Ariles y más ariles

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ARILES MÁSARILES y

Para Niños Lectores

L O S

A N I M A L E S

E N

E L

S O N

J A R O C H O

Este libro presenta algunos ejemplos del tesoro poético de Veracruz. A través de los sones, música que canta y poesía que se baila, conocerás algunos de los animales jarochos: pájaros coloridos y cantarines, peces veloces y sabrosos, un piojo pequeñito y un zopilotito, conejos y tuzas que se asoman de sus guaridas,pollitos indefensos y toros bravos, una víbora que canta y una iguana que baila. Y por último, un gallo que canta al amanecer, cuando el fandango termina. estudiante por pretexto. Ha vivido en Londres y en Xalapa. Actualmente reside en la Ciudad de México, donde cursa un doctorado en Letras y trabaja escudriñando viejos documentos en el Archivo General de la Nación. Ha colaborado con varias revistas, como La Palabra y el Hombre y la Revista de Literaturas Populares.

Julio Torres Lara nació en 1979. Pasó su niñez entre el puerto de Veracruz y los campos del Sotavento. Entre la familia y los amigos aprendió la cultura del son jarocho. Lo que le gusta es echar a volar colores, a través de la pintura, el diseño y la fotografía. Ha participado en exposiciones colectivas en nuestro país, en Chile y Ecuador. También le encanta la música y bailar los fandangos.

ISBN 978-968-5389-49-5

9 789685 389495

www.edicioneselnaranjo.com.mx

Caterina Camastra • Julio Torres Lara

Caterina Camastra nació en Italia en 1976. Es vagamundo por vocación y

Caterina Camastra

Julio Torres Lara

ilustraciones



A Melissa y Pakal. A Carmen, por su amor a los niños y a la tradición. A la memoria de Óscar Aguirre Pérez.

DIRECCIÓN EDITORIAL: Ana Laura Delgado CUIDADO DE LA EDICIÓN : Sonia Zenteno CORRECIÓN DE ESTILO : Ana María Carbonell CONCEPTO DE DISEÑO : Julio Tores Lara DISEÑO : Ana Laura Delgado y Julio Torres Lara FORMACIÓN ELECTRÓNICA : Elba Yadira Loyola © 2007. Caterina Camastra, por el texto © 2007. Julio Torres Lara, por las ilustraciones © 2007. Son de Madera, por la interpretación de los sones en el disco compacto Primera edición, agosto de 2007 D.R. © 2007. Ediciones El Naranjo, S. A. de C. V. Cerrada Nicolás Bravo núm. 21-1, Colonia San Jerónimo Lídice, Delegación Magdalena Contreras, C.P. 10200, México, D. F. Tel.: +52 (55) 5652 1974 elnaranjo@edicioneselnaranjo.com.mx www.edicioneselnaranjo.com.mx ISBN 978-968-5389-49-5 Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin el permiso por escrito de los titulares de los derechos. Impreso en China • Printed in China


ARILES y MĂ SARILES L O S

A N I M A L E S

E N

E L

S O N

Caterina Camastra Ilustraciones

Julio Torres Lara

J A R O C H O


En muchos lugares de México existe una tradición viva que viene de tiempos antiguos: el son, música que se canta y poesía que se baila. De entre todos los sones mexicanos, este libro habla del son del sur de Veracruz, el son jarocho. El mundo del son jarocho es el campo veracruzano, sus paisajes y la gente que lo trabaja y lo vive. Está lleno, en tierra, cielo y aguas, de toda clase de animales. Muchos de los animales del campo tienen su son. A veces, hasta se arriman a la tarima y se suben a bailar, disfrazados de bailadores humanos. La fiesta jarocha, el fandango, se da alrededor de la tarima. Los músicos la rodean y los bailadores, arriba de ella, marcan el compás a golpes de tacón. Algunos sones son de montón, es decir, los bailan sólo mujeres; otros los bailan una mujer y un hombre y se llaman de pareja. En el libro encontrarás dibujos en blanco y negro que los muestran. El fandango suena mejor lejos de todo ruido de la ciudad, y lejos de toda luz artificial. Una vez me tocó ver una luciérnaga que se había metido dentro de una jarana, haciendo que la boca del instrumento resplandeciera. En este libro encontrarás algunos de los animales jarochos, no todos, porque son muchos y no caben. Los escogimos entre Caterina, es decir, yo que 4


Introducción

escribo, y Julio, el que hizo las ilustraciones. Escogimos aquellos de los que nos sabíamos más historias, y que más le hablaron a nuestra imaginación. Hay pájaros coloridos y cantarines, peces veloces y sabrosos. Hay un piojo tremendo y un zopilotito. Hay conejos y tuzas que se asoman desde sus guaridas. Hay pollitos indefensos y toros bravos. Hay una víbora que canta y una iguana que baila. Y por último, viene un gallo, porque un buen fandango dura toda la noche y termina hasta el amanecer. El gallo es un son lento y suavecito con el que los músicos y los bailadores, ya cansados, se van despidiendo de la noche de fiesta. Quisimos mostrar algunos ejemplos del tesoro de poesía que la región guarda, como un baúl de piratas lleno de joyas. El son jarocho se canta de diversas formas. Están las coplas, estrofitas de cuatro, cinco o seis versos, y las décimas, que, como su nombre lo dice, tienen diez. También se cantan estribillos, que son más largos y variables. Si tú, querido lector, te engolosinas y quieres saber más, puedes leer y escuchar algunos de los libros y discos que te sugerimos al final. Y también, para más diversión, puedes acercarte al fandango, participar de la música y la poesía en vivo. Un agradecimiento de corazón va a todos los fandangueros, a todos los que con su compromiso y participación hacen posible que la magia siga. Gracias también a todos los que se han preocupado por grabar, recopilar, difundir y crear los sones jarochos, viejos y nuevos. Y, por último, a Ana Laura Delgado y a Ricardo Pérez Montfort, por su apoyo al son jarocho y a los jóvenes veracruzanos. Salgan a bailar, que la música los llama...

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El conejo ¿Qué es aquello que brinca en la cara de la luna llena? Créanlo o no… es un conejo. Nadie sabe a ciencia cierta cómo llegó tan arriba. Los antiguos mexicanos contaban que ahí se quedó, tochtli, el conejo, desde que los dioses lo usaron para abofetear la cara de un sol mentiroso. Gracias a eso, tenemos luna.

Conejito, quién lo viera. Tan tranquilito, que parece hasta un poco tonto. Pero así como lo ves, carga con mucho misterio y sabe mucho. Conoce las puertas y los caminos de la noche, los más oscuros e inesperados. Cuando la noche se alegra con abrazos y fandangos, el conejo se asoma desde la luna para oír cómo le cantan.

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El conejo anda de noche, anda en busca de fortuna, con la tinta del derroche

logró pintarse en la luna.

Ya váyanse preparando, ya váyanse preparando,

que el conejo va

a salir,

búscalo aquí, búscalo allá, que el conejo va a salir.

Y los que están escuchando, y los que están escuchando,

que no lo dejen salir, búscalo aquí, búscalo allá, que no lo dejen salir.

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Con el brillo de la

luna,

la mar parecía un espejo,

y pude ver en su cuna la figura del conejo.

Por ahí va la despedida en el llano y lo parejo,

yo me vuelvo a mi guarida, no’más un recuerdo dejo para que gocen la vida,

hay que bailar el conejo. Como que te vas, te vas, como que te vienes, vienes, como que en tus lindos brazos,

búscalo aquí, búscalo allá, arrulladito me tienes. 9


Los juiles Pesca, pesca el pescador. Juiles y robalo blanco, jolote y chachagua, pulpo y calamar, cangrejos, langostas y mojarras… En el río, en el mar, se llenan las atarrayas con los peces de las aguas generosas. Pero no es tan fácil, los juiles y todos los peces son un regalo que cuesta. Sale el pescador y es duro su trabajo, pesados los remos que golpean las olas, pesadas las atarrayas tan cargadas. Sale el pescador y se santigua porque las aguas en la noche se llenan de voces que lo espantan. A veces son las sirenas que cantan con su música peligrosa, que hacen que se extravíen barcos y barquitos. A veces unos indios misteriosos se asoman entre la espuma y pretenden llevarse todo el pescado. Eso no puede ser, les canta el pescador, suavemente, al son de un violín que le espanta el miedo. En la orilla está mi mujer, mi china, mi prieta, que espera los juiles con el aceite ya caliente en el sartén.

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Cuando me salgo a pescar

estando la luna

llena,

antes de tirarme al mar, le pido a Dios, por mis penas, que me libre de escuchar

el canto de las sirenas.

Cuando el pescador empieza

a dar golpes con el remo, salen los indios diciendo

juiles son los que queremos. Cuando el pescador empieza a dar golpes en el rĂ­o,

salen los indios diciendo todos los juiles son mĂ­os.

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ARILES MÁSARILES y

Para niños lectores

L O S

A N I M A L E S

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S O N

J A R O C H O

Este libro muestra un poquito del tesoro poético de Veracruz. A través de los sones, música que canta y poesía que se baila, conocerás algunos de los animales jarochos: pájaros coloridos y cantarines, peces veloces y sabrosos, un piojo tremendo y un zopilotito, conejos y tuzas que se asoman de sus guaridas, pollitos indefensos y toros bravos, una víbora que canta y una iguana que baila. Y por último, un gallo que canta al amanecer, cuando el fandango termina.

estudiante por pretexto. Ha vivido en Londres y en Xalapa. Actualmente reside en la Ciudad de México, donde cursa un doctorado en Letras y trabaja escudriñando viejos documentos en el Archivo General de la Nación. Ha colaborado con varias revistas, como La Palabra y el Hombre y la Revista de Literaturas Populares.

Julio Torres Lara nació en 1979. Pasó su niñez entre el puerto de Veracruz y los campos del Sotavento. Entre la familia y los amigos aprendió la cultura del son jarocho. Lo que le gusta es echar a volar colores, a través de la pintura, el diseño y la fotografía. Ha participado en exposiciones colectivas en nuestro país, en Chile y Ecuador. También le encanta la música y bailar en los fandangos.

ISBN 978-968-5389-49-5

9 789685 389495

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Caterina Camastra nació en Italia en 1976. Es vagamundo por vocación y

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