1038 El Observador de la actualidad

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31 de mayo de 2015

AÑO 20

PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA

No. 1038

$11.00

VENTANA ABIERTA Por Jaime Septién

Suave Patria mía

Y

o no conozco un poema más grande a México que Suave Patria, de Ramón López Velarde (Jerez, 15 de junio de 1888 – México D.F., 19 de junio de 1921). En una de sus últimas estrofas, el bardo zacatecano, católico y moderno, dejó escrita la esperanza de una nación que hoy se nos anda cayendo de las manos:

Patria, te doy de tu dicha la clave: sé siempre igual, fiel a tu espejo diario; cincuenta veces es igual el AVE taladrada en el hilo del rosario, y es más feliz que tú, Patria suave.

No hay para dónde hacerse: si México quiere ser feliz (si los mexicanos quieren vivir en paz) el gran poeta nacional no lo duda: es la oración (las cincuenta Avemarías del Rosario) la que habrá de mostrarnos el camino, el único camino del perdón, de la reconciliación, de la concordia y de la justicia. Mañana inicia un mes decisivo para el futuro de México. Las elecciones intermedias nos obligan a mirarnos al espejo deformado que nos repite varios y tristes nombres indígenas: Acteal, Tlatlaya, Ayotzinapa, Tanhuato… Jóvenes esparciendo su sangre por nada. Balas que inspiran el odio futuro. El devocionario al Sagrado Corazón de Jesús que incluimos como regalo a nuestros queridísimos lectores invita a ser un acompañamiento de estos 30 días del mes de junio; un descanso para afirmar nuestra fe en Cristo y en la intercesión por la Patria de su santísima Madre, nuestra Madre, la Virgen de Guadalupe. Orar por México es reconcílianos con nuestros orígenes. Es forzarlo a ser feliz en la decencia, en la alabanza a lo que es superior a nosotros, a lo que nos guía seguros: el vastísimo amor de un Corazón y su Madre que lo dan todo por nosotros.

Imagen de bulto del Sagrado Corazón de Jesús, ante la cual fue consagrada –en Querétaro— la nación mexicana el día 6 de enero de 1914, por el entonces obispo monseñor Manuel Rivera. La consagración convocó a 12 mil personas en un día completo, en el templo de la Congregación (que fungía como Catedral), segundo santuario de la Virgen de Guadalupe en el país. San Pío X había dado el permiso al Episcopado Mexicano de consagrar la Patria al Sagrado Corazón de Jesús, pues se debatía en medio de una revolución que causó un millón de muertos. La imagen perteneció a don Manuel Urquiza y Figueroa, autor de la jaculatoria «Sagrado Corazón de Jesús, perdónanos y sé nuestro rey» y ahora se encuentra en la capilla del seminario de los Operarios del Reino de Cristo. A un siglo de aquella fecha, hoy, de nueva cuenta necesitamos su realeza sobre nuestra dolorida Patria. PÁGINAS 2-6

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