Juntas y revueltas | Victoria Ramírez y Liz Gallegos

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Juntas y Revueltas Liz Gallegos y Victoria Ramírez Editorial La Joyita Cartonera 2015 Edición a cargo de María Elena Monsalve Diseño de Portada La Joyita Cartonera Impreso en Santiago de Chile por Editorial La Joyita Cartonera 2015 Primera edición Contacto autoras: @LizGallegosLeon www.mirincon-poetico.blogspot.com @Victoria_rll www.poemaga.blogspot.com

Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa de sus autoras.


Pr贸logo__5 AMOR__9 ANGUSTIA__15 ARTE POETICA__21 AUSENCIAS__27 DOLOR__37 EROTISMO__51 LUCY__65 MELANCOLIA__73 VERSIONES__83



Escribir y parir con pasión Prólogo de Luis Benjamín

Conocí a Liz y a Victoria el año 2011, cuando participé en un taller de literatura en el Barrio Bellavista, dirigido por Lina Bilbao. Con el tiempo, pude percatarme que ellas estaban enamoradas de la literatura, especialmente de la poesía. Fueron parte importante de un proyecto literario de entonces así como, actualmente, son parte importante del proyecto Folla-G, dedicado a la creación literaria. La creatividad de ellas, tarde o temprano, iba a encontrar lugares cada vez más amplios donde fructificar. Y lo hizo. Este libro es prueba de ello. Educadas en la misma escuela, han visto la poesía como un oficio transfigurador, incluso desde la experiencia más cotidiana o desde la miseria. La poesía ha de ser un acto de pasión, porque tarde o temprano, se transforma en una necesidad para quién la busca y la nombra. Eso queda claro al ver sus Artes Poéticas, en donde muestran el carácter esencial de la literatura en sus vidas, lo cual cabalga implícitamente en todo el resto del libro: “… hay que desnudarse / frente al papel como frente a los ojos / de quien se ama…” (Victoria); “Si no escribo no pertenezco a esta esfera” (Liz). Desde allí, exponen su feminidad al mundo, explorando otros rincones de la vida. Por ejemplo, en la sección Dolor, las autoras buscan explorar aquellas dimensiones oscuras, bebiendo “el silencio fluye que fluye por mis venas” y buscando hacer carne […] la desolación que se anida en el Juntas y Revueltas / 5


pecho para intentar definir, valiosamente, aquella tristeza tan indefinible, con la que se anhela “construir con palabras la tumba del amor” con una tristeza que consuma y fulmine. La poesía vuelve, calladamente, a ser una ruta para liberarse, incluso por medio de la observación de la miseria. La sección de Erotismo, destacable dentro del libro, posee una exploración ardorosa (y a veces explícita) de la sensualidad, que va desde la ternura hasta la pasión más carnal, convirtiendo el lecho incluso en el estrado de un juicio (“quiero declarar / antes que caiga el sol / soy culpable”) y al amor en un acto salvaje (“fragmentadas sangran tus costillas / junto a las mías / como si cada noche debiésemos morir”), yendo a veces, en la línea de escritores como Gonzalo Rojas. Liz y Victoria, como hijas de Eva, dedican además algunas palabras a la enigmática Lucy, la madre de la humanidad, cuyas osamentas abrieron puertas a la comprensión de nuestros orígenes: “Retoma el vuelo que iniciaste en tu juventud / cuando el caudal del río te arrastró / y te extraviaste / en el tiempo-espacio que conservaron tus huesos para contarme tus historias”, “…Tuyo no es más que el eco sempiterno de gritos y gritos de dolor / explotando en tus oídos la noche del universo”. Finalmente, en Versiones ellas exploran el oficio de la re – escritura de obras de escritores famosos. A modo de homenaje, revisitan los significados de obras de Julio Cortázar, Gonzalo Rojas y Stella Díaz Varín. Entre la dulzura y la oscuridad, entre la musicalidad del soneto y el ímpetu de la poesía erótica, entre las influencias que las encantaron y la eterna búsqueda de una nueva descripción bajo el sol; los poemas que tienen

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ustedes en sus manos poseen esa pasión creativa cabalgando por todos sus senderos. Una obra de dos jóvenes poetisas que han unido fuerzas para mostrar aquello que han concebido, mirando y cantando hacia diversos puntos cardinales de la vida tales como el amor, la melancolía, las ausencias, la soledad y la angustia, desde los cuales exploran su visión, partiendo desde su femenina poesía. Aquello que han concebido en soledad, lo han parido unidas. Como hijas de Eva y hermanas, en la familia de los poetas.

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AMOR

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Amor Victoria R. Llera

Por esperarte, evocarte como si fueras el dios del infierno me desvelé en las honduras de la noche me volví sorda frente al miedo y abracé al frío, que se hizo materia. Por encontrar la imagen plasmada en mi memoria desde un pasado insondable, esa herencia que trasciende al tiempo por anhelar ungir tus labios con mi sangre, por añorar dormir bajo la sombra de tus párpados -el bendito descanso que me regalaríasme embriagué de dolor, me envicié en la tristeza. Confiaba en que te vería llegar y que tus manos traerían la paz que encuentro en los amaneceres. Pero los años fueron implacables y pasaron sin tregua ni consuelo. La imagen heredada en mi memoria no encontró residencia en un objeto te eternizaste en la esfera intangible. Por esperarte, por buscarte me llevé las calles entre los pies, la desesperación fue mi muleta

y la incredulidad, una lápida prematura en mi corazón. El epitafio, una palabra: “amor”. Juntas y Revueltas / 11


Debiera quedarme despierta… Victoria R. Llera

Me quedo despierta la noche lluviosa e inmensa me llena de realidad, me estrella contra un presente que no entiendo: vuelvo a llorar de tanto amor. Debiera quedarme quieta y silente en este insomnio que ahora se escapa reconociendo el peso de tu amor en tu ausencia. Pareciera que puedo enamorarme de nuevo, dejar lo tortuoso muy fuera de esta lluvia, esta noche, esta canción. Debiera quedarme despierta, capturando sonrisa tras sonrisa, acostumbrándome a esta felicidad, reconociéndome en ti.

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Tiempo y promesas Liz Gallegos

Pasado Tu promesa fue amarme y compartir la vida hasta el ocaso Nuestra semilla floreció en primavera Leales jardineros, no amantes Las estaciones se fundieron en una, no hubo diferencia entre ellas La humedad de nuestros cuerpos se secó con el calor del verano Nuestras pieles, hojas caídas en otoño desintegradas por el viento Pulverizada quedó la memoria del tacto Manos que no sienten, besos sin pasión congelados por el invierno.

Presente La muerte se asomó brutalmente frente a nuestra cama Te seduce, ignorándome, alejándome No duermas, amor Sus brazos están abiertos, esperándote Lucha contra ella, destiérrala, despierta tu pasión y la mía Así nos dará respiro esta noche entre nuestras sábanas será el tercer cuerpo, tu amante

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Lucha contra ella, convéncela y confúndela Ella es la esposa y yo la amante. discute o ignórala hasta que busque a otros para separar.

Futuro Te libero de las promesas No quiero que cumplas tus votos Deseo placer intenso, carnalidad asfixiante. No quiero un compañero en mis mañanas, sino ecos de pasión Lamer tu piel y sentir su sabor Olvida las promesas Anhelo perderme en tus besos, tu saliva Que mi humedad te pertenezca En cada orgasmo dejar la muerte, ser nada. Nacer otra vez de la tierra, ser polvo y costillas Que mis uñas arañen tu espalda y el olor de tu sangre atraviese mi instinto animal Revolcarnos en el barro, sentir tus manos reconociendo mi cuerpo. No quiero amor eterno, ni una vida junto a ti Un instante, un respiro placentero, agónico, sudado Bastará para pagar la deuda de besos y carne.

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ANGUSTIA

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Insomnio Victoria R. Llera

“Pero la noche es propia, íntima y libre”

Siglos y noches en vela como pequeñas eternidades, la poesía como un relámpago en la eternidad. Un pasado, una memoria que nos grita desde un origen indescifrable, un eco que se nos cuela en las entrañas. ¿Dónde quedó el paraíso de tiempos inmortales? Eva ya no nos arrulla más entre sus brazos cortados por la muerte nos expulsó de su regazo hacia el mundo abierto y aciago peregrinamos noches y días y noches rodamos entre las piedras, ocultos en las ramas de los árboles o entre los muros de las ciudades clavamos la mirada en las estrellas, buscando nuestra primera tierra y el cielo le devuelve al desvelo nuestros ojos perdidos.

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La mano muda Victoria R. Llera

La mano muda, trémula, dudosa traductora de la oscuridad que habita mi piel y mis venas la soledad de un domingo anocheciente la noche que despierta y abraza. Hundo los ojos en el aire la mirada retrocede, vertiginosa y franca, atravesando un pasado irrecordable burlando la línea del tiempo. No me reconozco en el despertar de los días no me encuentro en los gestos ni sonrisas amables ni me dan escalofríos las lágrimas ajenas, desconfío del pasado que me puso trampas desconfío de la inocencia, desconfío de la bondad desconfío de la adolescencia enamorada y bruta. La mujer que sí conozco perdió su lengua y su morada libre de la mano de su madre, hoy me mira con una mueca de asco. Una voz en préstamo, una letra traducida dibujada en la primera humedad de la tierra soy esa estrella descolgada, muerta de tanto brillar, soy la costilla de Lucy y el pecado de Eva la ola que rompe, se desarma, se reintegra en palabras que mueren y nacen repetidamente salpicando el silencio pariendo la vida a intervalos.

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Escribo y tarjo el mismo verso Victoria R. Llera

Escribo y tarjo el mismo verso tal como hice contigo los errores. Cuento una soledad tan opresora que me quita del cuerpo el movimiento me envuelve los huesos y la piel en su mismo, en su único dolor. No sabe estar en otra parte No conoce ningún otro paisaje más que esta habitación entristecida no ha visto amaneceres rojos desvistiendo la noche ni lluvia en un balcón. Así se aferra a este espacio donde no sé mentir donde soy más yo y más vulnerable donde tarjo palabras y a mí misma sin borrarme. Cuando lo único que puedo pensar es el silencio vuelvo a oler tu cuello sudoroso la soledad se esfuma en ese olor. Pero no pasará, cómo tú no tiene fin. Cuando el silencio explota la soledad nace de nuevo, nace mil veces me arrulla en su regazo una vez más.

Y sólo me cuenta de tristezas. Juntas y Revueltas / 19


Angustia Liz Gallegos

Perversa y macabra, aplasta mis huesos Vacía y triste mi alma suplica detener el tiempo, congelar tus pasos invisibles Olvidar la maldita y obsesiva manía de las agujas del reloj. ¡No he logrado derrotarte esta noche, ni las anteriores! ¡Detén tu crimen bestial y abandóname! Cierro los ojos y tiemblo, no quiero distinguir tu figura siniestra tu sombra escalofriante sumergida en los pliegues de mi almohada Vagando entre las sábanas, el tapiz de las cortinas La alfombra polvorienta o la mesita de noche Mis oídos esquivan tus gritos (cuchillos afilados) Crujen en sintonía mis entrañas ¡las retuerces con calma!¡Criminal, no sonrías más! Aleja de mis ojos tu sonrisa bestial que me obliga a recordar Mi pasado impuro, pecados celestiales ¡Ya no, no bebas mis lágrimas pantanosas! No me alimentes más con piedras volcánicas Mi boca, lengua y garganta claman piedad Sobre mi lecho sagradamente desierto Bajo mi techo inundado de niebla.

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ARTE POETICA

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Otra arte poética Victoria R. Llera

No escribí Porque no hallé esa palabra impúdica que me llena la lengua de gangrena Por no poder dar relieve a esa palabra hundida en las yemas de los dedos No escribí porque no me salió como un grito de las entrañas perdidas de Bukowski Ni la pude inventar como Cortázar Ni la pude cantar como Gabriela Ni la pude entender como Borges Ni me pudo doler como a Lihn. No escribí porque la palabra me rehúye letra a letra hasta estrellarme contra la vida hasta el dolor de no saber decir qué se ama cuando se ama o qué se muere cuando se muere hasta dejarme en las escaleras decadentes de puertos y mercados en que Gonzalo Rojas perdió su juventud y las caderas de una meretriz, hasta que la vida se encienda y me queme y me obligue a crearme de nuevo. No escribí porque esa palabra testaruda que late en todas

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partes menos en mi corazón espera el crepitar del fuego de los románticos y los postmodernos, espera la inmensidad que no da abasto y me retuerce las vísceras mientras yo, la cobarde sobre el pasto me convenzo de que la vida sólo pasa allá afuera.

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Por qué escribo Soneto - Victoria R. Llera

¿Por qué escribo? Para ver lo indecible hecho verbo, palabra, forma o verso para que lo inasible tenga peso para burlarme de lo incorruptible. ¿Por qué escribir? Porque hay que desnudarse frente al papel como a los ojos de quien se ama, sin duda o sonrojo, bajo el sol del lenguaje, hasta quemarse. ¿Por qué escribo? Porque soñar no basta renuncio por escrito a las certezas la madrugada muda se levanta en un lápiz que es brújula y destino donde la letra avanza con viveza y escribo porque no hay otro camino.

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¿Por qué escribo? Liz Gallegos

Si no escribo mi mente se seca las ideas se pierden en el espacio Y el silencio no tiene sentido. Escribo, Vivo el inicio de un verso Revivo La hoja (blanca) se inserta en mi ser Recorre mis venas, mi sangre, cada página de mi cuerpo. Junto al papel Iniciamos la aventura como enemigos, Y en el camino nos fundimos en la palabra. Escribo, Porque existo, simple, sencillo Como el polvo de estrellas en el universo Como una madre con su hijo en el regazo. Si no escribo apenas respiro Si no escribo el camino es cuesta arriba Si no escribo mis brazos pesan como metal Si no escribo no pertenezco a esta esfera.

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AUSENCIAS

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Ansiedad Victoria R. Llera

Ni una brisa cruza la ventana callada, Abierta para escuchar el galope del vacĂ­o por el universo Me hablan voces desde un parlante. No tienen rostro, ni ojos Ni manos que me toquen. El Ăşnico abrigo se llama silencio. En este espacio donde el amor no daba abasto Ahora debo retener su reflejo. Todo ha cambiado, todo se ha ido Mucho se ha muerto y otro tanto ha florecido. Pero esta noche crece hacia los contornos del cosmos Esa frontera donde nada termina Porque nada nace ni nada muere. Todo es. Tan sĂłlo es. Desde antes de la memoria. Desde antes de estos libros, de estos muros, de esta alfombra De esta cortina muda que ahoga el aire, De esta puerta, frontera contra el mundo. De estas copas llenas de sed, Desde antes de que negociara conmigo misma cada palabra Que exige este poema.

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La noche se extiende por mis venas y embriaga todo el cuerpo oscuro hasta la exhalaci贸n. Soy un pedazo de ansiedad atrapado en la noche.

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Ya no cuento las noches Victoria R. Llera “Mal y tarde estoy cumpliendo la palabra que te di cuando juré escribirte una canción” (Joaquín Sabina) Ya no cuento las noches, ya no cuento los besos que faltaron, Las caricias que rompían la cáscara nocturna Renuncié a convertirte en un número de días vacíos Porque me dueles bello e inconmensurable Como le duele el viento a las flores que nacen. Otra vez la ventana entreabierta, la noche vengativa La casa, de tan nuestra, me es ajena. Otra vez el insomnio, la condena del sueño y los años.

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Un siglo se cerró en sus ojos… Victoria R. Llera Cuando el siglo se cerró en sus ojos ella sintió que sólo moría por segunda vez. De la primera mujer que había sido sólo tenía recuerdos: Las noches encendidas junto a su amante, que el tiempo fue disolviendo hasta que lo arrebató la muerte como una ola solitaria y furiosa que destruye y arrastra. Seis veces parió, seis veces sus caderas abiertas a la vida alumbraron el puerto de Valparaíso, testigo mudo, de una maternidad arrasadora: Hijo tras hijo erosionaron su cuerpo, extirparon su belleza y una viudez temprana extinguió el fuego, silenció el jadeo, disipó el placer y marchitó a la hembra apasionada. Cuando la vida instala las trampas del destino y los días se vuelven pesados y grises la fe no es más que una palabra muerta una utopía con sabor a inocencia. No tuvo tiempo de dudar, trabajó hasta agotar su mejor energía para abatir el hambre, el frío y el dolor. Lavó ajeno, amasó, cosió, tejió, planchó y agachó la cabeza frente a la realidad 32 / Liz Gallegos & Victoria Ramírez


y su avalancha. Parecía que ni Dios supo ver las virtudes que tuvo que aprender a golpes y caídas, se veía vistiendo los harapos de la abnegación ella, de juventud promisoria y radiante, sus ojos vivaces sus labios insaciables, su cintura estrecha sus pechos altivos difuminados década tras década anulando su esencia sin la menor piedad, se mutiló, inútil mártir hasta encontrar la libertad auténtica dormida junto a ella en el sepulcro.

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Forasteros Soneto – Victoria R. Llera Durante un tiempo fuimos forasteros Por caminos que se desdibujaron Cayó la lluvia en suelos extranjeros Nuestros pasos silentes se cansaron. Cuando me levanté, ya estaba sola Bajo un cielo burlesco y delirante Lejos del mar, sin olas Que me trajera tu nombre delante. Con el aprendizaje en los bolsillos Y un mundo pálido, amarillo Le escribí al horizonte este mensaje Con mala letra y palabras dolidas ilustrando mañanas desvaídas saliendo en busca de un nuevo paisaje.

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Entre la espesa niebla Liz Gallegos Fundidos en la niebla Una madrugada; ebrios La tierra se agrieto a nuestro paso Las piedras nos esquivaron silentes Y un remolino borró nuestras huellas. Condenados, Extraviados en la espesa bruma El viento desnudó nuestros cuerpos Un pasado que no existe nos abrió la puerta Y fue imposible cruzar el umbral. Desde el árbol seco En sombras oculta entre ramas La niebla maldice dichosa; Que para nosotros no hay espacio en esta tierra Porque ingenuos desperdiciamos el tiempo. Nos alcanzó la neblina en un parque abandonado; Vi árboles reflejados en tus ojos glaucos Tú me viste derramar lágrimas de dolor Te desvanecías a mi lado Ya no reconocías mi rostro. No, nunca caminamos juntos Tomados de la mano por el mismo jardín, Ni junto al mismo árbol marchito.

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DOLOR

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XXVIII Liz Gallegos Cuando la obscuridad abraza mis sentidos ellos se esfuman sin piedad Me derrumbo en las cenizas de mi pobre existencia para aplacar este dolor que me consume vacío una copa de vino sus lágrimas de alcohol se enfrentan con los demonios que desde mi interior esperan escapar a la vida y salvar de las redes de la muerte. Bebo el silencio que fluye por mis venas Y me acompaña hacia la muerte descalza por el sendero clandestino y eterno de mi propia destrucción macabra y violenta. Una dos tres copas de vino que apaguen el fuego, la ira que me desborda Y embriagarme hasta el amanecer para olvidar la abundante nada que tortura mi soledad.

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XXXVI Liz Gallegos

La muerte acuna mi lecho Plácida sacude las sábanas Y acomoda la almohada esclavizándome Seduciéndome. Sueño con destrucción y ruinas Veloz como una hiena manchada alcanzo la cima Hambrienta descubro reinos malditos Brasas Huesos Cenizas Pestilencia de carne chamuscada Sonámbulas voces claman piedad ante la masacre La sangre derramada complace mi apetito carnal Demente, Mi boca roja suplica degustarla sin temor. Sacrifico mi alma antes del holocausto Descalza y ciega por el pantano camino sobre cadáveres Consumidos por el fuego eterno del infierno. Arden mis pies Solemne invoco a la muerte Vencida Derrotada Sangrando Imploro ultimar esta danza macabra

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Que irremediable fulmina mi pobre existencia. Despierto en sus brazos ígnea, poseída Poseída, ¡soñé mi muerte! Sensual sacude las sábanas y acomoda la almohada Sublime y divina sin respiro Me arrastra al infierno, me abandona Me abandona sin clemencia.

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Tropiezos Victoria R. Llera He tropezado en cada rincón de la casa con lo que queda de ti por suerte en esta casa son pocos los rincones aunque algunos incluso adivinan tu olor. En algunas horas los recuerdos se vuelven incomprensibles y se enquistan en los mejores propósitos de olvidar.

Recorro en pocos pasos el territorio que marcaste y te hablo desde él desde ese pequeño reino que quedó en mi casa y en mi corazón desde ese sentimiento claro pero impronunciable tan reconocible por tu nombre te hablo desde el calor que encendiste cada noche que viniste a mí desde el temblor en el que deshiciste mi cuerpo con tu deseo exquisito y brutal tan solo desde el deseo, no te di nada más: deseo y dolor.

Tiene que haber una mejor definición de soledad para vestir de letras lo que siento esta noche. Tiene que haber una palabra más fuerte que vacío para decir que faltas.

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Tiene que haber algo que abarque y maldiga el silencio para decir que tu silencio es el 煤nico que odio.

El dolor aumenta y se hace insoportable tu sorda distancia, irresistible; tu muda soberbia, inacabable. Tu falta de respuesta quiebra mi cansada dignidad.

He tropezado en cada rinc贸n de mi vida con lo que queda de ti: el olvido me ha destrozado la cara.

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Rabiosa Victoria R. Llera Tumbada contra la cama Se disipa el cansancio y se instala la rabia a echar de menos. Duele. Llora. Busca un tiempo de complacencia, intenta refugiarse en mejores tristezas, se golpea contra un presente traidor y se aprieta los dedos en una ventana muerta.

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Quiero decir tristeza Victoria R. Llera Quiero decir tristeza

quiero hacer carne, materia esta desolación que se anida bajo mi pecho

quiero hacer piedras tus ojos, polvo tus manos, espinas tu voz paisaje hostil, camino abandonado

construir con palabras la tumba del amor cavarla con mis manos, sudarte lentamente dolorosamente

bajo el sol de septiembre quemar tu presencia desteñir el recuerdo, e v a p o r a r la humedad que persiste que mi piel no seca y pudre ahí donde antes dormía un alma tranquila

quiero arrancarte aunque hacerlo me arranque la fe Juntas y Revueltas / 45


quiero decir tristeza, que duela y me derrumbe que el dolor me consuma y te fulmine.

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Mírame Victoria R. Llera Mírame vine a parirte de nuevo a parirte de verdad a lanzarte al mundo completo con los pedazos que me faltan con la vida que me arrancaste a tirones y te sacudiste de los dedos: la encontré, ¡sí!, la encontré y revivo todas las cicatrices todas se hicieron ondas, rojas y ardorosas pero tú sabes bien cuánto amo el dolor tanto que te dejé partir sin mí sin que te llevaras una sola sonrisa. Esa mañana supe que quedaste inconcluso que había que parirte muchas veces para que te encontraras y te vieras como yo te veía tan vivo y tan definitivo como más gustabas, como te reconocías como más sentías el mundo. Sí, quiero devolverte al mundo con las luces que te quité ya no quiero que sigan siendo mías por mucho que te muestren mi última serenidad.

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Raíces Liz Gallegos Descalza me alcanzan las raíces Raíces que ahuyentan mi pena y a los cuervos hambrientos Que esperan la carne descompuesta.

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¿Cómo decir dolor? Liz Gallegos

En sublime sintonía cruje la camilla Con los agónicos alaridos de la carne Y los órganos dañados La noche se torna más larga, más larga El insomnio sonríe al tormento Y la morfina sosiega el calvario. ¿Cómo decir dolor sin la palabra adecuada? Palabra gastada, mas no el padecimiento Puñaladas entran y salen de este cuerpo Como si mil demonios en mi interior mordieran mi costado.

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EROTISMO

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De la luna llena Victoria R. Llera

Quisiera ser como esa luna Esa blanca y coqueta luna que hoy se muestra completa Y convertir tu indiferencia quieta en mareas de deseo incontenible. Quisiera ser como esa luna Y que esta noche mires y admires mi resplandor ansioso por descubrir tus labios Por disipar las sombras de tu mirada con caricias estelares. Ser la luna que ilumine tu camino y el m铆o, c贸mplices en la noche que eclipsa la soledad.

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¡Yo quiero, como tú! Liz Gallegos ¡Sé que quieres de mí! Yo quiero lo mismo Arráncame la boca; Perverso Con un beso que calme mi angustia Y someta mi ansiedad. ¡Yo quiero, como tú! Recorrer tu espalda Vagar en tus vellos; silenciosa Oler el semen derramado en mi vientre Derramado en la tierra Derramado en silencio Seducidos por el canto de los cuerpos Fatigados de placer. Quiero ver tus ojos glaucos cual hierba fresca Penetrando el umbral; devorándome. ¡Yo quiero, como tú! rudo y sencillo Encender tu piel de lobo hambriento Embestir mi piel de oveja sacrificada Cual fogata ardiente se alimenta Hasta el amanecer.

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XXX Liz Gallegos

Al alba Como antorchas encendidas El amanecer los encontrรณ Entrelazados; Sรกbanas Sudor Humedad Vesรกnicos recuerdos inquietan a la almohada testigo Olvidada en el piso que suplica descanso. El deceso de la obscuridad despierta la furia de los amantes En ruinas los primeros rayos de sol AVIVAN tras la cortina cerrada El atrevido aroma lujurioso impregnado en las paredes. Caprichosos y cansados de los hilos de seda Expanden llamas por la habitaciรณn sobre la alfombra polvorienta El fulgor de la carne esclaviza a los amantes devorรกndose Como fieras que sacrifican el tiempo Extasiadas sangran las bocas, lenguas vivas Costillas y cenizas se desvanecen en el firmamento.

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XLIX Liz Gallegos

Tus ojos me dibujan en penumbras, me dibujan triste ¡triste como tú! Suplicas destellos de luz para mi piel desvaída y entre la oscuridad te desvaneces Procuras sonreír a la cruel rutina que nos aleja Enredas y desenredas mis cabellos escarlata Tus manos, versos cómplices contienen mis ansias y temores Tu sangre traspasa los límites de mi carne y me quema profundo, abrupto e inmoral.

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XLV Liz Gallegos

Borra tus recuerdos inútiles y pasajeros Aquellos que alimentan tus cicatrices; Permite que nuestra hoguera las aniquile. Silencioso y apasionado el fuego en tus entrañas Se te arranca por la piel y me quema profundo. Me gustas así; perturbado y demente Soy tu hembra inmoral y desenfrenada Que te ciega, te enloquece y entristece como nadie.

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XLII Liz Gallegos En sombras mis manos prolongan el recorrido de tu piel hasta la aurora. Tu saliva ardiente incendio que estremece mis labios abismo que condena a lamer la ambrosĂ­a derramada. Desnudos los primeros rayos de sol y el canto de los pĂĄjaros comparten el fulgor del amanecer; la eternidad.

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XXXV Liz Gallegos Sentados en la arena Bajo el sol t贸rrido Mis pies descalzos arden Me rindo ante tus ojos de fiera hambrienta Y esclavizas mi piel que flaquea sin obst谩culos. Bestial mordisqueas mis costillas en cenizas Devorando y triturando mis huesos Sin compasi贸n. Mis u帽as Dagas indolentes desgarran tu carne Sedienta por ser mutilada entre mis brazos.

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XXIX Liz Gallegos Quiero declarar Antes que caiga el sol Soy culpable. Culpable del fuego impetuoso de mi lengua derritiendo tu sexo Culpable del placer fecundo de mi boca saboreando el semen derramado Culpable de la embriaguez carnal que nuestro orbe propaga Culpable de las heridas que aún sangran en tu espalda Culpable de la astucia de mis caderas libertinas y ardientes. Entonces comprendo no hay antídoto sino tu carne ígnea no hay antídoto sino tus besos letales.

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XXXIV Liz Gallegos En sombras evoco La música de fondo que nos hacía bailar desnudos El tic-tac del reloj en la pared golpeaba nuestros oídos Revelándonos el fallecimiento de las horas Recordándonos que no existía inmortalidad para nosotros. ¡Cómo olvidar la ambrosía derramada en tu cuerpo! El calor de las piernas enlazadas Consumidas por el fuego estelar. Esclavos y verdugos en el lecho fulgurante Sin voluntad el incendio corporal desgarraba la carne Estremecidos por la naturaleza bestial y de intuición que nos sometía A la tiranía del placer que clamaba eternidad.

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XXXII Liz Gallegos Esclavos y dementes Despojados de envolturas Fragmentadas sangran tus costillas Junto a las mías Como si cada noche debiésemos morir. Bebemos el charco de sangre ardiente Dando origen entre sábanas al ritual solemne Laberinto erótico y sensual; Donde empieza la hoguera Donde la tierra calcina la carne Y la sangre hirviente alimenta la rosa escarlata Que plantaste en mis muslos. Soy tu hembra, Marcaste mi cuerpo como huerto divino Para deshojarme al anochecer Para matarme al amanecer. Esclavos y dementes Fieras libres Criminales de las horas tocamos el firmamento; la niebla y caminamos sonámbulos Sobre rocas hacia el abismo Y nos arrojamos Al vacío El viento paraliza mi boca Mis ojos goteantes pierden la visión 62 / Liz Gallegos & Victoria Ramírez


Y mis cabellos rojos cubren mi piel despojada Despojada de mi cuerpo y reducida Reducida como una esclava muero Muero en tus brazos dementes.

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LUCY Etiopía, 1974. Un investigador estadounidense encuentra el esqueleto fosilizado y prácticamente íntegro de un homínido perteneciente a la especie Australopithecusafarensis. Se trataba de una hembra que habría medido un metro y caminado erguida. Durante la noche siguiente, cuando sonaba la canción de los Beatles "Lucy in theskywithdiamonds" (Lucy en el cielo con diamantes), el científico supo cómo llamar a quien había encontrado: Lucy. Sus huesos tenían más de 3 millones de años y se conservaron en la tierra como la prueba viva de una matriarca universal. Este hito de la ciencia nos fascinó, e inspiró la serie de poemas que siguen.

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Ecos Victoria R. Llera

¿Te alcanzan los oídos para oírme? ¿Me reconocerías en tu médula si te abrieras los huesos y escaparan los siglos?

Te caíste y tu vida no es más que una caída que aún no toca fondo, Atraviesas el tiempo y el espacio despojada de conocimiento Por eso es que los pies no te responden Por eso es que tus brazos aletean desesperados Sin hallar una palabra a la que aferrarse.

Por eso tu voluntad no es voluntad

Porque estás atravesando el espiral de lo que no conoces No sabes Y el tiempo se estira en tu travesía como una trampa invisible Tu cabeza aún no se estrella contra nada Nada te duele Improvisas poemas, ¡sacrílega! La poesía es la única lengua sagrada, sangrada Tus piernas porfiadas indican como flechas hacia las estrellas que siempre te han mirado Juntas y Revueltas / 67


Y vieron a tus padres y a tus muertos Las mismas estrellas que registraron la eternidad en sus aureolas luminosas: El sol fundiéndose en el mar Las olas filtrándose entre los granos de la arena de la misma playa que bañó tus pies El agua de esas olas penetrando sutil entre los granos innumerables, piedras desmembradas y nuevamente desmembradas en una fragmentación perpetua, deslizándose hasta las antípodas de tu tierra.

¿Podría hablarte de algo más?

¿Comprenderías la historia que se acuna en las caderas de una mujer-aprendiz-de-mujer?

¿Cuánto te dolería si te digo que tu tiempo y tu aire y tu inquietud no son tuyas? Tuyo no es más que el eco sempiterno de gritos y gritos de dolor

explotando en tus oídos la noche del universo.

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El tiempo es olvido Liz Gallegos

Las estrellas no volvieron a iluminar tu rostro. Un día el sol dejó de abrigarte, Cuando el viento sopló tu nombre sembrando tu aroma en la atmósfera y bajo la luna no hubo más canciones de cuna.

El tiempo es olvido, olvido tus pasos.

C A Í S T E

A un profundo sueño gobernado por el silencio y la obscuridad. El miedo te abandonó cuando tus brazos ya no pudieron envolver a tus hijos. El miedo ciega los ojos para calmar el dolor. El vértigo y las náuseas anuncian la muerte. La angustia de no haber vivido lo suficiente se llevó tu esperanza. La angustia de no volver a ver las flores en primavera arrancó tu sonrisa.

Juntas y Revueltas / 69


La tierra fue cuna y hogar para tus huesos Regresaste un día de lluvia, disgregada entre las piedras y la arena Los ecos de tu voz indicaron el camino para tu hallazgo. El viaje recién comienza, Eleva tus pies. Levanta tus brazos, tus manos, tus dedos y siente la eternidad de la historia. Retoma el vuelo que iniciaste en tu juventud Cuando el caudal del río te arrastró

y te extraviaste

En el tiempo-espacio que conservaron tus huesos para contarme tus memorias.

70 / Liz Gallegos & Victoria Ramírez


DIAMANTES PARA MI TRISTE (ZA) Liz Gallegos

Fértil brota del interior Sobrevivo al dolor que cargo asfixiándome en el pecho Absorbiendo vivas las llagas que queman mi piel. El vértigo y la hora gris me esperan con los brazos abiertos Al borde, al límite de la razón.

El manto de diamantes que cubre mi cabeza juega a crear un nuevo lenguaje Con figuras y formas que resplandecen en su cuna hasta el amanecer. En el cielo los diamantes dibujan tu hallazgo y la tierra contiene tus huesos.

Sumo y acumulo horas oscuras, Lánguidas y melancólicas de triste(za) Donde mi mente cansada e inquieta Se ahoga en un universo emergente de pena, rabia y dolor.

Mírame, Mírame a los ojos Te hablarán desde el vacío que me carcome. Arranca mi triste(za) de raíz Con una sonrisa, una caricia que fulmine la hoguera de mis huesos y el hedor de mi carne descompuesta. Juntas y Revueltas / 71


Mírame Mira mis manos, Manos manchadas por un oficio que es el que esperan de mí, mas no el oficio de mi espíritu.

No existe tiempo ni espacio en mis pies. Mi espalda agobiada y mis ojos hinchados Revelan el intenso dolor y la triste(za) que me consume.

72 / Liz Gallegos & Victoria Ramírez


MELANCOLIA

Juntas y Revueltas / 73



Sol Victoria R. Llera

Tengo la edad del sol en mi andar de paso triste La soledad que extraña el susurro de tus labios

Labios que atrapan besos, besos que sueltan labios

Vértigo vértigo, vértigo Entre tu boca imposible y mi boca suplicante, Entre mis ojos persecutores y tu mirada desoladora, Entre mi piel atenta y tus manos escurridizas.

Así, Así llevo la vida Desde que mi ilusión se fijó en ti Así, Como el último nombre de la lista de espera Que apenas deja un rastro húmedo entre las huellas De los caminantes que llevan tu identidad.

Tengo la edad del sol para soñarte, Para iluminar tu silencio con la tibieza de una caricia, Un tímido contacto Juntas y Revueltas / 75


Que diga todo lo que el sol quema sobre mi lengua.

76 / Liz Gallegos & Victoria RamĂ­rez


Buscar Victoria R. Llera

Caminé horas por un pueblo sin más vivos que la propia vida latiendo en sus senderos; buscaba un río metafísico donde ahogarte, donde nadar sin tiempo ni razón y todo lo que hallé fue: un riachuelo sin nombre ni mapa que relucía como un cuchillo entre las piedras un oasis de hierbas y florecillas silvestres una estrella roja y separada de las otras, altiva y distante un puñado de mariposas y abejas insolentes un hospital a medio terminar una esperanza muerta sobre un cerro un silencio que me hizo eco en las entrañas un aire frío que respiré con todo el cuerpo un agua tibia que me limpió las decepciones unas piedras que me golpearon los pies y me levantaron un tiempo suspendido en sí mismo, interminable una luna vanidosa chorreando por la noche.

Fui a buscar un río metafísico donde ahogarte y hallé mi propia orilla, mi rescate.

Juntas y Revueltas / 77


XXXIX Liz Gallegos

Caprichosa, la aurora se desplomó sobre el ébano de la noche y el silencio fue apagado por el canto de los pájaros; canto perverso, canto infértil que anhela mis horas de insomnio y melancolía.

78 / Liz Gallegos & Victoria Ramírez


SOLEDAD Liz Gallegos

Mis pupilas peregrinas Desorientadas Transitan por esta fría alcoba evocando sombras Aromas y fragancias impregnadas En rincones imaginarios Que germinan de los sueños en que te recuerdo

Reconozco tu cuerpo desvanecerse junto al humo del cigarro Y no estás Se evapora de mis labios la humedad de tus besos El calor de tus manos quemando mi piel Tu boca bebiendo la ambrosía que brota de mi cuerpo

Ya no escucho tus pasos ni siento tu respiración en mi cuello Y no estás

Me pregunto; ¿El viento ha tocado tu rostro? ¿El mar ha rozado tu cuerpo? Juntas y Revueltas / 79


¿La tierra ha sentido tus pies descalzos en algún rincón imaginario, donde las raíces contengan tus pasos?

Vuelvo a preguntar (me) ¿Formas parte de un recuerdo o quizás fue mi despiadada soledad que dibujó tu sombra en la niebla y en mi piel?

80 / Liz Gallegos & Victoria Ramírez


MELANCOLÍA Liz Gallegos

¿Acaso tu piel fulminará el invierno de mis huesos? Quédate en mi entrepierna ígneo, inagotable hasta el crepúsculo Derrama tibio y blanquecino el néctar pasional sobre este vientre fulgurante.

Derrumba mi soledad Cruza el umbral hacia las tinieblas Percibe lo que mis ojos y arranca el tormento de mi alma

Arrodillados, Del infierno al paraíso / Del paraíso al infierno De la melancolía al placer.

Tal vez esta despiadada melancolía no me abandone Guardaré fecundos recuerdos que me salven del abismo: La hoguera de tu carne ciñéndome Tu cuerpo desnudo devorando mis lágrimas Tu aliento cálido erotizando mi cuello Tus besos gastados por mi boca jubilosa Juntas y Revueltas / 81


Tus cabellos enmarañados en mis dedos traviesos Tus manos sagradas pacificando mis caderas Los residuos de tu piel en mis uñas Y el sabor del elixir derramado en las lenguas Quédate hasta la violácea aurora y acompaña esta melancolía.

82 / Liz Gallegos & Victoria Ramírez


VERSIONES

Juntas y Revueltas / 83



Versión del poema “Mi sufrimiento doblado” - Julio Cortázar Victoria R. Llera

Abandonar el dolor pasar de largo, no asomarse a los mismos balcones para golpearse con los mismos rayos oxidados de sol sentir los ojos abriéndose y temblando de aire nuevo hasta verte sin juegos ni artificios sin tiempo ni palabra que te oculten hasta encontrarte tibio entre mis manos cuando el amanecer coincide con mi última dulzura.

Juntas y Revueltas / 85


Versión del poema Los Amantes de Julio Cortázar Victoria R. Llera

Cruzan media ciudad Esbozan algo como una sonrisa Se toman de la mano Reconocen al otro en la yema de los dedos En el pulso angustiado del que calla La soledad dolorosa y mezquina. Cruzan media ciudad Cuentan los postes La luz baña los ojos taciturnos Del amante que siempre extraña más. Unos perros retozan detrás de unos arbustos la libertad anónima y salvaje que los amantes apenas recuerdan. Sin más testigos que un tarro de basura El banco de una plaza O la brisa que sopla en la noche sofocada del verano inclemente. Los amantes descuentan minutos del tiempo que se roban En la intimidad fatua de una pieza arrendada De un hotel sin memoria Y no se atreven a mirar el reloj Cual verdugo, sus agujas rozan el cuello y las muñecas De los amantes de la cobardía Hasta que el alba alumbra sus vergüenzas.

86 / Liz Gallegos & Victoria Ramírez


Versión del poema Blues for Maggie de Julio Cortázar Victoria R. Llera

Mira No veo nada importante, brutal ni decisivo, nuestras heridas hablan por sí solas, locuaces

mira, no te declaro nada compartimos el vino, las mentiras, las noches delirantes, el placer desatado, las cortinas cerradas prolongando la noche

mira a veces te recuerdo y te abro la ventana, escribo un verso, siento venir un sueño Quizás en tu ventana recuerdes un poema y será ese poema mi última palabra

nuestras heridas hablan por sí solas, locuaces

mediados de noviembre, cae la lluvia en un Santiago solo y malherido.

Juntas y Revueltas / 87


AURORA Liz Gallegos “Inspirado por Origen de Soledad de Stella Díaz Varín”

Cómo es que esperas comprender esta soledad esquivando mis ojos de fiera enjaulada, cómo es que esperas encontrar el origen sin escuchar el silencio en mí, sé que deseas salvar la agonía de mi pecho la violencia violeta en mis labios desamparados y pacificar la dureza en mis palabras infantiles. Soy la cicatriz imborrable que disgrega la fragancia del dolor y advendrá noche tras noche, nostalgia tras nostalgia la inmensa amargura de esperarte: AURORA De esperarte insomne junto a soles congelados y crepúsculos marchitos. Ay, noche destiérrame expúlsame hacia el amanecer hacia el céfiro cetrino hacia mares peregrinos y balandras extraviadas. Expúlsame a la comodidad que me brinda el sol para que me cobije el cenit en su esplendor y las amapolas en plenitud abracen mi alma 88 / Liz Gallegos & Victoria Ramírez


condenada a la ingrata y tremenda soledad de mis estertores.

Murmuras que presentías mi conocida agonía aun cuando me ocultaba bajo la luna eclipsada entre la maleza, los lirios y el ciruelo en flor que me inventé dentro de esta habitación para que la entrada del insomnio no fuese mortal y esperarte AURORA rodeada de flores y helechos que brotan y prosperan con las lágrimas que derramo que derramo en silencio y amargura en la obscuridad.

No quieras que te conserve eterna en mi alma: Soledad no quieras que mis ojos vean cuando rozas mi mano y deshojas mi jardín-refugio con mis propios dedos convertidos en puñales desatando huracanes en mí contra mí entre los ladrillos de la pared vacía que escolta tu furia. Soy el origen mi propia y absurda soledad soy la semilla-origen que me perturba y enloquece pero mis parpados se niegan a tanta amargura derramada en silencio noche tras noche Juntas y Revueltas / 89


AURORA, mi soledad te espera vuelve cada amanecer vigorosa es que deseo tu luz.

90 / Liz Gallegos & Victoria RamĂ­rez


Tres rosas amarillas Liz Gallegos

“Inspirado en Tres rosas amarillas de Gonzalo Rojas”

¿Viste rosas más hermosas que estas? En algún jardín del mundo Observaste como el aire Acaricia su cuerpo Pétalo limonado Y orillas carmesí.

El viento Recorrió mi piel Envolviéndolo con el aroma De tres rosas amarillas Acarameladas y exquisitas Transportándome casi a la locura Por el recuerdo de tus caricias suaves.

Tres rosas amarillas ambarinas Adornan este mundo Adornan mis recuerdos fieles De tus besos gozosos Que me llevan lejos de este mundo.

Y recuérdame cuando veas rosas más hermosas que éstas.

Juntas y Revueltas / 91


Liz Gallegos

Se declara admiradora del Tango y de las excentricidades de Frida Kahlo. Su profesión oficial es la Contabilidad, y en su tiempo libre es restauradora de libros. Para Gallegos, la poesía es un gozo y en sus propias palabras es “pasión para darle energía y vida a mis pasos”. Una fuerza que descubrió a través de la lectura de poetas como Stella Díaz Varín, Winétt de Rokha, y Gonzalo Rojas. Ha participado en diversos talleres y grupos literarios en uno de los cuales conoció a Victoria Ramírez, con la cual realizó este poemario.


Victoria Ramírez

Periodista de profesión. Sus pasiones son escribir y leer. Conforman su amplia lista de favoritos poetas como Gonzalo Rojas, Gabriela Mistral, Pablo de Rokha y escritores como Milán Kundera, Julio Cortázar, Raúl Benedetti, Fiódor Dostoievski, Franz Kafka y Orhan Pamuk. Para Ramírez, escribir es inherente a sí misma, actividad que comenzó desde la niñez, participando en encuentros y concursos escolares. Admira a Joaquín Sabina y siente que él ha compuesto la banda sonora de su vida. La publicación del poemario Juntas y Revueltas la llena de orgullo.



Juntas y Revueltas de Liz Gallegos y Victoria Ramírez se terminó de imprimir en el mes de Enero de 2015 en el taller de editorial La Joyita Cartonera www.lajoyitacartonera.blogspot.com

Tiraje inicial de 50 ejemplares

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