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FENG SHUI PARA LA PROSPERIDAD

Francisca Villena

Vivimos un tiempo único. La moderna Física Cuántica llegó para poner patas arriba nuestra concepción del mundo. Los cimientos de lo que creíamos que era real se han visto sacudidos por el hecho de que lo que pensábamos que eran las partículas sólidas de nuestro universo (los átomos), no son más que «paquetes de electrones con tendencia a existir». Estamos en un punto crucial en el que la nueva cosmovisión del mundo y de la realidad no sólo nos invitan a ampliar nuestras fronteras del conocimiento y de nuestras creencias, sino que, a través de sus postulados, vemos cómo una y otra vez se dan la mano con las milenarias enseñanzas de la Sabiduría Perenne.

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Y si hay una ciencia milenaria que ha resurgido en nuestro mundo moderno para confluir con la Física Cuántica, ha sido el Feng Shui. Aunque no voy a desarrollar aquí sus fundamentos y su historia, pues sería tema para otro artículo, sí voy a comentar algunos puntos que nos servirán para orientarnos un poco.

Hoy sabemos que el ser humano tan sólo percibe una pequeña parte del espectro de la luz (y por tanto de la realidad). Disponemos de la tecnología necesaria para medir las distintas longitudes de onda de la luz y de su efecto sobre el ser humano y los entornos que habitamos. Sabemos que todos los objetos poseen un campo eléctrico y un campo magnético y cómo este interfiere con los demás campos electromagnéticos; y conocemos los distintos tipos de ondas que genera la luz.

El conocimiento sobre las ondas de luz nos ha permitido desarrollar desde nuestros hornos microondas (que dicho sea de paso, no son más que mini aceleradores de partículas), pasando por el láser para tratamientos estéticos y médicos; hasta los infrarrojos utilizados para el tratamiento de ciertos dolores musculares.

El Feng Shui viene para enseñarnos a través del lenguaje simbólico, eso que la moderna ciencia está redescubriendo.

Feng Shui significa «viento y agua» y viene a decirnos cómo es la energía (como

el viento: que es invisible y ocupa todo el espacio) y cómo se mueve (como el agua: que fluye, busca salidas y lo impregna todo). El Feng Shui es la ciencia que estudia el movimiento de la energía y utiliza este conocimiento para ayudar al hombre a armonizar su entorno, invitándole así, a fluir con la corriente de la vida.

Visto lo anterior, ahora entenderemos la importancia que el Feng Shui da a la forma y material de los objetos (que tienen un campo electromagnético) y a los colores (cuyas ondas son distintas en función de la luz que emiten). Este es uno de los aspectos más básicos que esta ciencia estudia, pues su conocimiento se extiende a lo que ellos llaman «Las tres suertes», es decir: las energías del cielo, las energías de la tierra y las energías del hombre.

Por ejemplo ¿qué relación tiene el Feng Shui con la Navidad?... pues todo y nada. Eso dependerá de nosotros. Podemos vivir el solsticio de invierno como un rito vacío que ha quedado en poco más que algo comercial, o podemos vivirlo como un tiempo para la renovación, para ilusionarnos con un nuevo impulso. Y esa es mi propuesta, utilizar ese conocimiento para unirnos a la energía de la vida que nos invita a dejar atrás lo viejo y preparar nuestro corazón para la llegada de algo nuevo.

Para poder dar paso a una nueva energía, lo primero y más necesario es hacerle espacio; así que este es un excelente momento para hacer limpieza de todo lo viejo que ya no queramos en nuestra vida.

En segundo lugar, vamos a mover la energía activando los cinco sentidos.

-Vista. Decora tu casa con adornos distintos a los que utilizas el resto del año (el verde es el color del crecimiento y la esperanza, el rojo el de la suerte, el dorado el de la riqueza, el púrpura el de

la prosperidad…); y si están hechos por tí, mucho mejor… estarán impregnados con tu propia energía. Y no olvides las luces que, como elemento fuego, activan de forma intensa la energía.

-Oído. Pon música en tus espacios, aquella que más te guste, que te genere alegría y que invite a despertar en ti sentimientos elevados. Utiliza campanillas y móviles que resuenen para que llamen a eso nuevo que quieres que entre en tu vida.

-Olfato. Utiliza aromas como la canela, la vainilla, el romero, el pino, el anís…, o aquellos que te recuerde momentos felices vividos en compañía.

-Gusto. Prueba sabores nuevos que deleiten tu paladar y que hagan que tu energía cambie.

-Tacto. Utiliza materiales que recreen la naturaleza (que tanto nos reconforta) y sobre todo, aprovecha para abrazar mucho. La mejor manera de que lleguen cosas buenas a nuestra vida es compartiendo todo lo bueno que nosotros tenemos y qué mejor que compartir nuestro corazón.

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