Overdose

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MIL TON GL A SER Nueva York, 1929, Ilustrador y diseñador muy prolífico conocido sobre todo por sus diseños para discos y libros.

Ha creado más de 300 carteles entre los que se cuenta el famoso de Bob Dylan, un símbolo de los años sesenta. Glaser se ha dedicado al diseño editorial y a la identidad corporativa. En el primer campo ha trabajo para publicaciones como Paris Macht, L´Express, Esquire o Village Voice y La Vanguardia (1987-1989) para realizar un cambio en esta publicación coincidiendo con su paso al color.



EL OJO DE LA MODA

Hablar de Richard Avedon podría significar, irremediablemente, hablar de la fotografía de moda actual. Y es que, la fotografía de moda actual es algo que le debe mucho a este hombre neoyorkino que, un día decidió poner a las modelos, y a la moda, “patas arriba”. Richard Avedon nació en Nueva York en 1923. Es uno de los fotógrafos de moda más influyentes del siglo, que trabajó para publicaciones de tanto prestigio y éxito como Vogue, Life o Harper’s Bazaar. Su fotografía hizo cambiar gran parte del panorama fotográfico e incluso influyó de gran forma en la creación de nuevas colecciones de moda al poder fotografiarse y verse a las personas de una manera muy “distinta”. Todo ello, unido a ser un gran retratista, fueron facetas que le encumbrarían como un grandísimo fotógrafo y mito en la fotografía del siglo XX.

Los primeros acercamientos de Avedon al mundo de la moda, y la fotografía, datan de cuando aún era niño. Su madre era aficionada a la fotografía; la prácticaba como hobbie al igual que la coleccionaba. Mientras, su padre trabajaba como dueño de una tienda de ropa. Sus escenografías elegantes pero excéntricas, hicieron de la fotografía de moda algo más parecido al mundo teatral que a la fotografía de catálogo vista hasta la fecha. Sin duda, todo lo que acontecía al momento previo a la fotografía era una situación más cinematográfica o teatral que otra cosa. Con una comunicación asombrosa parecía el perfecto director de orquesta. Y así es como muchos a día de hoy se sentirán identificados en muchas de sesiones; ya que la gran mayoría de todo este ritual es gracias a este loco fotógrafo que logró marcar toda una época.




E

l 25 de septiembre de 2004 Avedon sufrió una hemorragia cerebral en San Antonio, Texas, mientras se encontraba en una sesión fotográfica para un proyecto encargado por la revista The New Yorker, el cual se tenfocaba en el proceso electoral del 2004 en los Estados Unidos; se trataba de retratos de candidatos, delegados de las convenciones nacionales, entre otros involucrados en el tema. Murió en la misma ciudad el 1 de octubre de ese año a consecuencia de las complicaciones médicas.




Philippe Halsman es uno de los fotógrafos más originales y con más inventiva de todo el siglo XX. Nació en 1906 en Riga y, antes de dedicarse a la fotografía, estudió ingeniería eléctrica en Dresden. En su juventud fue acusado de parricidio, por lo que pasó 2 años en la cárcel. En 1928 se trasladó a París donde se estableció como fotógrafo de moda y retratista independiente. Allí trabajó para la prestigiosa revista Vogue. En 1940, en plena Segunda Guerra Mundial, se muda a Estados Unidos donde pronto comenzó a trabajar para la revista Life aceptando numerosos encargos. Su amistad con Salvador Dalí y su cercanía al mundo surrealista empaparon gran parte de sus fotografías. Ambos trabajaron juntos durante más de 30 años. Halsman consiguió como nadie expresar las ideas del artista catalán a través de sus imágenes. A lo largo de su carrera posaron delante de su cámara personalidades como Albert Einstein, Frank Sinatra, o Richard Nixon y consiguió

ser portada de Life en más de 100 números. Comenzó a trabajar para la prestigiosa revista Life en 1942, consiguiendo una difusión extraordinaria de su trabajo gracias a la publicación, llegando a las 101 portadas en 1970. Se ganó un hueco de honor en el imaginario colectivo gracias a un trabajo lleno de humor, creatividad y una técnica impecable que ponía de manifiesto su virtuosismo tanto para retratar personas como para lograr imágenes únicas. Cuando Life nombró a Einstein persona del siglo XX, Life ilustró dicha portada con la fotografía firmada por Halsman. en En su libro titulado ‘Halsman Sight and Insight’, el autor relata que mientras le realizaba la famosa fotografía le preguntó al científico si algún día se lograría la paz. “No, mientras exista el hombre siempre habrá guerras”, contestó Einstein. Posteriormente será el cine (y posteriormente el cine y la fotografía en color) el que tomará el relevo como principal soporte para la publicidad, lo que hará que

muchos fotógrafos queden atrás como proveedores de imágenes. No fue el caso de Halsman, que siguió renovándose al aprender y epxerimentar con estas nuevas técnicas. Uno de los ejemplos de esta etapa es la siguiente fotografía de Andy Warhol en el que vemos una dualizada iluminación en rojo-azul que refleja el carácter vanguardista del artista. Pocos trabajos de Halsman hacen uso del formato horizontal, ya que la mayoría de sus trabajos fueron destinados a su uso en revistas, podemos suponer que el uso del formato vertical resultaba mejor para maquetar las imágenes en el papel de los magacines. Prácticamente todos los retratados de Halsman tienen como mínimo un retrato muy corto, ocupando prácticamente toda la fotografía e incluso ahogando la escena. Podemos suponer que esta era una táctica editorial, ya que un retrato tan cercano impreso en la portada o la hoja de una revista hace que un espectador pueda ver un retrato desde muy lejos, lo que favorece la fácil lectura

de una portada, así como una potencial venta. Por su cámara pasaron desde pensadores, como Albert Einstein, hasta políticos, como Richard Nixon, pasando por artistas de la talla de Marlon Brando, Audrey Hepburn, Alfred Hitchcock, Frank Sinatra o Cary Grant. Y cómo no su adorado amigo Salvador Dalí, con el que trabajó conjuntamente durante muchos años en composiciones de carácter fantástico y surrealista. Las fotografías que hiciera en 1952 a Marilyn Monroe en una pose en la que aparecía «acorralada en un rincón» alcanzaron gran difusión. Además de su serie de saltos, entre sus trabajos más originales se encuentra una “entrevista fotográfica” al cómico francés Fernandel. Puesto que Halsman no hablaba francés y tampoco Fernandel inglés, a Halsman se le ocurrió que el cómico respondiera a una batería de preguntas sobre Estados Unidos por medio de la expresión facial. El resultado del experimento fue un libro divertidísimo titulado The Frenchman.



“JUMPOLOGY” Halsman pronto fraguó fama de genio al que se le perdonaba todo: incluso si le pedía a los duques de Windsor que saltaran. En una nueva locura, Halsman comenzó a pedirles a sus sujetos que dieran un salto. Muchos no comprendieron la solicitud inicialmente, unos pocos se negaron, pero desde Nixon hasta Marilyn Monroe accedieron y Philippe su denominada jumpology. Aunque parecía una mera excentricidad, en el fondo Halsman encontró en el brinco una manera de acercarse más profundamente a sus retratados: “Cuando le pides a una persona a saltar, su atención se dirige por encima de todo hacia el acto de salto y deja la máscara: la persona real aparece.” “En un salto, el protagonista, en una repentina explosión de energía, supera la gravedad. No puede controlar todas sus expresiones, su gesto en la cara y los músculos de sus miembros. La máscara se cae. La persona real se hace visible. Uno sólo tiene que atraparlo con la cámara.” Halsman buscó activamente

el mostrar la emoción humana y la esencia psicológica. “¿Qué es lo que busco capturar con la mayoría de mis fotografía? La emoción y la esencia del ser humano.” Philippe se convierte en un precursor de la performance justo en la era de la Action Painting y el expresionismo abstracto de Mark Rothko o Jackson Pollock. Si el también europeo Robert Frank fue fiscal del American Way of Life, no hubo más devoto defensor del sueño americano que Philippe Halsman. Mientras que Frank apuntó con dedo inquisidor a la sociedad estadounidense, Halsman, a pesar de su terrible pasado (o tal vez debido a él), imprime en su obra un joie de vivre peculiar. Pareciera que su fotografía es la ilustración de las palabras de Schiller cuando decía que “todo arte está orientado al gozo.” En la fotografía de Halsman frecuentemente hay guiño y complicidad. Sin embargo también es precursor del llamado retrato psicológico que indaga más allá de las máscaras pre-construidas, especialidad de las celebri-

dades. Como una ironía, el hombre que guardó tantos secretos con respecto a sí mismo, reveló mucho sobre algunas de las más memorables personalidades del siglo 20.” La alegría de Halsman puede esconder a un hombre cuya profundidad queda revelada cuando dice “La palabra (fotografía) puede ser interpretada como (escribir con luz) o (dibujar con luz). Algunos fotógrafos producen imágenes hermosas y dibujan con la luz. Otros tratan de decir algo con sus fotografías. Ellos están escribiendo con luz.” A finales de la década de 1970 el International Center of Photography, fundado por Cornell Capa, organizó una gran retrospectiva con la obra de Halsman. Confluía en estilo con grandes como Richard Avedon, Irving Penn o Helmut Newton. Había sido una piedra angular del retrato psicológico e incluso había realizado el retrato oficial del presidente Nixon. Philippe Halsman murió el 25 de junio de 1979 en Nueva York, un genio del siglo XX, hasta siempre Halseman.




LESLEY LAWSON “TWIGGY” 4 0 kilos de peso, 1,68 de es-

tatura y un nombre inolvidable: Twiggy. Lesley Hornby era menuda, elegante, moderadamente andrógina y, sobre todo mod. De origen humilde –su padre era carpintero– logró convertirse en una auténtica estrella y en uno de los símbolos de la efervescencia y el hedonismo de los irrepetibles años 60. Abandonó su carrera en la moda para dedicarse a ser actriz y también ahí triunfó. Según el fotografo Barry Lategan: “El verdadero descubridor de Twiggy fue un hombre que vivía en Londres. Se cambió el nombre de Nigel Davis a Justin de Villeneuve. La vio trabajando en un salón de peluquería y contactó con el famoso peluquero Leonard; le dijo que había encontrado una chica que podía ser modelo, y Leonard me llamó para que la fotografiara. Justin y Twiggy visitaron mi estudio. Ella lo miraba todo. ‘Deja de morderte las uñas, Twigs’ le dijo Justin. ‘¿Cómo la has llamado?’, pregunté. ‘Twiggy’ (“ramita”) –me contestó–. Es tan delgada’. “Si se convierte en profesio-

nal, que tome ese nombre’, le dije. Al día siguiente regresó al estudio, con su pelo corto, su estilo chico y las pestañas pintadas en la cara, una idea que Justin tomó de las muñecas de sus hermanas. Luego el periodista Deidre McSharry del Daily Express publicó una foto con el titular “Twiggy, el rostro del 66’” . Más de 40 años después, Twiggy sigue siendo un referente estético y un auténtico icono británico a la altura de los Beatles. Su singular look aún hoy sigue inspirando a los grandes creadores de moda. Llevar el pelo rubio platino, muy corto y engominado, con raya a un lado, fue una de sus características más rompedoras, una imagen que consiguió gracias a los consejos del estilista Vidal Sassoon. En cuanto a su estilo vistiendo, siempre se recordará a esta pequeña modelo -que mide unos 1,68 metros de altura- con vestidos cortos, minifaldas de Mary Quant, gafas grandes, pestañas postizas, ojos muy maquillados y medias a la altura de las rodillas, a rayas y de llamativos colores.

Aparte de estos detalles, su físico delgado y de eterna adolescente supuso una revolución, ya que hasta entonces los cánones de belleza tenían como modelo a mujeres de cuerpos curvilíneos, como es el caso de la supermodelo Jean Shrimpton con quien se quisieron efectuar comparaciones, pero no vinieron al caso ya que eran dos tipos de belleza distintos y que representaban a dos tipos de bellezas que marcaron tendencia, estilo y son icónicas . Algunas de las maniquíes que décadas después revivieron este ‘estilo Twiggy’ son la británica Kate Moss y la francesa Audrey Marnay (también son mujeres de complexión natural delgada y miden poco más de 1,70 metros de altura). Desde que fuera descubierta, supieron sacar partido de su fama: minúsculas muñecas que reproducían a escala su físico y su cara, una línea cosmética con su nombre. A finales de los 70, decidió retirarse del mundo de la moda. Sin embargo, siguió trabajando en el mundo del espectáculo .


ROBERT

RAUSCHENBERG Fue un artista multidisciplinar y de espíritu crítico, que se convirtió en una figura fundamental para el arte de las últimas décadas del siglo XX por su uso de objetos encontrados en combinación con la pintura, por su experimentación con técnicas de transferencia y sus incursiones en el mundo de la ciencia y la performance. Estudió farmacia en la Universidad de Texas e historia del arte, escultura y música en el Kansas City Art Institute y continuó los estudios artísticos en París y en Carolina del Norte. En los primeros años de la década de 1950 desarrolló una pintura abstracta monocromática basada en el blanco, el rojo o el negro, con la que estudiaba las distintas texturas, y poco después, comenzó a producir sus “Combine Paintings”, donde integraba pintura, ensamblages y collages de fotografías con objetos encontrados en la basura, procedentes de la sociedad de consumo. Todos ellos objetos cotidianos, o partes de ellos, y en principio recogidos al azar, era el rescate del dadaísmo. Pero a la vez, su actitud le relacionaba, sin duda,

con artistas posteriores preocupados por la conservación del medio ambiente que realizan su arte con objetos reciclados. Su encuentro con Marcel Duchamp en 1960 sería decisivo para la incorporación de los métodos dadaístas en su obra. Duchamp, por su parte, también sentía admiración por estos jóvenes americanos, que creaban totalmente de espaldas a la tradición: (En Europa —apuntaba— los jóvenes artistas de cualquier generación siempre actúan como los nietos de algún gran hombre —Poussin, por ejemplo, o Victor Hugo—.Esto no existe aquí. Aquí les importa un bledo Shakespeare, nadie es nieto de Shakespeare. Así el terreno es más apropiado para nuevos descubrimientos). En 1962, y bajo la influencia de Andy Warhol, se inició en la serigrafía fotomecánica, convirtiendo esta técnica en la base de su trabajo de sus siguientes años ya que le permitía incorporar imágenes fotográficas impresas sobre paneles de seda a unos lienzos, manipulándolas y superponiéndolas a modo de collage, que completaba con pintura al óleo.




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