hasta de la irrupción de imprevistos naturales como el terremoto de 1812. En su tercer capítulo la profesora Samudio dedica la investigación a las edificaciones físicas de la Universidad y a sus valores patrimoniales. El libro se acompaña de un detallado apéndice documental y de un conjunto de fotos cuidadosamente indizado.


CD • CARLOS GUASTAVINO, MÉLODIES INTÉRPRETES: MARGOT PARES-REYNA, SOPRANO; GEORGES RABOL, PIANO. FRANCE TELECOM, OPUS PRODUCTION, 1990. La cálida y pastosa voz de Margot Pares-Reyna, soprano caraqueña de amplia trayectoria artística, da cuerpo a las hermosas canciones del compositor argentino Carlos Guastavino (19122000). La poesía de Rafael Alberti, Luis Cernuda, Gabriela Mistral, Francisco Silva, José Iglesias de la Casa, Nina Cortese, León Benarós y Pablo Neruda, inspira esta selección de canciones que abarcan desde la íntima sonoridad de “La rosa y el sauce” hasta la apasionada “Mi garganta”, pasando por la rítmica “Desde que te conocí”. Completa esta buena interpretación de las canciones de Guastavino el pianista Georges Rabol, siempre atento a los matices e intenciones de la cantante. Buena música y buena interpretación.

• JUAN BAUTISTA PLAZA, FUGA CRIOLLA INTÉRPRETES: ORQUESTA FILARMÓNICA NACIONAL, DIRECTOR: PABLO CASTELLANOS; GRUPO VOCAL SACRO, DIRECTOR: ROBERTO OJEDA TOVAR. CARACAS, 1998. Juan Bautista Plaza (1898-1965) fue uno de los músicos venezolanos más sobresalientes de la primera mitad del siglo XX. Como musicólogo, su trabajo de investigación se centró en la música del período hispánico en el país y su aporte sirvió de modelo para el inicio de los estudios de la música colonial en el continente. El interés que mostró por la música autóctona se refleja también en su obra compositiva: es uno de los más prolíficos creadores venezolanos de su tiempo, con más de 250 obras. Este CD incluye el poema lírico Las Horas, con texto poético de Fernando Paz Castillo. Destacan sus dos fugas, la “Romántica”, escrita en 1950, y la “Criolla”, compuesta en 1931. Esta última es tal vez la obra más conocida de Plaza y constituye una de las máximas expresiones sinfónicas de su música nacionalista, pues combina la naturaleza contrapuntística propia de la fuga con los ritmos y giros melódicos del joropo. Este trabajo forma parte de una colección que la Orquesta Filarmónica Nacional grabó entre 1990 y 2000, en la cual se incluyen obras sinfónicas y sinfónico-corales de compositores venezolanos.

• LECUONA PLAYS LECUONA INTÉRPRETE: ERNESTO LECUONA, PIANO BMG CLASSICS, USA, 1997. Ernesto Lecuona (1896-1963) fue uno de los más prolíficos compositores de canciones y de música para la escena y el cine en la Cuba de principios del siglo XX. Sin embargo, su nombre ha pasado a la historia ligado a su producción para piano. Los dos discos que nos ocupan compilan un gran número de sus composiciones para este instrumento interpretadas por él mismo para la RCA Victor en 1927, 1928 y 1954. No sólo resalta en estos registros el Lecuona compositor, sino que brilla por su virtuosismo el Lecuona intérprete, el gran pianista e improvisador. El material recogido en estas grabaciones es muy variado, pues abarca desde composiciones inspiradas en temas españoles hasta las colecciones de danzas cubanas que lo hicieron inmortal, algunas de ellas transcritas por sus alumnos y colegas después de su muerte a partir de estas grabaciones. Agregamos a esta lista las composiciones al estilo musical de salón, ejemplos de exuberancia sin límite en las manos de este excelso pianista, y las inolvidables canciones que se hicieron populares gracias a múltiples transcripciones y arreglos como “María la O” y “Rosa China”. Una verdadera joya discográfica.

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• Libros, CD y DVD DVD

• JESÚS SOTO EL ARTISTA / Y LOS HOMBRES VOLARON EN TUS MANOS.

CINÉTICO

Jesús Soto aceptó conversar durante 44 minutos con Marilda Vera (Por los caminos verdes, 1984). El resultado es Jesús Soto el artista cinético/ Y los hombres volaron en tus manos, un hermoso documental producido por Carlos Oteyza que logra el milagro de ajustar el tono y ritmo del documental a la fascinante personalidad del entrevistado y a la intensidad y proyección de su propia obra. Muestra cómo desertó su pintura del caballete para incorporarse a los espacios públicos; registra los momentos más importantes de su vida y nos ofrece el encanto de su voz y la sencilla calidez de sus recuerdos para producir algo notable: revelar a un artista desde lo más profundo de su ser.

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• RAÚL LEONI,

• CARLOS CRUZ-DIEZ. LA VIDA EN EL COLOR.

CONSTRUCTOR DE DEMOCRACIA.

Este documental de Oscar Lucien explora el difícil, complejo y dramático proceso creativo de Cruz-Diez: separar la publicidad de sus personales investigaciones plásticas y llegar a la convicción de que el arte social no es el camino por elegir porque la pintura no puede resolver problemas sociales; que el arte es invención pura y que sólo hay trascendencia en el color; que el color puede existir sin necesidad de la forma hasta descubrir, finalmente, que un color al lado de otro genera un tercer color. Este hallazgo constituye el aporte de Carlos Cruz-Diez al arte del siglo XX: la cromosaturación, es decir, sus célebres Fisicromías. El documental de Oscar Lucien se apoya en testimonios de expertos, viejas películas familiares filmadas por el artista y, sobre todo, en la propia fortaleza del color en el cine documental.

Juan Andrés Bello, realizador en 2006 de El Cerrito sobre la Casa Planchart, da testimonio de la calidad humana y política de Raúl Leoni en Raúl Leoni, constructor de democracia. Rico en imágenes provenientes de los archivos de Bolívar Films, el documental recupera la presencia viva de los personajes y situaciones que hicieron posible que a partir de 1936 el país iniciara un proceso de modernización. Al trazar los rasgos biográficos de Leoni, el film cuenta esa historia, mostrando además los logros sociales alcanzados durante su administración y valorando el mayor acontecimiento de los últimos cien años de vida política venezolana: la sucesión presidencial, civil y democrática. Pero su mayor encanto reside en el hecho de haber captado la sencillez, la vida en familia y la extraordinaria calidad humana de Raúl Leoni.




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