El esnob

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segundo nĂşmero | agosto

la revista cultural que no te corta las piernas



estaf

redacción Ulises Arena Emmanuel Cendali Maximiliano Fernández Francisco Sabena Tatiana Turenne ilustración Manuela Esteves Milagros Esteves Noelia Rivera diseño Camila Fernández web Martín Ithurbide entrevistas Juan Ignacio Velcoff video Agustín Frías Silva Juan Miguel Perez Manuel Cacho-Sousa Wiesse


sumario

06.

cómo construir

18.

emmy al mejor

10.

el último

22.

el fin del mundo que conocemos

14.

se despiden los malos

26.

tarantino: dos

42.

un personaje literario

¿estamos en default?

acto

46.

drama: y el ganador debería ser...

caras de una misma genialidad

10 eventos sobre el

conflicto árabe-israelí

30.

don cínico

34.

sabella deja

36.

oscar ruggeri

48.

enredados

hinchas de la selección


editorial Reconozcámoslo: todos somos esnobs Pensar un nombre para la revista consumió largas horas de barajar opciones posibles. Que este puede ser, que este otro no representa la identidad que queremos darle, que ojo que quizás este podría funcionar. Hasta que por fin surgió El Esnob. Cuando empezamos a contarles a amigos y familiares del proyecto, algunos entendieron el concepto, pero con una buena cantidad se entabló un diálogo más o menos así: -¡¿El qué?! -Esnob -¿Esnob? ¿Qué es eso? El error era evidente. Creímos que era una palabra más difundida de lo que en verdad resultó. Que tanta gente no conozca el significado del nombre de una revista que recién arranca es, por lo menos, poco prometedor. Estamos lanzando el segundo número y el nombre no lo cambiamos, así que a continuación va una breve historia y explicación de la palabra. Primero lo primero: recurrir a la santísima Wikipedia. La definición de esnob que nos entrega es: “Persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc. de aquellos a quienes considera distinguidos”. Algunos minutos después, reconocería la coincidencia en el DRAE. Circulan dos historias, ninguna confirmada, sobre el origen de la palabra snob. La primera dice que, con la irrupción del movimiento escolástico en Inglaterra, sus dos universidades más prestigiosas –Cambridge y Oxford- se vieron en la obligación de empezar a admitir estudiantes que no pertenecieran a la aristocracia. Parece que a aquellos alumnos que carecían de títulos nobiliarios se les adosaba la inscripción s.nob (sine nobilitate o sin nobleza) en sus matrículas de ingreso. Las universidades desmienten taxativamente la versión, al punto de que Oxford, en su diccionario, le dedica algunos párrafos. “La teoría es ingeniosa, pero altamente improbable”, dicen. Según ellos –y esta es la segunda versión-, se llamaba snobs a los zapateros o aprendices de zapatería a finales del siglo XVIII y después los alumnos de Cambridge la adoptaron para designar a quienes no estudiaban, sin intenciones de ofender. El antónimo exacto de esnob seguramente sea auténtico. La autenticidad, apartarse de cualquier atadura preestablecida, ser uno mismo desprovisto de la menor influencia externa; ¿es posible tal cosa? Leon Wieseltier, escritor y crítico norteamericano, opina: “La autenticidad es un ideal reaccionario, un anti ideal. Nos dice: lo que ha sido debe ser. No es más que una forma de idolatrar el origen”. Entonces la aparente autenticidad implicaría la pose, fingir una cualidad que es inalcanzable en su plenitud. Todos copiamos, aun inconscientemente, modismos de ciertos grupos sociales, valoramos más la opinión de alguien que ponderamos que la de otro que rebajamos, miramos tal o cual serie porque en las redes sociales es furor, escuchamos tal o cual banda que se puso de moda. Todos somos, en mayor o menor medida, esnobs. Reconocerse esnob tiene una ventaja: nos libera de esa pose pretenciosa que exhiben quienes se creen auténticos.


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Cómo construir un personaje literario Algunas polémicas en torno a la cuestión del ser de los personajes de ficción POR Francisco Sabena ILUSTRACIÓN Manuela Esteves

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ierta noche –cuya cronología no sabría precisar– me detuve en un interrogante que, presumo, es propio de nuestro tiempo; entiendo que Cervantes o, digamos, el anónimo autor del Mío Cid, nunca se lo hubieran planteado. (El realismo francés del siglo XIX, tal vez.) ¿Hasta qué punto, me preguntaba, un personaje literario debe ser coherente psicológicamente? ¿Es posible construir un personaje novelístico cuya psicología, cuyo comportamiento, sea del todo inverosímil, y aun así servir a su propósito, y aun así ser perdurable en la memoria del lector, ser entrañable y no tan sólo como símbolo? La respuesta que obtuve fue de inmediata intuición, pero dada la conclusión me faltaba encontrar las pruebas. Como suele suceder, éstas no aparecieron donde las buscaba. Me refiero a Travis Bickle, el protagonista del film Taxi Driver, dirigido por Martin Scorsese en 1976. Bickle, antes de ser la memorable actuación de Robert De Niro, fue una serie de palabras en un guión, un personaje literario ideado por Paul Schra-

der. Supongo que nadie que haya visto esa película puede olvidar fácilmente a Bickle, el taxista neoyorquino que comienza siendo un ciudadano anodino y termina siendo un criminal. Luego de las sorpresas que el film depara, luego de los vaivenes y los relatos que entrecruzados culminan en un baño de sangre, el personaje se nos aparece como pura anomalía. Cada una de sus facetas –de sus trastornos sucesivos– es contradictoria de las otras. No es creíble, pero sí lo son sus circunstancias, y éstas le brindan el sustento que nos hacen aceptarlo como posible. De Niro, en Taxi Driver, es un neurótico con stress post-traumático, un histérico, un psicópata magnicida, un justiciero esquizofrénico, un perverso sexual. En una segunda parte, tal vez Bickle sufriría de embarazo psicológico… Según Harold Bloom, el mayor mérito de Shakespeare es la maestría –no recuerdo si emplea esa palabra, pero sí todos los demás calificativos laudatorios– con la cual elabora a sus protagonistas de

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forma tal que estos cambien a lo largo de la obra, y las. Damián Tabarovsky, en Literatura de izquierda que ese cambio sea notorio y de alguna forma edi- (2004), recuerda y adhiere a este parecer. Guillermo ficante. Sólo por maldad uno podría objetarle que Martínez, belicoso e inteligente, le responde en “Un los cambios en los personajes pueden ser síntoma ejercicio de esgrima” (La fórmula de la inmortalidad, de una construcción deficiente, pero eso contraría 2005): “No podemos dejar de observar que la frase más a Bloom que al propio Shakespeare, a quien es- del café con leche es un desafío como cualquier otro tas discusiones tal vez no le interesarían. para un escritor y muy fácilmente uno podría imaSi en el cuento lo que importa es el argumento, en ginar […] 99 novelas diferentes en las que la frase del la novela lo son los personajes. Las formas de cons- café con leche brillara, cobrara nueva vida y esplentruirlos han sido múltiples, y ninguna, a priori, se dor, o fuera absolutamente crucial. En una de estas muestra como la idónea; conjeturo que tantas for- novelas el café con leche estaría envenenado y en la mas hubo de concebir la literatura como de imagi- respuesta trivial sí o no se jugaría una vida, en otra nar a sus protagonistas. Cuenta la historia –acaso sería una contraseña erótica entre una empleada incomprobable– que cuando a Alejandra Pizarnik doméstica y el niño de la casa. En la novela número se le preguntó por qué nunca había intentado escri- 99, que podría escribir el mismísimo Tabarovsky, el bir una novela, ella respondió que porque siempre protagonista sería invitado capítulo tras capítulo a uno tiene que escribir algo como “fuimos a tomar ingerir una taza de café con leche hasta que cerca un café con leche”. Los rasgos circunstanciales –si del final explotaría en líquidos amarronados, para prefiere el coñac a la grapa, si cierra la puerta de ca- que un crítico ‘avisado’ compruebe allí la denuncia lle con una o dos llaves, si duerme del lado izquierdo o derecho Cuando a Alejandra Pizarnik se le preguntó por qué de la cama, si cierra los ojos antes nunca había intentado escribir una novela, ella de que los labios se toquen o es- respondió que porque siempre uno tiene que escribir pera al primer contacto– sirven algo como “fuimos a tomar un café con leche”. para darle realidad a los personajes, para que el lector pueda mejor intuirlos. al estado de la narrativa contemporánea.” A quien se ufana de remitirse sólo a “lo esencial”, En el Ulises, James Joyce relata un día en la vida del como Pizarnik con sus poemas de cinco líneas, es- publicista de origen judío Leopold Bloom –tarea que tas costumbres de la novela se le vuelven intolera- le insume, con el añadido de episodios laterales, bles –habría que ver si para leerlas o para escribir- unas 700 páginas–, donde se pueden leer cada uno

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de sus pensamientos, así de inconexos y adventicios tro de esa selva prehistórica agobiada por la esclacomo pueden ser los de cualquiera de nosotros, du- vitud, la hambruna y la más aberrante deshumanirante su caminata por la ciudad de Dublín; mien- zación, habita el destino de Marlow, Mr. Kurtz. Se tras se distrae en el baño con un periódico; durante trata de un occidental que, como el propio Marlow, el funeral de un viejo conocido; acompañando a un fuera enviado allí contratado por una compañía beljoven poeta tras una accidentada visita al prostíbu- ga dedicada al tráfico de marfil, y que perdió la razón lo. Sin embargo, el exhaustivo mecanismo de po- por el comercio con esa tierra salvaje. Su aparición der asistir a lo más íntimo de su persona –su pen- se demora hasta las páginas finales, pero su ominosamiento– no nos ofrece una impresión cabal de sa presencia se percibe en cada una de las páginas, quién es Leopold Bloom. Sí, tal vez, podemos llegar desde las iniciales referencias elusivas que tenemos a sospecharlo en el episodio 12 –que corresponde sobre él, hasta que su figura maltrecha aparece por al color verde, al músprimera vez. Kurtz es un culo y que narra lo que Podemos llegar a conocer más de un personaje sobre el que sucede en una taberna personaje por una acción cuya poco sabemos, cuya voz entre las 5 y las 6 de la descripción cabe en una página que apenas llegamos a oír; tarde–, en el cual un en un moroso palabrerío que construido por rodeos, tal Ciudadano, furiosaocupa decenas. por cercanías, a través mente antisemita, ataca del fantasma que recosolapadamente a Bloom, y éste, en vez de con- rre de boca en boca todo el camino desde las instafrontarlo, soporta sumiso las ofensas. Es de- laciones británicas –donde su existencia es ya un cir, podemos llegar a conocer más de un perso- mito–, subiendo por el río Congo, hasta llegar a su naje por una acción cuya descripción cabe en habitación final. una página que en un moroso palabrerío que Aun el más crédulo de nosotros sospecha que ninocupa decenas. gún diagnóstico psicológico puede agotar a una Quisiera terminar esta nota con Joseph Conrad, y persona. Que así como uno no llega a conocer totaluno de los personajes más singulares de la litera- mente a la persona que ama, tampoco puede conotura. En 1899, Conrad publicó El corazón de las ti- cerse a sí mismo. ¿Cómo pretender, entonces, que nieblas, de inspiración autobiográfica, que narra la un personaje literario –ideación de la esperanza y expedición del británico Charles Marlow al Congo de la imaginación– sea otra cosa más que una fragBelga como capitán de un barco a vapor. En el cen- mentación tentativa de la realidad?

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El último acto

Un breve recorrido por las formas que ha adoptado el suicidio en la literatura y en la historia, desde los griegos hasta nuestros días POR Francisco Sabena ILUSTRACIÓN Manuela Esteves

No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar que la vida vale o no vale la pena de que se la viva es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. –Albert Camus, El mito de Sísifo

yonosuke Akutagawa, el más occidental de los escritores orientales –cuando Japón todavía era Oriente–, no pudo o no quiso sustraerse a los usos que su tradición le imponía. En el verano de 1927, durante sus últimos días, se lo veía por las calles de Tokio deambular con el rostro completamente blanco. Las prostitutas que lo veían, creían supersticiosamente que se trataba de un fantasma. La cercanía con la muerte era real, pero la causa de su palidez no era una enfermedad orgánica, sino el maquillaje. Junto a su cuerpo sin vida, encontraron una nota manuscrita en la que se leía “bon’yari shita fuan”,

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que vale por “una leve inquietud”. Ante el temor y el espanto de saber que estaba volviéndose loco, que a sus 35 años era un camino irreversible, Akutagawa tomó con sus restos de razón la determinación más esencial que puede tomar un hombre: la de dejar de ser. Tras un minucioso estudio, descartó una a una las variadas posibilidades que tenía en su poder de llevarlo a cabo, inclusive la del ritual del seppuku o hara-kiri, propia de los samuráis; se inclinó por la menos dolorosa, la ingestión de barbital, que lo sumiría en el sueño final. Ya familiarizado con su determinación, quiso borrarse ante los demás con precaución; que su muerte no fuera un escándalo, sino el término de una serie visible. Se maquilla-


ba el rostro de blanco, se mostraba ante los otros con una apariencia fantasmal. En sus días finales, quienes lo vieran sabrían que Akutagawa no era un hombre enfermo, era ya un hombre muerto. La tradición del Japón no quería que su suicidio fuera una tragedia, sino una de las formas del honor que adoptaba la muerte. El suicidio –“el único acto logrado”, según Jacques Lacan– es una práctica exclusivamente humana. Es cierto que se han observado conductas análogas en algunas especies animales: aquel caballo que refiere Aristóteles, que tras ser obligado a copular con su madre se arroja desde un precipicio; los lemmings noruegos que nadan en círculos en las aguas heladas del norte hasta que las fuerzas se acaban y se hunden; ciertas aves que ante la muerte de su pareja se dejan caer desde las alturas con las alas plegadas. Pero tales conductas no nos indican que comprendan lo que están haciendo. El animal no muere, sino que termina, pues sólo el hombre tiene conciencia de su finitud (Heidegger, “La cosa”). El cristianismo considera al suicidio como uno de los pecados más graves; también lo es para el pecador, pues no tiene –literalmente– tiempo de arrepentirse. (Schopenhauer nota que “sólo las religiones monoteístas, es decir las derivadas del judaísmo, consideran al suicidio como un crimen”.) En el siglo XIV, Dante destinó a los suicidas al séptimo círculo del infierno, el de la violencia, que es custodiado por el Minotauro. En el noveno, el de la traición, el tricéfalo príncipe de las tinieblas roe con cada una de sus bocas a tres notorios suicidas: Bruto y Casio, asesinos de Julio César, y aquel cuyo mayor pecado fue entregar al Hijo (Infierno, XXXIV). El texto fundamental de la cultura occidental registra algunos casos, y en ninguno de ellos, curiosamente, se prohíbe ni se condena el acto explí-

citamente. Son cinco en el Antiguo Testamento: Abimelec (Jueces 9:54), Sansón (Jueces 16:29-30), Saúl (1 Samuel 31:4), Ahitofel (2 Samuel 17:23) y Zimri (1 Reyes 16:18). En el Nuevo Testamento, Judas Iscariote, y las dos versiones de su muerte difieren. Según Mateo (27:3-8), Judas se ahorcó, tras lo cual los sacerdotes del Sanedrín utilizaron las treinta monedas de plata con las que habían pagado su traición para comprar un terreno que serviría de cementerio, y pasó a llamarse “campo de sangre”; según los Hechos (1:15-20), fue Judas quien compró el campo, pero “cayó de cabeza y su cuerpo se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron”. Otras fuentes (Eusebio de Cesárea, Agapio de Hierápolis y los Evangelios Apócrifos) aseguran que también Poncio Pilato, el que se lavó las manos, tomó la misma determinación, pues “la justicia divina, así parece, no tardó en castigarlo” (Historia Eclesiástica, II, 7). Ahora bien, imaginemos a un hombre condenado a muerte, no por razones legítimas sino porque sus enemigos, temerosos de su creciente poder ante la plebe, prefieren eliminarlo a confrontarlo. Imaginemos que este hombre tiene el poder necesario (no sé de alguien que haya tenido más) para evitar su propia muerte, y aun así decide no hacerlo. ¿Sería del todo aventurado considerar que este hombre hipotético, llamémoslo Jesús de Nazaret, es un suicida? Así –de acuerdo a la interpretación que hace Borges en Otras inquisiciones– discurrió el poeta inglés John Donne en el siglo XVII. La tesis blasfematoria se encuentra en el Biathanatos, publicado, razonablemente, años después de la muerte de su autor. De esta forma, los dos suicidios del Nuevo Testamento, el de Judas y el silencioso de Jesús, serían de perfecta simetría: el hijo de Dios y el traidor, el hombre más sublime y el hombre más abyecto, terminaron su vida de la misma manera.

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Similar a la historia de Jesús es la de otro maestro oral, Sócrates de Atenas. Condenado por no reconocer a los dioses locales y por corromper a la juventud (haciéndola pensar por sí misma), el tribunal le dio a elegir: la muerte o el destierro. Como nada malo creía haber hecho, exiliarse, escaparse, no era una opción. Pasó sus últimos días conversando en la cárcel con amigos y discípulos, quienes entre llantos le pedían que reconsiderara su decisión, que se salvase. Convencido de su inocencia y de la inmortalidad del alma, aceptó sereno su propia muerte, pues a fin de cuentas la vida no le parecía otra cosa que “una larga enfermedad”. Tomó la cicuta y, antes de que el veneno hiciera efecto, le recordó a Critón que le debían un gallo a Esculapio, le pidió que no lo olvide y que pagase la deuda. En la Grecia Antigua, un caso como el de Sócrates no es único, pues el suicidio era cosa común entre los hombres más notables. Según Diógenes Laercio (Vidas de los filósofos, libro V), Aristóteles, tras ser acusado de “impiedad”, se suicidó tomando acónito. Anaxágoras (libro II) respondió a quienes lo sentenciaron a muerte que “hacía mucho tiempo que la naturaleza había condenado a muerte tanto a sus acusadores como a él”. Días después, no pudiendo sobrellevar la injusticia que se cometía contra él, “murió de muerte voluntaria”. Empédocles de Agrigento, que aunque filósofo pretendía pasar por dios, quiso probar su divinidad arrojándose al cráter del volcán Etna. Lo último que se supo de él fue que un esclavo vio una de sus sandalias de bronce “atormentada por el fuego” (Schwob, Vidas imaginarias). Plutarco, en sus Vidas paralelas, explica que Licurgo decidió “salir espontáneamente de la vida”, dado que se encontraba, ya cumplidos todos sus objetivos, en el momento más alto de felicidad. Así lo cuenta: “Se quitó la vida no comiendo, creyendo que en los

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hombres públicos conviene que aun la muerte no deje de ser pública. Y que para el que había ejecutado cosas tan grandes, el fallecimiento debía ser verdaderamente el remate de su felicidad.” Según la versión improbable de Tácito (Anales XVI, 17-20), el escritor romano Petronio, tras ser condenado por el emperador Nerón, decidió suicidarse lentamente –cortándose y vendándose las venas a voluntad– mientras, en medio de una fiesta, narraba a sus invitados los pormenores de las andanzas sexuales y de los vicios del emperador, asegurándose así una venganza diferida. A lo largo del tiempo, las consideraciones sobre el suicidio han variado notablemente. Lo que alguna vez fue un acto honorable, pudo luego ser una debilidad, luego un pecado, luego una enfermedad. Sin embargo, aquí y allá, algunos matices pueden perdurar. En el siglo VI antes de Cristo, Teognis de Mégara escribió: “De todos los bienes el mayor es no haber nacido / ni haber visto nunca la clara luz del sol. / Una vez nacido, atravesar cuanto antes las puertas del Hades / y yacer bajo un túmulo de tierra.” Cien años más tarde, Sófocles repitió: “El mayor bien es no haber nacido, pero si se ha visto la luz, volver lo más pronto a la noche de donde se ha venido” (Edipo en Colono). En El nacimiento de la tragedia (1872), Friedrich Nietzsche, deliberadamente anacrónico, puso en boca de Sileno, acompañante del dios Dionisos: “Lo mejor de todo es totalmente inalcanzable para ti: no haber nacido, no ser, ser nada. Lo segundo mejor para ti es morir pronto.” La historia judía registra uno de los suicidios masivos más famosos. Flavio Josefo, en La guerra de los judíos (VII, 28), relata el asedio de Masada, ocurrido en el año 74, cuando tropas romanas, al mando del general Lucio Flavio Silva, sitiaron la ciudad, quemaron sus murallas y quisieron obligar a los judíos


a entregarse. Eleazar ben Yair, líder de los sicarios de Masada, ante la certeza de que la escapatoria era imposible, reunió a su ejército y les dijo: “Todavía somos hombres libres, tenemos en nuestras manos las espadas. Antes que ser esclavos del enemigo, que ser vendidos como esclavos, partamos de esta vida con nuestros hijos y mujeres. Démosles a los romanos una causa para que se espanten por habernos dado nosotros mismos la muerte, y memoria y ocasión de maravillarse por nuestro atrevimiento.” Las tropas, convencidas por la arenga de que este camino era el único válido, dándose valor entre llantos y despedidas, comenzaron matando a sus mujeres y a sus hijos, para luego ponerse fin entre ellos. Cuando, ante el silencio reinante, los romanos traspasaron las murallas incendiadas, encontraron horrorizados 960 cadáveres y dos sobrevivientes, una anciana y una mujer, quienes junto a sus cinco hijos se habían refugiado en una galería subterránea. Las mujeres cumplieron la promesa que le hicieran a su gente antes del fin: servir de testimonio. Fue su tarea la de contar la historia a los romanos, para que esas vidas no se perdieran sin que su increíble acto de valor perdurara entre los hombres. En nuestros días, la apología del suicidio es, sino un delito, una imprudencia. Pero entre los pensadores de hace no tantos siglos, hallamos numerosos textos que lo vindican. Michel de Montaigne escribió en sus Ensayos (1592): “La muerte no es el remedio de una sola enfermedad, es la receta contra todos los males; es un puerto seguro que no debe ser temido, sino más bien buscado. Cuanto más voluntaria, más hermosa es la muerte. La vida depende de la voluntad ajena, la muerte sólo de la nuestra.” Voltaire, en el Diccionario filosófico (1764): “Es indudable que no carece de valor el que tranquilamente se mata, porque se necesita gran fuerza de voluntad

para sobreponerse al instinto más poderoso de la Naturaleza, y en una palabra, el suicidio es un acto que prueba más ferocidad que debilidad”. Entre los apólogos del suicidio, quizá ninguno más perdurable que el estoico Epícteto. En sus Discursos aconseja que todo aquel que juzgue la vida como una situación intolerable, como si se tratara de una cárcel, recuerde esto: “la puerta siempre está abierta”. En Argentina también hubo suicidas eminentes. Leandro N. Alem, antes de pegarse un tiro en la sien, dejó escrito: “He terminado mi carrera, he concluido mi misión. Para vivir estéril, inútil y deprimido, es preferible morir. ¡Sí, que se rompa, pero que no se doble!” Sobre otro radical, Adolfo Bioy Casares cuenta en De jardines ajenos (1997): “Lisandro de la Torre dijo a su médico que había tenido un dolor en el corazón. Tras un rápido examen, el médico le dijo que el corazón no estaba ahí y, para que no hubiera dudas, le dibujó el corazón en el pecho. Ya en su casa, en el centro del dibujo, disparó Lisandro de la Torre la bala que lo mató.” El gran escritor del Centenario, Leopoldo Lugones, luego de que su hijo descubriera el affaire que tenía con una estudiante de Letras a la que le llevaba cuarenta años, apuró el cianuro con un vaso de whisky. Engañosamente paradójico, no es extraño que literatos y filósofos modernos versados en cuestionamientos suicidas mueran de forma natural o accidental. Recordemos a Nietzsche, a Camus, a Ernesto Sabato, al rumano Emil Cioran. Éste consideraba que el Estado tenía la obligación de suministrar a sus ciudadanos las herramientas para suicidarse, pues la decisión de quitarse la vida era carga suficiente como para añadirle la de procurarse los medios. A Cioran le hubiera agradado saber que en la Edad Media, en Inglaterra, el suicidio era ilegal. El castigo a quien cometiera tal “delito” era mancillar su cuerpo, que se exponía en la plaza pública para vergüenza de la familia. A quien lo intentara y fallara, la condena era a muerte.

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Se despiden los malos POR Tatiana Turenne ILUSTRACIÓN Manuela Esteves

Mötley Crüe se encuentra en pleno Final Tour. El legado del grupo que le puso otra nota de rebeldía al Glam Rock. 14.


os años ’80 fueron una renovación musical en todo sentido, que algunos prefieren obviar de la historia del Rock, y otros incluirla como la década de la espectacularización y el predominio del “show”, que junto con el desarrollo del Pop, el Techno y el Dance darían paso a lo que luego nos invadió como la “cultura MTV”. Hace ya casi 35 años, cuando el Hard Rock estaba redescubriéndose con sus ritmos básicos, sus letras de amor y rebeldía, el contenido sexual en cada aspecto de su música, los pelos largos y los maquillajes (grupos como Aerosmith, Kiss y Bon Jovi dieron la nota de que este sería el futuro del estilo de los ’70), decidieron llamar Glam Rock a esta explosión de moda estrafalaria, pintura facial, fuegos artificiales, motos Harley Davidson, mujeres ingenuas pero atrevidas en los videos, tatuajes y actitud superada que acompañó al Rock que venía explorando la liberación cultural de la década anterior. Si bien el Glam está visto como una manifestación visual dentro del Hard Rock que podría definirse en cualquier época histórica de este último, los años ochenta, sin lugar a dudas, constituyeron su etapa definitoria. Esta extraña pero original búsqueda de identidad tuvo en 1981 una de sus más importantes marcas históricas, cuando en Los Ángeles, California, el bajista Frank Carlton Serafino Feranna Jr. y el baterista Thomas Lee Bass decidieron llamarse Nikki Sixx y Tommy Lee, contrataron a Mick Mars a través de un aviso clasificado para que “intentara” tocar la guitarra, y Tommy recordó que Vince Neil, un amigo suyo del secundario, podía llegar a cantar. Desde ese entonces, Mötley Crüe se da el lujo de presentarse como “la banda más notoria de Rock del mundo” y, según ellos mismos, la exageración descriptiva es posible gracias a la combinación de factores que los hicieron pioneros, creadores de estilo, y los más grandes exponentes del Glam de los ’80, fuente inspiradora de otros increíbles grupos

como Poison, Cinderella, Stryper, Skid Row, y hasta los mismísimos Guns N’ Roses. No sólo se quedan ahí: hasta grupos de la calaña de Linkin Park y Marilyn Manson admitieron verse influenciados por los chicos malos de California. Como prácticamente todos los grupos que duraron tanto tiempo, The Crüe atribuye su éxito directamente a la capacidad de reinventarse e innovar a través de los años. La mezcla de géneros (yendo del Punk al melódico sin perder la base sencilla del Hard Rock) y la experimentación con una fuerte nota rebelde, sexual, y por ende adolescente, los riffs pegadizos, los solos y los coros espectaculares hicieron una gran banda plagada de hits, con más de cien millones de copias vendidas en todo el mundo. Se bancaron solos desde el principio: Too Fast For Love (1981), el primer disco de la banda, combina los elementos que hicieron distintivo al Glam con matices del heavy metal que se reinventaba en la época. Fue producido por ellos y lanzado por su propio sello discográfico, Leathür (hoy en día Mötley Records), siendo un éxito rotundo y sorpresivo sin el apoyo de una discográfica, único en la historia del Rock. Al primero le siguieron otros ocho álbumes, siendo el último Saints of Los Angeles (2008), un trabajo que retoma el estilo del primero y se convirtió en el más “autobiográfico” del grupo después de una vida de excesos. Clásicos como Dr. Feelgood, Shout at the Devil, Girls, Girls, Girls, Kickstart my Heart, Home Sweet Home, If I Die Tomorrow y Same Old Situation (S.O.S) se convirtieron en himnos del Hard Rock en estos 33 años, con la fuerza distintiva de la voz de Vince Neil y ritmos sexys que volaron millones de pelucas de fin de siglo. Sin embargo, en el caso de los muchachos de California, no podemos dejar de sumarle la reputación como factor clave de la popularidad. Los desastres y escándalos mediáticos de sus vidas casi hollywoodenses son lo que los caracteriza dentro del mundo

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del espectáculo más que su música, hasta en comvarlos a encontrar el momento de despedirse con paración con muchos otros grupos del género. su formación original. Por el otro, tras la última Menciones y apariciones en cine, televisión y docureunión del grupo, en 2005 durante la gira de “Carmentales, festivales plagados de excesos (hasta el nival Of Sins”, aquél firmó un contrato vinculante suyo propio, la gran Crüefest), separaciones (entre con la promotora Live Nation por un plazo de diez 1992 y 1997, y 1999-2004) y giras mundiales de reaños, con lo que el vencimiento de dicho acuerdo unión, casamientos con conejitas de Playboy y sus coincidiría con el final de esta gira de despedida, posteriores divorcios escantitulada irónicamente All bad dalosos, drogas, alcohol, reha- Los desastres y escándalos things must come to an end – bilitación, despidos y peleas… The Final Tour. mediáticos de sus vidas los cuatro miembros originales casi hollywoodenses son lo “All bad things must end”, adehonraron el estilo Los Ángeque los caracteriza dentro más, es el nombre del nuevo les en todo su esplendor. Mick sencillo del grupo, pensado y Mars, enfermo de espondilitis del mundo del espectáculo producido para el tour, que aún más que su música. anquilosante, luego de salir de espera su lanzamiento grabasu aislamiento fue quien emido para la compra masiva. El tió el famoso comentario: “tuvimos más dramas grupo anunció que lo promocionaría a través de que General Hospital”, con respecto a estos 30 años radios, pero por el momento es sólo el tema cendescontrolados. tral de cada concierto de este final, que comenzó Todo lo anterior fue compilado en The Dirt, una el pasado 2 de julio en el Van Andel Arena de Grand autobiografía de la banda contada desde las cuaRapids, Michigan, a los tropezones: nunca un show tro perspectivas. El libro, lanzado en 2001 y top de Mötley recibió tantas malas críticas. ten del New York Times, es hoy lectura obligatoria Parece que la recuperación de las buenas perforpara cualquier fanático del Rock, y los rumores dimances es progresiva a un mes del inicio de esta cen que Paramount Pictures planea convertirlo en larga despedida: cortes en las canciones, tropezopelícula con un presupuesto de cinco mil millones nes en las letras y fallas de sonido se están corride dólares y la dirección de Jeff Tremaine. La esgiendo show a show en los Estados Unidos. Quizás trella que Crüe ostenta en el Paseo de la Fama de la banda no estaba lista para semejante producHollywood desde 2006 fue la coronación de una de ción. Quizás ya no son los mismos, y este “adiós” las bandas más grandes del Rock de todos los tiemsea la mejor opción. A pesar de esto, Vince Neil pos (idea apoyada por VH1, Billboard y MTV en sus dijo a The Todd N’ Tyler Radio Empire: “El grupo rankings, como para no perder de vista que el gruno termina. Mötley Crüe es un negocio, y en este po también se adaptó y aprovechó fuertemente el hay distintos aspectos: merchandising, música marketing musical de los ’90). y giras. Nosotros sólo paramos de girar, pero va a Pero como todo lo malo, lo bueno, y el Rock cumseguir publicándose de distintas maneras nueva plen ciclos, el 28 de enero de este año el conjunto música de la banda… sólo se acaban las giras, esa es convocó a una conferencia de prensa en Los Ángela realidad”. les para anunciar de manera sutil que se acercaba El cese de toures fue un acuerdo entre los cuatro el final de Mötley Crüe. Por un lado, la enfermedad miembros de la banda y se confirmó en la confede Mick Mars es tratable, pero no curable, y su derencia de enero, como si fuera un pacto político. terioro progresivo conmovió a la banda para llePrometieron sorpresas y una gira única, que con-

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cluiría a fines del 2015. Por más que ya hayamos mencionado que el inicio dejó mucho que desear, esperemos que la situación mejore y la calidad musical del final sea la misma que la de los últimos 33 años. Las fechas confirmadas hasta el momento son todas alrededor de los Estados Unidos (un total de 75). Según el acuerdo firmado por la banda en frente a una comitiva periodística, sería ilegal que realizaran cualquier otro tipo de interpretación en vivo de su música. La última visita de Crüe a nuestro país fue en 2011 (20 y 21 de mayo), cuando se presentaron en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas junto a Buckcherry. En pleno cese de actividades en vivo de manera legal y sin vuelta atrás, el grupo se tomó el tiempo también de permitir la producción y el lanzamiento (programado originalmente para el ocho de julio, atrasado, y supuestamente a punto de salir) una colección de sus grandes éxitos versionados en estilo country. Sí, country. Nashville Outlaws: a Tribute to Mötley Crüe estaría a la venta a partir del 19 de agosto en los Estados Unidos. Difícil de imaginar para los fans de la banda; el disco contará con sus clásicos reinterpretados con coros alegres y guitarras acústicas de la mano de The Rascal Flats, Le Ann Rimes, Aaron Lewis, The Cadillac Three y Gretchen Wilson, entre otros exponentes del estilo norteamericano por excelencia. “Siempre tuvimos la ilusión de despedirnos con un gran puto concierto y no tocar en ferias o clubes con uno o dos miembros originales. Nuestro trabajo está terminado” señaló Tommy Lee a Rolling Stone. Entre un álbum country de sus éxitos, el próximo comienzo de filmación de una película basada en su libro autobiográfico y la promesa de seguir lanzando nuevo material aunque no sea en vivo, no los vemos terminando nada. Quizás la mala calidad de las giras exprese su falta de ganas de seguir con el gran negocio, los excesos y el Rock and Roll. “Los mantenemos atentos, y siguen volviendo a nosotros”, en palabras de Mick Mars.

Siempre tuvimos la ilusión de despedirnos con un gran puto concierto y no tocar en ferias o clubes con uno o dos miembros originales. Nuestro trabajo está terminado”

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Emmy

al Mejor drama:

y el ganador debería ser... El próximo 25 de agosto se celebran los Premios Emmy. En plena época de auge y popularidad de las series, seis de ellas pelean por el galardón a mejor serie dramática. Por qué deberían o no ganar según la mirada de El esnob. POR Ulises Arena ILUSTRACIÓN Manuela Esteves

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True Detective (HBO)

¿Por qué sí?

Sin lugar a dudas lo sobresaliente de esta serie es la actuación de sus protagonistas principales: Mathew McConaughey y Woody Harrelson. Lo atrayente fue la investigación. Y el condimento especial, los diálogos de la pareja de detectives, Rust Cohle y Marty Hart. Adictiva como pocas y desde el principio, algo difícil de lograr con una serie de policías, ya que abundan en la televisión y comparten temáticas. No hay persecuciones, tiroteos ni explosiones. No hay necesidad. Logró de manera excepcional destacar las diferencias temporales (1995, 2002, 2010, 2012). Resalta la pareja de antagónicos que compusieron McConaughey y Harrelson. Estos dos se contrapusieron de manera singular y formidable en conversaciones profundas abarcando los temas más controversiales y enigmáticos; es una lucha entre un idealista y un pragmático, un pesimista (o realista, como le gusta decir a Cohle) y un optimista, un reflexivo y un obtuso; es la racionalidad vs la visceralidad, la luz vs la oscuridad.

House of cards (Netflix)

¿Por qué sí?

La segunda temporada abrió con un capítulo frenético que nos eyectó de nuevo a la historia. Kevin Spacey volvió a lucirse y llevó su personaje a la categoría de histórico. Derribó la cuarta pared hablando a cámara y transformándonos en espectadores partícipes y conocedores de sus intenciones más veladas. Es dificultoso para los demás actores no quedar opacados, pero Robin Wright, en su papel de Claire Underwood, realizó un trabajo estupendo y a la altura. Tanto es así que, en esta temporada, el protagonismo estelar fue dual: la esposa del político acaparó mucha más importancia y terminó de acoplársele para formar, ahora sí, un equipo imbatible. Al igual que en la anterior temporada, la originalidad no se negoció y se mantuvo atrapante. El final fue inesperado y no defraudó. Los planes del manipulador llegaron a su clímax, dejándonos con ganas de más y con la incertidumbre de lo que sucederá en el futuro.

Como todas las historias de detectives recurre con exceso al uso del Deus ex machina. Para quien no sepa qué significa este término: es un elemento externo que ayuda a resolver el misterio con una lógica cuestionable. Es un hecho cuya causa es impuesta por el guion para ayudar a los protagonistas a desatar un nudo. No digo que no deba haberlos, casi siempre los hay en las historias, pero creo que hubo abuso por parte de sus guionistas. Fueron reiteradas las ocasiones en las cuales los entrevistados por los detectives les contestaron de manera perfecta, encaminándolos a la resolución del enigma. Por otro lado, es una serie un tanto tediosa por sus constantes y eternos diálogos. Para quien no esté acostumbrado se le hará ardua la tarea de seguirla. Hay que estar con todos los sentidos enfocados y concentrados. Debido a sus cortos ocho capítulos, careció de profundidad en cuanto a sus personajes y sus experiencias. No terminamos de empatizar ni identificarnos con ellos. Sin voluntad de espoilear, el final deja un sabor amargo.

Le faltó celeridad y por momentos ganó en densidad. Los diálogos, demasiados complejos, requieren una atención meticulosa, ya que tratan temas engorrosos de política y economía con tecnicismos estadounidenses. La primera temporada gozó de personajes mucho más interesantes y carismáticos que se hicieron extrañar. Esta vez, su creador, Beau Willimon, optó por centrarse en la historia y el tramado del gobernante para llevar a cabo sus intenciones. Se tornó irritante caer siempre en lo mismo: a Frank y Claire Underwood todo les sale bien. Los guionistas deberían complicarles la vida de alguna manera porque torna un tanto irreal. Todas las amenazas están controladas.

¿Por qué no?

¿Por qué no?

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Game of thrones (HBO)

¿Por qué sí?

La magnífica imaginación de George R. R. Martin no hubiese tenido el éxito que goza sin la impecable adaptación de David Benioff y D. B. Weiss: una novela llena de detalles al formato televisivo de 45 minutos por capítulo. Las locaciones se asemejan a lo que el escritor transmitió. Si bien recurrieron mucho a la pantalla verde, escogieron castillos y paisajes que retratan a la perfección las características más distintivas y las culturas de cada casa o familia. Fue notorio el aumento de presupuesto para esta última temporada: vestuarios, maquillajes y efectos especiales (los dragones parecen más reales que nunca). La actuación de Peter Dinklage (el enano Tyrion Lannister) fue de lo mejor hasta acá (¡marche un Emmy a mejor actor de reparto!). Hubo más obstáculos que nunca y los personajes los superaron, o no, de forma muy realista. Continuaron con la incertidumbre sobre el futuro de cada protagonista: cualquiera puede morir (¡valar morghulis!) o transformarse en rey. Por último, fue una constante en las tres primeras temporadas que el noveno capítulo se haya destacado por ser el plato fuerte. En la cuarta, sólo el primer episodio fue monótono; a partir del segundo, la serie puso quinta a fondo y pudimos ver nueve novenos capítulos. El factor sorpresa a flor de piel.

Los diálogos profundos y de calidad brillaron por su ausencia en las primeras tres temporadas y también lo hicieron ahora. Los directores no lograron dar explicaciones a cosas sumamente relevantes como las ubicaciones de ciudades y castillos, de los bruscos cambios de temperatura y tampoco consiguieron describir efectivamente las historias y culturas de los antepasados de cada familia. Todo esto puede llevar a confusiones y al agotamiento de algunos de sus espectadores. Para profundizar en estos temas hay que acudir irremediablemente a la novela original. El hecho de las batallas no del todo bien ilustradas y la abundancia de los planos cortos puede exasperar a la audiencia acostumbrada a los combates estilo El señor de los anillos. Los diferentes y simultáneos hilos argumentales se encaminaron hacia su concreción con una agobiante lentitud. Algunos personajes pasaron media temporada caminando o viajando y todos aquellos que no sean fanáticos de esta saga no lo soportarán por mucho tiempo.

¿Por qué no?

Downton Abbey (ITV - PBS)

¿Por qué sí?

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Las tramas se redoblaron capítulo a capítulo sin perder calidad. Hubo para todos los gustos: líos amorosos, relaciones intrincadas, resentimientos sociales, dramas, desprecios, violaciones, muertes. El guion fue tan delicado como prolijo para tratar cada uno de ellos. El cuidado de vestuarios y escenarios fue impecable para una serie de época. Prolongó las intrigas por ver quién heredará el título, las tierras y el dinero de Lord Grantham, con la velocidad y cadencia de siempre.

El guion es absurdo en el sentido de que algunos de sus personajes se manejan con cierta incoherencia. A veces, los malos cometen tonteras inexplicables causando conflictos enredados en demasía. Retrata a los servidores con educación y sensibilidad mientras que los lords y ladies con brutalidad y malas maneras, con un claro deseo de humanizar y condenar a unos y otros cuando la realidad no refleja lo mismo; detalles que hacen de esta serie menos creíble. Por otro lado, se multiplican los fanáticos de Upstairs, downstairs (1971) que manifiestan que Downton Abbey es un plagio.

¿Por qué no?


Mad men (AMC)

¿Por qué sí?

La primera parte de la última temporada fue fascinante. El problema para los guionistas estará cuando tengan que escribir la segunda ya que han suscitado enormes expectativas en el público. Los personajes están bien diseñados con actuaciones muy prolijas. El primer capítulo arrancó siendo una espléndida entrada para lo que viene. A diferencia de las demás nominadas, esta serie jamás trató de atrapar con el guion, capturar un criminal o resolver un misterio, es simplemente sobre un grupo de personas que transitan su vida a en los años sesenta, mostrándonos quiénes son al principio y quiénes serán al final. Tiene una estética impecable y única en su rubro. Las preguntas concebidas en las primeras seis temporadas finalmente tuvieron respuestas y las acciones que tanto se esperaban por parte de sus protagonistas llegaron. El show hizo un culto a la intriga de la mano de su creador, Matthew Weiner, quien calculó este final minuciosamente.

Breaking bad (AMC)

¿Por qué sí?

Probablemente sea la serie más original que haya existido jamás. Más adictiva que la metanfetamina azul de Heisenberg. Estupenda en relación a su guion, producción, dirección y actuación. Su caballito de batalla: la incomparable fotografía. Vince Gilligan, su creador y productor, es un obsesivo de los detalles y no dejó nada librado al azar. En el quinto y último fascículo se cerraron todos los círculos. Con todo lo que había en juego, fue un alivio que las dudas previamente suscitadas hayan sido respondidas correctamente. No quedó cabo sin atar, ni flashforward sin explicar. Más sombría, pero con su humor negro característico, la última entrega es la culminación de la transformación de todos los personajes y donde vemos cómo repercutieron las decisiones que tomó Walter White a lo largo de su travesía; personaje que, sin lugar a dudas, se transformó en el antihéroe más idolatrado.

El hecho de que la séptima temporada haya sido dividida en dos partes fue un fastidio. El caso de Mad men no es igual al de The Walking Dead y Breaking Bad ya que la historia progresa de forma especial con elipsis e impulsos extravagantes. Quedaron muchas cosas inconclusas y no se entendió si volveremos a ver algunos personajes o no. En definitiva no puede evaluarse porque no está redondeada. Además, llevó un ritmo mucho más lento, denso y desigual, y careció de la energía y tensión que se percibían en las anteriores temporadas. Siguió apostando a la estética y la exhibición de detalles de la época, pero continuó con el vicio de verbalizar lo que debería estar subyacente en la trama: dejó elementos servidos en bandeja al espectador que deberían ser descubiertos por él. Por último, es desagradable el modo en que sigue retratando las conductas impropias de los años sesenta (adicciones, tabaco, alcohol, machismo) haciendo una falsa condena; contrariamente, termina glamourizándolas.

Nos regocijamos con diálogos magníficos donde trama y personajes se encuentran a la misma altura; algo único y laborioso de lograr. Por otro lado, Bryan Cranston rompió el molde. Se consagró como uno de los mejores actores del mundo. Terminó por demostrarlo con la consumación de la metamorfosis de su personaje de blanco a negro. Y aunque algún apenado detallista suelto por ahí pueda catalogar el final de la serie como exagerado o descuidado, se trató de un desenlace excepcional y con la talla competente para una serie de tal nivel. Si el 25 de agosto se repite el galardón de 2013, no será más que una confirmación de que Breaking bad es una obra maestra y una de las mejores de la historia.

¿Por qué no?

¿Por qué no?

No se me ocurrió nada, perdón. 21.


El fin del mundo que conocemos POR Tatiana Turenne ILUSTRACIÓN Noelia Rivera

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Marvel presenta a Thor como personaje femenino y el escudo del Capitán América lo manejará un negro. La revolución es ahora.


T

erminó otra Comic-Con en San Diego. El evento consagrado a la cultura pop y de ficción más grande e importante del mundo se despide como viene haciéndolo hace 45 años: con el legado del año anterior y todas las claves del futuro del mundo del entretenimiento nerd. Actores, escritores, productores, directores y miles de fanáticos (necesariamente disfrazados) paralizaron California otros cuatro días, y se fueron con las firmas, adelantos, sneak peeks, fotos y spoilers de los productos más reconocidos de la industria cultural norteamericana. Desde la presentación del nuevo elenco de Game of Thrones hasta una charla con los personajes de The Big Bang Theory adelantando su nueva temporada, la Comic-Con 2014, y como siempre, no dejó película, libro, comic book, serie ni personaje sin exhibir en una colorida mimetización de fantasía y realidad. No sorprende, entonces, que todos los años se reporten numerosas polémicas con respecto al camino a seguir de los genios con respecto a sus creaciones, en todos los casos de relevancia representados y hasta coaccionados por grandes empresas (Warner, CBS, Netflix, DC Comics, Universal, Disney). El uso de Google Glasses y la condición alienígena o no de las nuevas Tortugas Ninja fueron los primeros focos de discusión. Sin embargo, el verdadero estallido de la última edición terminó dándose con el debate por dos previos anuncios de Marvel, del 15 y 16 de julio, que anticiparon un cambio absoluto en la trama de dos de las historias más seguidas y adoradas por los fundamentalistas de Stan Lee: desde la histórica comiquera (hoy gran multimedio), primero se dijo que Thor será un personaje femenino y, sin conformarse con eso, al día siguiente se informó que el traje del Capitán América se lo pondrá Sam Wilson, conocido hasta este momento en la ficción como The Falcon, compañero negro de Steve Rogers. Ambos cam-

bios absolutamente radicales y nunca antes pensados en el universo Marvel están previstos para el otoño norteamericano, es decir, noviembre como fecha límite. Nunca antes en la historia de Marvel Comics, que se remonta a 1939 con una incipiente productora llamada Timely Publications, pensadora del Capitán América, se realizaron cambios tan rotundos en personajes fijos. The Marvel Age Of Comics, que instaló definitivamente las historias de Stan Lee (en dupla con el gran Jack Kirby) en el imaginario estadounidense de 1961 (con Los Cuatro Fantásticos, el Increíble Hulk, Iron Man y El Poderoso Thor al año siguiente), fue más allá con la idea de sus tramas y protagonistas y enlazó a los comics con sus lectores en busca de un sentido de comunidad y familia entre creadores, productos y fanáticos. Este contrato vinculante de lectura y fidelidad al universo Marvel teoriza, para los fanáticos, como inconcebibles a cambios de la magnitud de transformar racial o sexualmente a personajes seguidos cual religiones por más de 50 años. Menos que menos se pensaba en Thor o el Capitán América, que junto a Iron Man son llamados “Los tres grandes” de Marvel. Ni DC Comics, la eterna rival, el enemigo, el bando opuesto (ideadora de Batman, Superman, y La Mujer Maravilla, entre otros) se animó en sus ochenta años recién cumplidos de historia a ninguna misión suicida similar. Estos problemas se arreglaron siempre simplemente editando la versión paralela del cómic que se había pensado (Batichica, la Mujer Araña, Venom, Supergirl, etc.).

Ni She-Thor, ni Lady Thor, ni Thorita

Sin anestesia, ni preparación, ni oportunidad a réplicas u opiniones, el martillo Mjolnir inspirado en las leyendas escandinavas pasará a manos de Thor, con el mismo nombre, rubia y fornida, pero mujer, por explicar Marvel que un hombre “ya no es digno de sus poderes”. ¿Este argumento nerd apoyado por la idea de “ampliar la diversidad en nuestras

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historias” – agregado inmediatamente después por representantes de la empresa comiquera en el programa norteamericano The View- es suficiente para hacer una transformación sexual, en circunstancias aún indeterminadas, de uno de los personajes más antiguos de Marvel? Thor se edita prácticamente sin interrupciones desde 1962. Y ha llegado a la pantalla grande en dos capítulos, sumado a sus apariciones en The Avengers. Los fans y hasta el público masivo quedan con una sola pregunta en sus mentes: ¿Hay necesidad? Para agregarle tensión, es interesante recalcar que, en medio de la debacle, Chris Hemsworth (quien se pone el traje de Thor para el cine) se adelantó al declarar que le encantaría asumir el rol femenino del Dios del trueno. Sin que los productores de las franquicias cinematográficas de Marvel se hayan adelantado ni hayan dicho nada en estos 20 días, el joven actor está desesperado por asegurarse un Oscar, que confía ganar si logra ponerse en la piel de su versión femenina. ¿Esta movida cambiaria es de antemano un negocio en todo sentido? ¿La expectativa por la renovación busca atraer otros públicos sin miedo a decepcionar a los fieles nerds? En palabras sencillas: Thor comenzará de repente, de cero, a ser mujer. ¿Quién es la nueva heroína? Pregunta Marvel retóricamente, como si la historia empezara de cero. ¿Cuál es su conexión con el planeta Asgaard? ¿Cómo es ella digna de poseer el martillo de los dioses? Una orgullosa tradición de Marvel de personajes femeninos no es tampoco suficiente para justificar el adiós de uno de sus grandes y la aparición inmediata de una mujer con las mismas características adquiridas. “Llegar a las mujeres y las niñas” de Norteamérica, como establece el comunicado que informó este primer cambio entre sus objetivos, tuvo como consecuencia una decisión inexplicable que sólo puede intentar entenderse en términos de marketing. La diversidad de género en términos sociopolíticos es algo que fácilmente puede separarse o no pensarse de

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Una orgullosa tradición de Marvel de personajes femeninos no es tampoco suficiente para justificar el adiós de uno de sus grandes y la aparición inmediata de una mujer con las mismas características adquiridas. forma crítica hacia un universo de productos culturales instalado desde 1939, pero después de un beso entre Batman y Superman y una boda gay en Linterna Verde, parecería que el universo Marvel no puede quedar afuera de la integración de “todos” los grupos sociales. Ya veremos cómo se hace el “surgimiento”.

El debate étnico – donde las águilas se atreven

El período de publicaciones de Marvel que abarca del 2000 a la actualidad se caracterizó por una polarización étnica y racial en la mayoría de los textos, sobre todo después del ataque al World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. La introducción de personajes extremistas/fundamentalistas religiosos (islámicos, musulmanes y hasta cristianos radicalizados) le dio a la comiquera un nuevo abanico de enemigos tipificados para sus superhéroes. La homosexualidad, como ya fue esbozado, fue aceptada en las tramas a través de apariciones esporádicas. En el caso racial, la última línea Marvel reinventó varios de los productos insignia de la empresa con una diversificación en los orígenes de sus protagonistas. Uno de los ejemplos más notables es Nick Fury, el director de S.H.I.E.L.D, tira actualmente producida también para la televisión (Sony) y con apariciones en las películas vinculadas (Avengers, Iron Man), en las que el personaje es encarnado por Samuel L. Jackson.


El Capitán América, uno de los bebés de Jack Kirby, editado por primera vez en 1941 con la carga política de la inminente intervención de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, mantuvo una línea de modelo del “sueño americano”; el superhombre diseñado a la medida del ejército para defender a su nación de villanos que representaron durante más de 70 años a los grandes enemigos políticos y militares de la “tierra de los libres y hogar de los valientes”. El anuncio del “segundo día”, entonces, sorprendió a la comunidad nerd: el escudo del Capitán América se encuentra colgado desde 2007, cuando a Steve Rogers se lo asume muerto luego de una operación. Sin embargo, la historia termina (y retomaría) con Captain America #21, tira en la que sus enemigos (vuelve a enfrentarlos por esas cosas de que no se puede matar tan fácilmente a un personaje tan emblemático de la familia Marvel) logran drenarle de su cuerpo el suero que le otorga sus poderes, y Rogers no sólo pierde sus poderes, si no que comienza a envejecer. Así llegamos a que, “coming this fall”, Falcon, uno de los más viejos y grandes aliados del Cap, tomará el legado del escudo de la estrella. Más conocido como Sam Wilson, fue quien salvó la vida del Capitán antes del mencionado episodio #21 y, editado como personaje en 1969, fue el primer héroe africano-americano del mundo de Stan Lee. Si un negro iba a hacerse cargo del modelo americano, tenía que ser él. Cualquier similitud con la realidad política es pura coincidencia. “Sam Wilson vuela donde las águilas se atreven, así el intrépido Falcon asume su nuevo papel como Capitán América”, anuncia el comunicado disponible en el sitio web oficial de Marvel. Lamentablemente, racistas y sexistas siguen pujando en todos lados, y los nerds no son la excepción: negros que piden que se respete el personaje original, blancos que dicen que este cambio es para molestarlos. Las redes sociales estallaron en la

controversia. ¿Otra movida comercial o un verdadero intento de diversificación de las tiras cómicas para llegar a integrar y abarcar nuevos públicos y apoyar la transculturación en términos amables? Marvel declaró que Sam Wilson (representado por Anthony Mackie en Capitán América: soldado de invierno), además, comparte las creencias de Steve Rogers en todo sentido, pero tiene la historia y las preocupaciones del hombre moderno, siglo XXI. El otro justificativo, entonces, es la “renovación” de la tira luego de 70 años. Marvel ya había pensado (¿casi jugando?) en instalar esta idea en el pasado. En 2003, de la tira “Truth: red, white and black” surge el personaje de Isaiah Bradley, paciente negro sobreviviente de un nuevo experimento para recrear la fórmula del súper soldado por parte de los científicos sobrevivientes a la Segunda Guerra Mundial. Bradley no trascendió mucho más ni es actualmente conocido, pero fue el primer intento de Capitán América negro y es un ícono de la comunidad nerd afroamericana. Lo que sabemos hasta el momento es que la nueva imagen de Capitán América incorporará las alas que luce Falcon: “Si históricamente podía actuar en el aire como soporte, volando alrededor de Steve (Rogers) durante la batalla, ¿por qué no fundir a los dos?”, explicaron desde Marvel. Queda esperar a su lanzamiento, la polémica, los planes de comercialización y adaptación a pantallas y los millones que saquen el viejo Stan y su equipo empresarial de esta otra bomba para la historia de las tiras cómicas. ¿Integración, negocio, abu r r i m ie nto, cansancio, ganas de controversia? El mundo imaginario con el que crecieron generaciones enteras se termina como lo conocemos.

Cualquier similitud con la realidad política es pura coincidencia. 25.


Tarantino: De empleado de video club a cineasta aclamado. Logró un estilo inconfundible desde su primer film aunque a lo largo de los años fue mutando. Enterate qué es un director de culto y si Tarantino lo sigue siendo. POR Ulises Arena MONTAJE Martín Ithurbide

iscusiones desopilantes sobre temas irrelevantes, violencia extrema y salvaje, planos grotescos, venganzas servidas en platos fríos y escenas eternas sin cortes cuasi teatrales. Elementos que nos retrotraen a un estilo, a una personalidad y a títulos de cine con el sello de Quentin Tarantino, quien ha sido considerado un director de culto, desde los años noventa, de la mano de Perros de la calle, Pulp Fiction y Jackie Brown (las dos primeras son un must en tu lista de vistas). Ahora, ¿qué significa ser un director de culto? Desde su primer uso por los críticos en los años se-

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dos caras de una misma genialidad

tenta hasta el día de hoy se habla de directores y películas de culto. Es un término un tanto dificultoso de definir, ya que hay una amplia variedad de títulos dentro de este universo: los hay comerciales con altos presupuestos, clase B y con escasos recursos, surrealistas, con humor negro, controversiales, dramáticos, cómicos, etcétera. Hay quienes creen que son aquellos directores que mantienen una misma línea temática a lo largo de todas sus obras o de estilos particulares. La realidad es que películas de culto son aquellas que poseen un público devoto, aficionado, limitado en número (muchas veces minoritario), homogéneo en gustos y que rechaza la cultura predominante principal. Después,

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claro, hay varias razones dentro de las temáticas y los estilos que arrastran a ciertos espectadores a formar un grupo selectivo. Una característica omnipresente en todo título de culto es la paradójica opinión de su audiencia: algunos afirman haber visto una obra maestra mientras que otros sostienen haber perdido tiempo de vida viendo una película nefasta. Quentin Tarantino nació en Knoxville, Tennessee, en 1963. Su papá era actor y músico, lo cual lo indujo a interesarse por las artes desde pequeño. Sin embargo, el hecho más significativo que repercutiría en su futura carrera fue el trabajo en un videoclub. Allí se nutrió de los más variados géneros del cine y aprendió qué era lo que más le interesaba a la gente. A su vez, se fanatizó por los títulos de artes marciales, spaghetti westerns y de drama o terror psicológico; expresiones que combinó años más tarde en sus guiones. El estilo Tarantino es completamente detectable. Hay ciertas marcas registradas dentro de su filmografía que son muy llamativas y cabe resaltar: Utiliza un dispositivo de narración no convencional (retrospectivo en Perros de la calle, no-lineal en Pulp Fiction y en forma de capítulos en Kill Bill). Emplea violencia exagerada que en contextos hace las veces de humor negro. Todas sus películas contienen una escena donde tres o más personajes se apuntan con armas entre ellos al mismo tiempo.

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Antes de una situción intensa, sus personajes suelen mantener una conversación calmada y relajada para intentar dilatar el hecho violento o evitarlo por completo. No devela los nombres reales de algunos de sus personajes (en algunos casos omite decirlos y en otros usa apodos como Mr. Pink, Honey Bunny o los bastardos en Bastardos sin gloria). Prefiere marcas de productos ficticios como los cigarrillos Red Apple o la hamburguesería Big Kahuna Burger, ya que odia las grandes compañías. Usa títulos para describir personajes, las escenas venideras o dividir los capítulos. La palabra “bingo” siempre está presente en boca de alguno de los protagonistas. La cantidad de armas blancas presentes es proporcional al gusto de Tarantino por ellas. Las bandas sonoras están compuestas por guitarras españolas. Como amante del cine tarantinesco me es difícil hablar de malas producciones suyas. Me encuentro sin lugar a dudas dentro del público devoto hacia él del que hablaba previamente, pero la ver-


El carácter y la personalidad de las películas no están en juego, sí su uso o abuso. Los personajes de una década y otra no son mejores ni peores, sólo distintos porque cedieron su estelaridad a las historias. dad es que escuché a lo largo de toda mi vida expresiones como: “¡qué mala película!” o “¡qué aburrimiento…” en referencia a obras del director de Tennessee. Inclusive, me topé en un foro en internet con una discusión intitulada ¿Qué tiene de obra maestra Reservoir Dogs?, donde fanáticos y opositores se baten a duelo sangriento exponiendo sus argumentos acerca de Perros de la calle. Esto es una reproducción de lo que sucedió en los años noventa con los críticos de profesión y no hace más que sostener la idea de que se trata de una película de culto. Además, me encontré con casos muy particulares de exfanáticos de Tarantino: seguidores que idolatraron sus primeras películas pero no encuentran buen gusto en las más recientes. Sostienen que el director abusa de los diálogos extensos, que la tensión hace agua ya que se puede deducir cómo terminará una escena, que los personajes son vacíos y no tienen nada de fabulosos y que no son Tarantinos puro. Conforme a su pensamiento, desde A prueba de muerte (2007) para acá sólo pueden verse los rasgos más superficiales de su estilo; Bastardos sin gloria carece de la frescura y la fuerza narrativa de sus anteriores trabajos que hicieron de ella una tediosa historia con atributos setentosos malogrados, según la web Blog de cine. Diego Curubeto, crítico de Ámbito Financiero, dijo acerca de Django

sin cadenas: “(los protagonistas) caen envueltos en los excesos tarantinescos, a los que les termina sobrando demasiadas palabras y, evidentemente, un productor que modere sus ínfulas de genio terrible, lo que hubiera redundado en una muy buena película en lugar de esta gran obra fallida”. El carácter y la personalidad de las películas no están en juego, sí su uso o abuso. Los personajes de una década y otra no son mejores ni peores, sólo distintos porque cedieron su estelaridad a las historias, las cuales cobraron una importancia mayor y una espectacularidad que las primeras no tenían (los presupuestos se multiplicaron y con ello los límites). Los productos iniciales debieron apoyarse en la psicología y experiencias de sus personajes como los cimientos para ser obras maestras, las modernas tienen otras posibilidades y juegan con nuevos elementos. En el marco de la Comic Con de San Diego, Quentin Tarantino confirmó el rodaje y estreno para 2015 de su último guion original: The hateful eight, un sangriento western que contará en su elenco (hasta el momento) con Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Tim Roth y Michael Madsen, entre otros. Situado en Wyoming y post guerra civil, se trata de las peripecias de un equipo de caza recompensas que deben enfrentar una tormenta de nieve; para resguardarse de ella se refugian en un local de ropa masculina y es allí donde comienza una trama de desconfianza, engaños y violencia. Sin importar si se tratará del old o el new Tarantino, estoy seguro de que el estilo no se negocia. Los buenos diálogos endulzarán nuestros oídos y abundará la sangre hasta del personaje menos pensado. Luego, si se trata de una mercancía agotada o una obra maestra depende de tu juicio.

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POR Maximiliano Fernรกndez ILUSTRACIร N Milagros Esteves


“El Presidente natural de la Asamblea, del Comité Ejecutivo y del Consejo Federal es el Presidente de la AFA” a muerte inesperada de Julio Humberto Grondona –Don Julio, como le gustaba que lo llamaran- interrumpió un mandato inagotable al mando de la Asociación de Fútbol Argentino. En sus 35 años de gestión, se manejó frente a los micrófonos con el descaro de quien ostenta una impunidad absoluta. "Lo que tengo es razón. Tendría poder si haciendo las cosas mal, me quedo. Pero no, las hago bien, tengo capacidad". Con el correr de los años, Grondona pergeñó el sistema democrático más antidemocrático posible en el Estatuto de la Asociación del Fútbol Argentino. Su perpetuidad en el poder se cimentó en las paulatinas reformas personalistas en el estatuto; modificado por última vez en octubre de 2005. El artículo 25 propició sus nueve mandatos ininterrumpidos con la permisión de la reelección indefinida sin ninguna restricción. En tanto que el artículo 7 dice: “El Presidente natural de la Asamblea, del Comité Ejecutivo y del Consejo Federal es el Presidente de la AFA”. Sin maquillaje, ni pudor. A

la AFA, en teoría, la gobierna la Asamblea, el Comité Ejecutivo y el Consejo Federal, pero el presidente de la AFA es, a la vez, el presidente de cada uno de esos organismos. No sólo eso. El presidente de AFA es quien designa 14 de los 27 cargos del Comité Ejecutivo (quorum de por sí) y además cuenta con voto doble. Elige 9 miembros del Consejo Federal (uno menos del quorum), elige a todos los miembros del Tribunal de Disciplina, de Apelaciones, del Colegio de Árbitros y también a la mitad del Tribunal de Cuentas. Verticalista como ningún organismo del país, sin una reforma estatutaria profunda y democrática, la posibilidad de más “Grondonas” es concreta. “Me quisieron traicionar, pero sigo adelante porque mi gestión es un éxito rotundo y eso tiene más fuerza que la traición”. El supuesto éxito rotundo de la gestión de Grondona flaquea por todos lados. Desde lo futbolístico y meramente estadístico, en 35 años de mandato, pasaron diez entrenadores por la dirección técnica de la Selección argentina. Se obtuvieron el Campeonato Mundial de 1986, dos finales (1990 y 2014),

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dos medallas de oro en Juegos Olímpicos (2004 y mandato. Otra vez, la AFA no es la única respon2008), dos Copa América (1991 y 1993) y seis munsable. Las dirigencias del fútbol argentino están diales sub-20. Nada brillante para varias de las atravesadas por la connivencia con sus barras: generaciones de futbolistas más destacadas de la entradas para reventa, el negocio de los trapihistoria argentina. tos y del merchandising en las adyacencias del Aunque lo verdaderamente grave es el estado del estadio y hasta, en ciertos casos, porcentajes de fútbol local. Pauperizado en capases de jugadores. lidad a un nivel insospechado. Grondona repartió Grondona estuvo de acuerdo Si bien no se puede obviar el discrecionalmente el dinero con Hinchadas Unidas Argencontexto, el crecimiento expoentre los clubes. Se guardó tinas, el esperpento ideado nencial de los equipos europeos dinero de los derechos de por Néstor Kirchner que nuy la Ley Bosman, que eliminó los televisación con el objetivo de cleó distintas barras bravas. cupos de extranjeros y permitió apagar incendios cuando lo Contribuyó con entradas para la inserción masiva de sudamefuera necesario. el Mundial de Sudáfrica. Desricanos en el viejo continente, pués, a modo de chiste de mal el éxodo de talento fue irreparable. La responsagusto, pensó en AFA Plus, aún no implementado, bilidad no es sólo de AFA, sino de los clubes, pero como un sistema útil para erradicar la violencia de desde la entidad jamás se implementó una medida las canchas; una base de datos enorme con todos que inhabilitara a vender juveniles hasta determilos hinchas que ingresarían a un estadio para así nada cantidad de partidos en Primera, por ejemprohibir el acceso a los violentos. Los barras, por plo. Además, la implantación de los torneos corsu parte, siguen y seguirán entrando. Además, y tos en 1991 alimentó la histeria por los resultados casi que lo naturalizamos, el hincha no puede ir a y la urgencia. Impidió, de esa manera, cualquier ver a su equipo de visitante desde hace un año. proyecto futbolístico serio que tuviera un traspié “Tengo que decir que no tuve problemas ni con los circunstancial. Ahora tenemos seis meses de tranmilitares, ni con los radicales ni con los peronistas. sición para reordenar cada categoría. Una desproComo vicepresidente de la FIFA, tengo más poder lijidad más entre tantas. que cualquier político de la argentina”. “Nunca voy a revelar la identidad de un barra brava Un solo presidente de AFA para trece presidentes porque no conozco ninguno”. de la Nación que pasaron en los últimos 35 años: Se contabilizan 156 muertos en su extensa gestión. llegó apadrinado por Videla y después pasaron Muchos de ellos por enfrentamientos entre barras Viola, Galtieri, Bignone, Alfonsín, Menem -x2-, De bravas, sean internos por el liderazgo o externos la Rúa, Puerta, Rodríguez Saa, Camaño, Duhalde, por el aguante. Las barras ya existían antes de su Néstor Kirchner y Cristina Fernández -x2-. Todos llegada en 1979, pero se consolidaron durante su los colores políticos de la gama argentina. El que

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siempre resistió fue Grondona. Su inigualable cintura política le permitió acomodarse con cada uno de ellos y hasta estrechar lazos con algunos. La segunda frase es un grondonismo auténtico. Saca chapa con su soberbia de siempre y ni se inmuta por el qué dirán. Asegura ser más poderoso que cualquier político argentino porque, de hecho, no estuvo lejos de serlo. “El que tiene un Fitito no puede manejar un Mercedes Benz. Hay que gastar sólo lo que se puede gastar. Nadie puede tener un equipo como Boca o River”. La frase tan frecuentada por estos días de “AFA rica, clubes pobres” tiene tanto de verdad como de parcialidad. Grondona siempre se reprochó no haber podido controlar eficazmente las administraciones de los clubes. Los números que entregan casi todas las instituciones comparten el rojo. Deudas estrafalarias y contratos imposibles de pagar. Muchos endeudados optan por continuar endeudándose en lugar de la austeridad. Grondona repartió discrecionalmente el dinero entre los clubes. Se guardó dinero de los derechos de televisación con el objetivo de apagar incendios cuando lo fuera necesario. Algún incendio controló, pero la economía de los clubes es una bomba que tarde o temprano va a explotar. “Le tengo más miedo al lápiz y al micrófono que a un revólver”. Su relación con el periodismo siempre fue tensa y distante. Cada tanto, se improvisaban ruedas de prensa informales en la puerta de la sede de AFA, en las cuales se mostraba despectivo como si la posición que ocupaba le otorgara la facultad de deni-

grar. Destilaba altanería y paranoia por doquier. Consideraba que el periodismo, con tergiversaciones permanentes e informaciones imprecisas, era uno de los responsables de su pésima imagen pública. El periodismo deportivo tendrá sus muchos vicios, pero la imagen de Grondona no hace más que condecir con lo que fue Grondona. "Arriba vamos a pagar todos, abajo no". Arriba, abajo, en el medio, el que paga el papado de Grondona es el fútbol argentino que lo padeció durante 35 años. El anillo que alardeaba “Todo pasa” se lo sacó el día de la muerte de su esposa. No todo pasa. Es de iluso creer que todo va a cambiar de la noche a la mañana por su muerte. Llevará muchos años -quizás décadas- refundar nuestro fútbol. Si es que la refundación aparece como real objetivo.

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Sabella deja hinchas de la Selección

Por Maximiliano Fernández Montaje Camila Fernández

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e terminó el ciclo de Alejandro Sabella como técnico de la Selección argentina. Desde los números, su etapa fue inapelable: en casi tres años, disputó 41 partidos; ganó 26, empató 10 y apenas perdió 5. Convirtió 76 goles y solo recibió 33. La Selección ganó las eliminatorias con holgura y volvió a protagonizar una final de un Mundial después de veinticuatro años.

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Supo armar un grupo sólido y potenciar a Messi como ningún otro seleccionador. El 10 fue el goleador del ciclo con 25 tantos. Construyó un entorno que lo hizo sentir cómodo, a partir del recordado triunfo ante Colombia en Barranquilla, con la compañía de Di María, Agüero e Higuaín. También hay que decir que lo desmanteló a la hora de la verdad, en las fases decisivas del Mundial, entre lesiones y prioridades defensivas.


Sabella, desde su primera exitosa incursión en Estudiantes, demostró ser un entrenador más preparado para neutralizar al rival que para doblegarlo. La Selección, por jerarquía individual, está obligada a ser protagonista. Cuando jugás de contragolpe frente a otro equipo que contragolpea, pasa algo parecido al partido con Holanda: 120 minutos sin arcos. Así y todo, lo mejor hubiese sido que Sabella siguiera hasta, por lo menos, la Copa de América del año que viene para saber si la continuidad implicaba encontrarnos con la Selección post Colombia o con la de los últimos partidos en el Mundial. Sabella se fue y, más allá de discusiones futbolísticas, deja un legado que va mucho más allá: reconvertir al futbolero en hincha de la Selección; imponer sentido de pertenencia donde no lo había hace años. El futbolero es hincha de su club por excelencia y casi exclusividad. Repite invariablemente su ritual semanal. Está pendiente de las novedades de su equipo y sufre o disfruta el partido del fin de semana. El ritual no se modificará un ápice cualquiera sea el resultado. Cualquiera sea el tamaño de la decepción. En los breves impasses de fútbol de selecciones, el futbolero se relaja, a excepción de los Mundiales. Contiene la pasión para enseñar una postura más fría y analítica. Durante y después de Brasil 2014, algo cambió. Se hizo un espacio que antes no existía. Apareció un lugar para la Selección. La generación que soportó todo tipo de fracasos mundialistas desde el 90 hasta la fecha, se compenetró con la Selección como nunca antes. La generación que salió dos veces campeona del mundo volvió a acercarse. La pregunta obvia es por qué. Y también hay una respuesta obvia: por el resultado. En una lista, sería: primero por el resultado, segundo por el resultado y tercero por el resultado, pero me gusta pensar que hubo un extra con el cual el argentino se identificó. ¿El estilo de juego? Descartado. Distó de ser atildado. En los siete partidos, empezó con una idea, después pasó a otra y luego volvió a una idea similar a la inicial. A Argentina se le presentó el fixture más

accesible que se recuerde en Mundiales y no superó con claridad a ningún rival. Ganó siempre por detalles ínfimos, aunque es justo decir que tampoco fue superado por ninguno y la final la pudo haber ganado. Cuesta responder a la pregunta de si hay un estilo de juego que represente al argentino. Uno sabe de qué habla cuando habla del fútbol brasileño, del fútbol alemán y del italiano, pese a cambios fugaces. Argentina tuvo la mala suerte de que sus dos técnicos campeones del mundo –Menotti y Bilardo- fueran rivales acérrimos. Y que a partir del éxito, seguidores de uno y otro dieran a llamar menottismo y bilardismo a dos ideas antagónicas de ver el fútbol y entablaran un enfrentamiento inconducente. Al día de hoy -28 años después-, ese binomio estancó el fútbol local en discusiones obsoletas, del talante de si hay que jugar bien para ganar. Seguramente el estilo de juego que represente al argentino sea el que le dé resultados ocasionales. Pese a que quieran hacernos creer otra cosa, todos los estilos han triunfado y fracasado casi por igual. Entonces, ¿de dónde viene, además del segundo puesto, la euforia por la Selección argentina? Promediando el Mundial, el hincha reconoció un nivel de compromiso que hasta ese momento nunca había visto. La Selección de fútbol desplazó al modelo oxidado que buscaban imponernos de los Pumas por dos cosas: la persecución común de un objetivo y la aplicación plena de parte de cada jugador para alcanzarlo. El supuesto bien común por encima del lucimiento personal. Sabella logró acoplar a un grupo con muchas figuras y, a la vez, comprendió que los protagonistas eran Messi y compañía. Supo ubicarse como actor de reparto. Cuando ya se confirmó que la sucesión recaerá en Gerardo Martino, hoy reconforta pensar que hay un legado post-Mundial: el futbolero volvió a ser hincha de la Selección y seguirá siendo hincha en competencias de menor valía, llámese Eliminatorias o Copa América. Costó mucho recuperar el sentimiento. Por eso, a Sabella habrá que agradecerle.

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Bilardo es un loco suelto. Tendría que estar encerrado” OSCAR RUGGERI POR Juan Ignacio Velcoff VIDEO Agustín Frías Silva, Juan Miguel Pérez y Manuel Cacho-Sousa Wiesse

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scar Alfredo Ruggeri. Si hubiese que definirlo con palabras sueltas, las primeras que vendrían son campeón del mundo, caudillo, capitán, líder, referente. Pero hay otra faceta más allá de la estrictamente futbolística que resalta de Ruggeri: es un genial contador de anécdotas. De los mejores de la Argentina. A sus historias, ya de por sí desopilantes, las condimenta con su gran talento para narrarlas y su humor ácido inconfundible. No es casual el comienzo de la entrevista. Me cagaste porque agarré la silla más baja. (Risas.) ¿Querés cambiar? No, dale. Estoy bien. Sos de Corral de Bustos pero no naciste en Corral de Bustos. No, nací en Rosario y a los veinte días me llevaron y me anotaron en Corral de Bustos. Estuve en Corral hasta los 17 años que me vine a Boca, solo con el Toro Genaro, un arquero que apenas se probó, quedó. Y yo estuve un más porque la verdad no la tocaba. ¿Por qué no la tocabas? Y porque yo era alto como soy ahora, pero flaquito. Entonces jugaba con tipos más grandes, de otras divisiones y unos bailes nos comíamos. Por suerte me tocó un técnico y unos muchachos que le dijeron “mire, está un poco nervioso, déjelo un tiempo hasta que agarre”. Y bueno, fui agarrando confianza hasta que empecé a jugar con los de mi división, que era Sexta en ese momento, en el año 79. ¿De chico eras como nosotros te conocemos: aguerrido, de ir al frente, guapo? Era muy competitivo. Hay una frase tuya que dice: “Me hice duro por las palizas de mi vieja” Éramos tres varones en casa y mi viejo laburaba con el camión. No estaba nunca y se la tenía que bancar

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ella sola. Entonces… la ligábamos. Cobrábamos todos parejito. Está la anécdota de la pelota Pulpo… Nos costaba. Nosotros éramos de la época que teníamos álbumes de figuritas y al que los llenaba le daban una pelota de cuero. Era como ganarse una Ferrari para nosotros. Era imposible porque la figurita difícil a Corral de Bustos no llegaba. Mandaban 200 mil paquetes y no estaba la difícil. Las tenían en Buenos Aires todas. Llegábamos a la escuela y preguntábamos “qué te falta”. Siempre faltaba la difícil y todos los álbumes sin el jugador estrella. ¿Y qué hicieron con tu hermano? Dijimos con mi hermano “vamos a Buenos Aires”. Hacíamos algunas cositas: bolsas de jabón en polvo, detergente que íbamos a vender. Hicimos una guitita y nos alcanzó para la Pulpo, que era color bordó con amarillo. Nos compramos y teníamos en casa un arco con la ventana a la cocina atrás. Pateábamos ahí, pero pateábamos con todo. Aparte, a la Pulpo le dabas de punta y volaba sabes cómo. Hasta que un día rompimos el vidrio. Estaba mi mamá hirviendo la leche. ¿Metieron la pelota adentro de la olla? Rompimos el vidrio y entró la pelota ahí. Obviamente tumbó todo. Mamá no nos pegó, pero agarró la Pulpo, prendió la hornalla de la cocina y no sabés los globitos que empezó a hacer la pelota. Lo que llorábamos… porque nos duró nada; un día, dos días. Nos queríamos matar porque no había un mango. Yo te voy a decir una frase, una palabra, una oración, un nombre y vos me tenés que responder las primeras tres palabras que se te vengan a la cabeza. Arrancamos con algo flojito: AFA con Grondona. En este momento de respeto porque desgraciadamente falleció. Yo no estaba de acuerdo con un


montón de cosas, pero por respeto hice silencio toda la semana. No atendí a nadie, corté los teléfonos. Recién hoy me puse en marcha. No se me ocurre nada por lo que pasó. Por respeto. Ruggeri en Boca. “El camino Selección” ¿El camino Selección? Metanlé un puntito porque no me entran todas las palabras. El camino “coma” Selección. Ruggeri en River. El mejor momento. Vos sos consciente de que lograste la única Copa Intercontinental que tiene River, pero parece que muchos se acuerdan más del ‘96 que del ‘86.

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Sí, los escucho. No entiendo y me da un poquito de bronca. Pero las cosas son así. Alejandro Fantino. El mejor conductor. Te dio manija. No puedo hablar más. Me dijiste tres palabras (risas). La verdad que la paso muy bien con él, nos divertimos cada vez que nos encontramos, nos entendemos. Ya nos miramos y sabemos lo que pasa por la cabeza del otro. Buena gente. Carlos Salvador Bilardo Un loco suelto. Tendría que estar encerrado desde la época en que nos agarró a nosotros por las cosas que pasamos. Lo que tuvimos que hacer para jugar en la Selección. Por ejemplo, ¿alguna de las que tuvieron que hacer? Cuando teníamos viajes, siempre se reservaba un piso para la Selección y trataba de que los pasillos fueran largos o en círculo. Y por esos pasillos hemos corrido, hemos hecho diagonales, frenos, elongación. De lo que se te ocurra. Contame la anécdota de la plaza. Íbamos a viajar a la India, a Calcuta, y yo estaba lesionado. Tenía que ver si podía ir o no. Resulta que me cita Bilardo a la casa con un bolso de ropa. Era muy extraño. Tenía esas cosas de citar en la casa, en Flores, enfrente de la plaza. Así que llego y me dice “cambiate”. Me cambio y salimos los dos, él vestido de entrenador, ya campeones del mundo. Me dice “vamos a correr”. Yo le pregunto: “Carlos, ¿cómo vamos a correr en la plaza de Flores si pasan un millón de personas?” Y él me dijo que no pasaba nada. Era para probar a ver cómo estaban las piernas. Empezamos a correr y se llenó la plaza. Era un estadio. Pero, ¿por qué en una plaza? Y porque no quería ir a una cancha para que no “sale”. Son las locuras de él. Yo trotaba hasta que vi

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que paró un partidito de unos nenes que estaban jugando, de 8 años más o menos. Ya me la veía venir y le dije que no iba a jugar con los chicos, pero él le sacó la remera a cinco y armó dos equipos: 5 contra 5. Yo tenía que patear para ver si la pierna me respondía o no. Yo no quería patear porque eran nenes chiquitos. “Quedate tranquilo que ya hablé con el arquero”, me decía él. ¿Y los nenes? Los nenes, felices de la vida. ¿Qué te parece? Contentos los padres. No lo podían creer. Diego del ’94. Éramos campeones “coma” Diego. Si estaba él, éramos campeones sin duda. No tenían chances los demás. Después de ver la final Brasil-Italia no tenían posibilidad de competir con nosotros. Hasta tanto que nos enteramos de que en la concentración brasileña festejaron cuando salió positivo Maradona. Con Diego y los jugadores que había, nos podía llevar a ser campeones del mundo. Diego del 2010 Le faltó suerte. ¿Le faltó suerte? ¿Con cuatro goles le faltó suerte? Sí, porque cuando empieza un partido tan importante y al minuto te hacen el gol de la primera pelota parada en el partido, complica. Sanfilippo. Mal amigo “coma” persona. Porque yo no jugué con él, pero me contaron todos los compañeros que se cambiaba solo, que nadie se quería cambiar con él, que nadie quería concentrar con él. ¿Es verdad que le pegaste un codazo en un programa? Yo todo lo que pasó, me lo olvidé. Para atrás, yo no recuerdo absolutamente nada. Fernando Niembro. La pasé bien con él. Porque hicimos el Equipo de Primera, y la verdad que me llevé muy bien.

¿Te agarraste? Nos agarramos una vez. Estuvimos sin hablar durante no sé cuánto tiempo. Hasta que un día, en un avión, me pareció que había que hablar y hablamos. Y de ahí largamos y quedó todo bien. Ruggeri en casa y en familia. “Es lo mejor, porque es lo que mejor me pasó.” Tener esta familia, haberla compuesto con mi señora, con mis hijos, ahora nació un nieto. Para la mayoría de los jugadores, cuando tenés una familia que acompaña, que te ordena la vida, vas a tener una carrera importante. Ricardo Gareca. Mi hermano. Por favor contame la anécdota de Cali, cómo fue. Jugábamos la final con River, contra América de Cali. Llego a Colombia, lo llamo a la concentración y hablamos. Me dice “te pido por favor, mañana, no nos saludemos, porque la gente de acá piensa que si nos saludamos, después pasa algo en el partido”. Le digo “olvidate, ¿cómo te voy a saludar?”. ¡Para qué me dijo eso! Salimos a la cancha: un lío, un griterío, los colombianos nos tiraban de todo. Yo espero a que salgan ellos. Y cuando sale entro a correr al lado de él. Me dice “salí de acá, la puta que te parió, no te dije que…” “Pero cómo no me vas a saludar, ¿vos estás loco?” “Tomátelas de acá, hijo de puta. Te voy a ir a buscar, eh.” “No, dale, saludame.” Lo sigo corriendo hasta el arco, donde estaba Falcioni. Lo corrí hasta el arco de Falcioni, porque se me fue hasta allá. Me saludó y me puteó de arriba a abajo. Por último, la pregunta esnob: Oscar, todos los que te conocen, los que te siguen, saben de tus triunfos, de tus derrotas, de tus amigos y tus enemigos, conocen tus anécdotas, también. Pero hay algo que no conocemos. ¿Cómo es Oscar Ruggeri en la cama? Y… mirá, hace 32 años que estoy con mi mujer. No sé si te contesté. (Risas.)

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Estamos en POR Emmanuel Cendali MONTAJE Camila Fernández

an pasado ya varios días del temeroso 30 de julio del 2014, fecha límite que poseía la Argentina para conseguir un acuerdo con los holdouts sin que la palabra default invadiera por completo nuestro vocabulario cotidiano. El vencimiento del bono Discount, que suponía un pago por 539 millones de dólares a los bonistas reestructurados, nos reforzó la creencia que vislumbraba una solución al litigio de último momento, un salvataje que nos permitiera llegar a un acuerdo con los fondos buitres y, a la vez, cumplir con el pago de aquellos bonistas que sí han aceptado una reducción en sus créditos otorgados a la Argentina. El mediador, Daniel Pollack, tuvo en sus manos la difícil tarea de acercar las pretensiones de las partes en el llamado “Juicio del Siglo”. Firme en sus posturas, las negociaciones se desarrollaron en su mayoría en cuartos aislados, sin contacto directo entre los participantes de las comisiones enfrentadas y confiando exclusivamente en la inútil tarea del Special Master de ablandar

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a uno u otro bando. En ellas, la propuesta de los holdouts se concentró en obtener aquello que el juez Griesa les prometió: el pago en efectivo de los cercanos 1.500 millones de dólares. Por el lado de la Argentina, conseguir el ansiado “stay”. Es decir,


n default

una medida cautelar que suspendiera la sentencia en contra del país y nos permitiera continuar con el pago de nuestras obligaciones. En este marco, el rumor que posicionaba a los bancos nacionales enrolados en ADEBA (Asociación de

Bancos Argentinos) como factor solución representó la única posibilidad de entendimiento en los más de 25 días de reuniones truncadas. Sencillamente, los bancos propusieron construir un fondo de garantía para el cumplimiento de la sentencia por un valor de 250 millones de dólares a cambio de demorar el pago exigido por la Corte de los Estados Unidos hasta enero del 2015. Otra posibilidad, recaía en comprar la totalidad de los bonos en poder de los fondos buitres y negociar el “stay” conjuntamente con el país frente al juez Thomas Griesa. Sin embargo, ninguna opción prosperó. Desde el ministerio de Economía, se alzaron denuncias sobre el origen de los fondos y una presunta extorsión de las entidades financieras a tomar dinero de la caja de Seguro de Depósitos S.A. (encargada de garantizar un determinado porcentaje de los depósitos bancarios de los ahorristas) ante una posible falta de devolución del Estado Argentino. Por parte de los holdouts, rechazaron el ofrecimiento por “carecer de respaldo”.

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Ante la negativa de ambas partes y con la urgencia rados. Por tanto, si el Gobierno Nacional decidiede los vencimientos al final del día, la única opción se cumplir el fallo de la Justicia Norteamericana, capaz de detener a tiempo el conflicto y permitir los contratos firmados en el país nos obligarían a el traspaso de los fondos depositados en el Bank abonar una cifra astronómica que ronda los 200 mil of Nueva York Mellon (BONY) a los bolsillos de los millones de dólares con el mayor optimismo de los bonistas del canje, no era otra más que cumplir con analistas. Además, se desataría una serie de litigios las exigencias de los grupos especuladores en su con el 6% restante de los tenedores de bonos en deforma íntegra. Abonar la totalidad del capital a va- fault, que representarían otros 15 mil millones de lor nominal más los intereses y punitorios al día de dólares adicionales que se fugarían de nuestra ecola fecha, cuestionando seriamente la efectividad de nomía. los procesos de reestructuración de deuda a futuro Con tal razonable argumentación, la opción inmey sentando jurisprudencia en la interpretación de diata de pago quedó totalmente desechada. Esto nos las cláusulas que intentan alejar la acción especu- abrió paso para realizarnos el siguiente cuestionalativa de la deuda soberana. miento: ¿estamos en default? Desde una sala precaria y de forma improvisada, La situación de default soberano es también conociel Ministro de Economía Axel Kicillof comunicó la da como cesación de pagos, donde un determinado falta de acuerdo entre Argentina y los holdouts, y el país suspende el cumplimiento del total de sus oblicese de las negociaciones entre las partes. Expresó gaciones ante la falta de liquidez para afrontarlas. también los motivos de La interpretación de tal determinación. El Si el Gobierno decidiese cumplir el fallo esta definición aplicada principal de ellos fue de la Justicia Norteamericana, los al caso argentino nos ha la falta de condiciones contratos firmados en el país nos dejado, en las últimas legales del país para obligarían a abonar una cifra que ronda horas, los clásicos anáafrontar el pago prelos 200 mil millones de dólares. lisis antagónicos que tendido por los fondos se convirtieron en una buitres citando a la ya famosa cláusula RUFO. Esta marca registrada de los años kirchneristas. En la norma, con vencimiento en diciembre del 2014, disputa política, los conceptos económicos parele prohíbe al país realizar ofertas superiores a las cen carecer de sentido estricto y son susceptibles a propuestas en los canjes del 2005 y del 2010 para toda modificación que justifique su uso. Los enunaquellos bonistas que se hayan negado a participar ciados de los análisis son tan extremos que nos lleen ambos acuerdos. En caso de violar la misma, varon a comparar la situación actual con la crisis la Nación se comprometió a reconocer el mismo vivida en el 2001, en la cual el país suspendió el monto a la totalidad de los acreedores reestructu- pago de sus obligaciones por carecer de los fondos

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para afrontar una deuda externa acrecentada de forma galopante por un Gobierno que se obstinó en mantener un régimen de tipo cambio fijo. Incomparables son los dos momentos históricos ante cualquier variable económica. Por otro lado, desde el discurso oficial se niega toda consecuencia negativa que tal disputa pueda tener sobre la economía Argentina y se elude la palabra default en todas sus versiones (técnico, selectivo, etc.). Se instala la responsabilidad en el juez Thomas Griesa, que no solo realizó una inédita interpretación de la cláusula “Pari Passu” para justificar el impedimento de futuros pagos a los acreedores reestructurados, sino que también le delegó la facultad de otorgar el “stay” a la parte demandante. Daniel Pollack también es objeto de constantes críticas, luego del comunicado en el que vaticinó la decadencia absoluta de nuestra Nación ante el incumplimiento de la sentencia. Lo cierto es que, si bien la Argentina posee los fondos para cumplir con los vencimientos de la deuda reestructurada cuyo marco normativo se encuentra sujeto a la legislación norteamericana, los bonistas indudablemente no recibieron el dinero en sus cuentas. Esto coloca a nuestro país en una situación morosa. Sin embargo, Argentina continúa con el pago de sus otras obligaciones y, de hecho, el 29 de julio abonó la primera cuota del reciente acuerdo alcanzado con el Club de París. Esta situación novedosa carece de tecnicismo que la defina y, por lo pronto, presenta serias diferencias con el significado de default expuesto en párrafos anteriores. Sin embargo, lo importante se encuentra más allá del nombre mediático que adopte; lo importante son sus

Esta situación novedosa carece de tecnicismo que la defina y presenta serias diferencias con el significado de default. consecuencias. En lo inmediato, se registraron caídas en los mercados de valores del Mercosur, impulsadas por la disminución en el precio de las acciones de empresas internacionales que operan de forma activa en nuestro país. A su vez, las intenciones aguardadas en los miembros del Gobierno asociadas al acceso al crédito internacional para alivianar las presiones cambiarias y la restricción externa se encuentran en verdaderas dificultades ante un incremento de las tasas de interés para los préstamos a la Argentina. En el mediano plazo, es de esperar que exista un impulso tendiente a desacelerar el crecimiento de la economía a raíz de una contracción en la inversión, en el nivel de producto y, por consiguiente, en el nivel de empleo. La intensidad de tales efectos dependerá de las medidas que se adopten para la resolución del conflicto en los próximos meses y de sus consecuencias, favorables o desfavorables, para nuestra economía. También, se verán influenciados por el éxito que alcancen las políticas que aplique el Gobierno para contrarrestar cualquier efecto negativo dentro del país que pese -como siempre ha pasado- en los hombros de los trabajadores.

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Febrero de 1896

16 de mayo de 1916

2 de noviembre de 1917

Se publica el libro “Der Judenstaat” del periodista austro-húngaro Theodor Herzl, que reivindica la conformación de una patria judía en la tierra prometida ante el creciente antisemitismo que se experimenta en Europa. La idea cobra fuerza en la comunidad judía minoritaria que habitaba Palestina (del Imperio Otomano) y la mayoría de judíos dispersos por Europa en lo que se conoce como la diáspora judía.

Se firman los acuerdos Sykes-Picot que establecen a la región de Palestina como zona de influencia británica luego de la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial y su posterior disolución. Se inicia entonces el “Mandato Británico de Palestina”.

Se publica la “Declaración Balfour” que manifiesta el apoyo Británico a la conformación de una nación judía en Palestina. Se considera como el primer reconocimiento de los derechos judíos sobre la “Tierra Prometida” y alienta la inmigración de esta comunidad hacia Palestina.

5 de junio de 1967

7 de diciembre de 1987

29 de septiembre del 2000

Se inicia la guerra de los seis días entre el Estado de Israel con Egipto, Siria, Jordania e Irak. Se destacó la logística israelí en la Operación Foco que destruyó la mayoría de las bases aéreas egipcias. Le garantizó un rápido triunfo, a la vez que la expansión considerable de su territorio. En 1982, Israel le concede a Egipto nuevamente el dominio de Sinaí y conserva la Franja de Gaza, Cisjordania, Altos del Gola y Jerusalén, la cual se declara “capital eterna e indivisible” del Estado de Israel.

Se produce la Primera Intifada, revuelta de resistencia palestina en sus zonas ocupadas de Gaza y Cisjordania contra el ejército Israelí. Se extiende hasta 1993 y se alcanza un compromiso de paz con el acuerdo de Oslo. Se construye un principio de convenio para la creación de un Estado Palestino en las regiones de conflicto. Israel no pierde dominio completo en la región. Continúa siendo el principal responsable de asuntos exteriores y defensa nacional con la promesa de ceder en 5 años el control total de las regiones palestinas a los árabes.

Se origina la Segunda Intifada: grupos armados palestinos reclaman por el dominio total de los territorios ocupados y la concesión de un territorio mayor por parte de Israel. Los enfrentamientos se intensifican con la participación de grupos terroristas para ambos bandos y desemboca en miles de muertos civiles.


Abril de 1936

27 de noviembre de 1947

14 de mayo de 1948

Comienza la “Revuelta Árabe” en respuesta a la exacerbada inmigración y la compra de tierras por parte de la comunidad judía en Palestina. Las medidas consistieron en paro de las actividades económicas y pago de impuestos que afectaban a Gran Bretaña reclamando restricciones migratorias. Luego, se iniciaron los ataques armados contra judíos. La revuelta cesa en 1939, después de la reprimenda del ejército francés contra los líderes árabes.

La ONU presenta el “Plan de Partición de Palestina” que propone la división de la región en dos Estados: uno que concentre a las comunidades árabes y otro a las comunidades judías. Las ciudades de Jerusalén y Belén quedarían bajo administración internacional por su importancia histórica. Se efectuaría tras el vencimiento del Mandato Británico en la región. Contaba con el apoyo de los líderes judíos pero no con el de los representantes árabes, que insinuaron emplear todos sus recursos para evitar su realización, incluso la intervención armada.

Vence el Mandato Británico y el Estado de Israel declara su independencia sumergido en una guerra civil que enfrenta grupos armados clandestinos de origen judío y árabe. Los enfrentamientos recrudecen con la intervención de la Liga de Países Árabes, que busca expulsar definitivamente a los judíos de Palestina. Esto origina la Guerra Árabe-Israelí. Su resultado fue no sólo la confirmación de la independencia del Estado de Israel, sino también la expansión de su territorio más allá de lo establecido por el plan de partición. A su vez, los asentamientos árabes, luego de la guerra, se nuclean en la zona de la franja de Gaza (bajo dominio Egipcio) y la zona de Cisjordania (bajo dominio de Jordania).

hoy en día El conflicto continúa con la misma violencia y una solución pacífica parece más lejana que nunca. La Franja de Gaza se encuentra en dominio de la organización terrorista Hamas que no reconoce al Estado de Israel y busca la instalación de un Estado Islámico que incluya a los territorios palestinos y judíos. Sin ninguna opción al dialogo, la contienda se dirime por la fuerza. Misiles que penetran de un lado y del otro las zonas fronterizas a Gaza y terminan con más y más vidas.

10 sucesos que explican el conflicto árabe-israelí POR Emmanuel Cendali

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POR Lic. Susana García Psicoanalista ILUSTRACIÓN Noelia Rivera

as redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram entre muchas otras, se han convertido en fenómenos de masas y han llegado a modificar nuestra forma de vincularnos. Toda la comunicación gira hoy en torno a los mensajes escritos ya sea por Whatsapp, chat de Facebook, o alguna otra mensajería instantánea. Ya casi la llamada telefónica quedó obsoleta, especialmente entre los jóvenes. Para estar comunicados hay que tener conexión a Internet, acceso a wi-fi. Si por algún motivo nos quedamos sin señal o conexión en el celular, las piernas temblequean, el mundo se desmorona, se abre ante nosotros un abismo: “¿¡Ahora qué hago?!”. Todas estas vías de comunicación y redes

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sociales hace 20 años eran impensables y hoy es impensable prescindir de ellas. Vivimos en una época de hiperconectividad, saturados de información permanente y la vida privada se muestra y se comparte públicamente. Así todo resulta atractivo y convocante en las redes. Apenas se escucha un sonido, miramos la pantalla con inmediatez para no perdernos la novedad, aunque dure solo unos segundos. La fugacidad en la pantalla alienta a seguir atrapados en ella. Nos incita a seguir y seguir pendientes. Hay un desplazamiento incesante del deseo, ya que como decía Lacan (y es una verdad muy difundida entre publicistas y marketineros) el deseo nunca se satisface del todo. Tal vez sea la ilusión de que con esta conexión per-


manente quedaremos a salvo de la angustia frente a la soledad y el vacío existencial.

Estamos gran parte del día con celular en mano, escribiendo o husmeando lo que pasa en el mundo de los que seguimos a través de Twitter o a nuestros amigos de Facebook. ¿Esto realmente genera mayor comunicación y relación con el otro o es solo una ficción? El filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman, autor entre otros libros de la Modernidad líquida, plantea que vivimos en dos mundos paralelos y diferentes: el online y el offline. Dice que estamos en un proceso de liquidez ayudada por el desarrollo de esta tecnología. Estamos olvidando lentamente -o nunca hemos aprendido- el arte del diálogo. Nunca en la historia humana hubo tanta comunicación como hoy, pero esta comunicación, según Bauman, no desemboca en el dialogo. En la clínica, así como en la vida misma, hombres y mujeres se siguen quejando de lo mismo: de la soledad, de la dificultad para entablar vínculos. Los jóvenes vienen a consulta angustiados, con situaciones como celos, rivalidades, infidelidades relacionadas y desencadenadas por este mundo virtual. Se escuchan expresiones como: “Me eliminó de todo”, refiriéndose al Facebook, whatsapp, Skype o planteos del estilo: “Estaba conectado a las

3 de la mañana por Whatsapp. ¿Con quién mensajea a esa hora?”. Esto no quiere decir que antes no hubiera conflictos, solo que manifiestos de forma diferente. ¿Entonces estas herramientas nos han ayudado, mejoraron nuestra calidad de vida? Las redes sociales son herramientas y una herramienta no es ni buena ni mala en sí. Todo depende del uso que cada uno le dé. En muchos casos servirán como trampolín para el encuentro y en otros los llevará a quedarse más en sí mismos, refugiándose tras la pantalla. Los usuarios no son meros receptores sino que producen sus propias significaciones. Afectos, deseos, concepciones ideológicas se expresan allí. Nos permiten comunicarnos con afectos que están lejos, reencontrarnos con personas queridas del pasado, compartir alegrías y tristezas con amigos, transitar pesares y duelos con palabras de fuerza y aliento. Podría pensarse la virtualidad, como un “espacio transicional”, expresión acuñada por el genial psicoanalista infantil Donald Winnicott. Este espacio transicional es un espacio intermedio, que no es ni el espacio exterior objetivo, ni el espacio interno subjetivo. Es una zona intermedia de experiencia, de juego; zona de ilusión, que corresponde a la vida imaginativa y a la actividad creadora. “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época”, decía Jacques Lacan. El buen uso de estas redes sociales puede enriquecer nuestras vidas y enredarnos en ellas sin perder nuestra singularidad.

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