Fortunata y Jacinta

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LECTURAS

JÓVENES Y ADULTOS

BENITO PÉREZ GALDOS FORTUNATA Y JACINTA

NIVEL 4

Fortunata y Jacinta Dos historias de casadas

En esta publicación vas a encontrar: - Información sobre la vida de Benito Pérez Galdós - Documentación sobre el ambiente y el contexto - Glosario con las palabras y expresiones difíciles - Actividades de comprensión - Preparación para el DELE - Test final Temas Amor

Matrimonio

Adulterio

Maternidad

Paternidad

600 palabras

A1

NIVEL 2

800 palabras

A2

NIVEL 3

1 000 palabras

B1

NIVEL 4

1 800 palabras

B2

NIVEL 5

2 500 palabras

C1

NIVEL 6

Textos integrales

C2

Clásico

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Sacrificio

LECTURAS ELI JÓVENES Y ADULTOS

NIVEL 1

DOS HISTORIAS DE CASADAS

FORTUNATA Y JACINTA. DOS HISTORIAS DE CASADAS

Juanito Santa Cruz, representante de la alta burguesía madrileña, se casa con su prima Jacinta, y seduce y abandona a la ingenua y apasionada Fortunata, una mujer del pueblo. La esposa legítima y la amante excitan una la imaginación de la otra y establecen una rivalidad amorosa. Sin conocerse, ambas mujeres se envidian, pero sienten al mismo tiempo una gran curiosidad y atracción mutuas. Fortunata posee la belleza del cuerpo y Jacinta la del espíritu, Fortunata es el apasionado amor pecaminoso y Jacinta el sereno amor conyugal, Fortunata es madre y Jacinta es estéril. Todo las separa y sin embargo las une el amor hacia un mismo hombre… El gran clásico de Benito Pérez Galdós adaptado para el nivel B2.

BENITO PÉREZ GALDOS

Benito Pérez Galdós

NIVEL 4

Las Lecturas ELI son una serie de lecturas graduadas, magníficamente ilustradas, que van de originales historias actuales a los clásicos de siempre.

ELE B2

LECTURAS

JÓVENES Y ADULTOS


LECTURAS

JÓVENES Y ADULTOS

Las Lecturas ELI son una completa gama de publicaciones para lectores de todas las edades, que van desde apasionantes historias actuales a los emocionantes clásicos de siempre. Están divididas en tres colecciones: Lecturas ELI Infantiles y Juveniles, Lecturas ELI Adolescentes, y Lecturas ELI Jóvenes y Adultos. Además de contar con un extraordinario esmero editorial, son un sencillo instrumento didáctico cuyo uso se entiende de forma inmediata. Sus llamativas y artísticas ilustraciones atraerán la atención de los lectores y les acompañarán mientras disfrutan leyendo.

B2


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Benito Pérez Galdos

Fortunata y Jacinta

Dos historias de casadas Reducción lingüística, actividades y reportajes de David Tarradas Agea Ilustraciones de Amalia Mora

LECTURAS

JÓVENES Y ADULTOS


Fortunata y Jacinta. Dos historias de casadas Benito Pérez Galdos Reducción lingüística, actividades y reportajes de David Tarradas Agea Control lingüístico y editorial de Carlos Gumpert Ilustraciones de Amalia Mora Lectura ELI Concepción de la colección y coordinación editorial Paola Accattoli, Grazia Ancillani, Daniele Garbuglia (Director artístico) Proyecto gráfico Airone Comunicazione – Sergio Elisei Compaginación Airone Comunicazione Director de producción Francesco Capitano Fuente utilizada 11,5/ 15 puntos Monotipo Dante © 2015 ELI s.r.l. P.O. Box 6 62019 Recanati MC Italia T +39 071750701 F +39 071977851 info@elionline.com www.elionline.com Impreso en Italia por Tecnostampa Recanati – ERA 418.01 ISBN 978-88-536-2032-3 Primera edición febrero 2015 www.elireaders.com


Sumario 6

Personajes principales

8 Antes de leer 10 Capítulo 1 Un extraño viaje de novios 18 Actividades 22 Capítulo 2 Visita a los barrios bajos 30 Actividades 34 Capítulo 3 El pasado resurge 42 Actividades 46 Capítulo 4 Un curioso pretendiente 54 Actividades 58 Capítulo 5 El reencuentro 66 Actividades 70 Capítulo 6 El anciano protector 78 Actividades 82 Capítulo 7 Las rivales frente a frente 90 Actividades 94 Capítulo 8 Obsesión y locura 102 Actividades 106 Capítulo 9 Un final que es un principio 116 Actividades 118 Reportaje Benito Pérez Galdós 120 Reportaje La España de Galdós 122 Reportaje El Madrid de Don Benito 123 Reportaje La moda en el Madrid de la época 124 Reportaje La vida de la obra 126 Test final 127 Programa de estudios

Estos iconos señalan las partes de la historia que han sido grabadas: empezar parar


PERSONAJES PRINCIPALES

Juanito

Jacinta

6


Fortunata

Maximiliano

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ANTES DE LEER

La obra 1

Elige la respuesta más adecuada. 1 La acción de Fortunata y Jacinta abarca… A ■ desde principios del XIX hasta la Restauración Borbónica. B ■ desde la proclamación de la Primera República hasta la Guerra Civil Española. C ■ del reinado de Carlos V a la Guerra de Sucesión. D ■ desde el advenimiento de Felipe V hasta la Guerra de la Independencia. 2 ¿A qué movimiento literario pertenece la obra que tienes entre las manos? A ■ Barroco B ■ Neoclasicismo C ■ Realismo D ■ Romanticismo 3

2

¿Cuál es su género literario? A ■ Una obra de teatro B ■ La lirica C ■ Una novela D ■ Un cómic

"Clarín" y Galdós iniciaron una correspondencia epistolar desde 1879 hasta 1901. La estima que se tienen es evidente. Pero "Clarín" critica también la obra de su amigo a quien, en una carta de marzo de 1884, compara a tres grandes escritores. ¿A quién hace referencia? “Los dos únicos novelistas vivos que me gustan en absoluto son usted y _____1______. ¿Qué le falta a usted? Muchas cosas que tiene _____1______. ¿Y a _____1______? Muchas que tiene usted. ¿Y a los dos? Algunas que tenía _____2______. ¿Y a los tres? Algunas que tenía _____3______. ¿Y a _____3______? Otras que tienen ustedes tres.” A B C D

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■ 1 = Cervantes 2 = Lope de Vega 3 = Calderón de la Barca ■ 1 = Zola 2 = Flaubert 3 = Balzac ■ 1 = Shakespeare 2 = Dickens 3 = Wilde ■ 1 = Dostoyevski 2 = Tolstoi 3 = Pushkin


¡Tienes la palabra! 3

Elige la respuesta más adecuada. 1 ¿Qué relación crees que existe al principio de la obra entre las dos mujeres cuyos nombres le dan título? A ■ Son miembros de la misma familia: hermanas, madre e hija, primas… B ■ Mantienen una relación de amistad. C ■ Trabajan juntas. D ■ Son ama y criada. E ■ Son vecinas. F ■ Son dos desconocidas, nunca se han visto. 2 ¿A qué clase social crees que pertenecen las protagonistas de esta historia? A ■ Ambas son campesinas. B ■ Las dos son obreras que trabajan en una fábrica. C ■ Pertenecen las dos a la burguesía. D ■ Se trata de dos damas de la nobleza. E ■ Cada una pertenece a una clase social distinta. 3 ¿Qué sentimientos crees que van a unir a estas dos mujeres a lo largo de la obra? A ■ El afecto mutuo y la amistad. B ■ La rivalidad amorosa. C ■ La solidaridad femenina. D ■ Una pasión común (el arte, los viajes, las obras benéficas…). E ■ La indiferencia. 4 ¿Cuál piensas que es la frecuencia del trato entre Fortunata y Jacinta? A ■ Se ven cada día. B ■ Se ven a menudo. C ■ Se encontrarán cara a cara en pocas ocasiones a lo largo de la obra. D ■ Nunca se han encontrado ni se encontrarán porque viven en países diferentes. E ■ Nunca se han encontrado ni se encontrarán pues viven en épocas distintas.

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Capítulo 1

Un extraño viaje de novios 2 ¡Qué noche de angustia pasaron don Baldomero Santa Cruz y su

esposa Barbarita! Juanito, con otros estudiantes, había participado en una manifestación para apoyar al rector de la Universidad Central de Madrid, lo que más tarde se conocería como la Noche de San Daniel. Lo tuvieron veinte y tantas horas en la cárcel. Afortunadamente su papá conocía a personajes influyentes. Cuando el revolucionario Juanito entró en su casa, pálido y hambriento, su mamá dudaba entre reñirlo y comérselo a besos. Tenía el hijo de don Baldomero entonces veinticuatro años. Hijo único de padres ricos, Juanito era muy bien parecido y muy simpático. Por lo bien que decía las cosas y la gracia de sus juicios, aparentaba saber más de lo que sabía. Vestía con elegancia y tenía buena educación. Su instrucción y su ingenio agudísimo lo hacían descollar* sobre todos los demás jóvenes. Tras terminar la carrera de Derecho, y también la de Filosofía y Letras, hizo el joven un viaje a París a fin de ver mundo y completar su educación. Don Baldomero Santa Cruz había heredado de su padre uno de los más reputados establecimientos de paños de la capital. Él y el gordo Albert Arnaiz (que era el primo de la esposa de Baldomero) con su casa de pañolería china, monopolizaban toda la pañería* de Madrid. descollar distinguirse entre los demás

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la pañería establecimiento en el que se venden tejidos


fortunata y jacinta Don Baldomero dirigió durante largos años los negocios y se retiró con un buen capital. Barbarita y su hermano Gumersindo eran los únicos hijos de don Bonifacio Arnaiz y de doña Asunción Trujillo. Barbarita había nacido en la popular calle de Postas y creció entre abanicos y coloridos mantones de Manila. La hija de Arnaiz acababa de completar su educación (que en aquellos tiempos consistía en leer sin acento, escribir sin ortografía, contar, y bordar), cuando murió su padre dejando una gran cantidad de deudas. Las familias de Santa Cruz y Arnaiz se trataban con amistad casi íntima. Surgió pues naturalmente la idea de casar a Baldomerito con Barbarita. La boda tuvo lugar el 3 de mayo de 1835 y se instalaron en la casa del esposo. A los dos meses de casados, empezaron a notarse en aquel matrimonio síntomas de idilio. Cada día se querían más, y llegaron a no poder vivir el uno sin el otro. ¿Y Juanito? ¡El muy pillo* tardó diez años en llegar! Lo criaron con exquisitos cuidados, pero sin mimo*. Don Baldomero profesaba un inconmensurable cariño y, si hubiera sido por él, el niño habría hecho en todo su real gana*. Felizmente para el Delfín, estaba allí su madre, quien sabía ejercer la disciplina cuando era menester*, y ser indulgente a tiempo. Dos años después del casamiento de su hermana, se casó Gumersindo con Isabel Cordero. Tuvieron diecisiete hijos de los cuales solamente vivieron nueve. Candelaria, la segunda de las chicas, y Benigna, la mayor, fueron las primeras en casarse. La tercera de las chicas, llamada Jacinta, pescó* marido al año siguiente. ¡Y qué marido! Pero al llegar aquí, es necesario referir ciertas cosas que precedieron a la boda de Jacinta. Y para ello hay que hablar de pillo/a astuto/a o travieso/a un mimo consentimiento excesivo hacer la real gana seguir los propios deseos y voluntades

ser menester ser necesario o imprescindible pescar conseguir astutamente

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benito pérez galdos Estupiñá. Don Plácido entró muy joven a trabajar en casa de Arnaiz, y allí sirvió muchos años. Su honradez sin tacha* y su lealtad explican la confianza que en él depositó siempre Arnaiz. Participó en todas las penas y alegrías de la casa. Aunque este insigne hijo de Madrid andaba ya por los sesenta años, estaba muy bien conservado. Pero un día de diciembre del 69 cayó enfermo a causa de un reuma agudo en la pierna derecha. Barbarita le mandó en seguida a su médico y, no satisfecha con esto, ordenó a su hijo, de quien Estupiñá se había ocupado mucho cuando este era niño, que fuera a visitarlo. Y si Juanito Santa Cruz no hubiera hecho aquella visita al anciano servidor y amigo de su casa, esta historia no se habría escrito. Se hubiera escrito otra, eso sí, porque por dondequiera que el hombre vaya lleva consigo su novela; pero esta no. Vivía Plácido en la Cava de San Miguel. Entró Juanito en el número 3 11. En un patio se amontonaban jaulas enormes llenas de pollos y gallos, y cajones con huevos. Dos mujeres que pelaban gallinas y pollos le señalaron una escalera. Emprendió la subida de los peldaños de granito negros ya gastados. Al pasar junto a la puerta de una de las habitaciones del entresuelo, la vio abierta y miró hacia dentro con curiosidad. Vio entonces a una mujer bonita, joven, alta… La moza* llevaba un pañuelo en la cabeza y un mantón sobre los hombros. —¿Vive aquí el señor Estupiñá? —¿Don Plácido? En lo más último de arriba —contestó la joven acercándose. La muchacha se llevó a la boca un huevo crudo. —¿Quiere usted? —dijo ella, ofreciendo al Delfín lo que en el cascarón quedaba. Por entre los dedos de la chica se escurrían* babas* gelatinosas y transparentes. una tacha falta o defecto un/a mozo/a joven

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escurrirse escaparse y deslizarse sobre una superficie la baba líquido pegajoso



benito pérez galdos —No, gracias. Ella entonces se lo acabó de sorber* y se limpió los dedos con el pañuelo. —¡Fortunaaá! Ven aquí! —sonó abajo una voz terrible. La chica desapareció escaleras abajo. La semana que siguió, fue el Delfín todos los días a ver al anciano. Barbarita observó inquieta que su hijo cambiaba en las costumbres e incluso en el lenguaje. ¿Qué compañías tenía el joven fuera de casa? No era gente fina, por los modismos* pintorescos y las expresiones groseras se conocía. A las incesantes preguntas de su madre, respondía Juanito con evasivas*. Diez meses pasaron de esta manera, hasta que allá por mayo del 70, Juanito empezó a abandonar aquellos mismos hábitos groseros que tanto disgustaban a su madre y recobró su personalidad normal. La mamá entreveía en aquella ignorada página de la existencia de su heredero amores un tanto libertinos, orgías y riñas quizás; pero todo lo perdonaba, contenta de que aquel trastorno se le hubiera pasado. Barbarita tenía un plan. Tenían una casa en Plencia para pasar la temporada de verano, y allí se instalaron padres e hijo. Cuando creyó llegado el momento adecuado, la mamá le espetó*: —Pues sí, es preciso que te cases. Ya te tengo la mujer buscada. La esposa que Barbarita proponía a su hijo era su prima Jacinta. ¡Y qué casualidad! Al día siguiente, llegaban a Plencia Gumersindo e Isabel Cordero con toda la familia. Juan se limitó a responder que lo pensaría. Jacinta era una chiquilla de prendas* excelentes, modesta, delicada, cariñosa y además muy bonita. Barbarita, que la había criado, conocía bien sus notables calidades morales, y creía también Baldomero que no había mejor mujer para Juanito. Desde siempre Juanito había sorber beber aspirando un modismo expresión de una lengua que no sigue las reglas gramaticales

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una evasiva explicación vaga espetar decir bruscamente una prenda cualidad física o moral


fortunata y jacinta mirado a Jacinta casi como a una hermana. Curiosamente, el tránsito de la fraternidad al enamoramiento se hizo como una seda*. Así pues, al poco tiempo, parecía que hubieran sido novios toda su vida. Se casaron en mayo del 71 y los novios decidieron recorrer 4 España. La primera etapa de su viaje de luna de miel fue Burgos. Disfrutaban como niños, de todo reían, todo era para ellos motivo de felicidad. Pero Jacinta sintió despertar en ella cierta curiosidad acerca del pasado de su marido. “No debe haber secretos entre los esposos”, se decía. Cuando Jacinta hizo la primera pregunta, se sintió Juanito un tanto molesto. Insistió tanto, que terminó el Delfín satisfaciendo en parte la curiosidad de su esposa y le contó su encuentro con la muchacha que comía un huevo crudo: —Pues era una chica huérfana que vivía con su tía. Empezamos a vernos. La chica era ingenua, inocentona. Un animalito muy mono, una salvaje sin educación; pero con muy buen corazón… Pero, ¿para qué me obligas a recordar lo que quiero olvidar? —Estás perdonado —dijo la esposa—. Bien sé que los hombres han de vivir ciertas experiencias antes de casarse. Te prevengo que seré muy celosa si me das motivo para serlo; pero celos retrospectivos no tendré nunca. En vez de disminuir, la curiosidad de Jacinta fue en aumento. En Zaragoza, mientras los recién casados vagaban por las solitarias y románticas calles abrazándose y besuqueándose, intentó varias veces Jacinta satisfacer en vano* su curiosidad. Durante su estancia en Barcelona Jacinta no podía de dejar de pensar en aquello. “¿Cuánto tiempo duró el enredo* de mi marido con esa mujer? Pero bien podría suceder que… hubiera nacido algún chiquillo…”. De vez en como una seda sin dificultades en vano inútilmente o sin efecto

un enredo relación sexual sin compromiso

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benito pérez galdos cuando ella le hacía preguntas acerca de la muchacha del gallinero; pero Juanito la ignoraba. Continuaron el viaje de novios y llegaron a Valencia. Allí Jacinta quiso saber el nombre de aquella mujer. Juanito aparentaba buen humor, pero la curiosidad de su esposa le desagradaba ya: —Te lo voy a decir, pero con la condición de que en tu vida no me has de mentar* más ese nombre, ni has de hacer la menor alusión… ¿entiendes? Decidieron alargar el viaje y se marcharon para Andalucía. Pasaron por la Mancha y llegaron a Córdoba donde visitaron la Mezquita. A continuación visitaron Sevilla, donde pasaron diez días, encantados, sin aburrirse ni un solo momento. Una tarde fueron a comer a un bodegón* de Triana. Se estaba celebrando allí un casorio y Juanito bebió mucho. Ya de vuelta al hotel, así habló a su mujer: —Te amo con delirio. Perdona que no haya sido franco contigo. Me daba vergüenza revelarte ciertas cosas. Pero mi conciencia ya no puede más… Tú me absolverás cuando me oigas, ¿verdad? Di que sí… Jacinta lo miró asustada. —¡Si la hubieras visto…! Fortunata era muy guapa y tenía el corazón lleno de inocencia… ¡Pobre Pitusa! ¿Te he dicho que la llamaban la Pitusa? ¿No? Yo la perdí*, la engañé, le hice creer que me iba a casar con ella. Me divertí con ella, y después la dejé abandonada en medio de las calles, como una perra… Jacinta no sabía qué hacer ni qué decir. —Compadécete de este infeliz… —dijo el Delfín sollozando—. Un día no volví más… El último a quien vi fue a Izquierdo, su tío. Vino a mi casa, me amenazó, me dijo que la Pitusa estaba preñada* de cinco meses… Alcé los hombros y lo eché por las escaleras… mentar nombrar o mencionar un bodegón establecimiento modesto en el que se sirven comidas y bebidas

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perder hacer caer en un modo de vida deshonesto y entregado/a a los vicios preñada embarazada


fortunata y jacinta Suplicó a su mujer que lo perdonara, que era un canalla y que ella era la única a quien él amaba. Ella trató de calmarlo. Era casi medianoche cuando se durmieron. Pasó Jacinta muy mala noche. Al día siguiente Santa Cruz se sentía avergonzado. Tenía conciencia vaga de los disparates* de la noche anterior: —¿Y qué dije? Pero, ¿se me escapó alguna palabra que te pudiera ofender? —Todo bien clarito estaba, demasiado clarito. Lloraste por tu Pitusa del alma y te llamabas miserable por haberla abandonado… Con la cabeza despejada le contó él que al volver de Plencia, ya comprometido y enamorado de su novia, movido por la compasión, quiso saber qué había sido de Fortunata. Supo que la desgraciada había dado a luz y se había marchado de Madrid. Le juró que no había vuelto a tener noticias de ella. La esposa dio un gran suspiro. El amor legítimo había triunfado sobre el criminal, y el matrimonio sobre el amancebamiento*… Pero dos sentimientos contradictorios convivían en su alma. Se sentía orgullosa de que su marido la hubiese elegido a ella. Pero su noble alma protestaba contra el ultraje* y despiadado abandono de la desconocida. Y sentía Jacinta compasión por la otra… Durante el trayecto de vuelta de Cádiz a Madrid, resolvió Jacinta no volver a hablar de aquel asunto y dejar que el tiempo lo borrara. Pasaban meses, pasaban años, y no era posible imaginar familia mejor avenida* que la de Santa Cruz. Pero salud, amor, riqueza y otras ventajas no satisfacían el alma de Jacinta. Lo tenía todo, menos chiquillos. Pasaron un año, dos, y nada. A menudo la Delfina lloraba y cada vez se volvía más imperioso* el deseo de tener hijos.

un disparate dicho absurdo, equivocado o carente de lógica el amancebamiento convivencia de dos personas que mantienen relaciones sexuales sin estar casadas entre sí

un ultraje ofensa grave hecha al honor bien avenido/a que se entiende bien o se halla en armonía imperioso/a fuerte, necesario/a y urgente

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ACTIVIDADES

Comprensión lectora 1

Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F).

V F

1 Baldomero Santa Cruz era banquero. 2 Juanito Santa Cruz ha cursado estudios de Derecho y Medicina. 3 Baldomero y Barbarita se casaron muy enamorados. 4 Los padres de Juanito le han dado una educación muy rígida, estricta y severa. 5 Estupiñá es el criado de la familia. 6 Plácido vive encima de una zapatería. 7 La primera vez que Juan ve a Fortunata, esta está comiendo un huevo frito. 8 Barbarita aprovecha las vacaciones en una estación balnearia para proponerle a su hijo que se case con Jacinta. 9 La madre de Jacinta ha tenido nueve hijos. 10 Durante su luna de miel, Juan y Jacinta visitan distintas regiones de España. 11 Durante el viaje a Burgos Juan decide contarle a su mujer su relación con Fortunata. 12 En Sevilla asisten a una boda y Juan se pelea con el novio porque ha bebido mucho. 13 Después de la confesión de su marido Jacinta siente compasión por la otra mujer. 14 La convivencia entre Jacinta y su suegra es insoportable. 15 Lo único que falta a Jacinta para ser feliz es tener hijos.

■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■

2

¿Con qué otro(s) nombre(s) se designa a Juanito Santa Cruz?

A

3

¿Y a Fortunata?

■ el heredero B ■ el Delfín C ■ el Principe

A ■ la hija de Arnaiz

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B

■ la Delfina C ■ Triana

D ■ Estupiñá

D ■ Plencia


Vocabulario 4 Baldomero Santa Cruz había heredado una de las tiendas más reputadas de Madrid y Barbarita pasó su infancia rodeada de mantones de Manila. Completa con las palabras que tienes a continuación el siguiente texto y conocerás la historia de este símbolo indiscutible de la cultura española y de la época. abrigo • seda • enrejado • bordadas • flecos • diseño • complemento • prenda

El mantón es una ________a_______ de adorno originario de China, que se introdujo en Manila en el siglo XVI. Estaba fabricado en ________b_______ con decoraciones ________c_______ de dragones o pagodas. A principios del siglo XIX eran las damas de la alta sociedad quienes los llevaban. Luego su uso se popularizó y se utilizaba como prenda de ________d_______ o de ________e_______ de vestir. En España su ________f_______ se adapta a los adornos y colores propios de la flora autóctona española. Esta pieza adornada de ________g_______, se destina a las grandes solemnidades y actos excepcionales. El coste dependerá del ________h_______ de los flecos y del bordado.

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¿De cuál de los siguientes típicos objetos españoles crees que se trata?

A■

B■

C■

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Gramática 6 Juanito fue arrestado durante los acontecimientos ocurridos durante la Noche de San Daniel, motivo de mucha inquietud para los señores de Santa Cruz. Conjuga los verbos del texto en presente para obtener más información sobre este hecho histórico. En abril de 1895 los estudiantes (manifestarse) ________a_______ en Madrid para apoyar al rector de la Universidad Central destituido de su cargo ya que no (querer) ________b_______ despedir al catedrático de Historia, Emilio Castelar, por haber escrito un artículo en contra de la Reina. Efectivamente, Isabel II (decidir) ________c_______ vender unos bienes del patrimonio real. (Ceder) ________d_______ al Estado 75% de la venta y la Casa Real (quedarse) ________e_______ con el 25% restante. El ayuntamiento y el Gobierno (estar) ________f_______ a favor, ya que con este dinero (resolver) ________g_______ las dificultades económicas existentes. En cambio, algunos políticos (oponerse) ________h_______ firmemente y entre ellos (encontrarse) ________i_______ Emilio Castelar. La manifestación (durar) ________j_______ varios días. Lo que (empezar) ________k_______ como una demostración de apoyo juvenil (convertirse) ________l_______ en una masacre. Las fuerzas del orden (reprimir) ________m_______ a los manifestantes. Durante la trágica la Noche de San Daniel (10 de abril) (morir) ________n_______ diez personas y (haber) ________ñ_______ cientos de heridos.

Expresión escrita 7

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En este capítulo nos presentan algunos de los personajes principales de la obra. Entre ellos está Juanito Santa Cruz, uno de los protagonistas. Apoyándote en el texto, describe al personaje y haz un resumen de las distintas épocas de su vida: infancia, juventud y vida adulta.


Comprensión auditiva 4

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Escucha de nuevo la pista 4 e indica en el mapa el itinerario del viaje de luna de miel de Juanito y Jacinta.

ANTES DE LEER

¡Tienes la palabra! 9 Parece que todo va bien en el matrimonio de los jóvenes Santa Cruz, pero el deseo de maternidad de Jacinta se convierte en una obsesión. ¿Qué crees que le sucederá a la joven en el próximo capítulo?

A ■ Se quedará por fin embarazada y será la mujer más feliz del mundo. B ■ Seguirá sin tener niños pero la pareja decidirá adoptar a uno. C ■ Querrá adoptar a un hijo ilegítimo de su marido. D ■ Estará sumida en una profunda depresión.

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Capítulo 2

Visita a los barrios bajos

5 Juan tenía temporadas. En épocas casi fijas se hastiaba* de sus

aventuras, y entonces su mujer, tan mona y cariñosa, le ilusionaba como si fuera la mujer de otro. Así lo muy antiguo y conocido se convierte en nuevo. Era, pues, para el Delfín una dicha verdadera y casi nueva volver a su puerto después de mil borrascas*. En honor de la verdad, se ha de decir que Santa Cruz amaba a su mujer. Ni aun en los días que más viva estaba la marea de la infidelidad, dejó de haber para Jacinta un hueco de preferencia en aquel corazón que tenía tantos rincones y callejuelas. Los atractivos físicos del Delfín eran realmente grandes, y él era consciente de ello. Era un hombre enteramente desocupado. Su padre había trabajado toda la vida para asegurar la ociosidad* dichosa del príncipe de la casa… Conviene decir que Juan no era derrochador; gastaba, sí, pero con pulso y medida. Se tenía el heredero de Santa Cruz por una gran persona y estaba satisfecho de sí mismo. En lo que se refiere a la política, era la inconsecuencia misma y cambiaba de convicciones como otros cambian de camisa. En la casa no había más opinión que la suya; era el oráculo de la familia y les cautivaba a todos con aquella bendita labia* suya. La más subyugada era Jacinta, quien lo amaba con verdadera pasión. Con todo, Jacinta estaba hastiarse sentir aburrimiento, cansancio o repugnancia la borrasca peligros o contratiempos que dificultan el buen desarrollo de un asunto

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la ociosidad inactividad que se emplea en actividades distintas a las laborales la labia facilidad de palabra y capacidad de convencer


fortunata y jacinta convencida de que su marido la estaba engañando, pero por más que intentara atar cabos*, de los hechos aislados no lograba sacar ninguna certeza. Pero lo que llenaba a la joven esposa de tristeza y la desesperaba era no tener hijos; de tanto pensar en esto, su mente padecía alucinaciones y desvaríos*. Una noche fue Jacinta al teatro Real de muy mala gana*. Malhumorada y soñolienta, deseaba que la ópera se acabase pronto. Al llegar al cuarto acto, sintió aburrimiento. Miraba mucho al palco de su marido y no lo veía. ¿Dónde estaba? Al arrullo* de la música de Wagner, cayó la dama en un sueño profundísimo. Se hallaba Jacinta en un sitio que no le era desconocido. Estaba sentada y por las rodillas le subía un muchacho lindísimo que la miraba con unos enormes ojazos. El chiquillo quería desabrocharle* la blusa de seda y le metía la mano en el pecho; ella lo reñía cariñosamente. Pero acabó por ceder y, sin saber lo que hacía, soltó un botón… luego otro, y otro… La cara de la criatura tenía una inmovilidad sospechosa. Jacinta, al fin, sacó su seno, y atrajo hacia sí la cabeza del muchacho. Pero la boca era insensible y los labios no se movían. Contra su pecho tenía una estatua y sintió el contacto repugnante del yeso. Se despertó y abrió los ojos. Tardó un rato en darse cuenta de dónde estaba y de los disparates que había soñado; se echó una mano al pecho con un movimiento de pudor* y miedo. Oyó la orquesta, que seguía tocando, y al mirar al palco de su marido, este continuaba sin aparecer. Algún tiempo después, un día en que marido y mujer estaban solos en casa, el criado anunció la visita de José Ido del Sagrario, un pobre hombre que vendía suscripciones a libros. Juanito, que lo conocía, lo hizo pasar. Entró en el despacho un hombre muy flaco, con aspecto enfermizo, vestido con ropa muy raída*. atar cabos reunir y relacionar datos para sacar una conclusión un desvarío estado momentáneo de alteración mental en que se dicen o hacen cosas incoherentes y se sufren alucinaciones de mala gana con mala disposición, resistencia y fastidio

el arrullo sonido suave que adormece desabrochar abrir una prenda de vestir soltando los botones el pudor vergüenza de exhibir el propio cuerpo desnudo raído/a muy gastado/a por el uso, aunque no roto/a

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benito pérez galdos —Hola, señor de Ido… ¡Cuánto gusto de verlo! —le dijo Santa Cruz con fingida seriedad—. Siéntese y dígame qué lo trae por aquí. Jacinta ofreció algo de comer y beber al hambriento invitado. Hablaron tranquilamente. Pero para que el pobre hombre empezara su involuntario espectáculo, le preguntó Santa Cruz por su esposa. —¡Adúuultera! —gritó entonces aquel infeliz. Se puso el hombre a desvariar y excitarse por las supuestas infidelidades de su mujer. Gesticulaba en medio de la habitación, completamente trastornado. Cuando se cansó de la escena, Juanito mandó a un criado que pusiera a aquel loco en la calle, no sin darle antes un poco de dinero. —A mí no me divierte esto —opinó Jacinta cuando la puerta se cerró—. Me da miedo. —Es lo más inofensivo que te puedes figurar. Siempre que va a casa de Joaquín, le pinchamos para que hable de la adúuultera. Su demencia es tal que cree que su mujer se la pega* con un grande de España*. Y no se habló más del loco. Guillermina Pacheco entraba en casa de los Santa Cruz como en la suya. Se instalaba siempre en el mismo lugar en el gabinete de Barbarita, y empezaba a hacer media* o coser. Todos trataban con respeto, casi con veneración, a aquella ilustre señora menuda y agraciada, la cabellera con bastantes canas, el habla tranquila y el vestido humildísimo. Al parecer, la muerte de su madre la impresionó tan vivamente que decidió dedicarse a la beneficencia y a los demás. Tenía un carácter inflexible, grandes dotes de mando y excepcionales facultades de organización. Era mujer que cuando se proponía algo iba a su fin con perseverancia asombrosa. Empezó por unirse pegársela a alguien ser infiel a alguien un grande de España persona que tiene el grado máximo de la nobleza española

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hacer media tejer a mano hilos de lana o algodón con agujas


fortunata y jacinta

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benito pérez galdos a unas cuantas señoras nobles amigas suyas que habían establecido asociaciones para socorros domiciliarios. Trabajaba Guillermina con ardiente energía. Era un temperamento soñador, activo y emprendedor; por lo que empezó a pensar en la fundación de un asilo para huerfanitos. Algunas amigas suyas aseguraron que estaba loca; pero la infatigable fundadora no desmayaba, y el asilo fue hecho. Y seguía repartiendo periódicamente abundantes limosnas entre la gente pobre, vestía a muchos niños, daba ropa a los viejos, medicinas a los enfermos, alimentos y socorros diversos a todos. Pero como la institución engulló* parte de la renta que le quedaba así como sus últimos ahorros, era forzoso buscar nuevos recursos. —Llegó un día —dijo Guillermina, suspendiendo su labor para contar el caso a varias amigas de Barbarita—, en que las cosas se pusieron muy feas. Los veintitrés pequeñuelos de Dios que yo había recogido no tenían qué comer. En las tiendas ya no me fiaban*. Me daba vergüenza volver a pedir a los familiares que de tantos apuros* me habían sacado ya. Y, entre mis amistades, los más generosos empezaban a poner mala cara… Así pues, se echó a la calle a pedir de puerta en puerta… Las humillaciones, los portazos y los desaires* que recibió no la desanimaron. Y las donaciones iban cayendo poco a poco. Había podido tomar una nueva casa en la que había en aquel momento ciento diez huérfanos. Proyectaba construir un nuevo edificio en el que cupieran doscientos o trescientos, y pudieran vivir bien y educarse y ser buenos cristianos… Hacía algún tiempo que a Jacinta se le había despertado vivo entusiasmo por las empresas de la Pacheco. Además de reservarle todo el dinero que podía, pasaba cosiendo con ella largas horas. engullir hacer desaparecer, consumir fiar vender sin exigir el pago inmediato

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un apuro situación difícil un desaire humillación


fortunata y jacinta Acompañaba a veces a Guillermina en sus excursiones a los miserables barrios donde viven los pobres. Jacinta habló de Ido a su amiga. Como conocía al pobre loco, la fundadora le hizo una pintura muy patética de la miseria que reinaba en aquella casa. Dos días después de su primera visita, Ido se presentó de nuevo 6 en casa de los Santa Cruz y pidió hablar con la Delfina. Venía muy pacífico. Jacinta lo recibió y le dio algunos vestidos usados para él y su familia. Fue entonces cuando Ido le mencionó al Pitusín, un niño que cuidaba su vecino José Izquierdo. —¿Qué dice usted, hombre? ¿De quién habla usted? — gritó temblando Jacinta al oír aquel nombre. —El Pitusín —prosiguió Ido tomándose más confianza y bajando más la voz— es un nene de tres años, muy mono por cierto, hijo de una tal Fortunata. Guapetona, pero muy mala mujer… Pues como decía, el pobre Pitusín es muy salado*… ¡más listo y más malo…! El señor Pepe lo recogió, porque su madre lo quería tirar… Jacinta estaba completamente aturdida. —El chiquillo es hijo de su esposo de usted, el señor don Juanito de Santa Cruz —asestó* Ido. —Usted es un embustero… Márchese. —exclamó la dama empujándolo hacia la puerta. La Delfina no podía creer lo que había escuchado. Tenía la impresión de que el loco había dicho la verdad, y el corazón le decía que la desagradable historia del desconocido y misterioso Pitusín era cierta. “¡Tener un hijo y abandonarlo así! He de saber lo que hay de verdad en esto, y si es cierto que los hijos que no le nacen en mí le nacen en otra…”. Aquella noche se lo contó todo a Guillermina. Decidieron ir juntas a aquel lugar para averiguar la verdad. salado/a agudo/a, vivo/a y gracioso/a

asestar decir algo que produce el efecto de un golpe

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benito pérez galdos Al día siguiente, salieron temprano ambas damas. Eran los días que preceden Navidad, y las calles eran intransitables y el ruido ensordecedor. —Aquí es —dijo Guillermina después de doblar una esquina. Ido vivía en un barrio horrible, inmundo, sucio y nauseabundo. No tardaron en encontrarse en un patio con mucha ropa tendida. Las vecinas curiosas se asomaban a las ventanas para ver a aquellas visitantes. Había chiquillos de ambos sexos y de diferentes edades jugando. La señora de Santa Cruz los observó desde lejos preguntándose si sería alguno de aquellos. Las recibió la señora de Ido del Sagrario en una vivienda estrecha y miserable. Era una mujer más envejecida que vieja, y bien se conocía que nunca había sido hermosa. Era Nicanora una infeliz mujer, más bondadosa que avispada. Jacinta no sabía a quién compadecer más, si a ella por ser como era, o a su marido, que la creía una Venus. Ido estaba muy cohibido* delante de las dos damas. Guillermina se interesó por las necesidades de la infeliz familia. Hablaron de varios asuntos y se decidió por fin Jacinta a abordar el punto que la había traído allí. Ido salió del cuarto y volvió al poco con una criatura de la mano. Lanzaron las dos damas una exclamación viendo entrar aquel niño con la cara completamente pintada de betún negro. Solo se veía brillar los dientecillos y sus labios. El travieso niño sacaba la lengua. El Pitusín extendió sus manos pringadas* hacia aquella señora tan maja* que lo miraba tanto. Ávida de tocarlo, la Delfina le agarró un mechón de cabello negro, lo único en que no había pintura. Don José Izquierdo, al que llamaban Platón, había ejercido mil y un oficios. La vida inquieta, sus constantes apariciones y desapariciones, y el haber estado en prisión algunas temporadas rodeaban de misterio su cohibido/a excesivamente tímido/a y que siente miedo pringado/a recubierto/a de una sustancia grasienta o pegajosa

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majo/a que resulta agradable por su simpatía, belleza u otra cualidad


fortunata y jacinta vida. Se contaban de él horrores. Decían que había matado a su segunda mujer y cometido otros horribles crímenes. Todo era falso. Hay que declarar que parte de su mala reputación la debía a sus fanfarronadas*. Como no estaba allí, quedaron en volver otro día para hablar con él. Se fueron las dos señoras y Guillermina le dio un duro* a Ido. Cuando al día siguiente volvieron a aquel lugar Jacinta y su criada, Izquierdo no le pareció a la joven tan fiero como se lo habían pintado*. Don José trajo al chiquillo. La Delfina examinó al Pitusín y advirtió un gran parecido con su marido. ¡Santo Dios! Le pasó la mano por la cabeza rizosa, prometiéndose en su noble conciencia de querer al hijo de la otra como si fuera suyo. —Vamos a ver, señor de Izquierdo —dijo la dama, planteando decididamente la cuestión—. Ya sé por su vecino quien es la mamá de este niño. Usted no lo puede criar ni educar, así que me lo llevo… Izquierdo se había preparado la respuesta. Dijo quererlo como a un hijo y prometió no separarse de él. Con todo, dejó entender que un eventual arreglo* era posible… —Volveré mañana y espero convencerlo… ¿Me das un beso? —dijo Jacinta dirigiéndose al niño. No se hizo de rogar el Pituso. Jacinta sacó un paquetito de caramelos y prometió volver al otro día con ropa y otras cosas más, ya que el niño iba casi desnudo y llevaba unos zapatos rotos. Jacinta lo volvió a coger en brazos y cuando lo miró creyó que el parecido se borraba. ¡Si no sería…! Era conveniente no proceder con precipitación… Izquierdo salió a la puerta de la calle, con el pequeño en brazos. Y le movió la manecita para hacerle saludar a las dos mujeres hasta que doblaron la esquina…

una fanfarronada dicho y actitud de alguien que presume o que hace alarde de lo que no es un duro antigua moneda de cinco pesetas

pintar describir un arreglo acuerdo para solucionar un problema o resolver una situación

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ACTIVIDADES

Comprensión lectora 1

Elige la respuesta más adecuada. 1 2 3 4 5 6

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Cada vez que va a casa de los Santa Cruz, Guillermina… A ■ se pone a leer. B ■ ayuda en la cocina. C ■ se instala a coser. D ■ empieza a tocar el piano. Cuando su asilo empezó a tener dificultades, Guillermina tomó la decisión de… A ■ pedir dinero a los Santa Cruz. B ■ volver a pedir dinero a la familia. C ■ cerrar el asilo. D ■ pedir dinero a todo el mundo. En el teatro, Jacinta sueña que… A ■ está embarazada y da luz a un monstruo. B ■ se convierte en una mariposa. C ■ un niño pequeño quiere mamar de su pecho. D ■ ella es la amante y que la otra, Fortunata, es la legítima esposa. José Ido del Sagrario está convencido de que… A ■ Jacinta le debe dinero. B ■ su mujer lo engaña. C ■ el Pitusín es su hijo. D ■ José Izquierdo lo engaña. Cuando ve por primera vez al Pitusín, Jacinta siente… A ■ odio y deseo de venganza. B ■ deprecio y envidia. C ■ interés y cariño. D ■ total indiferencia. En su entrevista con Jacinta, José Izquierdo… A ■ le entrega al niño en el acto. B ■ se niega rotundamente a separarse del niño. C ■ amenaza con matar al niño. D ■ le insinúa que se puede llegar a un acuerdo.


Gramática 2

Para crear el personaje de Guillermina Pacheco, Galdós se inspiró de la figura de Ernestina Manuel de Villena. Pero ¿quién era esta mujer? Completa el siguiente texto utilizando el tiempo correspondiente del pasado (pretérito indefinido, imperfecto o pluscuamperfecto) y tendrás la respuesta. Ernestina (nacer) ________a_______ en Italia. (Ser) ________b_______ hija de un diplomático y su familia (trasladarse) ________c_______ a Madrid. Al llegar (poder) ________d_______ ver el mundo de las injusticias y desigualdades de la época. Cuando (morir) ________e_______ su madre en 1859, (decidir) ________f_______ abandonar la vida mundana y dedicarse a la caridad. (Alquilar) ________g_______ un piso donde (inaugurar) ________h_______ su primer asilo con la ayuda de otras amigas. Para dar ejemplo (vivir) ________i_______ de forma austera en una humilde habitación, enteramente dedicada a la caridad y a su fe cristiana. (Recorrer) ________j_______ las calles de Madrid vestida de negro en busca de recursos. Siempre (soñar) ________k_______ con construir un edificio moderno con todas las comodidades de la época para sus huérfanos a quienes (querer) ________l_______ ofrecer una sólida cualificación profesional. Por fin el arquitecto Marqués de Cubas le (diseñar) ________m_______ un palacio que (construir) ________n_______ gracias a los donativos que (recibir) ________ñ_______. (Fundar) ________o_______ el todavía existente Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón y (pedir) ________p_______ a los Hermanos de la Salle que se hicieran cargo de él. La figura de la santa Guillermina Pacheco es lo único verdaderamente auténtico y real de la novela. Galdós tan solo (tomarse) ________q_______ la licencia de cambiarle el nombre. Según él esta personalidad (merecer) ________r_______ a todas luces la canonización.

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Vocabulario 3

Lee de nuevo el capítulo e indica qué rasgos de carácter o físicos definen mejor a cada personaje.

1

Guillermina es... A ■ sumisa B ■ soñadora C ■ activa D ■ emprendedora

E F G H

■ introvertida ■ inflexible ■ serena ■ inconstante

2

Juanito Santa Cruz es... A ■ derrochador B ■ despistado C ■ fiel D ■ guapo

E F G H

■ seductor ■ trabajador ■ satisfecho de sí mismo ■ borracho

3

José Izquierdo es... A ■ revolucionario B ■ valiente C ■ violento D ■ fanfarrón

E F G H

■ loco ■ tímido ■ cobarde ■ astuto

4

Nicanora es... A ■ bondadosa B ■ caprichosa C ■ fea D ■ infeliz

E F G H

■ joven ■ testaruda ■ lista ■ limpia

4 A José Izquierdo le llaman también Pepe Izquierdo. Pepe es un hipocorístico, es decir, un nombre de pila modificado o abreviado con intención afectuosa o familiar. ¿Sabrías relacionar los siguientes nombres con su respectivo hipocorístico?

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1 ■ Maruja 2 ■ Nacho 3 ■ Quique 4 ■ Juanjo 5 ■ Maite 6 ■ Chema 7 ■ Concha 8 ■ Lola 9 ■ Moncho 10 ■ Paco o Curro

a María Teresa b Concepción c Ramón d Ignacio e Juan José f Dolores g José María h Francisco i María j Enrique


Expresión oral 5

Busca información y presenta la UNICEF o cualquier otra ONG que se dedique a los derechos de los niños.

Expresión escrita 6 Imagina que debes conseguir donativos para una asociación que se ocupa de niños en dificultades. Escribe 5 argumentos que darías a los posibles donantes para que se suscribieran a tu asociación.

1 ___________________________________________________ ___________________________________________________ 2 ___________________________________________________ ___________________________________________________ 3 ___________________________________________________ ___________________________________________________ 4 ___________________________________________________ ___________________________________________________ 5 ___________________________________________________ ___________________________________________________

ACTIVIDAD DE PRELECTURA

¡Tienes la palabra! 7

Cuando Jacinta ve al Pitusín está convencida que el niño es el hijo de su marido. ¿Qué crees que pasará con él?

A ■ José Izquierdo se quedará con el niño y no lo volverán a ver. B ■ Jacinta tendrá la confirmación de que es verdaderamente hijo de Juan y lo adoptarán. C ■ La Delfina averiguará que el Pitusín no es el hijo de su esposo pero lo adoptarán de todos modos. D ■ El niño no es el hijo de Juanito y lo enviarán al asilo de Guillermina, donde se ocuparán de él.

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Capítulo 3

El pasado resurge

A las nueve del día siguiente ya estaban allí otra vez ama y doncella. Jacinta y Rafaela subieron. Mientras esperaban a Guillermina, se puso la Delfina a conversar con las mujeres del vecindario. Algunas iban a exponerle sus necesidades. Tantas y tantas miserias oprimían el corazón de Jacinta. En la prosperidad en que ella vivía, costaba darse cuenta de lo grande que es el imperio de la pobreza. Después de visitar varias casas, empezaba a estar muy intranquila por la tardanza de su amiga, cuando sintió que le tiraban suavemente del vestido. Se volvió y vio a una niña de cinco o seis años, lindísima, muy limpia. —¿Cómo te llamas? —Adoración. —¡Qué mona eres… y qué simpática! —Esta niña —dijo una de las vecinas— es hija de una mujer muy mala. Pero la cría su tía Severiana… Jacinta y Rafaela estaban embelesadas*. No habían visto a una niña tan bonita y modosa como aquella. En esto llegó la tía y madre adoptiva de Adoración. —Esta niña es de mi hermana Mauricia —explicó Severiana —. La señora Guillermina la metió en las Micaelas, pero se fugó y ahora la estamos buscando para volverla a encerrar allá. embelesado/a dedicado/a con mucha intensidad o atención a una actividad

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fortunata y jacinta —Conozco mucho esa Orden —dijo la de Santa Cruz—, y soy muy amiga de las madres Micaelas. Allí la enderezarán*… —Pero si es muy mala… señora, muy mala —replicó Severiana dando un suspiro—. Aquí me dejó a esta criaturita, pero para mí es como si la hubiera parido* yo… Se hacía tarde. Por fin Jacinta vio venir a su amiga con prisa, acalorada… La Delfina se despidió de Severiana y junto con la fundadora entraron en la casa de don José. Guillermina tomó la palabra. Desde que se cruzaron las primeras palabras, comprendió Izquierdo que tenía que habérselas con un diplomático mucho más fuerte que él. Empezó entre ambos una ardua negociación y mantuvieron un tenso tira y afloja*. Rafaela y Jacinta miraban pasmadas a su amiga… Al final acordaron que se llevarían al niño a cambio de una suma de dinero y un trabajo de portero. —Ea… pues… mil duros, y trato hecho —propuso el hombre. —¡Mil duros! Señor Izquierdo; guárdese usted su churumbel*, que lo que es este timo* no le ha salido —dijo Guillermina levantándose—. La señora no siente ningún interés particular por este niño. No es nada más que un capricho. Vio al Pituso, le dio lástima, le gustó… pero es muy caro el animalito. En estos patios hay donde escoger… Ahí está esa niña preciosísima, Adoración… Pues nos la llevaremos cuando queramos, porque la voluntad de Severiana es la mía… ¿Qué tienes que contestar? Ya te veo venir*: que el Pituso es de la propia sangre de los señores de Santa Cruz. Podrá ser… y podrá no ser… Ahora mismo nos vamos a contarle el caso al marido de mi amiga, él verá lo que hace. Si el niño es suyo, te lo quitará; y si no lo es, pedazo de bárbaro, ni dinero, ni trabajo, ni nada. Y se fueron las tres señoras dejando a Izquierdo aturdido…. Días más tarde Guillermina y Jacinta hablaban a solas. enderezar corregir el comportamiento, dirigir por buen camino parir expulsar el feto del vientre un tira y afloja alternancia entre momentos de tensión y conciliación en una negociación

un/a churumbel niño/a un timo robo hecho con engaño ver venir a alguien adivinar o presentir las intenciones de alguien

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benito pérez galdos —Ya puedes vivir tranquila —le dijo la Pacheco—. El Pituso es tuyo. Me ha costado Dios y ayuda* hacer entrar en razón al señor Izquierdo, pero he cerrado el trato esta tarde. Me enseñó la partida de bautismo, pero este documento no prueba nada. El chico será o no será… ¡quién lo sabe! Mira, todo esto me parece irregular, pero allá con Dios. Hubieras tenido que hablar primero a tu marido. Pero tú buscas la sorpresita y el efecto teatral. Así que mañana, volveremos allí con el dinero. Se puso Jacinta muy contenta. Había realizado su antojo*; ya tenía su juguete. Concibió un plan para presentar al Pituso a la familia. Depositaría al niño en casa de su hermana Candelaria hasta ponerlo presentable. Después diría que era un huerfanito abandonado en las calles, recogido por ella… Quería observar la cara que pondría Juan al verlo. ¿Le diría algo la voz misteriosa de la sangre? ¿Reconocería en las facciones del pobre niño las de…? El 24 de diciembre por la mañana Juanito se sentía fatal. Barbarita 7 pidió a la Delfina que se quedara en casa a cuidar al enfermo pues ella tenía que hacer compras. Como Jacinta tenía que salir forzosamente, no hubo más remedio que revelarle lo del Pituso. La Delfina esperaba una explosión de júbilo en su suegra pero no fue así. —Este hijo llovido del cielo me parece cosa de novela —dijo Barbarita preocupada—. No sé qué pensar de ti; pero en fin, tráetelo y escóndelo hasta ver… La cosa es muy grave. Ya hablaremos más tarde… Volvió Jacinta adonde vivía Izquierdo. Acompañada de Rafaela, había regresado varias veces a aquel vecindario y cada vez Adoración se le pegaba a las faldas desde que la veía entrar. El cariño de aquella chicuela era como una idolatría. Cuando vio a la niña, se acercó a ella: —No me olvidaré de ti, Adoración —le dijo la señorita, como despidiéndose. Dios y ayuda gran esfuerzo

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un antojo deseo vivo, intenso y pasajero de algo


fortunata y jacinta Guillermina la esperaba en casa de Izquierdo con el Pituso. El granuja* se fingía muy apenado por la separación del chico. La fundadora ya había entregado el dinero. —¡Vamos! —dijo esta, cogiendo al muchacho. Juanín hizo alguna resistencia; pero al fin se dejó llevar y salieron. Era casi de noche y hacía un frío intenso y penetrante. El niño no callaba y gritaba que quería esto y lo otro. A ratos se tranquilizaba, pero de nuevo le entraba el berrinche* y se ponía a dar patadas en el aire. Era difícil andar deprisa, por la mucha gente que había en la calle. Finalmente llegaron a la casa de la hermana de Jacinta. Lo bañaron y le dieron de comer al niño y a los hijos de su hermana Benigna. El Pituso se sintió en confianza y empezó a hacer travesuras. Al llegar a su casa, se encontró con su suegra. Del pensamiento de la gran señora no se había apartado durante todo el día aquella noticia. ¡Un hijo del Delfín! ¿Sería verdad? Virgen Santísima, ¡qué novedad tan estupenda! Pero ¿y si todo era fruto de la imaginación exaltada de Jacinta y de su angelical corazón? Aceptó doña Bárbara verlo. ¡Excelente y alegre fue la cena de Nochebuena en casa de los opulentos señores de Santa Cruz! Juan ya se encontraba mejor. Veinticinco personas había en la mesa. Todo fue alegría sin nubes y buen apetito sin ninguna preocupación. Después hubo gran tertulia en el salón; pero poco después de las doce se habían retirado todos. Barbarita durmió mal aquella noche. Necesitaba aplacar su curiosidad viendo a aquel presunto nieto. Buscaron suegra y nuera un pretexto para salir, y se encaminaron a la casa de Benigna. La señora continuaba tan suspicaz como el día precedente. Lo había contado todo a su marido. un/a granuja persona no honrada que engaña o comete pequeños delitos

un berrinche enfado grande y violento

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benito pérez galdos —A Baldomero le ha sabido esto muy mal. Dice que es preciso tener garantías… y, francamente, yo creo que has obrado muy a la ligera*… —le reprochó a Jacinta su suegra. Cuando entró en la casa y vio al Pituso, tras un momento de severidad, doña Barbarita se enloqueció: —¡Hijo mío! ¡Corazón¡ ¡Qué guapo eres! ¡Rico, tesoro! Da un beso a tu abuelita —gritó apretándolo contra sí. —¿Se parece? —preguntó ansiosa Jacinta. —Clavado*, hija, clavado… Me parece que estoy mirando a Juan cuando tenía cuatro años. Jacinta empezó a llorar. —Pues nada —añadió después con resolución—, a casa con él. Al retirarse, iban por la calle dispuestas a hablar aquella misma noche a sus respectivos maridos. Y así lo hicieron. —Izquierdo e Ido te han engañado —la riñó cariñosamente Juan—. Los dos tunantes* han preparado este timo para sacarte dinero… —¡Juanín es tu hijo, no me lo niegues! —replicó ella llorando. —Te juro que no… Mira —prosiguió el Delfín con desgana—, no supe nada de ella durante mucho tiempo. Y al año de casados, un día, de repente, me trajeron una carta en la que la infeliz me contaba que había vuelto a Madrid con su hijo, con el mío, y con un hombre.… El pobre niño estaba muy mal de salud y ella acudió naturalmente a mí. Desgraciadamente cuando llegué ya había muerto. —¿Y qué pasó después? —Aunque la madre no me interesaba nada, sentía compasión por sus desgracias. Aquel bestia con que vivía la tenía aterrorizada. El tipo me quiso extorsionar*. Les di algún dinero para verlos desaparecer de a la ligera de forma precipitada y sin reflexionar clavado/a idéntico/a o muy parecido/a

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un/a tunante persona astuta y hábil para engañar extorsionar chantajear


fortunata y jacinta

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benito pérez galdos mi vida. Y no he vuelto a saber una palabra de ellos, lo que me llena de contento. Jacinta estaba aturdida: —Pero… ¿y el parecido? Tu mamá también le encontró un gran parecido. —¡El parecido! —dijo el Delfín partiéndose de risa—. Solo existe en tu imaginación. Los chicos de esa edad se parecen siempre a quien quiere el que los mira. Y mamá creyó verlo también porque tú le calentaste la cabeza. Yo reconozco que en esta casa hace falta un chiquitín. También yo lo deseo tanto como vosotras; pero esto no se puede ir a buscar a las tiendas. Don Baldomero decretó que el niño no iría a aquella casa, pero que quedaría bajo su protección. Decidió pues el respetable señor poner al Pitusín en el asilo de Guillermina para que recibiera educación. Y no se habló más del asunto. Vinieron días marcados en la historia patria por sucesos resonantes. 8 ¡El 3 de enero de 1874! ¡El golpe de Estado de Pavía! No se hablaba de otra cosa… El día de Reyes recibieron los Santa Cruz la muy esperada visita de Jacinto Villalonga, amigo de Juanito Santa Cruz desde sus tiempos de estudiante, y ahora diputado en la Cortes, quien les contó la memorable sesión de la noche del 2 al 3 en la que se produjo el golpe de Estado. Cuando estuvo a solas con Juan en su despacho, le soltó la noticia: —¡Chico, si supieras a quién he visto! ¡A la mismísima Fortunata! Pero ¡vaya una metamorfosis! Está guapísima, elegantísima. Tendrías que verla con tus propios ojos. La noche anterior la había visto con un hombre en un café. Iba muy bien vestida con un abrigo de terciopelo, unos pendientes de turquesas, e… ¡incluso llevaba un sombrero! Conocía también su

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fortunata y jacinta dirección, ya que había seguido a la pareja hasta donde vivía. Santa Cruz estaba algo aturdido. Pero la cena estaba lista. Villalonga siguió con el relato de los últimos acontecimientos políticos. En los siguientes días, tenía el pobre Juanito Santa Cruz la idea fija de encontrar a aquella mujer, quería verla a todo trance*. La portera de la casa le confirmó que en la casa de huéspedes del segundo habían vivido un señor y una señora, “guapetona ella”, durante dos días nada más, pero que después habían desaparecido… Volvió Villalonga con nuevos cuentos. Había averiguado que aquel hombre había intentado hacer un timo y había huido. A ella la habían visto entrando en una casa de préstamos*. Así pues, estaba en Madrid. Se quedó Juan con esta noticia más pensativo y de peor humor. Iba de noche por las calles, y entraba en todos los cafés y las tabernas. Cada día más dominado por aquella idea que lo trastornaba, visitó Santa Cruz diferentes casas, unas de peor fama que otras, sin encontrar lo que buscaba. Halló caras conocidas y amigas, caras desconocidas y repugnantes, y a todas pidió noticias. No dejó de tocar a ninguna puerta. Estaba seguro de encontrarla. “Es un caso de conciencia. No puedo consentir que caiga en la miseria y la deshonra, siendo, como soy, responsable… ¡Oh!, mi mujer me perdone; pero una esposa no puede hacerse cargo de los motivos morales, sí, morales, que tengo para proceder de esta manera”. Una noche que hacía mucho frío, volvió el Delfín a su casa en un estado lamentable. Se sentía mal y padecía un intensísimo dolor. Acudió a él su amante esposa, muy asustada de verlo así. Entró luego Barbarita y miró alarmada a su hijo. Juan tiritaba. La madre y la esposa se miraron con terror, pues todo apuntaba a una pulmonía de órdago*… a todo trance de manera decidida, sea como sea una casa de préstamos establecimiento en el que se presta dinero a cambio de la entrega de objetos en prenda

de órdago extraordinario/a, grande o intenso/a

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ACTIVIDADES

Comprensión lectora 1

Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F).

1 Adoración es la hija de Severiana y la sobrina de Mauricia la Dura. 2 Jacinta se niega a visitar los barrios pobres. 3 Guillermina propone a José Izquierdo diez mil reales a cambio del niño. 4 El Pitusín se queda en casa de Guillermina hasta que Jacinta anuncia la noticia en su casa. 5 Cuando Barbarita recibe la noticia de que por fin es abuela, se pone muy contenta. 6 Jacinta aprovecha que todo el mundo está reunido en la comida de Navidad para darles la noticia. 7 El Delfín confiesa a Jacinta haber tenido un hijo con Fortunata pero que el niño ha muerto. 8 Villalonga anuncia a Juanito que ha visto a Fortunata en Madrid. 9 Juanito recibe esta noticia con una total indiferencia.

V F

■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■

Gramática 2

Don Baldomero termina con el deseo de Jacinta de quedarse con el Pitusín. Completa las siguientes frases con los verbos en futuro y tendrás la explicación que su suegro le da para no guardar al niño.

“No te preocupes Jacinta. Todo (volver) ________a_______ a la normalidad. El niño no (quedarse) ________b_______ en esta casa ni en ninguna de la familia pero no lo (poner, nosotros) ________c_______ en la calle. Yo lo (proteger) ________d_______. La mejor solución para él (ser) ________e_______ la siguiente: (ir) ________f_______ al asilo de Guillermina donde (ocuparse, ellos) ________g_______ de él. Allí (tener) ________h_______ todo lo necesario. (Recibir) ________i_______ una educación y tú (poder) ________j_______ ir a verlo cuando quieras.”

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Vocabulario 3

Completa el siguiente texto con las palabras que faltan para conocer mejor los acontecimientos históricos que vivió Jacinto Villalonga. embajadores • votación • sesión • dictador • elección • derrota • rebelión • régimen • ministerio • escaños • partido • autoridad • gobierno • moción de confianza • Cortes • asamblea • diputados • hemiciclo • Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque era un gaditano nacido en el año 1827. Siempre fue progresista y en 1868 se unió al ________1_______ radical. En julio de 1873 fue nombrado capitán general de Andalucía y Extremadura, donde sofocó la ________2_______ de los cantones de Córdoba, Sevilla, Jerez de la Frontera y Cádiz. El presidente Castelar le encargó en septiembre la Capitanía General de Castilla la Nueva con el objeto de tener en la capital un general que respetara la ley. En la ________3_______ del 2 al 3 de enero se produjo la ________4_______ parlamentaria de Castelar en que perdió una ________5_______ y se procedió a la ________6_______ de un nuevo presidente del ________7_______ (el federalista Eduardo Palanca). La ________8_______ se inició a las siete menos cinco de la mañana del 3 de enero. El general Pavía fue con la tropa a las Cortes. Pavía hizo llegar una nota al presidente de la ________9_______, Nicolás Salmerón, ordenándole que desalojaran el local. Los ________10_______ no obedecieron la orden y permanecieron en sus ________11_______, aunque terminaron haciéndolo cuando una dotación de la Guardia Civil se presentó en el ________12_______ y los desalojó, disolviendo las ________13_______ y dando fin al ________14_______ parlamentario republicano. No es cierta la anécdota de que en aquel momento el general Pavía entrara a caballo en las Cortes. Pavía se encontró de repente con la posibilidad de convertirse en ________15_______. Sin embargo, mandó llamar a los jefes de los partidos, como Serrano y Sagasta, y depuso la ________16_______ en sus manos. No aceptó ni siquiera el ________17_______ que le ofrecieron. Fue felicitado por los ________18_______, y se convirtió en un hombre muy popular en Madrid.

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4 A cambio del Pitusín, Guillermina le propone al señor Izquierdo

dinero y un trabajo de portero. A continuación tienes unas descripciones de algunos oficios que había en el Madrid de la época y que el señor Izquierdo hubiera podido desempeñar. Relaciona cada una con el oficio correspondiente. 1 2 3

■ ■ ■

afilador 4 farolero 5 lavandera

■ ■

aguador organillero

a Profesional especializada en el lavado de ropa. La limpieza se hacía en las orillas de los ríos. Era un oficio duro y mal retribuido. b Llevaba un carrito a veces tirado por una mula en donde llevaba su instrumento musical y deambulaba por las verbenas y barrios para animar los festejos. c Comerciante ambulante que afilaba cuchillos, tijeras y otros instrumentos de corte. Antiguamente también reparaba paraguas. d Distribuía agua a la población. En Madrid se reunían en las principales fuentes de la ciudad para abastecerse de agua y distribuirla en las casas. e Utilizaba una escalera, una cadena, un candado, una aceitera, mechas de aceite y bayetas para limpiar los cristales de las farolas. Este oficio desapareció con la llegada de la luz eléctrica.

Comprensión auditiva 8

5

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Escucha de nuevo la pista 8 e indica qué complemento de vestir, propio de la clase social superior, lleva Fortunata.

A■

B■

C■

D■

E■

F■


Expresión oral 6 Este capítulo se desarrolla durante las fiestas de Navidad.

En España hay algunas celebraciones y eventos muy típicos durante estas fechas. Busca la información necesaria y haz una presentación de cuándo tienen lugar y en qué consisten. A B C D E

■ La Lotería de Navidad. ■ La Misa del Gallo. ■ El Día de los Santos Inocentes. ■ Las uvas de la suerte. ■ La Cabalgata de los Reyes Magos.

Expresión escrita 7

Adoración y el Pitusín tienen dos vidas parecidas: ambos están bajo la custodia de su tía y tío respectivamente. Después de leer el texto podemos tener una idea de lo que pasará con Pitusín pero como será la vida de Adoración. ¿Jacinta continuará ocupándose de ella? ¿Volverá con su madre? ¿Cuál será su futuro?

ACTIVIDAD DE PRELECTURA

¡Tienes la palabra! 8

Juanito Santa Cruz está obsesionado por encontrar de nuevo a Fortunata. ¿Crees que lo conseguirá? A

■ Santa Cruz volverá a verla pero Fortunata ha cambiado

mucho y ya no quiere saber nada de él. B ■ Volverán a verse y como su amor siguen intacto, recomenzarán su relación, como si nunca se hubieran dejado. C ■ No se encontrarán. Sus vidas se alejarán y tomarán rumbos diferentes. D ■ Juanito no la volverá a ver porque se morirá de una pulmonía.

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Capítulo 4

Un curioso pretendiente

Al morir, don Nicolás Rubín dejó un comercio lleno deudas. Su esposa, mujer hermosa y escandalosa, había dado mucho que hablar* por sus infidelidades y amantes. Se la llevó Dios en 1867 y al año siguiente pasó a mejor vida* el pobre Nicolás Rubín. De aquel infortunado matrimonio nacieron tres hijos. Ninguno de los tres se parecía a los otros, de lo que vino la maliciosa versión de que eran hijos de diferentes padres. Juan Pablo era guapo y muy bien plantado, simpático y de inteligencia despierta. Nicolás era desgarbado*, vulgarote, la cara picada* de viruela y muy peludo. Maximiliano, nacido de siete meses, era raquítico y privado de gracias personales. A la muerte del padre, Nicolás, que tenía en aquel entonces veinticinco años, se metió en el seminario en Toledo para hacerse sacerdote; Juan Pablo, de veintiocho, y Maximiliano, de diecinueve, se fueron a vivir con su tía paterna doña Guadalupe Rubín, conocida como doña Lupe la de los Pavos, que vivía en el barrio de Chamberí. Juan Pablo sentía por su hermano pequeño un cariño que se confundía con la lástima, a causa de las continuas enfermedades que el pobre chico padecía. Pasados los veinte años, aquel muchacho tan desfavorecido por la naturaleza se vigorizó un poco, y empezó la carrera de Farmacia. dar que hablar ser causa de comentarios pasar a mejor vida morir

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desgarbado/a sin elegancia ni gracia picado/a con señales o cicatrices


fortunata y jacinta Doña Lupe dejaba a Maximiliano en libertad, porque no lo creía sometido a la tentación a causa de su pobreza física y su timidez. Le daba también algún dinero que el chico se apresuraba a poner en una hucha* de barro. Por la noche Maximiliano se iba a dar una vuelta, pero regresaba siempre temprano. Lo que más le gustaba era vagar por las calles viendo escaparates y mirando a la gente que iba y venía. Al principio no le llamaban la atención las mujeres con que se cruzaba; pero al poco tiempo empezó a sentir vibraciones de hombre. Lo acompañaba a veces su amigo Olmedo. Llevaba este una vida muy poco ejemplar, cambiando cada mes de casa de huéspedes, pasándose las noches en lugares de mala fama y haciendo todos los disparates estudiantiles. Últimamente vivía con una tal Feliciana. Un día, al salir de clase, dijo Olmedo a Rubín: —Vete por casa si quieres ver a una mujer… Es una amiga de Feliciana. —¿Es honrada? —preguntó Rubín, quien daba mucha importancia a este criterio. —¡Honrada! —exclamó el golfo riendo—. ¿Cómo quieres que lo sea, hombre? Llegó a Madrid no hace mucho tiempo con un tipo que se largó una mañana dejando muchas deudas… La pobre tuvo que empeñar* todos sus trapos y se quedó con lo puesto. Feliciana se la encontró desesperada no sé dónde y se la llevó a su casa. ¡Allí está! No te creas; es una chica muy buena. Cuando aquella noche Maximiliano entró en el hotel de Feliciana, 9 vio la más extraordinaria hermosura que hasta entonces habían visto sus ojos. Se sentó en la salita la joven para hacer tiempo antes de salir. Maximiliano no se hartaba de mirarla y admirar la belleza perfecta de Fortunata, pues ese era su nombre. “¡Qué lástima que no sea honrada!”, pensaba. Habló la muchacha poco y vulgar; Maximiliano una hucha recipiente cerrado, con una ranura estrecha para ahorrar dinero

empeñar entregar un objeto de valor como garantía a cambio de dinero

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benito pérez galdos la escuchó embobado*. Cuando Fortunata se marchó, Maximiliano quiso seguirla, pero Olmedo lo entretuvo a la fuerza. Cuando salió a la calle, la joven había desaparecido ya de su vista. Anduvo calles y más calles. Se agitó mucho en aquel paseo vagabundo. Se hizo muy tarde y volvió a su casa fatigado y con el espíritu muy inquieto Al día siguiente volvió al hotel de Feliciana, quien los dejó solos un momento. De repente Rubín ya no era el mismo hombre. Hasta la maldita timidez había desaparecido. En un arrebato* de valor, le cogió una mano y le dijo con voz temblorosa: —Si usted me quiere querer, yo… la querré más que a mi vida. Fortunata lo miró sorprendida. Se habían burlado tanto de ella que creyó que aquello no podía ser sino una nueva burla. Soltó una sonora carcajada ante la cara compungida de un hombre que era todo espíritu. Pero él decidió probárselo sin dejar lugar a dudas. Quedaron en que Maximiliano volvería al día siguiente. Al llegar a casa, decidió Rubín romper la hucha, no sin antes comprar otra idéntica y llenarla de monedas de poco valor para que su tía no sospechara nada. Grande fue el asombro de Fortunata cuando vio que Maximiliano sacaba puñados de monedas y separaba el oro de la plata. Temió que su nuevo amigo hubiese adquirido aquel dinero por medios no muy limpios, pero se acabó tranquilizando. Quedó convenido entre Fortunata y su nuevo protector tomar un cuarto que estaba desalquilado en la misma casa. Aceptaba ella todo sin entusiasmo ni ilusión alguna, como una fatalidad. Fortunata lo miraba, pero no podía acostumbrarse a aquel rostro sin gracia, al endeble* cuerpo. Pero en las confidencias que ambos tenían, quedaba claro que la pecadora tenía grandes deseos de ser honrada y recibir educación. El enamorado soñaba con redenciones y regeneraciones… embobado/a concentrado/a y distraído/a un arrebato impulso repentino, inesperado y brusco

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endeble que tiene poca fuerza o resistencia


fortunata y jacinta

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benito pérez galdos Durante sus largas conversaciones, Fortunata le contó su amarga vida. Supo que su difunto padre poseía una tienda en la plazuela y era hombre honrado; y que su madre, como Segunda, su tía paterna, vendía huevos. La llamaban desde niña la Pitusa, porque era muy raquítica y encanijada*. Sus padres se murieron cuando ella tenía doce años… Escuchaba él con atención e indulgencia. Maximiliano quería saberlo todo. Fortunata no ocultaba nada. Pero sufrió y sintió celos oyéndola confesar que el tal Juanito Santa Cruz era el único hombre a quien había querido de verdad, y que lo amaba siempre. El honradísimo aprendiz de farmacéutico no comprendía que pudieran existir hombres tan malos como aquel señorito seductor de doncella pobre, que le había hecho creer que se iba a casar con ella, y después la había dejado plantada en medio del arroyo con su chiquillo en brazos. El tal Juanito Santa Cruz era, pues, el hombre más infame y vil que se podía imaginar. Pero la misma ofendida parecía no otorgarle tanta gravedad y se lo perdonaba. Relató ella con rapidez las siguientes páginas feas de su vida, deseando concluirlas pronto. Le habló del sujeto violento con quien se unió después y con el que estaba cuando murió su niño. Siguió un periodo de anarquía moral. Luego se juntó a un pintor que le hacía la vida imposible con sus ataques de celos. Vino después un viejo que le daba mucho dinero y la llevó a París; un día se hartó de ella y la plantó en la calle. El siguiente había sido un individuo que parecía muy rico, pero que luego resultó ser un estafador*. El sucesor había sido él. ¡Gracias a Dios que encontraba en su camino a una persona decente! Ella estaba muy agradecida a Maximiliano por lo bien que se estaba portando, y aunque no lo quería, pensaba que de aquella gratitud surgiría, con el trato, el querer. encanijado/a flaco/a y débil

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un/a estafador/a persona que conseguir dinero con engaños


fortunata y jacinta Fortunata salía muy poco a la calle y llevaba una vida regular. De todo lo que el enamorado pensaba hacer para la redención de su querida, nada le parecía tan urgente como enseñarle a escribir y a leer bien. Fortunata deseaba aprender; pero a pesar de la paciencia de Rubín hallaba en la escritura una dificultad invencible. No había leído jamás libro alguno. Sus defectos de pronunciación eran atroces. En cambio, la alumna revelaba aptitudes notables para las lecciones que Maximiliano le daba referentes a cosas de urbanidad* y a conocimientos rudimentarios de cómo comportarse en sociedad. Solo ensombrecía aquella incipiente* felicidad la aparición del espectro de la hucha. Por mucho que lo gestionase bien, el dinero acabaría terminándose. ¿Qué pasaría entonces? Por la noche Maxi volvía a su casa cada vez más tarde. Doña Lupe no se satisfacía con las explicaciones que su sobrinito daba. “Aquí hay gato encerrado* —se decía la astuta señora—, o más bien, gata”. Al mes de conocerse, llegó un día Maximiliano y le dijo a bocajarro*: —Fortunata, yo me caso contigo. Has de ser mía ante Dios y los hombres. Me he propuesto hacer de ti una persona decente y lo serás, lo serás si tú quieres… La declaración de Maximiliano dejó a perpleja. “¡Casarme yo, y casarme con un hombre de bien, con una persona decente…! ¡Pero vivir siempre con este chico… tan feo como es! El pobrecillo es un bendito de Dios; pero no lo podré querer aunque viva con él mil años… ¡Pero calcula tú, mujer… ser honrada, ser casada, señora de Tal… persona decente…!”. Esta y mil contradictorias ideas parecidas se cruzaron a partir de entonces por la mente de la infeliz muchacha. A menudo se preguntaba también la joven si el otro se acordaría o no de ella, y soñaba a veces con él… la urbanidad corrección, educación y buenos modales incipiente que empieza

haber gato encerrado haber algo oculto o secreto a bocajarro de improviso o sin preparación

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benito pérez galdos A los dos días de aquella curiosa pedida de mano, doña Lupe tuvo con él una grave conversación. Creía Maxi que la señora había descubierto algo, pero la de los Pavos le anunció que una tía suya, a quien él apenas conocía, había fallecido. Si bien esta noticia le afectó poco, la sorpresa era que él y sus hermanos heredaban una muy bonita suma de dinero y una renta. Comunicó a Olmedo sus planes de casamiento. A pesar de haber prometido guardar el secreto, su amigo no pudo retener su lengua y al poco tiempo, la indiscreción llegó a oídos de doña Lupe. Cuando al llegar aquella noche vio Maximiliano la cara que ponía su tía, comprendió que su secreto había sido descubierto. —No, no me expliques nada —gritó la de los Pavos—, que estoy perfectamente informada. Sé quién es esa… dama ilustre con quien te quieres casar. ¿Y crees que vamos a consentir tal deshonra en la familia? Maximiliano estaba tan turbado que ninguna palabra salía de su boca. —No es eso, tía, no es eso —se escuchó decir Maximiliano—. No es mujer de mala vida. La han engañado a usted. Y de todos modos la quiero tanto que ni ley ni familia ni el mundo entero me pueden apartar de ella… Si me obligan a escoger, la preferiré mil veces a ella… La quise desde el momento en que la vi…. Y le contó a continuación como la había conocido tres meses antes, que era pobre y había sido muy desgraciada, y su anhelo* de ser honrada… Doña Lupe contempló a su sobrino con más lástima que cólera. Cuando Maximiliano le contó que había roto y gastado el dinero de la hucha, estuvo a punto de darle un ataque a la pobre señora. Dios sabe lo que hubiera podido pasar, si no hubiera llegado una visita. Era el señor de Torquemada, persona de confianza en la un anhelo deseo intenso y vehemente

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fortunata y jacinta casa, quien le traía dinero. Doña Lupe ejercía de usurera* y cuando se trataba de dinero, perdía el mundo de vista*. Su hermano Juan Pablo recibió la noticia con apática indiferencia. Su 10 otro hermano, Nicolás, vino a Madrid para tratar ciertas cuestiones de la herencia. Cuando doña Lupe le puso al corriente de lo que pasaba, el primer arranque del cura fue de indignación y empezó a sermonear a Maxi. El tono fue subiendo poco a poco entre los hermanos. Tras aquella discusión confirmó Nicolas a su tía que la pasión de Maxi era tenaz y profunda, y que no era posible quitarle de la cabeza lo de la boda. Habían convenido que Nicolás vería a Fortunata aquel mismo día: —Y, según la impresión que me haga, determinaremos. Con la visita del cura Fortunata tomó conciencia de que la cosa iba en serio. Nicolas había ido con el propósito de romper aquellos lazos, pero cuando la vio tan humilde, tan resignada a su triste suerte, le entró apetito de mostrar sus habilidades de zurcidor* moral. La chica no tenía familia y si abandonaba a Maxi tal como el cura pretendía, no le quedaba otro camino que echarse de nuevo a la calle y prostituirse. Vio allí el cura una ocasión de lucirse*. “Porque si consigo hacer de esta oveja descarriada* una señora ejemplar y tan católica como la primera… menudo triunfo…”, pensó. Tuvieron una larga conversación. La familia supo que las impresiones del cura no habían sido malas. Y este les explicó el plan. La chica se encerraría durante algunos meses en el convento de las Micaelas para purificarse por medio de la oración, el trabajo y el recogimiento. Si pasado un plazo prudencial, ella estaba en buena disposición de espíritu, y Nicolás la creía digna de formar parte de la familia, él no pondría ningún impedimento a aquella boda. Fortunata había aceptado sin rechistar*. La pecadora fue conducida a las Micaelas pocos días después de la Pascua de Resurrección. un/a usurero/a persona que presta dinero con un interés excesivo perder de vista no ver más un/a zurcidor/a persona que repara algo

lucirse actuar con brillantez y ganarse la admiración una oveja descarriada persona cuya conducta se aparta de las aceptadas por la colectividad rechistar hablar para protestar

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ACTIVIDADES

Compresión lectora 1

Relaciona las dos columnas para encontrar la respuesta a cada pregunta. 1

■ ¿Qué rumorea la gente

sobre Maximiliano y sus hermanos? 2 ■ ¿Qué carrera decide hacer Maxi? 3 ■ ¿Cuál es la distracción preferida de Maximiliano? 4 ■ ¿Cómo reacciona Fortunata ante la pedida de mano de Maximiliano? 5 ■ ¿De dónde saca Maxi el dinero para mantener a su amante? 6 ■ ¿Qué siente Maxi cuando Fortunata le habla de Juan Santa Cruz? 7 ■ ¿Qué le había prometido Juanito a Fortunata para obtener sus favores sexuales? 8 ■ ¿Cómo reaccionan los hermanos de Maxi ante la noticia de su compromiso? 9 ■ ¿Qué le exige Nicolás a Fortunata para demostrar su amor por su hermano? 10 ■ ¿A qué se dedica doña Lupe? 11 ■ ¿Cómo se entera doña Lupe de los proyectos de boda de su sobrino?

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a

b c

d e f g

h i

j k

■ Olmedo, el amigo de Maxi, a pesar de haber prometido guardar el secreto, no puede retener su lengua. ■ Todos piensan que son de padres diferentes. ■ De manera completamente diferente: Juan Pablo con indiferencia y Nicolás con indignación. ■ Está celoso. ■ Le había dicho que se casaría con ella. ■ Presta dinero con elevados intereses. ■ Debe entrar varios meses en un convento para convertirse en una mujer respetable. ■ Empieza los estudios de Farmacia. ■ Rompe la hucha en la que tiene todo el dinero que ha ahorrado. ■ Con asombro y riéndose. ■ Camina por las calles mirando los escaparates y a la gente que pasa.


Gramática 2

Maxi sueña con cambiar su vida de su amada. Completa las siguientes frases conjugando los verbos en condicional para saber lo que debería hacer Fortunata. 1 2 3 4

■ (Tener) _____________ que gastar solo el dinero que tuviera. ■ (Vivir) _____________ con modestia y sencillez. ■ No (hacer) _____________ trampas. ■ (Alquilar) _____________ un cuarto que estaba desalquilado

en la misma casa. 5 ■ (Comprar) _____________ algunos muebles no demasiado caros. 6 ■ (Desempeñar) _____________ la ropa que ha vendido. 7 ■ (Aprender) _____________ a leer y escribir con su ayuda. 8 ■ (Ocuparse) _____________ de la casa. 9 ■ (Casarse) _____________ con él. 10 ■ Así (poder) _____________ vivir por fin como una mujer decente.

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Galdós utiliza muchas formas familiares y coloquiales del habla popular madrileña para dar más realismo a sus diálogos. Maximiliano quiere enseñar a Fortunata a leer, a escribir y hablar bien. Aquí tienes algunas frases que podrían salir de la boca de Fortunata. Corrige lo que sea necesario como si fueras Maximiliano. 1 Este guevo ta mu rico. 2 ¿Sabusté lo que me dijo? 3 No va a golver. 4 ¡Niños! ¡Que vus estéis quietos! 5 Vengo ora mismo. 6 Chica, paices boba. 7 Es un hombre probe. 8 Es tan tímido que se puso colorao. 9 ¿Quién tié la culpa? 10 Tienes que hacerlo asín. 11 Se lo dije pa que no lo hiciera otra vez. 12 Juí con él porque no tenía otro remedio. 13 No tiene dinidá.

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Vocabulario 4 Cuando el comportamiento de Maxi empieza a cambiar, doña Lupe se dice que “aquí hay gato encerrado”. Completa los siguientes refranes y expresiones con la palabra correspondiente. ¿Puedes explicar qué sentido tiene cada uno? caballo • pájaros • cerdos • cuervos • gatos • liebre • león • moscas • pez • perro • cabra • ratones • gallo • burro

1 Cuando el gato no está, los __________ bailan. 2 __________ que ladra no muerde. 3 En boca cerrada no entran __________. 4 De noche todos los __________ son pardos. 5 A __________ regalado no le mires el diente. 6 Más vale ser cabeza de ratón que cola de __________. 7 Cría __________, y te sacarán los ojos. 8 No hay que echarles margaritas a los __________. 9 Matar dos __________ de un tiro. 10 Dar gato por __________. 11 Por la boca muere el __________. 12 No ver tres en un __________. 13 Estar como una __________. 14 En menos que canta un __________.

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¿Cuál de los siguientes objetos es una hucha?

C■ A■ B■

D■ E■

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Expresión oral 6 Describe los sentimientos completamente diferentes que van surgiendo en Fortunata y Maximiliano en este capítulo.

Expresión escrita 7

La unión de Fortunata y Maximiliano podría considerarse un matrimonio de conveniencia. ¿Qué motivos empujan a Fortunata a aceptarlo? ¿Cuál es tu opinión acerca del matrimonio por amor frente al matrimonio concertado?

ACTIVIDAD DE PRELECTURA

¡Tienes la palabra! 8

Fortunata acepta ir al convento de las Micaelas tal como Maximiliano y su familia desean. ¿Qué crees que pasará? A ■ Permanecerá dócilmente en el convento el tiempo necesario y luego se casará con Maximiliano. B ■ Irá al convento como se lo han pedido pero al cabo de un tiempo decidirá irse y anular su boda con Maximiliano. C ■ Irá al convento pero Juan Santa Cruz vendrá a buscarla y se irá con él, abandonando así a Maximiliano. D ■ Entrará en el convento, sentirá la llamada de Dios y decidirá hacerse religiosa.

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Capítulo 5

El reencuentro

Al llegar a las Micaelas, recibieron a Fortunata dos madres. Le dieron la toca* blanca y le hicieron poner el vestido de lana tosca* y negra muy sencillo de las recogidas*. Estas se dividían en dos clases, una llamada las Filomenas, a la que pertenecía Fortunata, y otra las Josefinas. Constituían la primera las mujeres sujetas a corrección; la otra se componía de niñas puestas allí por sus padres para que las educaran. Estos dos grupos no se comunicaban en ninguna ocasión. A las cinco de la mañana entraba una monja en los dormitorios tocando una campana. Los trabajos eran diversos y en ocasiones rudos. Buena parte del tiempo se dedicaba a ejercicios religiosos, rezos por la mañana, doctrina por la tarde. Las madres vigilaban con severidad las simpatías y amistades que se forjaban*, lo que no impedía que entre cuarenta o cincuenta mujeres se formaran parejas íntimas o grupos. Un día le tocó a Fortunata trabajar con una compañera cuya cara no le era desconocida. Tan pronto como la Superiora las dejó solas, la otra rompió a hablar: —Nosotras nos conocemos, ¿eh? A mí me llaman Mauricia la Dura. ¿No te acuerdas de haberme visto en casa de la Paca? una toca prenda de tela que cubre la cabeza tosco/a sin refinar, de poca calidad

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una recogida persona que se retira del trato con la gente forjarse crearse, formarse


fortunata y jacinta —¡Ah… sí! —exclamó Fortunata. Recordó entonces la única ocasión en que había visto a Mauricia. Esta se había peleado con una muchacha, Visitación, quien había terminado en el hospital. Fortunata había ayudado a separarlas. Mauricia representaba treinta años o poco más. Aquella mujer singularísima, bella y varonil, tenía el pelo corto y lo llevaba siempre mal peinado. No inspiraba simpatías, pero ejercía una enorme fascinación. Su voz era bronca y su lenguaje vulgarísimo. Fortunata sabía que aquella mujer daba mucha guerra* a las madres por su carácter alborotado y desigual. —Aquel día… ¿sabes?, acabadita de marcharte tú, estuvo en casa de la Paca Juanito Santa Cruz. Fortunata la miró aterrada. —Los hombres son muy caprichosos —continuó en tono de filosofía la Dura—, y cuando la tienen a una a su disposición, no le hacen más caso que a un trasto* viejo; pero si una habla con otro, despierta de nuevo en él el interés por la golosina que otro se lleva. ¿Crees tú que Juanito no viene a rondar* este convento desde que sabe que estás aquí? Paices* boba. Tenlo por cierto. Fortunata palideció sin saber qué decir. Mauricia tenía días. Las monjas la consideraban lunática*, porque le entraba de golpe como una locura y empezaba a decir y hacer los mayores desatinos*. Gritaba palabrotas e insultaba a las monjas. Era un espectáculo imponente y hasta divertido. Ello le valía largas temporadas en una celda de aislamiento. En una de sus confidencias le habló Mauricia de Adoración: —Yo tengo una niña. ¡Es más mona…! Está con mi hermana Severiana, porque yo le doy malos ejemplos sin querer. Esa doña Jacinta, esposa de dar guerra causar problemas un trasto objeto sin valor e inútil rondar andar alrededor de alguien para conseguir algo

paices = pareces lunático/a que tiene cambios bruscos de carácter un desatino error, desacierto o disparate

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benito pérez galdos tu señor, quiere mucho a mi niña, y le compra ropa y regalos… Como que está rabiando* por tener chiquillos y el Señor no se los quiere dar… Algo había oído Fortunata acerca del exagerado afán de aquella señora por tener hijos. Mauricia le contó entonces lo ocurrido con el Pituso. Tal efecto le hizo la historia de aquel increíble caso de delirio maternal, que la filomena estuvo varios días sin poder apartarlo del pensamiento. Pero lo que produjo en su alma un inmenso trastorno fue el ver a la propia Jacinta, viva, de carne y hueso. Las señoras que sostenían la casa con donativos eran admitidas 11 a visitar el interior del convento. El día de Corpus, después de la misa mayor, empezaron las visitas que duraron casi toda la tarde. En medio del elegante desfile de marquesas y duquesas, y otras que no tenían título pero sí mucho dinero, vio Fortunata a Jacinta. Observó la gracia de la señora de Santa Cruz, la elegancia y sencillez de su traje, y aquel aire de modestia que se ganaba todos los corazones. Desde que Jacinta apareció al extremo del corredor, Fortunata no quitó de ella sus ojos. Indudablemente su natural apasionado la llevó en el primer momento a la envidia; aquella mujer le había quitado lo que le pertenecía por derecho. Pero a este sentimiento se mezclaba un deseo ardiente de parecerse a Jacinta, de ser como ella. Y aquel resentimiento inicial se transformaba poco a poco en lástima, porque su rival sufría horribles desaires de su marido y era tan víctima como ella… Le anunció entonces Maximiliano que por acuerdo de la familia y con asentimiento de la Superiora, en el próximo mes de setiembre se daría por concluida la reclusión de Fortunata, y esta saldría para casarse. Había adelantado mucho en la lectura y escritura, y se sabía de corrido* la doctrina cristiana. Las madres no tenían queja de ella y alababan su humildad y obediencia. rabiar desear algo con vehemencia

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de corrido rápidamente y sin equivocación


fortunata y jacinta

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benito pérez galdos A mediados de agosto asistió Fortunata a una escena memorable. Mauricia se había procurado una botella de alcohol y se la había bebido toda. Se oyó un gran tumulto y apareció Mauricia, descalza, la melena suelta, la mirada ardiente y extraviada. Gritaba haciendo muecas y gestos indecentísimos. Cogió del suelo piedras y arrojó* una que le rozó la cara a Guillermina que estaba aquel día allí de visita, al tiempo que la insultaba. Las monjas estaban horrorizadas; algunas lloraban. Solo el robusto capellán logró sujetarla. Aquella misma tarde echaron a aquella furia a la calle. En las últimas visitas, Maxi no hablaba más que de su futura felicidad. Había alquilado un cuarto cerca de su tía. No solo tenían ya casa y muebles, sino también una criada recomendada por Torquemada, una mujer de edad mediana, limpia y formal, que se llamaba Patricia. Maxi entraría pronto de practicante* en la botica de Samaniego, gran amigo del difunto Nicolás Rubín. En fin, que todo iba bien y el porvenir les sonreía. Al despedirse de las monjas, Fortunata se echó a llorar. Sus compañeras le dieron besos, le regalaron estampitas y medallas, asegurándole que rezarían por ella. Maximiliano y doña Lupe la recogieron y se la llevaron a casa. Un día en que Fortunata estaba sola recibió la inesperada visita de Mauricia, que conocía a doña Lupe por haberle vendido adornos y alhajas*. Hablaron de lo ocurrido en el convento. Mauricia se arrepentía sobre todo de haber tirado una piedra a doña Guillermina… ¡Toda la culpa la tenía el vicio de la bebida! Pero había ido sobre todo a avisarla de que Santa Cruz había alquilado el cuarto de al lado de la casa en que Fortunata iba a vivir. Fortunata creyó volverse loca al oír aquello. —Y ten cuidado con la criada que tienes, pues está vendida*. arrojar lanzar con fuerza un/a practicante persona encargada de preparar y despachar medicamentos

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una alhaja objeto de adorno vendido/a que se deja corromper a cambio de un beneficio


fortunata y jacinta Fortunata iba a responder algo, pero llegó doña Lupe y Mauricia le enseñó unos mantones de Manila. Pasó la joven la noche llorando, pero tal era su afán por ser decente, que estaba dispuesta a defenderse de cuantas trampas le quisieran tender… El día de la boda estaba guapísima la novia en su vestido de seda negro. Maxi llevaba su levita nueva y una chistera*. La ceremonia se celebró en la sacristía y duró poco tiempo. Los invitados felicitaron a los novios. Durante el almuerzo que tuvo lugar en casa de doña Lupe, Maximiliano tuvo una de sus terribles jaquecas* y tuvo que echarse en su cama. Pasó Maxi la tarde muy mal, pero se empeñó en ir a la casa matrimonial, que fue no estrenada* en las mejores condiciones. La noche de bodas el recién casado tomó un somnífero y se quedó dormido… Se encontró sola Fortunata con la criada. No podía apartar el pensamiento ni la mirada de los tabiques* que separaban su cuarto del inmediato. Percibió rumor de voces y luego siguió el silencio. A continuación oyó el ruido de la puerta del cuarto vecino. La desposada* corrió al balcón y sintió una grandísima emoción cuando vio a Santa Cruz atravesar la calle, pues hacía tres años que no lo veía. —Ahora sí que nos podemos acostar —le dijo Patricia a su ama con tono de complicidad. Al día siguiente llegó muy temprano doña Lupe toda descompuesta. Habían metido en prisión a Juan Pablo la noche anterior. Maxi y su tía salieron dispuestos a agitar todas sus relaciones para sacarlo de la cárcel. Doña Lupe decidió ir derechita a ver al señor de Feijoo, amigo suyo y antiguo pretendiente, el cual tenía gran amistad con don Jacinto Villalonga, íntimo del Ministro de la Gobernación. una chistera sombrero de ala estrecha y copa alta la jaqueca dolor intenso de cabeza estrenar usar por primera vez

un tabique pared delgada el/la desposado/a recién casado/a

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benito pérez galdos

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Todo el día tuvo Fortunata el pensamiento fijo en la casa vecina. Sentía una tristeza y un desasosiego tan grandes que no sabía lo que le pasaba. Fortunata se puso el mantón y fue a la calle a dar un paseo para aclararse las ideas… Al llegar a su casa estaba más tranquila. La taimada* criada se sonreía de un modo zalamero*. —¿Quién está ahí? —le preguntó tímidamente Fortunata. Volvió a sonreír Patricia con infernal malicia*. La señora abrió la puerta de la sala y encontró a su antiguo amante tranquilamente sentado en el sofá: —Adelante, nena. Fortunata sintió una alegría insensata y se precipitó en los brazos del Delfín. Los amantes estuvieron largo rato abrazados. Ella se lo perdonó todo. Toda idea moral había desaparecido en ella: su casamiento, su marido, las Micaelas…. ¡Tenían tantas cosas de las que hablar! Él le contó cómo, en cuanto supo que había venido a Madrid, se volvió loco y la buscó, pero no pudo seguir porque atrapó una pulmonía…. Sabía también Santa Cruz que se había casado: —Has hecho bien. Así puedes hacer lo que quieras, siempre que lo hagas con discreción. He oído que tu marido es un buen chico… —¡Mi marido eres tú! —exclamó ella con convicción. Cuando se acostó aquella noche junto a Maxi, Fortunata no pudo evitar hacer comparaciones. Aquel cuerpo enclenque* le producía, cuando tocaba el suyo, crispamientos nerviosos. “No podré, no podré —pensaba al dormirse— hacer esta comedia mucho tiempo”. Durante sus encuentros hablaban a veces de Maxi o de Jacinta…. Salió en la conversación un día el tema de los hijos y el episodio del Pitusín. Fortunata se quedó risueña y pensativa: —Escucha, nenito de mi vida, se me ha ocurrido una gran idea; taimado/a astuto/a, disimulado/a y hábil para engañar zalamero/a que demuestra cariño exagerado y empalagoso

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la malicia intención encubierta contraria a la virtud enclenque débil, enfermizo/a


fortunata y jacinta verás. Le voy a proponer un trato a tu mujer. A ver qué te parece. Yo le cedo a ella un hijo tuyo y ella me cede a mí a su marido. Total, cambiar un nene chico por el nene grande. El Delfín se rió de aquel singular acuerdo y cambió de conversación, porque no le gustaba a Juan que la conversación fuese llevada a este terreno. Los encuentros prosiguieron durante varias semanas. Aunque contaban con la complicidad de Patricia, tomaron por precaución otro cuarto. Con todo, poco tiempo después, uno que estudiaba con Rubín le dijo a este que Fortunata tenía citas con un señor y le indicó donde. Como un loco salió Maxi para ir a vigilar la casa que servía de escondite a los adúlteros. Hacia las siete, vio llegar el coche de Santa Cruz. El infeliz se acercó: —¡Canalla!… ¡Indecente! —gritó Rubín con voz temblorosa—. ¡Te voy a matar… y a ella también! Para defenderse, Santa Cruz dio un vigoroso un empujón al desconocido; el endeble Rubín no pudo resistirlo y se cayó al suelo. El señorito vio entonces pasar su coche, lo detuvo y se montó en él de un salto. Unos transeúntes ayudaron a Maxi a levantarse. Tenía sangre en la frente y el brazo derecho le dolía horriblemente. Aquella misma noche, mientras el malaventurado* chico reposaba en la cama por orden del médico, Fortunata anunció a doña Lupe su decisión de irse. Fortunata deseaba más que nada huir para siempre de aquella casa. ¡Antes morir que continuar la farsa de un matrimonio imposible! Temprano a la mañana siguiente, puso Fortunata sus pertenecías en un baúl y, sin llevarse ni el dinero ni las joyas, se fue. Nada hizo la de los Pavos para retenerla. Doña Lupe se asomó al balcón y la vio atravesar la calle a toda prisa, y doblar la esquina sin dirigir una mirada a la casa que abandonaba para siempre… malaventurado/a desafortunado/a o infeliz

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ACTIVIDADES

Comprensión lectora 1

Elige la respuesta más adecuada. 1 2 3 4

Mauricia la Dura es... A ■ la madre superiora. B ■ una monja. C ■ una compañera de reclusión en el convento. D ■ la antigua amiga íntima de Fortunata. Mauricia la Dura dice a Fortunata que Juan Santa Cruz… A ■ se acerca al convento para intentar verla. B ■ se ha muerto de una pulmonía. C ■ se ha separado de Jacinta. D ■ se ha ido a Barcelona con Jacinta. Cuando Fortunata ve a Jacinta por primera vez en carne y hueso... A ■ la admira sin limites. B ■ siente un odio intenso. C ■ la agrede. D ■ siente una mezcla de odio y de compasión. Mauricia monta un escándalo y ataca a Guillermina porque… A ■ odia a la fundadora con toda su alma. B ■ la fundadora la insulta y humilla. C ■ ha bebido alcohol. D ■ ha tomado drogas. 5 La noche de bodas... A ■ los esposos disfrutan de una cómplice intimidad. B ■ Fortunata evita tener relaciones con su marido pretextando jaqueca. C ■ Maxi se revela un excelente amante. D ■ los novios no consuman el matrimonio. 6 Después de su boda, Fortunata vuelve a encontrarse con su antiguo amante en… A ■ el salón de su casa. B ■ el patio de su casa. C ■ el bar enfrente de su casa. D ■ las escaleras de su casa.

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7 8 9

Patricia la criada... A ■ observa escandalizada las infidelidades de su ama pero se calla. B ■ delata las infidelidades de Fortunata. C ■ es cómplice de las infidelidades de Fortunata. D ■ no se da cuenta del comportamiento de su ama. Maximiliano va al encuentro de Santa Cruz para… A ■ hacer las paces y llegar a un acuerdo. B ■ matarlo. C ■ pedirle un favor. D ■ pedirle dinero Cuando Fortunata comprende lo que le ha pasado a su marido, toma la decisión de… A ■ quedarse con Maxi porque está arrepentida de lo que ha hecho. B ■ irse a casa de doña Lupe hasta que se calmen los ánimos. C ■ irse de su casa definitivamente y abandonar a su marido. D ■ irse una temporada al hotel para pensar qué va a hacer.

Gramática 2

Fortunata acaba de entrar en el convento. Dale algunos consejos conjugando en imperativo afirmativo o negativo los verbos. Tutéala.

1 (Dejar) _____________ todo lo mundano a la puerta 2 No (llevar) _____________ ni perfumes ni joyas. 3 (Vestirse) _____________ con sencillez. 4 (Despedirse) _____________ de todos los que te acompañan. 5 (Ponerse) _____________ el vestido negro y la toca blanca. 6 (Meditar) _____________. 7 (Pedir) _____________ al Señor que te ilumine. 8 (Rezar) _____________. 9 (Arrepentirse) _____________ de tus pecados. 10 No (protestar) _____________. 11 (Aceptar) _____________ las órdenes de las monjas. 12 (Hacer) _____________ todas las tareas, incluso las más difíciles. 13 (Acostumbrarse) _____________ a levantarse temprano. 14 (Evitar) _____________ las malas compañías. 15 (Elegir) _____________ las personas con las que hables.

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Vocabulario 3

Este capítulo se desarrolla en un ambiente profundamente religioso. En la lengua tenemos numerosas expresiones referidas a la religión. Relaciona las dos columnas para encontrar su significado. 1 2

■ A la buena de Dios. ■ Como alma que

3 4 5

■ Como Dios manda. ■ Hablar en cristiano. ■ Acabar como el

6

■ Llegar y besar el

lleva el diablo.

rosario de la aurora. santo. 7 ■ No saber de la misa la media. 8 ■ Armarse la de Dios es Cristo. 9 ■ Írsele a alguien el santo al cielo. 10 ■ Aparecérsele a uno la Virgen.

a Tener suerte desde el principio. b De una manera desorganizada. c Olvidarse de lo que se tiene que hacer. d No saber uno de lo que se está hablando. e Muy rápido y con nerviosismo. f Tener mucha suerte cuando se está en una situación extrema. g Del modo correcto y apropiado. h Se refiere a una discusión donde todos gritan y ninguno se entiende. i Expresarse en términos comprensibles. j Acabar una cosa mal, en pelea o riñas.

4 Cuando bebe, Mauricia la Dura insulta a las monjas. Asimismo, Maximiliano usa palabras injuriosas cuando se encuentra cara a cara con Santa Cruz. Busca en la sopa de letras algunos de los insultos (expresiones despectivas y ofensivas) que estos personajes han podido proferir.

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O I N D E C E N T E R S E O R E T S U B M E A R S E B G A M B E R R O X E I G O T C U Q A L L A N A C I H O R T E R A Z O R R A L A P E N D E J O F E N R I T M P E L A N D U S C A P U O S O C A J U R B A D O P N T E A R F N C O I U L O I Í Z B I T R I R N R L J C H O R I Z O A D F A A I O A E Ó A Z C A E A I S H O A N N L I C É B M I P E N Á T A L R A H C E Z G

Expresión oral 5

Fortunata perdona a Juanito todas las traiciones de las que ha sido objeto. ¿Cómo justificas esta actitud? ¿Perdonarías a alguien de quien has estado enamorado/a y que te ha hecho mucho daño?

ACTIVIDAD DE PRELECTURA

¡Tienes la palabra! 6 El matrimonio de Maximiliano y Fortunata ha sido un fracaso y se separa. Fortunata deja la casa de su marido e irá a... A B C D

■ el convento de las Micaelas. ■ la casa de Mauricia la Dura. ■ la casa alquilada por Juan Santa Cruz. ■ un prostíbulo.

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Capítulo 6

El anciano protector

13 El mismo día en que entró en Madrid el rey Alfonso XII, Amalia hizo

una terrible revelación a Jacinta. Don Baldomero estaba contentísimo con la Restauración. A la Delfina don Alfonso le era antipático, porque asociaba su imagen a la horrible pena que la infeliz sufría. Así es, aquella mañana había ido con Barbarita a casa de Eulalia Muñoz, que vivía en la Calle Mayor, a ver la entrada del Rey. Se quedó un momento a solas con Amalia Trujillo y ya sonaban los clarines* anunciando la proximidad del Rey, cuando Amalia le soltó la noticia de que su marido se acostaba con otra llamada Fortunata y que todo Madrid lo sabía. Jacinta se quedó como muerta, sin poder reaccionar. Cierto que algo sospechaba; pero la confirmación supuso un golpe tremendo. Sabía que la desvergonzada que le robaba su marido era la misma con quien tuvo amores antes de casarse, la madre del Pituso muerto, la condenada Fortunata que le había dado tantas jaquecas. Todo el resto del día estuvo como una sonámbula. Cerca de las doce volvió su marido. Aunque al principio Santa Cruz negó la veracidad de los hechos, acabó confesando. El pecador estaba algo confuso; pero trató de presentar sus faltas como méritos. Le contó que la había encontrado dos meses antes. Para hacer a la otra digna de lástima, contó a su mujer que la metieron en un convento y un clarín instrumento musical parecido a la trompeta

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fortunata y jacinta la casaron después a la fuerza. Según Juan, su esposo la martirizaba de tal modo desde el primer día de matrimonio que la infeliz, prefiriendo la libertad en la ignominia a una esclavitud insoportable, se había escapado de la casa. Fue entonces cuando ella lo buscó y le pidió ayuda. En tal situación era imposible no socorrer a aquella mujer de la miseria y la deshonra, sobre todo si se tenía en cuenta que él era en cierto modo responsable de todos sus males. Pensó en darle dinero, pero algunas deudas no se saldan con dinero. Buscarle un marido no podía ser, pues ya estaba casada. Procurarle* una manera de vivir con independencia y honradez era muy difícil, pues no tenía educación y no había para ella más recurso para comer que su belleza. —Yo le dije: “Bueno, pues te pongo una casa, y arréglatelas* como puedas…”. El infiel esposo aseguró que su protección era desinteresada, que la desgraciada no le inspiraba el menor amor o pasión, y juró una y mil veces que a la única a quien quería era a ella, su adorada Jacinta. Le pidió la Delfina que rompiera para siempre toda clase de relaciones con esa mujer y Juanito prometió que así lo haría. Al llegar aquella tarde a casa de su querida*, el señorito de Santa Cruz vio salir a un señor mayor de muy buena presencia. Se rio la joven de los celos de Juan, y le explicó que aquel viejo era don Evaristo Feijoo, un gran amigo de su cuñado Juan Pablo, que la visitaba a veces. Cuando él le anunció su ruptura, Fortunata procuró mantener la calma; sin embargo sus ojos se llenaron de lágrimas. —Nos separaremos como amigos —prosiguió Santa Cruz—. Y me retiro dándote un buen consejo. —¿Cuál? —preguntó ella con ingenuidad. —Que te unas… que procures unirte otra vez con tu marido… procurar proporcionar, poner a disposición arreglárselas encontrar el modo ingenioso de solucionar un problema o de salir adelante en la vida

el/la querido/a amante

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benito pérez galdos Se levantó gritando la joven y lo echó fuera de allí a empujones*. El resto de aquel día, andó la pobre señora de Rubín como loca. La criada intentó tranquilizarla, pero sin ningún resultado. A eso de las nueve de la noche, se puso su mantón y salió a la calle con determinación. Atravesó con paso ligero calles y más calles hasta que vio la casa de Santa Cruz. Pensaba entrar allí, dando gritos y atropellando a todo el que encontrara, llegarse a Jacinta, cogerla por el pelo y reclamarle lo que esta le había robado. “Porque es mi marido: yo he tenido un hijo suyo y ella no… Vamos a ver, ¿quién tiene más derecho? Entrañas* por entrañas, ¿cuáles valen más?”. Estos enormes disparates, nacidos del trastorno que en su cerebro reinaba, atravesaron su mente mientras estaba parada delante del portal de los de Santa Cruz. Desde la acera de enfrente miraba hacia la casa. De pronto vio que al portal se acercaba un coche. Salieron de la casa las señoras, primero una de pelo blanco, después Jacinta, después otra que debía de ser su hermana… Vio terciopelo, pieles blancas, sedas, joyas, todo rápidamente; y las tres entraron en el coche. Fortunata sintió entonces terror, y se alejó de allí corriendo, sin atreverse ni siquiera a mirar hacia atrás. Siguió vagando por las calles y se encontró sin saber cómo sentada en la fuente de la Puerta del Sol. La casualidad quiso que don Evaristo Feijoo pasara por allí y la reconociera. Estaba la joven muy alterada y el anciano la acompañó en coche hasta la casa de ella. Era don Evaristo un hombre de edad, solterón, que vivía 14 desahogadamente* de sus rentas y de su retiro de coronel del ejército. Su existencia, plácida y ordenada, se reflejaba en su persona pulcra, robusta y simpática. Su aspecto denunciaba su profesión militar y su natural hidalgo; tenía bigote blanco y marcial* arrogancia, ojos vivos, sonrisa entre picaresca* y bondadosa; vestía con mucho esmero* y limpieza, y un empujón impulso violento la entraña órganos interiores del cuerpo desahogadamente con bienestar económico

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marcial relacionado/a con la guerra picaresco/a que se burla con astucia el esmero cuidado y atención extremos


fortunata y jacinta

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benito pérez galdos su palabra era sumamente instructiva, porque había viajado mucho. Era bondadoso e indulgente, ya que había tenido una vida rica en experiencias. Empezó don Evaristo Feijoo a visitar asiduamente a la desdichada Fortunata. Ella se confió poco a poco a él, y le relató su historia con todos los pormenores. Al buen señor le brillaban los ojos oyéndole contar aquellas cosas con tan encantadora sinceridad. “Esta mujer me vuelve loco —pensaba Feijoo—. Debo de estar chocho*, no sé lo que me pasa… ¡Ay Dios mío, a mi edad!” Llegó aquel día temprano don Evaristo a la casa de Fortunata. Tras una breve conversación, le expuso el coronel la idea que había estado gestando aquellos días en su cabeza: —Soy algo viejo, pero sin vanidad creo que valgo más que la mayoría de los muchachos. No tengo nada que hacer, vivo de mis rentas, estoy solo en el mundo, me doy buena vida y puedo dársela a quien yo quiera. Así que no tiene más que decidirse. —Quiero ser honrada —contestó Fortunata sin mirarlo. —Mire, piense en lo que le he dicho… no hay prisa… Como lo que debe suceder sucede, las cosas vinieron y ocurrieron conforme a los deseos de don Evaristo Feijoo. Por prudencia y para evitar el escándalo, mantuvieron sus relaciones secretas. Fortunata se hallaba resignada y se consolaba con la idea de que, dentro de su desgracia, no había solución mejor que aquella. Lo que propiamente llamamos amor, la verdad, Fortunata no lo sentía por su amigo; pero sí le tenía respeto, y una especie de cariño apacible. Y estaba muy agradecida al señor de Feijoo, que se portaba con ella como un caballero. Tomaron un cuartito modesto en un barrio apartado. El protector la visitaba a diario, pero siempre se retiraba a su casa a dormir. Fortunata, que había empezado por conformarse, acabó por sentirse bien. chocho/a con las facultades mentales debilitadas por la edad

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fortunata y jacinta El buen señor llegó a sentir por su protegida un amor entrañable, no todo compuesto de fiebre de amante, sino también de un cierto cariño paternal. En una de las muchas conversaciones que sobre sus vidas mantuvieron, le dijo una vez algo Fortunata que lo dejó pensativo. —Te diré una cosa —le confesó Fortunata con increíble sinceridad—. Pues el día en que vi por primera vez a Jacinta, me gustó… sin que por ello dejara de aborrecerla*. Quisiera parecerme a ella, ser como ella… Don Evaristo iba a cumplir pronto los setenta y sentía que su cuerpo envejecía. Los síntomas de decadencia aumentaban con rapidez aterradora: notó que no oía bien, luego empezó a fallarle la vista, y se cansaba mucho más que antes. Se miraba al espejo por las mañanas, y se encontraba muy desmejorado. Una tarde no pudo contener su pena y la confió a su amiga: —Ahora es preciso que me ocupe más de ti que de mí. ¡Ay, qué será de ti, chulita, cuando yo me muera! Hay que preverlo todo, compañera. Para calmarle aquel desasosiego* Fortunata le prodigó los cariños y cuidados de una hija amantísima con el mejor de los padres, pero pensaba: “¿Qué iba a ser de ella, privada de la dirección y consejo de tan excelente hombre?” Tras mucho cavilar, Feijoo había llegado a la conclusión de que la 15 única solución era que ella volviera con su marido. —¡Jesús! ¡Y qué cosas se le ocurren! —exclamó ella cuando se lo dijo, como si oyera el mayor de los absurdos—. Antes que volver con Maximiliano todo lo paso, todo… —¿Incluso la miseria, la deshonra…? —Sí señor. aborrecer sentir aversión o repugnancia

el desasosiego falta de tranquilidad y serenidad

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benito pérez galdos —Bueno. Tú no sabes ningún trabajo honrado que produzca dinero… Así que, o a casa con tu marido, o a la calle con Juan, Pedro y Diego… De modo que piénsalo…. —Yo quiero ser honrada —afirmó la joven con la mayor seriedad del mundo. Tal como el simpático viejo esperaba, aquella idea se abrió camino en la mente de Fortunata y la aceptó con fatalidad*, aunque tenía sus dudas: —¡Oh!, yo dudo mucho que quieran…—afirmó ella—. Lo que yo hice es de eso que no se perdona. —Todo se perdona, hija, todo, todo —dijo el anciano—. El olvido es infinito. —Pero Maxi… ¡No tiene vergüenza si me perdona! —¡Ay, chulita!, tú no conoces la naturaleza humana. Maximiliano te abrirá los brazos. ¿No ves que es como tú, un apasionado, un sentimental? Te idolatra, y los que aman así, con esa locura, se pirran* por perdonar. Tú déjate querer, grandísima tonta, y hazte cargo* de que se te presenta un ancho horizonte de vida… si lo sabes aprovechar. Ya había empezado él a tantear el terreno. Había hecho ya alguna insinuación en este sentido a Juan Pablo. Había hablado también a doña Lupe con el mismo objetivo. Le había dado a entender asimismo que Fortunata dispondría de un buen capital; este argumento, sin ser decisivo, ayudó probablemente mucho a la mejor disposición que a partir de entonces mostró la prestamista. Llegó aquella tarde don Evaristo Feijoo muy excitado: —¡Buenas noticias! Vengo de hablar con la mismísima doña Lupe la de los Pavos. Fortunata se asustó solo de oír el nombre de su tía política. —Impresiones muy buenas —añadió el diplomático—. Aunque la fatalidad fuerza desconocida e inevitable pirrarse por desear con vehemencia

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hacerse cargo de comprender o considerar todas las circunstancias


fortunata y jacinta finge oponerse a la reconciliación, se ve que está deseando que vuelvas. En fin, chica, que esto marcha. Ahora la única tecla que me falta tocar* es tu marido. Don Evaristo mantuvo una conversación con Maximiliano en un café. Doña Lupe ya había preparado el terreno. —Amigo mío, le advierto a usted que ella desea volver… —¡Lo desea! —exclamó Rubín. —¡Toma! Pues si no lo deseara ¿cómo me había de meter yo en semejante negocio*? Quedaron pues en que Maxi se lo pensaría. Se despidió don Evaristo, dejando al pobre chico aturdido. Al siguiente día, don Evaristo fue a ver a Fortunata y, cogiéndola por un brazo, la llamó a sí y le dio un beso, diciéndole: —El último beso… La aventura del viejo Feijoo ha pasado a la historia… Todo acabó… Aquel que te quiso como quiere el hombre a la mujer no existe ya… A partir de ahora, trátame de usted… Tú serás verdaderamente para mí, de aquí en adelante, como una hija, y yo seré para ti un verdadero padre. Yo me moriré pronto, y… Una tarde de finales de marzo don Evaristo tuvo un ataque tan fuerte que hasta el médico le aconsejó de la manera más delicada que se preparase espiritualmente. Durante la convalecencia de aquel ataque, no permitió que Fortunata fuese a verlo. Le escribía reiterándole sus consejos y dándole otros nuevos para el día, ya próximo, en que la reconciliación debía efectuarse. Al propio tiempo se ocupó de su testamento y repartió su fortuna. Tomó las disposiciones necesarias para que a Fortunata no le faltara nunca nada. Tras haber dejado las cosas arregladas, sentía el anciano que ya se podía ir en paz. Aunque vivió todavía algún tiempo don Evaristo Feijoo… tocar una tecla utilizar un recurso para lograr algo

un negocio asunto o tema

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ACTIVIDADES

Comprensión lectora 1

Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F).

V F 1 Evaristo Feijoo revela a Jacinta que su marido se ve con otra mujer. ■ ■ 2 Para justificarse de su engaño, Juanito dice a Jacinta que Fortunata le había pedido ayuda. ■ ■ 3 Santa Cruz rompe por carta. ■ ■ 4 Juanito aconseja a Fortunata que conozca a otros hombres. ■ ■ 5 Fortunata decide ir a contárselo todo a Jacinta para vengarse. ■ ■ 6 Evaristo Feijoo le propone su protección y una seguridad a Fortunata. ■ ■ 7 Fortunata se confía a Feijoo y le confiesa su deseo de matar a Jacinta. ■ ■ 8 Feijoo se siente envejecer e intenta convencer a Fortunata de que lo mejor para ella es volver con su marido. ■ ■ 9 Don Evaristo habla con doña Lupe para que interceda por Fortunata ante su sobrino. ■ ■ 10 Feijoo no deja nada a Fortunata en su testamento. ■ ■

2

Elige la respuesta más adecuada.

1 2

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Al principio de su relación, don Evaristo Feijoo siente por su protegida amor… A ■ platónico B ■ carnal C ■ paternal D ■ espiritual Al final de su relación, don Evaristo Feijoo siente por su protegida amor… A ■ platónico B ■ carnal C ■ paternal D ■ espiritual


3

El capítulo empieza con el periodo conocido en España como Restauración Borbónica. ¿Cuál de los siguientes monarcas sube al trono español?

A

■ Alfonso XII

B

■ Isabel II

C

■ Alfonso XIII

Gramática 4 Juanito rompe con Fortunata. A continuación tienes una carta de ruptura que él habría podido escribir a su amante. Pon los verbos entre paréntesis en presente de subjuntivo.

Amor mío: Sé que leer esto va a ser muy difícil para ti. No quiero que (llorar, tú) ________a_______ por favor. Por mi parte pienso que escribirte hará que (sentirse, yo) ________b_______ aún peor. Sabes que no podemos continuar así. Tal vez nuestro amor (haber) ________c_______ perdido intensidad o quizás ya no (ser, nosotros) ________d_______ los mismos que al principio. Es mejor poner fin a esta relación antes de que nos (hacer, nosotros) ________e_______ daño. No quiero que (engañarse, nosotros) ________f_______ durante más tiempo. Dudo que lo nuestro (tener) ________g_______ solución. Quiero que (saber, tú) ________h_______ que lo que vivimos juntos fue muy bonito. Aunque no (entender, tú) ________i_______ lo que pudo pasar, te pido que no (sufrir, tú) ________j_______ con esta despedida. Te deseo que (ser, tú) ________k_______ muy feliz aunque ya no (poder) ________l_______ ser a mi lado. Tu Juanito

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Vocabulario 5

Sustituye las palabras en negrita por los sinónimos en este texto que explica el origen de los cafés-tertulias españoles. daban pie • frecuentados • irse a la cama • abundaban • clientela • superficiales • establecimientos • bulliciosos • amenas • dada a Las antiguas botillerías eran (1) locales en los que se podía tomar vino, licores o refrescos al salir de los toros o de cualquier espectáculo antes de (2) retirarse. Eran lugares sucios, llenos de humo y (3) ruidosos, con ventanas pequeñas y pocas mesas. A principios del XIX, comenzaron a llamarse cafés. A partir de 1860 se refinan y serán (4) concurridos por una clientela más selecta y (5) relacionada con la política y la literatura. Cuando Galdós llega a Madrid en 1862, los cafés están en su máximo esplendor y en 1868 (6) proliferaban en toda la ciudad. Eran los cafés de las (7) entretenidas tertulias. En ellos no todas las discusiones eran (8) frívolas. También había espacio para el desarrollo de la cultura y el discurso político que (9) daban lugar a interminables comentarios. Galdós los inmortaliza en muchas de sus obras, describiendo el ambiente, clasificándolos según el tipo de (10) parroquianos o como simple decorado de las acciones narradas.

Comprensión auditiva 14

6 Escucha de nuevo la pista 14 y corrige los errores que se han deslizado en esta descripción de don Evaristo Feijoo. Era don Evaristo un hombre (1) joven, (2) viudo, que vivía desahogadamente de sus rentas y de su retiro de (3) guardia civil. Su existencia, (4) agitada y (5) anárquica, se reflejaba en su persona (6) desaseada, (7) débil y (8) desagradable. Su aspecto denunciaba su profesión militar y su natural hidalgo; tenía (9) barba gris y marcial (10) humildad, ojos (11) apagados, sonrisa entre picaresca y (12) cáustica; vestía con mucho esmero y (13) opulencia, y su palabra era sumamente (14) autoritaria, porque había (15) sufrido mucho. Era (16) malvado e (17) intransigente, ya que había tenido una vida (18) desprovista en experiencias.

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Expresión oral 7

Los personajes de Galdós frecuentan a menudo los caféstertulias. ¿Cómo es el ambiente de los cafés en la actualidad y de qué temas se habla en ellos?

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Fortunata confiesa a don Evaristo que le gustaría parecerse a Jacinta, ser como ella. ¿Cómo explicas tú este sentimiento en relación con alguien que es su rival? ¿Por qué crees que la legítima esposa provova este sentimiento de fascinación y repulsión a la amante? ¿Has querido parecerte alguna vez a alguien? Si es el caso, ¿a quién?

Expresión escrita 9 Feijoo se siente viejo y cansado, y decide tomar las disposiciones necesarias antes de morir. Redacta el posible testamento del protector de Fortunata. Ten en cuenta todas las informaciones que te dan sobre él en el capítulo.

ACTIVIDAD DE PRELECTURA

¡Tienes la palabra! 10

Feijoo, sintiéndose enfermo y sabiendo que ya no le queda mucho tiempo, tiene la intención de convencer a Rubín y a su tía para que vuelvan a aceptar a Fortunata para que esta no se quede en la calle. ¿Qué crees que sucederá? A ■ B ■ C ■ D ■

Después de haberlo pensado seriamente, los dos la aceptarán de nuevo en su casa y todo volverá a ser como antes. No la aceptarán porque no le pueden perdonar lo que ha hecho. Ellos querrán que vuelva pero Fortunata decidirá finalmente no aceptar. Fortunata no hará caso a Feijoo y se quedará con él para cuidarlo.

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Capítulo 7

Las rivales frente a frente

Cuando en diciembre del 74 Maximiliano empezó a trabajar en la farmacia de Samaniego, doña Lupe se mudó de domicilio al barrio de Lavapiés para que sobrino no tuviera que atravesar cada día la ciudad. Eligió un segundo de la finca inmediata a la botica, y sus balcones caían al lado de los de su amiga Casta Moreno, viuda de Samaniego. Era el mes de marzo del 75, mientras hacía media sentada junto a la ventana, doña Lupe pensó en Feijoo y recordó la época en que este la rondaba. Era un caballero decentísimo a quien ella apreciaba mucho. Pensaba la viuda: “Con todo, lo que me ha contado estos días ¡me parece tan extraño!… Que se la encontró en casa de unos vecinos, y le dio lástima… Que está arrepentida, que él la ha tomado bajo su protección… Dios mío, ¿qué debo hacer? La muy bribona*… ¡Imaginar que su marido puede perdonarla después de la trastada* indecente que le hizo…! Pero quizás sea verdad lo que dice don Evaristo…”. Doña Lupe decidió visitar a la inconstante esposa. Tal como se lo había sugerido Feijoo, para ganarse a la avariciosa señora, la joven le dio mil duros para que se los colocara del modo que creyera más conveniente. Tal prueba de confianza llegó al alma de la usurera. Además, Fortunata, en el curso de la conversación, dio a entender que tenía acciones del banco, sin decir cuántas. ¿De dónde había salido esta un bribón/ona persona astuta sin honradez ni vergüenza

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una trastada acción mala de poca importancia


fortunata y jacinta riqueza? Quizás Juanito Santa Cruz… quizás Feijoo… Doña Lupe se esforzaba en suponer una procedencia decente a aquel caudal*. “¿Y por qué no ha de ser verdad todo eso del arrepentimiento?”. Fue a la habitación de Maximiliano y le explicó la entrevista que había mantenido con Fortunata aquella misma tarde. Le sugirió entonces la tía que fuera él a verla para decidir por sí mismo aquel asunto de la reconciliación. Los días que siguieron, Maxi fue varias veces hasta el portal del domicilio de su esposa, pero en ninguna de aquellas tentativas se atrevió a entrar. Aquella tarde, llegó a su casa y entró en la sala… ¡Lo que vieron 16 sus ojos…! Allí estaba Fortunata, en pie, lívida como los que van a ser ajusticiados*… Maximiliano estaba aterrado. —Creo que tenéis que hablar de algo…—declaró doña Lupe. Maximiliano salió de la sala y su tía lo siguió: —Mira, aquí está, y no se ha de marchar. Así tendréis la ocasión de daros todas las explicaciones que juzguéis convenientes. Si queréis llegar a un acuerdo, en hora buena sea; y si no queréis, también. Fortunata se quedó desde aquella tarde en la casa y, poco a poco, se restableció la armonía entre los dos esposos. La vida continuó plácidamente. Había tenido seguramente Fortunata en su vida temporadas de mayor felicidad, pero no de tan blando sosiego*. No quería a su marido, según su concepto y definición del querer; pero le había tomado un cierto cariño como de hermana. ¿Llegaría a conformarse con tal vida y a contentarse con aquel fruto desabrido* del amor sin desear otro más dulzón y menos sano? Una tarde estaban doña Lupe y Fortunata en la sala cosiendo, cuando oyeron un gran ruido fuera. Se asomaron las dos señoras a la ventana y vieron que en la calle se había formado un corro* alrededor de un bulto* tendido en el suelo. Doña Lupe mandó a la criada a averiguar qué pasaba. el caudal conjunto de dinero y bienes ser ajusticiado/a recibir la muerte en cumplimiento de una condena el sosiego tranquilidad y serenidad

desabrido/a con poco o ningún sabor, o con sabor desagradable un corro grupo de personas en círculo un bulto cuerpo u objeto de forma imprecisa

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benito pérez galdos —Es una mujer que parece está borracha… —contó esta cuando regresó—. ¿Y no adivina quién es? Pues la señá* Mauricia… Volvieron a asomarse y vieron como los del Orden Público se llevaban aquel cuerpo que parecía muerto. Supieron días después que Mauricia se estaba muriendo y decidieron ir a visitarla. La habían trasladado a casa de una hermana suya. Cuidaba también a la infeliz doña Guillermina, quien le había perdonado su comportamiento. Con la proximidad de la muerte, la Dura parecía otra, curada de sus maldades y arrepentida. A la mañana siguiente, doña Lupe y Fortunata entraron en el aposento de la Dura. Se quedó un momento a solas la de Rubín con la enferma, y empezaron a hablar de la fundadora y las Micaelas. De repente Mauricia le soltó que el día anterior había ido a visitarla Jacinta trayendo a su niña Adoración. —¿Pero todavía la odias? —la riñó viendo la expresión del rostro de Fortunata—. ¡Ay, qué mala eres! Perdónala, que bien lo merece. Arrepiéntete de todo, chica, menos de querer a quien te sale de entre ti, que esto no es, como quien dice, pecado. No robar, no matar…; pero en el querer no hay pecado ninguno… Al día siguiente la fundadora y doña Lupe estaban en el cuarto de la 17 enferma, que dormía profundamente. Fortunata salió a la sala desierta y se sentó en el sofá. Al cabo de un rato oyó un rumor en el pasillo y, al volverse, se quedó atónita, viendo a Jacinta detenida en la puerta. Traía de la mano a una niña. Avanzó hacia Fortunata con aquella sonrisa angelical. Sintió la de Rubín una gran turbación. Supo Jacinta que Mauricia estaba durmiendo. —En ese caso, esperaremos un poco —dijo la Delfina sentándose también en el sofá. señá señora

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fortunata y jacinta

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benito pérez galdos Se hallaron las dos juntas, tocando falda con falda. Fortunata miraba a la niña para no mirar a su rival, pero las miradas de ambas mujeres se encontraron alguna vez. “¡Oh, si tú supieras al lado de quién estás!” pensaba Fortunata, y sentía ira*. Se abrió la puerta de la alcoba y apareció Severiana. Llamó a Adoración y entraron en la habitación. De nuevo a solas con la Delfina, la mujer de Maxi sintió deseos de huir. —Según ha dicho el médico —suspiró Jacinta—, la pobre Mauricia no saldrá de esta. Empezaron a hablar de Adoración y de niños. Confesó Jacinta a su nueva amiga las ganas de tenerlos pero que por el momento no venían. Pero cuando Fortunata le contó que había tenido un niño y se había muerto, tuvo la Delfina un mal presentimiento; el tono y la mirada de aquella mujer eran muy extraños, impropios del lugar y de la sosegada conversación que ambas sostenían. Jacinta se calló. De repente, obedeciendo a un impulso superior a su voluntad, Fortunata se abalanzó sobre ella como una fiera y le clavó sus dedos en los brazos. Jacinta la miró aterrada y vio una sonrisa de brutal ironía en los labios de la desconocida. —Soy Fortunata —le dijo claramente. Jacinta se quedó sin habla… después lanzó un ¡ay! agudísimo, dio un tirón y se soltó. La de Santa Cruz recobró la serenidad; su actitud revelaba tanta dignidad como inocencia. Era la agredida, y no solo podía serenarse más pronto, sino responder a la ofensa con desdén soberano y aun con el perdón mismo. La otra sintió, por el contrario, un tremendo peso dentro de sí. Tembló de pensar lo que dirían Severiana y doña Guillermina si se enteraban. Salió sin hacer ruido y se fue a la calle. Al llegar a su casa, Fortunata empezaba a sentirse mal y se acostó. Doña Lupe le preguntó con gran interés si tenía náuseas o mareos, la ira enfado o sentimiento de indignación violentos

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fortunata y jacinta pensando que aquellos síntomas podían anunciar que Fortunata estaba embarazada. Empezó por aquella época Maxi a tener fuertes dolores de cabeza y pérdidas de memoria. La esposa sospechaba que su marido no tenía la cabeza buena, y presagiaba alguna desgracia. Por las mañanas, solía estar algo regañón* y de mal humor; se expresaba con una violencia muy opuesta a su carácter pacífico y acusaba a todas las personas de la familia de confabularse* contra él para atormentarlo. Por las noches el lobo se convertía en cordero. Dos días después de la tarde del choque con Jacinta, murió la Dura. Fueron Fortunata y doña Lupe a la casa donde estaba la difunta. En un momento en se quedaron a solas Fortunata y Guillermina, la santa evocó el altercado*. Le preguntó a continuación si últimamente Fortunata había tenido trato con el marido de Jacinta, a lo que respondió que no. —Entonces —agregó la santa mujer—, ¿por qué guarda ese rencor a una persona que no le hace ningún daño? Si aquellas diabluras* se acabaron, ¿a qué venía maltratar de palabra y hasta de obra a la pobre Jacinta, cuando lo apropiado era pedirle perdón? Las lágrimas salieron de los ojos de Fortunata, y un nudo en la garganta le impedía hablar. Guillermina dio un gran suspiro y su gran piedad le inspiró el deseo de ayudar a aquella pecadora. Fortunata estuvo de acuerdo en dejarse guiar por la santa. Quedaron en verse el viernes siguiente de diez a once de la mañana en casa de la fundadora. Se llevaran el cuerpo de Mauricia y Fortunata dio el último adiós a su amiga. La mañana de aquel día que debía de ser memorable, la Delfina fue a 18 ver a Guillermina. Hablaron entre otras cosas del asilo y cuando oyeron el reloj de la Puerta del Sol dando las diez, la santa pidió a su amiguita regañón/ona que corrige o desaprueba por cualquier cosa confabularse ponerse de acuerdo para realizar algo ilícito

un altercado pelea fuerte, apasionada y violenta una diablura acción mala de poca importancia

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benito pérez galdos que se marchara. Después de un rato de silencio, la Delfina dijo con resolución que ella no se iba. Estaba intentando Guillermina hacer ver a su amiga lo insólito de su demanda, cuando sonó la campanilla. —¡Es ella! —dijo Guillermina, asomándose a la puerta. Jacinta se metió en la alcoba y cerró cuidadosamente las vidrieras para oír lo que en aquel cuarto se decía. Fortunata, que iba vestida con mucha sencillez, avanzaba tímidamente. Guillermina, tan dueña de su palabra normalmente, estaba azorada*; el escondite de su amiga la llenaba de confusión, porque era una superchería* indigna de personas formales. —Si quiere usted que seamos amigas y que le dé buenos consejos —empezó diciéndole la santa—, es preciso que no me oculte nada, por feo y malo que sea. Usted se casó para ser honrada, ¿por qué volvió pues a ver a ese hombre? Le contó Fortunata como Juanito Santa Cruz la había buscado. Cuando la conversación tomaba derroteros* peligrosos, Guillermina intentaba llevarla a otro terreno. Le hablaba Fortunata con una sinceridad desarmante* de aquel hombre a quien dijo considerar su verdadero marido. —Usted, hija mía, está como trastornada —la interrumpió alarmada la santa—. Porque ha pasado el tiempo, ese hombre está casado con una mujer angelical, y… En la cara de Fortunata se encendió de improviso una luz vivísima: —¡Angelical!… sí, todo lo angelical que usted quiera; pero no tiene hijos. Esposa que no tiene hijos, no es tal esposa. Virtuosa, sí; pero no le puede dar un heredero… Yo, yo se lo he dado, y se lo puedo volver a dar… Fortunata parecía estar fuera de sí. Guillermina la miraba con verdadero espanto e intentó poner fin a aquella entrevista. No pudiendo soportar más la santa aquella mentira, le confesó que azorado/a inquieto/a o aturdido/a una superchería engaño o fraude

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un derrotero dirección o rumbo desarmante que deja sin posibilidad de reacción o respuesta


fortunata y jacinta Jacinta estaba escondida y lo había oído todo. Abrió la puerta vidriera y vio en un rincón a Jacinta llorando. —Perdónala, querida mía, que no sabe lo que se dice. —la consoló su amiga. De repente la Delfina se levantó, poseída de la rabia. De un salto salió de la alcoba y se puso a gritar: —¡Bribona! ¡Infame! ¡Ladrona…! —¡La ladrona eres tú… tú! —dejó oír Fortunata con voz terrible. Llegó un criado que cogió a Fortunata por un brazo y la sacó a la calle. Erró por las calles como demente. Entró por fin en casa, enteramente trastornada y se encerró en su alcoba a llorar. Días más tarde, estaba una mañana Fortunata en la calle, cuando una voz sonó a sus espaldas: —¡Nena! Volvió la cabeza y al ver a Santa Cruz palideció. Él detuvo entonces un simón* que pasaba. Abrió la portezuela. Ella vaciló un par de segundos y se metió en el coche. Durante un rato se miraron, sonrieron y no decían nada. Vinieron luego los besos y los abrazos apasionados. Fortunata no le guardaba ningún rencor a pesar de lo mal que él se había portado con ella. Hablaron largo rato y quedaron en verse al día siguiente. La joven estaba muy feliz, pero temía que su amante la volviera a engañar: —Porque ahora no serás tan malito como antes. ¿Verdad, pillín mío? En fin, que ahora tomaré mis precauciones… Si mi idea se cumple… —¿Y cuál es tu idea? ¿Qué idea es esa? —No te lo quiero decir… Es una idea mía: si te la dijera, te parecería una barbaridad. No lo entenderías… Si mi idea se cumple… No te quiero decir más… un simón coche de caballos

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ACTIVIDADES

Comprensión lectora 1

Elige la respuesta más adecuada.

1

2

Doña Lupe y Maximiliano se mudan de casa... A ■ para alejarse de la casa de la familia Santa Cruz. B ■ porque los han expulsado de su antigua casa. C ■ para estar más cerca del trabajo de Maxi. D ■ porque doña Lupe quiere estar cerca de Feijoo. ¿Cómo se encuentra al principio Fortunata en la casa de Lupe y Maximiliano? A ■ Tiene mucho miedo de las reacciones de Maximiliano. B ■ Se siente espiada por doña Lupe. C ■ Se encuentra bien y serena. D ■ Está sumida en una profunda melancolía.

3 Cuando Fortunata y Jacinta se encuentran por primera vez en la casa de Mauricia, ambas mujeres hablan… A ■ de su amiga común Guillermina. B ■ del futuro de Adoración. C ■ de Jacinta. D ■ de la salud de Mauricia. 4

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5

Para oír lo que cuenta Fortunata, Jacinta se esconde en… A ■ la cocina. B ■ el balcón. C ■ la habitación. D ■ el cuarto de baño. Cuando Juanito la invita a subir al coche, Fortunata… A ■ grita y pide socorro. B ■ se va corriendo asustada. C ■ se siente ofendida y rechaza la invitación. D ■ sube y reanuda su relación ya que no le guarda rencor.


Gramática 2

Completa las siguientes frases con una de las conjunciones o locuciones conjuntivas que tienes a continuación. cuando • sin embargo • como • pero • sino que • de modo que • con tal de que • tan pronto como • antes de que • salvo que • como si • a pesar de que • ya que • mientras que • a fin de que 1 Los dos esposos se reconcilian y vuelven a vivir juntos _____________ Fortunata se ha portado muy mal con Maxi y lo ha engañado. 2 Fortunata sospecha que su marido está un poco mal de la cabeza, _____________ teme que ocurra alguna desgracia. 3 Fortunata no quiere a su marido como una mujer quiere a un hombre _____________ lo quiere como a un hermano. 4 _____________ Mauricia está muy enferma, Fortunata va a visitarla. 5 Mauricia había insultado y atacado con piedras a Guillermina, _____________ ahora que la desgraciada está a punto de morir, la fundadora no le guarda ningún rencor. 6 Jacinta trae a Adoración a casa de Mauricia la Dura _____________ la niña vea a su madre. 7 _____________ Fortunata ve a Jacinta siente una cólera terrible. 8 Jacinta no sabe que está hablando con Fortunata y _____________ tiene un mal presentimiento puesto que encuentra que aquella desconocida tiene una manera extraña de hablarle y mirarla. 9 _____________ Jacinta pueda reaccionar, Fortunata se abalanza sobre ella como una fiera y la ataca. 10 _____________ piensa en lo que le ha hecho a Jacinta, Fortunata siente una mezcla de orgullo y culpabilidad. 11 La esposa legítima no puede dar hijos a Santa Cruz, _____________ Fortunata ya se los ha dado y se los puede volver a dar. 12 Fortunata está dispuesta a todo _____________ Juanito Santa Cruz sea suyo. 13 Jacinta oye toda la conversación que mantienen Guillermina y Fortunata _____________ está escondida en la alcoba. 14 Fortunata vuelve a ver a Juanito, se lo perdona todo y reanudan su relación _____________ nunca se hubieran separado. 15 Fortunata cumplirá su idea, _____________ algo o alguien se lo impida…

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Vocabulario 3

Antes de morir, Mauricia la Dura encuentra consuelo en la religión. “No robar, no matar... pero en el querer no hay pecado ninguno…”, le dice Mauricia la Dura a Fortunata en su lecho de muerte. Pon en orden las letras en el interior de las palabras en negrita para tener los Diez Mandamientos de la Iglesia Católica. 1 ■ raaásm a Dios sobre todas las cosas. 2 ■ No risád el nombre de Dios en vano. 3 ■ aiissftnácar las fiestas. 4 ■ arosánhr a tu padre y a tu madre. 5 ■ No atasrám. 6 ■ No ámeetcors actos impuros. 7 ■ No sraáorb. 8 ■ No sdráa falsos testimonios ni nrtmiseá. 9 ■ No censrántois pensamientos ni deseos impuros. 10 ■ No iacciosrád los bienes ajenos

4 En este capítulo la idea de pecado es omnipresente. Relaciona los sietes pecados capitales de la religión católica con las imágenes procedentes de la Mesa de los pecados capitales de El Bosco. avaricia • envidia • gula • ira • lujuria • pereza • soberbia

A ■ ________

E

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B

■ ________

■ ________

F

C ■ ________

■ ________

D ■ ________

G ■ ________


Expresión oral 5

Fortunata siente antipatía por Mauricia pero al mismo tiempo se siente terriblemente atraída por ella. ¿Has experimentado alguna vez este sentimiento contradictorio de repulsión y atracción simultáneas hacia una persona? ¿Podrías explicarlo?

Expresión escrita 6 Al principio del capítulo Maximiliano no sabe si debe volver o no con Fortunata. En general nuestras ideas están mucho más claras si las escribimos. Imagina el contenido de una carta que Maxi hubiera podido escribir a Fortunata para expresarle sus sentimientos y hablarle de una posible reconciliación.

ACTIVIDAD DE PRELECTURA

¡Tienes la palabra! 7 ¿Cuál crees que es la idea que tiene Fortunata y que no quiere decir a su amante? A

■ Hacer todo lo posible para convencerlo de que se divorcie

B C D

■ Suicidarse para que Juan se sienta culpable. ■ Volver a quedarse embarazada de él. ■ Calumniar a Jacinta para que Juan la abandone.

para huir juntos.

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Capítulo 8

Obsesión y locura

19 Las manías de Maxi iban de mal en peor. Cada vez más a menudo

le entraba la desconfianza furibunda* y la manía de que todos se conjuraban* contra él. Empezó a cometer tantos errores en el trabajo que Segismundo Ballester, el licenciado en Farmacia que estaba al frente de la botica de Samaniego, le prohibió que hiciese por sí solo ningún medicamento. Una mañana, al probar el chocolate que le habían preparado, el desgraciado chico hizo un gesto de repugnancia y horror: —Tía… ¡Fortunata! ¿Qué es esto? Este chocolate tiene arsénico. ¡Me quieren matar lentamente…! Y apuesto a que ha sido Ballester quien se lo ha dado… ¡Mi casa está llena de enemigos que desean mi muerte! Ambas mujeres se miraron. Fortunata tomó la taza de su marido y empezó a beber el chocolate. Maxi la miraba atónito, pero ni siquiera esto lo convenció… Una noche, después de comer, fueron todos a casa de doña Casta. Entre los invitados estaba Aurora, la mayor de las hijas de Samaniego, una chica bien parecida sin ser una hermosura, y más bien robusta. Tenía treinta años y era viuda de un francés, Fenelón. A poco de casarse, allá por el 65, el francés se fue con su mujer a Burdeos y allí furibundo/a muy colérico/a

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conjurarse unirse para conspirar


fortunata y jacinta heredó de sus padres un establecimiento de ropa blanca. Pero estalló la guerra de 1870 y Fenelón murió. Viuda y con poco dinero, Aurora volvió a Madrid. Había aprendido cuanto hay que saber en lo relativo al ramo de ropa blanca y estaba fuerte en contabilidad. Así que cuando a Pepe Samaniego se le ocurrió montar unos almacenes de ropa blanca con arreglo a los últimos adelantos del extranjero, pensó naturalmente en su prima. El establecimiento tendría los escaparates más vistosos y elegantes de Madrid. Mientras las otras mujeres hablaban del nuevo almacén y su inminente inauguración, la viuda de Fenelón y Fortunata, que se habían hecho muy amigas, salieron al balcón de la sala: —Se han ido todos esta tarde… —anunció Aurora—. Van a San Sebastián y Biarritz, y a principios de setiembre irán todos a París. Pasaban los cansados días del verano. Tenía Maxi todas las mañanas su excitación correspondiente, aunque nunca llegase a un grado de furor como el de la célebre mañanita del chocolate con arsénico; de noche, las depresiones se manifestaban levemente. Entre Fortunata y doña Lupe no era todo concordia, pues la viuda de Jáuregui, observadora sagaz, había comprendido que desde principios de junio su sobrina andaba en malos pasos*. Una mañana de agosto Fortunata y la de los Pavos se asombraron de ver en el semblante del joven una alegría inusitada, Los ojos le brillaban, y empezó a decir disparates acerca de la emanación* del alma en una especie de delirio místico. Doña Lupe dio un gran suspiro y le faltó poco para llorar. —Está perdido, enteramente perdido… Ya esto no tiene remedio. Como la nueva fase del trastorno de Maxi, aquellas ideas lúgubres y la manía religiosa, era pacífica, tía y esposa estaban a la expectativa. andar en malos pasos comportarse de modo que pueden seguirse malas consecuencias

una emanación acción de desprenderse de un cuerpo

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benito pérez galdos El joven dejó de ir a trabajar a la botica. A principios de setiembre, perecía que el enfermo había mejorado ostensiblemente y volvió lentamente a la vida regular. Reanudó sus trabajos en la botica, cuidadosamente vigilado por Ballester. Fortunata tenía además otros motivos de hondísima pena. El otro no le había escrito ni una sola carta. “¡Ingrato! ¿Qué le costaba poner dos líneas diciendo, por ejemplo: ‘Estoy bien y te quiero siempre’? Pero nada…”. Revelaba estas tristezas a su única confidente, Aurora. Un domingo de últimos de setiembre, la Fenelón llevó a su amiga 20 una noticia importante: —Mañana vienen. Fortunata sintió una combinación de pena y alegría, porque deseaba que volviese, pero al mismo tiempo presentía una nueva desgracia. Fue entonces que Aurora le insinuó: —¿Sabes que se me ha metido una cosa en la cabeza? No será verdad; pero bien podría ser… El primo Moreno se fue con los Santa Cruz y con ellos vuelve. Antes de que partieran, me pareció a mí, por ciertas cosas que vi y oí, que al buen hombre le gustaba mucho Jacinta… demasiado incluso… A ese no le gustan más que las casadas… ¿Habrá algo? ¿A ti qué te parece? Esta revelación dejó a Fortunata como atontada. Le parecía increíble lo que la otra le contaba. Aquella noche, a poco de acostarse, Fortunata observó que su marido se sentaba frente a la mesa y sacaba del bolsillo un envoltorio que contenía multitud de paquetes chicos muy bien doblados, como los que en farmacia se llaman papeletas*. A continuación desenvolvió otro paquete de forma larga y… ¡Ay, Dios mío, era un cuchillo! una papeleta hoja de papel en que se coloca una medicina en polvo

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fortunata y jacinta

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benito pérez galdos La esposa sintió sudor frío en todo su cuerpo… Fingió entonces despertarse. —Maxi, hijo —le dijo—, ¿qué haces? —Ajajá… Ahora verás —dijo sonriendo cariñosamente, como el que se dispone a dar a la persona amada la sorpresa de un regalito—. Esto, ya lo ves: es un puñal bien afilado. Hace días que estoy pensando en cuál es la mejor manera de hacer al alma el gran favor de liberarla… Conviene que sea con el menor dolor posible. Pero si el arma blanca no te gusta, me lo dices con franqueza. ¿Prefieres el arma de fuego? Si no, te traigo aquí también los medios tóxicos, que son callados y seguros… —Guarda eso, por Dios… —dijo la infeliz mujer estremeciéndose—. Mira que me da mucho miedo. —¡Miedo! —exclamó él con asombro y desconsuelo—. ¡Mil veces te he dicho, que hay que mirar a la muerte como el fin de los padecimientos! Sintió Fortunata un gran terror y convenció a su marido de que le diera aquello para guardarlo. Acabó Maxi dándoselo y ella lo metió todo en el cajón de la mesa de noche. Durante la noche Fortunata se levantó cautelosamente y escondió el puñal. Con ayuda de doña Lupe, que se horripilaba oyéndola contar lo ocurrido, vació todo el contenido de las papeletas y pusieron en cada una sal o azúcar, y volvieron a meterlos como estaban en la mesa de noche. Lo primero que él hizo al despertar fue comprobar que su tesoro estaba intacto. Desde hacía algunos meses, había reanudado Fortunata sus relaciones con Santa Cruz. Servía de celestina* para estas comunicaciones la tía de Fortunata, Segunda Izquierdo, quien introducía en casa de Rubín los mensajes de amor; y tan ladinamente* lo hacía, que la sagaz doña Lupe no sospechaba nada. una celestina intermediario en las relaciones sexuales

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ladinamente con astucia y disimulo


fortunata y jacinta Una noche fueron todos a casa de doña Casta. Aurora y Fortunata se fueron como siempre al balcón: —Ya no me queda duda. ¿Sabes que el primo Moreno va a la tienda todas mañanas? Parece mentira que se chifle* así un hombre de su edad, porque anda ya cerca de los cincuenta… Y cierto es que don Manuel Moreno-Isla se había encaprichado de Jacinta. Comía Moreno a menudo en casa de los de Santa Cruz y últimamente lo notaban sombrío, y parecía a veces distraído. El médico le había confirmado que estaba muy enfermo. Le dijo un día Jacinta en tono muy cariñoso: —Amigo mío, es preciso que usted se cuide, y mire más por su salud. Le daba Jacinta aquellos consejos casi maternales, sin sospechar en ningún momento la pasión que aquel hombre alimentaba por ella. Moreno se levantó. Se sentía muy mal y salió con paso inseguro… La cabeza se le desvanecía. Ya en su casa, pensó en los sentimientos que aquella mujer le inspiraba. Se sentía enamorado como un colegial. “Vaya que este mundo es curioso. Yo desgraciado; ella desgraciada, porque su marido es un ciego y desconoce la joya que posee. Si ella quisiera fijarse en mí… ¡Pobre ángel! Su única pasión es la maternidad, sed no satisfecha, desconsuelo inmenso…”. Las palpitaciones que sentía eran tan fuertes que tuvo que sentarse. Se ahogaba y sentía una opresión molestísima en el corazón. Se puso rígido, se le cortó la respiración e intentó pedir socorro; pero no le salió ninguna voz. Dejó de ver la luz. La vida cesó en él, a consecuencia de un ataque al corazón. A mediados de noviembre, Fortunata volvió a casa completamente 21 alterada. Andaba como loca. Aquella tarde había comunicado a su chiflarse actuar de modo irracional por alguien que gusta mucho

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benito pérez galdos amante las sospechas que tenía acerca de la virtud de su esposa con aquel señor de Moreno que se había muerto de repente. La reacción indignada de Santa Cruz la había hecho estremecer. Amenazó él con no volver a verla si insistía en contarle aquellas historias infames. Y se marchó furioso dando un portazo*, sin decir apenas adiós. El día de San Eugenio por la noche había como siempre tertulia en casa de doña Casta. Estaban las Samaniegas, el comadrón* Quevedo y su esposa, y otros invitados. Hablaron del entierro de don Manuel que se había celebrado aquel mismo día. Cuando se encontraron solas las dos amigas, le contó Fortunata a Aurora la nueva ruptura con Juan: —Me parece que me está engañando con alguna que ni su mujer ni yo conocemos. ¡Si la cojo! Yo vengaré a la otra, y me vengaré a mí. Empezaron a hacer conjeturas sobre quién podía ser, pero llegaron a la conclusión de que no la conocían necesariamente. Maxi volvió a atosigarla con aquel estrafalario tema del suicidio. A veces reía como un demente y la miraba de tal modo, que ella empezó a asustarse. Un día Rubín salió de su cuarto con un cuchillo en la mano detrás de la criada, diciendo que la había de matar. El susto de la tía y de Fortunata fue muy grande, y les costó trabajo quitarle el arma. No pasaron ocho días sin que el caso se repitiera. Maxi pudo apoderarse de un cuchillo, y es al alma de su tía que esta vez quería liberar. En aquella época Fortunata empezaba a presentar claros signos físicos que confirmaban su embarazo. Y un día, le espetó Maxi con exaltación de iluminado: —El hijo que llevas en tus entrañas es el hijo del Pensamiento Puro, que ha querido encarnarse para traer al mundo su salvación. Fuiste escogida para este prodigio, porque has padecido mucho, porque has amado mucho, porque has pecado mucho. dar un portazo cerrar la puerta con un fuerte golpe

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un/a comadrón/ona persona que asiste a las mujeres en el parto


fortunata y jacinta La infeliz no sabía si aquello lo decía Maxi en serio o bien era fruto de la locura. El caso es que a partir de entonces lo único que se decía Fortunata era que era necesario ponerse a salvo. “Mátate tú, si quieres, que yo tengo que vivir para criarlo, ¡y voy a ser tan feliz con él…! Va a ser el consuelo de mi vida. Para eso me lo ha dado Dios… ¿Ves cómo me salí con mi idea? Mi hijo es una nueva vida para mí…”. Fortunata anunció a la de los Pavos que se marchaba, y no hizo la tía nada por retenerla. Cuando Maxi notó la desaparición de su mujer, manifestó una enorme inquietud. Para que dejara de hacer preguntas y no hiciera una nueva locura, decidieron contarle que su mujer había muerto. Tal fue su reacción que doña Lupe pensó seriamente en llevar a su infeliz sobrino a un manicomio*. La primera persona a quien fue a visitar Fortunata en su crítica situación fue don Evaristo. Pero el anciano se hallaba en lastimoso estado y era apenas una sombra de lo que había sido. La joven miró a su amigo con hondísima pena y comprendió que era inútil esperar ya de aquel anciano chocho un consuelo y un consejo. Salió, pues, de la triste visita con la impresión de haber perdido para siempre aquel grande y útil amigo, el mejor hombre que ella había tratado en su vida y seguramente también el que mejores consejos daba, aunque ella no hubiera hecho caso de ellos. Había resuelto Fortunata albergarse en la casa de su tía Segunda, que vivía otra vez en la Cava, encima de la pollería, en el mismo portal y en el mismo edificio donde tuvo principio la historia de sus desdichas. ¡Aquel barrio y los sitios aquellos le eran tan familiares! “¡Las vueltas que da la vida! ¡Quién me había de decir que pararía aquí otra vez!”.

un manicomio residencia para enfermos mentales

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ACTIVIDADES

Comprensión lectora 1

Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F).

V F 1 Segismundo Ballester está muy contento con el trabajo de Maximiliano en la farmacia. ■ ■ 2 Fortunata se entera de que su amante ha ido a San Sebastián y Biarritz. ■ ■ 3 Maximiliano, en sus continuos delirios, acusa a Fortunata y a su tía de querer envenenarlo. ■ ■ 4 Aurora es la hija de Segismundo Ballester, el boticario. ■ ■ 5 La viuda de Fenelón es una experta en contabilidad y ha vivido en París con su difunto marido. ■ ■ 6 Doña Lupe sospecha que Fortunata vuelve a ver a Santa Cruz. ■ ■ 7 Fortunata recibe una carta de Juanito diciendo que la echa mucho de menos. ■ ■ 8 Aurora, en una de sus charlas con Fortunata, le anuncia que Jacinta podría ser infiel. ■ ■ 9 Maximiliano empieza a tener ideas de suicidio y piensa ponerlo en práctica. ■ ■ 10 Moreno, el primo de Aurora, muere después de haber luchado contra una larga enfermedad. ■ ■

Gramática 2

Completa el resumen del capítulo con las perífrasis que tienes a continuación. dejar de (+ infinitivo) • volver a (+ infinitivo) • ir a (+ infinitivo) • seguir (+ gerundio) • estar (+ gerundio) • acabar de (+ infinitivo) • llevar (+ gerundio) • ponerse a (+ infinitivo) • acabar (+ gerundio)

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Si Maximiliano ________a_______ haciendo errores tendrá que ________b_______ trabajar en la farmacia. Rubín sospecha que Fortunata es infiel. Poco a poco doña Lupe y su mujer se


dan cuenta de que el estado de Maximiliano empeora porque ________c_______ delirando varios días seguidos. Aurora es la nueva amiga de Fortunata y su confidente. ________d_______ a abrir una tienda en septiembre en la que habrá las últimas novedades de París. En sus charlas pone al corriente de todo lo que pasa en la vida de los Santa Cruz. Por ejemplo le cuenta que todos ________e_______ irse a San Sebastián o que Juanito ________f_______ engañando a su mujer de nuevo. Cuando Fortunata se entera está a punto de ________g_______ llorar. Ya al final, en uno de sus delirios Maximiliano ________h_______ diciendo a su mujer que sabe que estaba embarazada. Fortunata rompe otra vez con su marido y después de intentar pedir ayuda a Feijoo decide volver a casa de su tía Segunda y cuando por fin llega tiene el sentimiento de ________i_______ empezar.

Vocabulario 3

El comportamiento extraño de Maximiliano y otros diferentes síntomas han hecho que su tía y Juan Pablo decidan ingresarlo en un manicomio. ¿A qué especialista irías si tuvieras los siguientes síntomas? convulsiones • alopecia • dolor de rodilla • insuficiencia • respiratoria • mareos • visión borrosa • palpitaciones • manchas en la piel • tos • dolor de espalda • juanetes • ojos rojos y resecos • dolor en el pecho 1 2 3 4 5 6

cardiólogo ______________________________________ oftalmólogo ______________________________________ dermatólogo ______________________________________ traumatólogo ______________________________________ neumólogo ______________________________________ neurólogo ______________________________________

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Vocabulario 4 Maximiliano lleva en papeletas diferentes medicamentos. Estas papeletas eran una manera de presentar las medicinas en la época. Las cosas han evolucionado y ahora cuando vamos a la farmacia podemos encontrarás otras presentaciones. Relaciona a casa las imágenes con los diferentes medicamentos. una pastilla • un comprimido efervescente • una cápsula • un jarabe • una pomada • una ampolla • gotas • una inyección • un supositorio

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A ■ ___________

B

■ ___________

C ■ ___________

D ■ ___________

E

■ ___________

F ■ ___________

G ■ ___________

H

■ ___________

I

■ ___________


Expresión oral 5

¿Qué nuevo estado de ánimo podemos detectar en Maximiliano? ¿Qué señales hay de que su delirio va en aumento? ¿Qué deseos expresa? Básate en el texto para justificar tu respuesta.

Expresión escrita 6 Al final del capítulo Fortunata regresa a su antigua casa, allí donde vivía cuando conoció a Santa Cruz. ¿Cómo se puede sentir al volver al punto de partida después de todo lo que ha vivido? Describe los sentimientos que piensas que puede tener.

ACTIVIDAD DE PRELECTURA

¡Tienes la palabra! 7 Fortunata vuelve al punto de partida, al lugar donde todo empezó. ¿Cuál será el desenlace de esta historia? 1 ■ La vida le dará una segunda oportunidad a Fortunata, la joven tendrá a su hijo y será feliz. 2 ■ Fortunata morirá y dará su hijo a Jacinta. 3 ■ Su hijo morirá, Fortunata se volverá loca y terminará junto con Maxi en un manicomio. 4 ■ Fortunata tendrá a su hijo y Santa Cruz lo abandonará todo por ella.

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Capítulo 9

Un final que es un principio Fortunata se acostumbró fácilmente a aquella nueva vida. No salía nunca a la calle, pues tenía miedo de que Maxi la encontrara. Para tener compañía y servicio, tomó por criada a una niña, Encarnación, muy formalita*. Con el cambio de vida y domicilio, reanudó* la señora de Rubín también algunas relaciones de familia, entre ellas José Izquierdo. Empezó este por ir a cenar con su hermana y sobrina algunas noches y acabó por estar allí todo el tiempo que tenía libre. Un domingo fue a visitarla Ballester. Sentía desde siempre el bueno del farmacéutico un sentimiento amoroso hacia la mujer de su compañero, y le habló tomando una actitud galante: —No me atrevía a venir… Pero doña Lupe ha insistido tanto para que venga, que al fin… No, no tema que Maximiliano descubra dónde usted está. El chico ha recobrado completamente la razón. El feliz acontecimiento se esperaba para el mes siguiente, y Fortunata ya no podía disimular su estado. Doña Lupe le había encargado proponerle los servicios de don Francisco de Quevedo, el comadrón, persona de confianza y discreto. Sorprendía mucho a Fortunata el interés que hacia ella mostraba doña Lupe. Tan notoria fue la mejoría de Maximiliano aquel invierno, que empezaron a permitirle salir solo. Su vida era muy metódica. Empezó a formal serio/a y responsable

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reanudar volver a hacer algo que se había interrumpido


fortunata y jacinta mostrar una fuerte pasión por la lógica, que aplicó al oscuro problema de la ausencia de su mujer. Convencido de que Fortunata vivía, gracias a la lógica, juntaba prueba tras prueba sobre su paradero*. Por ejemplo, un día, al entrar en la botica, notó que Ballester y Quevedo cambiaban de conversación al verlo llegar. El comadrón se fue y al poco tiempo entró su esposa quien, sin darse cuenta de la presencia de Maxi, preguntó por su marido: —¿Ha ido otra vez a la Cava? Maximiliano dedujo pues que Fortunata vivía ahora allí, en la misma casa tal vez donde había vivido antes. “Bien, no me falta más que averiguar la casa. El suceso se aproxima. La asiste Quevedo. ¡Ah!, ¡cómo me río yo de estos imbéciles que creen que me engañan!”. Otro día estaba Maxi en el café del Siglo, cuando reconoció a Pepe Izquierdo, tío de su mujer, a quien solo había visto una vez. Le oyó decir en voz alta y riendo: —No debo beber mucho si no quiero luego subir a gatas* a casa de mi hermana, y bajar rodando por los escalones de piedra… Maxi poseía ahora la información que buscaba… Almorzó en casa con mucho apetito. Admiraba a doña Lupe su comportamiento. “Yo creo que si no está curado, le falta poco.”, pensaba la de los Pavos. Tan convencida estaba la tía del restablecimiento de su sobrino, que se quedó sin habla el día en que este le dijo: —Sé que Fortunata no se ha muerto, que está en Madrid, que vive en la Cava, en la casa de los escalones de piedra, que está fuera de cuenta* desde hace un mes, y que Quevedo la asiste… Así que, ¿quién es aquí el cuerdo* y quién no lo es? Doña Lupe no se atrevió a negar, tan abrumadoras eran las verdades que su sobrino manifestaba. el paradero lugar donde alguien se encuentra a gatas apoyando las manos y las rodillas en el suelo

estar fuera de cuenta haber cumplido los nueve meses de embarazo cuerdo/a que no está loco/a

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benito pérez galdos En la noche de aquel desgraciado día, participó animadamente Maxi en la tertulia del café del Siglo. Cuando regresaba a casa, vio pasar a una mujer, reconoció a Aurora y empezó a seguirla. La viuda de Fenelón se metió por un oscuro callejón; en la sombra la esperaba un hombre. Reconocerlo produjo en su alma violentísima sacudida. “Es él, ese infame ladrón de honras… ¡Son amantes!”. Se fueron juntos y la pareja entró en un portal… Durante aquella noche, la idea de matar al de Santa Cruz empezaba a tomar forma en su cerebro. Pero con lo que le daba su tía no tenía dinero para un revolver, que si no… El Miércoles Santo sorprendió Maxi a la esposa del comadrón decir a doña Lupe: “La pájara mala sacó pollo esta mañana… un polluelo hermosísimo…”. Una sonrisa extraña apareció en el rostro del joven… El interés de doña Lupe no puede comprenderse sin tener en cuenta los grandes proyectos que en aquellos días despuntaban en el cerebro de la pragmática y calculadora señora. La deshonra para su familia era inevitable; pero aquel pequeñuelo era, por ley de la naturaleza, sucesor de los Santa Cruz, único heredero directo de una poderosa y acaudalada* familia. “Me inspira lástima lo que va a nacer, porque es un dolor que viva pobre viniendo de quien viene…”. La joven madre contemplaba callada al recién nacido durmiendo con plácido sueño. “Cuando él lo sepa, ¿qué hará? ¡Dios mío! Él será un pillo y un ingrato; pero a su nene lo tiene que querer… ¡Qué contenta estoy! ¡Y bien sabe Dios que para nada quiero el dinero de esa gente!”. Segismundo fue a visitarla, y le dio noticias de la familia. Le contó que Maxi estaba tan mejorado que no lo reconocería. La conversación pasó a las Samaniegas. Mucho le extrañaba a Fortunata que Aurora no hubiese ido a verla. acaudalado/a rico/a

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fortunata y jacinta El boticario iba a menudo. Mucho agradecía la desdichada joven aquellas visitas. Ballester era el corazón más honrado, generoso y leal del mundo. Y aunque abrigara pretensiones amorosas con respecto a la señora de Rubín, no dejaban por eso de ser puros y desinteresados sus actos. Fortunata tenía cada vez más confianza en él. Por fidelidad a los Santa Cruz, Estupiñá, que continuaba viviendo en la Cava, se negaba a tener tratos con Fortunata. Pero un día, al pasar delante de la puerta, oyó los chillidos del heredero de Santa Cruz; don Plácido se asomó y al verlo se le escapó: —Clavado, talmente clavado… Se le rompió a aquel hombre la armadura* y se retiró despidiéndose de una manera que bien podía pasar por conciliadora. Fortunata estaba contentísima, y se decía que iría inmediatamente a ver a doña Barbarita para llevarle el chisme*. El bautizo se celebró con modestia suma una mañana de abril, y le pusieron al chico los nombres de Juan Evaristo Segismundo y algunos más. Después del convite, el señor Quevedo ordenó reposo a Fortunata. Al día siguiente, sonó la campanilla y don José fue a abrir. Fortunata 22 se quedó muda de terror al ver en la puerta a Maximiliano. Pero Rubín no dejaba ver ningún signo de hostilidad e intentó tranquilizarla. Le contó Rubín cómo había perdido la cabeza y cómo había recuperado la razón. Le explicó también cómo la había encontrado. Fortunata le permitió ver al niño. —Se parece a tu verdugo* —dijo él pérfidamente—. Ese hombre no habrá venido a verlo ni vendrá… Tiene ahora otros entretenimientos… Y con la frialdad implacable del asesino, Maxi le contó lo que sabía con tantos detalles que comprendió la infeliz que aquello era cierto. rompérsele a alguien la armadura desaparecer la frialdad e indiferencia que sirven de protección

un chisme noticia no verificada que circula entre la gente un verdugo persona encargada de ejecutar las penas de muerte

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benito pérez galdos —¡Esto no puede quedar así! —gritó la joven, como loca—. ¡Si la cojo, la mato, le saco los ojos, le arranco el corazón…! —Comprendo tu exaltación. Yo, cuando los vi entrar en aquella casa… calle tal, número tantos… ¡Oh, la suerte de ellos fue que no llevaba revólver! Cuando Maximiliano se fue al fin, tenía aquella extraña sonrisa… Trastornada, Fortunata se vistió y salió, dejando a Encarnación cuidando del niño. Entró decidida en el taller de Samaniego hasta encontrarse cara a cara con Aurora. ¡La escena que siguió fue de antología*! Aurora, al verla, no supo ni qué decir ni qué cara poner: —¡Ah!… tú, Fortunata… ¡Cuánto tiempo…! Perdona… Estoy ocupada… Fortunata le dio una tan sonora y tremenda bofetada*, que la otra, dando un grito, se cayó al suelo. —¡Toma, indecente, , ladrona! —le chilló Fortunata. Con increíble rapidez y fuerza, le echó ambas manos al moño* y tiró con toda su fuerza. Los chillidos de Aurora se oían desde la calle. Costó trabajo separar a aquellas dos mujeres. Cuando apareció Pepe Samaniego, continuó Fortunata insultando a la hija de este. Quiso el padre ir a llamar a una pareja de agentes. —Quien va a ir a la cárcel es esa —chilló la agresora, frenética—. Esa bribona me ha engañado, nos ha engañado a las dos, porque somos dos las agraviadas*, dos, y usted debe saberlo… Aquella es un ángel, yo otro ángel, digo yo, ¿no? ¡Y esta es una sinvergüenza*! El taller se llenó de gente y la dejaron irse. Fortunata subió jadeante, muy sofocada, las escaleras de su casa. Corrió derecha a la cuna donde estaba el pequeño que tenía hambre. La esperaba doña Guillermina, alertada por Estupiñá del nacimiento del chiquillo. La fundadora se de antología extraordinario/a o digno/a de ser destacado/a una bofetada golpe dado en la cara con la mano abierta un moño cabello recogido

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un/a agraviado/a persona ofendida o humillada un/a sinvergüenza persona que comete actos inmorales


fortunata y jacinta sentó a su lado mientras daba el pecho, y escuchó horrorizada a la infeliz joven contarle con orgullo la violenta escena de lo que acababa de hacer. —Mire usted; después que Dios me ha dado al hijo de la casa, no le guardo rencor a la otra… Porque yo soy tanto como ella por lo menos… No le guardo rencor, y hasta le tomaré cariño… Tres mamás va a tener este angelito: yo, que soy la mamá primera; ella la mamá segunda, y usted la mamá tercera. A la santa le hizo gracia aquella extraña idea. Se fue prometiendo volver. Fue de nuevo a verla Maxi y hablaron de lo sucedido aquella tarde con Aurora. Cuando este iba a marcharse, de repente, Fortunata, trastornada, le gritó: —Marido mío, ¿quieres que te quiera con el alma? Seré una mujer modelo, y tendremos hijos tú y yo… Pero ha de ser con una condición… Que mates a esa mujer indigna… A ella y a él, que también lo merece… Yo te compro el revólver… Dime que lo harás… ¡Y luego qué felices vamos a ser! Sus manos temblorosas sacaron un billete del portamonedas. Maxi, lelo y mudo, la miraba. Izquierdo, tirando a Rubín de un brazo, lo acompañó a la calle. Pero el desgraciado tuvo tiempo de recoger el billete… La primera reacción de Barbarita cuando supo que habían encontrado a otro Pituso fue de pensar que se trataba de un nuevo timo. Pero ya no creyó que fuera una broma cuando la propia fundadora le aconsejó que comprara una buena cuna. A la mañana siguiente, fueron juntas la Pacheco y Jacinta a misa. 23 Con lo que le habían contado, la pecadora se había crecido* a los ojos de la Delfina: —¿Sabe usted que no puedo apartar de mi pensamiento a esa crecerse tomar mayor fuerza, autoridad o importancia

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benito pérez galdos mujer? Dios me perdone esta barbaridad pero creo que con lo que hizo ayer, esa picarona* ha redimido parte de sus culpas. La santa no respondió. Con todas aquellas emociones, Fortunata estaba muy alterada. Cuando la fundadora fue a verla, le contó cómo había dado dinero a Maxi para matar a la traidora y su infame amante. Guillermina la tranquilizó diciéndole que no iba a pasar nada y que pidiera perdón a Dios. Cuando la santa iba a marcharse, Fortunata la detuvo: —Señora. Dígame, ¿Jacinta faltó o no faltó con aquel caballero que se murió de repente? Se escandalizó la santa ante aquella pregunta pero negó la acusación. —No, si yo no lo creo ya. Lo creía; pero como fue esa indecente de Aurora quien me lo dijo… ¿Sabe una cosa? —la atrajo a sí—. Si le pegué fue en parte por haber dicho eso, por haberme querido hacer creer que Jacinta era como nosotras… Guillermina estaba confusa. Quedaron en que al día siguiente volvería. Por la tarde sintió la joven dentro de sí algo extraño. Quiso levantarse, pero no tuvo fuerzas. Pidió a Encarnación que hiciera venir a don Plácido con papel y pluma. En el tiempo que estuvo fuera la niña, Fortunata cubrió a su hijo de besos: —Estarás tan ricamente*… hijo mío. Me estoy muriendo… Viva estoy todavía por causa de esta bendita idea que tengo… Cuando llegó Estupiñá, le dictó Fortunata una asombrosa carta: “Señora doña Jacinta: Como el Señor se ha servido llevarme con Él, no quiero morirme sin hacerle a usted un regalo. Y le mando a usted, por mano del amigo don Plácido, esa criaturita del Cielo para que se consuele de los tragos* amargos que le hace pasar su marido. Este un/a pícaro/a persona astuta, maliciosa o aprovechada tan ricamente muy bien y a gusto

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un trago situación difícil


fortunata y jacinta

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benito pérez galdos Pituso es legítimo y natural, como usted verá en su cara. Le suplico que lo mire como a su propio hijo y que lo tenga por natural suyo y del padre… Su segura servidora y amiga, que besa su mano…”. —Coja usted a mi hijo y lléveselo, —mandó a Estupiñá— antes de que venga mi tía, o mi marido, o doña Lupe… gente mala. No me dejarán hacer mi gusto y no me moriré como quiero morirme. Plácido, acercándose a contemplarla, se asustó extraordinariamente. Había perdido mucha sangre y dudó en irse. Oyó un ruido y voces, y supo que llegaba la tía por el pasillo. Cogió la cesta de mimbre en que habían puesto a la criaturita y salió de allí. Apenas entró en la alcoba, Segunda empezó a dar gritos, creyendo que habían matado a su sobrina y robado al niño. Cuando Plácido explicó a Guillermina lo que había ocurrido, la fundadora corrió a ver a la moribunda* y le cogió la mano: —Mi amiguita —dijo la Pacheco— se ha enterado del regalo que usted le ha hecho, y me encarga que dé a usted las gracias. No le guarda ningún rencor. Al contrario; usted ha sabido arreglarse para dejar buena memoria de sí. Entonces resplandeció en la cara de la señora de Rubín y dijo: —Yo también… ¿no lo sabe usted…? Soy ángel… Fue imposible detener la hemorragia y no tuvo el sacerdote el tiempo de darle el sacramento. Amortajaron a la infeliz señora de Rubín. El entierro debía de ser a la mañana siguiente. Ballester estaba inconsolable. Durante los preparativos, Guillermina y Ballester hablaron un rato, y como ella temiese que el marido de la difunta fuese y armara un escándalo, el farmacéutico la tranquilizó diciéndole que le habían quitado un revólver que había comprado y lo habían encerrado. Los interrumpió Plácido anunciando la llegada de doña Bárbara y su el/la moribundo/a que está muy cerca de la muerte

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fortunata y jacinta nuera. Los afectos que se desbordaban del corazón de la Delfina eran combinación armoniosa de alegría y de pena. Recordaba que la muerta había sido su mayor enemiga; pero las últimas etapas de la enemistad y el caso increíble de la herencia del Pituso suponían una reconciliación. Por la noche de aquel célebre día, hubo en la casa de Santa Cruz una escena memorable. Juanito, terminó por admitir que el chico era suyo. Cuando se quedaron solos los Delfines, Jacinta se despachó* a su gusto: —Haz lo que quieras. Eres libre como el aire. Tus mentiras y engaños ya no me afectan nada. Los sufrimientos padecidos habían destruido en Jacinta el amor a su marido… A partir del momento en que el Delfinito llegó a la casa patrimonial, Jacinta vivió consagrada* a él en cuerpo y alma. Cuando los Samaniego se enteraron de las relaciones de Ballester con la infame que tan groseramente había agredido a Aurora, lo despidieron de la botica. Doña Lupe le rogó que fuese a ver a Maximiliano, que continuaba encerrado en su cuarto. Segismundo le anunció la muerte de su esposa. Para convencer al infeliz de que no se trataba de una farsa como la última vez, lo llevó al cementerio. Al llegar delante de la sepultura, Ballester le señaló la gran lápida en la que estaban grabados el nombre y la fecha del fallecimiento de Fortunata. La emoción de Maxi era intensa y difícil de dominar: —La quise con toda mi alma —gritó Maxi con lágrimas en los ojos—. No me quería… Pero la perdono. Era un ángel. ¡Y el miserable que me lo niegue o lo ponga en duda se las verá* conmigo…! Había decidido Maxi retirarse por el resto de sus días a un convento y se sentía sereno y feliz con aquella resolución. Cuando salían del cementerio, entraba otro entierro. Era el de don Evaristo Feijoo. Pero ninguno de los dos hombres fijó su atención en él… despacharse a gusto hablar diciendo lo que se piensa sin contención

consagrarse dedicarse con entusiasmo vérselas con alguien tener un enfrentamiento

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ACTIVIDADES

Comprensión lectora 1

Elige la respuesta más adecuada. 1 Doña Lupe se interesa por la salud de Fortunata porque… A ■ le han dicho que se ha vuelto loca. B ■ sabe que está embarazada. C ■ la joven tiene una pulmonía. D ■ la ha visto muy cansada. 2 Maximiliano sabe que Fortunata está a punto de tener a su hijo… A ■ porque ve a Ballester hablar con Quevedo, el comadrón. B ■ cuando ve salir a Quevedo de la casa de Fortunata. C ■ porque oye a Guillermina contárselo a su tía. D ■ porque ve a Aurora hablando con la esposa de Quevedo. 3 ¿Quién es el hombre con el que se encuentra Aurora a escondidas? A ■ Don Evaristo Feijoo B ■ José Izquierdo C ■ Segismundo Ballester D ■ Juanito Santa Cruz 4 Al ver al hijo de Fortunata, Estupiñá dice que se parece mucho a… A ■ Juanito Santa Cruz. B ■ Maximiliano. C ■ Fortunata. D ■ Ballester. 5 Maximiliano va a ver a Fortunata al día siguiente… A ■ del día del bautizo del niño. B ■ del día en que dio a luz. C ■ del 19 de marzo. D ■ del día de Navidad. 6 Fortunata deja a su hijo con Encarnación para ir a… A ■ pelearse con Aurora por ser la amante de Santa Cruz. B ■ ver a Santa Cruz y suplicarle que vuelva con ella. C ■ insultar a Jacinta. D ■ comprar al mercado. 7 Desesperada por el engaño de Aurora, Fortunata pide… A ■ a Maximiliano que mate a Juanito y Aurora. B ■ a su tío que mate a Juanito y Aurora. C ■ a Ballester que la mate a ella. D ■ a Maximiliano que la felicite de su parte.

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Vocabulario 2

Fortunata da dinero a Maxi para que compre un arma y asesine a Juanito y su nueva amante. Lo incita pues a cometer un delito. Completa las frases siguientes con las palabras que designan el delito correspondiente. allanamiento • atraco • calumnia • chantaje • estafa • fraude • hurto • malversación • secuestro • soborno 1 Para evitar el escándalo el diputado cedió al __________ y estuvo pagando durante años. 2 El fin de semana pasado entraron en la casa de mis vecinos, pero no se llevaron nada. Fue o que se llama un __________ de morada. 3 Ese empresario tan importante ha recibido amenazas de __________ por eso siempre va con guardaespaldas. 4 Cuando estaba en el banco, dos personas con pasamontañas nos apuntaron con una pistola. Comprendí inmediatamente que era un __________. 5 Tras las acusaciones contra el Presidente, fue condenado por __________. Se descubrió que todas sus acusaciones eran falsas. 6 El juez Gómez es un hombre muy honesto, no aceptó el __________ aunque fuera de varios millones de euros. 7 La mujer que cuidaba del anciano, se llevaba todos los días 10 euros de su cartera. Evidentemente fue acusada de __________. 8 Mi abuela es muy ingenua, fue víctima de un __________. Pagó 1 000 euros a una persona que se hizo pasar por un empleado de la compañía del gas. 9 El funcionario desvió 90 000 euros del Ministerio para financiar los negocios de su hijo. Lo van a acusar de __________. 10 Un amigo de mi marido seguía cobrando el paro y estaba trabajando, hasta que un día descubrieron el __________.

Expresión escrita 3

¿Qué hubiera pasado si Fortunata no hubiera muerto? ¿Qué le habría pasado a su hijo? ¿Cuál habría sido el futuro de los otros personajes? Escribe otro final para la obra.

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REPORTAJE

Benito Pérez Galdós (1843-1920) Su vida Benito Pérez Galdós nació en 1843 en Las Palmas de Gran Canaria y es uno de los escritores más representativos del siglo XIX. Era el décimo hijo de un militar y tuvo una educación rígida y religiosa. Cursó su bachillerato en su tierra natal y se interesó por la historia, la pintura y la música. A los veinte años se trasladó a Madrid para estudiar Derecho. En aquella época frecuentaba el Ateneo madrileño y las tertulias de intelectuales y artistas, y empezó a entrar en contacto con diversas personalidades del mundo cultural. Se interesa por la vida de la ciudad y por los problemas políticos e históricos del momento. Pronto comenzó a escribir en varios periódicos de la capital. En 1867 viajó a París como corresponsal de la Exposición Universal. Allí conoció a los grandes autores realistas

Benito Pérez Galdós durante su visita a Gran Canaria en 1894

europeos como Balzac o Dickens. Viajó por el resto de Europa. Participó también activamente en política. Entre 1886-1890 fue diputado por el partido de Sagasta. En esta época rompió la relación amorosa que mantenía con la también escritora Emilia Pardo Bazán. En 1897 fue elegido miembro de la Real Academia Española. Durante los últimos años de su vida se dedicó a la política y en 1910 fue elegido diputado a las Cortes por la coalición republicanosocialista. Vivió cada día más retirado y murió pobre y ciego en Madrid en 1920.

Don Benito "El Garbancero" Este apodo aparece en boca de un personaje de Luces de Bohemia de Valle-Inclán, quien lo llama así haciendo alusión a la expresión española “buscarse los garbanzos”, es decir, encontrar los medios económicos suficientes para vivir. Con eso el dramaturgo gallego se refería a su estilo castizo, reflejo de la realidad cotidiana de su época. Los escritores de la Generación del 98 sugerían que escribía más con fines alimenticios que artísticos y aunque recibieron sus influencias, se rebelaron contra lo que consideraban una escritura de mal gusto. 118


Su obra Galdós cultivó prácticamente todos los géneros de la literatura: novela, teatro, ensayo, crónica… Su primera obra es La fontana de oro, de carácter romántico pero donde empezaban ya a verse sus ideas radicales. En la década de 1880, su época de máxima producción, emprende la tarea de contar la historia novelada de la agitada España del siglo XIX en Los episodios nacionales y demuestra su excepcional talento del cronista. Galdós es un agudo observador de la realidad de su época y podemos dividir sus novelas en tres grupos: Novelas de tesis en donde se enfrentan personajes liberales y tradicionales, como Doña Perfecta (1876), Gloria (1877), La familia de León Roch (1818) o Marinela (1878).

Novelas contemporáneas ambientadas en Madrid en donde analiza los problemas de la sociedad y los sentimientos de sus personajes con total libertad, y entre las que se encuentran los grandes títulos del autor: La desheredada, El amigo Manso, Fortunata y Jacinta, Miau, Tormento o Tristana. Novelas espirituales centradas en valores morales e ideales entre las que destacan: Torquemada, Nazarín, El abuelo, y sobre todo, Misericordia. En 1892 se inicia en el teatro con la obra Realidad; seguirán otras como La loca de la casa o Gerona.

Su estilo Galdós se sirve de un lenguaje espontáneo para construir el perfil psicológico de sus personajes. El narrador omnisciente es testigo o trasmisor de los hechos. Utiliza asimismo el monólogo interior para reproducir los pensamientos de un personaje sin la intervención del narrador e intercala constantemente el diálogo. Cabe destacar la utilización de lo onírico, los sueños sirven para mostrar lo más íntimo de los personajes.

Entre 1898-1920 su actividad literaria sigue siendo intensa y se entrega cada vez más al teatro. En este género evolucionará como en sus últimas novelas, con personajes idealistas y llenos de espiritualidad. Casandra, Santa Juana de Castilla, o Electra son ejemplos de esta evolución. El estreno de Electra (1901) fue un acontecimiento nacional y provocó numerosas manifestaciones y protestas por su contenido anticlerical. Tanto el público como la crítica lo consagrarán como autor teatral.

El Nobel de Literatura En 1912 nuestro escritor lo tenía todo para llevarse este prestigioso premio y su candidatura era muy firme. Pero una campaña en su contra por parte de sus enemigos políticos disuadió a la Academia sueca de galardonarlo. Perderá frente al francés Romain Rolland, un pacifista que representaba mucho mejor la imparcialidad ante los conflictos. 119


REPORTAJE

La España de Galdós En el agitado periodo que sigue a la revolución de 1868 (La Gloriosa), con el destronamiento de Isabel II y la proclamación de la República, España se enfrenta a la crisis y el desempleo. Finalmente en 1875, tras la Restauración de la monarquía borbónica con Alfonso XIII se inicia un período de calma política. El desarrollo económico (minería, siderurgia vasca e industria textil catalana) impulsa el incremento del poder político de la burguesía. Joaquín Sorolla y Bastida Retrato de Rey don Alfonso XIII con el uniforme de husares (1907)

Corrientes ideológicas

Los avances tecnológicos

La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por la pérdida progresiva del idealismo romántico. Predomina el positivismo que defiende la observación y la comprobación empírica, y rechaza lo no contrastado en la experiencia. Y aparecen dos teorías modifican la visión del hombre: - el evolucionismo, según el cual los seres vivos son el resultado de la evolución. - el determinismo, para el cual el comportamiento del hombre es consecuencia del ambiente y de la herencia.

Asistimos al nacimiento de avances como la locomotora, el barco de vapor o el automóvil, que van a revolucionar el transporte. Aparecen también la pila eléctrica, máquinas como el ascensor, el gramófono o la prensa rotativa, que mejorarán la calidad de vida. Y al final de siglo verá la luz el cinematógrafo de los hermanos Lumière. Madrid sufre profundas transformaciones. La capital española se convierte en una ciudad moderna y ve llegar las calles iluminadas por medio del gas, la traída del agua, la instalación del ferrocarril, los grandes mercados, los pasajes comerciales, el tranvía, los jardines y los nuevos cementerios.

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El Realismo Esta corriente artística que tiene como fin representar la realidad lo más fielmente posible surgió en Francia en la primera mitad del siglo XIX. En España apareció hacia 1870 y tuvo su apogeo en 1880 cuando se consolida el acceso al poder de la burguesía. Con todo, la representación fiel de la realidad no es algo realmente nuevo en la tradición española, pues la encontramos ya durante el Siglo de Oro, en la novela picaresca, Quevedo y Cervantes. Los escritores realistas, como los científicos, observan los problemas sociales y los estudian. Todas las novelas tienen como propósito analizar, reproducir y denunciar los males que aquejan a la sociedad, de la

forma más verídica y objetiva posible. Los autores son burgueses comprometidos con su sociedad, que ofrecen un panorama completo de las costumbres y la realidad del momento. Muestran interés por lo cotidiano y popular. Describen detallada y minuciosamente los ambientes y los personajes, y abordan temas relacionados con el conflicto entre progreso y tradición con un estilo sobrio, sencillo en apariencia, en el que adquiere relevancia la reproducción del lenguaje coloquial, especialmente en los diálogos, es decir, adoptando los niveles de lenguaje adecuados a los personajes, que representaban todos los estratos sociales, lo que da representan mayor verosimilitud a la obra.

Joaquín Sorolla y Bastida, El pescador (1904) Joaquín Sorolla y Bastida, Mondando patatas (1891)

El Naturalismo Este movimiento que apenas duró una década (1880-90) es una evolución del Realismo. Mientras que los escritores realistas reflejan y describen a la burguesía, los naturalistas se ocupan de las clases más desfavorecidas y reproducen los ambientes más sórdidos y desagradables de la sociedad con personajes marginales, cuyo comportamiento se explica por herencia genética o circunstancias sociales, haciendo una crítica social profunda. El hombre nunca es libre de escoger su destino. En España la mayor representante del movimiento es Emilia Pardo Bazán, aunque podemos encontrar su huella en Vicente Blasco Ibáñez, en “Clarín” y en algunas obras de Galdós. Sin embargo, en España no se seguirá al pie de la letra el Naturalismo de Zola: se adopta la forma pero no la doctrina ideológica, ya que se incorpora una dimensión espiritual. 121


REPORTAJE

El Madrid de Don Benito Los ensanches

Las corralas

En las últimas décadas del siglo XIX las ciudades españolas empiezan a crecer y modernizarse gracias a diferentes proyectos llamados ensanches. Así el de Madrid estará destinado a las clases acomodadas y basado en el orden, la facilidad de acceso con los nuevos medios de transporte y un gusto ostentoso en la arquitectura. Dio lugar a una nueva construcción de barrios en la periferia. Se inspira en los planes de urbanismo de Haussmann en París. El punto de partida fue la Puerta del Sol y se extendió principalmente hacia el norte de la ciudad.

Galdós describe con todo detalle la vida de las corralas típicas madrileñas de Lavapiés. Eran edificios populares dispuestos alrededor de un patio central a cuyas viviendas se accedía por corredores abiertos. Estas viviendas tenían menos de 20 metros cuadrados en dos habitaciones. El retrete estaba en el patio y era común. Algunas contaban con un pozo cuya agua no era potable y que se utilizaba para lavar la ropa o regar algún huerto. En estos edificios se hacinaban las familias obreras. En la actualidad, las corralas han sido declaradas edificios protegidos.

Los lugares de ocio Estos lugares variaban según las clases sociales. La alta burguesía y la nobleza acogían tertulias artísticas o literarias en sus palacios. La clase media se reunía en cafés como La Fontana de Oro para hablar de política o de la vida de todos los días; en estos locales se gestaron muchas revueltas. Por otro lado estaban los Ateneos, que tenían una finalidad más elitista y cultural, pues en ellos empezaban a manifestarse los futuros políticos y se discutían temas sociales o literarios. A las clases populares solo les quedaban las tabernas y la ópera, 122

en donde ocupaban el gallinero frente a las familias más pudientes que tenían su propio palco.


REPORTAJE

La moda en el Madrid de la época Un nuevo gusto Gracias a la máquina de vapor se viaja más y las influencias de otros países llegan más fácilmente. La máquina de coser también supone una pequeña revolución en la confección de la ropa, ya que permite ahorrar mucho tiempo. Así como la llegada del agua distribuida en las calles y plazas, que permitirá cambiarse de ropa todos los días. Otra novedad reside en las telas y los bordados. El gusto por Oriente y lo exótico que caracteriza algunas corrientes culturales del siglo XIX, como el Romanticismo, está presente también en la moda. Pero poco a poco la sociedad española empieza a vestirse

de una manera más triste y seria. Hay una pérdida del color frente a la sobriedad de la moda que llega de Europa. Ya en aquella época, Francia es un importante referente para la moda. Así, el mantón de Manila es sustituido por los abrigos confeccionados; este símbolo de la civilización hispánica pierde importancia especialmente entre las mujeres de la burguesía, que lo ceden con desdén a la clase media, y esta, que también quiere ser aristócrata, los entrega al pueblo, último y fiel adepto de los matices vivos; las mujeres del pueblo lo utilizan en las ocasiones importantes.

Dime cómo te vistes… En la novela, la ropa es la expresión del estatus social. La influencia de la moda francesa es importante y solo las burguesas pueden llevarla. Así, Jacinta viste con abrigos, faldas, sombreros y ropa blanca. Además del polisón que es un armazón sujeto a la cintura para ahuecar la falda, o de la levita que es la prenda más emblemática del atuendo burgués. Por otro lado, Fortunata, como todas las mujeres de condición humilde, lleva siempre un simple pañuelo en la cabeza y un mantón sobre los hombros.

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REPORTAJE

La vida de la obra Publicada entre 1886-87, Galdós tardó más o menos dos años en escribir las casi 1 000 páginas de Fortunata y Jacinta. Consta que el novelista sintió un gran alivio al terminarla y que se acusó de haberse apresurado en los últimos capítulos. La novela, una de las más representativas del realismo español, tiene como historia vertebral uno de los más viejos motivos literarios: una muchacha pobre, Fortunata, es seducida por un señorito, Juanito Santa Cruz, casado con Jacinta. La obra, ambientada en el período de la I República y la Restauración monárquica se desarrolla en pleno centro de Madrid, es una novela madrileña, castiza desde el principio hasta el final y no es difícil identificar los innumerables lugares que son citados en el libro.

Dos historias de casadas Algunos ven en el subtítulo de la obra un homenaje a El diario de dos jóvenes casadas de Balzac. Podría hacer referencia al hecho de que Jacinta está casada con Juanito, y Fortunata con Maximiliano, lo que hace dos parejas. Pero también podría hacer alusión al hecho de que si bien Jacinta es la esposa legítima y oficial, durante toda la obra Fortunata considera ser la esposa de Juanito por derecho natural, sobre todo porque le ha dado un hijo. En estas dos historias familiares desdichadas ambas mujeres dependen del mismo hombre. Cada una se identifica con la otra en más de una ocasión pero las separa su diferente clase social.

Las dos protagonistas son algo así como las dos mitades de un carácter que, aunque mantienen una permanente rivalidad, puesto que los objetivos que persiguen no pueden lograrse sin herir una a la otra, al final de la novela, cuando Fortunata está a punto de morir, se armonizan y comprenden.

El eterno triángulo La temática principal de Fortunata y Jacinta es el amor, la pasión y la atracción, y presenta una sucesión de triángulos amorosos cambiantes: se empieza con el triángulo de Juanito-Fortunata-Jacinta; luego Juanito-Fortunata-Maximiliano; este triángulo es pronto sustituido por el de Fortunata-Maxi-Feijoo; después el de Juan-Fortunata-Aurora; y finalmente vuelve el triángulo primario de Juanito-FortunataJacinta. La heroína de la obra es Fortunata, por eso todos los triángulos giran alrededor de ella. 124


Los personajes En esta extensa novela —en longitud y en profundidad— se toma el pulso a la vida de Madrid, que viene a ser como espejo o paradigma de la vida social de España entera. Los personajes son múltiples pero cada uno tiene su puesto en la novela. Los personajes principales son Juanito Santa Cruz, galán egoísta y sin escrúpulos; Fortunata, joven humilde, inculta, sencilla y franca; Jacinta, esposa abnegada, seria y con principios; y Maximiliano Rubín tímido, solitario y enfermizo. Los personajes secundarios atraen tanto la

atención como los protagonistas. Destacan Baldomero y Barbarita, los padres de Juan, ricos e hijos de comerciantes; Plácido Estupiñá, un empleado y amigo de la familia Santa Cruz; Ido del Sagrario, un pobre loco de humilde condición; Guillermina, la beata que quiere construir un orfanato; doña Lupe, la usurera y prestamista; Mauricia, la compañera de Fortunata durante su estancia en el convento; o Evaristo Feijoo, el coronel retirado que ayudará a Fortunata… El espectro que presenta Galdós es amplio y generoso: abarca desde la alta burguesía hasta el bajo pueblo.

Las diferentes adaptaciones de la obra En 1969 Angelino Fons adaptó la obra para el cine. La película nunca tuvo gran distribución, pero quedó eclipsada cuando Mario Camus en 1980 realizó para TVE la serie sobre la novela (que se puede ver en www.rtve.es). En 1969 López Aranda adaptó la obra al teatro extrayendo de la novela los conflictos más dramáticos y excluyendo todo lo social y descriptivo. Se estrenó en el Teatro Lara de Madrid y todas las representaciones tuvieron un éxito considerable.

Un billete en honor de Galdós A pesar de la entrada en vigor del euro el 1 de enero de 1999 mucha gente recuerda aún la panorámica del Teide que aparecía en la serie de billetes de 1 000 pesetas dedicado a Canarias en su reverso con la frase “… y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde” del sexto libro de Los Episodios Nacionales en el que se narran los hechos que vivió la capital aragonesa durante los dos sitios a los que fue sometida por el ejército napoleónico. Y en el anverso figuraba el retrato de Benito Pérez Galdós.

El escritor era muy derrochador y murió arruinado, por lo que parece una broma que escogieran su imagen para ilustrar un billete de banco.

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TEST FINAL Responde a las siguientes preguntas. 1 ¿Cómo describirías a Fortunata? 2 ¿Cuáles son los rasgos más destacados de Jacinta? 3 ¿Qué une a estas dos mujeres? 4 ¿Dónde y cómo se conocen Juanito Santa Cruz y Fortunata? 5 ¿De qué dos comportamientos particularmente reprobables de su marido hacia su antigua amante se entera Jacinta durante la luna de miel? 6 ¿Qué hace sufrir a Fortunata? 7 ¿Qué causa profunda tristeza a Jacinta? 8 ¿Quién es Guillermina Pacheco y cuál es su papel en la historia del Pitusín? 9 ¿Cuál es la principal razón de Fortunata para aceptar la demanda de matrimonio de Maximiliano Rubín? 10 ¿Cuál es la condición para que Nicolas, el hermano cura de Maximiliano, acepte la boda de su hermano? 11 ¿Cuándo ve Fortunata a Jacinta por primera vez y qué siente? 12 ¿Qué hace Juanito para estar cerca de Fortunata cuando esta se casa? 13 ¿Cuándo y en qué circunstancias tiene Jacinta confirmación de las infidelidades de su esposo? 14 ¿Quién recoge a Fortunata cuando esta huye por primera vez de la casa de su esposo? 15 ¿Cómo empieza a comportarse Maxi al poco tiempo de haberse reconciliado con su mujer? 16 ¿Cómo transcurre el primer encuentro entre Fortunata y Jacinta? 17 ¿Qué insinúa a Fortunata su amiga Aurora acerca de Jacinta? 18 ¿Por qué motivo Fortunata vuelve a huir de su marido? 19 ¿Adónde va a vivir Fortunata esta vez? 20 ¿Cómo descubre Maxi que su mujer no está muerta y averigua dónde se encuentra? 21 ¿Por qué Fortunata agrede a Aurora? 22 ¿Qué le pide Fortunata a Maxi cuando se entera de la nueva relación que tiene su antiguo amante? 23 ¿Qué gesto tiene Fortunata hacia su antigua rival cuando siente la muerte próxima? 24 ¿Cómo acaba Maximiliano Rubín? 25 Al final de la obra, ¿cuál es la reacción de Jacinta ante los continuos engaños de su marido?

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PROGRAMA DE ESTUDIOS Temas Amor Matrimonio Adulterio Maternidad Paternidad Sacrificio Destrezas Describir personas y lugares Expresar opiniones Expresar probabilidades Hacer suposiciones Contar experiencias pasadas Hablar de intenciones futuras Narrar un evento que ha sucedido Inventar una historia Dar consejos Contenidos gramaticales El presente de indicativo Los tiempos del pasado (pretĂŠrito indefinido, imperfecto y pluscuamperfecto) El futuro imperfecto El condicional El presente de subjuntivo El imperativo afirmativo y negativo Los conectores del discurso (conjunciones) Las perĂ­frasis verbales

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LECTURAS

JÓVENES Y ADULTOS

NIVEL 2

Anónimo, El Lazarillo de Tormes Federico García Lorca, Bodas de sangre Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, Libro de buen amor Félix Lope de Vega, Fuenteovejuna

NIVEL 3

Benito Pérez Galdós, Marianela Fernando de Rojas, La Celestina Leandro Fernández de Moratín, El sí de las niñas Vicente Blasco Ibáñez, Sangre y arena Calderón de la Barca, La vida es sueño

NIVEL 4

Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha Miguel de Unamuno, Niebla Leopoldo Alas “Clarín”, La Regenta Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta


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