EL JACOBINO (ELJ) | ABRIL | 2015

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ideas y prácticas para cambiar Chile y el Mundo

Salvador Allende

claritos!

o la redención de Chile Después de décadas, las múltiples expresiones de la dominación habían sacado al pueblo de la escena política, manteniéndolo en coma profundo. Cuando parecía que ya todo estaba perdido, cuando el laboratorio neoliberal chileno parecía ser nuestro destino nacional, llega el respirador artificial el 2006 y con más fuerza el 2011, de la mano de una tercera generación sin

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miedo. Hasta ese momento cualquiera habría dicho que el pueblo había desaparecido irremediablemente. Pero detrás de la poderosa simpleza de la “educación pública, gratuita y de calidad para todos” se fue reconstituyendo un nuevo pueblo heterogéneo y diverso, y fuimos millones los que apoyamos y nos vimos reflejados en esos jóvenes P.2

N egociación colectiva por rama : C ontigo hemos topado

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Legalización “Caiga quien caiga” de la demanda justa; marihuana falacia sistémica P.7

[ [ ¡Estamos

La alternativa es ciudadana. La solución es crear unitariamente un nuevo sistema y para ello, se avanza hacia una Asamblea Constituyente.

P ATA S A R R I B A "En la era de las privatizaciones y del mercado libre, el dinero gobierna sin intermediarios. ¿Cuál es la función que se atribuye al estado? El estado debe ocuparse de la disciplina de la mano de obra barata, condenada a salarios enanos, y de la represión de las peligrosas legiones de brazos que no encuentran trabajo: un estado juez y gendarme, y poco más. En muchos países del mundo, la justicia social ha sido reducida a justicia penal. El estado vela por la seguridad pública: de los otros servicios, ya se encargará el mercado; y de la pobreza, gente pobre, regiones pobres, ya se ocupará Dios, si la policía no alcanza. Aunque la administración pública quiera disfrazarse de madre piadosa, no tiene más remedio que consagrar sus menguadas energías a las funciones de vigilancia y castigo. En estos tiempos neoliberales, los derechos públicos se reducen a favores del poder, y el poder se ocupa de la salud pública y de la educación pública, como si fueran formas de la caridad pública, en vísperas de elecciones", Eduardo Galeano.

El neoliberalismo, como una forma de mutación del capitalismo,

convierte al trabajador en empresario. El

neoliberalismo, y no la revolución comunista, elimina a la clase trabajadora sometida a la explotación ajena. Hoy cada uno es un

trabajador que se explota a si mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se transforma en una lucha interna consigo mismo.

(Byung-Chul Han,

[ [ Psicopolítica, 2014)

Asamblea

Constituyente

“Si la cancha es tramposa, el problema no se puede solucionar jugando en esa cancha”, Fernando Atria.

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edito

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SALVADOR ALLENDE o la redención de Chile

Salvador Allende murió solo. El hijo predilecto del pueblo, al que el pueblo admiraba y los poderosos temían, murió acompañado sólo de su dignidad inmortal. A partir de ese instante, como en una tragedia griega, cayeron las desgracias y maldiciones sobre su pueblo y una generación completa cargó con esa derrota moral, política y militar.

y los poderes fácticos empresariales se transformaron en una única casta: la mega elite ultra acomodada y corrupta que hoy nos dirige y copa la institucionalidad que alguna vez pretendió ser democrática.

Las que habían sido las expresiones más auténticas del pueblo, que le habían tomado trabajosas décadas en constituirse y que nos habían llevado a ser un caso único a nivel mundial - la Unidad Popular, el venceremos, la transición chilena al socialismo, el cobre para Chile, la clase obrera, el área de propiedad social, la reforma agraria, el pueblo unido jamás será vencido - cayeron fulminadas bajo las botas militares, para luego ser desaparecidas y lanzadas al mar del olvido. De ahí en adelante campeó el horror, el terror y la bestialidad científica de los vencedores. Luego de ríos de dolor fue necesaria la irrupción de una nueva G80 para romper con la desesperanza. Los hijos e hijas de la generación derrotada se sumaron y lograron imprimirle una nueva fuerza a ese pueblo, ya una vez derrotado pero aún existente, alcanzando a instalar nuevas expresiones populares: las protestas nacionales, el paro nacional, las barricadas, los apagones, la rebelión popular, la desobediencia vivil, la sublevación nacional. Así pudieron tomar la iniciativa y arrinconar a la dictadura hasta sacársela de encima. Hasta ahí llegó el pueblo.

Después de décadas, las múltiples expresiones de la dominación habían sacado al pueblo de la escena política, manteniéndolo en coma profundo. Cuando parecía que ya todo estaba perdido, cuando el laboratorio neoliberal chileno parecía ser nuestro destino nacional, llega el respirador artificial el 2006 y con más fuerza el 2011, de la mano de una tercera generación sin miedo. Hasta ese momento cualquiera habría dicho que el pueblo había desaparecido irremediablemente. Pero detrás de la poderosa simpleza de la “educación pública, gratuita y de calidad para todos” se fue reconstituyendo un nuevo pueblo heterogéneo y diverso, y fuimos millones los que apoyamos y nos vimos reflejados en esos jóvenes. La mega elite quedó perpleja, el modelo comenzaba a derrumbarse y el callejón sin salida neoliberal por fin se veía como tal. Se sentía el hedor del fracaso y el cierre de una época. Pero el instinto de supervivencia de la mega elite la hizo reaccionar rápidamente: subió el volumen a sus cantos de sirena reformistas-gatopardistas, sumó aliados hasta esos momentos impensados, se legitimaron elecciones donde ganó la abstención. En fin, salvo excepciones, todo parecía volver a la normalidad de la dominación neoliberal. Hasta el Penta crack, Caval guak y Soquimuch.

El plebiscito de 1988 y el retorno a la democracia en 1990 quizás fueron las últimas expresiones populares profundas. Y también fueron su lápida. De ahí en adelante se nos perdió el pueblo. Se fue para la casa en medio de “la gente” y los llamados a retiro que le hicieron los nuevos vencedores provenientes en su mayoría y paradójicamente de la generación derrotada. A poco de avanzada la transición, le dieron la espalda, renegando de su origen, historia y principios hasta mutar transgénicamente. 25 años después, los nuevos vencedores junto a la derecha

¿Cuántas generaciones más se necesitan para romper esta maldición ya de 4 décadas? Somos tres generaciones de chilenos las que podemos unir fuerzas para redimirnos, por fin, como pueblo. Rescatémonos a nosotros mismos de las garras de los poderosos de la mega elite, que a fin de cuentas son tigres de papel que tiemblan cuando el pueblo se levanta. Volvamos a salir a las calles, gritemos nuestras consignas. Movilicémonos. Allende nos está abriendo las alamedas para que nos las tomemos. No lo dejemos solo esta vez. Acción ahora o maldición para siempre

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reflexión Multitud, 2004 Michael Hardt y Antonio Negri

"La crisis de la representación y la corrupción de las formas de democracia es una condición planetaria, evidente a primera vista en todos los estadosnación, insuperable en las comunidades regionales de estados colindantes, y expresada con violencia en el plano global, imperial. La crisis global de la democracia afecta a todas las formas de gobierno del mundo".

En busca de la política, 2001 Zygmunt Bauman

"El conformismo generalizado y la consecuente insignificancia de la política tienen un precio. Un precio muy alto en realidad. El precio se paga con la moneda en que suele pagarse el precio de la mala política: El sufrimiento humano".

Colectivo El Jacobino Comité: Coral Pey, Marta Yañez, Jorge Coloma, Francois Richard, Nicolás Yañez, Patricio Rifo, Enrique Correa, Sergio Navarrete. Invitados: Ramón Castillo, Sergio García, Felipe Michea, José Luis Ugarte, Francisca García, Martín Cordoba, Minerva González, Juan Guillermo Ossa, Fernando Encina y María Paulina Soto. Las opiniones vertidas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial de El Jacobino. Derechos reservados 2015.


opinión

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“CAIGA QUIEN CAIGA” demanda justa; falacia sistémica ciudadanojorgecoloma

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l poder mexicano celebra cada cierto tiempo la caída de un capo de la droga; la opinión pública se repetirá tales acciones por los siglos de los siglos, mientras no haya cambio sistémico. Los políticos chilenos, presos de una lógica formal y pragmática, orientada a resolver lo inmediato sin visiones de sociedad, han instalado el “caiga quien caiga”, correspondiente a la necesaria aplicación de la justicia frente a la corrupción. Sin embargo, esta demanda justa no resuelve por sí sola el problema sistémico que acompaña a Chile. Nadie garantiza que en un tiempo más, no se vuelvan a repetir tales delitos y surja nuevamente una consigna para salvar el sistema. Es que los políticos tradicionales están inmersos en él; su instinto actual es salvarlo.

Fueron armando los factores de un sistema político arrimados a la institucionalidad dictatorial. En el proceso, la elite política fue adquiriendo afinidades más allá de las ideologías y de la ciudadanía que decían representar. Querían dar gobernabilidad. Para ello, introdujeron el consenso que fue nutriendo el estanco de “los políticos” que los llevaba a “acuerdos de cocina”, de relaciones entre ellos; invitándose a matrimonios, ubicando a sus familiares en el poder. Entre ellos argüían asesorías y pagos recíprocos, alejándose paulatinamente de su “gente”. Transformaban a la ciudadanía en clientela electoral, en consumistas e intencionadamente desmovilizados. Los partidos se encargaban de ello.

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La alternativa es ciudadana. La solución es crear unitariamente un nuevo sistema y para ello, se avanza hacia una Asamblea Constituyente. El instrumento de cambio democrático, las elecciones, se fueron alejando de visiones de sociedad diferenciadoras y empezó a crecer la abstención y la percepción ciudadana que quiso Pinochet: “la política es cochina”. Frente a ello, el marketing entró a dar la pauta para triunfar y este medio demandaba financiamiento. Avisos luminosos, palomas…mientras más dinero, más posibilidades de éxito sobre el adversario de su coalición. Ahí estaban los PENTA, SQM financiando la política, estableciendo políticas de amarres que finalmente, no tocaban el sistema. Para legitimarse usan el “caiga quien caiga”. Claro, es una necesidad pero concentra la atención en soluciones particulares y no sistémicas. No se resuelve con la acción virtuosa de un grupo de fiscales y un juez. En este contexto, pasa a ser una falacia que desvía la atención del necesario cambio del sistema. La elite no quiere entregar en manos de la ciudadanía la gestión del factor crítico del sistema: la ilegítima Constitución del 80. Este fundamento de la institucionalidad ya no se sostiene. Los factores de separación entre élite y ciudadanía tienen su base en ella. El fundamento constitucional ahí establecido es responsable en Chile no sólo de “conductas empresariales depredadoras del propio mercado” (JCF Bóquez, 2000), sino también de la corrosión de la ética política y su entorno institucional. Anulado el poder regulatorio del Estado, se da rienda suelta al libertinaje propio de una unilateral

protección de los derechos y libertades económicas privadas. La clase política, aferrada a esta institucionalidad, se enfrenta a los crudos efectos de un proceso que se sintetiza en la actual crisis. No le queda otra que ir reconociendo paulatinamente esta situación. Ya la definen como “crisis política” y buscan soluciones entre ellos; en el seno de la elite desprestigiada. Entonces se arman de subterfugios; firman acuerdos desde comunistas hasta fascistoides para seguir profitando de un sistema que es el sostén de su poder. Los más conservadores (Escalona, Martínez, Allamand)1 ya reconociendo que es una crisis política, se ponen de acuerdo para transformarse en los “maestros chasquillas” de la crisis que ellos mismos fueron provocando; eligiendo “al próximo congreso con facultades constituyentes”. Hacen caso omiso del 90% de la gente que ya no cree en sus instituciones (partidos, parlamento, tribunales). No importa, quieren resolverlos entre sí; es su poder. La ciudadanía va adquiriendo conciencia de la necesidad de un proceso unitario que cambie la Constitución. Ésta dejó instalada las bases de una sociedad de principios ultra- montanos-conservadores que hoy tienen su corolario en una crisis institucional. La alternativa es ciudadana. La solución es crear unitariamente un nuevo sistema y para ello, se avanza hacia una Asamblea Constituyente (1) Qué lástima que la Gran Logia haya invitado sólo a sectores conservadores para buscar salidas a la crisis republicana.


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Negociación colectiva por rama: contigo hemos topado

En la negociación por rama no se trata de que los trabajadores ganen más dinero por sobre la realidad económica y productiva del país, sino de su distribución equitativa: que dejemos de ser una sociedad que da vergüenza, atacando una de los causas centrales de dicha situación, como es la distribución de la riqueza que se produce en el trabajo. Y no solo es reparto de riqueza económica, sino que de poder político. ciudadanojoséluisugarte

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aviera no la quiere. Alberto tampoco. Y La Tercera –en un furibundo editorial– les pone piso, celebrando que la rechacen (La Tercera, 11.04.2015). ¿Qué es aquello que une ideológicamente a Blanco y Arenas con la voz editorial de parte del empresariado criollo? ¿Cuál es el “viejo del saco” que asusta tanto a la elite empresarial chilena y sus representantes políticos? Una idea en cuatro palabras: negociación colectiva por rama. Después de décadas de discutir –en medio de un sindicalismo somnoliento– cuestiones periféricas como el multirut, piso mínimo y otras bagatelas, los trabajadores chilenos han llegado, por fin, al corazón del modelo laboral. Ese que en su día diseñó puntillosamente José Piñera, y que tantos hasta hoy, como Javiera y Alberto, han ayudado a sostener. La negociación colectiva por rama o sector ha entrado por la puerta ancha de las demandas del mundo sindical chileno, que comienza lentamente a despertar, después del largo letargo de los últimos veinte años –el letargo de una CUT adormecida y controlada por ciertos partidos políticos y sus poco autónomos “dirigentes militantes”–. Toparnos –al fin– con la negociación colectiva por rama se ha dado, obviamente, contra la total voluntad del Gobierno, el que no ha aho-

rrado en imaginación para evitarla en la agenda pública: primero, la ignoró (“no está en el programa”, repite obsesivamente Javiera), después la trató de inconstitucional, y ahora la rechaza, al igual que La Tercera, por razones de ideología económica. Rechazo construido, a todo esto, sobre un puñado de mitos. Mitos que solo han servido para perpetuar el modelo laboral que diseñara la dictadura. Veamos los más importantes. El primero lo podemos llamar el mito de “todos somos pyme” – aunque, paradójicamente, siempre se lo escuchamos a la Sofofa–. La negociación por rama afectará irremediablemente a las Pymes porque ellas no podrán soportar, se dice, las mismas condiciones de trabajo de las grandes del rubro o sector. Esta es, qué duda cabe, la falacia mayor y preferida por el neoliberalismo criollo sobre la materia. ¿Entenderá el neoliberal local que la negociación colectiva por rama versa –en todas partes del mundo donde existe– sobre condiciones mininas de trabajo y no, como confunde en su apocalíptico editorial La Tercera, sobre condiciones ideales o estándares de trabajo? No hay en la negociación colectiva por rama riesgo para las pequeñas y medianas empresas, porque no compartirán las mismas

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condiciones laborales que las grandes. Y ello, porque por sobre la negociación por rama –que fijará un piso mínimo– cada empresa, según su realidad y tamaño –y la fuerza sindical de sus trabajadores–, determinará las condiciones estándares de trabajo. Como es obvio, en ese escenario, los trabajadores de la gran empresa obtendrán condiciones de trabajo muy superiores a los trabajadores de la pequeña y mediana empresa. De este modo, no hay exclusión ni incompatibilidad entre negociación colectiva por rama que fija esas condiciones básicas, igual que lo hace, por ejemplo, una ley de sueldo mínimo, y la negociación por empresa, que fija las condiciones estándares para cada trabajador, según la realidad empresarial en que se desenvuelve.

eljacobino.cl riqueza económica, sino que de poder político: que los trabajadores puedan participar en las decisiones que los afectan por la vía de sus organizaciones sindicales más representativas. Salvo que lo que se pretenda –y eso habría que decirlo en voz alta– es que los trabajadores chilenos, entendidos como un recurso más, se comporten como los muebles: no hablen ni existan. En cualquier caso, para quien se tome en serio “el argumento de la provincia” siempre habrá ejemplos incómodos. Como el de Uruguay, país que con el mismo nivel de desarrollo que Chile, tiene una cobertura de la negociación colectiva propia de los países más desarrollados: cerca del 90 por ciento de trabajadores afectos a un contrato colectivo.

Lo que sí ocurrirá es que los hoy completamente excluidos de la negociación colectiva –9 de cada 10 trabajadores chilenos– podrían, por primera vez, desde la dictación del Plan Laboral de la dictadura, acceder al ejercicio de un derecho fundamental consagrado en la propia Constitución de 1980, y en diversos tratados internacionales, particularmente el Convenio N° 98 de la OIT.

¿Qué hay detrás, entonces, de toda esta parafernalia argumentativa?

El segundo mito en la materia es el que podemos llamar “el mito de la provincia”. Los trabajadores chilenos, tercermundistas ellos, no están preparados para tamaño avance, que solo está reservado para países desarrollados, donde los trabajadores tienen una virtud que no se encuentra aquí entre tanto olor a empanada: son razonables económicamente hablando.

¿Alguien duda que en las actuales circunstancias a un movimiento sindical con poder y autonomía le habría correspondido pilotear el profundo descontento ciudadano ante el estado calamitoso de nuestro sistema de representación política? ¿No hay ya razones suficientes en Chile, como ocurre en muchas democracias del mundo, para una huelga general por razones políticas?

Ese argumento daría para reír, si no fuera porque se ocupa para algo serio: impedir a los trabajadores chilenos un estándar de derechos colectivos como los que otorgan las mejores democracias del mundo.

Es fácil advertir que, a los ojos de nuestra elite política, ese miedo se encuentra plenamente justificado. Miedo que no es nuevo, en todo caso. Básicamente es la historia de nuestros trabajadores en el siglo XX y sus organizaciones, las que, salvo contados periodos históricos, fueron vistas como objeto de control por los partidos políticos, y no como agentes con autonomía que formaran parte de una compresión más participativa de la democracia.

Como es obvio, en la negociación por rama no se trata de que los trabajadores ganen más dinero por sobre la realidad económica y productiva del país, sino de su distribución equitativa: que dejemos de ser una sociedad que da vergüenza, atacando una de los causas centrales de dicha situación, como es la distribución de la riqueza que se produce en el trabajo. Y no solo es reparto de

Básicamente miedo. El de que los trabajadores y sus organizaciones sindicales se constituyan como agentes políticos relevantes, cuyo radio de acción supere el estrecho marco de la empresa.

En ese sentido, honramos una larga tradición, podrían decir Javiera y Alberto en su defensa. “Servidores de pasado en copa nueva”, podríamos decir otros, tarareando a Silvio

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n el número anterior de El Jacobino, contamos como en 1981, en plena dictadura militar, la familia Luksic apoyada por carabineros había usado una extrema violencia contra modestos campesinos de Cuncumén, que formaban parte del primer asentamiento de la Reforma Agraria en Chile, para adueñarse de miles de hectáreas de sus tierras, donde justamente hoy funciona la Minera Los Pelambres (MLP), que es la principal fuente de ingresos de Antofagasta Minerals, la matriz minera del Grupo Luksic. Una significativa metáfora de lo ocurrido en nuestro país en los últimos 40 años.

El pecado original de Minera Los Pelambres (Parte 2) La absoluta indefensión de estas comunidades, que no han encontrado respuestas ni en MLP ni en la institucionalidad ambiental que le ha dado tratamiento fast track a todas las solicitudes de los Luksic, parece haber encontrado refugio en la justicia ciudadanomartíncordoba

Los ejecutivos de la mina se refieren a este origen como “el pecado original de MLP”. A partir de ahí, la relación entre la comunidad y MLP ha estado por el abuso, la prepotencia y el total desprecio por el medio ambiente. Pero los Luksic no solo se apropiaron indebidamente de las tierras. Al poco tiempo aparecieron inscritos a nombre de MLP, derechos de agua que los comuneros nunca vendieron. La minería es sinónimo de agua, se necesitan mutuamente, pues el proceso de concentrado de cobre es por flotación. Es así como MLP posee derechos de agua de la cuenca del río Choapa, por un total de 1.430 litros por segundo, siendo el principal consumidor de toda esa cuenca. En cuanto a sus principios ambientales, los inicios de la mina en la década del 80 y luego en los 90, fueron de un salvajismo único, pues los desechos tóxicos de las aguas de relave producto de los procesos de concentración de cobre, las tiraban directamente a los potreros. Recién a mediados de los 90 construyen su primer tranque, El Chinche, para contener los relaves de la mina. Pero este se saturó antes de lo presupuestado por lo que el 2005 MLP se ve obligada a construir el tranque de relaves Quillayes, solo que lo hace sobre el río Cuncumén, afluente del Río Choapa, afectando a cientos de pequeños

productores de la localidad de Cuncumén, por lo demás todos parceleros provenientes de la Reforma Agraria de los 60. Pero el negocio del cobre seguía demasiado bien para los Luksic, por lo que ampliaron ilegalmente la producción de cobre, pasando de procesar 85.000 toneladas diarias de roca a 120.000 toneladas. Esto provocó que la vida útil del tranque Quiyalles, estimada inicialmente en 10 años, se viera abruptamente recortada a 3 años. Es decir el año 2008, a menos de 3 años de construido, la mina había saturado el tranque Quillayes.

Pero la ambición de los Luksic, acicateada por los precios del cobre, los llevó a pensar en una “solución final” para Pelambres: Construir El Mauro, un mega tranque ubicado 60 KM al sur de la mina, en el Valle del Estero Pupío y cercano a la localidad de Caimanes. El Mauro, con una capacidad 60 millones de toneladas de almacenamiento de relaves tóxicos, es uno de los tranques más grandes del mundo, con un muro de aproximadamente 1.400 metros de longitud y 237 metros de altitud. Este gigantesco dique cerró el

eljacobino.cl acceso de la población al valle del Mauro y destruyó el sistema hidrológico del Estero Pupío que nacía en ese sector y alimentaba de agua a la localidad de Caimanes, que se encuentra a 12 Km del acceso al tranque. Así, los relaves de la mina viajan 60 km por la cordillera, para depositarse en este inmenso lago de desechos tóxicos, que recibe anualmente 65 millones de toneladas de relaves. El Mauro le ha permitido a los Luksic pasar a procesar 175.000 toneladas diarias de material, lo que les genera utilidades anuales antes de impuestos e intereses, superiores a los US$2.000 millones. Todo al costo de numerosos incidentes ambientales (contaminación de ríos y aire por polvo en suspensión) lo que ha impactado fuertemente a las comunidades tanto del Valle del Choapa (Cuncumén, Salamanca), como del Valle del Pupío (Caimanes), las que se han levantado, ejerciendo un conjunto de métodos de defensa, tanto legales como de presión mediática y física, cortando los caminos de acceso a la mina. La absoluta indefensión de estas comunidades, que no han encontrado respuestas ni en MLP ni en la institucionalidad ambiental que le ha dado tratamiento fast track a todas las solicitudes de los Luksic, parece haber encontrado refugio en la justicia. La Corte Suprema ha atendido las demandas de la comunidad de Caimanes y ha ordenado a Pelambres “que debe permitir el escurrimiento natural de las aguas del estero Pupío a la comunidad de Caimanes, libre de contaminación de desechos provenientes del tranque de relaves El Mauro”. Asimismo da un plazo de un mes para entregar un plan que considera la demolición total o parcial del mencionado tranque o la realización de obras complementarias para no afectar las aguas. Dicen en las comunidades que el nuevo plan de los Luksic es hacer un tranque de relaves en el mar

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ciudadanojaimecolomat.

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os medios de comunicación en su rol de entretener e informar han estado exentos de cuestionamiento por parte de la mayoría de los chilenos. Sin embargo, siempre me he preguntado que tanto realmente cumplen su función. Es sabido que en nuestro país no existe la llamada televisión pública, sin embargo los medios ponen a Televisión Nacional de Chile como el estandarte de ésta idea. Ésta es la primera gran falacia comunicacional de la que la mayoría de las audiencias se hace parte sin siquiera entender de qué se trata una cadena televisiva de éste tipo. Televisión Nacional de Chile se financia con dineros privados, los auspiciadores, por lo tanto, son quienes realmente rigen los lineamientos editoriales y por lo mismo dichas editoriales deben responder a las necesidades propias del mercado y la com-

cuestiona qué discursos están construyendo los medios de comunicación. Dichos discursos son parte del constructo identitario de un ciudadano consumista, acorde al modelo, a pesar de las críticas y que, desde algunos escenarios se quisiera cambiar. Los medios de comunicación lejos de aportar a la construcción de un ente social crítico sólo desarrollan discursos medio panfletarios poco discutibles desde argumentaciones serias y sostenidas en emocionalidades extremas. Es así, como los comunicadores en áreas de entretención se sostienen en la idea del sentir y los otros, los informativos, en supuestas objetividades acordes a las necesidades del medios que los sostiene. No es de extrañar que hoy por hoy la mayoría de los noticiarios, salvo honrosas excepciones, se dediquen a hablar de cuál es la mejor mayonesa casera en alguna fuente de

soda o a contarnos las mejores ofertas para enfrentar algún nuevo desafío presupuestario producto de los avatares que el calendario nos impone en cuanto a festividades, pagos de impuestos, escolaridades y tantas otras cosas. Los discursos desarrollados son entonces aquellos que consolidan el modelo y se sostienen en forjar un ciudadano cuya identidad se establece en lo externo, con solidas raíces en el consumo y en la creación de una idea de uno mismo en torno a lo que se tiene y no a lo que se es. Es así como en estos últimos días hemos visto como los distintos medios de comunicación han hecho un verdadero llamado a la emocionalidad más primaria por sentirnos pasados a llevar por una institucionalidad que, creemos, nos estafa siendo ellos arte y parte de la misma

medios de comunicación de masas, ¿aliados de la crisis del sistema? Los discursos desarrollados son entonces aquellos que consolidan el modelo y se sostienen en forjar un ciudadano cuya identidad se establece en lo externo, con solidas raíces en el consumo y en la creación de una idea de uno mismo en torno a lo que se tiene y no a lo que se es.

petencia en esta industria cultural que es la televisión. Por lo mismo TVN, difícilmente podría tener una editorial propia acorde a las características del estado de Chile, más aun cuando dicho estado se rige por una constitución impuesta en dictadura y que sólo avala y consolida los valores propios del sistema neoliberal que nos rige. Siguiendo con ésta idea de la que nos habla extensamente Pierre Bourdieu en su libro “Sobre la TV” es que además podemos observar que esto se extiende hacia otros medios de comunicación. En definitiva ellos son sólo parte de los devenires del mercado y funcionan en torno a éste como cualquier industria más de las sociedades capitalistas. En definitiva podríamos entender que los medios y aquellos quienes trabajamos ahí no tenemos autonomía ya que si algo no le parece a un auspiciador este quita su plata y el medio eventualmente se termina. Es así como si bien hoy vemos con cierta expectación la caída de las instituciones, nadie

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las armas del mundo: ¿seguridad o amenaza?

ciudadanojuangómez (*)

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os países industrializados que cuentan con una poderosa industria armamentística han logrado imponer en el mundo el concepto de disuasión armada como política de defensa de los Estados modernos. En efecto, los países que basan gran parte de su economía en la industria militar, fundamentalmente los Estados Unidos, son los precursores de este tipo de conceptos, como el enemigo interno, la seguridad nacional, la disuasión para resguardar la soberanía territorial, la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico; y en general todo tipo de resguardos frente a amenazas de todo orden. Estos paradigmas basados en la defensa armada que miran con temor y desconfianza a todo el mundo comenzando con sus propios países vecinos, son los responsables de una carrera armamentística desenfrenada que ha llevado al comercio mundial de armas convencionales a cifras estratosféricas de varios cientos de miles de millones de dólares anualmente convirtiéndose esta industria en la primera en valores de todos los bienes y servicios transados en el mundo. Y esto sin considerar la industria de las armas nucleares que demandan un millón de dólares por minuto. Estas cifras constituyen una aberración para la especie humana, ya que podrían terminar con la pobreza de todo el planeta. Esta forma de encarar las políticas de defensa y seguridad están llevando a producir

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cantidades siderales de armas y municiones, suficientes para matar dos veces a la población de todo el mundo. Y más aún, son responsables de que muera una persona por minuto debido a la violencia armada. Todo lo anterior deja perfectamente claro que las armas se están convirtiendo en fuente de conflicto, de violencia y de muerte, y de ingente desviación de los recursos desde áreas sociales, sin que con esto se genere mayor seguridad para las personas y los Estados, por el contrario, todos viven con el perpetuo temor de ser atacados, fomentando la desconfianza y la inseguridad. Obviamente la solución para este estado de cosas es absolutamente estructural, requiriéndose un cambio de paradigma en las políticas de defensa de todos los Estados del planeta, de tal forma de fundamentarlas en la seguridad humana y el fomento de confianzas entre los países, principalmente los limítrofes. Es cierto que se acaba de aprobar un Tratado que regula el comercio de las armas convencionales, pero creemos que no es suficiente, que las armas de todas maneras va a seguir nutriendo los ejércitos en forma progresivamente mayor, y que de todas maneras van a llegar a grupos violentistas de todo orden. Por eso creemos que la verdadera solución es el desarme y la desmilitarización total. Lo anterior se refiere a un nuevo Orden Mundial, en el cual los Ejércitos y las armas desaparezcan como patrimonio de los Estados, para depositarlas exclusivamente en un

Ejército Internacional independiente que se encargue de hacer respetar el Derecho Internacional, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, y en general todos los Tratados y Convenciones que los Estados parte de Naciones Unidas se han comprometido a respetar. Este desarme y desmilitarización total requiere de la profunda convicción de todos los países en orden a terminar con la resolución de los conflictos por la vía violenta, armada, y en dejar que sea la Corte Internacional de Justicia la que dirima los diferendos. Con esto se acabaría el colonialismo imperialista, las invasiones, las anexiones, los enfrentamientos, que han sido el pan de cada día en la vergonzosa historia de la humanidad. Estamos conscientes de que amén del cambio de mentalidad que se necesita por parte de todo el mundo, para lo cual es indispensable reconvertir gradualmente la industria armamentística en una industria productiva al servicio del desarrollo y crecimiento de todos los pueblos del Orbe. En efecto, una industria nociva, inútil, al servicio de la muerte, es necesario reconvertirla en una industria útil, productiva, al servicio de la vida y el desarrollo. La industria de las armas es una de las que mueve y dinamiza la economía mundial, por tanto su abrupto término provocaría una desastre financiero global que haría colapsar el modelo neoliberal consumista que sostiene la actual civilización. Un mundo idílico como éste, pero posible si la humanidad se lo propone, es exactamente lo contrario de los que la industria de las armas promueve. Esta industria necesita alimentar la desconfianza, la inseguridad, la agresividad, el miedo, para así dinamizar su industria, desarrollar y vender nuevas armas, y dejar a la anteriores obsoletas, o sea estimular una sociedad de consumo de las armas, acrecentando su demanda progresivamente como cualquier otro bien de consumo masivo. Con la diferencia de que este bien de consumo cobra cientos de vidas cada día. Pensamos muy sinceramente que el desarme y la desmilitarización global es la única y última carta que la humanidad se debe jugar, ya que de seguir el actual estado de cosas el mundo se encamina peligrosamente hacia un precipicio bajo el fantasma del holocausto nuclear, debido a que los recursos se harán cada vez más escasos, por lo que se necesita una visión de conjunto para solucionar los problemas, trabajando cooperativamente, centrando las soluciones en la persona humana y sus necesidades, independiente de su nacionalidad (*)Centro de Estudios Humanistas Cehum-Aletheia


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omo cualquier otra sustancia psicotrópica la marihuana puede dar origen a persistentes adicciones. En este caso no es una demanda fisiológica la que exige la repetición del consumo, sino una de carácter psiquico la que espolea el consumo. Su consumo regular y de algún modo automatizado hace que para producir el mismo efecto que tuvo la sustancia a inicios del consumo se tenga que aumentar permanentemente la dosis. Es lo que se conoce como el principio de la tolerancia, el cuerpo asimila mejor la droga y exige una mayor cantidad para producir el mismo efecto original. Su uso regular provoca comportamientos de letargo y falta de ganas lo que termina influyendo en el rendimiento. En el período de la adolescencia puede tener una influencia negativa en la formación de las funciones cerebrales. En caso que haya una predisposición a la depresión y a la psicosis en el individuo esta puede verse acelerada, más aún si se usa en combinación con alucinógenos. Sin embargo no todo consumo llega a producir las consecuencias que he enumerado con el objeto de hacer una contribución seria y no bagatelizar el consumo de la mari-

huana. Hay muchas personas, especialmente jóvenes, que consumen ocasionalmente o en cantidades que no permiten el desarrollo de una adicción. Más aun, hay muchos casos de personas que se han apoyado en alguna forma de consumo limitado superar situaciones vitales complejas, como las que habitualmente se le presenta a los jóvenes, sin provocar exesos ni daños a la salud. La ideología totalitaria y funcional de las guerras contra las drogas no ha permitido hasta hoy que haya una discusión serena y abierta sobre los riesgos y formas de consumo que no terminan necesariamente en la adicción. Hasta ahora el consumidor ha sido estigmatizado, consuma ocasional o regularmente, y lo peor de todo es que con esa falta de diferenciación del problema se les ha criminalizado y puesto en situaciones límites como arrestos o encarcelamientos que al provocar angustia, una sentimiento de injusticia y frustración pueden terminar finalmente aumentando el consumo. La experiencia en Europa indica que los jóvenes que llegan a consultar, y que no están dispuestos a dejar la sustancia, tienen una

eljacobino.cl reacción positiva cuando se les invita a un uso consciente, que integre fases de abstinencia al consumo para evitar que el cuerpo se acostumbre y surja el deseo de aumentar constantemente la dosis. Para este amplio grupo de consumidores ocasionales y que no han llegado al nivel de la adicción se hace necesario una regulación del consumo donde se acepte la posesión de determinada cantidad de estupefacientes, pero que además incluya un debate abierto sobre los riesgos y las posibilidades de limitarlos. En este sentido un nuevo estilo y contenidos de prevención se hacen imperiosos. Un proyecto de esta naturaleza debe ser muy claro en cuanto a la prohibición del consumo a niños y jóvenes cuyas funciones cerebrales están aun en plena formación. Las personas con tendencia a la depresión o a la psicoisis también deben ser protegidas ya que muchas veces no están en condiciones de hacerlo por sí mismas. Esta orientación que permita el consumo ocasional sin penalizarlo no debe dejar la sensación, como ocurre hoy con el alcohol, que su consumo está libre de riesgos

La legalización de la marihuana ciudadanofernandoespinoza

La ideología totalitaria y funcional de las guerras contra las drogas no ha permitido hasta hoy que haya una discusión serena y abierta sobre los riesgos y formas de consumo que no terminan necesariamente en la adicción.

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opinión

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LA CRISIS MORAL DE LA REPÚBLICA

Hablo de la moralidad que consiste en el cumplimiento de su deber y de sus obligaciones por los poderes públicos y por los magistrados, en el leal y completo desempeño de la función que les atribuye la carta funda­mental y las leyes, en el ejercicio de los cargos y empleos, teniendo en vista el bien general y no intereses y fines de otro genero.

ciudadanoenriquemac-iver

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oy a hablaros sobre algunos aspectos de la crisis moral que atravesamos; pues yo creo que ella existe y en mayor grado y con caracteres mas perniciosos para el progreso de Chile que la dura y prolongada crisis económica que todos palpan. Me parece que no somos felices; se nota un malestar que no es de cierta clase de personas ni de ciertas regiones del país, sino de todo el país y de la generalidad de los que lo habitan. La holgura antigua se ha trocado en estrechez, la energía para la lucha en laxitud, la confianza en temor, las expectativas en decepciones. El presente no es satisfactorio y el porvenir aparece entre sombras que producen la intranquilidad. No sería posible desconocer que tenemos mas naves de guerra, mas soldados, mas jueces, mas guardianes, mas oficinas, mas empleados y mas rentas publicas que en otros tiempos; pero, ¿tendremos también ma­yor seguridad, tranquilidad nacional, superiores garantías de los bienes, de la vida y del honor, ideas mas exactas y costumbres mas regulares, ideales mas perfectos y aspiraciones mas nobles, mejores servicios, mas población y mas riqueza y mayor bienestar? En una palabra: ¿progresamos ? Hace cinco anos se levantó el censo decenal de la República. El recuento de la población no fue satisfactorio, pues aparecía un aumento por demás pobre y en escala muy inferior a la de anteriores censos. Se dijo que la operación era incompleta y defectuosa y hasta ahora no ha si do oficialmente aprobada. Con esto pudimos desentendernos de un hecho tan grave y revelador del estado del progreso del país; pero, en verdad, deficiencias y vicios considerables en el censo no se ven y sus cifras continúan manifestando que

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la población no aumenta por lo menos en el grado que corresponde a un pueblo que prospera. Mas, si el número de los habitantes de Chile no crece, o crece con desalentadora lentitud, en cambio el numero de contravenciones a la ley penal aumenta con inusitadas proporciones. Comienza a oírse que en San­tiago, por ejemplo, se necesitan ocho jueces del crimen, el doble de los que existen para atender medianamente las necesidades del servicio. En el verano último se me hizo notar un curioso fenómeno que acaecía en uno de los departamentos de la provincia de Maule, y que probablemente se vera también en otras regiones del territorio. Los pequeños propietarios rurales enajenaban sus tierras a precios ínfimos para asilarse en los centres de población, y lo hacían porque les faltaba seguridad para sus bienes y para su vida. El bandolerismo ahuyenta de los campos a los labradores, el agente principal de la producción agrícola, en un país que desde hace veinte años no sabe donde esta el fondo de sus cajas. Hace poco daba alguien cuenta de otro hecho curioso que se presenta en Chile. El numero de escuelas ha aumentado; pero a medida que las escuelas aumentan la población escolar disminuye. No sé si la enseñanza primaria sea mejor ahora de lo que fue en años atrás; ello es probable porque los maestros formados en nuestras es­cuelas pedagógicas adquieren conocimientos generales y profesionales más extensos, más completes y más científicos que los recibidos en otros tiempos. Por desgracia, ni la superioridad técnica de los maes-

tros, ni la mejoría de los métodos modifican la significación del dato relativa a la matrícula escolar hasta el punto de que fuera posible sostener que adelantamos, que la ilustración cunde, que la ignorancia se va. Pienso que no hay negocio público en Chile más trascendental que éste de la educación de las masas populares. Es redimirla de los vicios que las degradan y debilitan y de la pobreza que los esclaviza, y es la incorporación en los elementos de desarrollo del país de una fuerza de valor incalculable. No me es difícil creer que la instrucción secundaria y superior se han generalizado considerablemente en los últimos tiempos, el número de personas ilustradas es más crecido ahora de lo que fue antes; se puede encontrar un bachiller hasta en las silenciosas espesuras de los bosques australes. Pero, ¿será inexacto el hecho de que, estando más extendida la instrucción y siendo más numerosas las personas ilustradas, las grandes figuras literarias y políticas, científicas y profesionales que honraron a Chi­le y que con la influencia de su saber y sus prestigios encauzaron las ideas y las tendencias sociales carecen hasta ahora de reemplazantes? Hemos tenido muchos hombres de la pasada generación de nombradía americana y aun europea, y me parece que nadie se ofenderá si digo que no acontece lo mismo en la generación actual. Entre los elementos de progreso de una sociedad pocos hay superiores a la energía para el trabajo y al espíritu de empresa. Uno

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opinión

y otro se desarrollan con la educación y el ejemplo y con el ejercicio que es la gimnasia que los afirma y fortifica. Esa ha sido la principal fuerza del pueblo inglés y del pueblo americano, y, en general, del europeo del Occidente. Ni de espíritu de empresa ni de energía para el trabajo carecemos nosotros, descendientes de rudos pero esforzados montañeses del norte de España. ¿A dónde no fuimos? Proveíamos con nuestros productos las costas americanas del Pacifico y las islas de la Oceanía del hemisferio del sur, buscábamos el oro de California, la plata de Bolivia, los salitres del Perú, el cacao del Ecuador, el café de Centroamérica, fundábamos bancos en La Paz y en Sucre, en Mendoza y en San Juan; nuestra bandera corría todos los mares y empresas nuestras y manos nuestras bajaban hasta el fondo de las aguas en persecución de la codiciada perla. A la iniciativa, al esfuerzo y al capital de nuestros conciudadanos debemos los primeros ferrocarriles y telégrafos, puertos, muelles, establecimientos de crédito, grandes canales de irrigación y toda clase de empresas. ¿Podría con verdad afirmarse que el espíritu y la energía que entonces animaran a nuestro país para el trabajo se hayan, no digo fortificado sino siquiera mantenido?. ¿Significará algo el que hayamos perdido nuestra acción comercial e industrial en el extranjero y que el extranjero no reemplace en nuestro propio territorio? En general, ¿se gasta hoy actividad para la lucha de la vida y para crear fuentes de riqueza por medio del trabajo libre, o se ve una funesta tendencia al reposo enervante y la empleomanía? Preguntas son éstas que todos pueden responder y las respuestas no serán tal vez satisfactorias para los que cuentan entre los elementos de apreciación del progreso de un país, la energía de sus habitantes para el trabajo, y el espíritu de empresa. La producción en realidad no aumenta desde hace anos; si no fuera por el salitre, podría decirse que disminuye; la agricultura vegeta; la minería aun en estos días de grandes precios, permanece estacionaria; la incipiente manufactura galvanizada con el dinero público y con el sacrificio de todos, no prospera; el comercio y el trafico son siempre los mismos y el capital acumulado es menor. ¿Tenemos algunos rieles mas, algunas escuelas, algunos pocos mi­les de habitantes? Enhorabuena; ¿pero que importancia tiene esto para juzgar de nuestro adelanto, si esos centenares de rieles debieran ser millares, si esas docenas de escuelas debieran ser centenares y si esos pocos miles de habitantes debieran ser millones? ¿Y que vale ello

delante de las obras publicas en ruinas, de la agricultura decadente, de las minas inutilizadas, del comercio anémico, de los capitales perdidos, del ánimo enfermo ? En el desarrollo humano el adelanto de cada pueblo se mide por el de los demás; quien pierde su lugar en el camino del progreso, retrocede y decae. ¿Que éramos comparados con los países nuevos como el Brasil, la Argentina, México, la Australia, el Canadá? Ninguno de ellos nos superaba; marchábamos adelante de unos y a la par de los otros. ¿Que somos en el día de hoy? Me parece que la mejor respuesta es el silencio. Y seria bien triste por cierto que nos consoláramos de la perdida de nuestro puesto preferente, con el poder militar, como se consolaban con su

Tal moralidad que llamaré subalterna, depende de otra más alta moralidad, y sus quebrantos los sancionan los jueces ordinarios y no la decadencia nacional y la historia. espada y sus pergaminos los incapaces que se veían desalojados por la actividad de los hombres de iniciativa y de trabajo. No hay para que avanzar en esta somera investigación acerca del estado del país en lo que se relaciona con su progreso; importa mas preguntarse ¿por que nos detenemos?, ¿qué ataja el poderoso vuelo que había ornado la República y que había conducido a la mas atrasada de las colonias españolas a la altura de la primera de las naciones hispanoamericanas? En mi concepto, no son pocos los factores que han conducido al país al estado en que se encuentra; pero sobre todos me parece que predomina uno hacia el que quiero llamar la atención y que es probablemente el que menos se ve y el que más labora, el que menos escapa a la voluntad y el más difícil de suprimir. Me refiero ¿Por que no decirlo bien alto? A nuestra falta de moralidad publica; sí, a la falta de moralidad pública que otros podrían llamar la inmoralidad pública. Mi propósito no es otro que el de señalar un mal gravísimo de nuestra situación, que participa más de la naturaleza de mal social que de mal político, con el objeto de provocar un estudio acerca de sus causas y sus remedies, y para el fin de corregirlo en bien de todos y no en beneficio de individuos,

bandos o partidos. Quiénes son los responsables de la existencia de ese mal, no sé; ni me importa saberlo; expongo y no acuso, busco enmiendas y no culpas. La historia juzgará y su fallo ha de decir si la responsabilidad por la lamen­ table situación a que ha ligado el país es de algunos o de todos, resultado de errores y de faltas, o de hechos que no caen bajo el dominio y la previsión de los hombres. Quería decir también que la moralidad publica de la que hablo no es esa moralidad que se realiza con no apropiarse indebidamente los dineros nacionales, con no robar al fisco, con no cometer raterías, perdónenme la palabra. Tal moralidad que llamaré subalterna, depende de otra más alta moralidad, y sus quebrantos los sancionan los jueces ordinarios y no la decadencia nacional y la historia. Hablo de la moralidad que consiste en el cumplimiento de su deber y de sus obligaciones por los poderes públicos y por los magistrados, en el leal y completo desempeño de la función que les atribuye la carta funda­mental y las leyes, en el ejercicio de los cargos y empleos, teniendo en vista el bien general y no intereses y fines de otro genero. Hablo de la moralidad que da eficacia y vigor a la función del estado y sin la cual esta se perturba y se anula hasta el punto de engendrar el despotismo y la anarquía y como consecuencia ineludible, la opresión y el despotismo, todo en dario del bienestar común, del orden publico y del adelanto nacional. Es esa moralidad, esa alta moralidad, hija de la educación intelectual y hermana del patriotismo, elemento primero del desarrollo social y del progreso de los pueblos; es ella la que formó los cimientos de la grandeza de los Estados Unidos y que se personalizó en un Washington; es ella la que condujo a nuestra República al primer rango entre las naciones americanas de origen español y que se personalice en ciertos tiempos, no en un hombre sino en el gobierno, en la administración, en el pueblo de Chile. Yo no admiro y amo el pasado de mi país a pesar de sus errores y de sus faltas, por sus glorias en la guerra, sino por sus virtudes en la paz. Sin estas tan inútiles como en los actuales tiempos el salitre, habrían sido para la prosperidad de la república los grandes descubrimientos mineros la creación de los mercados de California y Australia y las facilidades de la navegación que nos acercaron a todos los centros productores y de consu­mo Discurso sobre la crisis moral de la República, Santiago, 1900


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DE LUCILA A GABRIELA campesina, poeta y luchadora social “El único valor social que reconoce mi corazón es el pueblo y que no deseo sino ser una de ellos” ciudadanosergionavarrete El mes de abril es pródigo en conmemoraciones, el 22 el día mundial de la tierra, el 23 el día mundial del libro, el 19 el aniversario del PS y de Colo-Colo, pero en lo fundamental es el mes de GABRIELA MISTRAL. Lucila Godoy Alcayaga, nació el 7 de abril de 1889, hija de una campesina y modista, Petronila, doña “Petita”, y de un profesor, Jerónimo, cuasi sacerdote, que era poeta, payador, casi políglota, un “vagabundo de alma”, un viajero y músico presente en todas las fiestas de la región, un galante mujeriego, lo que finalmente colmó la paciencia de Petronila y lo hizo abandonar el hogar cuando Lucila tenía 3 años. Su media hermana Emelina, 15 años mayor que ella, era también profesora y fue quien forjó el entusiasmo por la lectura y el ideal de maestra que plasmó Gabriela en el homenaje a la “maestra rural”. Pero también le permitió tener una feliz infancia, “De 3 a 11 años, viví en Montegrande. Y ese tiempo y el de maestra rural…….me hicieron el alma”. “Porque todo lo que he olvidado / menos un valle y un pueblo. / El valle lo mientan “Elqui” / y “Montegrande”, mi dueño.” “Siempre vivo unida al recuerdo de aquel sitio, tierra de ambrosías, donde bebí la ruralidad que nunca he perdido. Campesina he sido siempre”. Sigue sus estudios en Vicuña, el agraz de la vida se presenta, sufre grandes decepciones y debe emprender el viaje a La Serena y sin pensarlo inicia su paso a la inmortalidad. Ayudada por un amigo de su padre, logra trabajar, a los 15 años, como ayudante de maestra en el sector de las Compañías y luego como secretaria del liceo de niñas de La Serena, del que debe salir rápidamente y abortar su ingreso a la Escuela Normal por contrariar al cura y a la directora por estar en contra de la selección para ingresar al plantel (una visionaria que recién hoy adquiere valor): “Me hizo ella, la directora, una observación dura respecto a mi

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ateísmo y a ésta siguió otra sobre mis tendencias socialistas”. Con la ayuda de amigos, parte a Los Andes y estrecha amistad con otro maestro, Pedro Aguirre Cerda, quien se convierte en su más tenaz defensor, amigo del alma, según Gabriela “la persona a quien todo lo debo en mi carrera”, abogado personal y quien iniciaría, siendo presidente de la república, las gestiones para lograr finalmente el Premio Nobel de Literatura en 1945, aunque Gabriela había publicado sólo 3 libros, su fama como maestra quizás había sido fundamental. De Los Andes a Punta Arenas, Temuco y Santiago y de allí a la fama. En 1922 parte a México a trabajar en la reforma educacional tras la revolución. Alcanza los más altos honores, se la vitorea por donde pasa, el propio presidente le regala un terreno de cien hectáreas en Sonora. Hasta el día de hoy se la recuerda con respeto y admiración, más de 800 escuelas llevan su nombre. Su trabajo en México la enaltece y es reconocido en muchos países que le otorgan grandes honores y de allí al servicio diplomático que la lleva a destacarse por el mundo. En la arena política, lucha por el derecho a voto y la posibilidad de ser electas de las mujeres y, con una visión de futuro que sorprende, se opone manifiestamente a que para aprobar la ley de enseñanza obligatoria, se acepte subvencionar a los colegios clericales y las universidades privadas, la problemática de hoy ella lo advierte hace más de 100 años. Su amor por los niños, campesinos e indígenas de américa fueron plasmados en documentos importantísimos. El año 1927, logra concretar sueños de defensa a los niños en el Congreso de Protección a la Infancia efectuado en Suiza, casi 20 años antes que la Declaración de Derechos Humanos por la ONU. Sabiendo el machismo de la sociedad chilena, sus primeros

trabajos se publican en el extranjero gracias a la ayuda del nicaragüense Rubén Darío, con quien traba una gran amistad y a través de él con el líder rebelde Cesar Augusto Sandino, “el general del pequeño ejército loco”, lo defiende a tal punto que escribe en Nueva York en favor de su cruzada, y al mismo presidente norteamericano Herbert Clark Hoover, le reclama por lo que considera una lucha justa. Este gesto de valentía, casi irresponsable, logró que se considere a Gabriela como benemérita del ejército de Nicaragua. El amor y el reconocimiento en su patria fueron otros de sus dolores: “La mujer ideal tiene, además de todo, un hombre que la quiere. Yo no fui querida nunca, cuando quise. Y no he podido querer a los que dicen que me han querido”. “De Chile, ni decir, si hasta me han colgado ese tonto lesbianismo, y que me hiere …..que no se decir. ¿Han visto tamaña falsedad?, les dije. Viví alejada de una patria que nunca me quiso o que llegó a tolerarme una vez que el coro latinoamericano me alababa”. Entregada por entero a trabajar por la dignidad de los que sufren, especialmente por aquellos sectores populares carentes de horizonte, por el pueblo ignorante a causa de sus sufrimientos y carencias: “El único valor social que reconoce mi corazón es el pueblo y que no deseo sino ser una de ellos” Este trabajo está inspirado en re-conocer, re-leer, re-apreciar el inmenso valor de su obra como poeta pero mucho más a la luchadora social que trabajó incesantemente por las reivindicaciones civiles de su género, a la protectora del campesinado, del indígena de américa, a la abnegada maestra, a la diplomática pobre que representó al país por su cultura, a la admirada en el mundo entero por su legado de amor, de humildad y de perseverancia a pesar de los muchos obstáculos que le brindó la vida


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La Toraya y la Yermén, una vive en mi memoria, la otra en las imágenes transgénero de Naomi Campbel; fragmentos de vidas separadas por años que solo se juntarán en esta página para contarte una sola historia, la de la búsqueda de identidad propia.

naomi campbel

ciudadanafranciscagarcía

M

iremos los destinos sin respuestas, las sangrantes sensibilidades, los castrados deseos, los mortales abandonos a cara descubierta. Nunca los vi fuera del oscuro salón, siempre las cortinas echadas, dónde el Indio -puro cherokee juraba él- vendía droga; parecía un viejo cuervo al lado de su mujer, un pá-

que revientan en su necesidad de reinventarse, como explica ella en el casting para una televisiva cirugía de cambio de sexo. Para dejar atrás la pobla, la pega, y ser otra, ser linda. Una muñeca platinada yace, cual bella durmiente, sobre el sofá del Indio; fascinante ilusión travesti de femineidad que no

no sufrir más por hombres mientras su amante entra y sale de su vida, o le prende velas, en el patio de su casa, a Santa Sara, y en una larga letanía se encomienda a ella. Virgen negra que parece ser su única compañía. Toraya de noche, metro noventa con tacones, se mueve regia entre adictos, putas, trafi-

Naomi Campbel de Camila Donoso y Nicolás Videla / Chile / Ficción-Documental / 2013 se exhibe en Cine Arte Alameda, Sala Radicales hasta el 18 de Abril y Cineteca La Moneda hasta el 21 de Abril.

lido y delgado transexual. Un lugar seguro ese pequeño departamento, casi familiar, lejos de la luz del día, de la Malasaña, como se llamaba el madrileño barrio en el que habitaban. Paula Yermén Dinamarca, la Yermén, camina a la vista de todos por las calles de La Victoria en un rosa atardecer o por entre la negra noche. Desafiante seguridad ganada día a día, esquivando odios, tragando rabias, peleando dolores, aguantando frustraciones

podía dejar de mirar. Indiferente, intoxicada o dormida, no se movía hasta que en un suave bostezo abrió sus ojos y se incorporó. Le reconocí enseguida. Era Toraya, el más bello muchacho que alguna vez frecuentó el subsuelo del Black & White, bailando, adolescente, ingenuo, entre luces negras, locas y espejos. Y mientras espera una respuesta, Yermén, entre chelas y cigarrillos con su vecina Lucha, imagina su vida como mujer; confiesa

cantes africanos y chinos vendedores de cerveza. Yermén de día, tu amiga esotérica como le gusta llamarse ella, da sabios consejos mientras lee pacientemente las cartas del tarot en un deprimente call center. La Toraya y la Yermén, una vive en mi memoria, la otra en las imágenes transgénero de Naomi Campbel; fragmentos de vidas separadas por años que solo se juntarán en esta página para contarte una sola historia, la de la búsqueda de identidad propia

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