2 minute read
Viesca Emma Mendoza Bremauntz
Emma Mendoza Bremauntz
(1933-2020)
Advertisement
Emma, hija de una profesora normalista y un licenciado en Derecho, vivió su infancia en Morelia, Michoacán, ciudad en la que su padre fue gobernador y secretario particular del general
Cárdenas. Fue una mujer que se adelantó a su tiempo y decidió estudiar Derecho, cuando entonces era suficiente con ser madre de tres hijos y esposa.
Formó parte de la generación que vivió el cambio de la UNAM del centro de la ciudad al sur, cuando se estrenó Ciudad Universitaria. Su amor por las bellas artes la llevó a realizar estudios de pintura en San Carlos, los cuales tuvo que interrumpir por el movimiento del 68. Fue una de las primeras agentes del Ministerio
Público en el entonces Departamento del Distrito Federal.
En los años setenta se recibió como doctora en Derecho, por los días en que muy pocas mujeres habían logrado ese grado. Ingresó a la cátedra en 1972 y logró la titularidad por oposición en 1977, en las materias de Historia del pensamiento económico y Teoría económica. Presidió por muchos años el Colegio de Profesores de
Materias Económicas en la Facultad de Derecho y, más tarde, fue nombrada directora del seminario de Derecho económico en la
Facultad de Derecho.
María de la Luz Lima Malvido
Acudía diariamente a dar clases, lo que hacía con gran carisma, con grupos que rebasaban 100 alumnos cada semestre, en la Facultad de Derecho de la UNAM, vestida con trajes típicos y con el cabello trenzado y adornado con listones. Fue catedrática por más de 45 años, por lo que recibió Las Palmas Académicas. Dirigió 70 tesis de licenciatura y 22 tesis doctorales sobre temas relacionados con la criminología, el Derecho penal y el Derecho penitenciario. Desde 2005 fue distinguida como investigadora por el Sistema Nacional de Investigadores.
Era envidiable su buen humor, con el que todos los días deleitaba, puntual, a sus alumnos, con respeto y tolerancia. Fueron muchas las veces en que después de clases todos terminaron en su casa, ya que era una inigualable anfitriona. Fue premiada en múltiples ocasiones con medallas y reconocimientos, como la Medalla al Mérito Criminológico “Alfonso Quiroz Cuarón”.
También incursionó en el servicio público, como directora del Centro Femenil de Readaptación Social en Tepepan, Ciudad de México y, posteriormente, como subdirectora general de Prevención y Readaptación Social a nivel federal.
En la UNAM ocupó diversos puestos, pero son de destacar los que ocupó en la Facultad de Derecho, en la Secretaría de Asuntos Estudiantiles y en la Secretaría General.
En el Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE), además de sus brillantes cátedras, ocupó la Dirección de Docencia, de 1989 a 1993, en donde a los estudios de especialización añadió los de maestría y doctorado —el registro y reconocimiento de cuyos planes y programas de estudio por parte de la Secretaría de Educación Pública se obtuvo entonces—, amén del enriquecimiento del primero, mediante la planeación, programación, organización, realización y supervisión de diversos diplomados y cursos de actualización, con profesores y alumnos tanto nacionales como extranjeros.
Junto con otros colegas miembros de la Academia Mexicana de Ciencias Penales fue formadora de numerosas generaciones de expertos de este país.
Es autora de diversas obras, como Derecho penitenciario, Teoría económica, Derecho económico, Justicia en la prisión del Sur (El caso Guerrero) y La globalización de la delincuencia, este último con prólogos de Raúl Zaffaroni y Elías Carranza, en el que logra reunir su formación de economista con la de criminóloga y jurista, logrando una síntesis remarcable.