Otros diálogos de El Colegio de México: La democracia plena, necesidad radical puesta en práctica

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EN EL RÍO DE LA PLATA, EL ASADO SE REVELA COMO EL NÚCLEO DE LA MITOLOGÍA, DEL ESTUARIO, DE LA PAMPA, DE ARGENTINA

EL MAR SIN ORILLAS

POR ILUSTRACIÓN: ERICK RETANA

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SERGIO ANTONIO RINCÓN MONTIEL Asesor editorial y profesor

DIRECTORA GENERAL SILVIA ELENA GIORGULI SAUCEDO

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DIRECTOR ADJUNTO VICENTE UGALDE SECRETARIO DE REDACCIÓN JUAN CARLOS CALVILLO EDITORA RESPONSABLE GABRIELA SAID REYES

HERÁCLITO O DEL ASADO

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JORGE ALMARAZ LÓPEZ EDITOR EN JEFE

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En memoria de Martha Elena, cuyo disco de Bob Marley, al teclear estos renglones, resuena todavía

e sabe por su narrativa, donde no hay ni opiniones coincidentes, ni claridad expositiva, ni buena voluntad, ni pedagogía maquillada, que nada concede a sus lectores Juan José Saer; los provoca, los conturba, los incomoda. Pero el encargo de “construir un objeto significativo” (El río sin orillas. Tratado imaginario, 1991), es decir, escribir un libro que en forma de guía turística trate del Río de la Plata, destinado a quienes, para aligerar la espera, sobrevuelen el Atlántico hacia los burgos que lograron establecerse a las márgenes de lo que otrora fue un estuario, hizo de ese texto una excepción entre sus obras. En El río sin orillas —una suerte de búsqueda, de examen, de los residuos más sugestivos de quien, a la vuelta de los años, experimenta su resurrección mediante el recuerdo desatado por la experiencia de volver al suelo natal, luego del exilio, con la intención de articularlos en “un híbrido sin género definido… del que existe una tradición constante en la literatura argentina”, Saer, con quien debe identificarse el sujeto de la escritura, toda vez que por el encargo el texto se presenta desprovisto del elemento fictivo que suele organizar la narración de un relato, se juega, arriesga su propia identidad: en el fondo su “tratado imaginario”, al transgredir el principio de todo tratado —ser una summa de afirmaciones axiomáticas deductivas—, se vuelve, a la largo de la escritura, un ars combinatoria, como la del ensayista, que idea configuraciones sobre un tema o, en el caso del argentino, crea su tema a partir de imaginación, de apariencias, de vislumbres. He olvidado dónde lo leí, pero pudo haber sido en las Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres de Diógenes Laercio o en alguno de los primeros libros de la Metafísica del Estagirita: dijo un sabio que Tales de Mileto, al hacer pausa para observar los crustáceos y demás criaturas que habitan la zona donde el mar y la arena se confunden, que el agua es el origen de todas las cosas. No es difícil, con esta peregrina pieza de doxografía, imaginar al filósofo absorto, preguntándose sobre el arché, el inicio de la naturaleza, sin saber que su pregunta era más valiosa por su formulación que por su respuesta. A su favor estaba el empirismo; le daba certidumbre. Por el contrario, cuando Saer, de vuelta en Argentina, se encontró de nuevo con el Mar dulce que irriga la zona, reconoció, acaso con el mismo espanto que Pascal sufrió ante el infinito, la inconsistencia en que vagamos o, si se prefiere, la liquidez de la existencia, ante una corriente que fluye sin ninguna margen. Desde las primeras incursiones de Díaz de Solís en la zona del estuario o las segundas de Pedro de Mendoza —desgraciadas éstas; fracasadas aquéllas— hasta el culto exacerbado al psicoanálisis en Buenos Aires —que ha hecho de Žižek, mal de su grado, una divinidad local—, no se ha evidenciado sino la imposibilidad de echar raíces, de asentarse. El sitio, ese río inmensurable donde faltan las orillas, parece haber condenado todo a la trashumancia, a la migración, como si allí se hubiera establecido el desbaratamiento del mundo en cinco continentes, a causa de los grandes desplazamientos humanos de la pasada centuria. Es inútil todo empeño por asirse en aquel sitio movedizo, donde parece que los hombres jamás oyeron el verso de Píndaro que el libro de Saer me ha hecho recordar: “En perdurar, alma, no te afanes”. No es improbable que la condición de los primeros hombres que lograron fundar las ciudades del estuario, que se 2E

convertiría más tarde en la de los argentinos, sería, sin sospecharlo hasta hace poco, la nuestra: la vaguedad, como si el mundo se hubiese vuelto un estuario, aunque quizá lo haya sido siempre. “Esa imposibilidad de reconocerse en una tradición única, ese desgarramiento entre un pasado ajeno y un presente inabarcable, ese sentimiento de estar en medio de una multitud sin raíces, obligados, por miedo a naufragar en la inexistencia, a amoldarse a normas de conducta individual y social de las que nadie sería capaz de explicar la legitimidad, toda esa vaguedad del propio ser tan propia de nuestro tiempo, floreció tal vez antes que en ninguna otra parte en las inmediaciones del río sin orillas”. Si, renunciando a la hipocresía con que enmascaramos el rostro de nuestro tiempo, asumiéramos nuestra condición, habría de reconocerse que todo lo sólido, según Marx había advertido, se desvanece en el aire. Hoy sin embargo, nadie duda: no se duda, ni siquiera, para no dudar. Convencidos del imperium de la ciencia, de la sumisión de todo lo que nos rodea a la voluntad técnica de poder, no pocos se han empozado en el solaz aparente de la certidumbre sobre el sitio que se ocupa en el tiempo, en el espacio, pero, ante todo, de su proyección, su permanencia, más allá de la última frontera de la podredumbre, la muerte. Quien haya vuelto, como Saer, al Río de la Plata, no necesita ni de Habermas ni de Bauman para reconocerse, ante la experiencia de las márgenes ausentes, un ser inconsistente. Ante aquel río ilimitado, debería reconocerse que el hombre es nada o, mejor aún, menos que nada —alimento incluso, como Díaz de Solís. “Fruto misterioso de la contingencia, producto de combinaciones inextricables que igualan a todo lo viviente en la misma presencia fugitiva y azarosa”, debe admitir el hombre que para penetrar en su verdadera condición “ninguna identidad afirmativa”, en nuestro tiempo, “ya es posible”. En nuestro continente, los primeros habitantes del estuario, derrotados en su afán por afirmarse en aquel sitio, padecieron tempranamente de la irrealidad general que se les aparecía, para la cual buscaban una respuesta, sin comprender, como Tales, que, “insospechada, la respuesta estaba en la necesidad que habían tenido de formularse la pregunta”. Ante la imposibilidad de fincarnos en ese río sin márgenes, se columbra la posibilidad de dar, por medio del rito, un orden, un sentido, al accidente de la vida: el asado, entre las crepitaciones de los leños se revela como el núcleo de la mitología de la zona, del estuario, de la Pampa, de Argentina. Conjuga elementos tales que confunde el tiempo en ellos: el caballo, la vaca, el gaucho. El asado es algo más ELHERALDODEMEXICO.COM

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ILUSTRACIÓN: ERICK RETANA

LECTURAS DE EL COLMEX

EL ASADO COMO UN RITUAL

“A pesar de su carácter primitivo, el asado posee una esencia mística: rito y promesa, brinda la ilusión de una coincidencia profunda con el lugar en que se vive. El fuego produce el efecto" SERGIO ANTONIO RINCÓN MONTIEL Asesor editorial y profesor Colmex

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que la ocasión en que un turista pueda saborear la gastronomía de la región; es, como en el mito de Prometeo, cimentación de lo humano: si el Titán no hubiese robado el fuego, los hombres comerían cruda todavía la carne. En memoria del hecho, los mortales agasajan con un sacrificio el apetito peculiar de los dioses del Olimpo. Incluso en la guerra, como recuerda Homero, los aqueos detienen el tiempo, cuando en la hecatombe el aroma de los “pingües muslos” dispuestos sobre las brasas se encumbra hasta el palacio de los dioses, que agradecidos por sacrificio del buey, prodigan favores al mortal que participa de la ceremonia, probando para ello las entrañas de la víctima, con las divinidades. Durante la hecatombe, primero, y el banquete, después, no solo el tiempo se detiene, sino que, aún más importante, nadie “carece de su justa parte”. El hurto del fuego, la hecatombe, separó a los mortales de las bestias y posibilitó entre los hombres el artificio, la teatralidad, el rito, la ceremonia, el asado de la Pampa, donde, como en los campamentos apostados en torno a las murallas de Ilión, se está en comunión, se pertenece, mientras dure, cuando menos, la celebración. En el asado, en efecto, lo importante no es tanto lo que se come, cuanto la ocasión que establece: la reunión. El tiempo ha dejado de fluir y el convidado, rendido a la evocación, ve cumplirse la promesa del reencuentro y la comunión que la zona ha negado recelosa. En el asado, el tiempo, en espera de alguien que ha de llegar cuando se desocupe, se amplifica, a grado tal que pareciera detenerse por completo. Pero es una impresión, una apariencia. En ese estadio de inmovilidad, el hombre se reconcilia con el origen. Pese a su carácter primitivo, el asado posee una esencia mística: rito y promesa, brinda la ilusión de una coincidencia profunda con el lugar en que se vive. El fuego produce el efecto: en sus crepitaciones se adivinan sensaciones familiares, suscitando la impresión de permanencia y continuidad — inaccesible ante el río sin orillas—, sin la cual la vida es imposible. En el asado, la vida se dota finalmente de sentido: el tiempo presente parece ser el mismo del origen, al cual ha de volver el del futuro. Con su doxa —así lo cree Saer—, el filósofo efesino había acertado: “Repartido en muchos hogares, no siempre equitativos, el fuego único de Heráclito arde plácido o turbulento, iluminando y entibiando ese lugar, que, ni más ni menos prestigioso que cualquier otro, es, sin embargo, único también… El fuego arcaico y sin fin acompañado de voces humanas que resuenan a su alrededor y que van transformándose poco a poco en susurros hasta que por último, ya bien entrada la noche, inaudibles, se desvanecen”.

TIEMPO Y ESPERA DEL ASADO

“En el asado, el tiempo, en espera de alguien que ha de llegar cuando se desocupe, se amplifica, a grado tal que pareciera detenerse por completo"

LA PRIMERA ERA EXPORTADORA RECONSIDERADA: UNA REVALORACIÓN DE SU CONTRIBUCIÓN A LAS ECONOMÍAS LATINOAMERICANAS SANDRA KUNTZ FICKER (EDITORA), 2019, 1A. EDICIÓN, 407 PÁGS. Este libro desafía las generalizaciones dominantes sobre el impacto del crecimiento orientado por las exportaciones en América Latina durante la primera era exportadora. Es una revisión crítica de los acercamientos convencionales: con recursos y condiciones iniciales diversas, una especialización productiva variada y distintos grados de integración a la economía mundial ¿podían esperarse resultados iguales?

SERGIO ANTONIO RINCÓN @CELLColmex

CONTORNOS DE LO POLÍTICO: ENSAYOS SOCIOLÓGICOS SOBRE MEMORIA, PROTESTA, VIOLENCIA Y ESTADO MARCO ESTRADA SAAVEDRA, 2019, 1A. EDICIÓN, 210 PÁGS. Esta obra es una apuesta por la idea sobre cómo hacer sociología. Esta colección de ensayos sobre la memoria social y la protesta en el conflicto oaxaqueño de 2006, las movilizaciones del magisterio en contra de la Reforma Educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto, los orígenes históricos del neozapatismo en Chiapas, la matanza de Acteal de 1997 o los aportes de la antropología del Estado, pone en juego presupuestos básicos sobre lo social como un ámbito de la realidad.

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LA DEMOCRACIA

PLENA, NECESIDAD RADICAL puesta en práctica en el movimiento estudiantil de 1968

EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL DE 1968 (ME68) "FUE UNA LUCHA POR LAS LIBERTADES DEMOCRÁTICAS EN UN PAÍS ASFIXIADO POR LA DICTADURA PERFECTA". Y MEDIO SIGLO DESPUÉS AUN ES RELEVANTE POR JULIO BOLTVINIK Ilustración: Erick Retana

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ulio Boltvinik era estudiante de la maestría en Economía de El Colegio de México cuando ocurrió el movimiento estudiantil de 1968. Como militante de éste, fue detenido y encarcelado brevemente en Lecumberri. En este escrito relata algunas de sus experiencias de esos días y retoma la discusión sobre la democracia con que actuaba el Comité Nacional de Huelga estudiantil y que, en su opinión era tanto o más subversiva por ello.

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UNA CORRIENTE IMPARABLE

“Era tal la fuerza de lo que sucedía que nos arrastraba a todos. Éramos agentes casi involuntarios de una fuerza social gigantesca. Vivimos en plena libertad, en el seno de una sociedad represiva, como militantes políticos de tiempo completo durante menos de dos meses”. JULIO BOLTVINIK Profesorinvestigador

I. MOVIMIENTO SUBVERSIVO PORQUE MOSTRABA, EN LOS HECHOS, QUE LA DEMOCRACIA PLENA ES POSIBLE, Y NO PERSEGUÍA PROPÓSITOS GREMIALES, SINO UNIVERSALES Cincuenta años después del movimiento estudiantil de 1968 (ME68), me sigo preguntando cómo fue posible que los estudiantes de El Colegio de México (Colmex), todos becados y de tiempo exclusivo, casi todos estudiantes de posgrado, parte de la élite estudiantil del país, declarásemos la huelga y enviásemos representantes ante el Consejo Nacional de Huelga (CNH). Votamos a favor de la huelga sin pensar siquiera en la posibilidad de que nos suspendiesen la beca, no nos importaba. Era tal la fuerza de lo que sucedía que nos arrastraba a todos. Éramos agentes casi involuntarios de una fuerza social gigantesca. Vivimos en plena libertad, en el seno de una sociedad represiva, como militantes políticos de tiempo completo durante menos de dos meses. La organización del ME68 era una forma de democracia en dos niveles: asambleas de escuelas y la asamblea del CNH, integrada por dos representantes de cada escuela. Las decisiones, antes de votarse en el CNH, se llevaban, en general, a las asambleas, de tal manera que los representantes éramos realmente delegados. Una estructura así permitía la participación de todos en el proceso de toma de decisiones. ¿Alguna vez las instituciones de este país funcionarán así? La UNAM, el Poli, el Colmex, etc., siguen encabezadas por juntas de gobierno que no representan a los miembros activos de la institución y que nombran directores, rectores, presidentes. En su interior predomina el autoritarismo, a pesar de la existencia de cuerpos colegiados que, en principio, toman decisiones por mayoría de votos. El ME68 fue una lucha por las libertades democráticas en un país asfixiado por la dictadura perfecta. El punto más importante de nuestro pliego petitorio fue el de diálogo público, con el que el movimiento quiso evitar los acuerdos en lo oscurito donde prevalecen los sobornos y/o la coerción. Me parece que lo más subversivo de todo era nuestra forma de organización democrática que, con el ejemplo, criticaba hasta la raíz a las organizaciones autoritarias que dominaban y siguen dominando, de manera casi absoluta, a este pobre y deshecho país. También resultó subversivo un movimiento que, a diferencia de los movimientos ferrocarrilero, electricista o el de los médicos, no perseguía objetivos gremiales, sino propósitos universales para todos los mexicanos: libertad de los presos políticos, derogación del delito de disolución social y, más allá, libertades democráticas para todos. El 22 de septiembre de 2008, hace 10 años, promoví el “Recordatorio del ME68 en El Colegio de México”. Algunos que fuimos activistas hacía 40 años en el Colmex compartimos recuerdos del ME68. Además,fueron invitados Salvador Martínez Della Roca (El Pino) y Sergio Zermeño. También hubo participaciones del público. Algunos señalaron que los estudiantes no estábamos solos: tuvimos el apoyo de profesores, intelectuales y de algunas autoridades universitarias. Se resaltó el destacado papel del rector de la UNAM, Javier Barros Sierra (JBS). Zermeño señaló que, ante la brutalidad del adversario (PRI-gobierno-Presidente), resultaba importante la alianza con la clase media. La defensa de la autonomía universitaria por JBS, dijo, dio respetabilidad al movimiento e hizo posible ese vínculo. Zermeño puso en duda el carácter ejemplarmente democrático de la organización del ME68 que yo sostuve, señalando que la tendencia a reproducir la pirámide (la formación de un pequeño grupo dirigente en la cúspide) fue tapada por la represión del 2 de octubre. No dudo que se estuviese formando una élite dirigente. Pero lo dicho

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ILUSTRACIÓN: ERICK RETANA

68: FUE UNA LUCHA POR LIBERTADES DEMOCRÁTICAS

"Lo más subversivo de todo era nuestra forma de organización democrática que, con el ejemplo, criticaba hasta la raíz a las organizaciones autoritarias que dominaban y siguen dominando, de manera casi absoluta, a este pobre y deshecho país".

por Pablo Gómez avala mi postura: "El CNH no era un pequeño grupo, no era un caudillo: no había posibilidades de que semejante cosa se produjera. Ese parlamento llamado CNH estaba formado por los delegados de cada escuela, y esos delegados eran elegidos en asamblea. Los delegados, los miembros del CNH, iban a consultar a sus asambleas […] [Donde] se discutían y volvía otra vez el punto de vista de las asambleas […] Era un procedimiento totalmente democrático y parlamentario, en el que los parlamentarios estaban obligados a consultar a sus electores antes de tomar una decisión". ¿Puede haber una mecánica más democrática que ésta? II. JOSÉ REVUELTAS Y LAS NECESIDADES RADICALES José Revueltas analizó los organismos creados por el movimiento estudiantil desde la perspectiva de la autogestión, contrastando la sociedad de alumnos con los comités de lucha y la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) con el CNH. Extractos de su análisis son los siguientes: La Sociedad de Alumnos, agrupación limitada, burocrática, mediatizada por una superestructura de ordenamientos paralizantes y viciosos destinados a impedir la acción revolucionaria del estudiantado sustituyéndola con los métodos de la politiquería oficial. El comité de lucha como organismo democrático y revolucionario, electo directamente en las asambleas, cuestionable, cuestionado 6E

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pensamiento crítico de Marx), han sistematizado: las necesidades radicales, que definen como aquellas que genera el propio capitalismo pero que no puede satisfacer. La democracia cabal, planteada a fondo por el movimiento estudiantil, es sin duda una. La diferencia con Revueltas es que éste concebía aún al proletariado como la única clase revolucionaria portadora de las necesidades radicales, encargada de la misión de superar el capitalismo. En cambio, AH y Márkus conciben que los agentes del cambio son los que cobran conciencia de esas necesidades: además de democracia cabal, las de tiempo libre, creatividad, autorrealización, de dejar de ser burgeois (persona privada que lucha por su propio interés) y transformarse en citoyen (que busca el bien colectivo). Dice Pier Rovatti, autor del prólogo al libro de AH, Teoría de las Necesidades en Marx: También para AH el año decisivo es 1968 […] fundamentalmente porque percibe en las revueltas estudiantiles occidentales la expresión concreta de una crítica que desde el nivel de la política y de la economía consigue penetrar en el modo de vida burgués. La prioridad de la vida cotidiana […] se hace, para AH, históricamente visible […] La vida individual, en términos del joven Marx se realiza cuando la vida se convierte en objeto para el hombre, esto es, cuando el hombre puede vivir para-sí-mismo conscientemente como género; la vida individual, por consiguiente, se contrapone al hombre particular cuyo fin es la auto-conservación y cuya necesidad consiste en la identificación con todas las convenciones y exigencias del sistema. De ahí la exigencia política de una reestructuración de la vida cotidiana […] la exigencia de un nuevo modo de vida.

y susceptible de revocación. El CNH como organismo de masas, ligado a éstas por vínculos orgánicos (los delegados) y que reúne las condiciones de un cuerpo dirigente de tipo nuevo, donde se funden las atribuciones de orientación política, dirección y ejecución, en unidad con las bases de cada centro de estudios, escuela, facultad o instituto, o sea, como una realización de la praxis […] Compárense estas formas de funcionamiento orgánico y de acción revolucionaria con la FEU y las FEUs del pasado, verdaderos nidos de ratas políticas y de malhechores, de politicastros y de gánsteres, calcados al carbón de los modelos que ofrece la política oficial de la “revolución” hecha gobierno. ¿Por qué son formas de autogestión las brigadas, los comités de lucha, el CNH y, aún más, los volantes y los manifiestos impresos en mimeógrafo? Véanse los rasgos esenciales que definen la naturaleza de las formas puestas como ejemplo: —Democracia amplia, directa, que se ejerce en plena e irrestricta libertad, sin mediatización alguna y sin que permita el menor síntoma de culto a la personalidad. —Conciencia colectiva clara, unívoca, por convicción evidente e irreversible de toda la comunidad estudiantil. —Libre juego de las ideas, corrientes y tendencias ideológicas, dentro de un propósito único y común […] (lo único que no cabe en nuestras filas son los gobiernistas, oportunistas, ni panistas gubernamentales). Como dice Roberto Escudero, activista del 68, en el prólogo al libro de Revueltas México 68: Juventud y Revolución, parafraseando al propio novelista: “cualquier movimiento revolucionario, incluido el ME68, es socialista porque las necesidades de democracia cabal que han planteado sólo pueden ser satisfechas cuando el proletariado […] se libere a sí mismo y a la sociedad en su conjunto”. Esto que dijo Escudero corresponde al concepto que Agnes Heller (AH) y György Márkus (los dos más importantes miembros de la Escuela de Budapest que, junto con la de Frankfurt, han mantenido vivo y desarrollado el ELHERALDODEMEXICO.COM

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TIEMPOS DE ANGUSTIA

“A lo largo de los 40 días que pasé en Lecumberri, la pregunta más angustiante, cuando me quedaba solo o con mis compañeros de celda, era cuánto tiempo íbamos a estar presos”. JULIO BOLTVINIK Profesorinvestigador

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III. LA EXPERIENCIA DE LA CÁRCEL Y EL VALOR DE LA LIBERTAD La tarde y noche de la matanza de Tlatelolco algunos (como Gustavo Garza, militante del comité de lucha del Colmex) se salvaron de la muerte porque en la ruleta rusa de la balacera cruzada no les tocó. Otros, como Cabeza de Vaca y yo, porque estábamos presos. Estar encarcelado puede ser una experiencia terrible, pero puede tener, cuando la compañía es adecuada, su lado luminoso. Los de la crujía M, en la cual el huésped más distinguido era Eli de Gortari, íbamos al campo deportivo una vez al día, un par de veces a la semana podíamos ir al baño de vapor. Leíamos varios periódicos al día, sobre todo el Excélsior. Jugábamos ajedrez, pero lo mejor eran las conferencias sobre historia de México de Eli de Gortari. Lo escuchábamos atónitos, en un silencio impresionante. En Lecumberri casi no leí, salvo periódicos y revistas. La familia y los amigos y amigas que nos visitaban temían llevarnos libros muy políticos, especialmente de marxismo. Al llegar los periódicos en la mañana, se leían en voz alta las notas principales. Hablábamos sobre el movimiento buena parte del día. Estando en Lecumberri me sorprendió la existencia en las cárceles mexicanas de la visita conyugal, en la cual la mujer que visitaba no tenía que ser esposa del preso (agudo contraste para mí, que devoraba películas y me encantaban las de cárceles, casi todas de Hollywood, por las que sabía que, en ellas, abstención, masturbación, homosexualidad, eran las únicas opciones para los presos varones; no recuerdo haber visto películas de mujeres presas). Me enteré tiempo después de que las compañeras presas en Santa Martha Acatitla no tenían este derecho ni estaban en crujías reservadas para presas políticas (declaración de Nacha, en Memorial del 68, p. 159). El 3 de octubre nos enteramos de la matanza de Tlatelolco por los periódicos. Fue un cubetazo de agua fría. No podíamos creer que hubieran disparado contra la multitud. Vivimos en una angustia espantosa en los siguientes días, sin saber quién estaba muerto, quién desaparecido y si el movimiento podría continuar. En esos momentos el aislamiento de la cárcel fue durísimo. A lo largo de los 40 días que pasé en Lecumberri, la pregunta más angustiante, cuando me quedaba solo o con mis compañeros de celda, era cuánto tiempo íbamos a estar presos. Mi auto de formal prisión, como el de todos, era por muchos delitos, lo que hacía pensar en muchos años de cárcel. La idea de envejecer ahí era terrorífica. Como dijo Antonio Pérez Sánchez: “Podías estar vacilando todo el día y albureando y haciendo bromas […] pero llegaba un momento en que te quedabas solo y decías 'ya tengo un año aquí ¿cuánto nos falta?' Entonces te deprimías, era lo que se conoce como el carcelazo”. Como dijo hace 10 años Luis Hernández Navarro: “Se equivocan quienes se despiden ya del 68. Los 40 años del 68 son campo de batalla en contra del autoritarismo y momento de celebrar su victoria cultural”. Dos de octubre no se olvida. Tampoco los 131 días que duró el movimiento estudiantil y que “conmovieron a México”. 09 DE FEBRERO DE 2020

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CARLOS GARCÍA Investigador carlos.garcia-hh@t-online.de

NORAH LANGE, DEDICATARIA (1927)

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l viaje que Oliverio Girondo emprendió en julio de 1924 por América, de Buenos Aires a México, pasando por Chile y por Perú, tuvo lugar, formalmente, en el marco de un proyecto llamado “Frente único”. La iniciativa de Girondo, Ricardo Güiraldes, Evar Méndez, el uruguayo Pedro Figari, Borges y otros, se había propuesto como objetivo acercar a las juventudes americanas entre sí. Para ello, Girondo entabló contactos durante su gira por el continente, en especial con autores chilenos, peruanos y mexicanos (viajó también a Cuba, Nueva York y España). El periódico porteño Martín Fierro informó irregularmente sobre el proyecto, abandonado al filo de los años 1925-1926, debido a algunas defecciones: Figari pasó a Europa a fines de 1925; Borges se despide de él en una carta de mediados de 1925 publicada en enero de 1926 en el último número de Proa: “Abur Frente Único”. El éxito visible del proyecto no fue muy grande. Pero una de las consecuencias de ese viaje fue el establecimiento de un diálogo entre Girondo y varios autores americanos, no estudiado aún en profundidad si se descuenta el trabajo de Rose Corral en relación con México, donde Girondo estuvo entre septiembre y octubre de 1924. Si bien Girondo hizo contacto con numerosos autores estridentistas (Arqueles Vela y Manuel Maples Arce entre ellos), sus preferencias se inclinaron hacia miembros del grupo que sería conocido como “Contemporáneos” (Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer, Salvador Novo y otros). Imagino que de esos contactos surgieron más correspondencias que las encontradas hasta hoy. Parte de ese intercambio entre México y Argentina estuvo relacionado no sólo con Oliverio, sino también, siquiera de manera sesgada, con la escritora Norah Lange, su compañera. Gracias a la generosidad de Dieter Reichardt acabo de acceder a dos muestras de ese comercio intelectual, que pasan a engrosar mi exigua colección de ediciones princeps, a la cual pertenecen dos libros, ambos obsequiados por Reichardt en el año 2004: una primera edición de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, de Oliverio Girondo. Argenteuil: Colouma, 1922, ejemplar n° 780; y otra de Simplismo, Poemas inventados por Alberto Hidalgo, con dedicatoria a Girondo. Desde Chile, Pablo de Rokha (1894-1968) envía a Norah Lange su libro Heroísmo sin alegría. Santiago de Chile, Klog editor, 1927. La desafectada dedicatoria reza: A Norah Lange Pablo de Rokha Santiago de Chile Avenida San Luis N° 158ª Se acostumbra dividir la producción de Rokha en etapas. Se le considera de vanguardia a partir del libro Los gemidos (1922), una serie de intensas prosas poéticas, pero insufladas de romanticismo y anarquismo mesiánico (http://libros.uchile.cl/594). Heroísmo sin alegría forma parte de la misma etapa, que concluye en 1930, cuando de Rokha deriva hacia el comunismo. Sobre este libro dice Naín Nómez: “El primer intento de reflexión estética de Pablo de Rokha, titulado "Heroísmo sin alegría" y publicado también en 1927, enfatizará esta visión del artista como un salvador del mundo capaz de recrear la realidad". (Pablo de Rokha: Ómnibus 30, enero de 2010; http://www.omni-bus.com/n30/rokha.html, consultado el 4-IV-2019) Desde México, uno de los fundadores del Estridentismo, Manuel Maples Arce (1900-1981), remite a Lange sus Poemas interdictos. Jalapa: Ediciones de Horizonte, 1927. La dedicatoria manuscrita dice: A Norah Lange, afectuosamente Maples Arce Jalapa, 1927 En el libro se conserva también una tarjeta de Maples, con este texto impreso: Manuel Maples Arce 09 DE FEBRERO DE 2020

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ILUSTRACIÓN: ERICK RETANA

Secretario General de Gobierno del Estado de Veracruz Sobre esas líneas, Maples escribió a mano: “Con un fuerte apretón de manos de”. Una muestra, procedente de “Canción desde un aeroplano”: Estoy a la intemperie de todas las estéticas; operador siniestro de los grandes sistemas, tengo las manos llenas de azules continentes. El libro, uno de los mejores producidos por autores estridentistas y, aunque algo tardío, entre los mejores de la vanguardia americana, carece de subrayados o notas de la lectora. La dedicatoria de Poemas interdictos, libro muy cotizado en librerías anticuarias, no es muy efusiva, indicio de que Maples y Lange no intimaron. Pero deja conjeturar que existen aún muchos testimonios desconocidos de las relaciones entre escritores de nuestros países. En la misma dirección apunta el hecho de que ambos libros aquí comentados sean de 1927: es de imaginar que hubo otros, publicados a partir de 1924 o 1925. Un ejemplo es la remisión del libro Lecturas hispanoamericanas. Selección y notas de Salvador Novo. México: Universidad Nacional de México, 1925, con dedicatoria de Novo a Girondo, según registra Patricia Artundo en su trabajo La biblioteca de Oliverio Girondo: Buenos Aires: Fundación Pan-Klub – Museo Xul Solar, 2008, s.p. Figuran allí igualmente libros de los mexicanos Juan José Tablada, Alfonso Reyes y Artemio de Valle Arizpe, pero, hasta donde alcanzo a ver, ninguno de autores estridentistas. Hay aún, afortunadamente, mucho por hacer. 8E

LO QUE SABEMOS, Y LO QUE NO

“La dedicatoria de Poemas interdictos, libro muy cotizado en librerías anticuarias, no es muy efusiva, indicio de que Maples y Lange no intimaron. Pero deja conjeturar que existen aún muchos testimonios desconocidos de las relaciones entre escritores de nuestros países”. CARLOS GARCÍA Investigador

ELHERALDODEMEXICO.COM

08/02/20 19:20


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