El hilo que sostiene - Susana Zazzetti

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Colección

Ciudad y río (poesía)

El mensú ediciones www.elmensu.blogspot.com



EL HILO QUE SOSTIENE

El mensú . ciudad y río . 02



EL HILO QUE SOSTIENE

Susana Zazzetti


Zazzetti, Susana El hilo que sostiene. - 1a ed. - Villa María : El Mensú Ediciones, 2010. 88 p. ; 20x14 cm. - (Ciudad y río; 2) ISBN 978-987-25748-1-9 1. Poesía Argentina. I. Título CDD A861

Fecha de catalogación: 12/04/2010

Contacto con el autor: susanadezazzetti@hotmail.com

Editor: Imagen de tapa: Logo editorial: Diseños y fotografías:

© Darío Falconi © Diego Sanmartin © Santiago Gallardo © Darío Falconi

© Susana Zazzetti © 2010 EL MENSÚ ediciones www.elmensu.blogspot.com mensu.ediciones@gmail.com (0353) 154201252 ISBN 978-987-25748-1-9 Queda hecho el Depósito que establece la Ley 11.723 Libro de edición argentina. Prohibida la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito de su Editor. Su infracción será penada por las leyes 11.723 y 25.446.


Quehaceres de la poes铆a: hacer innecesaria toda justificaci贸n. Edgar Bayley



. 01 .

la noche descuelga su rel谩mpago de 贸xido y geranio. a contraluz del padrenuestro se deshace esta espera sin fe despedazada

por

la

lluvia.

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. 02 .

creo que soy un color una forma apenas. apenas una arista. una espada de cemento abriĂŠndose camino a dentelladas.

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. 03 .

en el parĂŠntesis del dĂ­a salgo al aire. busco rostros vivos que digan. no encuentro a nadie. aturde este silencio. punta de lanza.

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. 04 .

clavo los espinillos en mis dedos. se me llenan las manos de palomas. de caballos cansados. la sangre no siente el dolor.

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. 05 .

es esta hora de marzo donde el viento despierta: manos dormidas como hiedras, rostros con ojos de serpiente, el techo de una lejana casa y los abrazos que alguna vez quedaron viviendo en sus paredes.

entre la humedad del oto単o los sue単os -parecierarespiran sobre las hojas 19


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del poema. es el momento de decirme que tambiĂŠn cantan los puĂąos de la piedra.

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. 06 .

andar con el corazĂłn herido y una cruz en la frente. no ser nadie. vagar con los signos de una sombra en los dĂ­as. y una lĂĄmpara apagada amortiguando el horizonte.

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. 07 .

Somos: polvo, espuma, relámpago. un átomo de arena, minúsculo teorema. ¿qué queda de nosotros?

qué queda de nosotros.

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. 08 .

descubre espinas para entrar en el crepúsculo. siembra moras en la dura caída de la tarde. después pide una tregua. apenas un hombre que sigue con su vida a ras de toda lágrima. y al fin del día se acuesta en el hambre.

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. 09 .

aborda el canto sin pudor. algo le dice que sus notas trillarĂĄn el odio entre los hombres. y la niĂąa que fue, tatuada en el espejo, la mirarĂĄ otra vez con la misericordia entre sus dedos.

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. 10 .

afuera es menos noche. adentro, cabe el grito entre las u単as. no es mi boca la que huye por el patio. es la boca de otra, buceando con sed el nombre que no vuelve. el nombre sepultado en los surcos alambrados de tristeza.

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. 11 .

a Miguel HernĂĄndez

un hombre vive al filo de la espada. se le cae el cuerpo. sueĂąa con salir del barro. encontrarse con la ternura de la rosa y respira. como si los suyos no fueran los pulmones heridos de miguel. 33


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. 12 .

ad贸nde este r铆o desnudo. sin aguas, sin orillas. ad贸nde esta mano que desarma el viento.

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. 13 .

no necesito decir que al fin abandono atajos con sus trampas. no necesito preguntar si se quedarĂĄ el cansancio en mis costillas donde se hamaca este miedo. ni soportar como una vieja costumbre alondras que aĂşllan en la noche. ni esperar el minuto en que rompe el invierno 37


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el grito de la gata en celo. ahora soy una marejada de luz. playa. rasguido.

no. estoy mintiendo.

soy una marejada de luz envuelta en lรกgrimas.

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. 14 .

es antiguo el dolor. las ausencias cavan fosas los domingos.

patean cementerios.

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. 15 .

esta piel no olvida -te digoel dĂ­a que oprimiste mi mano con tu oscura mano, tu mano tan oscura. tĂşnel de cemento con los huesos echados a morir por la humedad. no olvido -te asegurotu mirada ladrillo de otro mundo. estremecido corazĂłn de pĂĄjaro. hambre

soledad. 43


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cómo no te di, entonces, el ansia de mis brazos desnudos, mi sangre idéntica a la tuya sobrevolando la carne bajo tu color moreno.

anochece ahora aquí donde el dolor se ha extraviado en todas las partículas del cuerpo.

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. 16 .

llueve un pájaro rojo en mi ventana y su cuerpo de arroz lava mucho más que la tristeza. borda círculos. deletrea mi cuerpo. me envuelve en un rumor de fruta sin fatiga y se duerme en mi mano. detrás del cristal me amanece otra vez el mundo. 47


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. 17 .

allí estará: escapándose de su desierto. dejará la sal sobre la mesa. su vestido en la soga. su miedo distendido no usará muletas. hacia allá irá. donde vive inalterable el crepúsculo. ojos que se alejan de un caligrama absurdo.

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. 18 .

me quiebra esta tarde sin sollozos. un empuj贸n de luz habita la ventana donde mi pensamiento vuela sin memoria.

afuera, la noche es puro espanto.

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. 19 .

habrรก un ayer sin voz ni ojos cuando el pasto de la tarde se subleve y sepulte el costado animal de lo vivido.

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. 20 .

se coagula este tiempo. Ăşltimo aullido que sale de la boca de los que no vendrĂĄn. ni siquiera tarde.

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. 21 .

dirĂŠ que a veces estamos en la tierra como un poema leido a contramano. como la madera que abre los ojos y no reconoce el ocre de la tarde. sentimos el dolor sobre los huesos de la maĂąana y sabemos que no puede el cisne con su canto desmantelar los guijarros clavados en el cuerpo. ilegibles tajos colgados de una arteria seca. 57


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. 22 .

esta lluvia que amanece es crujido en mi garganta.

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. 23 .

hago un paso al costado. un giro en la ma単ana. cierro cuentas. me falta lo que di.

lo que no vuelve.

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. 24 .

retroceder avanzar buscar la luz que alguna vez pari贸 la noche. encontrar de nuevo los puntos cardinales que me dejen volver al mismo lugar. como si nunca me hubiera ido, como si nunca me hubiese desviado la hoguera del destino y sus astillas. 63


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. 25 .

esto era no tenerte. la luz cubriĂŠndose de polvo. el dolor, mi propiedad privada.

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. 26 .

traga el aire a bocanadas. ara la tierra con su cuerpo sostenido a una cuerda. cicatrices le dicen que no tendrรก nunca paredes ni ventanas ni cuartos. apenas semillas desenterradas con la sangre. 67


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. 27 .

dar el salto. cruzar del otro lado. conjugar el verbo ser en tiempo y forma.

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. EL HILO QUE SOSTIENE .

ahora toma el hilo. la aguja. la aguja que sostiene el hilo y remienda las heridas. cose. desaparecen planos inconscientes. se va poblando de a poco esta tela. - ese baldĂ­o los fragmentos se juntan agudamente unidos. 71


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se transforma el mapa encubierto y en esa superficie entierra hilachas de sĂ­ misma.

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. 29 .

finalmente, esta hora abierta a la inocencia atropella al caballo ciego que vivĂ­a aferrado a mis ojeras.

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ORDEN DEL LIBRO

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EL HILO QUE SOSTIENE

.01. la noche 11 .02. creo 13

.03. en el paréntesis del día .04. clavo los espinillos

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17 .05. en esta hora de marzo 19 .06. andar 23

.07. somos 25 .08. descubre espinas 27 .09. aborda el canto 29 .10. afuera es menos noche 31

.11. un hombre vive 33 .12. adónde 35

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.13. no necesito decir .14. es antiguo el dolor

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.15. esta piel 43 .16. llueve 47 .17. allí estará 49 .18. me quiebra 51

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.19. habrĂĄ un ayer .20. se coagula este tiempo

53 55

.21. dirĂŠ que a veces estamos en la tierra 57 .22. esta lluvia 59

.23. hago un paso al costado

61 .24. retroceder 63 .25. esto era no tenerte 65

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.26. traga el aire .27. dar el salto

.28. El hilo que sostiene .29. finalmente

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sobre la colección Ciudad y río Es muy triste ver a una ciudad sin río, pero más lo es una literatura sin poesía.

Villa María ha sido cuna y casa de poetas. Desde los albores de aquello que denominamos “literatura local”, han dejado su impronta un destacado número de exponentes. Nombres como el de Geremías Monti, Bruno Ceballos, Héctor Broggi Carranza, Rosa Tejeda Vázquez de Theaux... hasta la recordada Edith Vera, no faltan cuando hablamos de precursores y de buenos poetas. No es casual que una colección de poesía nos presente como editorial. Desde este nuevo emprendimiento continuaremos con esa tradición tan bella de dar a conocer los versos de nuestras dos ciudades que, con sus realidades particulares, (con)forman parte de un mismo lugar. Emulando el cauce del Ctalamochita, esta colección navegará por nuestras aguas y continuará su marcha hasta bañar quién sabe qué márgenes. En este recorrido se incorporarán quienes ya han hecho un oficio de la palabra y aquellos noveles que buscan, eternamente, el eco de su voz.

Darío Falconi editor EL MENSÚ ediciones

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Este libro se terminó de imprimir en el mes de Abril de 2010, por orden de EL MENSÚ ediciones. Villa María, Córdoba, República Argentina. www.elmensu.blogspot.com



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