2 de agosto de 2015
AÑO 21
VENTANA ABIERTA Por Jaime Septién
Testigos sociales
H
ace tiempo que debieron existir. Pero nunca es tarde para que el ciudadano levante el brazo, se desgaste, participe en los asuntos de su comunidad. Nunca es tarde. Siempre será necesario. ¿El qué? El que no dejemos a los políticos, del partido que sea, abaratar la vida social mediante el simulacro. Por ejemplo: se va un gobierno y entra otro (estatal, municipal) y nadie le pide que rinda cuentas. Uno tras «el año de Hidalgo». Otro a ver qué se encuentra. La gente haciendo cábalas: ¿nos saldrá bueno? Los políticos no salen buenos o malos. Es la comunidad quien los abandona a su suerte. «En arca abierta, el justo peca». Es condición de humanos. Cierto: todos estamos «muy ocupados» como para tener el tiempo y echarle la mano al gobierno en turno. Al que se va y al que llega. Que se arreglen solos, total, todos son iguales… Bueno, en una de ésas, si seguimos así, tenía razón el presidente Peña Nieto: la corrupción es un «hecho cultural» de los mexicanos. Porque hay tanta corrupción en el que roba al pueblo como en el pueblo que se deja ser robado. Unos por infelices, otros por indiferentes. Ya basta. Un puñado de ciudadanos en Querétaro ha decidido hacerse testigos sociales de la entrega-recepción del gobierno estatal (del PRI al PAN) y de los 18 municipios. Es un ejemplo a seguir. En todo el país (www.dialogoqueretano.com. mx). Pues se trata de un tema –como tantos otros—en los que se apelotona el destino de mi familia, de mi comunidad. De mi Patria. Claro que los políticos los verán por encima del hombro. ¿Importa? Participación ciudadana quiere decir olvidarnos de la piel sensible. Quiere decir: hoy, por los que están y los que vienen, me la juego.
elobservadorenlinea.com
PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA
No. 1047
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La Iglesia ejerce el poder recibido de Cristo para expulsar los demonios
Muchos cuentos y muchas historias se han levantado sobre el exorcismo y sobre exorcismos en México. La presencia del demonio es indudable. Pero al demonio se le resiste con la oración, no con chamanes o brujos. «La Iglesia ejerció, desde los tiempos apostólicos, el poder recibido de Cristo de expulsar los demonios y anular su influjo. Ora en nombre de Jesús para ser liberada del Maligno. Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra el influjo del Maligno y sustraída a su dominio, esto se llama exorcismo», dice en su artículo de este número el obispo emérito de Querétaro, Mario De Gasperín Gasperín. Leerlo es adentrarse en la verdad del Magisterio sobre esta materia tan llevada de la mano de iluminados y, por desgracia, de farsantes. PÁGINA 11
OBRAS Y RAZONES POR JORGE E. TRASLOSHEROS
Crisis en la internacional abortista PÁGINA 12
SER JOVEN
Estos protagonistas deben «hacer juego» PÁGINAS 8 Y 9
observacatholic