ILUSTRACIÓN: FRANCISCO LAGOS
POR UNA EQUIDAD REAL AÑOS DE LUCHA POR LA IGUALDAD LEGAL SEÑALAN QUE HAY BENEFICIOS LABORALES Y ECONÓMICOS PARA HOMOSEXUALES EN EL MATRIMONIO IGUALITARIO
POR
MARCO ANTONIO GÓMEZ LOVERA Economista
DIRECTORA GENERAL SILVIA ELENA GIORGULI SAUCEDO DIRECTOR ADJUNTO VICENTE UGALDE SECRETARIO DE REDACCIÓN JUAN CARLOS CALVILLO EDITORA RESPONSABLE GABRIELA SAID REYES
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IMPACTO DEL MATRIMONIO IGUALITARIO
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a aceptación de las relaciones entre personas del mismo sexo ha crecido en el mundo. En México, el apoyo al matrimonio igualitario pasó del 23 por ciento en diciembre de 2000 a 56 pc en mayo de 2016, según encuesta realizada por BGC, empresa especializada en la investigación de la opinión pública. Pero este avance social no se ha dado sin debates y polémicas en la esfera pública. La lucha por los derechos de la comunidad LGBT+ tuvo su origen en los Disturbios de Stonewall, ocurridos hace 50 años, en junio de 1969, en Nueva York. En México el inicio formal se dio en 1971, cuando se creó el Frente de Liberación Homosexual, y sólo hasta 1978 tuvo lugar la primera marcha del orgullo en la capital del país. El primer gran logro en el ámbito público-político se dio en 1997, cuando Patria Jiménez fue electa diputada plurinominal y fue la primera persona abiertamente homosexual en ostentar un cargo de elección popular. En 1999, el Distrito Federal aprobó una ley que prohíbe la discriminación basada en la orientación sexual; en el ámbito federal, esta protección se logró en 2003, cuando también se creó el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Aunque la lucha por la no discriminación avanzó lentamente, la oposición a estas reformas no fue significativa. Pero las leyes que buscan permitir el matrimonio entre dos personas del mismo sexo o la posibilidad de que adopten hijos enfrentan una fuerte oposición tanto de organizaciones conservadoras como de la propia clase política. En el año 2000, Enoé Uranga, política abiertamente lesbiana, propuso una ley para permitir la unión civil de parejas del mismo sexo en la capital. La Asamblea Legislativa jamás discutió la propuesta, debido a la oposición tanto de la Iglesia católica como del entonces jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador. Cuando el hoy Presidente de la República renunció para iniciar su primera campaña presidencial, la oposición a la ley desapareció y se aprobó en noviembre de 2006. A esta legislación de uniones civiles le siguieron las de Coahuila, Campeche, Colima, Jalisco, Michoacán y Tlaxcala. En marzo de 2010, el Distrito Federal volvió a ser ejemplo en la lucha por los derechos de las minorías sexuales, al convertirse en la primera entidad del país en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y otorgar los mismos derechos que el de una pareja heterosexual: adopción, solicitudes de hipotecas, herencia y protección de seguridad social al cónyuge, pese a que el gobierno del presidente Felipe Calderón presentó una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que la desechó. Desde entonces, más estados han reconocido el matrimonio igualitario, sea por iniciativas legislativas similares, decretos del Ejecutivo o sentencias del Poder Judicial. Al día de hoy, incluida la capital, estas entidades suman 14: Quintana Roo, Coahuila, Chihuahua, Nayarit, Jalisco, Campeche, Colima, Michoacán, Morelo, Chiapas, Puebla , Baja California y Nuevo León. En junio de 2015, la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió una tesis jurisprudencial en la que afirma que la figura del matrimonio no excluye a las parejas del mismo sexo, por lo que cualquier legislación local que la defina como la unión de un hombre y una mujer es inconstitucional y discriminatoria. Esto no legaliza automáticamente el matrimonio igualitario, sino que permite a las parejas homosexuales acceder a él interponiendo un amparo. En mayo de 2017, el presidente Enrique Peña Nieto presentó una iniciativa para reformar el artículo 4º constitu2E
cional a fin de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo en México. La propuesta fracasó ante la fuerte oposición de grupos conservadores y religiosos en distintas partes del país; a ella se atribuyeron los malos resultados del PRI en las elecciones de ese año. El avance del matrimonio igualitario en México (y en el mundo) se ha dado en un contexto de debate ideológico, principalmente religioso, y legal, con muchos de los avances ganados en las cortes. Pero ¿podrá encontrarse una justificación económica para avanzar en la legislación y protección de los derechos de las minorías sexuales? La investigación económica enfocada en las minorías sexuales es reciente. Se inició a mediados de los años noventa, y es aún escasa, pues es difícil detectar las fuentes de información pertinentes. Con la información reunida hasta ahora, se han estudiado los efectos de la orientación sexual y la legalización del matrimonio igualitario sobre los salarios. Se esperaría que las personas con orientaciones sexuales diferentes sufrieran un efecto adverso en sus salarios —debido a la discriminación, sea porque los empleadores deciden pagarles menos o por un ambiente laboral adverso—, mientras que los avances en la aceptación social —visible en la legislación a favor de las minorías sexuales, como permitir los matrimonios igualitarios o las leyes antidiscriminación— tendrían un impacto positivo en el ámbito y en los resultados laborales de estos grupos. En el primer caso se han hecho estudios con datos de Estados Unidos, Reino Unido, Suecia y Canadá. La conclusión es que los hombres homosexuales tienen una penalización en sus salarios, es decir, ganan menos que sus pares heterosexuales, posiblemente por la discriminación, mientras que las mujeres homosexuales reciben una prima, es decir, ganan más que las heterosexuales. Como explicación se propone que, al tener menor probabilidad de embarazo, disponen de más tiempo para su desarrollo profesional y sus empleadores podrían percibirlas como “menos riesgosas”. Para el segundo caso los estudios son más escasos. El que cuenta con mayor información, elaborado con registros administrativos suecos, encuentra la misma prima para mujeres en una relación del mismo sexo y la penalización para los hombres después de que la pareja entró en una unión civil o matrimonio, una vez que alguna de estas figuras se legaliza en el país. Un segundo estudio, enfocado en hombres en Estados Unidos, encuentra que, tras la aprobación ELHERALDODEMEXICO.COM
LECTURAS DE EL COLMEX
NUEVOS DIÁLOGOS Asia y África desde la mirada latinoamericana
María Elvira Ríos Gonzalo Maire Pablo Álvarez Isabel Cabaña Matilde Gálvez coordinadores
EL COLEGIO DE MÉXICO
ILUSTRACIÓN: FRANCISCO LAGOS
DATOS IMPORTANTES
14 ESTADOS RECONOCEN EL MATRIMONIO ENTRE HOMOSEXUALES Y EL DERECHO DE ADOPCIÓN,
6 POR CIENTO MENOS QUE LOS HETEROSEXUALES, EL SALARIO DE LOS HOMOSEXUALES.
24 POR CIENTO DE MEJORÍA SALARIAL PARA HOMOSEXUALES CASADOS EN ESTADOS DONDE ES LEGAL.
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de la legislación que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, existe una prima de 8 por ciento sobre salarios respecto de los que existían antes de este cambio. En el caso de México, es posible analizar si la aprobación del matrimonio igualitario en los estados ha tenido efectos positivos o negativos sobre diversas variables laborales, como salario, horas trabajadas, acceso a seguridad social y especialización en el trabajo de la pareja (que uno se dedique al hogar y otro a un empleo remunerado). La fuente de información es la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que levanta trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) desde 2005, con la que puede identificarse si las parejas en los hogares encuestados son del mismo o diferente sexo. Lo que se encuentra es que los homosexuales (así considerados según el sexo de su pareja) reciben un salario 6pc menor que los heterosexuales, aunque trabajen 2.6 horas extra o más a la semana; por lo demás, reciben 20 puntos porcentuales adicionales en la probabilidad de acceso a la seguridad social. Ser homosexual en un estado donde el matrimonio igualitario es legal representa una mejora de 24% en el salario, 30 por ciento adicional en la probabilidad de acceder a seguridad social y una reducción de cinco horas en el diferencial de horas trabajadas entre los miembros de la pareja. Pareciera que aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo tiene un beneficio económico de 18pc sobre los salarios y 50 puntos porcentuales en la probabilidad de acceder a seguridad social. Pero la investigación está limitada por la dificultad de identificar a los miembros de las minorías sexuales en las encuestas disponibles. En esta investigación, el método para analizar el sexo de la pareja deja fuera a buena parte de las minorías sexuales, pues no considera a los solteros o a las parejas que prefieren no revelar que están en una relación. Esto lleva a suponer que, según avanzan la aceptación y la protección legal, también lo ha hecho la disposición de las personas a revelar su orientación sexual a los encuestadores, por lo que los resultados posiblemente presentan un sesgo. Las oficinas de estadística están conscientes de la urgencia de contar con información sobre poblaciones minoritarias y vulnerables, como la comunidad LGBT+; sin embargo, aún deben sortearse obstáculos metodológicos y conceptuales. La mejor manera es con un diálogo constante entre las oficinas de estadística y los activistas de la propia comunidad.
BENEFICIO ADICIONAL
"Pareciera que aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo tiene un beneficio económico para los que pudieran acceder a él". M.A. GÓMEZ LOVERA
NUEVOS DIÁLOGOS. ASIA Y ÁFRICA DESDE LA MIRADA LATINOAMERICANA MARÍA ELVIRA RÍOS, GONZALO MAIRE, PABLO ÁLVAREZ, ISABEL CABAÑA Y MATILDE GÁLVEZ, COORDINADORES. 2019, 1A. EDICIÓN LIBRO ELECTRÓNICO Nuevos diálogos: Asia y África desde la mirada latinoamericana es un libro que resalta sus cualidades en un propio título, haciendo de sí mismo una invitación doble al lector: hace coincidir en el espacio de la difusión del saber una aproximación actualizada y multidisciplinar sobre los estudios que, en los ámbitos local y continental, se están gestando acerca de África y Asia, al tiempo que representa un matiz ilustrativo de los intereses y los problemas que conducen a la comunidad académica latinoamericana a explorar ambas constelaciones geográficas y culturales.
Economista
CUADERNOS DE LINGÜÍSTICA DE EL COLEGIO DE MÉXICO
es una revista electrónica de publicación continua, cuyo objetivo es difundir y promover la investigación lingüística acerca de diversas lenguas y sin preferencia por un marco teórico en particular. Se busca así que los trabajos publicados contribuyan a nuestro entendimiento de las lenguas naturales, ya sea desde un punto de vista teórico o puramente descriptivo. Esta revista está dirigida a la comunidad académica internacional (investigadores, profesores y estudiantes) especializada en lingüística.
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UN RECORRIDO HISTÓRICO POR LAS RELACIONES ENTRE MÉXICO Y CENTROAMÉRICA PERMITE QUE LA INVESTIGADORA MÓNICA TOUSSAINT TRACE LOS PRINCIPALES RETOS COMPARTIDOS: ACUERDOS DE COOPERACIÓN QUE COADYUVEN A REDUCIR REZAGOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y DEMOCRÁTICOS, ASÍ COMO EL COMBATE DE PROBLEMAS COMO LA MIGRACIÓN Y LA INSEGURIDAD POR MÓNICA TOUSSAINT Ilustración: Francisco Lagos
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México con Centroamérica:
HISTORIA, RETOS Y PERSPECTIVAS ELHERALDODEMEXICO.COM
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os vínculos entre México y los países de Centroamérica han estado marcados por épocas de desconfianza, pero siempre por el interés mutuo y la conciencia de problemas compartidos. Cooperación y responsabilidad en cuanto a problemas regionales, al margen de la relación con Estados Unidos, son dos de los factores que deberán ponerse en juego en los años venideros si se quiere que México tenga un papel de influencia en las eventuales soluciones.
va de los derechos humanos y a la represión de la Guardia Nacional en contra de la población civil de Nicaragua. Un mes después encabezó en la OEA al grupo de países que bloqueó una iniciativa de Estados Unidos para constituir una fuerza interamericana de paz con el fin de restablecer el orden en Nicaragua. A partir del triunfo de la revolución sandinista, México colaboró con la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y, el 3 de agosto de 1980, junto con Venezuela, firmó el Acuerdo de San José, por medio del cual ambos países se convirtieron en abastecedores de petróleo a los nicaragüenses con tasas preferenciales. En agosto de 1981, México y Francia presentaron un comunicado ante la ONU en respuesta a la violación a los derechos humanos en El Salvador, en el cual reconocían a las organizaciones revolucionarias salvadoreñas con la calidad de fuerzas políticas representativas y con la legitimidad política para negociar con el gobierno. El documento hacía un llamado a la comunidad internacional para propiciar la negociación entre la guerrilla y la junta militar salvadoreña, a fin de restablecer la paz y evitar cualquier tipo de intervención externa, en el marco de los principios de autodeterminación de los pueblos y de no intervención. En febrero de 1982, el presidente López Portillo presentó en Managua el Plan Regional de Distensión, con la finalidad de disminuir las tensiones y sentar las bases para llevar adelante un esfuerzo sostenido encaminado a alcanzar la paz, la democracia y el desarrollo en Centroamérica. La iniciativa no prosperó, pero sentó un precedente importante acerca de la necesidad de un esfuerzo concertado para pacificar la región. Durante la administración del presidente Miguel de la Madrid, la diplomacia mexicana se propuso emprender una acción conjunta y multilateral con otros gobiernos latinoamericanos a fin de alcanzar la paz en el istmo. El resultado fue la creación del Grupo Contadora en 1983, cuyo objetivo era impulsar un nuevo esfuerzo de distensión con base en la acción diplomática colectiva, lo que le permitiría a México mantener su influencia a nivel regional sin enfrentarse directamente a Estados Unidos. Sin embargo, las propuestas de Contadora se vieron entorpecidas por la actitud belicosa de la administración de Ronald Reagan contra el régimen sandinista en Nicaragua, así como por la desconfianza entre los gobiernos centroamericanos. A pesar del deseo de diálogo, no pudo lograrse la firma del Acta de Paz de Contadora, ni tampoco se llegó a acuerdos acerca del control y reducción de armamentos y maniobras militares en la región. Contadora comenzó a perder el apoyo en los foros internacionales y dio por terminados sus esfuerzos pacificadores, transfiriendo a las naciones centroamericanas la responsabilidad de encontrar una paz negociada.
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PUNTOS A RECORDAR
2 AÑOS, PASÓ AMÉRICA CENTRAL INTEGRADA AL IMPERIO MEXICANO DE AGUSTÍN DE ITURBIDE.
40 AÑOS HACE QUE MÉXICO ROMPIÓ CON NICARAGUA PARA SUBRAYAR SUS PREOCUPACIONES.
30 AÑOS, DESDE LA CREACIÓN DE LA COMISIÓN MEXICANA PARA LA COOPERACIÓN CON CENTROAMÉRICA.
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Las historias de México y Centroamérica han estado vinculadas desde el momento de la independencia, en 1821. Durante dos años, las provincias centroamericanas se anexaron al imperio de Agustín de Iturbide y, una vez que éste se vino abajo, conformaron una unidad territorial denominada Provincias Unidas del Centro de América. A mediados del siglo XIX sobrevino la separación debido a las constantes pugnas entre los liberales, que en su mayoría promovían un modelo federalista, y los conservadores, que estaban a favor de un gobierno centralista. Chiapas había resuelto en 1824 permanecer unida a México, mientras que el Soconusco se mantuvo en un estatus de indefinición hasta que, en 1842, el presidente Antonio López de Santa Anna organizó una invasión militar para incorporarlo al territorio mexicano. De aquí la disputa limítrofe que a lo largo del siglo permeó las relaciones entre México y Guatemala, la cual culminó con la firma del Tratado de Límites entre ambas repúblicas en 1882. Durante el gobierno de Porfirio Díaz, México estuvo enfrentado a Guatemala debido a que sus gobernantes deseaban revivir la unión centroamericana y ponerse ellos a la cabeza. A México no le convenía tener un país fuerte al sur de su frontera y menos aún porque los gobernantes guatemaltecos mantenían buenas relaciones con Estados Unidos. El gobierno mexicano optó por impulsar una política de alianzas con El Salvador y Honduras y estrechar vínculos con José Santos Zelaya, el presidente nicaragüense que le disputaba la hegemonía regional al guatemalteco Manuel Estrada Cabrera. Los conflictos entre los países del istmo centroamericano fueron constantes y, en más de una ocasión, México participó en las conferencias de paz que buscaban contribuir a dirimir las disputas y encontrar mecanismos permanentes de concertación regional. Las primeras décadas del siglo XX estuvieron marcadas por la poca relación entre México y los países de Centroamérica. El primero recién salía de un proceso revolucionario, mientras que los otros se caracterizaban por tener gobiernos dictatoriales: Jorge Ubico en Guatemala; Maximiliano Hernández Martínez en El Salvador; Anastasio Somoza, en Nicaragua, y Tiburcio Carías en Honduras. Fue en los años 60 cuando las relaciones de México con la región experimentaron un cambio importante. La creación del Mercado Común Centroamericano en 1960 generó una serie de expectativas respecto al papel estratégico del istmo y la necesidad de fortalecer los vínculos con él para lograr acuerdos de cooperación con los organismos regionales de integración, que culminaron con el viaje del presidente Gustavo Díaz Ordaz a Centroamérica en 1966. Esto coincidió con el inicio de una oleada de protestas sociales y el surgimiento de movimientos guerrilleros que buscaban el derrocamiento de los gobiernos autoritarios, lo cual conllevó una fuerte represión y un proceso de violencia generalizada en el área. A raíz de la crisis política en el istmo centroamericano, el presidente José López Portillo impulsó una estrategia activa de apoyo a los movimientos guerrilleros en Nicaragua y El Salvador por medio del otorgamiento de asilo en las sedes diplomáticas mexicanas. Su propósito era garantizar la estabilidad política regional y eliminar un foco de tensión en la frontera sur. Sin embargo, además de hacer frente a la situación de guerra en el istmo centroamericano, que trajo consigo la presencia de decenas de miles de refugiados en Chiapas, tuvo que resistir las presiones de Estados Unidos y de la opinión pública interna, que insistía en denunciar los costos de esta política. El 20 de mayo de 1979, México rompió relaciones con el gobierno de Anastasio Somoza debido a la violación masi6E
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En los años 90, el gobierno mexicano tuvo una participación activa en los procesos encaminados a la firma de acuerdos de paz, primero en El Salvador, en 1992, y luego en Guatemala, en 1996. A partir de entonces, resolvió pasar de la participación política directa y la mediación para pacificar el área a la promoción de mecanismos de cooperación para el desarrollo regional, así como a la firma de tratados de libre comercio entre México y los países del istmo. En ese período dio inicio un proceso de institucionalización de la cooperación mexicana con los países centroamericanos, por medio de la creación de la Comisión Mexicana para la Cooperación con Centroamérica (CMCCA) en 1990, concebida como un mecanismo para la coordinación de proyectos y acciones de cooperación con la región, y con el fortalecimiento del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, cuyo objetivo era promover los procesos de pacificación y democratización en el área. De aquí la importancia de las Cumbres de Tuxtla, las cuales se abocaron al análisis y búsqueda de soluciones conjuntas a los problemas regionales. Este proceso culminó con la firma de los tratados de libre comercio con los países centroamericanos: uno con el llamado Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras), otro con Nicaragua y uno más con Costa Rica. Al inicio del siglo XXI, los gobiernos del Partido Acción Nacional concibieron nuevas maneras de promover el desarrollo del sur de México en vinculación con el de los países centroamericanos, de las que surgieron dos ambiciosos mecanismos: el Plan Puebla Panamá y el Proyecto Mesoamérica. Sin embargo, estos proyectos regionales tuvieron limitaciones debido a varios factores: falta de recursos, incapacidad para desarrollarlos junto con las comunidades, exceso de instancias de planeación, escasez de resultados concretos y ausencia de herramientas para dar seguimiento a los objetivos planteados. En los últimos años, otros problemas adquirieron importancia creciente: la migración de centroamericanos indocumentados hacia Estados Unidos, en tránsito por territorio mexicano, y las políticas de seguridad, tanto para enfrentar la delincuencia y la presencia de las maras en la frontera sur como para la contención de los flujos migratorios. Encontramos nuevas preocupaciones en la agenda regional, vinculadas a la historia política reciente de los países del istmo, a la herencia de los años de guerra y al interés de México por consolidarse como un actor con un peso geopolítico específico en el área. Ante el incremento de la inseguridad en México y la penetración de bandas de narcotraficantes a través de las fronteras terrestres y marítimas, las autoridades mexicanas han insistido en la necesidad de reforzar la vigilancia en la frontera sur, para lo cual se ha considerado necesario fortalecer los mecanis-
NUEVOS PROBLEMAS
"En los últimos años, otros problemas adquirieron importancia creciente: la migración de centroamericanos indocumentados hacia Estados Unidos, en tránsito por territorio mexicano, y las políticas de seguridad".
MONICA TOUSSAINT Investigadora Instituto Mora
mos de coordinación y elaboración de políticas conjuntas con Guatemala y Belice. Hoy vemos con inquietud cómo al tema del creciente flujo migratorio, derivado de las difíciles condiciones de vida de la mayoría de los habitantes de los países centroamericanos, se ha sumado el aspecto de la seguridad. Desafortunadamente, las medidas para combatir estos problemas han resultado insuficientes y han estado condicionadas más por la preocupación del gobierno de Estados Unidos, deseoso de cerrar su frontera, que por la búsqueda de programas de protección para los migrantes en tránsito. Es un hecho que, de los años 80 a la fecha, se pasó de una política de claro interés en Centroamérica, cuyas acciones contribuyeron a la paz en la región, a nuevos esquemas de cooperación que fueron diluyendo el activismo mexicano. A pesar de la firma de los acuerdos de paz de Guatemala y El Salvador, en cuyo proceso de negociación participó México de manera destacada, hoy es evidente que éstos no trajeron consigo la solución de las causas de la crisis centroamericana. Los problemas regionales y nacionales se han agravado y no se ha dado respuesta a una serie de temas fundamentales: la concentración del poder, la seguridad, la tenencia de la tierra, los grupos étnicos marginados, la vivienda, la alimentación, la salud, el trabajo y la educación. Poco se ha logrado en el control de la violencia y la defensa de los derechos humanos. Ante el fracaso rotundo del Plan Puebla Panamá y los escasos logros del Proyecto Mesoamérica, parece necesario revisar los objetivos y las acciones promovidas, que deberían estar encaminados a la solución de los problemas cruciales de Centroamérica, los cuales demandan hoy mucho más de la cooperación mexicana con la región. Los resultados de los programas de cooperación no han sido del todo claros para enfrentar dos de los principales aspectos que impactan la dinámica político-social de la frontera sur de nuestro país: la migración y la seguridad. Los proyectos de cooperación han estado dirigidos más a crear infraestructuras para favorecer el libre tránsito de mercancías que a resolver las causas estructurales de los problemas sociales que dan sustento al fenómeno migratorio y a buscar una salida conjunta a los asuntos de seguridad en la región. Los esfuerzos dirigidos a la construcción de la integración regional no han derivado en una solución de fondo para los problemas económicos y sociales más apremiantes de la región centroamericana. Se han caracterizado por ofrecer buenos diagnósticos de los principales problemas regionales y han logrado atender proyectos específicos, pero no han tenido un impacto en el desarrollo de las economías nacionales ni, mucho menos, logros en el ámbito regional. Los retos actuales para México en materia de cooperación con Centroamérica deben tomar en cuenta que en la región han confluido graves rezagos económicos y sociales de carácter estructural con una serie de factores coyunturales en términos de seguridad pública, crisis económica y debilidad institucional que requieren una mayor voluntad política por parte de los gobiernos para alcanzar una solución. El gran problema es que los actuales gobiernos centroamericanos parecen no estar dispuestos a dejar atrás la historia de autoritarismo, violencia y privilegios para poner en el centro las necesidades de las mayorías en cada uno de sus países. La pregunta es si las iniciativas del nuevo gobierno mexicano colocarán a Centroamérica como una prioridad y lograrán desarrollar proyectos económicos, políticos y sociales de manera conjunta con los países centroamericanos, que contribuyan a garantizar la estabilidad política y el desarrollo económico y social de la región. Ése es el verdadero reto para la diplomacia mexicana en su relación con los países centroamericanos: enfrentar los problemas de la posguerra relativos a la migración de centroamericanos en tránsito y a la seguridad de la frontera sur, con independencia de las políticas promovidas por Estados Unidos, buscando favorecer el respeto a los derechos humanos. Es necesario vincularnos con los países de la región a partir de dos pilares fundamentales que caracterizaron la política exterior mexicana hacia Centroamérica durante muchos años: interés y responsabilidad. Sólo así podremos recuperar la estatura de nuestra diplomacia y fortalecer nuestro papel como actor político regional.
ILUSTRACIÓN: FRANCISCO LAGOS
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ILUSTRACIÓN: FRANCISCO LAGOS
JORGE ANDRÉS KASEP RODRÍGUEZ Estudiante Maestría
A LA INTEMPERIE: UN LIBRO DE ANA EMILIA FELKER
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Ana Emilia Felker, Aunque la casa se derrumbe, México, UNAM, 2017.
unque podemos leer en letra pequeña y en la parte superior de la portada que el libro Aunque la casa se derrumbe, de Ana Emilia Felker, pertenece a la categoría de “ensayo”, resulta evidente que se trata de un conjunto de textos difíciles de clasificar, no sólo por los temas que tratan sino porque en su misma calidad de ensayo introduce, a lo largo de cada apartado y en distinta medida, un estilo narrativo que lo aproxima a otros modelos de escritura. Es lo que ocurre en “Las librerías de viejo serán de nuevo”, donde, a partir de la vecindad entre la Fundación para las Letras Mexicanas y una librería de viejo, Felker hila aspectos y preocupaciones en torno a la producción y consumo de libros en la actualidad, que pareciera por momentos lindar con la crónica literaria. Igual ocurre con “Se desfondan las cajas”, que asemeja una suerte de memorias brevísimas en torno a las múltiples mudanzas de la autora desde su infancia y las repercusiones tanto materiales como emocionales que han tenido en ella. “Política ficción”, por su parte, diluye el pacto del lector con la realidad al insertar un encuentro improbable, con recursos que rozan lo fantástico, en el relato de algo tan concreto como una marcha de protesta en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Aunque la casa se derrumbe desarrolla múltiples intereses, que sin duda despertarán valoraciones muy variadas en sus potenciales lectores. Pese a que, como suele ocurrir, no todos sus textos son de igual calidad creativa, es estimulante leerlos bajo la idea literaria en que fueron concebidos. Según la presentación que los precede, la idea que subyace en todos ellos, lejos de ser accesoria o prescindible, condensa consideraciones de la autora en torno al proceso de la escritura y el mutable sentido en que avanza. Esto, creo, es fundamental no sólo para el contenido de la obra sino, también, para pensar la relación cotidiana que el lenguaje literario puede tender con nosotros y nuestro entorno más inmediato, aunque no siempre de manera evidente. Si bien con expresiones sencillas y directas, el primer párrafo de la presentación esboza los móviles de una escritura que podría resultar desconcertante: “A veces algo se enuncia a través nuestro como diciéndose sin querer. Estos textos buscaban ser otros, pero se encontraron a sí mismos […] deseaba construirme una habitación abierta, allanar edificios, apoderarme de las calles, renombrarlas para sentirme segura caminando por la noche”. Anuncia así que no hay voluntad de fijar con las palabras sentidos inamovibles ni pensamientos imperecederos, pues Felker asume como materia de escritura esa ductilidad inherente al lenguaje, que no busca dar mensajes definitivos, que es una moneda de cambio cotidiana que no da por sentado un valor terminante, sino depende de esa interacción continua en que nos comunicamos, en que desmantelamos viejos espacios para volver a montarlos. Felker apela a ese lenguaje que sólo puede ser representativo en su dislocación, en esa paradójica fuga de significados que ya planteaba Foucault en El pensamiento del afuera (Valencia, Pre-Textos, 2008): “El acontecimiento que ha dado origen a lo que en un sentido estricto se entiende por ‘literatura’ no pertenece al orden de la interiorización […]; se trata mucho más de un tránsito al ‘afuera’: el lenguaje escapa al modo de ser del discurso —es decir, a la dinastía de la representación”. En general, los “ensayos” de Aunque la casa se derrumbe secundan esta postura, menos desde una asociación de ideas 08 DE MARZO DE 2020
abstractas o temas “elevados” —pues “todo discurso puramente reflexivo corre el riesgo […] de devolver la experiencia del afuera a la dimensión de la interioridad”, como dice Foucault—, sino a partir de historias o situaciones precarias de individuos que, quizá por pasar inadvertidos en el engranaje de los privilegios sociales, no son tan comunes para ciertos sectores. Vagabundos que buscan sustento en la venta de periódicos callejeros, pornógrafos y actrices que participan en la poco rentable industria mexicana, trabajadoras domésticas y una ex compañera universitaria desaparecida son algunas de las personas en cuyo contacto Felker indaga los intersticios que —por encima de esa visión simplificada de la gran maquinaria urbana que muchas veces filtran las barreras de clase— le permitan ensayar otras posibilidades de rehabitar la ciudad y reinventar las relaciones sociales que la tejen. Su lenguaje, en lugar de alimentar la certeza de la experiencia personal, devela la dispersión del sujeto en los signos que lo rodean. “La palabra de la palabra nos conduce por la literatura —dice Foucault—, pero quizás también por otros caminos, a ese afuera donde desaparece el sujeto que habla”. Esto no significa que Felker no aborde la faceta más íntima de estas cuestiones. En el primer texto, “Liminales” —uno de los mejor logrados—, la exposición de su propio cuerpo es el punto de partida para explorar, a través de los sentidos sociales de la sexualidad, los cruces de los espacios públicos y privados de la ciudad. En los relatos y reflexiones de Aunque la casa se derrumbe convergen variados puntos de interés que, sin embargo, comparten una postura frente al ejercicio literario, cuyo objetivo estético, más allá de responder a inquietudes que surgen y vuelven a su propio campo sin traspasar fronteras, pone de relieve la búsqueda de un lugar que, perteneciendo a la sociedad, se relacione con las actividades cotidianas que la construyen. Búsqueda difícil y nunca definitiva, pero en la que muchos otros querrán participar. 8E
UN LIBRO DE BÚSQUEDA
“Según la presentación que los precede, la idea que subyace en todos ellos, lejos de ser accesoria o prescindible, condensa consideraciones de la autora en torno al proceso de la escritura y el mutable sentido en que avanza". J.A. KASEP RODRÍGUEZ Estudiante
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