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Diccionario Biográfico de Médicos Italianos hasta el siglo XIX

Diccionario Biográfico de Médicos Italianos hasta el siglo XIX Laura Pérgola y Federico Pérgola

Cavazzani Emilio: ? siglo XIX. Profesor de fisiología experimental de la Universidad de Ferrara. Obra: Rigenerazione e prima intenzione dei nervi (1888), Sul liquido cerebro-spinale (1892), Come si digerisce (1894), Sul mecanismo della trasformazione del glicogeno nell’organismo (1894), Sulla temperatura del fegato (1895), Termogenesi epatica nell’asfissia e postmortale (1896), Maternitá (1897), Intorno alla formazione del glucosio ne fegato (1899).

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Cavazzani Tito: ? siglo XIX. Profesor auxiliar de patología especial de la Universidad de Parma. Obra: Un caso di ferita dell’arteria vertebrale (1896), Sulla cura chirurgica della iscuria da ipertrofia prostatica (1897), La cura dell’empiema con i drenaggi e l’aspirazione permanente (1898).

Cayo Bernardino: Venecia, siglo XVII. Obra: De varsicantium usu (Venecia, 1606), De sanguinis effusione (Venecia, 1607), De alimentis que cuique maturae converniunt (Venecia, 1608).

Cayo Plinio: Como 23 (según Suetonio) – Estabia 79. Algunos autores le suponen un origen griego, otros veronés. A los 11 años llegó a Roma con su familia; estudió gramática con Apión. Desempeñó mandos militares –milites equestes– y en el año 45 se enroló en el ejército del general Pomponio Secundo que guerreaba contra Germania. Durante 5 años recorrió la Galia Bélgica. En esa época comenzó a escribir los 20 libros de su Historia de las guerras de los romanos. En el 55 dio comienzo Historia de su tiempo. Nerón lo nombró procurador de la España Citerión, cargo similar al que luego aceptó Vespasiano en la misma Bética. Tito lo honró con varios cargos oficiales, hasta que a los 52 años fue designado jefe de la escuadra anclada en Mesina, que desempeñó hasta su muerte. El 23 de agosto del 79 su hermana le advirtió de la nube de humo y fuego que vomitaba el Vesubio, al que Plinio no llamaba volcán, lo que daría cuenta del tiempo que no entraba en erupción. Se dirigió al lugar –por curiosidad científica– acompañado por un ayudante al cual le dictó las escenas que contempló. La escuadra, a la distancia, sintió los efectos de los gases emanados. Esto no lo amedrentó y se dirigió a Estabia (ciudad que desaparecería junto a Pompeya y Herculano). Los habitantes huían. Una ráfaga de vapores asfixió a Plinio, el Viejo, como fue llamado. Se lo reconoce como el primer literato que citó sus fuentes bibliográficas, en las que nombró una veintena de médicos famosos. Obra: De Re Medica libri quinqué; Epistolae Amicos de Medicina; De febribus liber.

Cayo, Valgio: Roma, siglo I. Sirvió a Augusto e hizo uso racional de la hidroterapia. Obra: Las propiedades y el uso de las plantas medicinales (desaparecida).

Ceccarelli Alejandro: ? 1831 – Roma 1893. Profesor, consejero comunal y miembro de la Congregación de Caridad, uno de los primeros médicos sanitaristas que confeccionó toda una legislación correspondiente a pedido del papa León XIII.

Ceccherelli Andrés: Florencia 1850 – siglo XX. Profesor de cirugía de la Universidad de Parma. Obra: Intorno alla genesi del carcinoma dell’osso (1878), Estirpazione della laringe (1881), La tuberculosi nelle malattie delle ossa e delle articolazioni (1884), La resezione del ginocchio (1884), L’ernie dell’ovaio (1885), La chirurgia come scienza e come arte ne suoi progressi (1887), Le ultime modificazioni nella cura delle ferite (1890), I cambiamenti di temperatura durante la narcosi cloroformica (1895), L’intervento chirurgico nelle malattie dello stomaco (1898).

Ceci Antonio: Ascoli Piceno 1852 - ? siglo XX. Presidente de la Facultad de Medicina de Pisa. Obra: Contribuzione allo studio della fibra nervosa midollare (1881), Dei germi ed organismi inferiori contenuti nelle terre maliriche e comuni (1882), Una nuova operazione

nella frattura della rotula (1885), Sulla cura operativa della frattura patellare (1887), Processo operativo per la resezione totale dell 1º costola (1891), Operazioni sul retto (1891), Idromeningocele della regione dorsale (1891), Craniotomia in emiplegico per compressione corticale (1892), I progressi della chirurgia (1895), Sviluppo e indole della chirurgia attuale (1899).

Celso Aulo Cornelio: Roma o Verona, circa 25. Llamado Cicerón de la Medicina o Hipócrates latino. Contemporáneo de Augusto, aunque otros autores lo hacen de Tiberio, Nerón y aún de Trajano. Su elevado rango social creó dudas sobre su profesión, pero sus escritos médicos –de gran relevancia y exactitud– hicieron casi segura su participación en la sociedad romana como médico genial. Plinio lo elogió como escritor y no como médico. Empero, su obra no fue consultada por otros médicos y parece haber sido de guía o divulgación, destinada a la clase patricia. Su afán por la verdad le otorgó una acentuada característica ecléctica. Dividió a la terapéutica en dietética, farmacéutica y quirúrgica (como los griegos), y fue el primer escritor médico que tradujo al latín los términos helénicos. Su famosa tétrada: rubor et tumor, cum calore et dolore, ha llegado hasta nuestros días. Su obra como traductor facilitó la introducción de la cirugía alejandrina. Su recreación filosófica de la medicina tuvo su valor: encontró errores tanto en los empíricos como en los metódicos, puesto que los primeros pretendían curar todo con medicamentos y los segundos con dietas y ejercicios corporales. Su razonamiento era realmente hipocrático. Sus observaciones clínicas, que tendieron a generalizarse, estimularon la creación de los grandes cuadros clínicos que, justamente, significaron un avance frente a la caótica medicina de ese tiempo, donde se entremezcló lo racional con lo mágico, lo sacerdotal con la superchería. Celso prescribió para las cefaleas dietas, sangrías, emplastos sinapizados y masajes; para la neumonía sangrías, cataplasmas, dieta ligera y ventilación de las habitaciones; para la diarrea ayuno total y alimentos astringentes. Dividió los medicamentos, según sus efectos, en purgantes, sudoríficos, diuréticos, vomitivos, narcóticos, etc., y fue el primero en utilizar la hidroterapia. Reducía las fracturas y luego las vendaba, aplicando férulas y mezclas de harina y cera para solidificar la venda. Aconsejó removerlas a la semana, cuando el edema y el hematoma hubieran cedido y el miembro recobrado su tamaño natural. Consolidada la fractura comenzaban los ejercicios destinados a mejorar la función. Las hemorragias se detuvieron con paños fríos al principio, luego con vinagre y finalmente se recurrió a la ligadura arterial o venosa. Celso Aulo Cornelio

Es imposible describir todos los consejos de Celso, a quien se lo consideró el ingenio más poderoso e independiente que tuvo la Italia Antigua. Abrazó todo lo positivo del libre pensamiento griego y lo volcó en una sociedad inmersa todavía en el pensamiento mágico. Logró el reconocimiento de sus compatriotas y todavía en el Renacimiento se lo elogiaba por su honestidad, sus enseñanzas éticas y su genio. Dejó una sola obra: De re medica o De Medicina.

Cerioli Alejandro: Siglo XIX - siglo XX. Obra: Contributo alla medicina operativa (1891); Sulla difussione della tuberculosi: mecí di prevenirla (1892); Cura del povero a domicilio (1893); Sopra tre casi di piedi torti congeniti.

Cerioli Gaspar: Cremona 1784 - Cremona 1865. Profesor de ciencias naturales y química orgánica. En 1807, descubrió la nicotina. Previno el peligro de transmitir la sífilis por la vacuna. Entre 1821 y 1859 participó en los movimientos revolucionarios y fue acosado por el gobierno austriaco. Obra: Analisi del tabaco; Sul presame.

Cerise Lorenzo Alejandro Filiberto: Aosta 1809 - París 1869. Adquirió gran prestigio en París e ingresó en la Academia de Medicina. Estudió la anatomía y fisiología del cerebro. En Aosta levantaron un monumento en su memoria. Obra: Les medicin des salles d’asile (París, 1836); Exposé et examen critique du systéme phrénologique (París, 1836); Des fonctions et des maladies nerveuses leurs rapports avec l’education (París, 1842); Essai sur les principes et limites de la science des rapports du physique et du moral (París, 1843).

Milciades Alejo Vignati

Nació en Buenos Aires, el 26 de febrero de 1895. En 1922, se graduó de doctor en Ciencias Naturales, en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales local. Fue profesor de Antropología y, más tarde, también de Etnología y Arqueología del Instituto del Museo de la Universidad Nacional de La Plata. En 1930, fue designado Miembro de Número de la Academia Nacional de la Historia. Colaboró con temas de su especialidad en diversas revistas de antropología e historia. Son numerosos sus trabajos sobre los asentamientos aborígenes y sus habitantes en nuestro país. Algunos de ellos están cercanos a lo que se denomina la antropología médica. El origen del hombre americano (1927); Los elementos étnicos del Noroeste argentino; La medicina entre los aborígenes argentinos; Trofeos con ablasión del hueso malar, entre otros. Falleció en Vicente López (Pcia. de Buenos Aires), el 7 de marzo de 1978.

Morgagni y la anatomía

Juan Bautista Morgagni nació el 25 de febrero de 1682 en Forli (Italia) y –en 1701– obtuvo el grado de doctor en Filosofía y Medicina en la Universidad de Bolonia. En 1705 inició su Adversaria anatomica prima y, entre 1717 y 1719 daría a luz cinco tomos suplementarios. Fue un prolífico escritor de temas científicos e históricos. Fueron enormes los descubrimientos de Morgagni, lo que hizo expresar al historiador médico Francisco Puccinotti (1794-1872) que “si hubiera dado su nombre a cada uno de los descubrimientos anatómicos… quizá una tercera parte del cuerpo humano llevaría su nombre”. Revitalizó la fama de la escuela médica de Padua y su nombre quedaría ligado a los tubérculos cuneiformes y los ventrículos de la laringe, las lagunas uretrales, los nódulos de las válvulas semilunares del pulmón, el lóbulo piramidal de la tiroides, el apéndice del mesosalpinx, el apéndice del testículo o hidátide de Morgagni, la hiperostosis frontal interna, la cirrosis hepática (que retomaría Laennec), la catarata lactescente mixta, el síndrome del pulso lento, los cartílagos cuneiformes de la laringe (también llamados de Wrisberg), etc. Murió en diciembre de 1771. (Pérgola F y Okner O, Historia de la medicina, Buenos Aires, Edimed, 1986)

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