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DO Rueda
ñedos. Sin embargo, ese arraigo vitivinícola nunca dejó de estar latente entre los lugareños que años después reescribieron la historia, viendo la oportunidad de recuperar con éxito la variedad que tanta alegría había dado a sus antepasados. Por ello, en 1911, una Orden Real declara al «Vino de Medina» como un vino especial, similar a los de Jerez y Málaga. Esa apuesta por el terruño terminó desencadenando tiempo después en lo que hoy es la Denominación de Origen Rueda. La más antigua de Castilla y León, puesto que fue creada en 1980, y la gran pionera en la elaboración de vinos blancos en España.
El color pajizo, lleno de matices y potencial aromático y coronado con un final amargo en boca, marca la inconfundible personalidad de los vinos de Rueda. Una forma de ser definida claramente por la variedad verdejo, que fue recibida siglos atrás en un lugar que se adaptaba perfectamente a sus características. El clima continental, de suelo cascajoso y con grandes diferencias térmicas ha sido el mejor anfitrión para las cepas situadas mayormente en la provincia de Valladolid, pero también en Segovia y Ávila.
El terruño de Rueda ha definido la calidad de los vinos, que han ido siempre de la mano de los precios competitivos. Un binomio perfecto que ha desencadenado el éxito de la marca. En la combinación calidad precio cobra una gran importancia el hecho de que más del 80% de sus hectáreas de viñedo se vendimien a máquina, analizando así el momento óptimo de maduración de la uva. Por otro lado, prácticamente toda la recolección de uva es nocturna, una modalidad cada vez más extendida en España.
Un triunfo entre los consumidores que se ve refrendado en datos. Los indicadores demuestran que cuatro de cada diez botellas del vino blanco que se consume en España proceden de Rueda. De hecho, el mercado nacional es el principal destino de los vinos de esta denominación de origen. Vinos que se definen como frescos, fáciles de beber y que acompañan muy bien a la mesa y al tapeo. No cansan y, además, invitan a seguir.
Rico patrimonio La Denominación de Origen Rueda está plagada de viñedos y también de vestigios de la arraigada cultura del vino de sus gentes. Lo demuestra, por ejemplo, su vida subterránea en el corazón de los pueblos. Las bodegas tradicionales donde tiempo atrás los mostos se almacenaban en barricas para convertirlos en vino y abastecerse durante el año. Y como en toda tierra de buen vino, la zona alberga una buena gastronomía y un sinfín de experiencias vinculadas al mundo vitivinícola que conforman ese enoturismo que atrae a los amantes de los caldos de calidad.
Siete años después de su certificación oficial, la Ruta del Vino de Rueda pone en valor el turismo relacionado con el vino, en una línea ascendente solo frenada por la pandemia en 2020. Una de las zonas vitivinícolas con mayor oferta enoturística nacional, con más de 120 propuestas, entre las que se encuentran más de 40 municipios. La diversidad es protagonista con bodegas, museos del vino, bodegas tradicionales, queserías, reposterías, restaurantes, alojamientos de todo tipo, propuestas culturales, patrimoniales y recursos naturales. Varias rutas dentro de una ruta, pero siempre con un indiscutible hilo conductor, el vino y el terruño. El producto enoturístico de Rueda permite conocer el vino de una forma diferente. Contar los secretos que hacen sostenible el viñedo, observar las cepas en pleno esplendor, realizar catas en el origen del vino, incluso hacer deporte a pie de viña,
Entre las propuestas que marcan la diferencia en Rueda destacan sus paseos a caballo entre viñedos de verdejo, bodegas y patrimonio cultural y natural, a través de un itinerario ecuestre de casi 40 kilómetros por el terruño. Este recorrido es, desde 2017, la primera ruta ecuestre y de senderismo homologada por la Real Federación Española de Hípica y la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León. Se trata de una ruta circular y señalizada, que también se puede realizar a pie o en bicicleta de montaña, en la que el visitante se adentra en el denominado ‘triángulo de oro’ que une las localidades de Rueda, La Seca y Medina del Campo, con una gran riqueza natural y monumental.