Lecturas
Adolescentes
Nivel 2
Las Lecturas ELI son una serie de lecturas graduadas, magníficamente ilustradas, que van de originales historias actuales a los clásicos de siempre.
Tirso de Molina
Amor
Matrimonio
Honor
Nivel 1
600 palabras
A1
Nivel 2
800 palabras
A2
Nivel 3
1 000 palabras
B1
Clásico
www.elireaders.com
Venganza
ELE A 2
S TE EN s C rde l. ES ve -4 .r. L s 05 I s DO lza 21 EL LI A ca 36E as -5 S e l -88 RA il d 978 TU G C on BN LE D IS
Con CD audio
Traición
Lecturas ELI Adolescentes
Temas Comedia
DON GIL DE LAS CALZAS VERDES
En esta publicación vas a encontrar: - Información sobre la vida de Tirso de Molina - Documentación sobre el ambiente y el contexto - Glosario con las palabras y expresiones difíciles - Actividades de comprensión - Preparación al DELE - Test final
TIRSO DE MOLINA
Doña Juana es seducida y abandonada por su prometido, don Martín. Cuando este, obedeciendo a su padre, se marcha a Madrid bajo el falso nombre de don Gil de Albornoz para casarse con doña Inés, una rica heredera, ella no duda en seguirlo para vengarse. Nos preparamos a presenciar un drama de honor y, de repente, la obra se transforma en una trepidante comedia marcada por los múltiples enredos que crea la atrevida joven disfrazada de hombre y vestida con unas extravagantes calzas verdes. El gran clásico de la literatura española adaptado para el nivel A2.
Nivel 2
Don Gil de las calzas verdes
ELE A2
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Adolescentes
Lecturas
Adolescentes
Las Lecturas ELI son una completa gama de publicaciones para lectores de todas las edades, que van desde apasionantes historias actuales a los emocionantes clásicos de siempre. Están divididas en tres colecciones: Lecturas ELI Infantiles y Juveniles, Lecturas ELI Adolescentes, y Lecturas ELI Jóvenes y Adultos. Además de contar con un extraordinario esmero editorial, son un sencillo instrumento didáctico cuyo uso se entiende de forma inmediata. Sus llamativas y artísticas ilustraciones van a atraer la atención de los lectores y los van a acompañar mientras disfrutan leyendo.
A2
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Para esta serie de lecturas graduadas se han plantado 5 000 árboles.
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Tirso de Molina Don Gil de las calzas verdes Reducción lingüística, actividades y reportajes de David Tarradas Agea Ilustraciones de Andrea Rivola Lecturas ELI Concepción de la colección y coordinación editorial Paola Accattoli, Grazia Ancillani, Daniele Garbuglia (Director artístico) Proyecto gráfico Airone Comunicazione, Sergio Elisei Compaginación Airone Comunicazione Director de producción Francesco Capitano Créditos fotográficos Shutterstock © 2016 ELI s.r.l. P.O. Box 6 62019 Recanati MC Italia T +39 071750701 F +39 071977851 info@elionline.com www.elionline.com Fuente utilizada 13/18 puntos Monotipo Dante Impreso en Italia por Tecnostampa Recanati – ERT 250.01 ISBN 978-88-536-2105-4 Primera edición marzo 2016 www.elireaders.com
Sumario 6
Los personajes principales
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Antes de leer
10 Capítulo 1 Nadie es el que parece ser 20 Actividades 22 Capítulo 2 En la Huerta del Duque 32 Actividades 34 Capítulo 3 Una nueva vecina 44 Actividades 46 Capítulo 4 Cartas perdidas, cartas encontradas 58 Actividades 60 Capítulo 5 El espectro de la venganza 70 Actividades 72 Capítulo 6 Un Gil, dos Giles, tres Giles… 86 Actividades 88 Reportaje Tirso de Molina (¿¿??-1648) 90 Reportaje La España de Tirso 91 Reportaje La literatura barroca 92 Reportaje La vida de la obra 94
Test final
95 Programa de estudios
Estos iconos señalan las partes de la historia que han sido grabadas. empezar parar
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Antes de leer
La obra 1 Contesta marcando (3) la opción correcta. 1 Don Gil de las calzas verdes es para muchos la comedia de enredo más perfecta del Siglo de Oro. Las principales características de este género son…
A ■ una trama compleja. B ■ numerosos conflictos amorosos. C ■ una finalidad educativa. D ■ una acción realista situada en el mundo actual. E ■ una acción situada en épocas y lugares exóticos. F ■ conflictos entre el ser humano y las fuerzas superiores. G ■ un tratamiento ligero de los temas. H ■ la distracción y la diversión como objetivos. I ■ un dilema o conflicto moral. J ■ un espacio reducido en el que los personajes se cruzan. K ■ música, bailes y canciones incluidas en el espectáculo. L ■ elementos fantásticos o sobrenaturales. M ■ los protagonistas son personas dignas de imitación. N ■ un tema serio. Ñ ■ un final feliz donde todo se aclara.
2 En la obra, varios personajes se visten con ropas propias del sexo contrario. A esto se le llama…
A B C D
■ disfrazarse ■ enmascararse ■ camuflarse ■ travestirse
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2 ¿Cuál de las siguientes prendas de vestir corresponde a las famosas “calzas verdes” del título?
A
B
■
D
■
C
E
■
■
■
3 A lo largo de la obra se citan varias ciudades españolas. ¿Sabrías colocarlas en el mapa? Madrid • Valladolid • Burgos
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Capítulo 1
Nadie es el que parece ser 2
Al llegar al Puente de Segovia, antes de cruzar el río Manzanares, doña Juana y Quintana decidieron descansar un poco. Cuando vio la villa de Madrid, el criado se asombró. Durante todo el viaje desde Valladolid, doña Juana no dijo nada. El leal escudero ignoraba por qué motivo su ama llevaba ropa de hombre, con calzas* e iba vestida toda de verde. Al final rompió el silencio: —¿Qué planes nos han traído aquí? ¿Qué peligro obliga a una dama a disfrazarse de varón*? —Te lo voy a explicar más tarde, Quintana. —Hace cinco días que dejamos la noble ciudad de Valladolid para venir a esta Corte. Hasta ahora no me has dado ninguna explicación. Y yo, fiel y humilde servidor, callo y camino detrás de ti. Creo que ha llegado el momento de decirme la verdad. ¿Adónde me llevas de este modo? Te he acompañado para defender tu honor, en lugar de quedarme para consolar a don Diego, tu anciano unas calzas prenda de vestir masculina que cubre el muslo y la pierna
un varón persona de sexo masculino
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señor padre. Él te adora y se ha quedado solo sin saber el motivo de tu partida. Ten compasión de mí. No voy a estar tranquilo hasta saber por qué te fuiste. Decidió entonces doña Juana informar a su fiel sirviente de todo: —El pasado mes de abril todos los habitantes de Valladolid salieron al campo a celebrar la primavera. Yo fui también. Y ocurrió algo que cambió mi vida para siempre… —Continúa. Me intriga tu historia… —Allí había un joven y apuesto noble. Cuando lo vi, sentí un fuego en el corazón. Mis pies tropezaron y él llegó caballerosamente para ayudarme. Se sacó el guante y me tendió una mano de marfil, y me dijo: “Señora, no puedo permitir la caída de un ángel. Tomad mi mano”. Yo perdí el mundo de vista. ¡Ay de mí! Pasamos juntos toda aquella tarde. Mis ojos no se cansaban de contemplar su figura airosa*. Supo simular amores, celos, suspiros, desdén* y otros mil embustes* que engañan al alma. Cuando regresé airoso/a elegante el desdén indiferencia y falta de interés
el embuste mentira
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a casa estaba como loca. Si alguna vez has amado, Quintana, conoces los efectos de un amor que nace. Al día siguiente me levanté, tras una noche sin dormir, abrí el balcón y, ¿a quién vi? Pues a mi adorado ingrato. Desde aquel día me envió cartas, de noche tocaba música bajo mi balcón, me regalaba joyas… Pero, ¿por qué te canso con esto, mi fiel Quintana? —Continúa, señora, tu relato. —En dos meses don Martín de Guzmán, que así se llama, venció las dificultades. Prometió casarse conmigo; yo creí su promesa y me entregué a él. Su padre, don Andrés, se enteró de* aquellos amores. Yo no nací tan rica, pero soy tan noble como él. Se le presentó a don Andrés la oportunidad de casar a su hijo con una tal doña Inés, con una buena fortuna, que vive aquí en Madrid. Don Pedro Mendoza y Velasteguí, el viejo padre de la dama, escribió al padre de don Martín pidiéndolo para yerno. Mi amado no se atrevió a desobedecer a su padre. El viejo hizo venir a mi esposo a esta Corte con mentiras y don Martín ya ha llegado a Madrid. enterarse tomar conocimiento de un asunto
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—¡Por esto estamos aquí! —Así es. El codicioso* anciano sugirió a su hijo cambiar su nombre por el de don Gil. Gracias a este ardid*, si la justicia va a buscarlo de mi parte, no lo va a encontrar. A continuación escribió al padre de mi rival. En la carta le explicaba que, desgraciadamente, don Martín ya estaba casado con doña Juana Solís; se excusaba de la imprudente ligereza* juvenil de su hijo que le impedía celebrar un casamiento tan feliz para ambas familias. Pero le enviaba en lugar de su hijo a un tal don Gil de no sé qué, de la más noble familia que existe en Valladolid. Quintana se admiraba*. —Yo sospechaba algo —prosiguió la joven— y soborné a sus criados. Así pude averiguar las intenciones de este viaje y decidí poner remedio a ese agravio*. —¿Y ahora dónde está ese don Martín? —Mi ingrato amante llegó a Madrid hace poco tiempo. Y yo he venido a hacer fracasar sus planes. codicioso/a persona que desea excesivamente las riquezas un ardid truco, artificio empleado para conseguir algo
la ligereza acción irreflexiva o poco meditada admirarse sentir admiración y sorpresa un agravio ofensa muy grave contra la dignidad
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—Pero, señora, ¿por qué vais vestida de hombre? —Para no ser reconocida. Pero no debes quedarte conmigo; pueden descubrirme a causa de ti. Ve a Vallecas, que no está lejos de aquí, y espérame allí. —¿Estás segura de lo que haces, mi ama? —Sí, lo estoy. Adiós. Te voy a escribir. Se fue Quintana y se encontró entonces doña Juana sola. Pero la casualidad guio a Caramanchel hasta ella. Y como la dama ya no tenía lacayo*, le preguntó: —¿Buscáis amo? —Sí, un amo busco. Pero soy muy desgraciado y nunca he tenido suerte con las personas a las que he servido. —¿Cuántos amos habéis tenido? Le contó Caramanchel que había servido a un médico que lo maltrataba, a un abogado que lo injuriaba, luego a un clérigo que no le pagaba… —Si te cuento todos los amos que he tenido —concluyó—, se nos pasa el día… Te basta saber que estoy sin amo en este momento. un lacayo criado que acompaña a su amo
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—Pues desde este momento te tomo a mi servicio. He venido aquí a la Corte a resolver unos asuntos y necesito a alguien para servirme… —Tomadme pues como criado. Soy honrado y voy a serviros con fidelidad. —¿Cómo te llamas? —Caramanchel. Y ¿cómo os llamáis vos? —Don Gil. —¿Don Gil y qué más? —Don Gil no más. Por el momento debo ocultar mi apellido. ¿Conoces una posada* limpia y honrada? —Te voy a llevar a una buena. Vamos, señor don Gilito. === Poco después de llegar a Madrid, don Martín, haciéndose llamar don Gil, llegó acompañado de su criado Osorio a casa de don Pedro, padre de la joven a la que pretendía. Lo saludó y el joven le dio una carta de su padre. Los ojos del anciano recorrieron el mensaje. Cuando llegó al final, leyó en voz alta: una posada establecimiento destinado a hospedar viajeros
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—“¡Siempre soñé con convertir nuestra amistad en parentesco*! Pero mi hijo don Martín ha dado ya palabra a una dama de esta ciudad, noble y hermosa pero pobre. Se arrepintió él de este compromiso y ella llevó el asunto ante la justicia. ¡Qué tristeza perder vuestra nobleza y también a mi hermosa señora doña Inés! El destino ha querido impedir mi felicidad, pero os envío al señor don Gil de Albornoz, que os lleva esta carta. Está soltero y desea casarse con vuestra hija. Por su sangre, edad y fortuna, es un pretendiente y un marido ideal para vuestra hija. Casar a doña Inés con él es casi como casarla con don Martín. Dadme muchas y buenas nuevas de vuestra salud y quedo a la espera de vuestra decisión, etc. Valladolid y julio, etc. Don Andrés de Guzmán”. Don Pedro puso con cuidado la carta sobre el escritorio: —Sed bienvenido, señor don Gil, a esta casa que ya es vuestra. Hace muchos años que don Andrés y yo tenemos recíproca amistad, y el parentesco unión o relación entre personas de la misma familia
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esperaba ver un día a nuestras dos familias unidas. La actitud un poco irresponsable de don Martín hace imposible este casamiento, pero me alegra vuestra venida aquí en su lugar. Tengo confianza total en mi amigo y, si os alaba don Andrés de esta manera, os doy con mucho gusto la mano de doña Inés. El engaño* parecía funcionar a la perfección. “Es necesario acelerar la celebración de la boda, doña Juana podría venir a impedirla”, pensó el falso don Gil; y dijo al padre de su pretendida: —Estoy impaciente por celebrar esta unión. —Pero antes hay que obtener el consentimiento de mi hija. Si queréis verla e informarle de vuestras pretensiones, esta tarde va a estar en la Huerta del Duque con su prima. —¡Ya deseo estar delante de mi amada!
un engaño mentira disfrazada con habilidad
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Actividades
Comprensión lectora 1 Relaciona las frases de las dos columnas. 1 2 3 4 5 6
Cuando llega a Madrid doña Juana explica Doña Juana conoció a don Martín Don Andrés es Doña Juana pertenece a Don Pedro acepta a don Gil de Albornoz como yerno Si don Martín quiere conocer a doña Inés tiene que
A Ir a la Huerta por la tarde. B una familia noble pero no rica. C el motivo de su disfraz a su criado. D en Valladolid la pasada primavera. E muy codicioso. F porque confia en don Andrés.
Vocabulario 2 Clasifica las siguientes prendas de vestir o complementos según sean esencialmente para hombre, mujer o ambos. una camiseta • una sudadera • unos zapatos de tacón • un jersey • una corbata • unos pantalones • un abrigo • una falda • un bolso • una gorra • un traje • unos calcetines • una pajarita • una blusa • un sujetador • unas bragas • unos vaqueros • unos calzoncillos • un vestido • unos pendientes • unas medias • un sombrero • una chaqueta HOMBRE
MUJER
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UNISEX
Gramática 3 La historia transcurre en el periodo en que Madrid acaba de convertirse en la capital y Corte españolas. Para saber un poco más, conjuga en pretérito indefinido o en imperfecto los verbos entre paréntesis.
En la Edad Media no (existir) _____ a _____ el concepto de capital del reino y la Corte (ser) _____ b _____ itinerante y (seguir) _____ c _____ los desplazamientos de los monarcas. En la época de Carlos I la Corte (soler) _____ d _____ residir en Valladolid. En 1559 Felipe II (decidir) _____ e _____ trasladarla a Madrid. Dos años más tarde su hijo Felipe III (regresar) _____ f _____ a Valladolid, pero la ciudad (tener) _____ g _____ muchos problemas urbanísticos. En el año 1606 Madrid (pasar) _____ h _____ a ser definitivamente la sede de la Corte. Muchos edificios (estar) _____ i _____ en plena remodelación y muchas fachadas (renovarse) _____ j _____ siguiendo el gusto barroco de la época. Felipe III también (ordenar) _____ k _____ la construcción de la Plaza Mayor; y en 1618 (ampliar) _____ l _____ con jardines y fuentes los terrenos del actual Parque del Retiro. Durante el reinado de su sucesor, Felipe IV, la villa (vivir) _____ m _____ un período de esplendor cultural con figuras tan importantes como Cervantes o Velázquez.
Antes de leer
¡Tienes la palabra! 4 Doña Inés va a encontrar a don Gil de Albornoz en la Huerta del Duque. ¿Cómo crees que va a reaccionar? A ■ Se va a enamorar inmediatamente de él. B ■ Lo va a rechazar porque está enamorada de don Juan. C ■ Va a rechazarlo porque está enamorada de otro don Gil, uno con calzas verdes.
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Capítulo 2
En la Huerta del Duque 3
Don Juan fue a visitar a doña Inés. El joven enamorado no disimulaba su descontento. —Si vas a la huerta, mi corazón sufre… —Me ha invitado mi prima. ¿Por qué te molesta si voy? —Tengo un mal presentimiento. —Acompáñame entonces. Vas a ver cómo son solo imaginaciones tuyas. Don Pedro estaba buscando a su hija y se acercó adonde estaban. Oyó voces dentro, se detuvo y se quedó escuchando detrás de puerta. Pudo oír entonces que su hija decía: —Solo tú has de ser mi esposo. “¡Su esposo!”, se sorprendió don Pedro, “¿Cómo es posible?” Los enamorados se despidieron y el joven salió sin ver a don Pedro, el cual entró furioso en la estancia*: —¿Qué hacía don Juan aquí? Os oí. ¿Cómo osas* darle palabra de matrimonio sin mi consentimiento? una estancia habitación de una vivienda
osar decidirse a hacer algo
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—Don Juan es hombre ilustre y de valor. Debe alegrarte su pretensión de ser tu yerno. —Tengo para ti un esposo mejor. La joven miró a su padre con la boca abierta —Ha venido aquí un valiente caballero de Valladolid —prosiguió don Pedro—, muy rico y de muy buena familia. —¿No hay suficientes hombres aquí en Madrid? —protestó doña Inés— ¿Te interesa más el oro que mi felicidad? Pero sintió nacer en ella cierta curiosidad: — ¿Cómo se llama ese hombre? —Don Gil. —¿Don Gil? ¿Es una broma? ¡Qué nombre tan ridículo! —se burló la moza*. —Esta tarde vas a conocerlo. Una criada la ayudó a ponerse el manto y doña Inés salió a la calle para acudir a la cita con su prima. “¿Con Gil me quieren casar? ¡Ay de mí!”, pensó con tristeza la joven. ===
un/a mozo/a persona joven
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Ya instalada en Madrid, doña Juana se ganó la confianza de uno de los criados de doña Inés y, a cambio de dinero, obtenía toda la información sobre su rival. Supo así que don Martín iba a encontrar a la dama en la Huerta del Duque. Llegó allí un poco antes de la hora de la cita, esperando desbaratar* los planes de su antiguo amante. Acompañada de Caramanchel, se presentó bajo la apariencia de don Gil. —Y dígame, señor —le preguntó su nuevo criado—, ¿qué hemos venido a hacer en esta huerta? —Vengo a ver a una dama de la que estoy muy enamorado. —¿Enamorado vos de una dama? —preguntó escéptico el criado. —La adoro. Por ella muero de amor. Oyeron entonces una música que provenía del otro lado del jardín. Unos músicos precedían a un cortejo formado por doña Inés, su prima doña Clara y don Juan. —¡Hermoso jardín! —exclamó doña Clara. —Sentémonos aquí a la sombra —sugirió su prima. baratar deshacer o arruinar
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—¿Estás contenta de estar en esta huerta? —preguntó con un tono provocador el desgraciado pretendiente de doña Inés. —Así es. Para desmentir* vuestras sospechas y probaros la constancia de mis sentimientos. Doña Juana se acercó al reducido grupo. —Besando a vuestras mercedes* las manos —dijo con voz varonil*, interrumpiendo la conversación—, este humilde forastero* pide permiso para unirse a tan alegre reunión. Ambas mujeres quedaron cautivadas* por el encanto de aquel desconocido. “¡Qué airoso talle*!”, pensaba doña Inés; “¡Qué hermosa cara!”, se decía su prima. —¿De dónde es vuestra merced? —preguntó doña Inés intrigada. —Nací en Valladolid. —¡Ah! Entonces, vuestra merced conoce probablemente a un cierto don Gil, también de allí, que acaba de llegar a Madrid. —¿Don Gil de qué? —No lo sé. ¿Puede haber más que un don Gil desmentir decir que algo no es verdad o demostrar su falsedad vuestra merced tratamiento de cortesía varonil con características consideradas propias de un hombre
un/a forastero/a persona que viene de otro lugar cautivado/a bajo la fuerte influencia del atractivo físico o moral el talle cintura del cuerpo humano
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en todo el mundo? —¿Tan vil* es ese nombre? Porque yo me llamo también don Gil —dijo doña Juana—, y a vuestro servicio estoy. —¿Vos sois don Gil? —preguntó asombrada doña Inés. —Sí, lo soy. La dama lo miró de nuevo de arriba abajo. “Este es sin duda el que viene a ser mi dueño”, pensó. “¡Pues no me parece nada mal! ¡Es muy guapo! ¡Ya por don Gil me muero de amor!”. Doña Clara no podía tampoco apartar los ojos del apuesto caballero y suspiraba en silencio: “¡Estoy completamente enamorada del don Gil!”. Con la conversación, el amor de doña Inés por el misterioso galán* crecía. Los celos corroían a don Juan: “Este don Gil empieza a irritarme. Doña Inés es mía”. Se levantaron doña Inés y don Gil para dar un paseo. —Ya sé que venís a ser mi dueño —le dijo la vil muy malo/a, innoble o despreciable
un galán hombre apuesto y atractivo que pretende a una mujer
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joven cuando ya estaban solos—. Perdonad si, ingrata, antes de veros y conoceros, os rechacé. ¡Muy enamorada estoy! —Y yo con mi amor os lo pago. Ahora tengo que irme. Pero voy a ir a visitaros esta noche. —Os esperaré. Se despidió doña Juana de los presentes. Doña Inés sintió un dolor en el pecho. Y doña Clara suspiró bajo para no ser oída: “¡Se va! ¡Ay de mí!”. —Así pues, doña Inés, ¿tenía yo motivos o no para preocuparme? —dijo don Juan furioso. —Mi padre viene por allí. Demos fin a esta conversación y guarda tus reproches para otra ocasión. —Me voy, pero las cosas no van a quedar así. Llegó don Pedro acompañado de don Martín al lugar donde estaban las dos damas: —¿Inés? —¡Padre mío! Don Gil no es un hombre, es el amor personificado. Ya lo he visto, ya lo quiero, ya lo adoro. ¡Estoy loca de amor por él! Sorprendió a don Pedro aquel entusiasmo.
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—Don Gil —preguntó discretamente a don Martín—, ¿cuándo os vio antes mi hija Inés? —No lo sé. Cuando salía de casa para venir a esta huerta, imagino… —respondió en voz baja y también sorprendido el aludido. —Es la única explicación. Vuestra gallarda* presencia ha producido un milagro. Hablad pues con mi hija que parece rendida a vuestros encantos. Y así lo hizo el joven: —Señora, ¿aceptáis pues mi demanda de matrimonio? —¿Quién sois vos? ¿Estáis loco? —gritó doña Inés a aquel perfecto desconocido— ¡Yo no os he visto en mi vida! —Hija, Inés, ¿has perdido la cabeza? ¿No acabas de decir que viste a don Gil? ¿No lo cubres de elogios y exaltas su hermosura*? —Te digo que es un adonis*. —¿No lo aceptas como esposo? —Pero, ¿de qué me estáis hablando, padre? —¡Si tienes a don Gil tienes delante! —gritó exasperado el anciano. gallardo/a valiente la hermosura belleza
un adonis hombre joven de gran belleza física
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—¿A quién? —Al mismo al que tanto alabas. —Yo soy don Gil, Inés mía —intervino entonces don Martín. —¿Vos don Gil? —dijo riendo la joven— ¡Qué bobada*! —¡Por mi vida, que es él mismo! —exclamó el alterado padre. —¿Don Gil con esta barba? —se burló la joven— Yo adoro a un don Gil que lleva unas calzas del color de las esmeraldas. —Está loca, sin duda —se entristeció don Pedro. —Vengo de Valladolid —afirmó don Martín. —De allí viene también mi don Gil. —Doña Inés de mi alma, soy el único Gil que hay en toda Valladolid. —¿Cómo es ese que dices, Inés? —quiso saber el padre a fin de aclarar aquella asombrosa situación. —Tiene una cara hermosa como el oro, sus palabras son dulces como la miel y lleva unas calzas todas verdes. Acaba de irse de aquí. —¿Don Gil de cómo se llama? una bobada dicho sin fundamento o sin base lógica
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—Don Gil de las calzas verdes lo llamo yo, y esto basta. —¡Inés ha perdido el juicio! ¿Qué está pasando aquí, Clara? —le preguntó don Pedro a la prima. —Que a don Gil tengo por dueño —soltó de improviso doña Clara. —¿Tú enamorada de don Gil? —se sorprendió doña Inés. —Yo, sí. Y voy a hacer todo lo posible para convencer a mi padre de celebrar mi boda con él. —¡Traidora! —le gritó como loca doña Inés. Don Pedro y don Martín asistían estupefactos a esta delirante escena entre las dos mujeres. —Inés, hija mía… —Don Gil es mi esposo —lo interrumpió la testaruda moza—. ¿Por qué te cansas? —Yo soy don Gil, Inés mía —insistió don Martín. —Don Gil de las calzas verdes he dicho yo. —Si tanto te gusta ese color, a partir de mañana me voy a poner calzas verdes para complacerte. —¡Ven, loca! —le dijo cariñosamente su padre. —¡Ay, don Gil del alma! —suspiró la doncella*. una doncella mujer joven y virgen
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Actividades
Comprensión lectora 1 Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F). 1 A don Pedro le satisface la perspectiva de tener a don Juan como yerno. 2 El pretendiente que don Pedro quiere presentar a su hija es de Valladolid y muy rico. 3 Doña Juana descubre por casualidad que doña Inés tiene una cita con don Martín. 4 Doña Juana se presenta como don Gil cuando habla con doña Inés y su prima. 5 Las dos mujeres se enamoran de don Martín.
V
F
■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■
Gramática 2 Completa el siguiente texto con las formas correctas de “ser” o “estar” para obtener un resumen del capítulo.
Don Juan _____ a _____ en casa de doña Inés y _____ b _____ triste porque su amada quiere ir con su prima a la Huerta del Duque. Don Pedro _____ c _____ enfadado con su hija porque esta ha dado promesa de matrimonio a don Juan y le dice que un caballero que _____ d _____ de Valladolid y _____ e _____ muy rico quiere casarse con ella. Doña Juana se entera de que la cita _____ f _____ en la Huerta y llega un poco antes. Cuando ve a las damas y a don Juan va a hablar con ellos. Don Juan _____ g _____ celoso. Cuando doña Juana se va, las dos mujeres _____ h _____ enamoradas de don Gil. El padre de doña Inés llega con don Martín y le dice que este último _____ i _____ don Gil. Doña Inés _____ j _____ sorprendida: este don Gil _____ k _____ feo y no se parece a su don Gil de las calzas verdes. Don Pedro piensa que _____ l _____ loca.
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Vocabulario 3 El nombre de Gil provoca las risas de los personajes de la obra. Responde a las definiciones para conocer nombres españoles curiosos e incluso sorprendentes.
Para ellos: 1 séptimo día de la semana: D _ _ _ _ _ _ 2 adjetivo superlativo irregular de “grande”: M _ X _ _ _ 3 calidad de la persona humilde y sin vanidad: M _ D _ _ _ _ 4 pequeño mamífero acuático de cuerpo alargado: _ _ _ F _ _ 5 ser fantástico representado como un niño con alas: _ _ G _ _
Para ellas: 6 sensación de daño en una parte del cuerpo (en plural): D _ L _ _ _ _ 7 falta de compañía: S _ _ _ _ _ D 8 sentimiento de intranquilidad ante una situación de peligro o incertidumbre (en plural): _ N G _ _ _ _ _ _ 9 agua helada que cae de las nubes (en plural): _ _ _ V _ _ 10 medio para solucionar un problema (en plural): R _ M _ _ _ _ _
Antes de leer
¡Tienes la palabra! 4 En los próximos capítulos don Juan... A ■ va a enamorarse de doña Clara. B ■ se va a ir de Madrid porque su amada se ha casado con don Gil. C ■ va a enfrentarse a don Gil, para intentar salvar su honor y su amor.
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Capítulo 3
Una nueva vecina 4
Quintana fue discretamente a la nueva casa de su señora, la cual le resumió la situación: —Doña Inés está locamente enamorada de mí. Don Martín está buscando a ese don Gil que compite con él en su amor y nombre; pero soy muy prudente y huyo de su presencia, y cree que soy un hechicero* o un duende*. —¡Virgen Santísima! —El anciano don Pedro empieza a perder la paciencia porque doña Inés no obedece a sus ruegos* y rechaza a don Martín.Y un tal don Juan que está enamorado de doña Inés, loco de celos, ¡también me busca para matarme! —¡Señora mía, ponéis vuestra vida en peligro! —Voy a salir airosa de* este enredo*, Quintana. Ah, y hay más. Una doña Clara, prima de mi doña Inés, siente también tal amor por mí, que ha convencido a su padre de que ha de ser mi mujer… un/a hechicero/a persona con poderes sobrenaturales un duende espíritu fantástico y travieso un ruego petición o súplica
salir airoso/a de terminar una tarea con éxito un enredo intriga o mentira que ocasionan problemas
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—¡Vas a ser un admirable marido! —se burló el servidor. Sorprendido de ver su señora con su aspecto habitual, le preguntó: —¿Por qué vuelves a mostrarte como mujer? —Lo vas a saber. Ayer alquilé esta casa con su servicio y muebles. Justo al lado vive doña Inés, la dama de don Martín, la que me ama. Esta mañana la vi, me saludó y me presenté a ella como doña Elvira. Conversamos y desde entonces tenemos una buena amistad. Si soy su vecina y amiga, voy a poder saber qué hace don Martín en su casa. —¡Dios bendito! ¿Cómo van a terminar todas estas marañas*? Iba Quintana a regresar a Vallecas, cuando doña Inés tuvo una idea y lo retuvo: —Mira, no vas a volver a Vallecas, te vas a quedar aquí. Vas a fingir* que acabas de llegar de Valladolid para buscar a don Martín y darle unas cartas… —¿Y eso para qué? —Ese ingrato sospecha que soy yo el que pone obstáculos a su amor. Cree que lo he seguido desde una maraña situación o asunto intrincado o de difícil solución
fingir hacer creer algo que no es verdad
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Valladolid y que finjo ser el otro Gil. Para acabar con esta idea, le vas a decir que me has dejado encerrada en un convento con signos claros de embarazo. Así no va a pensar más que soy don Gil. —Dame la carta pues. —Te la doy después. Ahora espero una visita. —¿Una visita? —De doña Inés. En la casa vecina tenía lugar en aquel mismo momento una animada escena. Don Juan furioso, reprochaba a su amada el cambio de sus sentimientos por él. —¿Hay en la naturaleza mujer más inconstante y frívola? ¡Pues voy a matar a tu amante, a ese don Gil! —¿A qué don Gil? —preguntó doña Inés, viendo de repente la manera de utilizar los celos de su antiguo pretendiente. —Al lampiño* de las calzas verdes. —Ese don Gil no debe perturbar tu paz —afirmó la manipuladora—. Además no lo he vuelto a ver después de aquella tarde en la huerta. Es de otro don Gil del que debes estar celoso. lampiño que no tiene barba
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—¿Hay dos?. —Sí, don Juan. El que quiere tomar tu puesto es uno con grandes barbas. Yo lo aborrezco* pero mi padre me quiere casar con él, y a mi padre tengo que obedecer. Ese impostor se hace llamar don Gil de Albornoz. —¡Infame! ¿Y tú me juras que lo aborreces? —Sí. —Pues pronto va a criar malvas*. Se fue veloz don Juan, dejando sola a doña Inés, que encontró así la manera de librarse para siempre del inoportuno nuevo pretendiente. Se dirigió a continuación doña Inés a casa de su vecina. —¡Oh, señora doña Inés! ¡Bienvenida a esta casa! —la recibió doña Elvira. Ambas mujeres empezaron a hablar. Doña Inés miraba fijamente el rostro* de su interlocutora. El parecido de su nueva amiga con aquel don Gil de las calzas verdes la confundía. Como la vio triste, quiso doña Inés conocer el motivo: —Soy tu amiga. Cuéntame tu desgracia. aborrecer sentir odio o repugnancia criar malvas estar muerto/a y enterrado/a
el rostro cara
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—¿Quieres conocer mi historia? Nací en Burgos, hija de don Rodrigo de Cisneros. Desde muy joven amé a don Miguel de Ribera. y me entregué a él, creyendo en sus promesas. Me dio palabra de esposo y yo, desdichada, le creí. Un día se marchó don Miguel a Valladolid, probablemente cansado de nuestros amores. Yo no tenía padres y, cuando lo supe, lo seguí. En Valladolid se alojaba en casa de un primo suyo, don Gil de Albornoz. Tenía este don Gil un amigo, don Martín de Guzmán. Por esas fechas tu padre escribió a don Andrés, el padre de don Martín, proponiéndole casarlo con su hermosa hija, que debes de ser tú sin duda. Don Martín había dado a una tal doña Juana palabra de marido —al llegar a este punto del relato, a la falsa doña Elvira se le hizo un nudo en la garganta— y ofreció este casamiento a don Gil. El viejo don Andrés dio a este cartas de presentación y recomendación. —Amiga mía, muero de impaciencia por conocer la continuación de tu historia. —Don Gil comunicó sus proyectos a don Miguel, mi ingrato dueño. Le alabó tu belleza y tu
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fortuna, lo que encendió el amor y la codicia de su amigo. Don Miguel le robó a don Gil el nombre y las cartas, y vino a Madrid. Fingiendo ser don Gil, te ha pedido por esposa. —¡Virgen Santa! —Yo vine detrás de él. Y don Gil el verdadero, el agraviado*, también lo siguió. Encontré a don Gil en el camino y lo hicimos juntos. Nuestro prodigioso* parecido encendió en él la llama del amor y se enamoró sinceramente de mí… —¿Don Gil de Albornoz? —El don Gil al que tanto me parezco. —¿Uno de unas calzas verdes? —Con calzas verdes, eso es. —¿Y vos lo queréis? —Yo ya tengo esposo, amiga. No debes tener celos. He rechazado a don Gil. —¿Y qué hacéis entonces aquí? —Cuando supe que don Miguel tenía ya la aprobación de tu padre, alquilé esta casa para saber de cerca el fin de tantas desdichas. —¿Don Miguel de Ribera, el don Gil fingido, tu el/la agraviado/a persona víctima de una ofensa
prodigioso/a extraordinario/a o maravilloso/a
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esposo y dueño, quiere casarse conmigo? —Así es. —¿El don Gil verdadero es el de las calzas verdes? ¡Triste de mí! ¿Qué he de hacer, Elvira? Él te quiere, por eso no me ve… Doña Elvira le propuso entonces un trato a su nueva amiga: —Desprecia a don Miguel, y yo también voy a rechazar a don Gil. —¿Lo dudas acaso? ¿Cómo puede ser mi esposo un hombre que ya tiene mujer? —Pues ven. En tu presencia escribiré a don Gil una carta diciéndole que no lo puedo querer. —¡Ay, Elvira de mis ojos, tu esclava soy! Pensó doña Juana: “Esta boba* ha caído en la trampa*…”. === No lejos de allí, Quintana fue a visitar a don Martín para llevar un falso recado y para hacer desaparecer la sospecha de que su antigua amante estaba en Madrid. Le contó con gravedad el fiel lacayo: un/a bobo/a persona que tiene poca inteligencia o es muy ingenua
una trampa plan para burlar o perjudicar a alguien
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—Acabo de dejar a mi señora doña Juana encinta* en el convento de San Quirce. Ve a consolarla para no ser la deshonra* de tu linaje*. —Quintana, estoy convencido de que ha venido a Madrid y me persigue disfrazada… —Imposible. ¿No te convence esa carta? —Sí, Quintana, sí. Las quejas que aquí escribe me conmueven. Vine a Madrid para un asunto urgente y no tuve tiempo de despedirme de ella. Pero voy a regresar esta semana sin falta a Valladolid. —Corro a darle la buena noticia. Se despidió Quintana diciéndose: “¿Cómo van a terminar, cielos, tantos engaños?”. Se quedó pensando don Martín que iba a ser padre y era indigno de un caballero abandonar a doña Juana en aquel estado… En estas reflexiones estaba cuando llegó don Juan para retarlo en duelo*: —Señor don Gil de Albornoz, vos pretendéis a una mujer contra su voluntad. Salgamos fuera de Madrid y demostrad que sois valiente. encinta que espera un niño la deshonra pérdida del respeto y la estima de la propia dignidad
el linaje apellido y familia, conjunto de antepasados retar en duelo desafiar a un combate
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—Señor, la cólera* no es buena consejera. Yo he venido a casarme con una dama, ¿y vos imagináis que ella os ama? —Ella me ha dicho que está obligada a obedecer a su padre. Pero yo la amo y no pienso consentir una boda por la fuerza. —¿Doña Inés dice que acepta ser mi esposa? —preguntó don Martín con curiosidad. —Prefiere obedecer la voluntad de su padre que obedecer sus sentimientos. Pensó entonces don Martín: “¿No es una gran necedad* perder esta oportunidad? Doña Inés está decidida a ser mi esposa. Estoy seguro de que doña Juana me va perdonar. La belleza y la dote* de doña Inés excusan mi culpa…”. Y dijo irónicamente a don Juan: —La pretendemos los dos. A ella le corresponde decidir. Si sois el elegido, yo lo voy a aceptar y no voy a reñir* con vos. —O bien no me tomáis en serio o bien tenéis poco valor. Pero esto no va a quedar así —gritó don Juan, mientras se iba furioso. la cólera enfado muy violento una necedad hecho sin razón ni lógica una dote dinero o bienes la mujer aporta al matrimonio
reñir pelear o sostener opiniones contrarias
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Actividades
Comprensión lectora 1 Une cada pregunta con la respuesta adecuada. 1 ■ ¿Dónde se ha instalado doña Juana? 2 ■ ¿Por qué doña Juana quiere ser la vecina de doña Inés? 3 ■ ¿Qué le cuenta doña Juana a don Martín en la carta? 4 ■ ¿Qué trato hacen las dos mujeres? 5 ■ ¿Qué hace el celoso don Juan? 6 ■ ¿Cómo justifica doña Inés su desdén hacia don Juan? A Reta en duelo a don Martín. B Ha alquilado una casa al lado de la de doña Inés. C Le anuncia que va a ser padre. D Dice que obedece a su padre. E Para poder saber lo que hace Martín. F Rechazar a don Martín y a don Gil de las calzas verdes respectivamente.
Gramática 2 Indica en este fragmento del texto los verbos que están en pretérito indefinido y a continuación da el infinitivo.
“Nací en Burgos, hija de don Rodrigo de Cisneros. Desde muy joven amé a don Miguel de Ribera y me entregué a él, creyendo en sus promesas. Me dio palabra de esposo y yo, desdichada, le creí. Un día se marchó don Miguel a Valladolid, probablemente cansado de nuestros amores. Yo no tenía padres y, cuando lo supe, lo seguí”.
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Vocabulario 3 Doña Juana acaba de alquilar una casa. Imagina que tú también alquilas una y distribuye los siguientes muebles, electrodomésticos y utensilios en el lugar correspondiente. un sillón • un espejo • un cuchillo • una nevera • una bañera • un lavavajillas • una toalla • sábanas • una mesa • un colchón • un televisor • una cuchara • un sofá • una alfombra • una cama • un lavabo • un tenedor • platos • una almohada • una manta • un microondas • un horno • una lámpara • un cepillo de dientes • una silla • un armario • una estantería • un fregadero
SALÓN
COCINA
HABITACIÓN
CUARTO DE BAÑO
EN MÁS DE UN LUGAR
Antes de leer
¡Tienes la palabra! 4 Cuando don Martín sabe que doña Inés lo ama, decide quedarse en Madrid. ¿Qué crees que va a pasar a continuación? A ■ Don Martín va a proseguir sus planes de boda con doña Inés. B ■ Va a tener remordimientos —ya que va a ser padre y no puede abandonar a doña Juana— y va a volver a Valladolid. C ■ Le va a confesar toda la verdad a doña Inés y luego va a regresar al lado de doña Juana.
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Capítulo 4
Cartas perdidas, cartas encontradas 5
Don Martín recibió impaciente a su criado: —Bienvenido, Osorio. ¿Hay noticias? —Sí, has recibido cartas. Esta es de vuestro padre, pues en el sobre indica: “A mi hijo don Martín”. Esta otra va dirigida “A don Gil de Albornoz”. Y esta otra es para don Pedro. Y hay también esta… aquí dice “A Agustín Solier de Camargo, mercader”. Cogió esta última don Martín y la leyó. Se trataba de una orden de pago*: —¡Llega en buen momento! No me queda ya casi dinero. Abrió a continuación la carta que su padre le enviaba y leyó en voz alta: —“Hijo: Según me habéis informado, los inicios de vuestra empresa* prometen el éxito. Para ayudaros a conseguirlo os envío esta orden de pago de mil escudos* y esa carta para Agustín Solier, mi corresponsal. En ella le digo que son para don Gil de Albornoz, un deudor* mío. Como os conoce, una orden de pago mandato de transferencia de dinero a favor de la persona que la presenta una empresa tarea que comporta dificultad y requiere esfuerzo
un escudo antigua moneda española un/a deudor/a persona que debe un favor o dinero
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enviad a Osorio a cobrarlos*, diciendo que es el criado del tal don Gil. Por cierto, doña Juana de Solís falta de su casa desde el día en que os fuisteis. Su padre está preocupado, pero también lo estoy yo. Esa mujer es capaz de seguiros para impedir vuestra boda. No perdáis el tiempo y casaos rápidamente. Yo me pongo inmediatamente en camino. Deben terminar por fin todos estos engaños. Id con Dios. Valladolid y junio, etc. Vuestro padre». —¿Doña Juana falta de su casa? —inquirió Osorio. —Yo sé dónde se esconde. Quintana me trajo una carta suya. Supe así que está encinta y encerrada en San Quirce. Después de casarme con doña Inés, doña Juana debe hacerse monja. Estaban en estas conversaciones cuando llegó un desconocido que preguntó: —¿Es el señor don Gil? —Yo soy. —Soy el criado de don Pedro que me manda a buscaros con una buena noticia: quiere casaros con su bella sucesora. cobrar recibir una cantidad de dinero
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—Vamos, Osorio. Ve a cobrar esos escudos, que los he de gastar todos en joyas para mi esposa. En el momento de irse, don Martín se echó las cartas en el bolsillo, pero sin darse cuenta cayeron al suelo. Poco tiempo después llegó a aquel lugar doña Juana vestida de hombre con sus calzas verdes. —Señor don Gil invisible, todo el día de ayer os busqué inútilmente —le reprochaba Caramanchel—. No quiero problemas, y vos sois duende o demonio, y temo a la Inquisición*. Así que pagadme y adiós. —He estado todo este tiempo en casa de la mujer más bella de Madrid —intentó tranquilizarlo doña Juana. —¿Bromeáis? ¿Vos con una mujer? —Yo. —¿Es quizás doña Inés, la dama de la huerta? —Es otra más bella que vive al lado de esa casa. Se llama doña Elvira. En aquel momento, Caramanchel reparó* en el suelo las cartas que se le cayeron a don Martín y las recogió. Sorprendido, le dijo a su amo: la Inquisición antiguo tribunal eclesiástico
reparar notar o advertir
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—¡Oye, que son para ti! —¿Para mí, Caramanchel? —En este sobre está escrito: “A don Gil de Albornoz”. —Enséñamelas… “A don Pedro de Mendoza y Velástegui”. Este es el padre de doña Inés. Y esta otra va dirigida “A Agustín Solier de Camargo, mercader.” —Lo conozco. Es un judío. —¿Y esta otra? Está abierta. —¿De quién es? —Es para mí —dijo doña Juana empezando a leer para sí la carta de don Andrés a don Martín. El destino ponía en manos de doña Juana aquellas preciosas cartas. ¡Aquello era un buen presagio! Fue entonces a buscar al fiel Quintana y lo envió a cobrar el dinero con la carta destinada a Agustín Solier. Pensó: “¡Qué mañana tan dichosa! ¡Me he levantado hoy con buen pie *! Pronto esta venganza se va a cumplir. ¡Y han de saber quién es don Gil!” ===
con buen pie con buena suerte
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Mantenían don Pedro y su hija una animada discusión en su casa. —Digo, padre, que el don Gil fingido con el que quieres casarme jamás se ha llamado así. —Pero, ¿qué estás diciendo, Inés? ¿No me ha escrito don Andrés por él? ¿No dice que es don Gil? —Su nombre es don Miguel de Cisneros y es de Burgos. Está casado con una tal doña Elvira. Era un amigo del verdadero don Gil. Cuando don Miguel tuvo noticias de mi belleza y fortuna, olvidó la amistad y que ya estaba casado con doña Elvira. Le robó las cartas a don Gil y vino disfrazado a esta Corte. Llegó antes que su amigo, fingió ser don Gil y te dio esta carta. El don Gil verdadero vino más tarde. Fue a este al que vi en la huerta y del que me enamoré. Afortunadamente, su propia esposa, doña Elvira, me ha contado todo este engaño. Ella vive justo al lado. Puedes ir a hablar con ella y confirmar lo que te digo. ¿Queréis casarme, señor, con un hombre que ya lo está con otra y que ha hecho todas las infamias* que os he contado? una infamia acción mala y perjudicial
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—¿Cómo es posible tal engaño? —El verdadero don Gil va a venir a veros para explicároslo todo. Llamaron en aquel momento a la puerta y cuando el criado abrió, reconocieron al recién llegado por sus verdes calzas. —Disculpad, mi señora, mi retraso. Me han ocupado todo el día los apuros* en que me ha puesto un traidor que me ha robado el nombre para lograr vuestro amor. —Tengo conocimiento de esta historia. Conoced, señor don Gil, a mi padre. Convencedle de no creer en los engaños de ese usurpador*. —Tengo mucha suerte, señor, de encontraros aquí. Hoy he recibido cartas de don Andrés de Guzmán, que van a permitir deshacer las mentiras. Le enseñó entonces las cartas a don Pedro y este las miró. Prosiguió doña Juana: —Si creéis lo que dicen estas líneas, ¡desconfiad de las traiciones de don Miguel! —Creo, señor, lo que decís. Esta letra* y esta firma son las de don Andrés. Quiero ver lo que dice. un apuro situación difícil un/a usurpador/a persona que se atribuye y usa una identidad como propia
la letra forma particular de escribir
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Cuando don Andrés se acercó a una ventana para leerlas, reprochó doña Inés a don Gil: —Desde ayer queréis mucho a nuestra vecina. —¿Desde ayer? ¿Qué os hace pensar eso? Mi alma solo por vos suspira. —¿Y no por la de doña Elvira? Volvió don Pedro cuando terminó la lectura de la carta: —Aquí me aconseja de nuevo don Andrés la inmediata celebración de vuestra boda, lo que me procura mucha satisfacción. ¡Don Miguel de Cisneros es un vil enredador*! Pronto vais a ser el señor de esta casa. ¡Venid a mis brazos! Después de abrazar a don Pedro, doña Juana tomó en sus brazos a su prometida: —¿Desaparecen por fin los celos que sentís por la vecina? Llamaron en aquel momento a la puerta y entró Quintana: —¡Buenas tardes! ¿Está aquí don Gil, mi señor? Cuando vio llegar a su fiel servidor, doña Juana le preguntó discretamente por el dinero. un/a enredador/a persona que complica las cosas con explicaciones innecesarias o engañosas
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—Sí, lo he cobrado en oro puro. Dirigiéndose a don Pedro y a su hija, se excusó: —Un contratiempo me obliga a apartarme de vuestra agradable presencia. Pero vuelvo esta noche. Cuando doña Juana y su criado salieron, comentó don Pedro: —¡Qué caballero es este don Gil! Le he tomado gran afecto. ¡Te prometo que si vuelve el enredador a casa…! En aquel mismo instante, don Martín y Osorio iban de camino a casa de don Pedro. Don Martín estaba muy preocupado: —¿Dónde se me pudieron caer? —¿Cómo lo puedo yo saber? ¡Las he buscado por todas partes! —¿Hay hombre más desdichado que yo? ¡Cartas y escudos perdidos! Ve a avisar al mercader para evitar el cobro del dinero. El criado emprendió el camino hacia donde vivía don Agustín Solier. Don Martín decidió hacer una visita a don Pedro. El padre de doña Inés lo recibió furioso:
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—¿Es digno de un caballero, don Miguel, el engañar con disfraces? ¿Os parece bien fingiros don Gil de Albornoz y, con mil astucias, querer robarle su dama a vuestro amigo? —¿Qué decís? —preguntó don Martín asombrado. —Afirmo —prosiguió don Pedro— que sois un impostor*, que os llamáis don Miguel de Cisneros y que sois de Burgos. —¿Yo don Miguel? ¿Yo de Burgos? ¡Eso es mentira! —Debéis saber —respondió con gravedad el anciano—, señor don Miguel, que el verdadero don Gil acaba de irse de aquí, y él ha sabido convencerme de vuestros engaños. —¿Qué don Gil o demonio es este? —se desesperó el acusado. —Don Gil el de las calzas verdes —le contestó don Pedro—. Volved pues a Burgos a cumplir vuestro deber con doña Elvira, que él se va a casar. Don Martín se puso pálido y parecía asustado, pues aquello parecía obra de hechicería*: —¡Válgame Dios! ¡Algún traidor os ha venido a engañar! Oíd… un/a impostor/a persona que se hace pasar por alguien que no es
la hechicería conjunto de ritos, conocimientos y poderes sobrenaturales
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—No quiero oír más mentiras. ¡Salid inmediatamente de esta casa, embaucador*! —le gritó don Pedro. Don Martín salió a la calle. Estaba confuso: “Este don Gil parece perseguirme cada instante. Pero cuando yo lo busco, ¡nunca lo encuentro frente a frente*!”. Vio entonces acercarse a su criado Osorio con el rostro alterado: —¿Has hablado al mercader? —¡Traigo malas noticias! ¡Un don Gil o Lucifer ha cobrado todo el dinero! —respondió el criado. —¿Don Gil? —De Albornoz. Solier me enseñó su firma en la carta de pago. —¡Este don Gil será la ruina de toda mi casa! —Afirma Solier que anda vestido de verde. —Don Gil de las calzas verdes va a volverme loco. ¿Quién puede ser ese individuo? ¡Vete al Diablo, don Gil!
un/a embaucador/a persona que engaña
frente a frente en presencia y delante de otro
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Actividades
Comprensión lectora 1 Elige la respuesta más adecuada. 1 Osorio lleva a don Martín… A ■ mapas. B ■ cartas. C ■ dinero en efectivo. 2 ¿Cómo consigue doña Juana las cartas de don Martín? A ■ Su criado las roba. B ■ Don Martín las pierde y Caramanchel las encuentra en el suelo. C ■ Doña Inés se las da. 3 Agustín Solier tiene que darle a don Martín… A ■ otra carta de su padre. B ■ unas llaves. C ■ dinero que su padre le envía. 4 Don Pedro se entera del engaño de don Martín porque… A ■ doña Juana le muestra las cartas destinadas a don Martín. B ■ descubre que doña Juana está disfrazada. C ■ el propio don Martín lo confiesa todo. 5 Don Pedro lee las cartas y decide que su hija va a… A ■ casarse con don Juan, su antiguo pretendiente. B ■ casarse con don Gil de las calzas verdes. C ■ ir a un convento.
Expresión escrita 2 En la época de la obra, el matrimonio entre doña Juana y doña Inés no era posible. Actualmente, en muchos países el matrimonio igualitario permite a dos personas del mismo sexo casarse y adoptar hijos. ¿Qué dicen los partidarios y los opositores? ¿Cuál es tu posición?
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Gramática 3 Doña Juana y don Martín son especialistas de la mentira. Completa los verbos con la forma “tú” del imperativo para obtener algunos consejos para mentir bien. Decálogo del mentiroso 1 (Mantener) ........................... la calma y la sangre fría en todo momento. 2 Antes de mentir, (tomarse) ........................... tu tiempo y (analizar) ........................... cada detalle: tu peor enemigo es la improvisación. 3 (Creerse) ........................... tu propia mentira. 4 (Usar) ........................... como base de tu mentira varias verdades. 5 (Da) ........................... detalles no comprobables. 6 (Informarse) ........................... indirectamente de qué saben los demás. 7 (Ser) ........................... natural. 8 (Evitar) ........................... mentir en grupo. 9 No (admitir) ........................... nunca haber mentido. 10 Si te descubren, (hacer) ........................... creer que tú también has sido engañado.
Antes de leer
¡Tienes la palabra! 4 Para salir de este lío que ha armado, doña Juana va a… A ■ confesar su verdadera identidad. B ■ inventar más mentiras y complicar aún más las cosas. C ■ contar toda la verdad a don Martín y pedirle ayuda.
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Capítulo 5
El espectro de la venganza 6
Don Martín escuchaba atentamente a Quintana: —Déjame contarte como sucedió su triste muerte —dijo el criado—. Llegué muy contento con tu carta al convento y dije a doña Juana que en pocos días llegabas. Leyó tu carta varias veces y la felicidad se le pintó en la cara. Pero la avisaron de que venía su padre y que este pretendía vengar su honor. A causa del susto dio a luz* prematuramente a una niña mal formada. Y lanzó su último suspiro. Terminado el fantasioso relato, se preguntó Quintana cómo iban a terminar todas aquellas mentiras. —¡Por mi culpa murió mi doña Juana! —se lamentó don Martín— Soy yo su asesino. ¡Ahora lo entiendo todo! ¡Es el espíritu inocente de doña Juana que, viéndome querer a doña Inés, como castigo y venganza a mi comportamiento, se finge don Gil y viene a frustrar* mis planes. ¡Solo puede dar a luz hacer nacer un niño frustrar hacer fracasar
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ser obra de encantamiento*! Por todas partes he buscado al tal don Gil y no lo he encontrado, nunca he conseguido verlo. ¿No es señal de que se trata de un alma que me persigue para vengarse? Quintaba dudaba entre estar horrorizado y divertido: “¡Esto es bueno! ¡Cree que todo este engaño es obra del alma en pena* de doña Juana! Y lo mejor, o lo peor, ¡es que tengo que hacerle creer este disparate*!” Así que añadió bajando la voz: —Tengo que contaros lo que pasa en Valladolid… —¿Qué se dice allí, Quintana? —Desde el día que murió doña Juana, se les aparece la desgraciada* con vestido varonil diciendo que es un tal don Gil, porque tú con este nombre andas aquí disfrazado y sus penas has causado. Don Martín abrió incrédulo los ojos. —Su padre —prosiguió el criado— la vio una noche vestida con un traje de hombre, todo de verde. Decía que venía a perseguirte. El buen viejo mandó decir cien misas por ella, pero afirman que las apariciones han continuando. un encantamiento acción fruto de la magia un alma en pena espíritu que anda errante entre los vivos sin encontrar reposo
un disparate cosa absurda o contraria a la razón un/a desgraciado/a persona que padece dolor o mala suerte
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—Todo es culpa mía. Merezco justo castigo. —No hay duda de que es el alma de doña Juana que en Valladolid causa temores y miedos, y provoca los enredos que aquí te maravillan*. ¿Y piensas casarte entonces con doña Inés? —Si mi doña Juana murió, no concluir este triste casamiento que mi codicioso padre me ordena va a aumentar mi deshonor*. —Pero un alma del purgatorio quiere impedir esta unión. ¿Cómo vas a hacer? —Voy a mandar decir más misas. Pensó Quintana: “¡Con tantas misas, don Gil, vais a ganar la gloria en vida!”. === Caramanchel buscaba a su amo. Pensó que podía estar en casa de doña Inés y allí fue. Cuando lo vio llegar solo, le preguntó la dama: —¿Dónde está vuestro señor? —No lo sé. Pierdo continuamente de vista a mi verde amo. Lo vi hace poco pero desapareció de nuevo. Pero sé que suspira de amor por una vecina vuestra y quizás ello explica sus ausencias. maravillar sorprender
el deshonor pérdida del honor, la estimación o el respeto
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—Así, dime, ¿tu señor quiere a mi vecina? ¿A cuál? —preguntó la joven. —A una tal doña Elvira. Sé que pasó esta noche en sus brazos. —¡Vos sois un charlatán y mentís! ¡Esa dama es mujer de buena fama y tiene mucho valor! —Si es verdad o si es mentira, digo las cosas que él mismo me ha contado y por esta carta que traigo a la tal Elvira —le contestó mostrándole un sobre cerrado. —¿De don Gil es? —Sí. —¿Ha de hablar necesariamente de amores? —¿De qué va a hablar, si no? —Voy a leerla y tener así la prueba de las traiciones de ese ingrato —dijo doña Inés arrancando la carta a Caramanchel de las manos. Abrió doña Inés la carta y leyó su contenido: —“Solo soy feliz y me siento a gusto cuando os tengo cerca. Mi único deseo es estar con vos y disfrutar de vuestro amor. Esta tarde voy a ver a doña Inés, pero no debéis sentir celos, porque voy
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a disgusto*. Vuestro soy”. En esta carta reconozco a su autor —prosiguió furiosa—. ¡Tan infame es que, en comparación, don Miguel me parece incluso un honrado caballero! Interrumpió la escena la llegada de un criado: —Mi señora doña Clara viene a verte. Se dijo doña Inés: “¡Vaya! ¡Solo faltaba ella! ¡Otra pretendiente de ese despreciable galán! ¡Va a saber ese don Gil verde qué es la cruel venganza de una mujer!”. Furiosa, doña Inés arrojó la carta a Caramanchel: —¡Llevad vuestra carta a esa… dama! Caramanchel se marchó y entró doña Clara. Ambas mujeres hablaron largo rato. Cuando doña Clara salía de casa de su prima, topó* con don Gil de las calzas verdes, que iba a visitar a doña Inés. Empezaron Clara y don Gil a pasear juntos. —Señor don Gil —reprochó la enamorada juven—, ¿por qué nunca venís a verme? Yo también tengo casa como doña Inés; también el cielo me dio fortuna; y también os amo yo como ella. —¿Cómo? ¿Me amáis? Bella doña Clara, me enamoré de vuestra hermosura desde que os vi en a disgusto sin ganas o en contra de la voluntad y gusto
topar encontrar por casualidad
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la huerta. Allí mi corazón os di y mi alma os ofrecí. Pero no sé dónde vivís ni si tenéis pretendientes. —¿No? Ya. Pues sabed que mi casa está en la Red de San Luis. ¿Pretendientes? ¡Tengo más de mil! Pero el que yo prefiero entre todos es verde como mi esperanza y su nombre es don Gil. Se inclinó doña Juana para besar la mano de doña Clara. En aquel instante doña Inés salía de su casa y asistió incrédula a la escena. Se acercó discretamente para escuchar lo que decían aquellos dos. —¿Así que, don Gil, os morís por mí? ¡Buena mentira! —recriminó* doña Clara. —¡Por Dios, no merezco este trato! Desde que os vi, hermosa doña Clara, sin la luz de vuestra hermosura, mis días son noches oscuras. —No lo prueba el gran interés que mostráis por mi prima ni la frecuencia de vuestras visitas a su casa. —¿Yo interés por doña Inés, mi bien? ¡Ea! ¡Es doña Inés a mis ojos fría y fea! La aludida, que estaba escondida, estuvo a punto de interrumpir la escena pero se retuvo. recriminar criticar
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—Entonces, si no amáis a mi prima, ¿por qué venís tanto aquí? —Como no sabía dónde vivíais y me torturaba vuestro recuerdo, venía a menudo a esta casa esperando encontraros alguna vez en ella. —¡Bonita excusa! Bastaba con preguntar por mi casa a doña Inés. —¿Y darle así celos? ¡No…! —Mirad, don Gil. Os amo, os lo confieso. Si sentís realmente por mí amor sencillo y puro, dadme esa mano. —Mi mano de esposo os doy. Tomad. Don Gil le besó de nuevo la mano. —Tengo que irme ahora. Pero soy feliz. Tenemos que preparar este casamiento —dijo ella. Mientras doña Clara se alejaba, pensaba doña Juana: “¡Qué lío estoy armando*!”. Y se fue a hablar con doña Inés. La encontró en el portal de su casa, a punto de entrar. Cuando vio al de las calzas verdes, la dama le gritó: —¡Mentiroso, embustero! ¿Engañas a tres mujeres fingiendo amor por ellas? armar un lío provocar una situación confusa
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—¿Qué dices, mi bien? —le respondió sorprendida doña Juana. —¿Tu bien? Te he visto besando la mano de mi prima doña Clara y te he oído prometerle matrimonio. Repite delante de mí tus palabras. —¿Qué palabras? —“Es doña Inés a mis ojos fría y fea”. —¿Cómo puedes pensar un solo instante que yo pienso esto de ti? ¡Lo he dicho solo para burlarme de doña Clara! —Y sé también que por las noches duermes en los brazos de doña Elvira. ¿Sabes qué? Voy a casarme con don Miguel para castigar así a doña Elvira. Voy a hablar ahora mismo con mi padre de esta boda. Doña Juana empezó a dudar de su estrategia, tanto las cosas se estaban complicando. —¡He aquí a don Gil —gritó de repente doña Inés— ¡Don Miguel, véngame de él! ¡Muera este don Gil cruel! Doña Juana se puso pálida como un muerto. Temía la llegada de su antiguo amante. —¡Que soy Elvira!
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—¿Quién? —Doña Elvira ¿No reconoces mi voz y mi cara? —¿Tú doña Elvira? ¿Otro engaño? Eres don Gil. —Te digo que soy Elvira. —¿He de creerte? Nunca vi mayor parecido. —Mi amada doña Inés, tuve celos de ti. Creía que amabas a don Miguel, y yo me escribí a mí misma la carta que mi criado te enseñó, para hacerte creer que era de don Gil. Pedí a Caramanchel dártela de manera disimulada y ver si sentías celos, y si intentabas robarme a don Miguel. —¡Extraños ardides! ¿Escribiste pues tú la carta? —Y pedí prestado* el vestido a don Gil, que está perdido de amor y celos por ti. —¿De amor y celos por mí? Confusa y dudosa estoy. ¿Eres realmente mujer? —¿Qué puedo hacer para convencerte? —Ven, vecina, y ponte uno de mis vestidos. Pero doña Inés no podía evitar pensar: “¡Qué mujer tan varonil! Mi amor me dice en la cara, la voz y la presencia que es don Gil”.
pedir prestado/a solicitar de forma provisional
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Actividades
Comprensión lectora 1 Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F). 1 Don Martín se siente culpable de la muerte de doña Juana. 2 Según Quintana, el fanstasma de doña Juana se aparece a su padre vestida de hombre. 3 Caramanchel le dice a doña Inés que ella es el único amor de su amo. 4 Don Gil declara su amor a doña Clara. 5 Doña Inés decide casarse con don Martín.
V
F
■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■
Gramática 2 Utiliza la construcción de pasado reciente (acabar de) o de futuro próximo (ir a) para conocer el contenido de la carta que don Martín envía a doña Juana al convento.
Mi amada doña Juana: Quintana me _____ a _____ contar que estás en un convento y que _____ b _____ tener un bebé. Amor de mi alma, ¿_____ c _____ poder perdonarme alguna vez todo el mal que te hice? Pero no debes preocuparte. He decidido que _____ d _____ volver a Valladolid para estar a tu lado. Te _____ e _____ sacar de ese convento y juntos los dos _____ f _____ ver a don Pedro, tu señor padre, para pedir su perdón. Después _____ g _____ casarnos y tú _____ h _____ tener ese niño de la existencia del cual _____ i _____ enterarme. Te prometo que _____ j _____ ser felices el resto de nuestras vidas. El que te adora: don Miguel
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Vocabulario 3 Doña Clara le dice a don Gil que su color preferido es el verde, pues es el color de la esperanza. Completa con las siguientes palabras las calidades que se atribuyen a los diferentes colores. aburrimiento • humildad • dolor • energía • traición • pasión • muerte • monotonía • ternura • pureza • paz 1 El blanco simboliza la ____________________. 2 El negro se asocia con la ____________________ y el ____________________. 3 El azul evoca la ____________________. 4 El amarillo representa la ____________________. 5 El naranja alude a la ____________________. 6 El marron significa la ____________________. 7 El gris se atribuye al ____________________ y la ____________________. 8 El rosa corresponde a la ____________________. 9 El rojo se relaciona con la ____________________.
Antes de leer
¡Tienes la palabra! 4 Doña Juana, bajo la identidad de don Gil de las calzas verdes, se ha comprometido en matrimonio con tres mujeres. ¿Cómo crees que va a continuar la historia? A B C
■ Va a casarse con una de ellas. ■ Va a casarse con todas ellas. ■ No va a casarse con ninguna de ellas. 71
Capítulo 6
Un Gil, dos Giles, tres Giles... 7
Era a finales de la tarde. Doña Juana y doña Inés hablaban en el portal de la casa de esta última. Pasó por allí Caramanchel y, cuando oyó por casualidad el nombre de doña Elvira, se detuvo de repente, pues la buscaba, y preguntó: —¿Sois vos doña Elvira? —Sí —contestó volviendo la cara hacia el criado. —¡Jesús! ¿Qué estoy viendo? ¿Don Gil con falda y toca*? ¿De día Gil, de noche Gila? —¿Qué decís? —¿Qué digo? Digo que sois don Gil. —Esta dama es doña Elvira —intervino entonces doña Inés. —Amo o ama —replicó el criado—, abandono mi función. No quiero señor con falda y calzas, hombre y mujer. No quiero tener más un amo hermafrodita*. ¡No se come carne y pescado al mismo tiempo! Dadme lo que me debéis, y ¡adiós! una toca prenda femenina de tela para cubrir la cabeza
hermafrodita que reúne características de los dos sexos
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—Si don Gil viene aquí y nos veis juntos a los dos, ¿qué decís? —Voy a tener que reconocer mi error. —Él va a venir y a él mismo vais a poder hablar. Volved dentro un hora. Doña Inés —dijo dirigiéndose a su amiga—, subámonos nosotras también al balcón a esperarlo. —Antes de marcharos, tomad esto —le dijo el criado dando a doña Juana la carta escrita por ella misma fingiendo ser don Gil. Ambas mujeres desaparecieron por la puerta. Caramanchel decidió quedarse en la calle esperando la aparición de don Gil. Llegó entonces don Juan debajo del balcón de doña Inés. Estaba convencido de que al menos uno de los dos Giles iba a rondar a su dama y quería sorprenderlo. Oyó entonces la voz familiar de su amada: —¡Qué extraordinario calor! “¡Qué oigo! ¡Mi Inés querida está en el balcón!”, se dijo. —Oigo a gente —exclamó Inés—. ¿Crees que es nuestro don Gil de Albornoz?
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—Háblale para salir de la duda. Caramanchel observaba a aquel rondador* que se había parado debajo del balcón y aguzó el oído*. “¿Es este mi don Gil encantado*?”. —¿Sois don Gil? —preguntó doña Inés al desconocido. Decidió don Juan hacer creer a su amada que él era aquel caballero. Se cubrió aún más con la capa para ocultar la cara y afirmó: —Soy yo don Gil, señora mía. Caramanchel se dijo que aquel don Gil era demasiado robusto. Y su amo hablaba con voz más aguda. Doña Inés tenía también dudas e insistió: —¿Sois, decís, don Gil de las calzas verdes? —Pero, ¿no me reconocéis? —exclamó don Juan fingiéndose asombrado. —Como me pretenden dos... Es que no os reconozco la voz. —Hablo bajo y me oculto porque estamos en un lugar público. Por un lado de la calle apareció entonces don Martín vestido de verde para parecerse al don Gil de un/a rondador/a persona que anda alrededor de alguien aguzar el oído prestar mucha atención a lo que se oye
encantado/a sometido/a a poderes mágicos
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las calzas. Iba pensando: “O bien es doña Juana muerta que me persigue y desea impedir mi casamiento con doña Inés, o bien hay otro amante disfrazado que me ha usurpado el nombre”. Se acercó al balcón y se sorprendió cuando oyó a doña Inés decir: —Don Gil discreto y gallardo, poco me amáis y mucho os quiero. “¿Don Gil? ¿Cómo? Este es sin duda el que entorpece* mi amor”, pensó don Martín. Pero pensó que podía ser el espectro de doña Juana y su valor se desvaneció*. —Parece que viene gente —indicó doña Inés desde el balcón. —¿No veis, mi Inés, que nos mira y se detiene? Lo obligaré a irse. ¡Hidalgo*! —interpeló don Juan al hombre en la calle. —¿Quién está ahí? —respondió don Martín. —Pasad sin deteneros. —¿Por qué, si soy amante y aquí tengo al objeto de mi amor? Aquellas palabras convencieron a don Juan de que se trataba del pretendiente de doña Inés: entorpecer retardar o dificultar desvanecerse desaparecer
un hidalgo miembro del escalón más bajo de la nobleza
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—¡Don Gil ha llegado vuestra hora! Don Martín sintió pánico. No por las amenazas de don Juan, sino porque nadie, excepto el espíritu de doña Juana, podía reconocerlo tal como iba vestido y tapado* con el manto. Caramanchel, que asistía oculto a la escena, pensó: “¿Don Gil este otro también se llama? A pares vienen los Giles. Y no es mi don Gil tampoco… O son dos o yo estoy loco”. —¡Otro don Gil ha venido! —exclamó doña Inés. —Debe de ser don Miguel —le respondió doña Juana. —Tienes razón, sin duda es él. —Sacad la espada, don Gil —lo retó don Juan. —Yo nunca saco la espada —respondió don Martín— para luchar con difuntos. —¿Pensáis —contestó extrañado don Juan ante aquellas palabras— que estoy muerto de asombro y tengo miedo de vos? —Doña Juana —le dijo entonces don Martín—, ¿qué buscáis? Si vuestra alma anda en pena, haré decir mil misas para liberaros. He sido un ingrato. tapado/a cubierto/a para ocultarse
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—¿Qué es esto? —preguntó cada vez más confuso don Juan— ¿Yo doña Juana? ¿Yo difunto? ¿Yo alma en pena? Oyendo lo que se estaba diciendo debajo del balcón, pensó doña Juana: “¡Bonito lío!”. También Caramanchel estaba cada vez más asustado: “¿Lacayo soy de un alma en pena? ¡Claro! ¡Por eso no lo encontraba cuando lo buscaba! ¡Jesús!”. —¡Sacad la espada, don Gil! —repitió don Juan. —Alma inocente, por aquel amor ardiente que me tuvisteis, poned fin a mi castigo. Reposad en paz y dejadme casarme con doña Inés —suplicó don Martín y se fue. Don Juan se quedó atónito*. ¡Aquel cobarde inventaba las excusas más absurdas para evitar pelear! Doña Juana decidió aprovechar la confusión para salir un momento y poder presentarse abajo vestida de hombre como don Gil. Don Juan se quedó retirado en un rincón. Llegó en aquel momento doña Clara, vestida de hombre y de verde. Estaba celosa y deseaba saber si su amante atónito/a muy sorprendido/a o espantado/a
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don Gil la engañaba y continuaba rondando a doña Inés. Había visto a gente en el balcón y se acercó. Doña Inés vio su silueta y preguntó: —¿Quién es? —¡Ah, bella señora, un don Gil de las calzas verdes que os adora! Caramanchel no podía creer lo que oía: “¿Otro Gil? ¡Don Giles llueven hoy!” Don Juan pensó que quizás tenía por fin ante él al verdadero don Gil: —Me alegro de vuestra venida. Por fin, señor don Gil, os podré dar lo que merecéis. —¿Quién sois vos? —le interrogó sorprendida doña Clara. —¡El que os va a matar! —¿Matar? —Sí. Don Gil me llamo, y a doña Inés sirvo y amo. —¿Don Gil sois? —Y doña Inés mi dama. Llegó en aquel instante doña Juana vestida con sus calzas verdes y gritó: —¡Ah caballeros! ¿Se puede pasar?
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—¿Quién lo pregunta? —inquirió don Juan sorprendido. —Don Gil —contestó doña Juana. —Dos don Giles ya hay aquí —dijo don Juan. —Pues conmigo serán tres —respondió con insolencia doña Juana. —¡Don Gil el verde soy yo! —proclamó con firmeza don Juan. —¡Don Gil de las calzas verdes soy yo solo! —declaró doña Clara. Se entabló una lucha entre los tres don Giles. Doña Inés observaba la escena horrorizada, pensando que su amado estaba ahí y que podía morir. Doña Juana hirió a don Juan. —¡Ay, cielos! ¡Estoy muerto! —Así te acordarás de tu presunción* —le dijo doña Juana—. Ve a decir a doña Inés que te hirió don Gil de las calzas verdes. === Al día siguiente, don Martín, todavía vestido de verde, se encontraba en el prado de San Jerónimo. la presunción orgullo excesivo
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Reflexionaba acerca de todas las aventuras vividas en pocas horas y en aquel o aquellos don Gil que lo perseguían. Llegaron allí don Diego, Quintana y un alguacil*. El padre de doña Juana, cuando tuvo la noticia de que su amada hija había muerto en el convento a causa de don Martín, vino a Madrid para reclamar justicia. —Este es el don Gil fingido —dijo Quintana a don Diego señalándolo con el dedo— al que se conoce en Valladolid como don Martín de Guzmán. Es él el que ha causado la muerte a doña Juana, mi señora. El anciano padre se dirigió al alguacil que los acompañaba y le solicitó: —Id, señor, y prendedlo. Se acercó el alguacil a don Martín: —Dad, caballero, las armas. —¿Yo? —se sorprendió don Martín— ¿A quién? —A la justicia. Obedeció el joven y preguntó: —¿Qué es esto? ¿Un nuevo engaño? ¿De qué me acusáis? un alguacil oficial inferior de justicia
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—¿Ignoras, traidor —respondió furioso don Diego—, la causa? ¿Niegas haber dado muerte a tu desgraciada esposa? —¿Qué esposa? Le di palabra de casarme con ella y vine luego a esta Corte. Dicen que estaba encinta y que murió en el parto. ¿Tengo yo la culpa de esto? —En la cárcel vais a poder probar vuestra inocencia —le dijo el alguacil. Irrumpieron* en aquel momento don Antonio y Celio, unos parientes* de doña Clara. Don Antonio mostró con el dedo a don Martín y dijo a su acompañante: —Ese es don Gil. Por las calzas verdes lo podéis reconocer. Se acercaron ambos hombres al grupo y dijo Celio a don Martín: —Señor don Gil, venimos a haceros cumplir la palabra que le distes a mi prima doña Clara, que como a su esposo os reclama. —¿Qué doña Clara, señores? —respondió confuso don Martín— Que no soy yo… —¡Vaya excusa! ¿No sois don Gil? irrumpir llegar con ímpetu
un/a pariente persona que tiene relaciones familiares con otra
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—En la Corte me llaman así, pero no soy el de las calzas verdes. —¿No son verdes las calzas que lleváis? —preguntó irónico don Antonio. Aparecieron en aquel momento Fabio y Decio. Se dirigieron directamente al alguacil y Decio exigió: —Meted, señor, a este hidalgo en la cárcel. —¿Hay más desgracias? —preguntó aturdido don Martín. —Anoche en una riña* este hombre hirió a don Juan de Toledo —explicó Fabio. —¿Qué don Juan, señores, qué noche, qué herida? ¿Qué persecución es esta? Mirad, señores, es el alma de la difunta doña Juana la que a todos enreda*… —¡A la cárcel! —le gritó el alguacil. —Esperad —dijo Quintana— que vienen unas damas a aclarar estos enredos. Llegaron doña Juana vestida de hombre, don Pedro, doña Inés, doña Clara de nuevo vestida de mujer, y don Juan con una venda en el brazo. —¡Padre de mis ojos! —exclamó doña Juana. —¿Cómo? ¿Quién sois? una riña discusión o pelea
enredar crear confusión
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—Doña Juana, tu hija. —¿Estás viva? —Sí. Es una larga historia… Para recuperar el amor de don Martín, vine a Madrid. Yo he sido el don Gil fingido, célebre ya por mis calzas, temido por ser un alma en pena. Quintana me ha ayudado. —Perdonad mi ingratitud, señora —le dijo arrepentido don Martín tomando la mano de doña Juana y besándola. —Don Juan de mi vida, ¿es grave vuestra herida? —intervino doña Inés. —La herida no ha sido nada —contestó alegre don Juan—. Y como ya mi amada me corresponde de nuevo en mi amor, recobro la salud. —Dueño sois de mí y de mi casa —le contestó doña Inés. —Don Antonio lo ha de ser de la hermosa doña Clara —sentenció don Pedro—. Vamos, pues, que se celebren las tres bodas. —Y aquí se acaba la historia de don Gil de las calzas verdes —decretó Caramanchel.
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Actividades
Comprensión lectora 1 Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F). 1 La escena del balcón se desarrolla al amanecer. 2 El primero que llega debajo del balcón de doña Inés es don Martín. 3 Don Martín cree encontrarse ante el fantasma de doña Juana. 4 Doña Juana deja sola a doña Inés para disfrazarse de don Gil. 5 Doña Clara está convencida de que don Gil la engaña. 6 Durante la pelea con espadas don Juan hiere a doña Juana. 7 Don Martín no va a la cárcel porque doña Juana confiesa todo el enredo.
V
F
■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■
2 ¿Cuántas personas que fingen ser don Gil pasan debajo del balcón de doña Inés?
A ■ 1 B ■ 2 C ■ 3
D ■ 4 E ■ 5 F ■ 6
3 Caramanchel quiere abandonar su puesto porque...
A ■ su amo, doña Juana, lo maltrata. B ■ no quiere ser el lacayo de una persona de la que no sabe si es un hombre o una mujer. C ■ otro amo le propone más dinero para tenerlo a su servicio. D ■ doña Juana no le permite tomar vacaciones.
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Vocabulario 4 Don Martín tiene miedo del “alma en pena” de doña Juana. Pon en orden las letras de las palabras para saber de qué se trata.
Hay la ecaricen popular de que existen espíritus atormentados de personas que, después de mirro, no pueden lograr el ceosdsan eterno. Debido a la manera tan tonavile en la que fallecieron, algunos rsescetop rondan en los escenarios de sus resemcní o de sus dramáticas muertes. Algunos de estos tamnssfaa no tienen plena conciencia de su eumret o no saben que están muertos, y su alma erra en el nuodm de los vivos tratando de buscar una explicación a su nuevo estado. Según la glóeinri católica, cuando una persona comete un coisiudi, su alma no puede de ninguna manera ir al ileoC, pues se encuentra en grave decopa contra los designios de oisD, y está condenado a vagar por la dritedena entre los vivos… ¿Qué significado crees que tiene la expresión española “andar como un alma en pena”?
A B C
■ caminar lentamente ■ estar triste y deprimido/a ■ tener deseos de venganza
Expresión oral 5 ¿Cuál crees que era la intención de Tirso de Molina al terminar la obra con los tres matrimonios?
Expresión escrita 6 Imagina un final diferente a la obra. ¿Prefieres un final cómico o acaso un final trágico?
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Reportaje
Tirso de Molina (¿¿??-1648) Su vida Pocos datos se conocen sobre este brillante dramaturgo y poeta español. Gabriel Téllez –su verdadero nombre– nace en Madrid probablemente en 1579 (pero algunos biógrafos sitúan su nacimiento entre 1571 y 1584). Cursa estudios de Humanidades e ingresa en 1600 en el convento de la Merced; es ordenado un año más tarde en Guadalajara. Reside en los conventos de Guadalajara, Toledo, Soria y Segovia, donde recibe una profunda formación humanística y teológica. En 1610 ya es muy conocido como dramaturgo y a partir de 1615 comienza a firmar sus obras con seudónimo.
En 1616 viaja a Santo Domingo, de donde regresa dos años más tarde. Desterrado de la Corte en 1625, al año siguiente lo encontramos de nuevo en ella y es nombrado Comendador del Convento de Trujillo. En 1632 el papa Urbano VIII lo nombra cronista de su orden. En 1645 es comendador del convento de Soria, y pasa sus últimos años en Soria. Muere el 12 de marzo de 1648 en el convento de Almazán, del que es prior.
Un perfume de escándalo A consecuencia de una denuncia de sus competidores literarios, el 6 de marzo de 1625 la Junta de Reformación lo condena al destierro de la Corte por “el escándalo que causa [...] con comedias que hace profanas y de malos incentivos y ejemplos”, y le prohíbe escribir en el futuro comedias ni otros versos profanos, bajo pena de excomunión. Tirso sigue escribiendo, pero su producción disminuye.
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Su obra Como dramaturgo religioso, Tirso escribe comedias bíblicas (La venganza de Tamar), comedias sobre santos (la trilogía de La Santa Juana) y autos sacramentales en los que dramatiza problemas teológicos (El colmenero divino). Extrae de las historias y leyendas nacionales argumentos para numerosas comedias de asunto histórico en las que exalta el valor colectivo y las virtudes nacionales, como en la historia de Martín Peláez o la trilogía de los Pizarro. En las comedias de intriga o enredo, entre las que sobresale Don Gil de las calzas verdes, utiliza una magistral técnica para crear situaciones cómicas. Entre las comedias de carácter destacan Marta la piadosa y El vergonzoso en palacio. Se le atribuyen dos importantes obras de contenido filosófico: El burlador de Sevilla y el convidado de piedra –que introduce
el tema del libertino don Juan Tenorio en la literatura universal– y El condenado por desconfiado. Su obra en prosa incluye una Historia General de la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes, y las misceláneas Cigarrales de Toledo y Deleitar aprovechando.
Una muy abundante producción... perdida Es uno de los dramaturgos más fecundos del Siglo de Oro. Se piensa que escribió más de 400 piezas dramáticas en su vida, de las que solamente nos han llegado 68.
Un discípulo ferviente Entre 1604 y 1610 coincide en Alcalá de Henares con Lope de Vega. En su obra dramática se mantiene fiel al que siempre va a considerar como su maestro y del que solo se diferencia por un análisis más profundo de la psicología de sus protagonistas, en especial en los tipos femeninos, que presentan una variedad y unos matices poco usuales en el teatro español de la época.
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Eugenio Cajés, Retrato de Lope de Vega (1612-1615)
Reportaje
La España de Tirso La vida de Tirso de Molina transcurre durante los reinados de Felipe II, Felipe III y Felipe IV. Es el período en que España pasa de ser un Imperio a convertirse en un país sumido en la miseria. La primera mitad del siglo está marcada por la Guerra de los Treinta Años; cuando la pierde, el país inicia su decadencia.
La decadencia polìtica y militar El siglo xvii es un período de grave crisis política y militar que convierte el Imperio Español en una potencia de segundo rango en Europa. La Corona Española pierde buena parte de sus posesiones en el Viejo Continente. A esto se añade una importante crisis de la política interior. Hay una incapacidad de mantener la unidad interna, pues Cataluña, Portugal, Aragón y Andalucía se sublevan.
La crisis social y económica El país sufre una grave crisis demográfica, consecuencia de la expulsión de los moriscos y la elevada mortalidad provocada por las continuas guerras, el hambre y la peste. En esta época los nobles y el clero conservan sus tierras y privilegios; los campesinos sufren la miseria y muchos emigran a las ciudades en busca de una vida mejor. El paso de un estamento a otro es muy difícil. Solo algunos burgueses acceden a la nobleza y la única posibilidad que tiene el estado llano de obtener los beneficios que la sociedad estamental propone es formar parte del clero. Por este motivo el número de eclesiásticos aumenta en España.
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Reportaje
La literatura barroca El Barroco, con su gusto por lo exagerado, lo artificioso y lo recargado, se aleja de los ideales clásicos del Renacimiento. Este movimiento artístico deslumbrante nace como consecuencia de la decadencia, la crisis y el malestar. El hombre barroco adopta una visión negativa, escéptica, desengañada y pesimista del mundo.
El estilo La lengua literaria del siglo xvii es a menudo difícil de entender: dificultad formal es sinónimo de belleza artística. El estilo de las obras de Tirso tiene como característica los juegos de palabras de estilo conceptista; en sus últimas obras es complejo y algo culterano.
El conceptismo Los conceptistas basan su poesía en las asociaciones ingeniosas de ideas y conceptos. Buscan la expresión artificiosa y sutil, decir lo máximo utilizando los mínimos elementos. Emplean recursos como símbolos, juegos de palabras, antítesis, paradojas, hipérboles, metáforas, ironía...
El culteranismo Para los culteranos la forma prevalece sobre el contenido: lo importante no es lo que se dice, sino la manera complicada y difícil de decirlo. Utilizan un léxico culto, con numerosos latinismos, hipérbaton, perífrasis…, y también metáforas complicadas y artificiosas. Introducen frecuentemente elementos de la mitología clásica.
El teatro en el siglo xvii Este es el período de máximo desarrollo del teatro. Se forman compañías teatrales y se abren locales dedicados a las representaciones a los que acude gran cantidad de público, casi diariamente: son los corrales de comedia, unos teatros instalados al aire libre en los patios entre varias casas.
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Reportaje
La vida de la obra Don Gil de las calzas verdes fue estrenada en Toledo, en el Mesón de la Fruta, en julio de 1615. Es una de las comedias del teatro clásico español con mayor éxito entre el público actual. El espectador disfruta del virtuosismo técnico los actores que deben cambiar de vestuario, voz y movimientos, etc. para hacer creíbles los juegos de identidad.
Una trama complicada Tirso posee el secreto de la intriga y sabe cómo interesar al espectador. Sin embargo, en la presente obra, el argumento es muy enrevesado, difícil de seguir a veces.
Un fuerte contenido satírico El humor de Tirso es artifi cioso. La comicidad va más allá del simple ingenio lingüístico: la fuerza cómica recae en las situaciones y en distintos personajes.
La pérdida de la honra
Nada es lo que parece
El tema principal es la recuperación del honor por parte de doña Juana tras ser abandonada por su amante. La honra o el honor son el equivalente de la reputación, es decir, el buen nombre personal o familiar. Si se pierde, no es solo un deber sino un acto de justicia el recobrarlo, incluso si es necesario recurrir a la venganza.
Esta obra es un caso ejemplar en la manifestación del tema barroco del engaño de las apariencias. Doña Juana aprende que la falsedad está en todas las cosas, que apariencia y realidad son asuntos muy distintos, y que a la mentira hay que vencerla con sus propias armas.
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Mujeres de armas tomar Tirso crea una variada galería de personajes con una profundidad psicológica mayor que en otros dramaturgos de la época. Sobresale de manera especial la caracterización de los personajes femeninos, fenómeno inusual en la literatura dramática del Siglo de Oro. Las mujeres de Tirso son atrevidas e independientes, cuando no astutas, enredadoras e intrigantes. Sorprende ver a un fraile reivindicar el papel de la mujer protagonista de su destino que busca y consigue su libertad y todo lo que quiere gracias a la inteligencia.
Detrás de la máscara
Cambio de sexo
¿Ambigüedad sexual?
El uso del disfraz es una técnica empleada frecuentemente, sobre todo en la comedia, para producir todo tipo de situaciones: equívocos, golpes de efectos, teatro en el teatro, etc. En la obra se llega a un punto absurdo cuando una mujer (doña Juana)… ¡se disfraza… de mujer (doña Elvira)!
Las primeras ordenanzas sobre el teatro que datan de 1608 prohíben a las mujeres vestirse de varón, porque estaba mal visto e incitaba al hombre al pecado. Sin embargo, la doncella con disfraz masculino es uno de los recursos más habituales de las comedias de intriga y enredo.
Don Gil es un hombre afeminado representado por una mujer viril. Caramanchel, el gracioso, alude en numerosas ocasiones a la ambivalencia de su amo. Pero cuando doña Inés y doña Clara se enamoran de doña Juana disfrazada de don Gil es porque va disfrazada de hombre y, por ello pueden enamorarse: no hay ninguna ruptura con las convenciones sociales en materia de sexualidad de la época.
Test final Completa el siguiente resumen de la obra con el personaje correspondiente. ¿Has comprendido este enredo? doña Inés • doña Juana • Caramanchel • Quintana • don Andrés • don Pedro • doña Clara • doña Elvira • don Martin • don Juan _____ 1 _____, una muchacha noble pero pobre de Valladolid,
llega a Madrid disfrazada de hombre para buscar a _____ 2 _____, su prometido. _____ 3 _____ se fue a Madrid utilizando el falso nombre don Gil de Albornoz que su padre _____ 4 _____ le ha inventado para casarse con _____ 5 _____, una mujer noble y rica. _____ 6 _____ toma el nombre de don Gil de las calzas verdes para enamorar a _____ 7 _____. El joven _____ 8 _____ se presenta a _____ 9 _____ pero esta prefiere a don Gil de las calzas verdes (que es en realidad _____ 10 _____). Por él desprecia incluso a _____ 11 _____, su antiguo pretendiente. A partir de este momento _____ 12 _____ se presenta al mismo tiempo de hombre como don Gil y de mujer como _____ 13 _____, otra falsa identidad que ella misma crea para poder acercarse a su vecina _____ 14 _____. Todo se complica cuando _____ 15 _____, la prima de _____ 16 _____, se enamora también de don Gil de las calzas verdes. _____ 17 _____ el criado de doña Juana hace creer a _____ 18 _____ que _____ 19 _____ ha muerto de parto y este acaba creyendo que el misterioso don Gil podría ser el fantasma de _____ 20 _____. Al final de la obra y después de múltiples enredos, ¡cuatro Giles falsos desfilan debajo del balcón de _____ 21 _____! Los don Giles sacan las espadas y pelean para pedir justicia porque cree que su hija está muerta. Al final todos acusan a _____ 22 _____, y un alguacil lo arresta para llevarlo a la cárcel. Afortunadamente _____ 23 _____ confiesa toda la verdad y la obra termina bien con la celebración de tres bodas.
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Programa de estudios Temas Comedia Amor Matrimonio Honor Traiciรณn Venganza Destrezas Expresar emociones y sentimientos Expresar opiniones Contar experiencias pasadas Resumir acontecimientos Narrar un evento que ha sucedido Inventar una historia Contenidos gramaticales Ser y estar El pasado reciente Los pasados El futuro prรณximo El imperativo afirmativo
Lecturas
Adolescentes
Nivel 1 Maureen Simpson, En busca del amigo desaparecido Miguel de Cervantes, Rinconete y Cortadillo Raquel García Prieto, ¡Colegas! Nivel 2 Don Juan Manuel, El conde Lucanor Miguel de Cervantes, La gitanilla Johnston McCulley, El Zorro Maria Luisa Banfi, Un mundo lejano Mary Flagan, El recuerdo egipcio Anónimo, Cantar de mio Cid Raquel García Prieto, La katana de Toledo Tirso de Molina, Don Gil de las calzas verdes Raquel Garcia Prieto, Iktán y la Pirámide de Chichén Itzá Nivel 3 Tirso de Molina, El burlador de Sevilla Mary Flagan, El diario de Val Maureen Simpson, Destino Karminia Gustavo Adolfo Bécquer, Leyendas