Falta más autocrítica en la autoridad: arzobispo de Durango PÁGINA 14
28 de diciembre de 2014
AÑO 20
PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA
No. 1016
$10.00
PÓRTICO Por Jaime Septién
jaimeseptien@elobservadorenlinea.com
Fin del año
E
l fin de año suele ser teatro de lamentos de muchos que han perdido el sentido religioso. Cuando Dios se eclipsa en mi horizonte, la muerte es un absurdo, un escándalo, pues solamente cuento con «esta vida» para vivirla a tope. Se ha repetido muchas veces el axioma de Dostoievski: «si Dios no existe, todo está permitido» para significar el vacío ético de la sociedad moderna. Hay que hacer una salvedad: para la gran mayoría de los agnósticos, ateos o simplemente negadores (activos o pasivos) de lo religioso, Dios no ha muerto: está en cualquier lado; es otro dios. Y ese otro dios, pequeñito y adictivo, es, fundamentalmente, el poder. No, no se trata de ser presidente o director de una trasnacional; no se trata de mangonear una escuela o una casa, o una parroquia: se trata de mandar sin el otro, aprovechándose de su debilidad frente a mí; sacándole ventaja. Es muy fácil borrar a los demás cuando no hay la conciencia –por ejemplo, entre los católicos—de que ellos también fueron redimidos por la Sangre del Cordero. Estéril, pero fácil. Cuando me erijo como «el puro»; «el que sabe»; «el que tiene la última palabra», la noche oscura del orgullo me carcome. La vida deja de tener sentido religioso para convertirse en un juego de poderes. Al final manda el que mira más feo o grita más fuerte. ¿Cómo saltar hacia la luz? El Papa Francisco lo dice a menudo: en la humildad del discípulo y en el coraje del misionero. Ir en contra de la corriente. Quien arriesga su «poder» y su «prestigio» por volver a Dios al mundo, será el siervo bueno y fiel de que habla el Evangelio. El trabajador de la paz en la viña del Señor.
La inocencia toca al Papa
Durante uno de sus actos públicos, el Papa Francisco toma entre sus brazos a un niño pequeño. Éste, movido por la curiosidad, agarra el solideo del Papa. Ante el hecho, el pontífice sonríe divertido. La imagen es toda una metáfora de lo que significa la pureza de corazón. En este día que recordamos a los Santos Inocentes, no olvidemos a los niños y niñas que sufren esclavitud y persecuciones en todo el mundo. Esta es una de las periferias existenciales en donde estamos llamados a llevar paz con justicia. PÁGINAS 4-6
No más esclavos, son hermanos
El Papa Francisco dedica su Mensaje de la Paz a los esclavos modernos, una realidad que nos negamos a ver. PÁGINA 2