De la vida de las ranas

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María Baranda Israel Barrón ilustración




Para Sofía y Jimena María Baranda

Para Amir y Ulises Israel Barrón

Dirección editorial: Ana Laura Delgado Asistencia editorial: Rocío Aguilar Chavira Revisión del texto: Elena Borrás Diseño y formación: Raquel Sánchez Asistencia gráfica: Yarim Gómez © 2019. María Baranda, por el texto © 2019. Israel Barrón, por las ilustraciones Primera edición, octubre de 2019 D. R. © 2019. Ediciones El Naranjo, S. A. de C. V. Avenida México 570, Col. San Jerónimo Aculco, C. P. 10400, Ciudad de México. Tel. +52 (55) 5652 1974 elnaranjo@edicioneselnaranjo.com.mx www.edicioneselnaranjo.com.mx ISBN: 978-607-8442-79-9 Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización escrita de los editores, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso de los tratados internacionales aplicables. La persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes. Impreso en México / Printed in Mexico


María Baranda Israel Barrón ilustración



n dĂ­a

Mariana

besĂł un sapo.


Había leído que los príncipes eran sapos encantados, y que no había que besarlos, pero aún así, lo besó. Delante de ella apareció un guapo y valiente príncipe que le dijo: —Hola bella princesa. ¿Cómo te llamas? Mariana casi se desmaya de ver lo guapo y valiente que se veía este príncipe.




—Me llamo Mariana —contestó ella muy feliz. —Ay, tienes nombre de rana —dijo el valiente príncipe y después se rio de su propio chiste. Mariana se enfadó. Se cruzó de brazos y le preguntó: —¿Por qué te da risa? El príncipe no le contestó porque estaba muy ocupado riéndose. Al príncipe toda esta conversación le dio mucha hambre. Había pasado varios años de sapo comiendo solo mosquitos en el pantano.


—¿Y qué hay de comer, Mariana cara de rana? —quiso saber entre risas. —Gusanos —contestó ella muy enojada. —¿Qué? —exclamó sorprendido el príncipe. —Si no me crees, pregúntale a mi mamá —Mariana se quedó pensativa y agregó:— ¿es que tú comes otra cosa? Su mamá vio al príncipe y le preguntó si se quedaría a comer. —Depende —contestó él. —¿De qué? —preguntó la mamá. —Del menú que haya en palacio. La mamá lo miró de arriba abajo. Nunca jamás su hija había traído a un invitado tan maleducado. Entonces le contestó: —En esta casa comemos platillos deliciosos, como gusanos. —¿Ves? —exclamó Mariana—. Te lo dije. —Pero hoy tocan unas suculentas lombrices —continuó la mamá. —Bueno, no me parece mal —replicó el hambriento príncipe.



María Baranda Escritora

N

ací en la Ciudad de México cuando no había tantos coches y los niños podíamos salir a jugar a la calle. Mis hermanos y yo corríamos junto al tren que pasaba por la casa. Ellos se subían ágiles y veloces para mostrar su valentía. Yo nunca lo hice. Los esperaba de pie, junto a la vía, segura de que alguna vez podría hacerlo. Apretaba los ojos, hasta sentir que me iba, alas al aire, y que podía volar. Por eso escribo. Porque cierro los ojos y todo se pone blanco y azul y yo me voy hasta lo alto del cielo. Un día, como cualquiera, salí a caminar y me encontré a un sapo. Lo vi de frente y él a mí. Nos quedamos así un rato largo, como en los cuentos, como en las historias que, a veces, nos cambian la vida.


Israel Barrón Ilustrador

D

e pequeño pasaba el tiempo sentado en un sillón, porque no quería arrugar ni ensuciar mi ropa blanca. Me molestaba si las agujetas de mis zapatos brillantes no estaban simétricamente atadas. Poco tiempo después, me animé a recorrer el patio con mi capa de toalla y cuando volvía a casa, me gustaba ver mi reflejo agitado en las paredes brillantes de un viejo televisor apagado. Me imaginaba historias que pronto comencé a dibujar. Desde entonces ya no solté el lápiz ni los colores. Ahora paso el tiempo sentado en mi taller, manchando mi ropa con pintura y dando vida a personajes que, con sus zapatitos de agujetas simétricamente atadas, recorren el universo de los cuentos.


colección mar de cuentos

Para niños lectores

n día, una mañana, junto a un estanque, Mariana encontró a un sapo. Y entonces empezó un cuento de dos que se conocen un día, una mañana, junto a un estanque. Y la vida cambia, entonces, como sucede en algunas historias.

María Baranda ha escrito varios libros para niños y durante su carrera ha recibido importantes premios, como el Iberoamericano-sm de Literatura Infantil y Juvenil. En El Naranjo ha publicado: Digo de noche un gato, El mago abuelo y su chango desaparecido, ¡Ruge!, Un abrazo, Arrullo, Sol de los amigos, La risa de los cocodrilos, Diente de león, Temible monstruo y Querido pájaro. Israel Barrón nació en Pachuca, Hidalgo. Estudió Artes Plásticas en la Universidad Veracruzana. Ha expuesto su obra de forma colectiva e individual en México y en el extranjero. Ilustró la imagen de la 38 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (filij). En 2017 fue ganador de la Placa de Oro en la Bienal de Bratislava. En Ediciones El Naranjo ha ilustrado Cirkótico y Dragones en el cielo.

www.edicioneselnaranjo.com.mx


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