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EDITORIAL
EDITORIAL No Presidente, el país no está quebrado
El país recién colocó US$3,800 millones en bonos en los mercados internacionales, una demostración de confianza en la economía dominicana
La emisión de bonos por US$3,800 millones, la cantidad más alta jamás emitida por el país, es una demostración de la confianza que tienen los inversionistas en la economía dominicana.
República Dominicana no está quebrada. No Presidente, el país no está quebrado. Es admisible que está en una crisis profunda como consecuencia de los efectos de la pandemia del covid-19 en las actividades productivas, principalmente aquellas que tienen una mayor ponderación en el producto interno bruto (PIB).
Se han perdido más de un millón de empleos, entre suspendidos y cancelados, pero aún no estamos quebrados. La situación es económicamente incómoda, pero no es exclusiva de República Dominicana. Es cierto que el turismo acumula una caída de un -46.9% en los primeros ocho meses de este año respecto a igual período de 2019, pero es el contexto en que se encuentra el mundo.
Es cierto que, según reporta el Banco Central, la economía dominicana registró una variación interanual promedio de -8.5% en enero junio de este año respecto al mismo período de 2019, mientras que en agosto fue de -7.2%, lo que significa 1.6 puntos porcentuales más favorable que el resultado de -8.8% de julio. Todo esto es cierto, señor Presidente, pero el país no está quebrado.
Hay muchísimas razones y variables que establecen que República Dominicana no está quebrada ni está cerca de estarlo. La deuda es fuerte sí, rondando el 60% del PIB, pero no hay que tocar el botón del pánico, señor Presidente. El sólo hecho de que un gobierno recién posesionado haya colocado bonos por US$3,800 millones, la cantidad más alta jamás emitida por el país, es una demostración de la confianza que los inversionistas internacionales tienen en la economía dominicana. Partiendo de que el monto agregado de las órdenes recibidas alcanzó un total de US$9,600 millones, es decir, más de 2.5 veces lo que se requería, es un indicativo de que el país no está quebrado.
Si no hay voluntad política para asumir sacrificios colectivos, empezando por quienes tienen los salarios más altos en el Estado, a fin de que la carga no sólo caiga sobre los empresarios que mantienen sus empresas abiertas a pesar de la crisis y sobre la clase media, que siempre sale perjudicada, entonces el país no está quebrado, pues tiene recursos para ni siquiera pensar en una reducción salarial. Un país que mantiene bonos, viáticos, dietas, consumos superfluos en combustibles, que complace con posiciones políticas a quienes en teoría aportaron con el triunfo, incluso en instituciones que debieron cerrarse porque su ciclo histórico ya terminó, es para afirmar que no está quebrado. Como colofón, según el Banco Central, las medidas monetarias por RD$190,000 millones han beneficiado a más de 33,000 empresas y hogares, mientras que el crédito canalizado al sector privado en moneda nacional se ha expandido en RD$95,011.9 millones respecto a septiembre de 2019, equivalente a un crecimiento interanual de 10.1%. Esto también es un indicativo de que el país no está quebrado. ¿Y si se decreta una reducción de salarios de hasta el 50% en los casos que superen los RD$300,000 al mes?
Hay dos variables más que establecen que el país no está quebrado. Las reservas internacionales registran un nivel de US$10,489 millones al 28 de septiembre, equivalente a un 13.3% del PIB luego de la emisión de bonos soberanos.
VISIÓN EMPRESARIAL
Franklin Vásquez fevro@hotmail.com
El proyecto de Presupuesto General del Estado para 2021, presentado recientemente por el gobierno dominicano al congreso de la República, para fines de conocimiento, discusión y aproba-
Presupuesto 2021 y la economía de guerra
ción, está resultando todo un desafío para las nuevas autoridades gubernamentales. La introducción de nuevas cargas impositivas para incrementar los ingresos, sobre todo aquellas “orientadas a sincerizar la valoración de las mercancías importadas; contemplar la renta de los salarios y gravar los servicios digitales procedentes desde el exterior” han resultado molestosas para la población y han generado múltiples reacciones negativas que, entre otras cosas, han motivado la intervención pública por parte del jefe del Estado con fines de aclaración.
Resulta obvio, sin embargo, que los nuevos hacedores de políticas públicas erraron en el tiro al concebir estas nuevas figuras impositivas, al tiempo que demostraron poca creatividad al momento de diseñar un presupuesto que, justificadamente, fuera menos deficitario y permitiera obtener los recursos faltantes para hacer frente a los compromisos del Estado para el próximo año. El problema con este tipo de propuesta es que se realiza en un momento en donde los estados, en todo el mundo, lo que están planteando es el establecimiento de incentivos a la población y a las familias, a fin de compensar la pérdida de consumo como consecuencia del cierre de empresas y la merma en los empleos.
Según las estimaciones, los nuevos impuestos, con un carácter transitorio según las autoridades, generarían unos RD$21,676.4 millones, lo que apenas representa un 2.9% de los ingresos totales proyectados para el 2021. Guardando la distancia con el concepto original que se tiene de economía de guerra, entiendo que la situación de crisis sanitaria y de crisis económica amerita darle un trato similar al Presupuesto dominicano. Las condiciones actuales son excepcionales y, como tal, excepcionales también deben ser las medidas a tomar.
Por ejemplo, un año escolar que se perfila virtual, podría no ameritar los más de RD$194,000 millones que se tiene previsto se invertirán en el sector educativo dominicano. Por ahí se puede identificar ahorros en combustibles, mantenimiento de vehículos, viáticos por reuniones, gastos de representación...
Completo en eldinero.com.do
El autor Es Economista
CARTA AL DIRECTOR
Señor director, este momento es crucial para la economía dominicana y para todo el mundo. La mayoría de los países ha enfrentado la crisis provocada por el covid-19 con medidas de incentivos fiscales para motorizar los sectores productivos.
En el caso de República Dominicana ha sido todo lo contrario. No entiendo cómo es que el nuevo Gobierno ha intentado colocar nuevas cargas tributarias en áreas tan sensibles, como es el salario 13 o a las compras en moneda extranjera hechas con tarjetas de crédito.
Esto es simplemente un contrasentido. Ninguna media surgida desde el Gobierno debería ir encaminada a limitar la capacidad de consumo de la gente, especialmente en esta situación.
Creo que las empresas y los ciudadanos que hemos resistido esta crisis no deberíamos ser castigados de esta forma, sino premiados al poder mantener los empleos.
¿Se le puede quitar un chin a Educación?
Este año escolar será virtual. Habrá menos gastos en algunas cosas y más en otras, como es de entenderse. Habrá que comprar computadoras, tabletas, laptops, routers, pagar más servicios técnicos y cualquier otra cosa. Pero también habrá que comprar menos combustible, las cocinas de las escuelas, donde funcionan, estarán apagadas; habrá que comprar menos detergente y productos de limpieza, marcadores, papel de baño y los demás materiales gastables. En fin, si se quiere se puede.
Es un propuesta que muchos podrían considerar descabellada, pero los cierto es que el 4% a la educación, que en 2021 serían RD$194,000 millones, aproximadamente, podrían resultar más recursos de lo que se necesitarían, mientras por otro lado vemos que recordar un cuarto de punto porcentual equivale a más de lo que busca el Gobierno con la reforma subterránea propuesta.